El viento soplaba fuerte mientras la lluvia helada caía poco a poco hasta transformarse en nieve blanca—…si ahora llora…su salón…más nadie queda allí…—La voz grave y melancólica de un hombre se escuchaba solitaria en un campamento lejano, cantando una tonada lenta a la luz de una fogata casi extinta, siguiendo con cada nota como si el mismo estuviera viviendo la historia que narraba—…escucha mi rugir…—termino aquella triste canción con el orgulloso lema de su casa, sintiendo los copos de nieve caer sobre su rubio cabello.
A lo lejos del hombre, en un campamento un poco más grande que estaba siendo levantado por soldados. Los ojos de Tyrion Lannister miraron con tristeza la fogata que estaba siendo apagada por su hermano, quien, a pesar de acompañarlos, se mantenía alejado de todos los demás, como si fuera un repudiado.
—Ha perdido la mujer que amaba…—Dijo Tyrion sintiendo la presencia fuerte de Daenerys a su lado, tratando de explicar la actitud solitaria que había adoptado su sangre.
—Tu también la has perdido, y sigues aquí, a mi lado—Daenerys contestó mirando la distancia que ponía Jaime Lannister con los demás, apartándose de todos, dejando incluso la guardia real cuando por fin se le había ofrecido regresar a ella.
—Es cierto…pero yo la tengo a usted—Tyrion dio media vuelta, observando el camino hacia adelante.
Poco tiempo les tomo llegar desde ese momento al castillo propiedad de los Stark, quienes los recibieron con brazos abiertos a pesar de su fama de dureza.
—Han venido a pesar del invierno—Jon miraba a la gente adentrarse en su castillo, las serpientes de Martell, la vieja mujer Tyrel y un sobrino que había adoptado su apellido, las casas vecinas de Winterfell , los Greyjoy, sorprendiéndose con la casa Lannister seguida de la reina Targaryen.
—Jamás faltaría a la boda de mi príncipe Jon—La reina se acerco abrazando educadamente al de negro, él le regreso el gesto con cariño y efusividad, y para desánimo de Robb, se veía sumamente feliz con haciéndolo—…San athchomari yeraan...—murmuro la reina en dothraki, sabiendo que todos escucharían pero que tan solo Jon, ella y un par de personas en su sequito sabrían entender.
Jon sonrió suavemente, como si las palabras fueran una especie de frase triste, algo que Robb logró entender pero no tuvo oportunidad de preguntar.
—Me alegra que hayan logrado llegar bien, la nieve no ha dejado de caer desde la primera nevada—Hablo Robb poniéndose al frente, ofreciendo su brazo a la reina para llevarla por el camino, una vieja costumbre de cortesía de su padre, mientras Jon ofrecía su brazo a Missandei, sonriéndole amigable. La gran mayoría se quedaría afuera en sus propios campamentos y solo aquellos representantes tendrían el honor de asistir a dicha ceremonia.
Un cena fue otorgada como bienvenida, pero el banquete principal sería justo al siguiente día, cuando la unión por fin fuera celebrada en los bosques de los viejos dioses.
—Ha hecho una gran labor mi lady, aceptarnos a todos nosotros en la entrada del crudo invierno…es un logro que no podía imaginar en manos de otra persona—Tyrion se había posicionado a un lado de Sansa quien vigilaba todo como si fuera la guardiana de aquel castillo—y no lo digo en su presencia pero no puedo imaginar estos logros viniendo solamente de sus hermanos—Guiño un ojo a la pelirroja y esta le regalo una sonrisa divertida.
—Tengo que admitir que yo tampoco lo imagino—Contestó ella mirando a su hermano mayor conversar con la reina y a Jon con Sir Jorah. Todas las mesas parecían complacidas, incluso su madre trataba asuntos con Varys sin su típica actitud de intriga y sospecha—No veo a su hermano con nosotros—Señalo a ella al no ver a Jaime entre la multitud.
—No creo que les hiciera gracia verlo celebrando con ustedes—Explico bebiendo un trago de su copa, hablaban como si fueran viejos amigos, ambos consejeros de sus actuales señores—…no tiene de que preocuparse, yo vigilare que no haga nada extraño—Tyrion hablo un poco más bajo, sabiendo bien de la preocupación de los Stark por tenerlos en su casa.
—Confió en su palabra, Tyrion—Dijo Sansa inclinándose un poco para sujetar su brazo con amabilidad en una expresión de cariño cortes—la cumpliste aquella vez y se que lo volverás a hacer—Pidió sin tener exigirle más.
—Es una pena que sus hermanos no hayan estado para celebrar con nosotros—Cambio el tema el más bajo en cuanto menciono su viejo matrimonio, como casi siempre hacia cuando los recuerdos grises empezaban a alcanzarlo. Arya no había contestado un solo cuervo, mientras que Bran, no tenía permitido salir de la gran biblioteca hasta pasar al menos un año dentro.
Así paso gran parte de la noche, hablando del viaje, de los nuevos tratados en KingsLanding y las modificaciones futuras después de la unión Stark Targaryen, terminando solo hasta que el cansancio de los viajeros fue más fuerte. Retirándose todos a sus respectivos alojamientos.
—¡Jon!—Robb se apresuro a alcanzarlo en el pasillo antes de que el moreno se dirigiera a su propia torre, se habían despedido cordialmente en el final de la cena, pero desde su última pelea días atrás, Jon parecía cada vez más lejano de su alcance, no quería empezar su alianza de esa manera.
—¿Qué pasa?—Pregunto sin mucho animo, el quería escapar para hablar con Tyrion del asunto de la bruja roja pues, unque Varys podría ser más apropiado para los temas de ocultismo o tuviera más confianza en Daenerys, temía las represalias de contar un error de los Stark a aquellos que todavía no eran sus aliados.
—No me ignores por favor—Pidió acercándose—No quiero prometer una vida a quien no esta dispuesto a estar conmigo—Jon presionó sus labios ¿Prometer su vida?, por lo que dijo la mujer roja, ni si quiera le pertenecía a él mismo.
—Robb, no es momento—Intentó excusarse dando un suave apretón a su brazo a modo de disculpa. Quería asegurarle que no tenía de que preocuparse, que estaría con él para apoyarlo sin importar si se casaban o no, pero el tiempo no era suyo, y aquel que empezó en un principio su problema estaba justo destres de ellos, siguiendo a Robb como si fuera una sombra—Prometí cuidar de la casa Stark sin importar qué, si es mi deber estar a tu lado para cumplir esa promesa…lo haré—Contestó soltándolo tan pronto como vio al Greyjoy acercarse. Alejándose. Robb solo lo dejo marchar en un suspiro, resignado a su actitud.
—Él no desea estar contigo…—La mano consuelo de Theon se sintió pesada sobre su hombro, haciéndolo cerrar los ojos y bufar cansino. Sabia de sobra lo que implicaba Theon para su prometido—pero ha dicho que no se ira, ¿Por qué poner tanto empeño en complacerlo?—Se veía alegre y algo rojo del rostro, probablemente demasiado bebido gracias a las influencias de su hermana en el campamento del exterior.
—Ya te lo había dicho…Jon es mi asunto—Robb trato de emprender paso, no quería discutir con nadie antes del día prometido, especialmente con él. Pero su espalda dio de lleno contra la pared del pasillo cuando el mismo Theon le había empujado contra ella, apresurándose a juntar sus labios en un beso desesperado que Robb no supo corresponder.
—¡Y yo que creía que el honor de Robb Stark era incuestionable!—Robb alejo a Theon con demasiada fuerza dejándolo en el suelo, preocupándose más por la voz que se había levantado a unos metros de ellos, que por el beso robado por un borracho—Quién lo diría…—Jaime Lannister estaba recargado en las sombras, apenas alumbrado por un par de antorchas, Robb no supo desde que momento había estado presenciado sus acciones, posiblemente incluso antes de que Jon se fuera y eso lo molesto más.
—Estos caminos se dirigen únicamente a la habitación de Jon, ¿Qué haces aquí Lannister?—Preguntó Robb acercándose feroz al rubio, ignorando por completo las quejas de Theon aún en el suelo.
—Solo paseaba por aquí, la última vez no tuve tiempo de apreciar la belleza del norte—Contestó imponiéndose delante suyo sin retroceder ni un paso a la amenaza en los ojos del lobo, aparentando incluso estar dispuesto a pelear—no querrá causar ningún altercado un día antes de su boda… ¿O si?—Jaime lo miro desde arriba, era diferente a su encuentro en KingsLanding. Ya no se mostraba como un hombre viejo, barbudo y desaliñado, sino que relucía como la primera vez que los visito años atrás, como el gran guerrero y guardia real que alguna vez fue.
—Aléjese de este sitio Sir—Robb presiono el mango de su espada con fuerza, no dejaría que ese hombre lo rebajara y mucho menos volviera a acercarse a nadie de su familia.
—No muestres tus dientes niño lobo…te sorprendería de lo que es capaz este viejo león—Jaime parecía suficientemente confiado para ganar, vigilante, tanto que también notaba las intenciones de Theon de ir en su contra. Pero antes de poner su mano buena sobre la espada, prefirió quedarse quieto ante el sonido en su espalda.
—¿¡Se puede saber que esta pasando!?—La antorcha levanta de Jon ilumino a los presentes, había intentado esperar a que Robb se alejara en una oportunidad para buscar a Tyrion. Pero el ruido anormal en su pasillo lo hizo regresar a ver que sucedia, encontrándose con tres hombres desagradables, donde, para sorpresa suya, el Lannister parecía ser el menos problemático de ellos.
—¡Vete a dormir Jon!—Grito Robb aún con la mano en la espada, pero antes de que pudiera seguir y por segunda vez en esa noche, sintió como lo estrellaban contra la pared.
Los ojos de Jon se cernían peligrosos sobre los suyos. Él lo había empujado para alejarlo del rubio con fuerza que no logro reconocer de sus años de entretenimiento juntos.
—No vuelvas a tratarme como un niño—Soltó cerca de sus labios, tanto que pudo sentir el calor cortando el frio a su alrededor. Alejándose tan pronto como pudo para no evidenciar su enfado, aunque con la certeza de que su intento había sido totalmente en vano ante los otros dos—Acompañare a Sir Jaime con su hermano—habló esta vez más alto, autoritario—tal vez tu puedas mostrarle al Greyjoy el camino a su propio cuarto…—Ordeno Jon, empezando a avanzar.
Jaime por su parte, hizo una especie de reverencia respetuosa, aunque claramente irónica para todos los presentes. Siguiendo a Jon con velocidad y dejando atrás a los otros dos con pasos largos.
—¿Cómo supiste que te iba a seguir?—Preguntó el rubio cuando alcanzaron una distancia prudente entre ellos y los pasillos de la torre.
—No lo sabía…—Jon contestó quedándose quieto un momento, nunca lo pensó, solo había actuado por el enojo ante las palabras de Robb, tratando de separarlos o antes posible. Realmente fue una suerte que Jaime lo siguiera.
El viejo guaria soltó unas cuantas risas y empezó a caminar lento, notando como el mismo Jon bajaba la velocidad de su andar una vez lejos de su prometido.
—No quieres casarte—Dijo él con un tono amigable, tanto como el de Tyrion mismo—no te juzgo—Aseguró antes de que Jon dijera algo para negarlo—no nos conocemos lo suficiente para hacerlo—Hablo con total comodidad en su presencia, casi como viejos amigos.
—¿Por qué me siguió? No se veía asustado de las amenazas de Robb—Jon continuo la charla, llegando a la habitación de Tyrion y tocando para que le permitiera pasar, pasando por alto la falta de formalismo que usaba Jaime para hablar con él.
—El niño lobo no estaba equivocado, iba en camino a verte—Contestó sin vergüenza en su voz—ah…por cierto, mi hermano menciono que iría a visitar a una hermosa dama—Jon suspiro, decepcionado de que ni siquiera en esos momentos tan importantes moderara su gusto por las mujeres—pero vamos pasa—Ofreció Jaime abriendo la puerta y dándole el paso—…tu no eres un niño, no debes mostrar dudas…—Comentó al ver el titubeo en su mirada por su ofrecimiento.
Jon tomo aire, pasando a la habitación antes de arrepentirse, tampoco tenía ánimos de volver, no sabiendo que Robb estaría probablemente rondando ese lugar.
—¿Para que querías verme?—Preguntó Jon una vez dentro de la habitación, pero Jaime no se apresuro en contestar y avanzó hasta una maleta sacando una botella con vino en ella.
—Quería conocerte—Contestó con total tranquilidad, dando un sorbo largo a la botella y ofreciéndola al terminar a su invitado—vamos, con un par de tragos no te embriagaras—Animó y Jon solo acepto la botella por cortesía, dando un pequeño sorbo para acompañarle—anda—Dijo Jaime señalando con una mano la cama, invitándolo a sentarse, jalando para si mismo una silla en una manipulación interesante del espacio.
—Ya nos habíamos conocido antes…—Jon comento andando a sentarse, sin sentir ningún tipo de amenaza de ese hombre tan polémico. Recordaba distintas versiones de su historia; la del terrible hombre sin honor asesino de dos reyes, el que ciertamente arrojo a su hermano para ocultar su relación con la reina, pero también la de un hombre que sacrifico su propia dignidad por el bien del pueblo, el que había hecho todo con tal de proteger a la mujer que amaba y que termino por ser un aliado en los tiempos que más se necesitaron—Nos vimos la primera vez que vino y se burlo de los hombres de la muralla—Jaime sonrió divertido y ladeo el rostro, claramente apedreado por sus palabras.
—Que buena memoria…Jon—Admiro hablándole por su nombre—¿Puedo llamarte Jon no?, no creo que estés cómodo con tantos títulos y tonterías…—explico tomando la botella que le regresaban.
—No me molestan los títulos, pero es verdad que no termino de acostumbrarme a ellos…después de tantos años de ser un bastardo, creo mi nombre es lo más apropiado que tengo—Confesó con sinceridad.
—Bien—Felicitó—puedes llamarme por mi nombre también, me gusta que lo hagan—Dijo con una sonrisa nostálgica de la que Jon no supo averiguar el origen—pero, retornando al tema, yo no me burle de ustedes…no realmente…—Confeso mirando su botella—siempre creí que los hombres de la guardia nocturna, los vigías del muro eran hombres con honor...—Hablaba con cierto anhelo, guardando silencio unos segundos para volver a beber, pero Jon le detuvo, tomando la botella.
—Lo son—Aceptó impidiendo que el otro siguiera bebiendo sin rumbo—aunque también hay gente que no lo es…—Una chispa de incomodidad surgió en sus ojos cuando recordó a los traidores del muro, esos que irónicamente lo liberaron de su juramento.
—¿Qué pensaste de mi la primera vez que me viste?—Jaime se inclino hacia delante, interesado por cada gesto que hacía el moreno—¿Qué pensó el bastardo de aquel entonces del mata-reyes?—Preguntó sin dejar de ver su rostro ni un momento. Jon se quedo pensando y sonrió divertido.
—Creí que tu deberías ser el rey….—Contestó recordando la imagen de Jaime, con su brillante armadura y el porte que todo caballero envidiaría—…mi padre decía que el rey era fuerte, imponente, un gran guerrero…yo jamás le había visto, así que cuando entraste al castillo…—Rio para si mismo, burlándose de su ingenuidad. Jaime lo secundo.
—Roberth Baratheon no tenía la pinta de un rey y muchos estarán de acuerdo contigo—Ambos rieron un rato por ello y empezaron a conversar de las trivialidades de aquel día, de los cuentos que contaban a ambos de niños e incluso de algunas hazañas en la guerra contra los caminantes blancos, pero Jon miro la vela a un lado de Jaime, consumiéndose y mostrando que esa corta charla realmente ya no lo era tan corta. Empezaba a consumir un tiempo valioso que podía ser malinterpretado con facilidad.
—Debo irme Sir…no, Jaime—Se corrigió levantándose de la cama—ha sido un placer charlar con alguien hoy—Agradeció.
—El placer a sido todo mío príncipe—Jaime se levanto como si no hubiera bebido nada, acompañándole al pasillo y escuchando unos pasos acercarse—solo una pregunta más Jon—Le detuvo con sus palabras antes de que se fuera y Jon asintió, apremiándole a preguntar—…qué fue lo que te dijo la reina en secreto, mi Dothraki es…inexistente—Jon quiso sonreír por la broma, pero recordó las palabras de su reina, cambiando su rostro.
—Significa “mucho honor”—Jaime no entendió del todo el porqué de la frase y Jon suspiro, no era algo que pudiese afectar los planes del siguiente día y tal vez por agradecimiento de la relajante charla, le explico el significado—es técnicamente una palabra de agradecimiento de alguien que ha hecho muy importante por la persona que lo dice…que ha ganado una guerra o que ha eliminado un enemigo…—Jon bajo la mirada y Jaime entendió porque la reina no había hablado abiertamente delante de Robb Stark. Esas palabras no eran más que un consuelo para él, pero ofendería a los Stark de decirlo de manera abierta—Hablaremos pronto—
—Lo haremos— Jaime prometió y miro a Jon partir derecho con una media sonrisa en la cara, mirando la sombra que los espiaba retirarse también.