La luz apenas ilumina la habitación, me mantengo dando algunas vueltas en la cama total el despertador sonaría en unos minutos, nueve de la mañana.
Apagué la alarma y me levanté listo para un sábado tranquilo.
En el baño me ocupe de hacer mis necesidades y al lavarme las manos, verme en el espejo un sonrisa se me escapó, traía puesto la campera deportiva de Jongin, se la había olvidado el sábado pasado al buscar sus llaves, que chico tonto, en lo que iban estos meses era incontables las cosas que había olvidado, pasando desde su billetera, cuadernos, libros, ahora sus llaves y bueno agregándose a la lista, ropa.
Siendo sincero quería seguir llevándola, es cómoda, suave y huele muy bien, un toque picanton pero tampoco demasiado fuerte, olía a Jongin y eso era suficiente.
Cuando el living ya olía a café sonó mi celular, serví un poco en una taza, lo sople y deje que enfriara, el mensaje era de Jongin, me sorprendía que se levantará temprano, los sábados en los que fui a verlo siempre lo encontraba durmiendo y eso que ya iba para las doce ya precaviendo de que esté dormido.
Avisaba que vendría para el mediodía, traería comida china y unas cervezas, esperaría eso con emoción.
Fui a bañarme para sentirme más fresco y hacer que el tiempo pase más rápido o si no moriría de ansiedad.
Luego de la ducha, del cambiarme y dejar la campera por ahí como si no fuese nada importante, calenté el café en el microondas no iba a desperdiciarlo para eso sonó el portero.
No podía ser él, eran pasada de las diez y media y yo acá vestido con un short corto de pijama y una remera blanca del secundario porque por más que ahora esté en la Universidad no había crecido demasiado, mierda acaso no sabía avisar, listo no había tiempo, él estaría en segundos frente mío.
Fue vergonzoso ver su rostro, ver como su mirada pasó de mi rostro a mis pierdas y ver su sonrisita, quería salir corriendo a cambiarme y en lo posible no tener que volver al living.
- Voy por tu campera -.
- Buenas yo estoy bien ¿Y vos? -.
- Buenas perdón, es que no te esperaba -.
Di vuelta y fui por la bendita campera, en el proceso recordé el café.
- ¿Querés algo de tomar?-.
- Huele a café, creo que quiero un poco -.
- Preparate, ya sabes dónde están todas las cosas -.
FIN
Vi de reflejo que hizo un puchero y este improviso no puedo haber sido mejor.La luz apenas ilumina la habitación, me mantengo dando algunas vueltas en la cama total el despertador sonaría en unos minutos, nueve de la mañana.
Apagué la alarma y me levanté listo para un sábado tranquilo.
En el baño me ocupe de hacer mis necesidades y al lavarme las manos, verme en el espejo un sonrisa se me escapó, traía puesto la campera deportiva de Jongin, se la había olvidado el sábado pasado al buscar sus llaves, que chico tonto, en lo que iban estos meses era incontables las cosas que había olvidado, pasando desde su billetera, cuadernos, libros, ahora sus llaves y bueno agregándose a la lista, ropa.
Siendo sincero quería seguir llevándola, es cómoda, suave y huele muy bien, un toque picanton pero tampoco demasiado fuerte, olía a Jongin y eso era suficiente.
Cuando el living ya olía a café sonó mi celular, serví un poco en una taza, lo sople y deje que enfriara, el mensaje era de Jongin, me sorprendía que se levantará temprano, los sábados en los que fui a verlo siempre lo encontraba durmiendo y eso que ya iba para las doce ya precaviendo de que esté dormido.
Avisaba que vendría para el mediodía, traería comida china y unas cervezas, esperaría eso con emoción.
Fui a bañarme para sentirme más fresco y hacer que el tiempo pase más rápido o si no moriría de ansiedad.
Luego de la ducha, del cambiarme y dejar la campera por ahí como si no fuese nada importante, calenté el café en el microondas no iba a desperdiciarlo para eso sonó el portero.
No podía ser él, eran pasada de las diez y media y yo acá vestido con un short corto de pijama y una remera blanca del secundario porque por más que ahora esté en la Universidad no había crecido demasiado, mierda acaso no sabía avisar, listo no había tiempo, él estaría en segundos frente mío.
Fue vergonzoso ver su rostro, ver como su mirada pasó de mi rostro a mis pierdas y ver su sonrisita, quería salir corriendo a cambiarme y en lo posible no tener que volver al living.
- Voy por tu campera -.
- Buenas yo estoy bien ¿Y vos? -.
- Buenas perdón, es que no te esperaba -.
Di vuelta y fui por la bendita campera, en el proceso recordé el café.
- ¿Querés algo de tomar?-.
- Huele a café, creo que quiero un poco -.
- Preparate, ya sabes dónde están todas las cosas-.
Vi de reflejo que hizo un puchero y este improviso no puedo haber sido mejor.