Los ojos enormes llenos de excitación y emoción que observaban el partido era lo único que necesitaba Tobio para suspirar internamente y darse cuenta que nunca tendría suficiente de ellos.
Los equipos iban empatados. Cada uno llevaba dos sets ganados y se disputaban la victoria en ese último set, en el que el equipo que Tobio apoyaba iba ganando por cinto puntos. Durante los cuatro primeros sets, Tobio tuvo grandes dificultades para poder concentrarse. No era la primera vez que iba con su hermanastro a un partido, pero si era la primera vez que iba a una cita con él. ¿Qué se hacía exactamente en una cita?, ¿cómo se debía de actuar?, ¿qué se debía de hacer?, ¿tenía que ser romántico?, ¿ignorarlo estaba bien?, ¿fingir dolor de estómago y huir estaba permitido? Aunque eso no era lo peor de la situación. La actitud de Shouyou era la misma de siempre, como si se tratara de un día cualquiera y no de algo importante. Lo más probable era que su hermanastro tuviera un concepto de cita diferente al suyo. Tobio no era un experto en las relaciones románticas, o en relacionarse en general, mas había aprendido lo suficiente gracias a la obsesión de su hermanastro Tadashi con las películas románticas. En una cita, los enamorados iban a lugares inusuales, se divertían y se enamoraban aún más; y no era que Tobio no se estuviera divirtiendo, pero ir a un partido de voleibol era algo que él y Shouyou hacían casi todo el tiempo. Sin embargo, estar junto a Shouyou era lo único que le importaba, así que no había tanto problema.
El partido terminó 2-5, siendo el vencedor el equipo que Tobio apoyaba. Ambos chicos se encontraban caminando por el centro de la ciudad. Ya era muy de noche y el frío aire nocturno se colaba por entre sus chamarras.
– ¿Te divertiste? – Preguntó Shouyou, el cual iba un par de pasos más adelante, dándole la espalda a Tobio.
– sí.
– Mmmm, no lucías muy divertido. Normalmente siempre tienes una cara de idiota cuando estás viendo un partido, pero esta vez no la tenías.
– El que pone una cara de idiota eres tú.
– ¡Eeehh! – Shouyou se giró de improviso, obligando a Tobio a detenerse. – ¡Claro que no! ¡Tú siempre poner una cara de imbécil que me preocupo si estas respirando bien! – Tobio frunció el ceño y tomó a Shouyou por el cuello, zarandeándolo con fuerza.
– ¡Idiota! ¡Ese eres tú! – Shouyou logró librarse de las manos de Tobio y comenzaron a forcejear. Después de un par de minutos forcejeando, Shouyou se libró de nuevo y huyó corriendo. Tobio lo persiguió hasta que ambos detuvieron a recuperar el aliento.
– ¿Es esto una cita? – Preguntó Tobio entre jadeos. Shouyou lo miró pensativo mientras trataba regular su respiración.
– No lo sé. No sé cómo es una cita, nunca he tenido una.
– En las citas las personas no se pelean, no huyen, y cada quien se va a una casa diferente. No regresan a la misma casa. – Shouyou no respondió. Ambos lucían más tranquilos, sin embargo, la cabeza de Tobio estaba revuelta, llena de preguntas y dudas, de miedos que no dejaban de acecharlo.
– Mmmmm, supongo que cada cita es diferente, al igual que cada romance. No estoy seguro de muchas cosas, Tobio. Y al igual que tú, esta es mi primera vez. Sólo estoy seguro de algo y es lo único que me importa: estoy enamorado de ti y me da igual a dónde vayamos, si vivimos juntos o si nos peleamos, con el simple hecho de estar a tu lado me es más que suficiente.