Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Brecha por malugr

[Reviews - 191]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

oh, oh... me parece que alguien morira...

¿O no?

jajajajaa

Me he dado un banquete leyendo esos comentarios, nunca pense que fuese a participar de esa forma tan entusiasta!! francamente solo puedo pensar en la infinidad de buenas historias que podria escribirse con esa cantidad de ideas.  Extrañe esto demasiado asi que bueno, son las 5:00 am mientras escribo y dejo expreado aqui que hice lo mejor que pude para traerles este cap que pospuse ya demasiado. asi que si hay algunos errosres y eso espero me disculpen.

 Ahora la pregunta del millon de dolares... ¿Salvaron a alguien? creo que no puedo juzgarlo por mi misma asi que pasen, saquen sus conclusiones y nos vemos en las notas finales!

 ¡Comencemos!

 

 

 En el inicio tiempo vio el mundo formarse, sin tener un nombre y sin ser percibido. Las rocas valles y montañas eran su única compañía, hasta que siguieron avanzando sus andadas por el vacío espacio transformándolo todo de apoco; finalmente vida apareció y con ella muerte. Desde entonces los tres transitan entre mortales incapaces de percibirlos, pero que curiosamente Vivian atenidos a ellos. Vida los arrojaba al mundo para comenzar con el ciclo más antiguo de todos, tiempo manejaba el “cuanto” en sus frágiles mundos que contados tenían los minutos desde su primer llanto hasta que el final llegaba y muerte recaudaba las almas. Tiempo era el padre de ambas, a su tiempo vida aparecía y a su tiempo muerte llegaba, así que vida y muerte, como dos hermanas lejanas coexistían unidas por la voluntad de su señor. Ninguna ponía peros, cuando tiempo las solicitaba ellas se presentaban y hacían su voluntad según fuese el caso.

 Vida, era el amanecer brillante o así la percibían los humanos y muerte la fría noche de cuando los cuerpos palidecen y se vician. Una era ampliamente amada, otra era fervientemente temida.

 Muerte en ocasiones pensaba en ello con menos ligereza de lo habitual y cuestionaba el razonamiento de las criaturas que soberbiamente se autodenominaron “la especia más inteligente” ¿Por qué no podían ver esta clase de cosas? Vida regalaba un poco de si misma para que un montón de células conformaran un ser capaz de existir, sentir, pensar… Muerte regalaba un espacio de sí misma para acunar almas que ya no tenían recipiente hasta que pudiese llevarles a su destino. Eso era todo, no había más. Sin embargo los mortales juzgaban duramente a muerte por su “crueldad” e incluso la adoraba vida era reprochada por su “Dureza” en muchas ocasiones. Pero no tenían ni idea…

 Muerte avanzo despacio esa mañana, ya había estado ahí la noche anterior… realmente habia estado ahí demasiadas veces.

 La clínica de blancos pasillos rugía inundada en un mar de mortales, pero ella conocía bien su destino. Un corazón agitado la llamaba a un cuarto en específico. No se parecía en nada al latido de aquella vez, tan débil y apagado, listo para dejar de latir mientras el humo de aquel carro incendiado y comprimido le arrancaba las oportunidades de seguir existiendo.

 Con ojos azules Ciel phantomhive permanecía viendo un reloj de pared, abrazando sus propias piernas en un sillón junto a la camilla que le tuvo preso durante tanto tiempo. Lucia físicamente recuperado, pero su rostro falto de sueño y aquejado por emociones violentas, no pasaba desapercibido a muerte que floto hacia el lado contrario de la habitación solo para esperar…

---

 La puerta se abrió. En el reloj se marcaba las 12 del medio dia.

-          Buenos días Ciel.

  Grell habia entrado con su inocultable fatiga aunque sonriendo como de costumbre.

-          Buen día. – respondi intentando sonar animado. –

-          Te ves muy bien.

  Se sonrió fijándose en mi ropa. Para esta consulta había dejado la bata aun lado y me vestí con lo mejor de mi ropa, salvo por las ojeras lucia realmente como si nada de estos meses hubiese sido real.

-          Recibí tu carta, sé que hablaste con tus padres, yo también lo hice. Me sorprendió que madrugaras tanto.

-          Es un asunto al que no quiero dar más largas.

-          Perfecto entonces hablemos.

 La carta de la que hablaba la había redactado hoy a las 6:30 am y entregado a las 7:00 am en punto a su secretaria bajo el título de “urgente” luego de haber pensado cada palabra durante horas, arrodillado bajo el agua helada de mi regadera… los incidentes de la noche anterior, lo que habíamos hecho… no podía… simplemente no podía…

-          Así que pides el alta.

-          Si, así es.

-          Coméntame.

-          No hay mucho más que añadir a lo que ya habrás leído. La situación con Alois es bastante alarmante, sé que al principio reaccione algo optimista y trate de guardar la calma, pero entre más lo fui meditando más me di cuenta de que permanecer aquí no es la mejor opción y en vista de mi mejoría innegable no veo motivos para negarme el alta. La policía contacto a mi familia y ofrecieron un servicio de protección, ellos me llevaran a un lugar seguro y eso será lo más conveniente hasta que todo termine. Incluso para ustedes, la policia no puede controlar quien entra y quién no a un lugar como este ¿Cuánto tiempo pasara antes de que ocurra algo como lo del Dr Sebastian o algo peor?

 Grell meditaba en silencio y yo solo le miraba ocultando mi impaciencia.

 Dios si en realidad existes, concédeme esto… Déjame ir ahora… Ahora que aun puedo…

-          Debo decir.- finalmente hablo.- Que no hay nada en esa lógica que yo pueda cuestionar… Se perfectamente que las cosas se han tornado peligrosas y que este no es el lugar que más garantice tu seguridad…

 ¿Podría ser posible?

-          A penas leí tu carta contacte a tus padres y ellos parecen estar de acuerdo contigo, me confesaron que se sienten terriblemente inquietos y que sin duda aprueban tu salida de aquí a un lugar más seguro monitoreado por la policía y para ser más franco yo también estoy de acuerdo con eso, como bien dices no solo estaremos cuidándote a ti sino que también al personal de esta institución… Así que redacte el acta para que puedas tener el alta hoy mismo.

 Mi garganta se contrajo y de pronto sentí que podría gritar de felicidad.

-          Sin embargo….- Ahí estaba el maldito bloqueo.- Sabes bien que hace tiempo eres más un pacientes de Sebastián que mío, tu recuperación física está completa, pero en la parte psiquiátrica no puedo ser yo quien te exonere. Así que le deje todo expresado y listo hace poco más de una hora y concrete que tuviesen una pequeña reunión a las 12:30pm, Le comente lo que ocurría, y que yo daba mi aprobación, pero el continua preocupado por tu rehabilitación mental, siente que sería irresponsable dejarte ir tan pronto. No me gusta interferir en sus decisiones pero esta vez creo que lo más conveniente es que salgas de aquí y continúen con las consultas externamente o encuentren otra forma factible para ambos.

 ¿Una reunión con Sebastián para pedirle el alta? ¿Cómo demonios iba a conseguir algo así de el? Aun con la presión de mis padres, la policía y la de Grell sería un desafío.

-          ¿Qué pasaría si él decide negarse?

-          Supongo que volvería a hablar con el, tal vez reuniéndonos directamente con la policía, aunque no quiero llegar a presionarlo tanto. Apelaremos primero a su buen juicio, es un hombre razonable, debe entender que las circunstancias nos exigen un reajuste. Hay que tomar nuevas medidas

 Por favor… A veces escuchaba hablar a Grell y solo sentía ganas de reírme en su cara ¿Un hombre razonable? ¿De quién carajo estaba hablando?

 Mis manos sudaban… no quería verlo, no quería verlo nunca más… no quería estar cerca de el.

-          ¿Debo ir yo solo?

-          No quiero que sienta que estoy entrometiéndome, si tu logras convencerlo todo será mucho más sencillo. Si voy yo se sentirá presionado y lo más seguro es que me lo niegue nuevamente.

 Grell se inclinó y tomo uno de mis hombros como si me animara

 

-          Vamos, todo saldrá bien.

 “Todo saldrá bien” nada que involucre nuestros nombres en la misma oración puede salir bien.

-          Te dejare entonces, debo continuar con mis rondas. Sebastián estará en la sala de conferencia 203. La aparte para ustedes, es un excelente lugar para que hablen, bastante lejos del caos que hay en los pasillos llenos de gente, ahí podrán estar más tranquilos.

 

-          De acuerdo, ahí estaré entonces.

 

 Y así como vino se marchó.

 Mi reloj daba las 12:11pm lo que significaba que tenía 19 minutos.

 Mis manos temblaron mientras bloqueaba el recuerdo de su rostro, su ojos… su boca. 

 Volvi a abrazar mis piernas, con mi frente contra las rodillas, concentrándome solo en respirar. Tenía una sensación de vértigo, como si estuviese cayendo cada vez más rápido, como las pesadillas de un niño aterrado. Corría en un bosque nevado, rezando por salir finalmente, pero siempre llegaba al mismo árbol y bajo el mi destino me aguardaba.

 El mismo nudo en el estómago, el mismo frio en la nuca, la misma desesperación.

 ---

 Muerte era atravesada por la brillante luz de aquel medio día, mientras el olor del pánico se desbordaba en el pequeño espacio.

 Sus ojos azules brillantes volvieron a clavarse en el reloj y muerte casi podía adivinar lo que pensaba.

 Sabía que en el estaba buscando un consuelo que nadie podía darle, sabía que de rabia maldecía su destino y a la vida por enfrascarle en tan terrible suplicio, encadenado a su cazador, incapaz de huir de la pena. Condenaba su pasado y condenaba al futuro que a cada momento se volvía más negro. Sentía nauseas de la odiosa muerte que siempre le rondaba…

 Pero estaba equivocado, como el resto, como todos…

 El reloj que miraba no podía más que enumerar horas, jamás le daría consuelo, jamás le permitiría volver o adelantarse al dolor… Muerte lo conocía bien, al implacable padre tiempo, el gran artífice de todas las cosas, solo el decidía el inicio, el final y cuanto duraría la amargura y aunque fuese insoportable, no haría nada por mitigarla.

 El tiempo seguía su curso implacable sin importar nada, no se detenía ni aguardaba por nadie.

 Quizás si tiempo le hubiese retrasado un poco, Ciel phanthomhive no hubiese volteado a tiempo esa mañana hacia el ventanal de aquella cafetería, no hubiese visto pasar a michaelis y no le hubiese seguido.

 Tal vez si tiempo hubiese apresurado lo que ocurría en aquel baño, en el transcurso de su dia de graduación, Phantomhive no habría llegado a tiempo para ver las sórdidas escenas que lo obligaron a correr despavorido para no volver jamas.

 Tal vez si tiempo hubiese martichado antes su útero, aquella hermosa mujer de horrible corazón, no habría podido concebir al hijo que luego culparía de toda su desgracia y que torturaría hasta deformarlo tanto como lo estaba ella…

 Pero tiempo no hizo nada por evitar el caos y uno tras otro los infortunios descabellados de esta triste historia sucedieron sin poder evitarse... todos se realizaron, todos estuvieron justo a tiempo…

 EL reloj en la pared marco las 12:25pm y Ciel soltó sus piernas y se levantó de su sillón con la pesadez de un cadáver y entonces algo sumamente curioso ocurrió. Sus ojos buscaron la luz a través del ventanal y aunque el no podía verla, muerte sintió como si  la estuviese inspeccionando.

 Floto siendo todo y al mismo tiempo nada en el silencio de la habitación, con los llorosos ojos de phanthomhive atravesandola y mientras el sutil tictac del reloj seguía corriendo, ella hubiese querido poder decirle que nada de lo que ocurrió o lo que iba a ocurrir era cosa de la “cruel” vida o la “impaciente” muerte, ninguna de las dos podía tomar partido. Nada podían hacer ellas para alterar los hechos. Ninguna tenía la responsabilidad. Tu simplemente…

 Simplemente habías llegado a tiempo para ser la víctima.

 Y mientras cada uno permanecía a un lado de la habitación, con un reloj de pared justo en medio, muerte alzo su deformada mano, señalándoselo, pues esta situación era exactamente la representación de su relación con cada mortal existente.

 Lo único que existía entre él y ella era tiempo...

 Los minutos le gritaron que era hora de irse. Date cuenta Ciel, es el “tiempo” quien te arroja a la arena, a los brazos de tu ejecutor… Yo no los busco, él los empuja a mí.

---

 

 La luz a través de las ventanas me pareció distante y a pesar de que los rayos de sol inundaban el cuarto, no pude sentir esa tibia sensación. Solo había frio.

 12:27pm… Ya era tiempo de irme. 

 ¿Qué puedo decir? Realmente no pensaba en nada, estaba algo desvanecido mientras caminaba, no sabía bien a donde me dirigía así que solo iba preguntando, no quería llegar, pero estaba en camino ¿curioso no? Incluso los hábiles escapistas como yo de vez en cuando no tenemos más alternativa que mirar de frente a las cosas. Había momentos ineludibles, situaciones que simplemente no podían evitar que se diesen.

 Probablemente debía estar escogiendo las palabras correctas para decir, tramando escusas y sobornos, debía tener algo que ofrecer si esperaba que sebastian accediera a dejarme ir, porque él y yo sabíamos que lo más probable era que, si podía salir de aquí, tomaría a mi familia y me largaría al rincón más olvidado del mundo esperando que por fin fuese “nuestro final” el que esta pendenciera vida me niega desde hace muchos años.  El final que creí que tuvimos esa tarde, justo en aquel apartado lugar desde donde vengo huyendo.

 Las salas de conferencia quedaron frente a mí y sin querer mis ojos se detuvieron en el número exacto. 203.

 El único pensamiento que surco mi mente mientras abría la puerta era ¿Estaría ya el ahí?

 El salón era bastante amplio, con una larga mesa rectangular que lo atravesaba. Justo al fondo de la habitación, en la cabecera de la mesa Sebastián permanecío de pie, viéndome inexpresivo.

 Claro que ya estaba aquí. Justo a tiempo.

  La luz estaba menguada, como si hubiese sido graduada a propósito, tenía un equipo de proyección y aparatos de conferencia bastante sofisticados. Trague silenciosamente deje que la puerta se cerrara a mi espalda y sin solicitar invitación comencé a andar en su dirección. No hice contacto visual y solo me concentre en el sonido de mis zapatos que dejaron de sonar cuando me hube detenido junto a el.

Me senté en la silla continua a la suya y sin saber que aguardar comencé a esperar que fuese el quien hablara. Pero nada…

 Los segundos siguieron pasando y nada ocurría. El seguía de pie, estático.

 ¿Qué era esta aura tan densa?

 Sebastian movió la silla y se sentó lentamente, seguro apuñalándome con su mirada a la que me negaba a responder. Esto no era normal… Ni siquiera los sucesos de la noche pasada justificaban esto. Nunca era así de silencioso.

 ¿Qué ocurría? ¿Qué ocurría? ¿Qué ocurría?

 Tembloroso alce mi rostro y note que me había equivocado, él no me miraba. Su rostro estaba dirigido justo hacia el frente de la habitación con ojos clavados en la blanca pantalla en la pared.

-          Se… - Carraspee luchando por darle fuerza a mi voz quebrada.- Sebastian?

  No hizo ningún ademan, ni muestra si quiera de haberme escuchado.

 Coloque mis manos sobre la mesa y desesperado por acabar con la lúgubre atmosfera deslice mi mano temblorosa hacia su brazo. A escasos centímetros me detuve, viendo que Michaelis ahora se movía para acercar una pequeña laptop de la que no me había percatado.

 Sebastian pulso la barra de espacio y en un segundo el video comenzó a reproducirse.

 Gire en la dirección que el miraba y la enorme pantalla blanca se niño con los lúgubres colores de una grabación que ya yo conocía.

 El video marcaba 27:54 minutos de reproducción, los mismos que llevaba Sebastián aquí esperándome, viendo todo lo que Alois había filmado y que ahora, en el mismo pendrive que yo había visto, vomitaba su contenido a través del proyector en aquella enorme pantalla.

 Es imposible, es imposible, imposible…

 Me lleve despacio las manos al rostro, queriendo huir de las grotescas imágenes de mi cuerpo amarrado, lleno de los azotes que el enfermizo Alois me daba, pero era inútil, eran demasiado nítidas.

 “–  Házmelo mas fuerte… Mas fuerte… más fuerte…”

 Y luego quise cubrir mis oídos, pero no servía de nada… mi voz resonaba haciendo eco. Esa voz con la que le indicaba que hacer mientras lo convertía en escoria.

  Lagrimas cayeron por mi rostro que temblaba y ardía, como si estuviese a punto de colapsar frente a aquel sórdido espectáculo y varios segundos después todo se detuvo.

 Sebastián había tocado nuevamente la barra espaciadora deteniendo el video.

 Aterrado gire mi cuello y esta vez sus ojos inyectados de rojo sangre me fulminaban directamente.  Lo siguiente que se escucho fue el estruendoso sonido que hizo mi silla cuando la empuje súbitamente al levantarme a toda prisa.

 Ni siquiera había dado mi primera zancada cuando escuche el mismo ruido provenir del asiento de sebastian.

 Di mi segunda zancada en dirección a la entrada estirando mi brazo hacia la puerta que rogaba por alcanzar aun sabiendo que faltaban demasiados metros.

 Con mi tercera zancada solo pude sentir su mano aferrándose al cuello de mi camisa como las garras de un demonio.

 No hubo cuarta zancada, solo un violento tirón que me arrojo a sus pies.

 Me alzo por el cuello estrangulándome y aunque pateaba no podía liberarme, así me arrastro hasta que estuvimos justo bajo la enorme proyección que aun mostraba el video pausado de mi más degenerado comportamiento.

  Me apoyo sobre la mesa, casi sentándome en ella y ahora con su corbata alrededor de mi cuello, me ahorcaba con una mano mientras sujetaba mi mandíbula con la otra.

 Luche por apartar sus brazos, pero no tenía caso.

-          Tu… tu… - Mascullaba furico mientras seguía estrujando mi rostro casi hasta arrancarme la piel. – ¿Aun quieres que te suelte? ¿AUN QUIERES SOLTARTE?

 Me ahogaba con mis propias lágrimas y la fuerza de la corbata alrededor de mi cuello

-          ¡¿Cómo es que aun quieres defender esa porquería de vida tuya?! ¿Cómo es que no estas ansioso por morirte de una vez?

  Estaba su rostro tan cerca del mío que sentía como temblaba de rabia. Como su aliento hervía y los vasos de sus ojos parecían a punto de estallar.

-          Así que esta fue la gran aventura, esto fue lo que hiciste luego de joderme… ¡IR A JODER A OTROS!

 Me arrojo como si fuese un trapo contra el suelo y ahora caminaba de un lado a otro.

-          Tú los usaste vilmente a todos…   

 Solté débilmente el nudo de la tela que me estrangulaba, aunque ahora mismo sus palabras eran más dolorosas.

-          ¡Utilizaste a esa lizzie para guardar apariencias! Y luego convertiste al estorbo en tu felpudo personal… lo quitaste del camino volviéndolo un pedazo de mierda incapaz de vivir sin ti.

 Yo no podía articular una sola silaba. Sebastian tenía las manos en su frente como si luchara por no volverse loco.

-          ¡Fuiste tú quien volvió loco a ese malnacido!

  Se acercó a mí y de nuevo me alzo por el cuello, azotándome contra la pared tan fuerte que pensé que me abriría la cabeza. Me sostuvo a la altura de sus ojos.

-          ¡¿De qué clase de agujero saliste?! Eres la rata más vil que nunca conocí! – Cerré los ojos intentando escapar de su veneno.- ¡¡MIRAME!!

Sostuvo ambos lados de mi cara y obligándome a verle fijamente.

-          ¡Mirame maldito y explícame como es que pudiste hacer algo así!

 Me giro en dirección a la pantalla y mis ojos llenos de vicio me provocaron nauseas. En el video sonreía mientras Alois tiraba de mi cabello follandome.

-          ¡Eres nauseabundo!

 Lo sé.

-          ¡Eres un miserable!

 Lo sé.

-          ¡ERES ASQUEROSO!

-          ¡LO SE!!

 Grite desesperado, vuelto añicos porque en el fondo sabía que todo era cierto. No había nada que el dijera que yo ya no hubiese pensado.

-          ¡Lo miraste con ese infernal rostro tuyo y lo destruiste… lo destruiste!!

 Me apretó contra él y de nuevo estrujo mi quijada.

-          ¡¿Cómo es que puedes ver a alguien a los ojos y poner esa maldita sonrisa en tu cara mientras lo mandas al infierno?! – De nuevo contra la pared aplasto mi cuerpo con su rostro frente al mío.- ¡¿Y te atreves a juzgar las cosas que he hecho, luego de haberte revolcado con esa rata a expensas de todo el mundo?! ¡¿Sin impórtate a quien carajo arruinabas?! ¡¿Desde cuándo recordabas esto?! ¡¿Desde cuándo tú y ese maldito se burlan de mí?!

 Sebastian sostuvo en alto lo que parecía una enorme navaja hasta que la tuvo frente a mi garganta.

-          ¡No sabía sobre esto! ¡No lo recordaba!

-          ¡ES MENTIRA! ¡No te creo nada hijo de perra! ¿Para eso fuiste a encontrarlo no? ¿Para revolcarte como una ramera con esa escoria?

-          No es cierto ¡Lo odio, odio verlo, odio recordarlo!

-          ¡Solo eres un maldito mentiroso! ¡Te retorcías de gusto mientras te jodia como a una puta! Y ponías esa asquerosa expresión con la que le finges al mundo entero.

 Sebastian temblaba, recargando el filo de su arma contra mi piel.

-          ¡Nunca imagine que habia pasado algo así! Cuando llegue junto a Alois me lo mostro todo… No sé cómo puede hacerlo, no se cómo fue que hice algo tan deplorable. Era mi amigo, juro por dios que solo era eso y luego… luego no se…

-          ¡¿NO SABES?! ¿Dices que no lo sabes maldito cínico?

-          ¡NOO! Yo lo quería como a un hermano, igual que a lizzie…

-          ¡Tú no quieres a nadie, desgraciado!

 Sebastian jadeaba de ira, yo jadeaba de dolor

-          ¡Tú solo eres un montón de mentiras encadenadas a otras! Pero ya se acabó… Voy a matarte aquí mismo. Este maldito juego se terminara justo ahora… Para cuando entren aquí, estarás sin una sola gota de sangre y con ese maldito video de fondo. Todo el mundo sabrá la clase de porquería que eres. El único pecado por el que tendré que pagar será por el de no haberlo hecho antes, haber permitido que siguieras con vida… Debí matarte el mismo día que me seguiste hasta el sótano. Debí lanzarte desde esa maldita azotea.

-          ¡y porque no lo has hecho! ¡Solo he querido alejarme de ti! ¡Tú comenzaste todo este maldito caos! ¡TU ME CONVERTISTE EN ESO!

 Sebastian me giro y mi frente golpeo la pared, el se afinco contra mi espalda y la navaja se amoldo contra mis costillas con tanta fuerza que rasgo levemente mi camisa permitiéndome sentir el frio y punzante metal.

-          ¡¿Cómo te atreves?! Tu que te arrastrabas hasta mí, con esa misma maldita mirada, siseando todas esas frases que como un imbécil comencé a tragarme sin saber que solo era tu maldito guion prefabricado… ¡TU QUE ME DESTRUISTE! ¡que me convertiste en tu juguete! ¡Que te metiste en mi cabeza!

 Cerré los ojos y el denso libro de nuestras vivencias pasadas se desplego frente a mi desde esa nevada mañana…

-          ¡tú que entraste al juego y lo volteaste a tu antojo!

 Cada marca que había dejado sobre mí.

-          ¡Tú que me envenenaste!

  Y cada caricia

-          ¡Tú que te aferraste a mí intoxicándome!

 Cada huella que en mi piel alguna vez dejaron sus manos.

-          ¡Tú que suplicabas por volverte mío y en realidad solo estabas haciéndome tuyo… para luego tirarme!  

 Cada pequeña cosa que creí extinta por el tiempo, de pronto regresó, con más fuerza que nunca y entre ellas… La rabia, la decepción…

-          … ¿solo se trataba de eso no es cierto? De darte gusto con quien sea que fuese capaz de sacarte de tu hipócrita mundo… Mientras yo complacía este desviado cuerpo tuyo, tu me arrojabas tus migajas... fingiendo… siempre fingiendo…i Me mostraste aquello que nunca había tenido, me hiciste desearlo, prometiste dármelo y luego desapareciste… Todo lo que había imaginado se fue contigo.

El dolor irreparable de eso que se rompió en mí ese día…

-          Me dejaste atrás luego de tomarlo todo y…

-          ¿Yo? - Mi voz fluyo atraves de los sollozos… - ¿Tomarlo todo? ¿Quién tomo todo de quién? ¿Quién traiciono a quién?

-          ¡CALLATE! – sentí un corte a mi costado. -

-          ¡NO! ¿Crees que me importa si hundes esa porquería en mí? Ya no pienso darte el gusto de seguir siendo la maldita victima…

-          ¡maldito descarado!

-          ¿Soy yo el descarado?!! Te atreves a culparme porque te convenciste de ser inocente, mentiste tanto que acabaste por créelo tu mismo, pero ya no mas… Ahora se porque sigues vivo y porque Alois escapo. Te dejaste comprar a cambio de ese pendrive para ver la “Verdad” pues bien, si de todas formas hoy vas a matarme entonces voy a darme el lujo de escarbar en tus pecados asi como haz hecho en los mios… ¡YO TE HUBIESE SEGUIDO!

 Lloraba de rabia con mis puños apretados mientras gritaba todo lo que había querido borrar.

-          ¡QUERIA SEGUIRTE! ¡queria ir contigo a donde fuese! Eras lo único verdadero en mi mundo… las cosas que habías hecho y todas las preguntas que queria hacer las omití, lo deje pasar todo por alto para poder seguir a tu lado y pensé que eso era lo correcto… me juraba a mí mismo que lo peor había pasado, que te tendría, que como fuese me mantendría junto a ti… Pero no pude cumplirlo… ese dia…

-          ¿De qué mierda estás hablando Phantomhive?

-          ¡YO ESTUVE AHÍ! ¡YO TE VI!

  Golpee la pared histérico, apretando la frente contra ella y cerrando los ojos de cólera.

-          ¿De que estas…?

-          El día de nuestra graduación Michaelis… En aquel baño del segundo nivel… Yo te vi…

 A penas pude notar que sebastian se había apartado de mi cuerpo, yo continúe contra la pared llorando de amargura sin querer voltear a verle.

-          Había ansiado tanto ese día michaelis, había maletas listas en mi cuarto para el primer viaje a la playa al que tanto me había empeñado en que fuéramos ¿recuerdas? Nos iríamos el viernes por la tarde y aunque faltaban 3 días ya tenía todo listo, de alguna forma para mí era el comienzo de todo, de los viajes, del escape, de la vida lejos de los recuerdos turbios y las cosas que parecían aquejarte y por las que siempre tuve miedo de preguntar. Ese día de la graduación sentí que nos daban las llaves de los grilletes para poder liberarnos y que a partir de entonces todo sería más claro, quizás entonces acabaríamos por entender que era lo que en realidad significábamos el uno para el otro, quizás luego de ese día sería más sencillo dejar salir las palabras que  nos habíamos estado tragando… tenía la esperanza… de poder ser normales, de hablar sin medir cada silaba y de confiar… No sabes cómo lo deseaba… Pero me arrebataste todo eso antes de siquiera comenzar.

 No obtuve respuesta y tampoco la queria,  continúe con mi despechado monologo de angustia y perdida.

-          Recuerdo llegar, estar todos con nuestros uniformes, recuerdo la avalancha de aplausos y familiares sonrientes mientras cada alumno recibía el diploma… recuerdo como nos mirábamos furtivamente y como buscaba escusas para rozar tu mano mientras nos agrupábamos para las fotos, la forma de esa media sonrisa que hacías sin poder escapar de mis provocaciones y como eso me arrancaba latidos acelerados. Siempre había creído saber lo que eras, pensé que aun sin tener los datos de tu historia, de todos modos era yo quien más te conocía, creía ya haberte descifrado por completo y haber descubierto el diamante bajo la roca, crei con toda mi alma, que aun con las cosas crueles y aterradoras que habías hecho, que en el fondo, había miedo y ganas de ser descubierto, ganas de una oportunidad para ser feliz… pero me equivoque miserablemente, no había roca ni diamante, solo barro, solo suciedad e inmundicia.

  Alce mi rostro, necesitando aire, me sentía fatigado. No me gire, no busque su rostro. Mis ojos cargados de llanto de clavaron en el techo. Sonreí dolorosamente.

-          Recuerdo que cuando la vi llegar junto a ti, pensé que era la mujer más hermosa del mundo. Era delicada, esbelta, alta… Todos estaban impresionados de verla. Los demás no podían ver mucho de ella en ti, pero para mí eran muy similares, quizás no en sus ojos, pues los de ella vibraban en un verde intenso y no en el cabello, que se le deslizaba por la espalda como una cascada de oro, pero sus bocas, su andar, la fuerza con la que miraban destilando poder. Para mí no había ninguna duda, era tu madre. Taciturna se movía a tu alrededor sonriendo dulcemente con su rostro porcelana y me hacía gracia ver el esfuerzo marcado en tu expresión cada vez que debías devolverle una sonrisa a ella o a los profesores que la adulaban por su magnífico hijo… supuse ingenuamente que solo eras tú siendo tú… ¿Cómo iba a imaginarme lo que en realidad pasaba? ¿Quién pudo haber previsto algo así de aberrante?

…breve pausa…

-          Debían ser las 4:00 pm cuando todo por fin acabo, sabía que habría un reunión para celebrar pero habíamos acordado no ir ¿lo recuerdas? Ambos aprovecharíamos que nuestros respectivos padres habían venido y pasaríamos cada quien la noche en su propia casa, después de todo el viernes partiríamos y tendríamos suficiente tiempo de celebrar. Casi puedo verme entre toda esa gente buscando tu cara, era tiempo de irme y queria despedirme aunque solo fuese con un vistazo… Pero no estabas por ningún lado. Todos estaban concentrados en sus charlas y despedidas, demasiado como para notar como mi mirada escrutaba cada espacio del inmenso jardín tratando de ubicarte y justo cuando estaba por rendirme, justo cuando mi madre dijo mi nombre para marcharnos, entonces te pude ver… tu espalda se había perdido por la entrada principal del colegio, adentrándote al edificio.  Me detuve un momento intrigado ¿Qué ocurría?  ¿Qué asuntos tendría Sebastian ahí adentro? Y claro que pude haberme ido, claro que pude despedirme por un mensaje, claro que pude llamarte y preguntar qué pasaba… Pero no fue así y me gire para decirle a mis padres que se adelantasen a casa, que iría luego de despedirme de todos y mientras ellos se iban, yo fui tras de ti. ¿Qué más daba? Ese había sido siempre nuestro modus operandi… Visto desde aquí parece una broma cruel, siguiéndote a hurtadillas comenzó todo y por seguirte a hurtadillas encontré nuestro final.

 

 A través de las escaleras escuchaba tus descuidados pasos y seguí ruta la que ellos me indicaban. No entendía lo que pasaba, porque tenía esa horrible sensación de pánico, de claustrofobia, como si a cada instante los pasillos de ese segundo nivel se cerraran más y más, sentí miedo por mí, pero me estremecía más por ti… suplique en voz baja que no fuese nada, que todo fuese una paranoia mía y cuando te vi entrar a ese apartado baño desee con todo mi ser que se tratase de alguna confesión inocente, o de alguna pelea intranscendente… junte mis manos y las apreté con fuerza para no temblar y avance hasta que pude escuchar débiles murmullos de lo que parecía una pelea… Eras tú, eras tú y la voz de una mujer.

  Mi corazón se paralizo como lo hizo entonces mientras narraba por fin el recuerdo que siempre había atormentado mi alma, el momento más doloroso de mis días.

-          Desde la puerta deje ir mis ojos por el largo espejo y en su reflejo pude ver tu espalda… estabas ahí de pie dentro del penúltimo cubículo, sin siquiera haberte molestado en cerrar su puerta. Queria decir tu nombre, queria que nos fuésemos juntos, queria que ese momento fuese mentira… Pero no fue asi… te moviste un poco… y entonces pude verla Sebastian… pude verla… de rodillas frente a ti, con su cara de porcelana arruinada, con el maquillaje arrastrado por las lágrimas y sus hermosos ojos verdes ahora lucían enfermos, plagados de desesperación, mientras ella te veía y sujetaba tu mano, la mano en la que empuñabas aquel enorme cuchillo que afincabas contra su delgado cuello. Me cubrí la boca mientras se me quemaba el pecho Sebastian, mientras me volvía nada por dentro viéndola ahí tendida, viéndola mirarte como si suplicara piedad desesperada, mientras que tu polla se perdía entre sus labios. Te vi empujar tu inmunda carne por la garganta de tu propia madre.

 ¿Te parece suficiente verdad ahora? ¡TE PARECE SUFICIENTE! – Golpee la pared frente a mí, desesperado por desahogar todo ese dolor que había mutado en amargura y desprecio. -  ¡TE VI! ¡ESE DIA TE VI! ¡Forzando a la mujer que te dio la vida a engullirte, como si se tratase una prostituta! Saciando tus perversos deseos como lo habías hecho conmigo y con decenas de incautos… Tu propia madre, era tu propia madre…

  …Y claro que hui, corrí tan fuerte como las piernas me dejaron, corrí perdido por la ciudad muerto de asco, agonizando como un perro, ebrio de dolor hasta que me refugie en un hotel y nunca di ninguna explicación, solo busque un vuelo a américa y suplique a mis padres por teléfono que no preguntaran nada más y al día siguiente me embarque lejos de aquel infierno donde penaban los cadáveres de mis anhelos… los que tu trituraste…

 Me lleve las manos al rostro como lo hice durante todos aquellos meses al recordar una y otra vez ese sórdido momento, ese espantoso episodio que me torturaba.

-          Y así me arraste por los días del calendario, hasta que volví mi mente una jaula, hasta que arrincone al monstruoso pasado tras un espeso manto de contención y entonces recupere mi corazón de piedra y lo reforcé con cada acto egoísta y cruel que me alejaba cada vez más de los sentimentalismos absurdos que alguna vez estuvieron por destruirme… así fue como pude sobrevivir… a ti y a tu horrible pecado que me contamino en ese justo instante y me llevo a convertirme en esa basura del video…

 …Pausa breve…

 Inspire con fuerza y seque mis lágrimas, ya listo para confrontar su mirada.

-          ¿Ahora que tienes que decir? ¿Ahora que te sabes descubierto, tendrás el mismo coraje de llamarme culpable mientras te victimizas? … Supongo que de todas formas ya no es mi problema… Ahora acaba con esto, termina de matarme… después de todo y como ya has visto, en mí ya no queda nada bueno que salvar…

 Relaje mis hombros, me abandone a la idea del final y por esos instantes solo imagine como se sentiría su navaja abriéndose paso entre mis costillas, me libere del resto de mis preocupaciones mientras saboreaba la idea de que por fin la carrera había terminado.

 Pero la navaja no llego y tras de mí no pude escuchar nada. Entonces me gire.

 Lo que estaba por pasar con el era muy distinto a cualquier reacción que yo hubiese imaginado.

El estómago se me comprimió al tiempo que inspeccionaba la mueca de horror grabada en su rostro. Su boca entre abierta esperando al doloroso grito que luchaba por escapar, sus ojos enrojecidos clavados en la absoluta nada, viendo cosas tan horribles que no podía siquiera parpadear. Tenía ambos brazos caídos a sus lados, parecían inertes a excepción de la mano con la que rígidamente sostenía la navaja que debió ser mi asesina y su pecho no se movía, como si su respiración se hubiese detenido por completo.

 El imponente hombre de hacia minutos se había esfumado por completo, ahora frente a mi temblaba petrificado un niño aterrado.

 Sebastian Michelis lloraba perdido dentro de sí mismo y yo atónito permanecí plantado sin poder creerlo.

-          ¿Sebastian?

 Nada ni un ápice de atención.

-          ¿Se…?

  Cerró los ojos intentando escapar de mi voz, yo entendía esa sensación, esa desesperada medida para auto proteger la mente cuando está apunto de deshilacharse. Para no volverme loco lo hice cientos de veces… pero él nunca, el jamás.

-          Sebastian que…?

 Dio un paso hacia atrás y ahora me veía perdido… no quedaba nada de su desafiante esencia. La sangre en un fino hilo comenzó a brotar de su nariz sin que pareciera importarle.

-          Tu... tú no sabes nada… ese dia… ese dia… yo no… yo nunca…

 ¿Qué estaba sucediendo? Avance extendiendo mis brazos irremediablemente alarmado.

 ¿Dónde estaban los gritos, los golpes, donde estaba la muerte que me había prometido y su odio implacable? Porque de pronto era el quien estaba a medio morir.

-          ¿Sebastian reacciona que ocu…? .- Avance para acercarme a él, pero en el acto me detuvo.-

-          ¡NO!

 Dio otro paso hacia atrás y ahora la navaja en su mano subió a su cuello.

 Quede paralizado mientras alzaba las manos intentando tranquilizarlo.

-          ¿Qué estás haciendo? Baja eso…

 Tal era la fuerza con la que afincaba sobre su yugular que el corte no tardo en formarse y la sangre escandalosamente se deslizaba desde la herida bajando hasta absorberse en su camisa.

-          No… n…no no te acerques…

 Repase la escena en mi mente y no podía entender como habíamos llegado a esto, no entendía lo que había detonado en el, pero ahora estaba amenazando con suicidarse.

 Di un paso atrás y lo mire absorto ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué, porque estás haciendo algo asi? Repetia las preguntas en mi cabeza pero no alcanzaba a pronunciar palabra.

-          Yo… yo… te daré el alta… la enviare hoy mismo a Grell

 … ¿Qué fue lo que dijo?

-          Y… quiero que te vayas… para siempre…

 Su voz temblaba, se quebraba sonaba como si hubiese vidrio en su garganta y el mero intento de hablar lo abriera por dentro. El cuchillo no se separaba de su cuello, la amenaza con la que me mantenía alejado de el seguía vigente.

-          ¿Qué dices…?

-          Vete lejos… eres libre para olvidarme… nunca más vuelvas…

 Las lágrimas no dejaban de caer por su rostro.

 Sebastian se movió lentamente sobre sus pies y sin quitarme los ojos de encima fue acercándose a la puerta, extendiendo su otra mano para alcanzar la manija…

-          ¿A dónde vas sebastian?

 Le seguía con la mirada pero sabía que si me movía el se mataría justo ahí.

-          ¿Qué vas a hacer? Debes soltar esa cosa…

 Alcanzo el metal en la puerta y yo solo podía pensar en que era lo que seguía ¿Saldría corriendo ensangrentado de este lugar? ¿Se metería en algun rincón y se apuñalaría? No podía controlar lo rápido que latía mi corazón ni la ansiedad que me dominaba, no podía dejar de pensar en el… No te vayas, suelta eso, no lo hagas.

-          Sebastian me iré, solo, solo suelta eso… aleja esa cosa de ti…

 Bajo la manija y la puerta se abrió.

-          Se acabó...

 Salvajemente tiro de la puerta y en un parpadeo salió de la sala.

 La adrenalida recorrio mi cuerpo como una descarga y di un par de zancadas hasta estar en la puerta. Toque la manija pero entonces note en la pantalla que aún estaba el video puesto.

 El pendrive.

 Gire y corrí con todas mis fuerzas hasta el fondo de la sala, tome la laptop con mis descoordinadas manos y arranque del puerto el malicioso aparato que contenía toda aquella infernal grabación; lo puse en mi bolsillo y aunque eso debió ser todo, no lo fue.

 Habia logrado que mi carcelero me liberara… ¿Entonces porque ahora corría tratando de alcanzarlo?

 Deje la sala tras de mí y corrí escalera arriba.

  Los pasillos desbordaban de gente, sentía las miradas a mi alrededor pero no me importaban. Buscaba en el suelo tratando de ver sangre ¿Dónde estaba, a donde iba? La gente en mi camino recibió mis empujones, yo seguía sin poder escuchar nada, mi mente estaba plagada de los últimos acontecimientos y de su rostro trastornado… ¿Qué paso? Dije la verdad, era la verdad entonces porque reaccionaste así? Que significa esto…

¿Qué ocurría hoy?  Y  ¿Qué fue lo que en verdad paso ese día?

 Golpee la puerta de su consultorio y sin chistar se abrió, pero nada. No estaba.

 No puede ser, no puede ser… ¿Dónde estás?

 Sus lamentables ojos se grabaron en mi mente mientras bajaba a toda prisa las saturadas escaleras…

 “Se Acabó…”

  ¿Qué significaba eso?

 ¿A dónde ibas, qué harías?

 En el lobby de la clínica vi la entrada acercarse velozmente a medida que corría desesperado y entonces un fuerte impacto me detuvo en seco.

-          ¡Ciel!

 Grell se había cruzado en mi camino forzándome a parar. Su expresión alterada me quito la respiración. Sus manos sacudieron mis hombros.

-          ¿Qué diablos ocurrió? ¿Qué demonios paso con sebastian?

-          Grell necesito que me digas a donde fue.

-          ¿Qué dices?

-          ¡No tengo tiempo de explicarlo!

-          No tengo ni idea, lo vi a lo lejos hace un instante salir despavorido y había sangre en su rostro y cuello.

-          Tienes que decirme a donde pudo haber ido.

-          ¡No, tú tienes que decirme que fue lo que paso!

-          ¡¡BASTA!! Grell escúchame bien, si no me dejas ir ahora por él, algo terrible va a pasarle.

-          ¡De que estas hablando…?

-          Grell – Lo mire consciente de que lo que estaba a punto de decir nos expondría, pero increíblemente no me importo un carajo… - Grell tú no eres el único que conoce a Sebastián desde hace años…

 El miro incapaz de procesar todo lo que yo decía.

-          Sebastian y yo nos conocimos hace mucho, mucho tiempo…

-          No es posible…

-          Si lo es y si lo conoces de verdad, si en serio eres su amigo, entonces debes saber que el Sebastian que acaba de salir huyendo no está bien… Grell,  Si no me ayudas a encontrarlo tal vez no lo vuelvas a ver…

 Me miro contaminado por mi desesperación y note como se crispaba por completo.

-          Juro por dios que te lo explicare todo, pero ahora debo encontrarlo.

 Me inspecciono por un instante con sus ojos cargados de angustia y entonces reacciono, tanteo sus bolsillos a toda prisa hasta dar con su cartera; sus dedos temblaban pasando entre billetes, tarjetas, papeles y finalmente saco lo que parecía una pequeña tarjeta de presentación.

-          No puedo decirte donde encontrarlo porque no lo sé, pero se quién debe saberlo…

 Extendió la tarjeta y la apretó contra mi mano.

-          Estos son los datos y dirección de mi padre… Si alguien conoce a Sebastian, es el.

 Apreté su mano agradecido y sostuve además un par de billetes que también me había ofrecido.

-          Corre, corre… ¡Apresúrate a encontrarlo!

-          ¡Lo hare!

  Eche a correr nuevamente y en un santiamén estuve en la calle subiéndome al primer taxi disponible a la entrada.

-          Buenas tardes necesito que me lleve rápido al…

 Leí la dirección grabada que me acababa de dar Grell y el taxista asintió acelerando en respuesta a mi agitación.

 Mis manos aun temblaban y tuve que esforzarme para leer el resto de datos.

 Maldición… pensé mientras seguía leyendo.

Charles Sutcliff - Psiquiatría.

¿Un psiquiatra? ¿El padre de Grell era un psiquiatra?

Entonces…

 ¿Era el su doctor? ¿El psiquiatra del mismísimo Sebastián?

 Mordí mis uñas…

 Si eso era cierto, solo dios podría decir lo que ese hombre sabia acerca de Michaelis.

 “Ese día yo no… yo nunca”

 

¿Tú nunca qué? ¿Qué era lo siguiente por decir?

 Sebastian… No te atrevas a morir… No te atrevas a irte.

 No ahora que me debes tantas explicaciones. Solo aguarda un poco… solo dame algo de tiempo.

Notas finales:

Bueno bueno, henos aqui ¿Que les parecio? Dificil decidir no?

 como se habran dado cuenta muchas estuvieron en lo correcto al sospechar de que la madre de sebastian tenia algo que ver, pero la verdad es que nadie menciono algo acerca del "incesto" "abuso" tan especificamente como para decir que acertaron. Pero claro que no pude ignorar lo cerca que estuvieron y los fantasticos argumentos que incluso me pusieron a dudar acerca de lo que debia escribir jajajajajaa todas sus ideas eran fantasticas. Supongo que la muerte o no de personajes le decidire mas adelante.

 y queria tratar un punto adicional.

 Se que este tema de relaciones entre familiares resulta muy chocante para algunos lectores, asi que dedico estas lineas para pedir calma y tranquilidad, pues prometo esforzarme lo mas que pueda para llevarlo de la forma menos ofensiva posible. Espero que no abandonen la historia y le den oportunidad de desarrollar completamente la idea, lo cual por suerte sera en el capitulo siguiente que tendra sus buena revelaciones. Para aquellos lectores que como yo disfrutan de lo atipico pues espero que esto resulte lo suficientemente bien como para llenar sus expectativas.

 ¿Que ocurrio entre sebastian y su madre? Descubranlo en el siguiente capitulo. Por mi parte estare ansiosa de todas sus hipotesis!

 Saludos!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).