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Tradiciones Rotas. por Whitekaat

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Notas del capitulo:

Nuevo cap, gracias por sus lindos reviews y a los que el siguen dando la oportunidad al fic y a los que le dejó de dar miedo esta pareja.  Estoy en periodo de tesis, algo estresado, pero las idas para este fic no se quieren ir, así que mientras escribo un poco de la tesisi escribo para el fic.

Advertencias/spoiler del capítulo(leer bajo su propio riesgo): emésis, confirmación del mpreg,feels y pernita por Saga.

 

 

CAPÍTULO XVI

FALSO IMPOSTOR

 

— Afrodita creo que necesito detenerme un momento — A Saga le pesaba la cabeza, su estómago con cada paso se revolvía otro poco más, había dejado de sentir aquella angustia en su corazón mientras más se alejaba del santuario, pero aquel malestar de esa mañana no se había ido y amenazaba al mayor con votar todo lo que tuviese en sus entrañas.

— Saga, esto no es un juego no podemos parar…—la voz del caballero de piscis se detuvo cuando vió a su compañero recargar su mano contra un árbol y en una estruendosa arcada Saga dejó salir por su boca lo que sea que haya comido anteriormente sin recato ni vergüenza alguna.

— Espera, deja recoger tu cabello para que no se ensucie— Afrodita lo primero que atinó a hacer fue tomar las largas hebras azules con una de sus manos mientras que con la otra masajeaba pacientemente su espalda, no era una situación la cual le produjese mucho gusto así que prefería estar a su lado y distraerse mirando las lindas ramas del árbol aledaño evitando mirar al ex patriarca.

— Creo que ya estoy bien— murmuró Saga con su respiración agitada

Fueron unos largos minutos tanto para el geminiano como el dorado de las rosas, el griego seguía recargado contra el árbol normalizando su respiración y controlando su malestar, escupió los vestigios del mal sabor que quedaba de su boca y rasgando parte de la larga túnica de patriarca que aún llevaba se limpió la boca y la lengua.                  

— Será mejor que nos paremos un poco, pero lejos del estómago que acabas de perder— Saga sonrió de vuelta ante la broma de su amigo, ese tipo de frases alivianaba el ambiente, le quitaba lo duro de estar escapando del santuario por ser un traidor— ¿Te sientes mal, Saga? ¿Comiste algo extraño hoy? — preguntó el pisciano ya ambos sentados en el suelo y apoyados hombros contra hombros.

—Me siento un poco mejor, pero aún tengo esa sensación de náuseas y no, de hecho, no he comido nada diferente de lo de siempre— contesto con sus ojos cerrados y respirando profundamente de aquel olor naturaleza del bosque.

— ¿Saga… tú has estado así hace más días? — El mayor respondió con una afirmativa y una idea un tanto terrible para ese momento se le vino a la mente— Saga, temo preguntar y por tu respuesta, pero… ¿Cuándo fue tu último celo? — La preguntaba iba cargada con un sentimiento temeroso, lo que dijese el otro podría significar todo o nada y si era todo, no quería ser Saga en ese momento.

— ¡mierda, no! —Exclamó, aquella respiración que estuvo todo ese tiempo tratando de calmar ahora se había perdido, el aire apenas alcanzaba a llenar los pulmones y ya era botado rápidamente, sus manos temblaban mientras se movían hacía su vientre.

Afrodita no necesita una respuesta para aquello, su sospechas para su pesar fueron correctas, se dio vuelta en unos instantes para abrazar a su fiel compañero rodeándolo de la calidez y fuerza que el pudiese entregar en ese momento,  Afrodita sintió por primera vez a aquel cuerpo frágil y tembloroso, algo que Saga jamás le había demostrado en todos esos largos años, él jamás había demostrado debilidad ante nadie,  una mirada capaz de mantenerse firme ante cientos de alfas, un temple que no retrocedió ni si quiera ante el mismo Shion cuando los entrenamientos comenzaron a rendir frutos, un hombre capaz de mantener la serenidad ante dos jueces del inframundo sin vacilar, ahora se quebraba entre sus brazos.

— Mi último celo fue aquel día cuando me enlacé con Aioria ¿Cómo fue que puede olvidarlo? — sus manos se aferraron fuertemente a su abdomen como si lo estuviese protegiendo de cualquier amenaza, su celo debió llegar semanas después de que tuvo aquella premonición, pero nunca lo tuvo, lo había pasado por alto con su preocupación por lo que había visto y por estar demasiado perdido en aquellos ojos verdes y frases Shakesperianas que le daba Aioria.

— Sé que ya te debes de haber dado cuenta de lo que esto significa, Saga… ¡Felicitaciones! — el ex patriarca miró hacia arriba con sus ojos cubiertos en lágrimas, miró el delicado rostro de Afrodita que mantenía una hermosa sonrisa en sus labios pero con su mirada cubierta de una pared de agua salina y tristeza, Saga terminó de quebrarse ante esa mirada, porque sabía que ya nada sería igual, cargaba dentro de él algo que no sólo le pertenecía a él, llevaba una parte de Aioria en su vientre que iba creciendo lenta y silenciosa, una criatura que se estaba alejando de su otro padre, una pequeña criatura que estaba siendo llevada  a un futuro incierto.

 

***°***°***°***°°***°***°***°***

 

Habían diez dorados sentando en una larga mesa rectangular, diez dorados que se miraban los unos a los otros sin saber cómo empezar a hablar, algunos buscando indicios de como sucedió todo aquello, otros preguntándose por la falta de cierto caballero de cabellera celeste que se lo había tragado la tierra tras hacer uso de aquella técnica, sabían que había sido una distracción, el problema era saber por qué lo hizo, él donde estaba en estos instantes y que relación existía entre el patriarca y él, sólo dos sabían por qué aunque uno poseía más información que el otro.

— Algo extraño está ocurriendo y no lo digo por la reciente revelación— El caballero de acuario fue uno de los primeros en romper la tensión y tomar la palabra dejando de lado las hojas que hace unos momentos leía.

— los informes de los caballeros indican que no hay brechas dentro de las barreras del santuario por donde se hubiesen colado los jueces, el problema es de toda la barrera, está más débil y de seguro fue por eso que los jueces pudieron ingresar sin ser detectados, pero no sabemos a qué. — su rostro lucía serio y a ratos cerraba sus ojos mientras hablaba buscando hilar bien tanto sus pensamientos y deducciones cono lo que estaba saliendo de su boca.

— Ellos lo dijeron, venían a acabar con nosotros y de seguro se dieron cuenta de la debilidad de nuestra barrera y nos atacaron, aún no ha renacido Athena y somos los guardianes de la tierra, si acababan con nosotros antes de que Athena renaciera no habría una guerra santa por la cual luchar, nuestra diosa hubiese quedado indefensa dejando el camino libre para que ellos y Hades se adueñaran de la tierra, está claro— La voz de Milo sonó después del silencio que había dejado las palabras de Camus, era burlona crítica como si estuviese señalando lo obvio de toda aquella situación.

— No, hay algo más Milo, eran dos jueces contra todo un santuario era casi una misión suicida, ellos venían por algo más, sabían algo más aparte de que la barrera estaba debilitada, quizás alguna especie de estrategia. — puntualizó el caballero de la primera casa— movieron su pieza en el tablero buscando asegurar la victoria, como en el ajedrez, ellos no eran los encargados de ganar la partida, pero aquel movimiento quizás aseguraría que en unos cuantos turnos más hubiera un jaque mate, pero… no sabemos si lograron lo que querían— terminó de hablar Mu, trayendo otra nueva visión de lo que había ocurrido.

— Sea cual sea el motivo por el que vinieron creo que no lo lograron, terminaron huyendo porque se vieron acorralados— El caballero de Sagitario logró captar la atención de todos en ese momento— Minos nos tenía en sus manos, pudo habernos destrozado tal como dijo, pero prefirió garantizar la única forma que tenían de escapar y al parecer en aquel momento se dio cuenta de lo que ocultaba nuestro patriarca.

— Yo estaba cerca de él cuando vi como sus labios en un momento tensos pasaron a ser una sonrisa de la nada, su jugada quizás no resultó como ellos querían, pero de todas formas lograron algo, nos hemos quedado sin la cabeza del santuario y un caballero menos. — concluyó el caballero de Sagitario, ningún dorado se atrevió a contradecirlo, sus argumentos tenían bases más aún cuando fue uno de los que estuvieron más cerca al momento en el que todo se descubrió.

— ¿Kanon has estado muy callado, no tienes algo que decirnos? —los ojos de Shura pararon en seco en el caballero de géminis que hasta ese momento parecía estar ajeno a ratos de toda aquella conversación pero que al enfocar sus ojos en el caballero de capricornio se transformó en una mueca de molestia.

— ¿Que insinúas, Shura? ¿Crees que tengo algo que ver con esto? —las manos de Kanon fueron a parar contra la mesa enroscando sus manos en un puño.

— Estuve ahí, también. Mal herido si no lo recuerdas y mi cara al igual que la de todos aquí presentes se deformó cuando vi el rostro de aquel sujeto, no entiendo que está ocurriendo y ninguno de los tres que saben la verdad está aquí presente, el hombre que se hacía llamar Saga huyó, Afrodita, debió saber algo, por algo no está en estos momentos y Shion, está muerto— finalizó mordaz descargando toda la frustración que había aguantado durante ese tiempo.

— No traigas a colación a nuestro anterior patriarca, él no tiene nada que ver en esto— exclamó Mu con un tono de voz más alto de lo que normalmente usaba.

— ¿No, Mu? ¿Quién fue el que lo nombro patriarca? ¿No recuerdas ese día acaso? Cuando nos dijo que su fiel sacerdote Arles sería su sucesor, Shion siempre lo supo, él sabía que Arles, Saga o como quieras llamarle era un omega, pero ya no hay nadie aquí para esclarecer todo— el contraataque de Kanon terminó dejando a Mu con las palabras en la boca, su piel se volvió un tono más blanco que el habitual y su rostro se enfocó en un punto de la mesa sin apartarse de ese lugar.

— ¿Y si Saga, no era un impostor? —Preguntó al aire el caballero de Tauro logrando que todos lo miraran algunos sorprendidos y otros como si estuviese diciendo una locura.

— ¿Como que no era un impostor? ¡Él lo admitió, Aldebarán! Si no hubiese sido un omega no hubiese tenido razón para huir—  dijo milo un tanto exaltado por lo que su compañero había dicho.

— No me refiero a su condición de omega, que sea omega es la única certeza que tenemos en estos momentos, yo me refería a que él realmente fuese un patriarca…—terminó de hablar el caballero de Tauro esperando que otro tomara la palabra.

— Explica a qué punto quieres llegar, Aldebarán— Fue Aioros que pidió quien continuara, algo le decía que el caballero de Tauro todo ese rato que se mantuvo en silencio notó algo que todos pasaron por alto.

— No pueden cegarse de esa manera, yo lo ví y lo sentí y ustedes también, cuando Arles hablaba todo el mundo callaba, cuando su cosmos crecía todos sentimos una corriente paralizando nuestros cuerpos, cuando todos usamos nuestra voz de mando contra él, él no se inmutó, nuestra mirada le rebotaba, su cosmos llegaba ser aterrador en algunas ocasiones, él no era un omega normal, encerró a jueces del infierno y a caballeros dorados dentro de una ilusión  en tan sólo un pestañeo y su cosmos nunca flaqueó, estaba en todos lados, al mismo tiempo, él si era omega y quizás él si era un verdadero patriarca— Gran parte de los dorados quedaron impávidos, aquello era algo con lo que no podía debatir, todos estuvieron presentes ante el desplante del omega, ante el poderoso cosmos poseía, a esa presencia que más de alguna vez les erizó la piel.

— No llegaremos a nada de esta manera, sólo están diciendo lo que primero se les viene a la mente y comienzan a culparse entre sí. Volveré a mi templo hay cosas que necesito pensar por mi propia cuenta— Aioria no dio tiempo a réplicas por su comportamiento y abandonó el salón del templo, el olor de Saga seguía danzando por todo ese lugar se estaba asfixiando en él, le asfixiaba el hecho de que Saga ya no estaba e incluso ya ni si quiera lo sentía.

Aioria miró al cielo, vió aquella hermosa luna sobre un manto de oscuridad, esa hermosa luna que le recordaba a todas las veces en la que la noche fue la compañera en sus escapas, en sus conversaciones, en sus besos y caricias, el león bajaba peldaño a peldaño sintiendo un peso sobre su espalda pero un con un vacío carcomiendo su pecho, comprendió que encontrar a tu pareja predestinada era un arma de doble filo, un arma capaz de llevarte a la gloria cuando estaba cerca pero capaz de hundirte en la peor de las amarguras cuando se marchaba.

 

 

Notas finales:

Aclaraciones del transcurso del fic(siguen siendo spoilers): No ahondaré mucho en el mpreg, con esto me refiero a que la trama no se desarrrollara al rededor de Saga y los síntomas del embarazo, no soy bueno en eso y en realidad prefiero pasarlo por alto, claramente es un punto importante en la trama, pero se enfoca en él como tal, desde los sentimientos de Saga por el bebé como por ejemplo, no detallaré antojos, sintomás, menos un parto, antes muerto que hacerlo(respetando a todo aquel que lo hace), considero aclarar esto porque el mpreg no es una temática que a todos les guste, pero les aseguro que será algo muy soft y liavano de leer.

gracias por leer esta parte ajajaj.


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