Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sounds like Heaven  por namy chan

[Reviews - 51]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +


• No puedo encontrar nada mas en mi •
 
La sangre de sus manos dejó de circular apropiadamente, sus nudillos perdieron color y al darse cuenta de su fuerza sus uñas ya habían quedado impresas sobre las palmas. Pero no dolió, solo recibió un leve hormigueo. 

Negó con un gesto vago desviando al fin su mirada tras la pregunta de Lavi. Esa misma negación hizo estragos en él apretándole el pecho. Se sintió pesado, el vuelco en su estomago retomó fuerza y al querer huir sin éxito para verter todo su contenido los brazos de Kanda le rodearon y alzaron de su improvisado asiento. Por un momento el malestar cesó al concentrarse en dibujar entre las yemas de sus dedos los pliegues de la camisa del azabache. Todo ahí resultaba suave, en una fina textura que le era imposible ignorar. 

Lejos de pelear con él descansó la cabeza sobre su hombro y cerró los ojos. La conversación de esos dos lo dejó tan aturdido que bloqueó sin querer recuerdos que podrían servir a su conocimiento, solo bastaba ir uniendo piezas y rezar al olimpo tener una base real. 

Y entonces llegó. El aire que le seguía siendo extraño respirar le faltó en sus pulmones negándose a hacer su trabajo hasta que soltara lo poco que tuvo retenido. 


--Los tritones nunca vuelven, solo las sirenas... --susurró. 


La imagen fue tan vivaz que logró percibir el aroma característico del mar, la sensación de trasladarse sobre el agua, dando giros sobre esta en un momento ameno lleno de diversión a solas. No hubo ninguna preocupación, las corrientes no llegaban a ese sitio y con toda libertad se dejó caer en el fondo solo para ver pasar un par de sirenas de su colonia. Había escuchado a Neah decir que lo que traían consigo cada que sus compañeras regresaban eran renacuajos y en su pequeña mente de diez años así lo creyó. En ese instante después de cuatro años por fin vio que esos "renacuajos" no eran mas que crías para agrandar a su colonia. 

Le pareció adorable, como los pequeños se aferraban a sus madres desde su espalda mientras estas se adentraban mas al fondo. 

Pero nunca reparó el hecho de que, después de su viaje de treinta lunas los pocos tritones que se marcharon jamas regresaron. 
Quizás esa fue la razón del porqué Mana lo mantenía tan resguardado. Y tampoco se preguntó sobre su niñez o su madre, después de todo no necesitaba saberlo. 

Gran error. 

• ¿Qué has hecho conmigo? •
 
Por alguna razón Kanda no regresó a la habitación, el poco camino recorrido bastó para recordarlo y hacerle saber que hacia un par de metros la dejaron atrás. Esto se intensificó al sentir el constante movimiento producto de bajar las escaleras y lo habría constatado de no ser porque siguió negándose a abrir los ojos. 

--Ese humano... ¿Como sabe todo eso? --se atrevió a preguntar al no escuchar ninguna pisada de mas en la cercanía que dijese que el pelirrojo los seguía. 

--No eres el primer pez que capturan --debió hablar, el salirse por la tangente no fue opción, no después de ver toda la información que ese conejo idiota recaudó para él. 

Era estúpido el solo pensar que todo aquello podría ser cierto.
Que las sirenas salían a la superficie en su estado maduro, fértiles y listas para perder la cola junto con su virginidad. Después de todo esas criaturas eran hermosas, su rostro angelical, voz hipnótica y cuerpo esculpido por los mismo dioses hacían que cualquier hombre las deseara y no dudara en hacerlas suyas y al final todos obtenían lo querido. Una sirena preñada esperando dar a luz para volver al mar con sus crías. Kanda no entendía como cojones se complicaban la existencia con sus métodos de apareamiento -de ser ciertos-. Pudiendo hacerlo entre ellos mismo como cualquier otro... pez, en vez de recorrer grandes distancias para amarrarse a un hombre, porque hasta Kanda admitía que los humanos eran repulsivos. 

Pero ¿Y los varones? Nada en el informe hablaba de ellos. Era mas sencillo embarazar a mas de una mujer y esperar los nacimientos para así llevárselos, fue la única explicación que le vio a ello, eso hasta que el brote de soja derrumbó su idea.

¿Por qué demonios los tritones no volvían?

• Me desintegro lentamente •
 

La brisa golpeó con sutileza su cuerpo como si esta simple reacción despertara mil y un sentidos en Allen. Fue la primera vez después de su captura que salia de esa casa... aunque no en su totalidad, después de todo ese inmenso patio seguía perteneciendo a Kanda, era parte de la casa. 

Al alzar la vista el cielo se partía en dos colores hermosos gracias al próximo atardecer. Estar tanto tiempo en el fondo nunca le dio oportunidad de ver el mar que se situaba sobre ellos, el 'cielo' que entre cada hora pasada dejaba ver las estrellas y la luna se instalaba en su grandeza y brillaba alumbrando tenuemente la noche. 

--Mañana será luna llena --no es que quisiera abrir conversación con ese idiota cara de palo, fácil pudo preguntar porque estaban ahí y solo lo dijo como una mención simplona. Tan simplona que le hacia saber que tan pronto podría corroborar todo lo dicho por Lavi y sus propias especulaciones. 

--Asegurate de estar vivo para verla 

 

• No me detengas mas •


No hubo tiempo para mirarlo extrañado, tampoco para preguntarle que diantres significaba eso ¿Era una rara forma de decirle que se preocupaba por él? La respuesta cayó de golpe al igual que él en la piscina. Todo se tornó turbulento. No hubo miedo de reaccionar mal al contacto con el agua, no después de saber en días atrás que solo ocurría con agua de mar. Sin embargo, no quitó el hecho de que su cuerpo seguía sin ser el adecuado para adaptarse a respirar bajo la superficie. 

Por mas que forcejeara para seguir arriba sus intentos se fueron debilitando. 

El oxígeno que tanto vio como algo extraño, sin aroma, sin sabor, sin forma... tan etéreo, lo deseó. 
Su garganta quemaba. 
Sus pulmones ardían, se llenaban de líquido. 
Y lo único que alcanzó a ver entre tantas burbujas creadas en su forcejeo fue la silueta de su captor mirándole desde el borde. 

• Simplemente no logro sacarte de mi •

Kanda era un idiota. Un humano de mal carácter, de mala cara, de malos sentimientos... Todo en él estaba mal. Aun así se las arreglaba para obligarlo a comer cosas insípidas o de sabores bastante extraños para "recuperar energías" esto a palabras de la amable enfermera que lo atendía ya que ese tipo solo abría la boca para pelear con él y refunfuñar. Lo cuidaba de cierta forma, no quería perder su inversión, a su nuevo entretenimiento. 

Si, en definitiva era el idiota del siglo... Pero fue a ese mismo idiota a quien le extendió la mano como último recurso utilizando el fin de sus energías. 

No quería morir. No así, no ahora, no lejos de casa. No sin haber visto por ultima vez el océano, su hogar. 

• Da igual donde estés, ven y sálvame •

Fue electrizante sentir su mano rodeándole, sacándole de su ahogamiento con un simple tirón. Y a pesar que su conciencia no estuvo totalmente pérdida no pudo despertar y expulsar todo lo que tragó. De aquello se encargó el nipón al posicionarlo boca arriba para apretar su pecho constantemente. Después la presión llegó a sus labios y una nueva toma de aire pasó por su garganta de forma forzada hasta que su sistema cobró vida y su tos expulsó todo lo que le impedía respirar por su cuenta. 

• Yo no soy yo cuando tu no estas conmigo •

--Ba... ¡¡Bakanda!! --Gritó con su primer aliento. La humedad le provocó frío. Todo su cuerpo temblaba y en reacción el aludido paso su chaleco por los hombros del albino después de hacer que de sentara y de pasó que lo fulminara con la mirada. 

--Los peces se ahogan, vaya...

--N-No soy un juguete... --espetó viendo la intensión del porque fue arrojado tan despreocupadamente a una piscina cuando no sabia nadar. Su labio inferior no paraba de moverse, ni siquiera al haberlo apresado entre su dientes, presa que se desvaneció al momento en el que Kanda pasó su pulgar entre los pliegues de su boca. Fue tortuoso, le quemaba. 

--Eres mi pez 

• No quiero existir •

--No soy nada de nadie 

--Eso no lo decides tú

--¿Y tu si? Nadie te da derecho 

--Te salvé la vida 

--Algo que tu provocaste 

--Pudiste morir allá abajo y no lo hiciste 

--... Y tu pudiste no darme la mano y abandonarme 

--Tomé mi decisión como tú

--¿Ah si? ¿Y cual es?

...

• ¡Ya no quiero existir mas! •


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).