CAP 4 – Tortura y Violencia …
Abrí lentamente mis ojos, mi cabeza se sentía como si fuera a estallar en cualquier momento, después de algunos minutos pude enfocar e mis ojos lo que había alrededor.
Me encontraba en una cama grande maltrecha, en la que se encontraba una almohada y una cobija delgada y algo desgastada. Levante mi vista y frente a la cama había una puerta de acero algo grande, a su izquierda seguía la pared con la pintura desgastada, la seguí con mi mirada hasta llegar a una puerta de madera vieja que se encontraba cerrada que quedaba justo en la esquina; en la siguiente pared había un sofá largo, viejo y un poco mohoso. Gire mi cabeza un poco más, encontrando al lado de la cama una mesa no muy grande con una silla a su lado, ambos de madera descolorida, seguido de esta había un armario cerrado con candados en cada cajón.
Era un lugar realmente horrible, sucio, desgastado, donde no entraba la luz del sol, pues no habían ventanas en ella. Mientras observaba, de repente todos los recuerdos comenzaron a caer sobre mi mente como la lluvia feroz de una gran tormenta, mis lágrimas salían de mis ojos cansados y rodaban por mis mejillas, eran inagotables, imparables. Mi corazón quería vaciarse por completo.
Llore y llore con cada recuerdo que me azotaba, todo esto era como una pesadilla, la más horrible y detestable de todas; llore hasta no poder más, hasta que mi cuerpo no lo resistió y nuevamente caí en un profundo sueño.
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Una vez más desperté, mire alrededor y encontré sobre la mesa una bandeja con comida, lentamente me levante de la cama y pude notar que algo apresaba mi pie derecho; una cadena sucia y oxidada se encontraba alrededor de mi tobillo. Me levante y me pare frente a aquella descolorida mesa observando la comida pero sin las mas mínimas ganas de probarla.
De pronto un sonido metálico retumbo en el lugar, la puerta de acero se abría. Voltee de un solo brinco alarmado, con el corazón a mil; levante mi rostro y vi la cara de aquel hombre con esa mirada llena de odio y sonrisa malévola que helaba la sangre, no era otra más, si no Torek.
En segundos comencé a temblar como si un terremoto se desatara dentro de mi cuerpo.
- Eso es pequeño, tiembla y mírame con terror, porque eso es lo que harás de ahora en adelante – Hablo con una voz siniestra y aterradora – ahora se un buen niño y déjame colocarte esta inyección que traje especialmente para ti.
Vi como sacaba de su bolsillo una jeringa y enseguida mi rostro palideció.
- qu-que es eso?, po-por favor no me hagas da-daño … no te me a-acerques – dije tartamudeando casi en un susurro, apenas podía sacar aquellas palabras de mi boca, el terror que sentía no me dejaba hacer nada.
Poco a poco Torek se acerca más hacia mi mientras yo retrocedía hasta chocar con la mesa.
- Solo será un pequeño pinchazo.. ahora quédate quietecito y bien sumiso y lo hare rápido
- NO ME TOQUES - Grite sacando fuerzas sin saber de dónde, para luego tomar la bandeja que se encontraba sobre la mesa y lanzándola con todas mis fuerzas en dirección a aquel hombre, grave error.
- Hijo de P…. Ahora si me has cabreado niño, te enseñare a respetarme – Grito en tono fuerte, con un rostro endemoniado.
Me tomo del brazo, dando seguidamente una patada en mi estómago haciéndome perder el aire; caí al suelo en instantes adolorido, tratando de retomar el aire expulsado.
Saco un llave de su bolsillo, abrió uno de los cajones del armario, luego camino hacia mi trayendo con el látigo mientras sus labios se curvaban en una sonrisa, como si dijera que disfrutaría lo que sucedería a continuación.
Nuevamente me tomo del brazo, llevándome hasta la puerta de madera abriéndola y lanzándome dentro del lugar. Caí sobre una pare, propinándome un golpe en la cabeza; resbale por esta hasta caer al piso hecho una bolita.
Por lo poco que pude ver, pues el golpe me dejo aturdido, supe que aquel lugar era un baño.
Torek se agacho frente a mí y comenzó a desgarrar mi ropa sin ningún cuidado, dejándome algunos rasguños sobre mi piel en aquel acto. Abrió la ducha dejando caer el agua fría, no, helada sobre mi cuerpo.
- Por favor no, d-detente …. Lo siento, yo l-lo siento – Pronuncie con mi voz quebrada.
- Vas a aprender a respetarme y a ser sumiso – Respondió Torek con voz dura.
- No no … pe-perdón, no me hagas d-daño .. por fa.. AHHHHH! – Un grito de dolor desgarrador salió de mi boca luego de sentir el primer latigazo que me propinaba sobre mi espalda sin compasión.- ahhh .. mnnng – Gritaba una y otra vez al sentir cada latigazo sobre mi piel mojada.
Intentaba gatear para escapar pero él no me lo permitía; seguía en su trabajo, llenándome de dolor, hasta que quede en posición fetal temblando, llorando y suplicando entre susurros.
No sé cuánto tiempo duro el “castigo”, ni cuantas marcas dejo sobre mi piel con aquel objeto, solo sabía que todo mi cuerpo dolía y ardía y, sentía como mi piel estaba mojada además, de agua con un poco de sangre. Fue una espantosa eternidad y cuando creí que no podría soportar más, Torek se detuvo.
- Es suficiente pequeño, espero que hayas aprendido la lección – termino con voz satisfecha.
Me tomo de los brazos alzándome delicadamente y me llevo hasta la maltrecha cama dejándome boca abajo sobre esta. Saco la jeringa una vez más y pronto sentí un pequeño pinchazo en una de mis nalgas, donde poco a poco el líquido entraba; retiro la aguja y me limpio con una bolita de algodón con alcohol.
- Muy bien pequeño, en unos días podré hacerte mío sin que surjan problemas a futuro – Pronuncio esas últimas palabras mientras salía de la habitación.
Ahora lo entendía, aquella inyección era para planificar, así no tendría que preocuparse por dejarme embarazado. Por un lado fue un alivio el saber que no tendría un bebe de aquel hombre, pero eso solo quería decir que pronto ese hombre comenzaría a abusar de mí.
Solo ese pensamiento hizo que mi corazón se sintiera pesado y un nuevo miedo se internó profundamente en mí.