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La Brecha por malugr

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"esa puerta la conoces bien" 


 Vi mi reloj, dos horas y 17 min restadas a las 6 que Sebastián me había dado.


 Iba sin ningún rumbo entre los pasillos, tratando de resolver un puzzle de mil piezas, solamente con dos. En menos de una hora serían las 5 y las pocas personas que quedaban en la institución sería desalojadas, pronto tendría que esconderme y esperar en algún lugar a que la vigilancia se fuera y de nuevo pudiera seguir con la búsqueda, perdería al menos media hora o 45 min. 


 ¿Donde, donde, donde? 


 Había agotado el piso principal y parte del superior que vendrían siendo 3 y 4, pero ciertamente no pensaba que se tratase de esos niveles, en su mayoría eran salones normales y algunas oficinas de profesores que aunque me interesaban, no podría revisar hasta que pasaran al menos las 5:45 y estuviera seguro de que no había nadie; por ahora mi mejor opción era buscar en el piso inferior.


 Los minutos se diluian, como una cucharada de sal en un mar de agua, iba frenético de puerta en puerta, salones, oficinas, depósitos, estudios, todas posibles, pero todas igual de improbables.


 ¿Cual, cual, cual? 


 No debía ser algo tan obvio, ya había revisado las aulas que frecuentemente usaba nuestro curso, pero tampoco debía de ser demasiado difícil, después de todo la conocía ¿no es cierto?, Sin embargo a medida que el tiempo pasa la mente se fatiga y pronto todo se difumina tanto, que se confunde. 


 Por una lado mi razonamiento perdía especificidad, por el otro me volvía más paranoico ¿Y si no había puerta? ¿Y si solo era una forma de mantenerme aquí hasta las 8 y atacarme? ¿Y si no era una puerta, tal vez fuese cualquier cerradura, una gaveta, un casillero? 


 Basta... 


 ¿Como estaría esperándome tras la puerta de un casillero?


 El mismo debate surgía una y otra vez dentro de mi y las flaquezas de mi propia concentración ahora revelaban las imperfecciones de mi carácter que tanto tiempo habían estado escondidas por la cómoda vida que llevaba y que nada me exigía. 


 Antes de darme cuenta me encontraba a tres puertas del límite este, justo ahí, en la escalera de la mañana. 


 En cada rincón del enorme edificio retumbo el sonido del último timbre del día. Las 5 pm... La mitad de mi tiempo se había esfumado y estaba aún más desconcertado que al comienzo. 



 Durante unos 20 minutos no hice más que permanecer sentado en aquella escalera... 


 Tenía los codos sobre mis rodillas y mis dedos frotaban circularmente mis sienes tratando de aliviar el leve dolor de cabeza que había comenzado a atacarme; lógicamente, para alguien cuya mayor preocupación era no olvidar los condones en casa, esta era una situación bastante más estresante. 


 "no debes de perder tiempo"  


 Era la frase del momento y entonces miré escalera arriba. No había escuchado una sola voz o sonido provenir de ella, estaba seguro de que incluso el personal ignoraba este lugar o al menos, si la conocían, no hacían uso de él con frecuencia.


 Me puse en pié y subí un peldaño, era consciente de que si me atrapaba algún vigilante, me sacarían de inmediato y volver a entrar no sería posible, así que ese sería el fin de la búsqueda. No estaba seguro de sí debía subir o no, pero en ocasiones sucede que, es en las inseguridades dónde hayamos las más certeras respuestas, nuestras mejores opciones, casi siempre, son las más arriesgadas.


 Un murmullo de dos voces comenzaba a hacerse audible, se dirigían hacía mi en una enérgica caminata atravesando los solitarios pasillos del vacío nivel que ya había yo recorrido. 


 Me asome por el bordillo de la pared, intentando verles y ahí estában... Los dos vigilantes haciendo su última ronda del día, verificando que nadie quedase dentro. 


 Claro que sí, este es el momento. 


 Mientras los hombres charlaban e inspecciónaban a través de las  ventanillas de cada puerta, los tetricos salones, yo me dispuse a subir la vieja escalera... Pasos controlados, tan rápida y silenciosamente como podía. 


 "¿crees que no me di cuenta de que me seguías?

 

 La petulante pregunta de Sebastián se repitió en mi cabeza y entonces me hallé cuestionando mi propio sigilo mientras me esforzaba incluso por controlar mi respiración.


 dos niveles más arriba, estaba el 4to piso y la mayor cantidad de oficinas de profesores, eran esas en las que quería probar, pero aún era demasiado pronto; Era bien sabido que parte del personal docente permanecía en sus oficinas trabajando hasta el último momento, así que si aún había seguridad, aún estaban ellos. 


  Sin mas opciones, solo me quedaba ver el 5to piso... Mayormente laboratorios...  


 Para esta hora debían de estar vacíos, pero nada era seguro, así que cada paso que daba para acercarme a una puerta, era como asomarse a un vacío oscuro, esperando no ser descubierto, cada paso podía ser el último y el final era incierto, pero la amenaza de Sebastián lo volvía muy peligroso. El silencio era abrumador, la tensión oprimia mis músculos. 


 En ese estado de ansiedad fui moviendome por los pasillos, tentando mi suerte que con el susurrante tic tac de mi reloj, se iba agotando. 



 Tic tac, tic tac, tic tac... 

.
 

 Desde la olvidada escalera del ala este, hice mi recorrido y antes de darme cuenta, estaba a 7 puertas de la enorme escalera central. 


 Al tiempo que la vi... Oscuridad. 


 Las luces de todo el edificio se fueron. Las habían apagado. 


 Mire mi reloj, 6:15 pm, ahora oficialmente, estaba solo. 


 Respire por un lado complacido, por el otro aterrado... Mis ojos se concentraron en las ventanas, que comenzaban a parecer oscuros agujeros sin vida, afuera la noche ya estaba llegando como era propio del invierno y ahora una sinuosa oscuridad se deslizaba por los pasillos devorando la agonizante claridad.


 ¿Piso 5? La otra mitad de los laboratorios, tendrían que esperar. Era momento de ir al 4to nivel, a la parte oeste que había dejado sin revisar y que correspondía a las oficinas... La Dirección, orientación, enfermería, consejería, oficinas de cada profesor... Vaya que conocía sus puertas. Lugares donde había pasado gran parte de mis días o castigado o follando.


 Con una pequeña linterna tipo llavero en mano, descendi un piso y comencé puerta por puerta a probar la solitaria llave... 



.



 La introduje en la última cerradura...


 Mis manos temblaban, de desespero, de frustración, de rabia.


 Nada...


 A mi espalda, decenas y decenas de puertas y sólo fracaso. 


 45 minutos despues había agotado todas las puertas del ala oeste en el piso 4, algunas de ella varias veces, sin poder creer que ninguna de ellas fuese la correcta, al final y profundamente consternado subí de nuevo a probar en todos aquellos laboratorios que había dejado de ultimos creyendo que la respuesta estaba en el piso inferior.


 Ahora, habiendo transcurrido media hora mas, se habían acabado las opciones y el tiempo. 


 Apoyé la espalda contra la puerta y poco a poco me fui deslizando hasta quedar sentado en el suelo.


 Mi reloj daba las 7:30 y entre la fría oscuridad solo pude enterrar el rostro entre mis manos. 


 Estaba tan lleno de cólera que sólo sentía ganas de arrojar la maldita llave y esperar las consecuencias, fueran las que fueran, ya nada me parecía peor que está desquiciante sensación de derrota. 


 Pero...


 "entonces no serás el único que lo lamente" 


 Valiente hijo de perra... Amenazas a terceros. Pero claro ¿Que podía esperar de ese desgraciado? 


 La imagen de brent vino a mi mente, aquella imagen era fiel testimonio de la insensibilidad y locura de Sebastián. Sabía que le seguía y aún así fue capaz de hacer todo aquello. El sabía que lo estaba observabando desde...


 "¿para quien crees..."


 en un instante estuve de pié, con ojos abiertos de par en par, como si se me hubiese revelado un secreto milenario. 


 El sabía que yo estuve ahí todo el tiempo... Que estuve ahí agazapado, justo tras la...


 "¿para quien crees que deje la puerta abierta?" 


Tras la puerta. 


 Maldito seas ¿pudiera ser? 


 Comencé a correr como si mi vida dependiera de ello, sabiendo que contaba ahora con 24 minutos para resolver todo aquello. 


 Atravese los oscuros pasillos del 5to piso desde el extremo oeste, pasando por la escalera central y siguiendo hasta el final del ala este dónde las rechinante y vieja escalera de madera me esperaba. 


 ¿Pudiera ser esa puerta? ¿Estuve el suficiente tiempo tras ella como para que Sebastián considerara que "la conocía bien"? 


 Por un momento estuve seguro de que había resuelto el acertijo y mientras iba escalera abajo sentí la adrenalina recorrerme, casi victorioso y antes de darme cuenta, percibí el mohoso olor de aquel último piso, el primero de los 6 totales, oscuro y frío... El sótano renegado al olvido.


 Avance despacio guiado por el leve haz de luz que emitía la pequeña linterna y estuve de inmediato frente a la amplia puerta, esta vez sus dos lados estaban cerrados. 


 Alce la mano y con ella la plateada llave que moría por encontrar su hogar pero entonces note algo que erizo mi piel. 


 La puerta ya estaba abierta, únicamente la habían entrecerrado ¿de que se trata todo esto?


 La empuje suavemente y se abrió arrojando un espeluznante y tetrico chirrido. Ahora, sumido en una oscuridad mucho mayor que la hacía horas, Lucía como el escenario de una película de horror.


 Di pasos cautelosos, sentía mi cuerpo hormiguear, la sangre deslizarse espesa por mis venas, mi pulso dispararse y al instante descender casi hasta desaparecer, como si en cualquier minuto fuese a desplomarme por un colapso. 


 Un sudor frío me recorría. Apuntaba en todas direcciones con la linterna, tratando de iluminar el espacio, pero era en vano y la tétrica sensación de que alguien se abalanzaria sobre mi en cualquier instante, no me dejaba pensar con claridad.


 Bajo la tenue luz, una hoja de papel pareció brillar casi como un espejo. 


 Camine y reconocí el lugar, era la vieja y mohosa mesa sobre la cual brent había sido azotado y vi los ahora secos caminos que la sangre había formado hasta el suelo. 


 Estuve junto al escritorio lleno de sangre, sintiendolo como si fuese la escena de algún crimen y entonces pude recoger la lisa hoja de blanco papel. Estaba doblada a la mitad y no había ninguna duda de que alguien la había dejado ahí a propósito. 


 La desplegue y leí. 


 "  CP


  Hola, por fin diste con esta nota ¿Que horas serán? Asumo que bastante tarde, seguramente has invertido mucho tiempo buscando de piso en piso por todo el edificio... Dime ¿Cuantas puertas probaste antes de considerar ésta? "


 Aprete el papel con fuerza mientras leía y lo imaginaba burlándose de mi. 


 "Si estoy en lo cierto, ya debió anochecer y yo seguramente estoy tras esa puerta que aún no encuentras... Esperandote; aúnque no estoy aquí, debo confesar que me encantaría ver el rostro que pusiste al entrar ¿es bastante oscuro por las noches no te parece? Casi puedo saborearte... Temblando de rabia, con el orgullo aplastado y muerto de miedo... vaya que eres predecible. En fin, no planeo distraerte más, seguramente no te queda mucho tiempo y en serio estoy ansioso por saber como un príncipe encara la adversidad.


                          Aguardando del otro lado...

                                                                             SM"


 Mis dientes se apretaron con tanta fuerza que la cabeza me dolió.


 El muy desgraciado parecía saber todo de mi, incluso esto. 


 Abandone el sótano aún con la carta en mi puño, arrugada por completo a causa de mi frustración. Bastardo... Ya no se me ocurría nada, ya no tenía nada más para darle a este juego, guarde la llave en mi bolsillo y me dejé caer sentado.


 Mire mi reloj, 18 minutos faltaban para las 8 pm.


 Había fallado. 


 "Esa puerta la conoces bien"  


 Me encontré sentado en el último escalón repitiendo sus frases y tratando de entender en que había fallado ¿pase por alto algúna puerta? ¿Que tal si había probado mal la llave? Tal vez fui muy rápido y poco cuidadoso.

 

 Me autocastigaba sumergido en la completa oscuridad y me hubiese encantado quedarme ahí para siempre, pero de pronto otra ráfaga de frases invadieron mi mente... 


 "Finnian se queda luego de sus prácticas"


 "No sería un espectáculo verlo ahogarse"


 " ¿después de lo que has visto no me crees capaz?"


 "Pocas cosas tienen un valor incuantificable"


 "Si fallas... No serás el único que lo lamente..."


 De nuevo me encontré de pié, encendí la linterna y comencé la última parte de mi carrera... corriendo escalera arriba, tropezando a cada paso, jadeando.


 subí al nivel principal, tome mis cosas del locker y me puse mi abrigo para salir corriendo a la ventana más cercana. Desde adentro era fácil abrirlas, lo hice y caí un metro desde el marco de esa ventana hasta la nieve en el exterior.


 Me levante seguí corriendo, a unas 3 cuadras aparcaba unos de los coches de mi padre que usaba para venir al colegio, debía llegar pronto... Pronto, pronto. 


 Mis piernas ardían igual que mi pecho. 


 El había predicho mis movimientos, sabía que llegaría a ese sótano y sabía que no encontraría esa puerta incluso antes de que el juego comenzara. Pero yo también podía predecir algo de él...


 ¿Porque entre las personas que me importaban, hizo tanto énfasis en Finny? ¿Porque se tomó el tiempo incluso se investigarlo hasta el punto de espiarlo en sus prácticas? Era muy obvio, el muy maldito planeaba desquitarse con el antes que nadie. 


 Mire mi reloj mientras luchaba por no decaer... Me quedaban 12 minutos.


 No es día de práctica, Finny sin duda alguna está en su casa y si Sebastián se había tomado las molestias de estarle siguiendo, seguramente, sabía dónde vivía... Debía llegar con finnian antes que Sebastián lo hiciera. 


 Tal vez no iba a encontrar esa maldita puerta, pero no iba a dejar que jodiese a Finny, no sin que yo lo jodiera a él antes. 


 7 minutos me quedaban en el momento que encendí mi coche y salí del estacionamiento a toda prisa... Entre las calles sorteaba los coches manejando aún sin aliento. 


.


 Finny vivía solo. 


 Sus padres se parecían a los míos, con la diferencia de que su residencia principal estaba terriblemente lejos de nuestro colegio, habían resuelto el problema alquilando un buen apartamento para el a unas cuantas calles. A veces pasaba más tiempo con el que en mi casa. 


 Me orille de su lado de la calle y me estacione como mejor pude, al instante apague el coche y baje a toda prisa. 


 En el bolsillo exterior de mi bolso urgue desesperado hasta que di con mis llaves. En el mismo llavero llevaba las de mi casa y las de finnian. 


 Encontré la magnética que abría la puerta del edificio y al Cruzar el lobby y ver el ascensor en el onceavo piso, eché a correr escalera arriba, hasta el 4to, que correspondía a su departamento. 


 Cruce el pasillo y estuve frente a su puerta. 


 Siempre había sido terrible para identificar llaves así que las organizaba por colores, valiendome de esos ridículos plásticos identificadores que se les ponían en la parte de arriba, cada una tenía un color distinto.


 Di vueltas al abundante manojo de llaves entre mis manos, pero lo agitado de mi pecho no me dejaba concentrar, estaba tan cansado y agotado. Me recosté un instante en la pared y vi mi reloj, 4 minutos, cálmate, relájate, ya estás aquí. 


 Inspire tan profundo como me lo permitió el dolor que sentí en el pecho.  


 Verde, verde manzana, entre la morada del estacionamiento y la magnética de la entrada del edificio. 


 Verde, verde... Ver...de... 


 Comprendí mientras veía aterrado el llavero, no era la fatiga, ni el cansancio, ni la prisa... Simplemente la llave con el identificador verde, no estaba. 


 Me puse firme frente a la puerta y con ojos llenos de angustia contemple la cerradura... 


 No puede ser posible. 


 Con manos temblorosas, busque en el bolsillo de mi pantalón y sentí el frío metal contra mis dedos, lo estruje y lo saque como si no pudiera dar crédito a la idea que surcaba mi mente. 


 Es que no puede ser, simplemente es imposible. 


 La solitaria llave brilló en la palma de mi mano y por unos minutos sólo pude verla rezando por estar equivocado. mientras, la sangre se me iba a los pies y me abandonaban todas las fuerzas que me quedaban. 


 La acerque, la introduje...


 "esa puerta la conoces bien" 


 Y la gire. 


 Al instante, la puerta se abrió. 


 Cinco horas y cincuenta y nueve minutos habían pasado desde que Sebastián me dio esa llave en la azotea y ahora, a un minuto de que venciera su plazo, encontraba el lugar al que pertenecía. 


 Apenas con la punta de mis dedos, empuje la puerta que se fue abriendo poco a poco revelando la espaciosa sala del departamento de finnian. ¿Cuantas veces había estado ahí? No podría contarlas y aún así, mientras avanzaba hacía el interior y cerraba la puerta tras de mi, no pude evitar sentirlo infinitamente extraño, como si nunca hubiese estado ahí, asustado de cada metro cuadrado que conformaba aquel lugar, pues si las palabras de Sebastián eran ciertas, el debía estar aquí, tras la puerta, esperandome en cualquier esquina. 


 En mi muñeca el reloj comenzó a sonar, la alarma indicaba las 8:00 pm y con la boca seca y una voz aplacada por los nervios Susurre...


 - ¿Sebastián...? 


 De pié en la oscuridad, sin el valor para encender las luces, me quedé esperando en silencio.


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