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La Brecha por malugr

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Notas del capitulo:

Primerisimamente quiero desearles una feliz navidad, feliz año, felices reyes… En fin felices fiestas, espero que lo hayan pasado estupendamente junto con los suyos. En segundo y como es costumbre, agradecer ese mar de hipótesis, apoyos, buenos deseos y comprensión con el que me alegran la vida en cada uno de sus comentarios y por ultimo bueno, la demora se ha debido como siempre a mi atareada agenda que incluso consumió mis “vacaciones” pero bueno, no les aburriré con eso, vamos a lo que nos interesa. En el capítulo anterior mencione algo acerca de un pequeño juego y la verdad es que pensé bastante si debía hacerlo o directamente pasar a la verdad; pero como soy masoquista y prefiero no dormir a perderme sus ideas decidí que lo haría, así que aquí les dejo este nuevo capítulo y en las notas finales explico de lo que se trata la dinámica. Espero que lo disfruten!

 Saludos! 

 El cielo nocturno rugía con truenos y relámpagos, pero yo solo podía escuchar sus pisadas tras de mí.

 Recuerdo el bullicio irrelevante y la luz en la pantalla de mi celular.

  Era una cena inocente a la que toda nuestra clase asistió en vista de que faltaba un mes para nuestra graduación. Todos habían asistido a excepción, por su puesto, del distante ojos grises al que nadie parecía extrañar. A veces sentía que él era un fantasma al que solo yo podía ver.

 Su nombre en el buzón de mensajes en ocasiones me estremecía y otras me salvaba la vida.

 Mensaje nuevo.

 De: Sebastian.

-          ¿Concluyen las semanas de exámenes y así es como lo celebras? Desperdicias el tiempo miserablemente.

  Responder.

 Para: Sebastian

-          ¿Decidiste aparecer?

 

 La conversación en la mesa continuaba animada, mientras unos comían, otros aprovechaban para coquetear o hacer bromas. Era bastante caótico y aunque, como siempre, yo estaba en el medio rodeado de mujeres, nadie parecía notar lo ausente que me había quedado ahora que mi mente se iba lejos, junto con el aquel mensaje.

 Todo seguía a mi alrededor, pero yo me quedaba fluctuando entre lo dicho y lo esperado, tal vez yo también era un fantasma, tal vez si optaba por guardar silencio durante unas horas dejaría de existir para todos… para todos menos el.

 Mi pie bajo la mesa temblaba ansioso, esperando su respuesta.

 

 Mensaje nuevo.

 De: Sebastian

-          ¿Me esperabas, no?

 

  Cerré los ojos y entre la multitud pude sumergirme en el silencio de nuestros encuentros furtivos.

  Lo hice ¿no es cierto? Él lo sabía y yo también… ya no teníamos esa energía del comienzo, ya no jugábamos a despistarnos, con los años nos volvimos más directos, descarados y avaros del cuerpo del otro, de su tiempo, de su atención.

 ¿Cuánto había pasado? A veces me costaba recordar cómo nos conocimos y que fue lo que iniciamos ¿Cómo es que ahora éramos así?

 Solo fueron dos semanas, pero yo me sentía hambriento.

 

 Mensaje nuevo.

 De: Sebastian.

-          ¿No respondes? Debo ser el único impaciente…

 

 Respuesta.

 Para: Sebastian.

-          No, no lo eres. Pero supongo que puedo permitirme ser caprichoso, dado que has sido tu quien me ha ignorado. Felicidades por tus calificaciones.

 

 En realidad lucho por volver a lo que era, por acariciar piernas delgadas y dejarme seducir por alguna mujer sin reparar en detalles, por llenarme la barriga de adulaciones aunque eso no me salve de morir de hambre… Miro a mi alrededor y me pregunto ¿siempre fue asi de patético mi entorno? Si, estoy seguro de que si, siempre lo supe, pero parece que ahora soy más consciente de ello, parece que perdí mi habilidad para tolerarlo. Aprecio más los silencios ahora que he perdido el miedo a la soledad… Quizás no se deba a eso, quizás se debe a que es en la absoluta nada donde mejor puedo ver. Ahí donde está más oscuro es donde resalta el gris frio de sus ojos, ahí donde nadie habla es donde puedo escucharle mejor… cuando estoy a punto de asfixiarme es cuando el respira más fuerte ¿te sientes igual? Temo preguntar, aunque juraría que si. No solo yo he cambiado. Es aterrador.

 

 Mensaje nuevo.

 De: Sebastian.

-          No fueron gracias a ti.

 

 Sonreí disimuladamente, invisible a los demás y me permití recordar los últimos acontecimientos. 

 Las últimas dos semanas fueron enteramente destinadas a los exámenes escolares, Uno por día, de lunes a viernes; puedo concederme el haber madurado en ciertos aspectos, pero no puedo mentir con respecto a mi interés por mi rendimiento académico, francamente cada vez me importaba menos. Algo de lo que estaba seguro es de que no importaba las calificaciones que obtuviese, finalmente mi padre pagaría lo que fuese necesario por asegurarme un cupo en la universidad que yo quisiera, en la carrera que prefiriera, sobre todo porque ya le había asegurado seguir sus pasos y hacerme cargo de la compañía familiar, eso le hizo muy feliz y para ser honesto yo no tenía ningún plan mejor, así que seguir la corriente era mi destino al menos en ese aspecto. Pero claro que no todos vemos las cosas a través del mismo lente y mientras yo me limitaba a estudiar lo necesario para a penas aprobar, el estudiante de honor, Sebastian Michaelis, se encontraba en la recta final, si este último año alcanzaba estar en la cima del top académico se aseguraría un puesto y una beca a cualquier universidad.

 Dos realidades muy distintas y por su puesto eso influyo en nuestros horarios y tiempos libres.

 

 Respuesta.

 Para: Sebastian.

-          Debí tratar con más empeño, al final no logre captar tu atención.

 

 Mensaje nuevo.

 De: Sebastian.

-          Así que es eso… Herí tu orgullo. Sé que puedo remediarlo, aunque no si estas rodeado de tanta gente.

 Cuando sebastian se mostraba dócil, solo era más peligroso.

 

  Respuesta.

 Para: Sebastian.

-          … No veo cómo solucionar eso, no puedo dejar esta importante cena sin una buena excusa.

 

 Me divertía imaginar su expresión siempre que lo tentaba. Cuando le provocaba era como agitar un trozo de carne frente a un león y adoraba la violencia con la que arremetía contra mi descaro y me castigaba haciéndome más y más dependiente de él. Esas noches en las que Sebastián se vengaba de mi insolencia, me hacía gemir hasta quedar sin voz. Supongo que me había vuelto un gran masoquista.

 

 Mensaje nuevo.

 De: Sebastian.

-          Si sales y atiendes mi llamada prometo darte una.

 

 En el fondo lo único que quería era ir directo hasta su casa, pero eso no sería tan divertido, además no podía pasar por alto su falta de atención.

 Durante los últimos días provoque a mi fiera taciturna con mis mejores artimañas…

 

Día 1. Lunes.

 Llamando.

-          ¿Alo?

-          Dime.

-          ¿Dónde demonios estas? Subí a la azotea y no estabas.

-          Te lo dije el sábado príncipe. Comienzan las semanas de exámenes, no tendré tiempo hasta que terminen.

-          Por favor, ¿lo decías en serio?

-          Si y ahora te dejo, estoy ocupado.

-          

-          Adios.

-          Si, adiós.

 

 Día 3. Miercoles.

 Llamando.

-          Te fuiste temprano de nuevo…

-          ¿Acaso sufres de amnesia o alguna mierda parecida?

-          De lo que sufro es de abstinencia sexual…

-          No tengo tiempo para atender tus frustraciones sexuales.  

-          ¿Entonces que se supone que haga?

-          No lo sé, ver pornografía supongo.

-          Michaelis en serio me estas encabronando ¿Sabes cuanta gente quiere dormir conmigo? La última vez que me masturbe debí tener 12 años.

-          Pues más vale que lo retomes.

 

 Dia 5. Viernes.

 

Redactar mensaje.

 Para: Sebastian.

-          No atiendes mis llamadas.

 

Nuevo mensaje.

 De: Sebastian.

-          Te lo dije, no tengo tiempo.

 

 Respuesta.

 Para: Sebastian.

-          Es viernes, ¿cómo carajo no puede tomar un par de horas? Comienzo a tomar esto como una provocación y no creas que no hare algo al respecto.

 

 Nuevo mensaje.

 De: Sebastian.

-          ¿Qué demonios estas pensando? Simplemente preparo los exámenes de la siguiente semana! Mierda, tu deberías estar haciendo lo mismo. No trates de hacer nada estúpido.

 

 Respuesta.

 Para: Sebastian.

-          Prepárate.

 

 Nuevo mensaje.

 De: Sebastian.

-          No me provoques phantomhive, o hare que lo lamentes en serio.

 

 Dia 7. Domingo.

 

 Llamada entrante.

-          ¿Alo?

-          ¿Se puede saber que intentas hacer mandando esa clase de fotos a la casa de otra persona?

-          Ahh así que las recibiste. No fotografié mi rostro así que no sabía si me reconocerías, pero parece que recuerdas bien la parte baja de mi espalda…

-          No te conviene seguir haciendo esto.

-          ¿es una amenaza?

-          Lo es.

-          Que bien, porque no sabes cómo me excita que me amenaces…

 

 Dia 9. Martes.

 

-          Maldicion. – dijo finny. – Las pruebas de deporte son las peores, mi cuerpo está destrozado.

 

 Estebamos entrando a los vestidores luego de toda una mañana de actividad física.

 

-          Lo sé.

-          Aunque no te fue nada mal, tienes mucha energía hoy Ciel.

-          Eso supongo, he estado muy inactivo estos días.

 

 Mientras me desvestía podía sentir claramente la punzante mirada de un espía tras nosotros. 

 Avance hasta el fondo del recinto, mientras finny iba delante de mí parloteando cosas que no alcanzaba a escuchar. Yo solo me concentraba en el temblor que sentían mis piernas mientras oía la respiración agitada de michaelis como el gruñido de un animal justo tras de mí.

 Al girar, la larga hilera de cubículos quedo ante nosotros, correspondían a la duchas. Finny siguió caminado, yo me detuve justo en el medio y me di la vuelta a tiempo para ver como Sebastian desaparecía dentro del 4 cubículo de la fila. Sin considerarlo gire sobre mis propios pasos y antes de que la puerta se cerrara estuve en el pequeño espacio junto con el.

 Solté la toalla que me cubría, para colgarla justo sobre la suya y sebastian quedo a centímetros de mí sin decir una palabra.

-          ¿Tienes unos minutos?

  El agua de la regadera ya caía sobre su cabeza y se deslizaba sobre sus hombros hasta su abdomen y por todo su cuerpo desnudo. Era una vista deliciosa.

 Me di vuelta con fingida inocencia, dejándole ver mi espalda y todos mis confines. Mis dedos temblorosos buscaron el pasador de la puerta para asegurarla.

-          No hagas esto…

 Su aliento contra mi cuello era un quejido violento.

-          Ya lo hice… - El pestillo quedo asegurado. – La cosa es ¿Qué vas a hacer tú?

 Sebastian me volteo rabioso y mientras me alzaba, mis piernas le rodearon con ansias al igual que mis brazos tras su cuello.

 El agua helada parecía poder evaporarse al entrar en contacto con nuestras pieles que difícilmente podían distinguirse como 2, rodeándonos con violencia, éramos una sola silueta.

-          ¡Vamos muchachos muévanse! Tienen 5 minutos para salir de esas duchas.

 A penas pude escuchar la voz del profesor mientras me comía el cuello empapado en agua de michaelis, fue este quien tuvo que sacarme de mi frenesí.

-          Tienes que salir de aquí, tienes que salir ya.

 Sebastian deshizo mi agarre y arrinconándome contra la pared sostuvo mi rosto fuertemente con su mano.

-          ¿Estás seguro?  – Dije mientras sujetaba su erección.-

-          Obedéceme maldita sea. Sal ya o no se…

 Enmudeció por un instante y su expresión tensa demostraba lo mucho que luchaba por mantener la cordura.

  Con una sonrisa en mi rostro aparte su mano, tome mi toalla y mientras me cubría abrí la puerta para salir dejándole solo.

 Minutos después, ya vestido y caminado junto con finny hacia los salones no pude evitar reír maliciosamente recordando la exquisita reacción de mi demonio particular.

-          ¿Qué diablos te pasa? .- Pregunto finny ajeno a mi risa.-

-          Nada, es solo que ha sido un maldito día muy loco.

 

11:45 pm

 Nuevo mensaje.

 De: Sebastian.

-          Voy a cobrarte todo esto phantomhive. No tengas duda.

 

Dia 10. Miercoles.

 

 7:00 am

 Redactar mensaje.

 Para: Sebastian.

-          Lo espero con ansias.

 

11:15 am.

Redactar mensaje.

 Para: Sebastian.

-          ¿Ya vas a presentar el examen de hoy? Espero que no te distraigas tanto como yo. Solo pude pensar en esa expresión seria que pones y estuve duro toda la mañana.

 3:00 pm

 Redactar mensaje.

 Para: Sebastian

-          ¿No respondes? ¿Debería dejarte un mensaje al buzón de voz? Dijiste que recobrara el habito de masturbarme… Creo que estoy a punto de hacerlo… ¿tienes alguna sugerencia? No creo que me haga falta pornografía. Siento que podría correrme solo recordando la sensación de tenerte dentro…

 

 8:00 pm

 Redactar mensaje.

 Para: Sebastian.

-          Michaelis, ¿Aun no quieres rendirte? esto es insoportable…

 

 Dia 11. Jueves.

 

  Tiene un nuevo mensaje en buzón de voz.

  Escuchar.

 No respondes ni me contestas así que pensé dejarte este regalo. Ya que es culpa tuya que este así, me pareció justo que estuvieras al tanto.

 Confieso que lo intente anoche pero no fue suficiente solo hacerlo por delante… me corrí un par de veces pero seguía muy insatisfecho así que hoy pase por un Sex Shop, no tienes idea de las cosas que venden ahora en estos sitios. Compre un juguete bastante similar a ti… Veamos cómo me va con él.

 Lo primero que hare será lamer mis dedos, no se si puedas escucharlo, pero me haz visto hacerlo asi que puedes imaginarlo, desde la punta hasta que la saliva me empape los nudillos… esto te encantaría… estoy tan estrecho que te asfixiaría.

 Ngghh ahh nhh

 Se sien… siente tan bien…

-          Jadeos –

 Quisiera narrarte todo, pero es tan difícil controlar mi voz… pero eso te gusta ¿no? Cuando me ahogo con tu nombre mientras me follas…

 ¿es…stas imaginándome Sebastian? ¿Estas duro? Quisiera lamerte completo, tu sabor me hace agua la boca. Voy a empaparte y luego podras metérmelo tanto como quieras ¿lo estas deseando no?

 Va a llegar tan profundo que ya estoy temblando…

 A penas lo pongas voy a venirme… pero aun asi no te detengas… hazme un desastre…

 Ahhh… tan… grande… Nghhh ahhh ah…

 Rompe todo en mi…

 

Dia 12. Viernes.

 

 Nuevo mensaje.

 De: Sebastian.

-          Hoy es el último examen. Te quiero en mi casa a penas esta mierda termine.

 

 Respuesta.

 Para: Sebastian.

-          Uhmm no lo se, hoy es la cena con los de la clase, todos debemos asistir ¿No pensaras dejarlos plantados?

 

 Nuevo mensaje.

 De: Sebastian.

-          No me interesa un carajo esa porquería. Tenemos asuntos pendientes.

 

 Respuesta.

 Para: Sebastian.

-          ¿Los tenemos? No escuchaste el mensaje de voz que te deje anoche? Como me estuviste ignorando arregle mis asuntos por mí mismo.

 Nuevo mensaje.

 De: Sebastian.

-          Si lo escuche. Pero no hablare de eso ahora, lo haremos en mi casa.

 

 Respuesta.

 Para: Sebastian.

-          Bueno lo hablaremos, pero será después de la cena de hoy. Cambio y fuera.

 

 Nuevo mensaje.

 De: Sebastian.

-          De acuerdo.

 

 Y asi es como llegue a esta insulsa cena.

 

 Nuevo mensaje.

 De: Sebastian.

-          ¿Lo harás?

  ¿Quién iba a rechazar una llamada amenazante?

 

 Respuesta.

 Para: Sebastian.

-          De acuerdo, llama, inventare algo y saldré.

 

 Me disculpe con las escusa de salir a fumar y sentí alivio de que nadie quisiera seguirme. Ultimamente habia rechazado tanto a las personas que parece que finalmente se rendían conmigo.

 

 Cruce el restaurant, dejando atrás las mesas y el bullicio y Sali a la fresca noche con mi celular en mano, esperando. La noche era oscura y algo solitaria. Me aparte un poco de la puerta y mientras esperaba la vibración que anunciara la llamada encendí un cigarrillo alejándome aún más del recinto. Entonces llego.

 Violentamente sentí el tirón que me saco de balance y como un par de brazos me rodearon hasta sepultarme en el pequeño y desierto callejón justo al lado del restaurante. Tragados por la oscuridad mi acechador y yo parecíamos estar solos en el mundo. Mientras una de sus manos cubrió mi boca, el cielo negro ébano gruño sobre nosotros con un estruendoso trueno.

 ¿Qué si intente gritar? No, no había razón. Para ser más honesto, no tenía ningún sentido. Todo lo que estaba por pasarme lo había pedido a gritos.

-          ¿Cuánto más querías hacerme esperar?

 La voz de Sebastián me entumeció por dentro.

-          ¿Vas a gritar?

 Su aliento se perdía entre mi cabello, era tibio a pesar del frio nocturno y la llovizna que comenzaba a cubrirlo todo.

 Movi mi cabeza negando. Lo escuche reír mientras su lengua acaricio mi oído.

-          Eso dices ahora. Pero tu juro que esta noche no vas a hacer otra cosa.

 Su cuerpo se pegó al mío hasta arrinconarme contra la pared del callejón.

-          ¿Sientes esto?

 Su pelvis contra mi trasero no dejo dudas de la prominente erección. Yo asentí.

-          Muy bien, querías una razón para dejar la cena, así que aquí la tienes…

 Sebastian me giro con fuerza y se inclinó hasta que sus ojos estuvieron frente a los míos, su mano aun cubría mi boca.

-          Voy a contar hasta 30 phantomhive y esa será toda la ventaja que te daré. Luego iré tras de ti y si te alcanzo no me importara si estas dentro de un local, o en la mitad de la puta calle. Te abriré de piernas y te follare en frente de quien sea.

 Oh si, sebastian hablaba muy en serio… el problema era ¿A dónde carajo iba a ir en 30 segundos? No había traído mi auto!

-          Mas te vale correr Ciel.- sebastian giro su rostro y vi su motocicleta justo al cruzar la calle.-  te aconsejo mi casa, es la más cercana.

 Su mano me soltó.

-          ¿Cómo piensas que llegare a tu casa sin que me alcances? Tienes tu motocicleta justo ahí… ¿No califica como trampa?

-          Tienes 30 segundos.

-          ¿Es una broma o que?

-          30… 29…

-          ¡Carajo!

 Sin decir una palabra más eche a correr.

 La llovizna se había convertido en lluvia y las gordas y pesadas gotas fueron la banda sonora de mi descabellada carrera.

 

 Los segundos los contaba mentalmente… esto era una maldita locura habia pasado la mitad del tiempo y yo solo me habia alejado 3 cuadras. Siempre fui muy rápido, pero esto era demasiado. Seguía corriendo desenfrenado con el principal objetivo de perderme de su vista, pero aun asi tratando de trazar una ruta hasta su casa, la más rápida ¿Pero cómo diablos iba a ganarle a una motocicleta? Mi cabello empapado cubrió mi rostro y la delgada camisa de vestir de tenue azul cielo se volvió casi trasparente mientras el agua era totalmente absorbida por la tela.

 ¿Qué calle, que calle tomo?

 Me detuve en una esquina mientras contaba 9 … 8 …

 Tome aire con fuerza y entonces decidí la vía. 

 Corrí calle arriba, sabía que al llegar estaría en la avenida 6.. 5…

 Un taxi, autobús… contemplaba las opciones en fracción de segundos.

-          ¡Taxi!

 3… 2…

-          Necesito ir a la calle XX, en el barrio XX

-          De acuerdo suba.

 1… 0…

 Mientras el taxi arrancaba casi pude escuchar el rugido de su motocicleta. La lluvia no iba a detenerle por otro lado, a mí no solo me había empapado, sino que amenazaba con congestionar el tráfico. No estaba demasiado lejos, pero debía llegar ya.

-          ¿tuvo alguna emergencia joven?

 La pregunta me trajo de vuelta y note que yo estaba hecho un desastre, escurriendo agua por todas partes.

-          Oh si. Es de vida o muerte. Lamento mojar su taxi.

-          No se preocupe, es mi última carrera por hoy así que está bien. Lo secare al llegar a casa.

 Sonreí fingiendo empatía y agradecimiento, aunque lo único que hacía era mirar por las ventanas en búsqueda de Michelis.

-          Estamos ya bastante cerca.

 No podia creerlo ¿En serio iba a lograrlo?

-          Si así es ¿Cuánto seria?

-          XX libras.

-          Oh, oh…

 Oh maldición!

-          Parece que hubo un accidente.

 Claro que no iba a ser así de sencillo.

-          ¡quedese con el cambio…!

 Arroje el billete hasta su asiento y abrí la puerta trasera del taxi lanzándome a la calle que comenzaba a parecer un estacionamiento. No es de extrañar que la lluvia cause accidentes… ¿Pero debía ser justo en mi camino? La pequeña plaza se me hizo corta y mientras corría a toda prisa entre los transeúntes con sus amplios paraguas, vislumbre la entrada hacia la calle de sebastian, donde las pequeñas casitas de decorado acogedor se disponían a lado y lado de la vía por la que ahora yo avanzaba en carrera.  No lo había notado, pero yo estaba sonriendo, esta era emoción a la que me había vuelto adicto. Un par de casas más y estuve frente a la suya.

 Me detuve frente al portal entreabierto y avance y claro, su motocicleta ya estaba ahí, aparcada y el justo bajo su puerta, también algo empapado. Avance.

-          ¿No me perseguiste?

-          ¿Por qué iba a hacerlo? Viniste corriendo hasta mí.

-          Pude haber ido a cualquier otro sitio, me pude esconder en cualquier lugar. – Dije riéndome de mi mismo por no haber considerado esas opciones antes.-

-          ¿es asi?

 Su mano se deslizo por mi pecho a través de la empapada camisa sentí su tacto en mis costillas, como una caricia y a la vez una amenaza. Dibujo la curva de mi cintura. Se acercó y tomo un mechon de cabello que caia por mi rostro.

-          Yo no lo veo posible.

 Y yo tampoco, al final si una cosa había aprendido en todo este tiempo es que lo único que era certero en mi vida, era esta necesidad inacabable de chocar el uno contra el otro… éramos como dos gatos sin hogar que se guarecían en algun lugar oscuro a lamerse las heridas entre sí. Sin preguntas ni explicaciones, sin necesidad de verdades elaboradas, sin juzgar en absoluto, sin condiciones, sin reglas. Uno era el refugio del contrario, éramos, para el otro, el único sitio seguro.

 Le sonreí concediéndole la razón y poco más fue lo que dijimos. Mientras la puerta se cerraba a nuestras espaldas, yo seguí avanzando, cruzando la sala-comedor hasta la escalera que llevaba al segundo piso y a la segunda puerta a la derecha conseguí la  pequeña recamara donde tantas y tantas veces vimos el amanecer revelarse a través de las persianas, muertos de hambre pero satisfechos en la dulce fatiga de devorarnos toda la noche.

 No hubo tiempo de duchas, ni de secar la lluvia que impregnaba nuestra piel. Sebastian había iniciado la noche desprendiéndome de cada prenda de ropa, aunque el solo se deshizo de su chaqueta.  Mi gato de pelo azabache se rozaba contra mí, mientras apreciaba el contorno de mi silueta desnuda y me mostraba la impaciencia la que me deseaba.

-          ¿Sabes que no lo tendrás fácil hoy no es cierto?

 Sebastian murmuraba con una voz firme que me estremecía, y yo, vulnerable y por completo a su merced, solo podía asentir temeroso y ansioso. Mientras el mordisqueaba mi hombro y susurraba palabras casi inaudible, yo luchaba por mantenerme de pie en el centro de la habitación bajo su mirada implacable.

 Esa vez, no se abalanzaría sobre mi, como normalmente haríamos. Esta vez seria meticuloso, seria cruel, seria despiadado y me arrancaría del seno de mi cordura, se comería despacio a su presa viva para que sintiera cada mordisco más y más dolorosamente.

 El tiempo fue una cosa vetada de aquel lugar.

-          ¿Qué pasa? No fue así como lo hiciste ayer?

 Sebastian murmuraba contra mi mejilla helada, mientras sus dedos se deslizaban por mi interior, que ardía, ardía insoportablemente mientras él hacia fricción en el punto exacto.

 EL permanecía vestido, con la misma ropa empapada, sentado en un sillón gastado de su habitación; yo estaba complemente desnudo acunado en su regazo, donde me obligaba a permanecer cautivo contra su pecho y su tortura no parecía acabar jamás.

-          Nhggg… no pue…do…

-          ¿Por qué? Pensé que te gustaban los juguetes de las sex shop.

 Me sostenía contra su cuerpo sutilmente. Yo ya había agotado toda mi energía y solo había conseguido arrancar un par de botones de su camisa, pero no pude estar ni cerca de la libertad.

 Sebastian me castigaba por haberle tentado y no planeaba ser considerado. Había adquirido una pequeña barra, reluciente como la plata y delgada, lo suficiente como entrar por mi uretra, la coloco gentilmente y aunque me resulto incomoda su entrada, el me aseguro que eso no era nada, lo realmente insoportable seguiría después.

-          Yo creo que te queda muy bien.

 ¿Segundos, minutos, horas? No podría decir cuánto tiempo llevaba muriéndome de ganas de correrme, pero nada podía atravesar la pieza que Sebastián habían introducido en mí y que me prohibía quitar. El seguía con sus dedos dentro de mi y ahora el placer que sentí al comienzo, se había intensificado hasta rayar en lo insoportable. Yo jadeaba vencido, me estaba comiendo por dentro.

 Sujetaba su camisa entre mis dedos pero ya no tenía siquiera fuerza para tirar de ella. Habia lágrimas en mis ojos, saliva escapando por la comisura de mis labios, agua empapando mi cuerpo ardiente y su rostro contra el mío, degustando el estado crítico en el que sus caricias me habían sepultado.

-          Estas echo un desastre phantomhive…

 Yo no podía articular palabra alguna.

-          Y no sabes cómo me excita…

 Su ereccion palpitaba contra mí, pero aún se resistía a liberarla. Seguía masturbando con sus dedos el lugar justo para hacerme retorcer desesperado.

-          ¿otra vez? Te has corrido demasiado Ciel, debe ser muy doloroso que este todo ahí contenido.

 Estaba aterrado, involuntariamente mi cuerpo se sacudía, como si oleadas de electricidad me atravesaran aturdiéndome y doblegándome.

-          Pero tú me lo pediste ¿no? Que te rompiera… Esa noche casi me rindo… estaba como loco por verte así, prendido de mí, convulsionando… nunca había deseado tanto algo. Esos gemidos y el lascivo sonido que hacías al tocarte me partieron en dos.

 No podia recordar lo que había sentido al tocarme a mi mismo, ahora toda mi mente estaba llena de el, pero sabia que no habia punto de comparación.

-          ¿Soy mejor yo no es cierto? Este sitio…- dijo deslizando sus dedos aún más profundo.- no me oculta nada… tu cuerpo descarado me suplica siempre por más.

 Lamia el arco de mi oreja y repiraba fuerte el aroma a lluvia que impregnaba mi cabello.

-          Estas ardiendo…

 Subí mi mirada, como si estuviese a punto de desvanecerme.

-          Si… ese el rostro…

 Sus dedos empapados de mis fluidos y lubricante abandonaron mis profundos rincones. Sebastian rozo mi pene con la punta de sus dedos hasta acariciar el glande y la punta de la cruel barra. 

-          Me fascina…

 Sostuvo la punta firmemente.

-          Po…r fa..vor…

 Su rostro sereno se llenó de sádica satisfacción.

-          ¿Quién iba a poder negarte algo… si lo pides asi?

 Y por fin, sentí como el extraño objeto era halado fuera de mi. De nuevo mi garganta se abrió y con una secuencia de frenéticos gemidos toda mi esencia comenzó derramarse.

 Sebastian tuvo que sostenerme con aun más fuerza mientras los espasmos se me hacían mas y mas violentos, el semen no dejaba de fluir y casi podría jurar que le escuche reir, mientras todo quedaba sobre su camisa hasta su abdomen.

 Cuando me hube calmado, mi respiración a penas si podia escucharse, quede inmóvil aferrándome al el. La lluvia y su sonido apacible nos arrullo por unos instantes hasta que sebastian me alzo en brazos y me hubo recostado en la cama. Lo mire agotado, rendido, pero sus ojos no mentían y mientras se desvestía supe que solo habíamos comenzado…

 No puedo recordar del todo lo siguiente, solo que su cuerpo me cubrió por completo, y mientras sujetaba mi rostro me fue penetrando hasta invadirme por completo. No importo cuanto quise apartar mi avergonzado rostro, sebastian me obligo a verlo fijamente mientras se deslizaba despacio entre mi carne.

 Después de años de arremetidas violentas y salvaje desenfreno me creí resistente a todo lo que el tenia para darme, pero ahora el también temblaba, y se movía tan despacio que podía sentir cada milímetro de piel rozando.

-          No lo hagas… asi… no tan despacio…

 Suplique muchísimas veces, pero era en vano, el gentil vaivén seguía su curso y Sebastian parecía estar fuera de su propio cuerpo, solo se aferraba a mí y como a la última piedra de un risco. No podía entender bien lo que murmuraba, pero creo que era…

-          “tu culpa, ciel… es tu culpa”

 Era culpa de ambos, entre los dos nos habíamos cambiado… sin querer, pero vaya que lo habíamos hecho. Pero nadie iba a admitirlo, ninguno trataría de ponerle nombre a esta relación que cada vez nos unía mas, ninguno miraría hacia el interior, porque en el fondo ambos teníamos miedo de lo que había adentro ¿Qué pasaría si ya no era por deporte, si ya no se trataba solo de diversión, de cacería, que tal si de pronto ya no era solo sexo?

 Cualquier par de niños le habrían llamado amor, pero ellos no, ellos le llamaron catástrofe y se dejaron sepultar bajo escombros, mientras luchaban por no soltarse jamás.

 

 

 Entre a mi habitación aun temblando, el cuarto de la clínica estaba helado, pero aun si iría por una ducha.

 Deje la bata caer al suelo y la tibia agua comenzó a deslizarse sobre mí. El sonido me había traído ese recuerdo, me recordaba la lluvia de esa noche. Cerré los ojos queriendo apartarlo todo, pero no podia escapar de la sanción de sus manos aun húmedas, el olor a lluvia grabado en su piel y la forma en que mi cuerpo temblaba con cada suave movimiento de su cuerpo contra el mío.

 Me deje ir contra la pared y sentí ganas de llorar. Había pasado una década y recordaba ese momento tan nítidamente como el beso que hacía unos minutos me había dado Michaelis en ese frio consultorio.

 Nunca habia tenido un recuerdo tan vivido.

 ¿Qué de dónde vengo, me preguntaste? Porque no me lo dices tú, que apareciste y torciste mi camino… que me convertiste en otra cosa…

 Aprete los dedos contra mi boca que se sentía como si quemara.

 “Iré contigo… “

 La frase me golpeo hasta los huesos. Y recordé su rostro sereno iluminándose. Esa noche luego de habernos consumido, entre cenizas hicimos un pacto que jamás logramos cumplir.

 Desplomados en la misma almohada, compartimos un momento abrumadoramente íntimo, ninguno quería abandonarse al sueño, aun cuando los rayos de luz habían comenzado a asomar. Solo nos veíamos silenciosamente, cada uno temeroso del enigma que guardaba el otro, o tal vez ni siquiera era eso, tal vez solo eran dos niños avergonzados que por primera vez no sabían que decir, ni cómo lidiar con lo desconocido.

-          Todo está por terminar.

-          ¿a que te refieres?

-          La graduación… Todo está por terminar.

 Sebastian lo dijo tratando de lucir despreocupado. Aunque a través del cansancio alcance a ver algo de inquietud.

-          Tal vez no todo de acabarse.

 Nunca habíamos hablado de pasado o futuro, pero tal vez el agotamiento nos hizo más débiles, tal vez la proximidad del final nos sacudió la cobardía momentáneamente. El me vio intrigado.

-          Seguramente serás becado, podrás escoger cualquier lugar al que quieras ir.

-          Lo sé, pero no planeo quedarme aquí. Siempre he querido irme, tan lejos como la beca lo permita.

 Sebastian se incorporó levemente. Yo lo mire algo ansioso, no sabía que tenía tales planes.

-          ¿Es asi? No imagine que tuvieses tanta urgencia por perdernos a todos de vista.

-          Hay muchas cosas que debo dejar atrás.

-          ¿Yo soy una de ellas?

 Fingí una sonrisa.

-          No. Pero no podre ocuparme de ti estando tan lejos, asi que supongo…

 No quería oír lo siguiente.

-          No tiene que ser así.

 Guardo silencio y me vio algo desconcertado. Yo me incorpore y sentados quedamos frente a frente.

-          Puedo ir a donde me plazca…

-          ¿Eso qué significa?

-          Bueno… supongo que si decides que aún no te aburres de mí y me dejas quedarme a tu lado… entonces quizás yo decida seguirte…

 No podía creer que aquellas cosas estuviesen saliendo de mi boca ¿Qué era lo que estaba diciendo? ¿Qué era lo que tenía en mente, quedarme a su lado? ¿Por qué era eso? Estaba asustado de mis propias respuestas pero no tenía intención de retractarme, no sabia porque, pero estaba seguro de cada palabra que decía. Si me querías a tu lado, yo te iba a seguir, hasta donde fuese y como fuese…

 Sebastian alzo su mano y rodeo un morado que comenzaba a dibujarse en mi piel… Me había apretado con tanta fuerza en su abrazo que las marcas comenzaban a notarse.

-          Es peligroso lo que dices…

-          No te temo.

 El me miro como si fuese la primera vez que alguien le decía aquello y como si fuese la primera vez en que el realmente lo creía. Aparto un mecho de cabello de mi rostro, era un gesto que se había vuelto frecuente, aunque por la atmosfera me avergonzó un poco.

-          ¿Aún no ha sido bastante? – Bromeo tímidamente y suspiro, casi sonando aliviado tras su máscara.- ¿Entonces que harás? Si te digo que no me importaría que me siguieses… ¿Qué harías?

-          Después de la graduación, me iré contigo.

 Solo me observo por unos instantes, como si buscara rastro de dudas, pero no las había. Era un pacto irrompible el que habíamos sellado silenciosamente, y él sonrió  mientras se recostaba de nuevo y sobre su pecho me acomode yo, solo a vernos en silencio.

 “era un pacto irrompible”

 Recuerdo haberlo pensado en ese instante, era la promesa silenciosa más solemne que jamás había hecho, y era la única vez que me pareció saber en qué dirección iba... aunque solo significase ir tras de ti…

 Me deje ir despacio con el agua hasta que me encontré de rodillas, frotando mis labios rabioso, soltando lagrimas cargadas de nostalgia y rencor. Era en serio, michelis, lo era…

-          Tú lo botaste todo.- dije con amargura.-  Tu culpa michelis, fue tu culpa. 

 El cielo nocturno rugía con truenos y relámpagos, pero yo solo podía escuchar sus pisadas tras de mí.

 Recuerdo el bullicio irrelevante y la luz en la pantalla de mi celular.

  Era una cena inocente a la que toda nuestra clase asistió en vista de que faltaba un mes para nuestra graduación. Todos habían asistido a excepción, por su puesto, del distante ojos grises al que nadie parecía extrañar. A veces sentía que él era un fantasma al que solo yo podía ver.

 Su nombre en el buzón de mensajes en ocasiones me estremecía y otras me salvaba la vida.

 Mensaje nuevo.

 De: Sebastian.

-          ¿Concluyen las semanas de exámenes y así es como lo celebras? Desperdicias el tiempo miserablemente.

  Responder.

 Para: Sebastian

-          ¿Decidiste aparecer?

 

 La conversación en la mesa continuaba animada, mientras unos comían, otros aprovechaban para coquetear o hacer bromas. Era bastante caótico y aunque, como siempre, yo estaba en el medio rodeado de mujeres, nadie parecía notar lo ausente que me había quedado ahora que mi mente se iba lejos, junto con el aquel mensaje.

 Todo seguía a mi alrededor, pero yo me quedaba fluctuando entre lo dicho y lo esperado, tal vez yo también era un fantasma, tal vez si optaba por guardar silencio durante unas horas dejaría de existir para todos… para todos menos el.

 Mi pie bajo la mesa temblaba ansioso, esperando su respuesta.

 

 Mensaje nuevo.

 De: Sebastian

-          ¿Me esperabas, no?

 

  Cerré los ojos y entre la multitud pude sumergirme en el silencio de nuestros encuentros furtivos.

  Lo hice ¿no es cierto? Él lo sabía y yo también… ya no teníamos esa energía del comienzo, ya no jugábamos a despistarnos, con los años nos volvimos más directos, descarados y avaros del cuerpo del otro, de su tiempo, de su atención.

 ¿Cuánto había pasado? A veces me costaba recordar cómo nos conocimos y que fue lo que iniciamos ¿Cómo es que ahora éramos así?

 Solo fueron dos semanas, pero yo me sentía hambriento.

 

 Mensaje nuevo.

 De: Sebastian.

-          ¿No respondes? Debo ser el único impaciente…

 

 Respuesta.

 Para: Sebastian.

-          No, no lo eres. Pero supongo que puedo permitirme ser caprichoso, dado que has sido tu quien me ha ignorado. Felicidades por tus calificaciones.

 

 En realidad lucho por volver a lo que era, por acariciar piernas delgadas y dejarme seducir por alguna mujer sin reparar en detalles, por llenarme la barriga de adulaciones aunque eso no me salve de morir de hambre… Miro a mi alrededor y me pregunto ¿siempre fue asi de patético mi entorno? Si, estoy seguro de que si, siempre lo supe, pero parece que ahora soy más consciente de ello, parece que perdí mi habilidad para tolerarlo. Aprecio más los silencios ahora que he perdido el miedo a la soledad… Quizás no se deba a eso, quizás se debe a que es en la absoluta nada donde mejor puedo ver. Ahí donde está más oscuro es donde resalta el gris frio de sus ojos, ahí donde nadie habla es donde puedo escucharle mejor… cuando estoy a punto de asfixiarme es cuando el respira más fuerte ¿te sientes igual? Temo preguntar, aunque juraría que si. No solo yo he cambiado. Es aterrador.

 

 Mensaje nuevo.

 De: Sebastian.

-          No fueron gracias a ti.

 

 Sonreí disimuladamente, invisible a los demás y me permití recordar los últimos acontecimientos. 

 Las últimas dos semanas fueron enteramente destinadas a los exámenes escolares, Uno por día, de lunes a viernes; puedo concederme el haber madurado en ciertos aspectos, pero no puedo mentir con respecto a mi interés por mi rendimiento académico, francamente cada vez me importaba menos. Algo de lo que estaba seguro es de que no importaba las calificaciones que obtuviese, finalmente mi padre pagaría lo que fuese necesario por asegurarme un cupo en la universidad que yo quisiera, en la carrera que prefiriera, sobre todo porque ya le había asegurado seguir sus pasos y hacerme cargo de la compañía familiar, eso le hizo muy feliz y para ser honesto yo no tenía ningún plan mejor, así que seguir la corriente era mi destino al menos en ese aspecto. Pero claro que no todos vemos las cosas a través del mismo lente y mientras yo me limitaba a estudiar lo necesario para a penas aprobar, el estudiante de honor, Sebastian Michaelis, se encontraba en la recta final, si este último año alcanzaba estar en la cima del top académico se aseguraría un puesto y una beca a cualquier universidad.

 Dos realidades muy distintas y por su puesto eso influyo en nuestros horarios y tiempos libres.

 

 Respuesta.

 Para: Sebastian.

-          Debí tratar con más empeño, al final no logre captar tu atención.

 

 Mensaje nuevo.

 De: Sebastian.

-          Así que es eso… Herí tu orgullo. Sé que puedo remediarlo, aunque no si estas rodeado de tanta gente.

 Cuando sebastian se mostraba dócil, solo era más peligroso.

 

  Respuesta.

 Para: Sebastian.

-          … No veo cómo solucionar eso, no puedo dejar esta importante cena sin una buena excusa.

 

 Me divertía imaginar su expresión siempre que lo tentaba. Cuando le provocaba era como agitar un trozo de carne frente a un león y adoraba la violencia con la que arremetía contra mi descaro y me castigaba haciéndome más y más dependiente de él. Esas noches en las que Sebastián se vengaba de mi insolencia, me hacía gemir hasta quedar sin voz. Supongo que me había vuelto un gran masoquista.

 

 Mensaje nuevo.

 De: Sebastian.

-          Si sales y atiendes mi llamada prometo darte una.

 

 En el fondo lo único que quería era ir directo hasta su casa, pero eso no sería tan divertido, además no podía pasar por alto su falta de atención.

 Durante los últimos días provoque a mi fiera taciturna con mis mejores artimañas…

 

Día 1. Lunes.

 Llamando.

-          ¿Alo?

-          Dime.

-          ¿Dónde demonios estas? Subí a la azotea y no estabas.

-          Te lo dije el sábado príncipe. Comienzan las semanas de exámenes, no tendré tiempo hasta que terminen.

-          Por favor, ¿lo decías en serio?

-          Si y ahora te dejo, estoy ocupado.

-          

-          Adios.

-          Si, adiós.

 

 Día 3. Miercoles.

 Llamando.

-          Te fuiste temprano de nuevo…

-          ¿Acaso sufres de amnesia o alguna mierda parecida?

-          De lo que sufro es de abstinencia sexual…

-          No tengo tiempo para atender tus frustraciones sexuales.  

-          ¿Entonces que se supone que haga?

-          No lo sé, ver pornografía supongo.

-          Michaelis en serio me estas encabronando ¿Sabes cuanta gente quiere dormir conmigo? La última vez que me masturbe debí tener 12 años.

-          Pues más vale que lo retomes.

 

 Dia 5. Viernes.

 

Redactar mensaje.

 Para: Sebastian.

-          No atiendes mis llamadas.

 

Nuevo mensaje.

 De: Sebastian.

-          Te lo dije, no tengo tiempo.

 

 Respuesta.

 Para: Sebastian.

-          Es viernes, ¿cómo carajo no puede tomar un par de horas? Comienzo a tomar esto como una provocación y no creas que no hare algo al respecto.

 

 Nuevo mensaje.

 De: Sebastian.

-          ¿Qué demonios estas pensando? Simplemente preparo los exámenes de la siguiente semana! Mierda, tu deberías estar haciendo lo mismo. No trates de hacer nada estúpido.

 

 Respuesta.

 Para: Sebastian.

-          Prepárate.

 

 Nuevo mensaje.

 De: Sebastian.

-          No me provoques phantomhive, o hare que lo lamentes en serio.

 

 Dia 7. Domingo.

 

 Llamada entrante.

-          ¿Alo?

-          ¿Se puede saber que intentas hacer mandando esa clase de fotos a la casa de otra persona?

-          Ahh así que las recibiste. No fotografié mi rostro así que no sabía si me reconocerías, pero parece que recuerdas bien la parte baja de mi espalda…

-          No te conviene seguir haciendo esto.

-          ¿es una amenaza?

-          Lo es.

-          Que bien, porque no sabes cómo me excita que me amenaces…

 

 Dia 9. Martes.

 

-          Maldicion. – dijo finny. – Las pruebas de deporte son las peores, mi cuerpo está destrozado.

 

 Estebamos entrando a los vestidores luego de toda una mañana de actividad física.

 

-          Lo sé.

-          Aunque no te fue nada mal, tienes mucha energía hoy Ciel.

-          Eso supongo, he estado muy inactivo estos días.

 

 Mientras me desvestía podía sentir claramente la punzante mirada de un espía tras nosotros. 

 Avance hasta el fondo del recinto, mientras finny iba delante de mí parloteando cosas que no alcanzaba a escuchar. Yo solo me concentraba en el temblor que sentían mis piernas mientras oía la respiración agitada de michaelis como el gruñido de un animal justo tras de mí.

 Al girar, la larga hilera de cubículos quedo ante nosotros, correspondían a la duchas. Finny siguió caminado, yo me detuve justo en el medio y me di la vuelta a tiempo para ver como Sebastian desaparecía dentro del 4 cubículo de la fila. Sin considerarlo gire sobre mis propios pasos y antes de que la puerta se cerrara estuve en el pequeño espacio junto con el.

 Solté la toalla que me cubría, para colgarla justo sobre la suya y sebastian quedo a centímetros de mí sin decir una palabra.

-          ¿Tienes unos minutos?

  El agua de la regadera ya caía sobre su cabeza y se deslizaba sobre sus hombros hasta su abdomen y por todo su cuerpo desnudo. Era una vista deliciosa.

 Me di vuelta con fingida inocencia, dejándole ver mi espalda y todos mis confines. Mis dedos temblorosos buscaron el pasador de la puerta para asegurarla.

-          No hagas esto…

 Su aliento contra mi cuello era un quejido violento.

-          Ya lo hice… - El pestillo quedo asegurado. – La cosa es ¿Qué vas a hacer tú?

 Sebastian me volteo rabioso y mientras me alzaba, mis piernas le rodearon con ansias al igual que mis brazos tras su cuello.

 El agua helada parecía poder evaporarse al entrar en contacto con nuestras pieles que difícilmente podían distinguirse como 2, rodeándonos con violencia, éramos una sola silueta.

-          ¡Vamos muchachos muévanse! Tienen 5 minutos para salir de esas duchas.

 A penas pude escuchar la voz del profesor mientras me comía el cuello empapado en agua de michaelis, fue este quien tuvo que sacarme de mi frenesí.

-          Tienes que salir de aquí, tienes que salir ya.

 Sebastian deshizo mi agarre y arrinconándome contra la pared sostuvo mi rosto fuertemente con su mano.

-          ¿Estás seguro?  – Dije mientras sujetaba su erección.-

-          Obedéceme maldita sea. Sal ya o no se…

 Enmudeció por un instante y su expresión tensa demostraba lo mucho que luchaba por mantener la cordura.

  Con una sonrisa en mi rostro aparte su mano, tome mi toalla y mientras me cubría abrí la puerta para salir dejándole solo.

 Minutos después, ya vestido y caminado junto con finny hacia los salones no pude evitar reír maliciosamente recordando la exquisita reacción de mi demonio particular.

-          ¿Qué diablos te pasa? .- Pregunto finny ajeno a mi risa.-

-          Nada, es solo que ha sido un maldito día muy loco.

 

11:45 pm

 Nuevo mensaje.

 De: Sebastian.

-          Voy a cobrarte todo esto phantomhive. No tengas duda.

 

Dia 10. Miercoles.

 

 7:00 am

 Redactar mensaje.

 Para: Sebastian.

-          Lo espero con ansias.

 

11:15 am.

Redactar mensaje.

 Para: Sebastian.

-          ¿Ya vas a presentar el examen de hoy? Espero que no te distraigas tanto como yo. Solo pude pensar en esa expresión seria que pones y estuve duro toda la mañana.

 3:00 pm

 Redactar mensaje.

 Para: Sebastian

-          ¿No respondes? ¿Debería dejarte un mensaje al buzón de voz? Dijiste que recobrara el habito de masturbarme… Creo que estoy a punto de hacerlo… ¿tienes alguna sugerencia? No creo que me haga falta pornografía. Siento que podría correrme solo recordando la sensación de tenerte dentro…

 

 8:00 pm

 Redactar mensaje.

 Para: Sebastian.

-          Michaelis, ¿Aun no quieres rendirte? esto es insoportable…

 

 Dia 11. Jueves.

 

  Tiene un nuevo mensaje en buzón de voz.

  Escuchar.

 No respondes ni me contestas así que pensé dejarte este regalo. Ya que es culpa tuya que este así, me pareció justo que estuvieras al tanto.

 Confieso que lo intente anoche pero no fue suficiente solo hacerlo por delante… me corrí un par de veces pero seguía muy insatisfecho así que hoy pase por un Sex Shop, no tienes idea de las cosas que venden ahora en estos sitios. Compre un juguete bastante similar a ti… Veamos cómo me va con él.

 Lo primero que hare será lamer mis dedos, no se si puedas escucharlo, pero me haz visto hacerlo asi que puedes imaginarlo, desde la punta hasta que la saliva me empape los nudillos… esto te encantaría… estoy tan estrecho que te asfixiaría.

 Ngghh ahh nhh

 Se sien… siente tan bien…

-          Jadeos –

 Quisiera narrarte todo, pero es tan difícil controlar mi voz… pero eso te gusta ¿no? Cuando me ahogo con tu nombre mientras me follas…

 ¿es…stas imaginándome Sebastian? ¿Estas duro? Quisiera lamerte completo, tu sabor me hace agua la boca. Voy a empaparte y luego podras metérmelo tanto como quieras ¿lo estas deseando no?

 Va a llegar tan profundo que ya estoy temblando…

 A penas lo pongas voy a venirme… pero aun asi no te detengas… hazme un desastre…

 Ahhh… tan… grande… Nghhh ahhh ah…

 Rompe todo en mi…

 

Dia 12. Viernes.

 

 Nuevo mensaje.

 De: Sebastian.

-          Hoy es el último examen. Te quiero en mi casa a penas esta mierda termine.

 

 Respuesta.

 Para: Sebastian.

-          Uhmm no lo se, hoy es la cena con los de la clase, todos debemos asistir ¿No pensaras dejarlos plantados?

 

 Nuevo mensaje.

 De: Sebastian.

-          No me interesa un carajo esa porquería. Tenemos asuntos pendientes.

 

 Respuesta.

 Para: Sebastian.

-          ¿Los tenemos? No escuchaste el mensaje de voz que te deje anoche? Como me estuviste ignorando arregle mis asuntos por mí mismo.

 Nuevo mensaje.

 De: Sebastian.

-          Si lo escuche. Pero no hablare de eso ahora, lo haremos en mi casa.

 

 Respuesta.

 Para: Sebastian.

-          Bueno lo hablaremos, pero será después de la cena de hoy. Cambio y fuera.

 

 Nuevo mensaje.

 De: Sebastian.

-          De acuerdo.

 

 Y asi es como llegue a esta insulsa cena.

 

 Nuevo mensaje.

 De: Sebastian.

-          ¿Lo harás?

  ¿Quién iba a rechazar una llamada amenazante?

 

 Respuesta.

 Para: Sebastian.

-          De acuerdo, llama, inventare algo y saldré.

 

 Me disculpe con las escusa de salir a fumar y sentí alivio de que nadie quisiera seguirme. Ultimamente habia rechazado tanto a las personas que parece que finalmente se rendían conmigo.

 

 Cruce el restaurant, dejando atrás las mesas y el bullicio y Sali a la fresca noche con mi celular en mano, esperando. La noche era oscura y algo solitaria. Me aparte un poco de la puerta y mientras esperaba la vibración que anunciara la llamada encendí un cigarrillo alejándome aún más del recinto. Entonces llego.

 Violentamente sentí el tirón que me saco de balance y como un par de brazos me rodearon hasta sepultarme en el pequeño y desierto callejón justo al lado del restaurante. Tragados por la oscuridad mi acechador y yo parecíamos estar solos en el mundo. Mientras una de sus manos cubrió mi boca, el cielo negro ébano gruño sobre nosotros con un estruendoso trueno.

 ¿Qué si intente gritar? No, no había razón. Para ser más honesto, no tenía ningún sentido. Todo lo que estaba por pasarme lo había pedido a gritos.

-          ¿Cuánto más querías hacerme esperar?

 La voz de Sebastián me entumeció por dentro.

-          ¿Vas a gritar?

 Su aliento se perdía entre mi cabello, era tibio a pesar del frio nocturno y la llovizna que comenzaba a cubrirlo todo.

 Movi mi cabeza negando. Lo escuche reír mientras su lengua acaricio mi oído.

-          Eso dices ahora. Pero tu juro que esta noche no vas a hacer otra cosa.

 Su cuerpo se pegó al mío hasta arrinconarme contra la pared del callejón.

-          ¿Sientes esto?

 Su pelvis contra mi trasero no dejo dudas de la prominente erección. Yo asentí.

-          Muy bien, querías una razón para dejar la cena, así que aquí la tienes…

 Sebastian me giro con fuerza y se inclinó hasta que sus ojos estuvieron frente a los míos, su mano aun cubría mi boca.

-          Voy a contar hasta 30 phantomhive y esa será toda la ventaja que te daré. Luego iré tras de ti y si te alcanzo no me importara si estas dentro de un local, o en la mitad de la puta calle. Te abriré de piernas y te follare en frente de quien sea.

 Oh si, sebastian hablaba muy en serio… el problema era ¿A dónde carajo iba a ir en 30 segundos? No había traído mi auto!

-          Mas te vale correr Ciel.- sebastian giro su rostro y vi su motocicleta justo al cruzar la calle.-  te aconsejo mi casa, es la más cercana.

 Su mano me soltó.

-          ¿Cómo piensas que llegare a tu casa sin que me alcances? Tienes tu motocicleta justo ahí… ¿No califica como trampa?

-          Tienes 30 segundos.

-          ¿Es una broma o que?

-          30… 29…

-          ¡Carajo!

 Sin decir una palabra más eche a correr.

 La llovizna se había convertido en lluvia y las gordas y pesadas gotas fueron la banda sonora de mi descabellada carrera.

 

 Los segundos los contaba mentalmente… esto era una maldita locura habia pasado la mitad del tiempo y yo solo me habia alejado 3 cuadras. Siempre fui muy rápido, pero esto era demasiado. Seguía corriendo desenfrenado con el principal objetivo de perderme de su vista, pero aun asi tratando de trazar una ruta hasta su casa, la más rápida ¿Pero cómo diablos iba a ganarle a una motocicleta? Mi cabello empapado cubrió mi rostro y la delgada camisa de vestir de tenue azul cielo se volvió casi trasparente mientras el agua era totalmente absorbida por la tela.

 ¿Qué calle, que calle tomo?

 Me detuve en una esquina mientras contaba 9 … 8 …

 Tome aire con fuerza y entonces decidí la vía. 

 Corrí calle arriba, sabía que al llegar estaría en la avenida 6.. 5…

 Un taxi, autobús… contemplaba las opciones en fracción de segundos.

-          ¡Taxi!

 3… 2…

-          Necesito ir a la calle XX, en el barrio XX

-          De acuerdo suba.

 1… 0…

 Mientras el taxi arrancaba casi pude escuchar el rugido de su motocicleta. La lluvia no iba a detenerle por otro lado, a mí no solo me había empapado, sino que amenazaba con congestionar el tráfico. No estaba demasiado lejos, pero debía llegar ya.

-          ¿tuvo alguna emergencia joven?

 La pregunta me trajo de vuelta y note que yo estaba hecho un desastre, escurriendo agua por todas partes.

-          Oh si. Es de vida o muerte. Lamento mojar su taxi.

-          No se preocupe, es mi última carrera por hoy así que está bien. Lo secare al llegar a casa.

 Sonreí fingiendo empatía y agradecimiento, aunque lo único que hacía era mirar por las ventanas en búsqueda de Michelis.

-          Estamos ya bastante cerca.

 No podia creerlo ¿En serio iba a lograrlo?

-          Si así es ¿Cuánto seria?

-          XX libras.

-          Oh, oh…

 Oh maldición!

-          Parece que hubo un accidente.

 Claro que no iba a ser así de sencillo.

-          ¡quedese con el cambio…!

 Arroje el billete hasta su asiento y abrí la puerta trasera del taxi lanzándome a la calle que comenzaba a parecer un estacionamiento. No es de extrañar que la lluvia cause accidentes… ¿Pero debía ser justo en mi camino? La pequeña plaza se me hizo corta y mientras corría a toda prisa entre los transeúntes con sus amplios paraguas, vislumbre la entrada hacia la calle de sebastian, donde las pequeñas casitas de decorado acogedor se disponían a lado y lado de la vía por la que ahora yo avanzaba en carrera.  No lo había notado, pero yo estaba sonriendo, esta era emoción a la que me había vuelto adicto. Un par de casas más y estuve frente a la suya.

 Me detuve frente al portal entreabierto y avance y claro, su motocicleta ya estaba ahí, aparcada y el justo bajo su puerta, también algo empapado. Avance.

-          ¿No me perseguiste?

-          ¿Por qué iba a hacerlo? Viniste corriendo hasta mí.

-          Pude haber ido a cualquier otro sitio, me pude esconder en cualquier lugar. – Dije riéndome de mi mismo por no haber considerado esas opciones antes.-

-          ¿es asi?

 Su mano se deslizo por mi pecho a través de la empapada camisa sentí su tacto en mis costillas, como una caricia y a la vez una amenaza. Dibujo la curva de mi cintura. Se acercó y tomo un mechon de cabello que caia por mi rostro.

-          Yo no lo veo posible.

 Y yo tampoco, al final si una cosa había aprendido en todo este tiempo es que lo único que era certero en mi vida, era esta necesidad inacabable de chocar el uno contra el otro… éramos como dos gatos sin hogar que se guarecían en algun lugar oscuro a lamerse las heridas entre sí. Sin preguntas ni explicaciones, sin necesidad de verdades elaboradas, sin juzgar en absoluto, sin condiciones, sin reglas. Uno era el refugio del contrario, éramos, para el otro, el único sitio seguro.

 Le sonreí concediéndole la razón y poco más fue lo que dijimos. Mientras la puerta se cerraba a nuestras espaldas, yo seguí avanzando, cruzando la sala-comedor hasta la escalera que llevaba al segundo piso y a la segunda puerta a la derecha conseguí la  pequeña recamara donde tantas y tantas veces vimos el amanecer revelarse a través de las persianas, muertos de hambre pero satisfechos en la dulce fatiga de devorarnos toda la noche.

 No hubo tiempo de duchas, ni de secar la lluvia que impregnaba nuestra piel. Sebastian había iniciado la noche desprendiéndome de cada prenda de ropa, aunque el solo se deshizo de su chaqueta.  Mi gato de pelo azabache se rozaba contra mí, mientras apreciaba el contorno de mi silueta desnuda y me mostraba la impaciencia la que me deseaba.

-          ¿Sabes que no lo tendrás fácil hoy no es cierto?

 Sebastian murmuraba con una voz firme que me estremecía, y yo, vulnerable y por completo a su merced, solo podía asentir temeroso y ansioso. Mientras el mordisqueaba mi hombro y susurraba palabras casi inaudible, yo luchaba por mantenerme de pie en el centro de la habitación bajo su mirada implacable.

 Esa vez, no se abalanzaría sobre mi, como normalmente haríamos. Esta vez seria meticuloso, seria cruel, seria despiadado y me arrancaría del seno de mi cordura, se comería despacio a su presa viva para que sintiera cada mordisco más y más dolorosamente.

 El tiempo fue una cosa vetada de aquel lugar.

-          ¿Qué pasa? No fue así como lo hiciste ayer?

 Sebastian murmuraba contra mi mejilla helada, mientras sus dedos se deslizaban por mi interior, que ardía, ardía insoportablemente mientras él hacia fricción en el punto exacto.

 EL permanecía vestido, con la misma ropa empapada, sentado en un sillón gastado de su habitación; yo estaba complemente desnudo acunado en su regazo, donde me obligaba a permanecer cautivo contra su pecho y su tortura no parecía acabar jamás.

-          Nhggg… no pue…do…

-          ¿Por qué? Pensé que te gustaban los juguetes de las sex shop.

 Me sostenía contra su cuerpo sutilmente. Yo ya había agotado toda mi energía y solo había conseguido arrancar un par de botones de su camisa, pero no pude estar ni cerca de la libertad.

 Sebastian me castigaba por haberle tentado y no planeaba ser considerado. Había adquirido una pequeña barra, reluciente como la plata y delgada, lo suficiente como entrar por mi uretra, la coloco gentilmente y aunque me resulto incomoda su entrada, el me aseguro que eso no era nada, lo realmente insoportable seguiría después.

-          Yo creo que te queda muy bien.

 ¿Segundos, minutos, horas? No podría decir cuánto tiempo llevaba muriéndome de ganas de correrme, pero nada podía atravesar la pieza que Sebastián habían introducido en mí y que me prohibía quitar. El seguía con sus dedos dentro de mi y ahora el placer que sentí al comienzo, se había intensificado hasta rayar en lo insoportable. Yo jadeaba vencido, me estaba comiendo por dentro.

 Sujetaba su camisa entre mis dedos pero ya no tenía siquiera fuerza para tirar de ella. Habia lágrimas en mis ojos, saliva escapando por la comisura de mis labios, agua empapando mi cuerpo ardiente y su rostro contra el mío, degustando el estado crítico en el que sus caricias me habían sepultado.

-          Estas echo un desastre phantomhive…

 Yo no podía articular palabra alguna.

-          Y no sabes cómo me excita…

 Su ereccion palpitaba contra mí, pero aún se resistía a liberarla. Seguía masturbando con sus dedos el lugar justo para hacerme retorcer desesperado.

-          ¿otra vez? Te has corrido demasiado Ciel, debe ser muy doloroso que este todo ahí contenido.

 Estaba aterrado, involuntariamente mi cuerpo se sacudía, como si oleadas de electricidad me atravesaran aturdiéndome y doblegándome.

-          Pero tú me lo pediste ¿no? Que te rompiera… Esa noche casi me rindo… estaba como loco por verte así, prendido de mí, convulsionando… nunca había deseado tanto algo. Esos gemidos y el lascivo sonido que hacías al tocarte me partieron en dos.

 No podia recordar lo que había sentido al tocarme a mi mismo, ahora toda mi mente estaba llena de el, pero sabia que no habia punto de comparación.

-          ¿Soy mejor yo no es cierto? Este sitio…- dijo deslizando sus dedos aún más profundo.- no me oculta nada… tu cuerpo descarado me suplica siempre por más.

 Lamia el arco de mi oreja y repiraba fuerte el aroma a lluvia que impregnaba mi cabello.

-          Estas ardiendo…

 Subí mi mirada, como si estuviese a punto de desvanecerme.

-          Si… ese el rostro…

 Sus dedos empapados de mis fluidos y lubricante abandonaron mis profundos rincones. Sebastian rozo mi pene con la punta de sus dedos hasta acariciar el glande y la punta de la cruel barra. 

-          Me fascina…

 Sostuvo la punta firmemente.

-          Po…r fa..vor…

 Su rostro sereno se llenó de sádica satisfacción.

-          ¿Quién iba a poder negarte algo… si lo pides asi?

 Y por fin, sentí como el extraño objeto era halado fuera de mi. De nuevo mi garganta se abrió y con una secuencia de frenéticos gemidos toda mi esencia comenzó derramarse.

 Sebastian tuvo que sostenerme con aun más fuerza mientras los espasmos se me hacían mas y mas violentos, el semen no dejaba de fluir y casi podría jurar que le escuche reir, mientras todo quedaba sobre su camisa hasta su abdomen.

 Cuando me hube calmado, mi respiración a penas si podia escucharse, quede inmóvil aferrándome al el. La lluvia y su sonido apacible nos arrullo por unos instantes hasta que sebastian me alzo en brazos y me hubo recostado en la cama. Lo mire agotado, rendido, pero sus ojos no mentían y mientras se desvestía supe que solo habíamos comenzado…

 No puedo recordar del todo lo siguiente, solo que su cuerpo me cubrió por completo, y mientras sujetaba mi rostro me fue penetrando hasta invadirme por completo. No importo cuanto quise apartar mi avergonzado rostro, sebastian me obligo a verlo fijamente mientras se deslizaba despacio entre mi carne.

 Después de años de arremetidas violentas y salvaje desenfreno me creí resistente a todo lo que el tenia para darme, pero ahora el también temblaba, y se movía tan despacio que podía sentir cada milímetro de piel rozando.

-          No lo hagas… asi… no tan despacio…

 Suplique muchísimas veces, pero era en vano, el gentil vaivén seguía su curso y Sebastian parecía estar fuera de su propio cuerpo, solo se aferraba a mí y como a la última piedra de un risco. No podía entender bien lo que murmuraba, pero creo que era…

-          “tu culpa, ciel… es tu culpa”

 Era culpa de ambos, entre los dos nos habíamos cambiado… sin querer, pero vaya que lo habíamos hecho. Pero nadie iba a admitirlo, ninguno trataría de ponerle nombre a esta relación que cada vez nos unía mas, ninguno miraría hacia el interior, porque en el fondo ambos teníamos miedo de lo que había adentro ¿Qué pasaría si ya no era por deporte, si ya no se trataba solo de diversión, de cacería, que tal si de pronto ya no era solo sexo?

 Cualquier par de niños le habrían llamado amor, pero ellos no, ellos le llamaron catástrofe y se dejaron sepultar bajo escombros, mientras luchaban por no soltarse jamás.

 

 

 Entre a mi habitación aun temblando, el cuarto de la clínica estaba helado, pero aun si iría por una ducha.

 Deje la bata caer al suelo y la tibia agua comenzó a deslizarse sobre mí. El sonido me había traído ese recuerdo, me recordaba la lluvia de esa noche. Cerré los ojos queriendo apartarlo todo, pero no podia escapar de la sanción de sus manos aun húmedas, el olor a lluvia grabado en su piel y la forma en que mi cuerpo temblaba con cada suave movimiento de su cuerpo contra el mío.

 Me deje ir contra la pared y sentí ganas de llorar. Había pasado una década y recordaba ese momento tan nítidamente como el beso que hacía unos minutos me había dado Michaelis en ese frio consultorio.

 Nunca habia tenido un recuerdo tan vivido.

 ¿Qué de dónde vengo, me preguntaste? Porque no me lo dices tú, que apareciste y torciste mi camino… que me convertiste en otra cosa…

 Aprete los dedos contra mi boca que se sentía como si quemara.

 “Iré contigo… “

 La frase me golpeo hasta los huesos. Y recordé su rostro sereno iluminándose. Esa noche luego de habernos consumido, entre cenizas hicimos un pacto que jamás logramos cumplir.

 Desplomados en la misma almohada, compartimos un momento abrumadoramente íntimo, ninguno quería abandonarse al sueño, aun cuando los rayos de luz habían comenzado a asomar. Solo nos veíamos silenciosamente, cada uno temeroso del enigma que guardaba el otro, o tal vez ni siquiera era eso, tal vez solo eran dos niños avergonzados que por primera vez no sabían que decir, ni cómo lidiar con lo desconocido.

-          Todo está por terminar.

-          ¿a que te refieres?

-          La graduación… Todo está por terminar.

 Sebastian lo dijo tratando de lucir despreocupado. Aunque a través del cansancio alcance a ver algo de inquietud.

-          Tal vez no todo de acabarse.

 Nunca habíamos hablado de pasado o futuro, pero tal vez el agotamiento nos hizo más débiles, tal vez la proximidad del final nos sacudió la cobardía momentáneamente. El me vio intrigado.

-          Seguramente serás becado, podrás escoger cualquier lugar al que quieras ir.

-          Lo sé, pero no planeo quedarme aquí. Siempre he querido irme, tan lejos como la beca lo permita.

 Sebastian se incorporó levemente. Yo lo mire algo ansioso, no sabía que tenía tales planes.

-          ¿Es asi? No imagine que tuvieses tanta urgencia por perdernos a todos de vista.

-          Hay muchas cosas que debo dejar atrás.

-          ¿Yo soy una de ellas?

 Fingí una sonrisa.

-          No. Pero no podre ocuparme de ti estando tan lejos, asi que supongo…

 No quería oír lo siguiente.

-          No tiene que ser así.

 Guardo silencio y me vio algo desconcertado. Yo me incorpore y sentados quedamos frente a frente.

-          Puedo ir a donde me plazca…

-          ¿Eso qué significa?

-          Bueno… supongo que si decides que aún no te aburres de mí y me dejas quedarme a tu lado… entonces quizás yo decida seguirte…

 No podía creer que aquellas cosas estuviesen saliendo de mi boca ¿Qué era lo que estaba diciendo? ¿Qué era lo que tenía en mente, quedarme a su lado? ¿Por qué era eso? Estaba asustado de mis propias respuestas pero no tenía intención de retractarme, no sabia porque, pero estaba seguro de cada palabra que decía. Si me querías a tu lado, yo te iba a seguir, hasta donde fuese y como fuese…

 Sebastian alzo su mano y rodeo un morado que comenzaba a dibujarse en mi piel… Me había apretado con tanta fuerza en su abrazo que las marcas comenzaban a notarse.

-          Es peligroso lo que dices…

-          No te temo.

 El me miro como si fuese la primera vez que alguien le decía aquello y como si fuese la primera vez en que el realmente lo creía. Aparto un mecho de cabello de mi rostro, era un gesto que se había vuelto frecuente, aunque por la atmosfera me avergonzó un poco.

-          ¿Aún no ha sido bastante? – Bromeo tímidamente y suspiro, casi sonando aliviado tras su máscara.- ¿Entonces que harás? Si te digo que no me importaría que me siguieses… ¿Qué harías?

-          Después de la graduación, me iré contigo.

 Solo me observo por unos instantes, como si buscara rastro de dudas, pero no las había. Era un pacto irrompible el que habíamos sellado silenciosamente, y él sonrió  mientras se recostaba de nuevo y sobre su pecho me acomode yo, solo a vernos en silencio.

 “era un pacto irrompible”

 Recuerdo haberlo pensado en ese instante, era la promesa silenciosa más solemne que jamás había hecho, y era la única vez que me pareció saber en qué dirección iba... aunque solo significase ir tras de ti…

 Me deje ir despacio con el agua hasta que me encontré de rodillas, frotando mis labios rabioso, soltando lagrimas cargadas de nostalgia y rencor. Era en serio, michelis, lo era…

-          Tú lo botaste todo.- dije con amargura.-  Tu culpa michelis, fue tu culpa. 

Notas finales:

 ¿Qué tal el cap? No me considero muy buena para lemon, pero espero que no les haya decepcionado, si votan al capítulo “regular” me daré por satisfecha jajaja.

 Pues bien busque en mi insensible corazón y resolví que no hay mayor incentivo que una vida, así que será eso lo que nos jugaremos.  

  Van a dejar en sus comentarios lo que piensen que ocurrió realmente entre Ciel y Sebastian para separarlos, que paso, como paso, quien fue el culpable en realidad y todo lo que quieran añadir ¿Con que objetivo? Pues salvar una vida. Si nadie acierta matare a un personaje de la historia, si algun@ adivina nadie muere… No se me parece interesante ¿Y a ustedes?

 Tendrán desde ahora mismo hasta el momento que suba el siguiente capítulo en el que revelaremos toda esa maliciosa verdad y entonces veremos si lograron o no salvar a alguien.

 ¡Espero ansiosa sus respuestas! y que no me hayan olvidado.

 Saludos!! 


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