~~~
-TaeTae! El desayuno está listo bebé- como todos los días me levante al escuchar la voz de mi madre que me llamaba.
Ese día iba a ser especial, iríamos al zoológico y luego al cine, mi papá estaba de viaje por lo que no tendríamos que preocuparnos por llegar un poco más tarde o pasear tranquilos sin su ojo supervisor.
Me vestí rápido y feliz baje corriendo las escaleras ansioso porque el día comenzará y pudiéramos deleitarnos del aire libre que muy pocas veces papá nos permitía a mamá y a mí disfrutar.
La mesa estaba servida y mamá vestía una blusa delgada y pantalones hasta los tobillos por el calor sofocante que hacia afuera, lucia hermosa y su pelo tomado, como lo llevaba siempre, se veía extrañamente más brillante y sedoso.
-Estas ansioso bebé?- preguntó mientras se sentaba frente a mi.
Asentí frenético y ella sonrió con sus dientes blancos.
Comimos tranquilos y reímos mucho, cosa que no era usual pues cuando papá estaba en la mesa lo único que podíamos oír mientras comíamos era el sonido que hacían los cubiertos al chocar y nuestras respiraciones.
Cuando terminamos el teléfono sonó y mamá fue a contestar, sin embargo cuando volvió su expresión había cambiado.
-Ve por tus cosas Taetae, se nos esta haciendo tarde- mamá miro su reloj de mano y me pareció un poco preocupada.
Fui hasta el comedor principal y tomé mi mochila, la cual estaba cargada con comida y juguetes, volví con mamá al vestíbulo pero todo parecía diferente, mamá estaba diferente.
-Que pasa?- cuestione justo cuando la puerta fue golpeada muy fuerte.
-Ve a tu cuarto Taetae.. Yo iré pronto- su voz sonaba segura, más sus ojos estaban cristalinos.
Algo asustado por la forma en la que golpeaban la puerta y preocupado por mi mamá, no quise causar más líos y como ella había dicho, subí hasta mi habitación y me quedé ahí con las manos temblorosas.
Los minutos pasaron y los enfurecidos ruidos dejaron de oírse de un momento a otro, ansioso y curioso pegue mi oído a la puerta pero nada parecía cambiar, era como esa típica calma asfixiante que recorre el cuerpo con malos presentimientos, y yo seguía nervioso y preocupado, más aún porque mamá no subía por mi.
De un momento a otro un golpe seco se dejó escuchar en las paredes y yo salté en mi lugar por lo inesperado que había sido, otro golpe llego no mucho después, sin embargo ese remezón fue acompañado por la afligida voz de mi mamá y eso hizo que mi piel se erizara completamente.
Más rápido de lo que alguna vez fui capaz de moverme, abrí la puerta y a tropezones llegue a la escalera y lo que vi destrozo mi alma.
Papá tenia a mi madre sujeta del cuello a patada en la pared del vestíbulo, mientras sus pies casi colgaban y sus manos intentaban a toda costa quitar las de mi padre de su garganta.
La imagen que tenía frente a mi fue algo que jamás imaginé podría llegar a pasar por lo que intentando respirar, cerré los ojos tratando de imaginar que todo era mentira, más la gruesa voz de mi padre me trajo de vuelta a la horrible realidad.
-No volveré a preguntártelo Eun, respóndeme- sus palabras parecían cuchillos afilados que terminaban clavados en la delicada piel de mi madre.
-N..no- intento decir, pero el aire apenas salía.
-Mamá...- temblando, asustado y con lagrimas cubriendo mi cara, me quedé plantado en shock sin poder hacer nada.
Ambos voltearon hacia dónde estaba yo. La sangre inyectada en los ojos de papá me espanto y causó terror, sin embargo creo que mi inesperada presencia lo obligó a soltar a mi mamá. Ella cayó al piso tosiendo y acariciando donde antes el maldito había lastimado,
-Ve a tu cuarto Taehyung- me ordenó quien ya no merecía mi respeto.
-Mamá- repetí incrédulo.
Mis ojos estaban pegados en ella, en su figura lastimada, más cuando sus orbes encontraron los míos solo había calor en ellos, calor y amor... No pude soportarlo.
-TU MALDITO- como pude corrí escaleras abajo e intente llegar hasta mi papá.
Pero sus manos sujetaron las mías y en un rápido movimiento tenía sus brazos a mi alrededor inmovilizandome.
-Te di una orden mocoso- gritó enojado.
-Suéltalo Kim, es tu hijo- mamá se había puesto de pie y lentamente camino hasta nosotros -Déjalo- y su orden congelo a quien me tenía inmóvil.
El desgraciado me empujó lejos y aterrice en los brazos de la mujer más importante en mi vida; me aferre a ella como si supiera que pronto la perdería y más lagrimas llenaron mi rostro.
-Ve a tu cuarto mi amor... Te prometo que todo estará bien- sus palabras eran suaves arrullos y no tuve más opción que asentir de acuerdo,
Me aleje de ella luego de haberla abrazado fuerte, más un vacío en mi alma me impidió avanzar más de dos pasos. Hipando por el llanto quise quedarme con ella, pero sus ojos me suplicaban que me fuera y como si mis piernas fueran de hierro me arrastré hasta llegar a la base de los peldaños.
Todo se detuvo en ese momento al voltearme a verla por última vez, el tiempo había puesto en pausa las manijas del reloj y solo la sonrisa única de mi madre se quedó conmigo fuera de todo... Solo estábamos ella, su amor y yo...
~~~
Desperté sudando y respirando fuerte, las sabanas estaban pegadas a mi cuerpo y mi pelo era un estorbo, también pegado a mi frente.
Mi pecho subía y bajaba con brusquedad por lo rápido de mi respiración y las lágrimas bajaban por los costados de mis ojos. Intente tranquilizarme.
Limpié mi frente y cerré los ojos volviendo en sí mi mente y cuerpo, solo había sido otro sueño... Solo otro recuerdo.
Puse mi antebrazo sobre mis párpados cuando ya había tomado control de mis acciones y sin siquiera evitarlo deje que más lagrimas salieran libres y en silencio. Hacía mucho tiempo que no soñaba con ni madre y hacerlo era doloroso, pero era la más preciosa que podía pasarme en la vida.
Lloré; lloré tanto como mis lagrimales fueron capaces de hacerlo y mi corazón se tranquilizó, no quería dejar que se fuera otra vez, no.. La quería conmigo, quería que esos días lluviosos en los que ella venía a despertarme con besos y cariños nunca hubiesen acabado, solo quería que su vida nunca hubiese acabado.
-Mamá- un lastimero gruñido salido de los más profundo de mi dolor abandono mi garganta sin que pudiera esquivarlo -Mamá te extraño- Hipe lastimeramente.
Gire sobre mí mismo y me acomode mejor en el desastre que tenía como cama, me cubrí hasta tapar por completo mi cabeza y allí escondido como un capullo la llame sin cesar mientras más gotas saladas inundaban mi almohada de tristeza.
-Shh~ tranquilo... Todo estará bien... Solo duerme bonito- escuche como me calmaban.
Pero fue algo tan lejano mientras me perdía en un sueño profundo, que no supe reconocer ni la voz, ni el calor que me estaban entregando, más fue tan acogedor y necesario que no me importó sostenerme de ese embriagante cariño, y me rendí ante la narcosis por esa nueva droga.
•••
VH.