Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Brecha por malugr

[Reviews - 191]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

La vacía lata de refresco yacia en la mesita de mi habitación, yo iba de un pensamiento a otro. 

La visita de lizzie, una idea de venganza aún por estructurar, los terribles momentos de la noche anterior, incluso los recuerdos que habia recuperado del accidente y los días anteriores; era tanto por asimilar, tanto por considerar y procesar y aún así...

Aquella mirada en su despacho antes de que lizzie llegara, esas manos que vibraban de rabia, el tono en su voz... ¿Porque no podía dejar de pensar en ello? 

Tome una bocanada de aire y camine hasta una silla junto al ventanal.

Olvidalo, sólo olvidalo y no pienses en ello, no te atrevas a pensar más en ello...

Desee con todas mi fuerzas poder dominar mi subconsciente, pero como una ráfaga los recuerdos me azotaron y de nuevo me deje vencer por mi mismo. 

Sentí el escalofrío de aquellos días en mi nuca...




Mayo había llegado, 5 meses después de aquel diciembre, era curioso, habían sido los meses más truculentos de mi vida y aún así pasaron con una rapidez típica de cuando se disfruta... ¿y para que iba yo a mentirme? Claro que los había disfrutado.

Sebastián y yo poco hablábamos en clases, aunque aquello era más su decisión que mía. Yo era Ciel phantomhive, me importaba un carajo lo que pensara la gente sobre mi o sobre lo que hacía y con quien, pero curiosamente Sebastián parecía más serio en cuanto a guardar las formas se trataba, era raro teniendo en cuenta que su popularidad era casi nula, aún siendo de los mejores parecidos y con mejores calificaciones le resultaba demasiado aterrador y distante tanto a chicas como chicos ¿Que era entonces lo que le preocupaba? 

El andaba siempre sólo y yo tras la nube de parásitos que me seguían continuamente, a veces me molestaba darme cuenta de lo mucho que le observaba mientras que el difícilmente alzaba la mirada hacia mi. 

Que ojos más grises... siempre lo pensaba, en mi mente estaban calcados de aquel sin fin de veces en que follabamos y me miraba con siniestro desespero hundiéndose en mi y yo, como si fuese el final del camino, me aferraba a el ansioso por estrellarme al fondo del precipicio que tan insano deseo me prometía. 

Ese perfil de mármol, siempre en el mismo asiento, con un rostro inmutable me tenía obsesionado, más allá de lo que aún podía comprender...

- ¿Ciel, a donde vas?

  Finnian siempre me atrapaba cuando buscaba escabullirme lejos del bullicio. 

- ¿Que pasa papá? ¿necesito permiso? Jajajajaa

- No digas idioteces, ¿es por el?

Esa vez estábamos en los pasillos y al escucharle por primera vez hacer mencion a el me quede algo fuera de sitio.

- ¿de quién hablas? 

pregunté como si nada aún sabiendo que finnie me conocía mejor que yo.

- los rumores dicen que te han visto hablando con ese tal Sebastián, ¿que negocios tienen juntos?

Supere la sorpresa inicial y simplemente sonreí echándome el bolso al hombro. 

- vamos ¿estas celoso de que tenga otro amigo?

- sigues diciendo estupideces.

Entendí que sólo estaba preocupado así que con algo más de seriedad respondí.

- No traigo nada raro, simplemente me divierte el rarito, he estado falto de motivación y me gusta fastidiarle. 

- No estoy en contra de ello pero debes tener cuidado, los rumores tienden a descontrolarse con facilidad en este lugar y lo sabes. 

- Esa mierda no me interesa.

- Estoy tratando de prevenirte. 

- ¿De qué? ¿ahora piensas que soy maricon?

Me vio algo sorprendido por mis palabras.

- No estoy hablando de lo que yo piense, habló del resto y de como pueden iniciar rumores en tu contra...

Colgó su bolso a hombro y me miró sonriendo.

- A mi no me importa un carajo si decides comenzar a meterte cosas por el culo jajajaja.

Ambos nos carcajeamos y me fui rodeandole con un brazo por el cuello.

- No te preocupes por ello, de daré la exclusiva si llega a suceder. 

Bromeamos con algunos empujones más y al final nos separamos.

- hazme un favor y cubreme, si preguntan di que me fui a casa con alguna golfa ok?

- vale vale, lo haré. Sólo no te metas en problemas. 

- jamás.

Un apretón de manos y nos fuimos cada quien por su lado. 
Rumores, rumores y más rumores, maldita gente, ni siquiera puedo sentir pena por ellos. Que piensen lo que les de la gana, no valen nada. 


Fui avanzando por los pasillos sin siquiera hacer contacto visual con aquellos a mi alrededor, cada día que pasaba me era más difícil soportar a la plaga en este lugar, sólo quería mi dosis de adrenalina diaria y entonces podría resistir un día más en este basurero insulso. Sabía exactamente donde encontrarla.


5 meses habían pasado desde entonces y muchas cosas había aprendido de su conducta, era de un ingenio exquisito cuando de tretas y trampas se trataba, pero con su día a día era sorprendentemente rutinario y predecible. Asistir a clases, ir a la biblioteca a repasar todo lo que vio en el día, era un bastardito estudioso, luego se leía varios capítulos de cualquier libro que llamase su atención y por último subía a la azotea a eso de las 3 a fumar un par de cigarros y escuchar musica antes de que fuesen las 5 pm que era la hora a la que se marchaba finalmente. 


Me daba cuenta de que siempre perdía el tiempo aquí, Pero bueno, no querer ir a casa es algo que pasa comúnmente, yo me aburría terriblemente en la mía, ¿le pasaría lo mismo? Quizás le pregunte hoy. 


Eran las 2:30… subiré directamente.

El aire en la azotea siempre era reconfortante, el clima era bastante agradable, la primavera otorgaba un clima fresco, no tan frío como el invierno ni tan caluroso como el verano, sin duda muy beneficioso para aquellos que gustaban del aire libre o simplemente de subir aquí a echar la tarde. Hacia un buen día, aunque extrañamente me sentí nostálgico al recordar la nieve densa invernal.


Me recoste del muro viendo hacia la ciudad y encendí un cigarro despacio intentado dibujar la escarcha sobre los edificios y la brisa helada. No pude evitar sentir el frío en mi pecho.


- ¿qué tan terco puede ser un ser humano? 


La voz venía desde atrás taciturna como siempre.


- No lo se jajaja ¿quieres que lo investiguemos hoy? 


Sebastián avanzó hasta estar a mi lado recostandose en el muro como yo, con sus codos apoyados sobre el. 


- Te dije que dejaras de seguirme. 


- Te dije que no lo haría. -sonrei- 
Con el paso del tiempo ciertas cosas en nuestra relación habían cambiado, actualmente podíamos establecer una conversación aunque no fuese demasiado larga o profunda, parecía que luego de las sesiones intensas de sexo el había desarrollado cierta tolerancia y aunque no paraba de decir que no quería que nos vieran juntos, cuando estábamos a solas parecía calmado ante mi presencia. 


- Prestarme tu encendedor, he dejado el mío.
Habló con del cigarro entre sus labios y lo encontré irresistible. 
Gire mi cuello y le mire fijamente con mi cigarrillo encendido en dirección a al suyo para que lo encendiera.


Su mirada se desvió un poco de la mía, e hizo como si inspeccionara la enorme terraza en búsqueda de algún mirón. 
Era quisquilloso, el sabía bien que jamás nadie subía aquí.


- No seas tímido -murmure acercandome más a el.- estamos solos.


Sebastián de nuevo se concentró en mi y se inclinó como si realmente fuese a encender su cigarro con el mío. 


La punta de nuestras narices se rozaron y sus ojos justo frente a los míos me parecieron enormes rodeados de las espesas pestañas. 


Quería darle una calada profunda  y asfixiarme con el . 
Lo bueno de Sebastián y yo, es que cuando se trataba de deseo, siempre estábamos coordinados.


Me sujeto con violencia por la cintura y ambos cigarrillos cayeron al suelo olvidados mientras me arrastraba a una esquina apartada.


Contra una pared mi mejilla se acomodó mientras escuchaba ansioso el sonido de su cinturón desabrochandose. 


Con fuerza tiro de mi pantalón y su miembro fue acomodandose en mi trasero…


- ¿a por esto es que has subido? 


- Apresurate…


Tiro de mi cabello mientras yo apretaba mis labios que comenzaban a temblar.


- ¡responde! 


Humedeci dos dedos en mi boca, empapandolos con la lengua y mientras su mirada me tragaba, guíe mi mano hasta su pene rígido para esparcir mi saliva sobre su glande masturbandolo despacio. 


- Si…


Su boca comenzó a comerse el lóbulo de mi oreja con ansias mientras el líquido de su miembro se escurria entre mis dedos.


- He subido por esto…


Mis piernas temblaron al sentirle abriéndose paso entre mi carne, tan doloroso como placentero. 


Poco a poco me iba diluyendo y en mi cuello sus jadeos me incendiaban la piel…


Su ritmo va en ascenso y se bien que continuara hasta que logre correrse en lo más profundo de mi.



Recostados en un rincón, por fin nos dedicamos a fumar y me limito a observarlo e silencio, un aspecto relajado, sus ojos entre cerrados y su corbata desarreglada. Su expresión solemne se pierde por un momento y reposa frente a mi como lo haría una enorme bestia que acaba de devorar un festín.


¿podrían los demás siquiera imaginar que alguien como el puede poner un rostro así? 


No, claro que no, sólo yo puedo saciar al león y sobrevivir para luego verle en calma y satisfecho.


Sus ojos se abren y se percata de mi mirada frente a el, he sido descubierto.


- ¿Por qué me miras tanto?


- Me preguntaba si siempre pones esa cara luego de que follamos. 


Me miró, ahora más alerta.


- ¿de qué hablas?


- De que luces relajado.


- Me relaja el cigarrillo.


No pude evitar reirme y me moví hacia delante acercandome despacio a el. 


- Dame algo de crédito… - susurre mientras me acercaba a su oído.- tengo que soportar mucho cada vez que lo hacemos.

Acaricie con la mano el bulto prominente bajo la tela de su pantalón que, aún no estando erecto, era impresionante.

 
- No debe ser tan duro si sigues provocándome...

  Le dio una calada al cigarrillo mientras que me sentaba sobre el. 


Durante el sexo era abrumadoramente apasionado y me recorría sin pudor alguno, pero fuera de ello Sebastián era un tipo que ciertamente no disfrutaba del contacto, aunque ahora se había vuelto más permisivo en cuanto a que fuese yo quien le tocase. 
Pase los dedos entre su cabello algo alborotado por l actividad reciente y lo peine cuidadosamente hacia atrás. El me observaba en silencio, no me apartó pero era como acariciar a un gato arisco y desconfiado.


- ¿Qué haces?

 
- Arreglo tu cabello. Un estudiante del cuadro de honor no debe ir desarreglado jamás ¿te molesta?


- Eres demasiado invasivo con mi espacio personal.


Lo peinaba suavemente por detrás de la oreja y aunque trató de ocultarlo percibí que la caricia le gustaba.


- ¿me pregunto porque me resulta extraño que digas eso? 


Comprendió mi sarcasmo y esbozó una muy leve sonrisa.


- Follar es cosa a parte…


No pude evitar reír. 


- Conseguirás herir mis sentimientos con esa frialdad.


La colilla de su cigarro ya consumido cayó a lo lejos y su mano se deslizó por mi muslo.


- Es una suerte que tu sólo seas sensible por debajo de la cintura… - su mano se fue hacia mi trasero y lo apretó con firmeza. – especialmente aquí…


Cada vez que el me tocaba me entumecia de una forma casi dolorosa hambriento de más.

Acerque mi frente a la suya con ojos entreabiertos mirándole como si estuviese adormilado. La punta de mi nariz rozó la suya y lentamente seguí acercandome… había algo que el aún no me daba y que yo quería con desespero.


A escasos centímetros de su boca, su pulgar subió a mis labios apretandolos e impidiendo que me acercase más.


- Así que en serio no me besaras… 


- Yo no doy besos. 


- ¿jamás? 


- No por voluntad propia.


Me incorporé separando nuestros rostros y ahora me concentre en acomodar su corbata.


- Ja! No puedo imaginar a alguien capaz de robarte un beso… me siento intrigado.


- Sólo olvidalo.


- ¿sabes que cuando me prohíben algo comienzo a desearlo con más ganas?


- Que idiotez tan absurda. 


- Lo se pero así es, seguramente del próximo beso que recibas sea uno mío…


Sus manos me apretaron las muñecas mientras yo aún hacia el nudo de su corbata.


- No abuses de tu suerte Príncipe… no te olvides de las cosas que puedo hacer.

- No las olvido… - lentamente fui ajustando el nudo hasta que estuvo perfectamente colocado en el cuello de su camisa.- quizás por eso me excita tanto…


Sólo nos miramos en silencio durante esos instantes hasta que un sonido desde ni bolso rompió el contacto visual. Me estire sin levantarme de el y alcance el aparato que sonaba insistente anunciando una llamada entrante.


- ¿Aló?


Sebastián lucia intrigado así que separe el teléfono de mi oido y puse el altavoz.


Me pareció divertidísimo tratarle como a una novia celosa.

 
- Me dijeron en tu casa que aún no estabas allí ¿de qué inútil forma pierdes el tiempo hora?


Al otro lado de la línea era lizzie quien hablaba. 


- Jajaja parece que hoy todos quieren regañarne.  Tu y finnian podrían juntarse y jugar a ser mis padres.


- Cuantas tonterías dices, aunque me compadezco de el, es demasiado dulce como para tener que soportar tus locuras cada día. 


- Si si es una dulzura… ¿te ayudo a confesarte?


- Sólo cierra la boca y escucha. 


Sebastián se dispuso a encender otro cigarrillo casi ignorando la conversación.


- ¿Dónde planteas celebrar tu cumpleaños? 


El encendedor en su mano detuvo su trayecto y su mirada fue directa hacia mi.


- ¿Por qué preguntas eso desde ahora?


- ¿desde ahora? La última vez se te ocurrió un viaje y comprar boletos fue una pesadilla, no quiero que nos pase lo mismo finny casi enloquece con las reservaciones esa vez. 


- Jajajajaj si lo se lo se. No lo he pensado aún.

El seguía estático escuchando con atención cada palabra.

- Más vale que lo hagas.
- Tal vez este año me quede aquí

Hubo un silencio momentáneo.

- Pensé que te aburría permanecer en la ciudad. 
- Si pero no lo se, ésta vez quizás me quede.
Sebastián y yo nos mirábamos intensamente. 
- Bueno, eso sería muy sencillo y agradable para variar. De todas formas Piénsalo bien de acuerdo? 
- Lo haré.
- Y vuelve a casa pronto Ciel, ocupa tu casa de vez en cuando.
- Jajajajaj lo haré lo haré. Adiós.
- Adiós, Llámame luego.
- Ok.
Y la llamada se cortó.
Sebastián por fin encendió el cigarrillo, le dio una calada y yo hice ademán de querer una también, sin dejar de mirarnos extendió el cigarrillo hacia mi y fume despacio.
- Así que cumpleaños… que apropiado.
- Jajajajaja ¿Qué es lo apropiado? 
- Una princesa primaveral…
- No seas cabron.
Casi nos reímos.
- ¿Qué piensas darme?
Apartó la mirada y se concentró en el horizonte.
- ¿Por qué demonios te daría algo?
- Vamos, nadie puede ser tan descortes. Sabes que alguien cumple años y debes hacer un obsequio, con más razón si es alguien cercano.
- Que mierda es esa de que somos cercanos…
- ¿No es así? Cualquiera pensaría eso si nos viese en este momento no crees?
- ¿Y de quien sería la culpa? 
- No te hagas el desentendido michaelis, te siento palpitar contra mi trasero…

Estando sobre el podía darme cuenta de que estaba semierecto.

- Niño en serio eres desesperante. 
Me reí con picardía y el conservo su cara rígida al tiempo que me apartó con su brazo obligándome a quitarme de encima de el. 
- Son las 4:35. Debemos irnos ya.

 Me incorporé para arreglar mi camisa dentro del pantalon y comenzamos a andar hacia la puerta para luego descender por las escaleras.


- ¿No quieres ir a otro sitio? 
- Esto no es una maldita cita para ya con eso.
- Se que no lo es, pero pareces el único que quiere irse a casa…
Con una mirada desvergonzada señale su entrepierna. 
- Empiezo creer que necesitas un severo recordatorio acerca de tu posición.


Simplemente me reí, la verdad es que empezaba a creer que me había vuelto un masoquista.


Pronto estuvimos cruzando la entrada principal y nos encontramos rodeados de gente en la calle.


- Por cierto… no se cuando es el tuyo.
- ¿de qué hablas?
- Tu cumpleaños.
El me miró algo extrañado mientras caminábamos por la acera rumbo al lugar donde por lo general yo aparcaba mi coche y el su motocicleta. 
- Obviamente tengo más modales que tu así que seré yo quien rompa el hielo dándote algo para ese día. 
- Para entonces seguramente estaré aburrido de tu trasero.
- ¿Qué día es? 
Suspiró como dándome a entender que mi insistencia le fastidiaba. 
- 21 de diciembre.
- ¿Qué no es día de solsticio de invierno?
- Si lo es. 
- Muy apropiado… 


No dijimos nada más hasta que estuvimos en el estacionamiento y desde ahí divisamos su negra motocicleta, algo gastada y pasada de moda aunque conservaba su elegancia, combinaba con el.


- ¿Dónde está tu auto? 
Pregunto mientras sacaba sus llaves del bolsillo.
- No lo traje. Hoy caminare hasta casa de finny y compraré algunas cosas en el camino. 
- Porque diablos no lo traerías?
- Sentí ganas de caminar, pediré a algún chofer que me busque en la casa de finny más tarde por la noche. 
Me despedí haciendo un gesto con la mano y comencé a andar alejandome.


Escuche el sonido del arranque y pronto Sebastián me dio alcance en su moto mientras se colocaba en casco.


- ¿Por qué viniste hasta aquí entonces?
Levante mis hombro indicando que no sabía bien porque. 
- No tengo prisa por volver y me deje llevar por la conversación. 
Seguía avanzando y el de nuevo aceleró para darme alcance aunque está vez se cruzó un poco frente a mi.
- ¿esta es la parte en la que te llevo a tu casa y te doy una tierna caricia en el portal?


Me Burle tratando de imaginar que cara hacia abajo e casco mientras decía aquello.


- Esto no es ninguna cita, idiota.
  Aldo su mano para bajar la visera oscura de su casco que terminó por cubrir sus ojos y en un parpadeo arrancó alejándose velozmente de mi. 


Sonreí mientras comenzaba a andar de nuevo y el sonido de la moto se perdía en el bullicio de la ciudad. 


¿Qué pensábamos en realidad el uno del otro? ¿seguíamos jugando a ver quien caía primero, o había alguna intención más? 
No podría haber contestado esa pregunta, no tadavia.


Mis pies fueron guiándome a varios sitios, primero pase por una librería en un busca de un par de revistas que me interesaban, luego a un kiosko donde trabajaba un conocido, era uno de los sitios donde podía comprar cigarrillos sin que me hicieran demasiadas preguntas, al terminar con eso me desvíe a un sitio de comida preparada del que finny y yo nos habíamos enganchado recientemente y pedí un par de órdenes completas para llevar. 


A veces disfrutaba el tiempo a solas caminando entre gente que no sabía nada de mi, no tenía necesidad de aparentar o disimular, sólo era uno más entre la multitud.


El tiempo había pasado ridículamente rápido y al ver como la luz menguaba mire el reloj de mi muñeca, 7:45 pm. Podía tomar un autobús o un taxi, pero aún cargado con las bolsas me sentía a gusto caminando.


Así fui avanzando hasta que estuve frente al Parque que debía atravesar para llegar al edifico de finny y comencé a cruzarlo si titubeos, algunas luces faltaban y en esos espacios la oscuridad era profunda entre los árboles del camino.


De alguna forma supe antes de escucharlos que algo no iba bien. Apoye las bolsas en el suelo y gire en la dirección de donde crujian algunas ramas y se elevó la burlona voz.


- Vaya vaya, miren lo que trajo la noche consigo… 
Un trío de hombre con rostros cubiertos salió de entre los árboles. 
- Ciel phantomhive. 
Sonrei viendo a los ojos de quien hablaba manteniendo mi posición.
- Buenas noches señoritas ¿en qué puedo ayudarlas?
El líder se burló.
- ¿señoritas? ¿No es ese un comentario cínico viniendo de ti?
- ¿y que se supone que significa eso? 
- ¿Qué significa? ¿No eres tú la perra de Sebastián michaelis?
No pude conservar la sonrisa que había estádo esbozando. 
- ¿quién demonios son ustedes?
- Ohh veo que al menos no lo negarás.
- No tengo que explicarle nada a un trío de malnacidos matones. 
- No somos matones Príncipe, somos mensajeros. 
En medio de la oscuridad los hombres fueron rodeandome en un círculo. 
- ¿mensajeros con rostros cubiertos? Eso es nuevo.
- Bueno el mensaje que traemos nos es muy amable. Alguien está molesto contigo niño, muy molesto.
- ¿y eso porque sería? 
- No se bien las razones, pero se que no le agrada ni un poco tu relación con michaelis.
Que diablos estába pasando y más importante ¿Cómo haría para salir de esto?
Mantén la calma maldición.
- Muy bien y ¿cuál es el mensaje?
- ¿Por qué tanta prisa? Según nos dijeron no te llevas mal con los hombres… 
Sonreí intentando ocultar mi nervios mientras le seguía con la mirada.
- Cualquiera pensaría que michaelis no es más que un pretencioso insufrible, pero parece que sólo es un frustrado más con gusto por el trasero de hombres…
- Ya dije que no te daré explicaciónes.
- No las necesito, estamos muy al tanto de lo que hacen, aunque me sorprendió saberlo de ti ¿No eras un follador incansable? Seguro no podrías contar todas las mujeres con las que has estado, ¿Qué cambio? ¿Por qué ahora ser la putilla de alguien como el? 
- No me hagas perder más mi tiempo ¿son un grupillo de homófobicos o sólo fans despechados?
El dejó de caminar en círculos y comenzó a avanzar hacia mi, mis pasos fueron forzados hacia atrás, llevandome hacia los arboles.
- Eres muy atrevido considerando tu situación. 
- Sólo quiero ir a cenar pronto, así que termina de confesarte triste maricon y déjame marchar rápido. 
En un parpadeo se abalanzó sobre mi estrellandome contra un árbol a mis espaldas. Su mano apretó mi mandíbula con fuerza.
- Siempre me han gustado un buen par de tetas, pero creo que puedo entender porque Sebastián está interesado en ti.


Un asco desmedido me invadió en el momento que su lengua recorrió mi mejilla.


- Ese es un rostro muy hermoso para ser el de un hombre… me pregunto cómo se verá completamente bañado en semen.
- Estas completamente jodido si crees que esa mierda va a pasar.
- Me encantan las perras que se resisten… están tan asustadas que se vuelven super estrechas, eso apretara tu flojo y usado culo para mi.


Comencé a revolverme pero estaba en desventaja con respecto a el, era mucho más alto y corpulento.


- Será como follar a una virgen asustada. 


Lo próximo que sentí fue su lengua en mi boca… fue tan agresivo que rompió mi labio y estaba casi ahogandome. Intente morderlo pero la fuerza de su mano comprimiendo mis mejillas me impedía cerrar la boca. 


Era tan asqueroso, asqueroso, asqueroso.

Apreté los ojos con fuerza. Sólo quería desaparecer en ese instante. 

Justo entonces se detuvo, aúnque no por voluntad propia…

Una mano alcanzó el cabello de mi atacante y con brutal fuerza le jalo hacia atrás enviandolo directo al suelo. 

Estaba tan asqueado que casi no podía respirar y mientras trataba de recobrar el aire sólo podía escuchar el choque de golpes y patadas. 

Me esforcé por ver que ocurría y entonces pude verlo… furiosos ojos grises brillaban como centellas en la oscuridad. 
En el suelo uno de los atacantes había caído inconsciente o quizás muerto, la sangre brotaba de su cabeza como un río que surcaba el camino poco iluminado.

Mi atacante principal estaba consciente, pero al caer al suelo su cabeza golpeada le dejó confuso y era incapaz de ponerse en pie, trataba en vano de levantarse sólo para caer sobre sus rodillas, seguía aturdido.

El otro peleaba cuerpo a cuerpo con Sebastián. Ambos eran de gran tamaño y los golpes que se propiciaban uno al otro hubieran bastado para dejar inconsciente a cualquiera, pero a diferencia del enmascarado, Sebastián no sólo era fuerte, también era ágil.

En un movimiento atrapó el puño de su adversario y se colocó a su espalda en un solo instante si que este pudiera hacer nada cayó de rodillas por el dolor de su brazo doblado tras la espalda. 
Sebastián tenía un rostro aterrador, nunca había visto una expresión así  y aún con todos sus adversarios abatidos, Sebastián no se detuvo.

A sangre fría retorció el brazo de su presa hasta que esté se quebró en varias partes.

Sentí que el corazón se me saldría por la boca, todo mi cuerpo se crispo tras aquel sonido tan desgarrador, podía sentir mi propio brazo palpitar de dolor. 

El hombre en suelo a penas tuvo tiempo de gritar y retorcerse, un golpe seco en la nuca lo envió directamente a la inconsciencia o algo peor, no podía decirlo.

Estaba de frente con aquella aterradora escena casi inmóvil viendo con pánico como Sebastián rebasaba los límites y parecía dispuesto a destrozar a sus victimas.

A mi izquierda el principal aterrado aún no podía levantarse y un quejido de miedo salió de su boca al ver a su amigo caer de frente contra el pavimento; el sutil sonido fue suficiente para alertar a Sebastián, sus ojos vieron al aún aturdido atacante y se abalanzó con ojos asesinos sobre el. 

No podía moverme, pero debía hacerlo, debía detenerlo o los mataría.

Antes de poder llegar Sebastián ya estaba frente al arrodillado hombre y sin que pudiese detenerlo le propició una patada en la quijada que le arrancó la máscara y fue con tal potencia que la mandíbula se le quebró. Cayó al suelo con la boca desencajada mientras la sangre espesa brotaba como un río oscuro. 
Sebastián no se detuvo... pateo su abdomen un par de veces hasta que me abalance sobre el. 

- ¡Por favor sebastian detente, detente ya!
Su mano en mi pecho me empujó dejándome sentado en el suelo, me levanté a prisa y de nuevo me fui sobre el casi en un abrazo intentando apartarlo del hombre en el suelo que parecía agonizar. 
- ¡Sebastián maldición detente, vas a matarlos! 
Por un instante se detuvo, y sentí que el siguiente era yo.
- ¿Vas a defenderlos?
Se apartó de su blanco y ahora avanzaba furico hacia mi. 

- ¿vas a descender a estos hijos de puta? 

Su mano atrapó mi cuello con una fuerza desmedida.

- ¿Por qué entonces no tomas su maldito lugar? 

A penas podía respirar.

- ¿Por qué no saliste corriendo al verlos, sabías que iban a joderte y te quedaste esperando que lo hicieran No es cierto?

Negué con mi cabeza tan fuerte como pude, completamente desesperado por la falta de oxígeno, su mano lejos de soltarme me apretaba más y más. 

- Debería matarte a ti, eso es lo que tendría que hacer… 

Fue elevándome y mis pies dejaron de tocar el suelo. 

- ¿ahora te da lo mismo quien sea no? 

Alzó su otra mano y en mis labios apoyó una navaja tan helada como la crueldad con la que me veía. Miraba mi boca como si quisiera arrancarmela.

- Si soy yo o cualquier otro hijo de puta ¿No? Lo importante es saciarte el apetito ¿verdad? 

Mis brazos desfallecieron y mis piernas dejaron de moverse, estaba derrotado por la falta de aire. A penas podía mantener mis ojos abiertos

- Juro que te mataré… 

Sebastián repetía la frase contra mi mejilla una y otra vez como un gruñido amargo y yo solo esperaba que me apuñalara mientras mi garganta comprimida no daba paso ni al aire ni a las palabras.

- ¿hay alguien ahí? 

A lo lejos una voz gritó la pregunta, desde la parte iluminada del parque. 

- ¡ey vengan, creo que de allí vinieron los gritos!

El hombre al que a penas pude escuchar alertó a más personas, la oscuridad de la parte en la que estábamos no le permitía ver la escena, pero los gritos que emitieron los hombres que ahora yacían en el suelo habían sido escuchados y atrajeron a la gente que ahora venía hacia nosotros. 

Mire a Sebastián, aun colgando entre sus dedos, y vi como la compostura comenzaba a asomarse por su rostro, no se si yo estaba delirando pero el parecia volver en si. 
Su agarre me soltó y caí súbitamente al suelo. Tome una bocanada de aire tal que el pecho me dolió, el me miraba aún respirando agitado. 

Las voces de las personas se acercaban a nosotros con prisa. 
Sebastián se inclinó junto a mi é intento levantarme.

- No… -murmure a penas con aire.- vete… 

Me miró con terquedad como si no fuese a hacerme caso y con la poca fuerza que me tenía le di un empujón.

- Vete ya, lárgate ya, hazlo.

Ya podía oir los pasos de quienes se acercaban.

- Sólo vete… 

Se levantó con un expresión rarísima, sin dejar de mirarme, dio un par de paso hacia atrás y por último se giró para correr. 
Su silueta se perdió al instante en la densa oscuridad justo unos segundo antes de que el primer hombre llegara a la escena y con mirada estupefacta contempló el estado de los hombre que se desangraban a unos metros de mi. 

- ¡llamen a una ambulancia!

Antes de que el pudiese notarme, me desmaye. 

Recuerdo que desperté en una ambulancia, mientras una mascarilla me suministraba oxígeno. Esa noche la pase en la clínica en observación. 

Al día siguiente la policía llegó a mi habitación, querían reconstruir los hechos y que era lo que había ocurrido. 
Di mi versión, conté como salí de la escuela, las cosas que había comprado y de como me dirigía a casa de finny. 

Afirme que unos asaltantes me interceptaron…

- ¿deseaban robar sus cosas? 
- Eso creo no lo se.

- ¿pudo reconocer a alguno? ¿cree que haya sido algo personal? 
Tenía en mi mente grabada cada palabra y cada cosa que ocurrió y aún así… 

- No, no reconocí a nadie. 
- ¿Le dijeron algo al atacarlo?

Aún así… estaba mintiendo…

- No, nada. 
- ¿Que pasó luego?

Estaba mintiendo a la jodida policia.

- No puedo recordarlo muy bien, uno de ellos me apretó el rostro, me empujó al suelo algunas veces y luego intento asfixiarme… estaba tan débil que acabe por desmayarme. 

- ¿sabe que alguien atacó a sus asaltantes? 
Trague saliva un instante recordando la terrible escena mientras su nombre acariciaba mis labios.
- Re… recuerdo que alguien jalo a quien me ahogaba y luego escuche algunos golpes, pero no pude ver nada, casi al instante quede inconsciente ¿Por qué? 
- Sólo preguntas. Si recuerda algo más, sobre todo de quien hizo frente a sus atacantes por favor comuníquese con nosotros de acuerdo? 
- Por supuesto, lo haré. 

Ellos se marcharon y horas después fui dado de alta, mis padres incluso habian volado de vuelta a casa por la noche al enterarse de que había ocurrido. 

Antes de abandonar el lugar pude despedirme de las enfermeras, y de uno de los rescatistas.

- Es bueno ver que estas bien chico.
Sonreí al paramédico que me había asistido por la noche. 
- Gracias por haberme salvado. 
- Estamos para servir. De ahora en adelante mantente alerta. 
- ¿puedo preguntar algo?
- Si claro.
- ¿Qué pasó con los hombres que me agredieron?

Al principio el hombre titubeo, pero acabo por decirme.

 Uno había sido golpeado con una fuerza terrible en la cabeza, no se sabe que objeto fue utilizado, pero le partio el cráneo. Otro tenía un brazo fracturado por 4 partes distintas y además un golpe en la nuca que casi le fractura el cuello. El tercero que encontraron tenía la mandíbula completamente quebrada, bailando en todas direcciones y además 3 costillas rotas. 
El hombre del brazo fracturado y golpe en la nuca permanecía en coma sin muchas probabilidades de sobrevivir y de hacerlo despertaron siendo un cuadrapléjico resultado del daño en sus vértebras. Los otros dos murieron antes de que los paramédicos llegarán. 

Dos horas después de haber salido de la clínica supe que el hombre en coma también había fallecido.

Ese día no salí de mi habitación y mi mente estaba llena de el. Había asesinado a tres personas y estuvo apunto de acabar conmigo también… y aún así…

“sólo vete” 

  No quise que le atraparan…

“pero no pude ver nada”

  Y no quise delatarlo…

¿en que me estaba convirtiendo? 

No pude dormir esa noche, miéntras lleno de culpa me preguntaba donde estaria el y si estaría bien…


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).