El sol se escondía lentamente tras las montañas mientras que el cielo tomaba una gran variedad de colores que formaban un hermoso atardecer; los rayos de sol se colaban por la ventana del almacén iluminando suavemente el lugar en el cual dos jóvenes se daban un acalorado y apasionado beso. El mayor llevo sus labios sobre la pálida piel del pelinegro para así darle un suave beso en el cuello mientras sus manos recorrían su formado torso para luego bajar hacia las caderas y así llegar a su trasero el cual presiono con algo de fuerza haciendo que de los labios del pelinegro saliera un suave quejido; llevo sus manos hacia el borde del pantalón para introducir una de sus manos y acariciar por sobre la tela de la ropa interior el miembro semi erecto del menor, el cual no pudo evitar soltar un gemido al sentir las caricias que el peli platino le proporcionaba. El pelinegro llevo sus manos al pecho del mayor para empujarlo suavemente, logrando separarse de él para así lamer seductoramente sus labios y al mismo tiempo hincarse y bajar el pantalón junto con la ropa interior dejando a la vista el miembro erecto del peli platino, el cual envolvió entre sus manos dándole una suave lamida a la punta haciendo que de los labios del mayor saliera un suave jadeo de placer. Suaves jadeos salían de la boca del peli platino, el cual se había sentado a observar como su setter se encontraba entre sus piernas lamiendo y succionando su miembro. Se sentía en el paraíso, no podía creer cuan suave, húmeda y caliente podía ser aquella boca que envolvía su miembro haciéndolo viajar a un sitio de total placer; llevo una de sus manos a la cabeza del menor acariciando suavemente los cabellos de este para luego con algo de fuerza guiarlo a que aumentara la velocidad con lo cual llego al orgasmo salpicando ligeramente el rostro del pelinegro con su esencia; con desesperación, juntaron sus labios nuevamente, paso uno de sus abrazos alrededor del cuerpo del menor levantándolo del suelo juntando así sus cuerpos y llevarlo contra la pared para así despojarlo de sus ropas dejando a la vista su miembro erecto. Recorrió con sus manos la cintura del pelinegro bajando hacia sus muslos para así levantarlo del suelo mientras que el menor envolvía sus piernas alrededor de la cintura del peli plata. Bokuto dirigió su miembro a la entrada del pelinegro penetrándolo de un solo movimiento sacando de los labios del menor un grito agudo lleno de dolor. Oculto su rostro en el hombro del mayor mientras dejaba salir de sus ojos negros pequeñas lágrimas, las cuales humedecieron la playera azul del mayor, el cual tomo suavemente el mentón del menor asiéndolo levantar la mirada para así poder tomar sus labios en deseoso beso mientras comenzar a mover suavemente sus caderas haciendo que de los labios de Akaashi salieran suaves jadeos los cuales eran callados por sus labios. Aumento el ritmo de sus embestidas, pequeñas gotas de sudor recorrieron su cuello hasta ocultarse en su bajo su polera, el calor de ambos cuerpos llego a su clímax cuando de los labios de ambos muchachos salió un sonoro gemido, con lo cual el menor dejo salir su esencia entre ambos y el mayor se corría en su interior.
Con delicadeza salió de su interior, bajando al pelinegro con suavidad para poder limpiarse y ordenar su ropa. Ninguno de los dos se dirigió la mirada, se quedaron en silencio por un largo momento mientras cada uno recogía su vestimenta. Akaashi no se atrevía mirarle, se sentía demasiado avergonzado, pero tampoco quería que este ambiente incomodo siguiera por lo que busco las palabras adecuadas para romper este silencio incomodo pero cuando estuvo a punto de decir algo escucho la puerta del almacén abrirse, levanto la mirada con lo que logro ver como salía Bokuto dejándole solo en el almacén. Akaashi se quedó mirando la puerta por unos minutos para luego terminar de colocar la ropa en su lugar mientras que en la comisura de sus negros ojos las lágrimas amenazaban con salir.
Los días pasaron tranquilamente, Akaashi siguió yendo al entrenamiento como normalmente lo hacía mientras que el peli plateado seguía siendo el mismo chico ruidoso y lleno de energía que había sido siempre. Nada había cambiado en el equipo ni entre ambos muchachos por lo que Akaashi prefirió ocultar sus sentimientos por Bokuto en lo más profundo de su corazón pero sin darse cuenta, cuando nuevamente ambos quedaron solos en la sala del club, el mayor volvió a tomar sus labios de manera desesperada para luego apoyar suavemente su cabeza en el hombro del menor.
-¿Bo-Bokuto-san?- pronuncio con cierta duda el pelinegro al sentir como el mayor posaba ligeramente sus manos sobre sus brazos.
-Me gusta Yukie- en eso levanto su mirada posándola sobre los ojos negros del menor- ¿Puedo dejar mis sentimientos por ella en ti? –sin esperar respuesta alguna se acercó a los labios del menor para besarle con desespero, Akaashi se sorprendió al sentir los labios del mayor contra los suyos pero eso no evito que le correspondiera mientras sentía como su pecho dolía por las palabras que hace unos momentos habían salido de aquellos suaves labios.
-“me gustas Bokuto-san”- pensó mientras seguía el beso el cual poco a poco se volvía más intenso-“te quiero...Pero…Solo tienes ojos para ella ¿Verdad? Y… es porque le quiero Bokuto-san por lo cual voy a ocultar mis sentimientos por usted…. Si estas es la única manera en la que puedo estar cerca de usted Bokuto-san pues estaré feliz de hacerlo”- sintió como las manos frías del peli plata se colaron por debajo de su polera acariciando su torso suavemente; el calor de sus cuerpos aumento con cada caricia por lo que nuevamente volvieron a unir sus cuerpos como la primera vez que lo habían hecho en aquel almacén del club de voleibol.
La relación de ambos cada vez se hizo más estrecha pero sin llegar a algo romántico, puesto que por lo único por lo que Bokuto buscaba al pelinegro era de manera sexual. Así llego el día de la graduación de los de tercero. Akaashi se dirigía al gimnasio como siempre lo hacía pero esta vez con un motivo diferente, todos en el club habían decidido preparar una despedida para los de tercero por lo que su motivo era preparar algunas coas antes de que los demás llegaran, pero cuando dio la vuelta para llegar a su destino lo que vio le sorprendió y sin darse cuenta de sus acciones se ocultó para luego espiar ligeramente a ambos muchachos: Bokuto-san y Shirofuku-san.
El pelinegro se quedó mirando fijamente a la pareja, en eso Bokuto desvió la mirada hacia el suelo, a pesar de estar lejos, Akaashi podía notar el nerviosismo del peli plateado y también pudo notar como la pelirroja le miraba confundida, en eso Bokuto volvió a levantar la mirada posándola en los ojos castaño rojizo de la muchacha, el corazón de Akaashi se oprimió al ver como los labios de Bokuto se movían pronunciando aquellas palabras que, a pesar de no haber logrado escuchar sabía lo que decían, la muchacha se sonrojo ligeramente para luego bajar su mirada y llevar una de sus manos a su cabello para colocarlo detrás de su oreja mientras movía los labios en respuesta a lo que había dicho el peli plateado. Akaashi sintió como su corazón se detuvo para luego volver a palpitar con fuerza, de una manera tan dolorosa que no podía soportar, volvió su mirada por última vez hacia ellos para ver como ambos se acercaban para poder juntar sus labios en un dulce beso. Así Akaashi corrió queriendo alejarse del dolor que se instauraba en su pecho.
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Akaashi se removió incomodo en la cama para luego girarse hacia la pared, a su lado se encontró con el cuerpo de Chikara sorprendiéndolo, había olvidado por completo que este le había insistido para que se quedara al haberse enterado de que se encontró con aquella persona. Una ligera sonrisa se posó en sus labios mientras miraba atento cada movimiento que hacía mientras dormía, este chico realmente le hacía sentirse mejor, se sentía cómodo hablar con él, estar con él. Realmente le había llegado a querer demasiado. Y de cierto modo le hacía recordar a una madre con la forma en que se preocupaba y ahora que lo pensaba con detenimiento Chikara estaba embarazado, en estos momentos lo que más necesita es a alguien que le apoye es por eso que en estos momentos no debería preocuparse por ese encuentro con Bokuto, solo fue algo casual no es como si se volvieran a encontrar; así con esa línea de pensamientos volvió a cerrar los ojos con una ligera sonrisa en sus labios, sintiéndose más aliviado.