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Matrimonio de lobos por Bleryaoi

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Notas del capitulo:

Hola!! Dios, siento que estado casi un siglo sin actualizar, D:.

Ahora, antes del capiítulo de "cierre de temporada" quiero volver a platicar...

Gracias a todas esas personas que leen la historia y que comentan, normalmente suelo contestar los reviews ese mismo día o uno después, así que lamento la tardanza en haber respondido D: 

Ahora mmm, me preguntaron algo respecto a las "tempradas" XD empezo como un juego, pero cuando digo "cierre de temporada" es como terminar una etapa del fic, en mi word incluso así lo tengo dividido, la primera fue donde Robb y Jon tuvieron su acercamiento, algo así como la base de su relación sus sentimientos y termino con Robb confensadose a Jon en el capitulo de "casi una declaración de amor", la segunda, termina con este capitulo doble. Son 4 etapas las que tengo planeadas, no se el extenso, luego me paso o lo hago más corto.

En fin! muchas gracias por todo su apoyo! y los dejo con este cierre de temporada de Un matrimonio de lobos!

Es largo D: por si gistan chiquitearselo.

 

Una ceremonia sagrada en el bosque de los viejos dioses sería celebrada aquel día, una boda entre los Stark, una unión de reyes…un matrimonio de lobos…esa era la promesa que en los siete reinos se escuchaba y solo unos pocos representantes eran capaces de observarla. Nadie se atrevería a interrumpirla, no cuando la ira de los dioses había demostrado ser grande, o al menos, es lo que Catelyn Stark deseaba creer…

 

En la habitación de la torre, aquella solitaria y fría, Jon se miraba al espejo, su piel se hallaba limpia, tersa, perfectamente rasurada por el barbero que horas antes por la madrugada le había visitado. La ropa, esa piel de zorro blanca hecha por Sansa, se hallaba sobre sus hombros, digna de ser usada, todo estaba en orden, pulcro,  fino e imponente, como un verdadero Lord debía ser.

 

Te ves bien mi príncipe…—La mano de la mujer roja recorrió desde sus hombros hasta sus brazos, rodeándolo lentamente por el torso en un abrazo macabro—Solo un pequeño detalle es el que falta—La mujer coloco un pedazo de cristal de dragón, alrededor de su cuello, ese mismo que había encontrado días atrás y ahora sabía a quien pertenecía—tu hermana pensó en los cuervos y en los lobos, pero tu sangre es de dragón…debes portar un símbolo Targaryen—Él suspiro, no había logrado dormir nada. Solo se quedo sentado esperando en su cama hasta ver las estrellas desaparecer del cielo y empezar con aquella ceremonia que tanto le atormentaba—…y…—la mujer entrego un frasco, como los que usaban para guardar la esencia de amapola.

 

—Solo esto…—Dijo Jon tomando el frasco, mirando el liquido negro casi nulo moviéndose dentro—…y el tiempo de Robb será pagado?—La mujer de rojo dio una enorme sonrisa después de asentir, casi feliz cuando el príncipe tomo de lleno el frasco con aquel contenido sin objeción alguna.

 

Como prometí mi lord Comandante, el tiempo de Robb Stark será pagado…una vida a cambio de otra—Ella camino hacía la puerta de su habitación y Jon la miro con ojos cansados, observando como su vestido rojo parecía sucio por tanto rozar el suelo, como si la tierra poco a poco empezara a tragarla. No le prestó importancia de más, suficiente tenía con aquel trato, que realmente esperaba fuera respetado.

 

Mi deber con usted ah terminado, debo retir…—Melisandre estaba en medio de una inclinación formal, sonriendo imperturbable hasta que el golpe de la madera estrellándose con la pared la hizo enderezarse, con un los parpados apenas apretados por la intromisión.

 

—¡Jon!—La puerta se abrió paso de golpe, sorprendiendo al dueño del cuarto. Presenciando la figura empezando a volverse alta de su hermana extraviada, aquella a la que había regalado a aguja—…qué hace ella contigo?—Preguntó exigente mientras se introducía en el cuarto como si fuera suyo.

 

Vete Melisandre—Ordeno Jon guardándose el frasco en una bolsa. El mismo había aceptado los términos sin resistencia, no podía hacer más que eso por ayudar a Robb.

 

La mujer, por su parte, avanzo a pasos lentos alrededor de la más joven, mirándola de arriba abajo, examinándola, no era la primera vez que era sorprendida por ella.

 

—Un dios debe tenerte en aprecio—Hablo a la castaña sosteniéndole la mirada de desprecio—…pero…¿Por qué?—Preguntó al aire, percatándose de los ropajes de Bravos que llevaba encima la adolescente.

 

—Mi dios y el tuyo son totalmente diferentes—Afirmó Arya enfrentándose a sus palabras, escudriñándola tal cual hacían ella mientras esperaba su salida.

 

—¡Melisandre, ya no tienes más asuntos aquí!—Jon avanzo un paso, distrayendo la atención de ambas y haciendo que finalmente la mujer les dejara solos, esperando solo el tiempo justo hasta dejar de escuchar movimientos en los pasillos.

 

—¿Qué hacía esa mujer contigo?—Arya se apresuro a cerrar la puerta de golpe, importándole nada los supuestos modales que debía tener.

 

 Apenas llegó al nevado territorio fue a ver a su hermano, colándose entre la gente para no ser molestada por las costumbres y etiqueta que su madre o Sansa podían imponerle. Ingrata fue su sorpresa al escuchar la voz de la bruja roja en la habitación de Jon.

 

—…es complicado para explicártelo ahora…—Hablo evitando mostrar nerviosismo por el encuentro inesperado, pero dando un vistazo rápido al cuerpo de su hermana, mucho más crecida que la última vez. Dudando un momento por la mala cara que ponía, pero rindiéndose finalmente a una sonrisa—…aunque, deberías saludar primero—Dijo Jon abriendo sus brazos, mismos a los que Arya instintivamente se lanzó para abrazando con fuerza—te extrañe—Murmuro sin soltarla.

 

Ambos, probablemente habían sido los más cercanos en toda Winterfell desde hace años, ni siquiera sus otros hermanos, pese al tiempo que los unía, podían comparar aquella complicidad y confianza.

 

Y yo a ti—Respondió soltando el abrazo y mirando el rostro pulcro de su hermano—pero no puedes evitar la pregunta, ¿Qué hacía esa bruja en tu cuarto?—Jon dio un suave suspiro, por alguna razón, ella siempre estaba metiéndose en toda clase de problemas, averiguando el tipo de cosas que una niña no debería saber jamas.

 

—¿Cómo sabes quien es?—Preguntó a la más chica, intentando desviar la atención de la más joven. Era obvio por su aversión hacia ella, que sabía mucho más de lo aparentaba.

 

—Es la bruja que devolvió la vida a Robb—Solto sin precaución y Jon se quedo mudo un segundo por lo abrupto de su respuesta. Se notaba que los días en su viaje habían dado más frutos que los de él estando todo el tiempo encerrado—le advertí que no quería verla cerca de ti—Retomo Arya enfadada con el mayor de sus hermanos—dijo que lo solucionaría—Siguió ella, recordando la breve charla que había tenido en KingsLanding.

 

—¿Lo sabías?—Preguntó, ¿Quiénes más estarían involucrados con esa mujer?—¿Desde cuando? ¿Por qué no me lo dijiste?—Interrogo él sin entender.

 

Poco antes de partir, pero Robb me hizo prometer que no te lo diría..—Jon lanzo una mirada de reproche a la menor—cruce los dedos, no cuenta—Se defendió ella, sentándose para quitarse las botas y vaciar la tierra que llevaba acumulada en ellas.

 

—¿Quién más lo sabe?—Volvió a preguntar, sabía que la mujer de rojo era capaz de muchas cosas. Sir Davos la maldijo varias veces antes de morir en la guerra contra los caminantes blancos y no en vano habían sido sus advertencias.

 

Pensé que Sansa y mi madre, pero ellas no saben nada…—Contestó sin esmerarse en explicar, dejando a Jon aún con más dudas de las que ya tenía—…mi maestro me ayudo…—Explico Arya empezando a quitarse la ropa que llevaba puesta. Distrayendo completamente la atención sobre ella.

 

—¡Arya!—Regaño Jon dándose la vuelta para no mirarla, escuchando como su colchón era desgarrado y objetos eran arrojados—tu maestro debería enseñarte algo de respeto…—Murmuro escuchando los estragos que hacían en su habitación y la risa de la más joven por su comentario.

 

Lo siento, siempre deje mi ropa favorita en tu cuarto para que mi madre no la tirara—Dijo ella tocándole del hombro para indicarle que ya podía dar la vuelta, mostrándola a ella perfectamente vestida con pantalones limpios y a su colchón destripado. El mismo truco que usaba para colocar desechos en la cama de Sansa cuando eran niños.

 

Jon la admiro un momento, orgulloso de su crecimiento, se notaba fuerte y segura, fiera como la misma Nymeria que ahora comandaba a la manada de lobos gigantes, y estuvo a punto de alabarla, pero la puerta de su cuarto volvió a escucharse, esta vez alguien tocaba suavemente su puerta.

 

Pasen—Grito Jon al invitado, dejando que Robb entrara, mostrándolo igualmente arreglado con las pieles que Sansa le había cocido.

 

Los ojos azules, casi grises de Robb se posaron en Arya nada más al entrar, abriendo la boca solo para mostrar sus sorpresa.

 

—…Arya?—Preguntó él, mirándola con tanto cariño como el que Jon mostro, acercándose a ella para abrazarla, gesto que la castaña no correspondió haciéndolo a un lado con la mano—¿Desde cuando estas aquí?—Dijo Robb al notarse rechazado por la menor, pero aún así entablando conversación con ella.

 

Llegue en la mañana—Contestó con simpleza, mirándolo de arriba abajo—pero tu hiciste un promesa, dijiste que arreglarías las cosas—Le riñó de inmediato, acusante y sin ni una sola pisca de amabilidad. Robb, a su vez, cerro los labios con fuerza mirando a Jon de reojo.

 

Ve a avisar a madre que estas aquí, estará feliz de verte—Le indicó a modo de orden, no era el tiempo ni el lugar para charlar sobre esos asuntos.

 

Como digas, pero esta charla esta lejos de acabar—Salió ella no sin antes dedicarle una mano de apoyo a Jon, y este solo hizo un gesto con la cabeza para que obedeciera. Él mismo tenía preguntas al igual que ella, pero tendrían dentro de poco a todas las casas esperándolos en el bosque, y al igual que todos los demás debía estar listo para la ocasión.

 

Mientras, y al igual que ellos. En los cuarto de la servidumbre un hombre se preparaba para la celebración.

 

—Esa mocosa siempre fue un dolor de trasero—Se quejo Theon preparándose para ir al bosque, porqué, era un príncipe después de todo, no podían rechazarlo esta vez. Se hallaba escuchando a la mujer roja sobre su encuentro con Arya Stark.

 

La bruja permanecía sentada en la habitación del Greyjoy, con una mano moviéndose, jugando con cada dedo, maquinando lo que había pasado. ¿Por qué no podía percibirla?

 

Ella es un peligro…—Murmuro Mellisandre sin despegar la vista de las llamas en el recipiente que ella misma había encendido—su dios la protege…—Explico sin darle importancia a las palabras del Greyjoy—debo deshacerme de ella—Se ordeno como prioridad, levantándose para tomar una de las pócimas que tenía en el ropero, como si el cuarto del Greyjoy fuera ahora una especie de guarida para ella.

 

Yo mismo me encargaría de ella si no tuviera consideración por Robb—Bramó el Greyjoy mirándose al espejo como si dijera la verdad. Cada día parecía verse mejor y con la actitud de Robb hacía él estaba casi seguro que pronto lo dejaría tomar el arco para ser su escudero de nuevo.

 

No podrías ni siquiera tocarla—Afirmo la bruja sin miramientos, sabiendo que había ofendido el orgullo del Greyjoy—No solo porque ahora es toda una asesina—Dijo recordando las manos curtidas y su ropa manchada con apenas visibles gotas de sangre—Su dios la quiere, la protege…no puedo ver lo que hará—Buscaba una y otra vez entre los frascos, mirando cada pócima, algo que pudiera serle de utilidad.

 

¿No puedes solo hacer un demonio como el que mato a Renly?—La mujer se quedo quieta, bajando sus manos hasta mirarlo, ese hombre mutilado que estaba dispuesto a todo por cumplir su cometido por fin podría ser de utilidad para ella.

 

—…podría…—Contestó ella mirándolo y acercándose a él parsimoniosa—¿Qué tanto quieres a Robb Stark?—Preguntó agachándose hasta los pantalones del hombre, Theon solo retrocedió un paso intimidado cuando sintió como la mujer tocaba sus piernas hasta colocarse sobre su amputada e imaginaria hombría—¿No te gustaría volver a sentir su calor?—Dijo ella levantando la mirada, con una chispa de vida en sus ojos.

 

—…más que nada en este mundo…—Confesó Theon sabiendo que aún cuando Robb le correspondiera otra vez, no podría disfrutar de sus caricias como antes—te daría mi vida si lo pidieras, la de quien sea—Habló casi desesperado por poder tocarlo nuevamente.

 

—¡Theon, llevas horas arreglándote! ¡Te advierto que sino sales ya mismo voy a tirar la puerta!—La voz fuerte de la líder Greyjoy se alzo haciendo que Theon casi se cayera de espaldas. Su hermana acaba de llegar y ya lo esperaba. Pronto se averiguaría que tan dispuesto estaba Theon a volver con su amado Lord Stark.

 

 

Arya, por su parte, había tenido casi que esconderse de su madre y hermana para que no la vistieran con los vestidos de una dama, solo porque un llamado detuvo a ambas después de saludarlas pudo escaparse para ir con la reina.

 

—A mi me parece que te ves estupenda—Daenerys le dijo después de escuchar la historia de su madre, tocando su mano superficialmente después de haberla recibido. La gran mayoría ya estaban presentes en el bosque, solo esperando a que el atardecer llegara para dar inicio al evento.

 

—Gracias majestad—Arya sonreía complacida. Desde su primer día en King’s Langing había demostrado ser una gran promesa para la utilidad de cualquiera que la tuviera a su servicio—escuche que hay un puesto libre para la guardia real—dijo ella sin miedo a ser reprendida, tratando de disimular la inquietud por la presencia de la bruja.

 

—Lo hay—La voz grave de Jaime se escucho para sorpresa de los presentes. Solo dos asistentes por casa. Jorah como acompañante de Daenerys, pues no había otro Targaryen. Tyrion y Jaime por parte de los Lannister, ahora todos juntos debajo de la sombra de un gran árbol—el antiguo era mío—Contestó con un deje de nostalgia. El había dejado la guardia principal con la excusa de la inutilidad de su mano cortada, sin embargo, se mantenía orgulloso recuperando sus habilidades, siendo más bien un miembro honorifico que buscaba reclutas especiales—pero tendrás que demostrar lo buena que eres si quieres mi lugar pequeña dama—Tyrion rio por el reto a la menor, sabiendo bien de su carácter rebelde y que el ser llamada dama era casi un insulto después de todo lo que había pasado.

 

Puedo hacer eso, aquí y ahora si eso se necesita—Daenerys sonrió abiertamente por el comentario seguro de Arya, claramente retando al guerrero.

 

—¿En serio?—Jaime sonrió dulce, como si su arrogancia infantil le recordara a alguien—Podríamos pelear después de la ceremonia, sería un buen espectáculo para animar todo esto…—Jaime sugirió nuevamente, haciendo referencia a lo silencioso y expectante que era esperar por los lobos—claro, si nuestra reina da su permiso—Daenerys intercambio una mirada con Tyrion, sorprendida de la actitud tan animosa que mostraba Jaime y también con Jorah, consultándolo tan solo con la mirada.

 

Mientras no derramen sangre este día…—Termino aceptando ella tan solo al haber visto a sus dos hombres de más confianza en asentir, concediendo el permiso a Jaime y Arya para luchar después de la ceremonia.

 

Solo tenía un deseo ese día y no era el presenciar una unión política entre los Stark y los Targaryen sino el que la paz que tenuemente había logrado conseguir después de años de esfuerzo se mantuviera tan solo un día más.

 

Una paz que era amenazada por más de un solo hombre…

 

—¿Qué se supone que es esto?—Preguntó la pelirroja de mayor , mirando un puñado de tierra sobre un pañuelo blanco. Catelyn miraba con desagrado al hombre enfrenté de ella. La había interrumpido en presencia de sus hijas, algo que le desconcertaba, sin embargo, lo que le sorprendía más eran los escombros que le había entregado.

 

Es brujería Lady Stonheart—Dijo el hombre, con el rostro preocupado haciendo que Sansa contrajera su expresión, ese día era demasiado importante, no podía ser interrumpido, no debía.

 

—¿Qué clase de brujería?—Preguntó la mujer mayor mirando con asco entre los terrones negros humedecidos a los gusanos blancos que indicaban muerte y descomposición.

 

No lo sé mi lady, pero fue hecha por alguien que mira a los Stark desde hace mucho—El hombre casi tanteo el terreno para inclinarse hacía ella—…a Robb Stark…—Sansa y Catelyn se miraron una a la otra, temiendo sus palabras.

 

—¿Cómo puede decir eso? ¿Qué pruebas tiene?—Interrogó Sansa en alto, no quería entrar en pánico y mandar un montón de guardias solo por las suposiciones de un hombre extraño al servicio de su madre, pero ya tenían demasiado con las tensiones actuales.

 

Esta tierra fue tomada de la tumba de Talisa Maegyr, alguien removió su cuerpo poco después de que tomaron el de Lord Stark—Ambas mujeres cubrieron su boca con asco, ¿Cómo alguien se atrevía a deshonrar el cuerpo de una mujer preñada?.

 

Debemos poner a todos en alerta—Sansa tomo los brazos de su madre, apoyándola por aquella noticia, pero tratando de hacerla entender que debían apresurarse. A punto de ponerse en marcha, pero siendo detenida por la otra mujer.

 

No—Dijo la madre, recuperando el aliento y mirando en varias direcciones en busqueda de algún plan—nadie debe saber esto hasta después de la boda…—Sansa quiso interrumpirla, pero Catelyn negó—si la madre de dragones se entera de que hay brujería en Winterfell se llevara a Jon consigo y a tu hermano con él—Temió.

 

Madre…—Sansa no comprendía como podía ser tan imprudente.

 

No harás nada, no hasta que el día termine—Rogo su madre casi recobrando su viejo rostro—Prométemelo Sansa, tu hermano merece recuperar su vida…—Y pese a la renuencia su petición, concedió su petición.

 

 

 

Jon entonces, miraba a Robb enfrente suyo. No sabía cuanto tiempo habían pasado evitándose, sin si quiera sospechar los pensamientos que pasaban por la mente ajena, quería hablar con él, quería decirle todo; quejarse de Catelyn, de Theon, decirle que deseaba volver a King’s Landing donde era útil no solo por su apellido, advertirle de la mujer roja…pero…pero tenerlo allí enfrente, con apenas la tenue luz del amanecer sobre su rostro, solo lo llenaba de recuerdos de lo que jamás pudo ser.

 

Robb era tal vez, después de su propio padre el hombre al que más había amado en toda su vida, algo que no se conseguía con amistad o admiración. Tantos años juntos, tanto tiempo separados…

 

Lamento esto—Avanzó Robb primero, con la cara vacilante hacia el suelo—lamento que debas casarte conmigo—Jon sello sus labios, obligándose a no hablar—…siento que tengas que soportar esta carga solo por la orden de tu reina—Robb apretaba sus puños, notando el brillante cristal de dragón en su cuello. Restregándole en lo que Jon se había convertido, demostrándole que no podía conservarlo más.

 

No es solo mi reina—Le corrigió endureciendo su semblante. No sería amable con él, no podía, no cuando mostraba la actitud de un Lord pretencioso y caprichoso—Ella estuvo dispuesta a morir por nosotros, por todos y debes de aceptarlo ya—Sus palabras fueron duras, casi obligándolo, él seguía sin entender que el mundo había cambiado en su ausencia. Ya no era el rey del Norte, el joven lobo al muchos muertos ungieron como tal. Una nueva reina se había levantado y si no era capaz de entenderlo, el mismo lo obligaría…porqué…de no hacerlo…

 

—¿La amas?—Preguntó Robb en alto. No era la primera vez que lo escuchaba defenderle ni mostrar su cariño y devoción hacia ella—contesta Jon, ¿Estas enamorado de la madre de dragones?—El de negro casi muerde su lengua para no soltar un insulto, pero no lo hizo, solo miro a sus ojos desafiantes.

 

Podría mentirle, llamar deber a lo que estaba haciendo y todo el mundo le creería, pero… ¿Cómo puedes llamar deber a algo que también haces por egoísmo?. Él quería al norte, lo amaba. Pese a todo lo que tuvo que soportar en él, adoraba a sus hermanas, la libertad de los salvajes, la lealtad de su gente y el blanco de la nieve. Y, por mucho que le pesara la sangre Stark que llevaba Robb en sus venas…también lo deseaba a él.

 

—No—Contestó. Quería a la reina, siempre guardaría le guardaría lealtad. No podía hacer menos por la única que le dio la oportunidad de ser alguien, de tener el valor y dignidad sin importarle su linaje.

 

¡Mentiroso!, tu no estarías aquí si ella no te hubiera pedido el norte—Le increpo con crueldad.

 

—¡No miento!—Jon alzo su voz, defendiéndose—Si yo hubiera querido entregarle esta tierra, no hubiera necesitado tu mano para lograrlo—El de ojos grisáceos lo miro enfadado, ofendido por aquel cometario tan osado y seguro—Los Mormont, los Glover, los Manderly, también Tormund y la gente libre. ¡Todos ellos me hubieran seguido si se los pidiera!—Discursó estrellando su verdad con crudeza. No solo aquellos quienes habían mencionado, su propia familia le tenía la misma o incluso más fe que a su propio padre y Robb no podía negarlo.

 

—Entonces…—Mustio herido—¿Por qué sigues aquí? ¿Qué es lo que hace a tus pies avanzar hacia el bosque? ¿Qué hace quedarte?—Preguntó irritado, pero con más osadía de la que pudo esperar de si mismo, porqué, si no era su reina, y a su familia podía llevarla consigo ¿Qué era entonces lo que le permitía junto a él?—Contéstame Snow, al menos quiero saber eso—Pidió con el aire bajando sus palabras a una suplica que malograba esconder su tristeza.

 

—Yo…yo no lo sé—Un suspiro vacilante—pero…si alguien como tú…el primer Rey que tuvo el norte, mi hermano, mi amigo…tenía tanta obstinación en tenerme de vuelta…Yo, creí que debía de corresponder ese llamado—Robb levanto la mirada, Jon no mentía…nunca lo hacía—creí en tu decisión…ese fue mi motivo—Confesó mientras sus hombros caían a sus lados, dejando que el silencio de la paz cayera sobre ambos.

 

Así que…era eso—Robb por fin lo entendía, no era un captor, no era una jaula de la Jon no pudiera escapar, era…él simplemente se quedaba porque lo deseaba, por él…—Aún me falta tanta experiencia— Suspiro tomando un aliento aliviado. Las peleas que tuvieron ahora realmente parecían insignificantes y lejanas. Theon Grayjoy, Daenerys Targaryen, Lannisters, Stark…al final, todo ese compromiso solo había sido decisión de ambos…

 

Me alegra no ser él único—Jon rio apenas, haciendo que le devolvieran el sonido por la ingenuidad que habían mostrado.

 

También debo recuperar todo lo que perdí—Admitió el otro acercándose a él, notando cada detalle de su apariencia, por fin admirando todo el empeño de su atuendo ceremonial, blanco como el invierno, negro como la noche, ¡norteño y Stark! …resplandeciente como un verdadero rey…

 

—Se que lo harás—Jon tomo su brazo con libertad, confiaba totalmente en que así lo haría.

 

Oh Snow…—Suspiro acercándose tocando su brazo con la zurda—tan ingenuo como siempre—Sonrió abiertamente, subiendo su mano restante hasta su mejilla, casi devotó a su sola presencia—también me refiero a ti—Obvió mientras dejaba caer su frente en la suya, rozando la piel fresca por la mañana.

 

Y, la sonrisa que Jon había mostrado, sincera y apacible, estuvo a punto de tambalear por la esperada cercanía, pero no fue así. Robb cerraba los ojos enfrente suyo, tranquilo, apacible…

 

Lo siento—Jon se disculpo por lo que iba a hacer recordando solo un segundo a la mujer de rojo. Cerrando el poco camino que restaba entre sus labios para unirse. Después de todo, ¿Qué más importaba? Lo quería y también era querido, ¿Ninguna consecuencia podía ser tan terrible si estaban juntos o si?.

Y, tal vez fuera el tiempo que habían estado peleados, quizá la sonrisa que le regalaba…o lo bien que se sentía estar así de nuevo. Ninguno lo supo con certeza, pero, el tiempo para ellos era como si acabara de comenzar—…lo siento…—Rio Jon sin sentirlo realmente, intentando apagar su sonrisa evidente, luego de haber besado apenas los labios del Stark.

 

Deja de disculparte—Dijo Robb con la misma sonrisa inocultable—Ni si quiera estas arrepentido—Se burló humedeciéndose los labios para aprovechar la oportunidad que se le había brindado, abriendo su boca para llegar a él.

 

El sabor entonces, fue demasiado para ellos. Robb tomaba el beso que tanto anheló en su niñez, saboreando la miel que le fue negada por años que parecieron eternidad. Degustando sus labios como si fuera la primera vez, jalando su cuerpo hasta sentir el latir de Jon en junto al suyo. Tan palpable, tan fiel…tan dulce…

 

Tu me gustas Snow—Confesó Robb alejándolo apenas para poder hablar. ¿Se lo había dicho alguna vez?—Siempre lo has hecho—Dejo caer las palabras sobre él para volver a besarlo, dejando por el fin el secreto florecer.

 

Jon no hizo más que negar con ternura.

 

Eres demasiado imprudente—Acusó el de negro, por fin entregándose al cariño que tantas noches le mantuvo en pie. Jalando del cuello, casi necesitado. Tomando su lengua solo para recibir la saliva tibia en su interior. Probando mientras atizaba una llama con la mano que se enredaba en sus cabellos.

 

—Es lo que yo te digo a ti—Robb miraba la figura de su hermano, aún perfecta en ese atuendo de boda—…no eres ningún niño, no puedo tratarte como a uno después de besarme así—Dijo Robb amenazante, bajando su mano hasta el pecho de Jon, donde las pieles de zorro se unían para no caer.

 

No espero que lo hagas—Jon avanzaba hacia él de nuevo, jalando su rostro para besarlo con más demanda, mordiendo su labio con moderada fuerza para evitar que volviera alejarse. Arrojando la consideración que Robb le tenía en un solo movimiento.

 

Él legitimo Stark, a su vez, tocó su labio atacado con el pulgar, avanzando con fuerza para hacer a Jon retroceder hasta tenerlo contra la pared de la habitación.

 

Jon respiro rápido, agitado, mirándolo a los ojos palpitantes solo por un beso, sabiendo que no quería detenerse más.

 

—¿Los guardias no te enseñaron cuando parar?—Bramo el mayor de ellos, quitando la mano ajena que intentaba controlarle. Alejándose en un suspiro para tentarle. Acariciando la cintura y pasando hasta su espalda solo para acercarlo con fuerza así mismo—…tú…simplemente—Robb se quejo a regañadientes, sintiendo la firmeza del cuerpo de Jon, fuerte, sano…sugestivo.

 

—…qué?—Preguntó Jon intrigado, volviendo un poco a la realidad que los rodeaba, sintiendo algo de decepción cuando Robb aflojo su agarre, separándose por completo de él—¿Piensas irte?—Preguntó entre frustrado, molesto y decepcionado por la distancia que colocaba entre ellos.

 

Contesta esto a tu pregunta—Dijo Robb tomando una silla de la habitación y colocándola en la puerta, quitándose las pieles que lo cubrían con cuidado pero velocidad. Incluso sentándose en la misma silla para quitarse las botas, dejando a Jon completamente confundido—No pienso ir a ninguna parte—Aseguro desabrochándose la camisa y dejando ver el torso cincelado por el entrenamiento diario.

 

—¿Qué es lo que haces?—Preguntó Jon sin moverse ni reaccionar, mirando como poco a poco Robb se desnudaba delante, solo atinando a admirar cada musculo de su cuerpo.

 

Quítate la ropa también—Pidió Robb entre sonrisas ya tan solo con el pantalón puesto. Jon trato de despabilarse de la imagen que veía, apenas alcanzando a negar con un gesto de su rostro, pero Robb se le acerco, tocando solamente una de las plumas de cuervo que llevaba la piel como adorno—…no me obligues a arruinar las pieles que hizo Sansa—Amenazo en su oído, atrapando con sus dientes la oreja blanca, mordisqueando y lamiendo.

Jon paso saliva, suspirando por última vez antes de empujar a Robb lejos de sí, este quiso regresar, pero las manos de Jon empezando a deshacerse de su ropa lo detuvieron—Date prisa…—Exigió el lobo gris saboreando la imagen, divirtiéndose con la pisca de torpeza que tenía al quitarse las prendas, pero apreciando que en ningún momento le pidió apartar la vista del espectáculo.

 

Un escalofrió recorrió el cuerpo de Jon al sentir a Robb abrazarle luego de perder el atuendo, pegando ambas pieles desnudas. Parecían años desde la última vez que lo toco de esa forma.

 

—…me incendias…—Murmuro Robb tomando el cuello de su primo por ley mordiendo la arteria sobresaliente con cuidado. Acariciando su espalda, su pecho.

 

Recorriendo sus brazos y toda piel que pudiera tocar, y, a su placer, también sintiendo las manos de Jon recorrerle el cuerpo con deleite, tomándolo nuevamente de su espalda baja para obtener la cercanía de sus pelvis, dejando sentir el apenas perceptible vaivén que provocaban los movimientos de ambos por la diferencia de estatura.

Jon, por su parte, besaba una y otra vez. Besos hambrientos que no solo recibía sino que también inducía y tomaba del otro, explorando la piel que no había podido apreciar en su primer encuentro.

 

—…Jon…?—Robb aflojo ligeramente su agarre, respirando profundo al ver las manos ya ni tímidas ni torpes quitándole el cinto de su pantalón, deslizándolo hacia abajo mientras se arrodillaba enfrente suyo, casi ahogándose cuando sintió los labios fríos envolver su miembro de una sola vez.

 

Siendo su turno de disfrutar de la cálida humedad que le brindaba la lengua ajena. Lo estaba envolviendo, ahogándolo, provocando que presionara sus ojos y puños en intentando quedarse quieto, tan solo gozando del chupeteo, un poco lento, dubitativo, superficial pero infinitamente placentero solo por ser Jon quien lo hacía.

 

—Succiona más...—Orientó satisfaciendo su libido al verlo completamente concentrado en lo que hacía. moviendo sus manos para compensar la falta de experiencia con su boca, dejándose llevar hasta que en un gemido bajo tuvo que obligarse a desunirse de él, pues no tenían tiempo, no ese día—ah…Jon…—Pidió Robb acariciando los azabaches cabellos del otro, separándolo despacio, notando como Jon se relamía los labios, seguramente con la mandíbula adolorida—…acuéstate…será más fácil así—Pidió Robb guiándolo al mutilado colchón, colocándose entre sus piernas ya desnudas, lamiendo su pecho, chupando los pezones y su abdomen mientras bombeaba lentamente pero con fuerza del miembro de Jon, sacando gemidos claros y atractivos.

 

—…Dioses Robb…—Jon pidió entre  jadeos cuando sintió los movimientos sobre su cuerpo detenerse. Le estaba resultando demasiado placentero para desear que terminara tan rapido, pero noto como Robb descendía, suponiendo el porque de sus acciones, guardando silencio obligatorio cuando sintió como guiaba sus piernas hasta acomodarlas a las orillas de la cama, levantando ligeramente su cadera.

 

Ya has probado mi boca en esta parte, déjame mostrarte algo más…—Jon cerro sus ojos con fuerza cuando sintió los dedos de Robb acariciar su miembro hasta deslizarse discretamente hacia atrás de sus testículos, encontrando con victoria la entrada de su cuerpo. Sobando los alrededores con saliva hasta hacerlo soltar un quejido inesperado cuando un dedo empezó a colarse dentro.

 

No…no creo que…—Jon estuvo a punto de arrepentirse, pero la mano de Robb, acudiendo a la suya y presionando con cariño y seguridad lo hicieron guardar sus quejas para otra ocasión.

 

No dolerá, solo será incomodo al principio…te lo prometo—Dijo Robb, haciendo un mete y saca con su dedo medio, lamiendo las piernas para darle consuelo, escuchando los quejidos de incomodidad, pues tomo las piernas para abrirlas un poco más para si, lo suficiente para poder colarse en aquel lugar inexplorado por nadie, introduciéndose con fuerza con uno, dos y finalmente tres dedos.

 

Ro…Robb!...—Gemía Jon, aferrando las mano a las cobijas, se sentía tensó, extraño, pero también disfrutaba de las atenciones que le daban o al menos eso hacía hasta que el otro separo las manos de su cuerpo para acomodarse y estrellar la punta de su miembro en aquel sensible punto ya dilatado. Haciéndole reaccionar cuando Robb se inclino sobre él, besando sus labios con ternura.

 

—…Te amo…jamás haría esto sino fuera así—Declaró con verdad sobre sus labios.

 

Jon escucho cada palabra dejándose caer suavemente de espaldas, desviando ligeramente la mirada. Robb bramo una maldición cuando la estrecha cavidad de su bastardo lo acogió.   

 

Escuchaba los quejidos de Jon, mirando su pecho subir y bajar con pesadez, ¿Cuántas veces no lo soñó así? ¿Cuántas veces había tenido que acudir a otros para ahogar el deseo que tenía sobre su medio hermano?.

 

Jon…—Robb notaba como el otro empezaba a calmar la sensación de inseguridad y tan solo para estar seguro dio un empujón con su cadera, sacando un sonido exitito del moreno.

 

—…so…solo hazlo ya…—Pidió Jon entre jadeos cansinos, agradeciendo internamente su buena condición física y las atenciones del hombre que estaba con él, sintiendo como a poco el calor se acumulaba en su cuerpo, extasiándolo y recorriéndolo cada que Robb chocaba con un punto que ni el mismo conocía.

 

Los gemidos estaban elevándose cada vez más y no podían hacer nada al respecto, ninguno planeo aquello, no pensaban que terminarían en esa posición, con Robb acariciando la cintura de Jon con firmeza, marcando un ritmo rápido y glorioso en sus embates, mientras que el moreno abrazaba con sus piernas el cuerpo contrario, acariciando su espalda con las manos cuando unieron completamente sus cuerpos en un abrazo necesitado.

 

Robb había cedido a su deseo de tenerlo, mordiendo su hombro y su cuello con fuerza precisa, mientras una mano permanecía recelosa en su cadera para no perder aquel armónico vaivén, escuchando los suspiros y gemidos que Jon soltaba cada que mordía y embestía su interior al mismo tiempo, repitiendo el acto una y otra vez en diferentes ritmos, solo torturando a ambos.

 

Ya…ya…—Jon pedía y advertía a la vez, apenas logrando pronunciar esa silaba por las sacudidas en su cuerpo, se sentía exangüe, abrumado con las sensaciones, el aroma sal del cabello cobrizo, las perlas de sudor frio que caían del rostro Robb en su pecho, la fuerte sensación en las manos ajenas sobre sus caderas y los golpes incesantes del pene dentro suyo…no lo resistirá más.

 

—…un poco…solo falta poco…—Pidió Robb golpeando con fuerza sus entrañas. Empezando a masturbar con fuerza la hombría de Jon cuando un escalofrió recorrió su espina, embistiendo con ímpetu hasta el punto de enloquecer a su querido príncipe.

 

Y, con la lengua de Jon enredándose con la suya en un beso salvaje sintió el punto más al alto de Jon mientras se impulsaba a él y se derramaba en su vientre, vertiendo su propia  semilla poco después en un alarido grave y ronco dentro sus entrañas.

 

Ambos temblaban ligeramente por el espasmo de la culminación, besándose y moviéndose ligeramente en un vaivén mucho más pasivo, aún con la sensación viva del deseo en sus cuerpos.

 

—…lo-lo siento…—Fue lo primero que dijo Robb, colocando una mano en la cama justo a un lado del rostro del antiguo Snow—no debí…no debí ensuciarte de esa forma…—dijo respirando agitado mientras salía cuidadosamente de su cuerpo.

 

—No lo sientas…—Dijo Jon, con respiraciones mucho más tranquilas que las del otro, sintiéndose manchado por su propia semilla y la ajena—…no tenemos tiempo para eso…—La luz que entraba por su ventana empezaba a escasear, indicándole que iban tarde ya. Y, sentándose rápido, su cuerpo completo le envió una punzada dolorosa, resintiendo toda la posición y el peso de Robb que momentos antes estuvo encima suyo. Su piel le exigia reposo, sin embargo, no lo tendría.

 

Ambos se levantaron, limpiándose como pudieron. Vistiéndose tan rápido como la pesadez de su cuerpo les permitía.

 

Vamos—Dijo Jon nuevamente, quitando la silla ya vacía que detenía la puerta de su cuarto, aunque eso no detuvo a Robb de tomar a Jon nuevamente del brazo y envolverlo en un abrazo cariñoso.

 

Jon—El moreno lo miro a los ojos, estaba desalineado pero no lo suficiente para que alguien notara lo que habían hecho antes de su boda—…lo que te dije…no mentía—El de ojos grises supo bien a que se refería, pero no se atrevía a contestarle—te amo, te lo puedo jurar—Robb volvió a besar con velocidad sus labios, apenas superficialmente, tomando la mano de Jon para salir de la habitación y apresurar el paso al bosque de los viejos dioses.

 

Mismo donde todos los presentes se encontraban nerviosos y expectantes ante la breve tardanza de los protagonistas de ese evento tan importante.

 

—Ya han demorado bastante—Comentó Catelyn preocupada, mirando los rayos del sol ponerse sobre ellos, temiendo que hubiera pasado alguna desgracia como en la última boda a la que asistió.

 

Tranquila Lady Stark—Daenerys se coloco a su lado, orgullosa pero preocupada—Jon no rompería su juramento…—Aseguró no demasiado sonriente mirando como el otro Targaryen hacia acto de presencia. Avanzando junto con Robb Stark en medio de la pequeña multitud.

 

—¡Maravilloso!—Dijo el septo aliviando su angustia al verlos llegar, avanzando a su lugar designado debajo de aquel árbol que en verano era rojizo. El único diferente en todo el bosque.

 

Por fin el momento había llegado. Ambos estaban allí, juntos, en una armoniosa escena, con el septo justo al frente de todos, a un lado del árbol con rostro, un gesto respetuoso a las viejas tradiciones Stark. Los invitados en cambio, de las casas se dividían como si de alianzas se tratara, mostrando a los simpatizantes de los Targaryen de la derecha y a los de los Stark en la izquierda. Advirtiendo en  donde se encontraban su lealtades.  

 

Link

 

Jon supo en ese momento lo peligroso que era todo. Caminando a pasos lentos entre los pocas hojas rojas del último verano, esas que morían entre el eterno blanco que parecía ser su tierra natal. Notaba a su lado como se componía un pequeño conjunto de sus allegados más leales; Tormund, Sam, Tyrion, Arya y para su sorpresa Jaime al frente de ellos, solo adelantado por su reina y Jorah, todos vigilantes de lo que pudiera pasar. Algo que le lleno de orgullo y que le recordó porque alguna vez acepto ser el rey del norte.

Sin embargo, si volteaba tan solo un segundo al otro lado, sentía la pesada mirada de los Martell, los Greyjoy, la vieja Tyrel y el último Tully, todos con los rostros sigilosos, mudos a su especulación, mirando a Robb como si fuera el único digno de estar allí.

 

—¿Listos?—Alcanzó a escuchar Jon, pero antes incluso de que Robb tocara su mano el mismo asintió, no volvería a cometer el error de King’s Landing, no dudaría para dejarle toda la carga a Robb, no más.

 

—Contestaron mientras los últimos rayos del sol empezaban acariciar sus rostros, tocándolos con su suavidad rojiza. Robb se puso enfrente suyo, encarándolo.

 

Bien, ahora intercambien capas—Pidió el septo. Iniciando el ritual que mostraba la mezcla de los guerreros.

 

Jon asintió y dio una sonrisa al otro cuando sintió la cálida prenda posarse en sus hombros y lo mismo hizo Robb con cuando sintió el blanco de Jon sobre él. Tenían que admitir que era extraño todo lo que hacían, pero algo dentro les animaba a seguir adelante.

 

—Ante la vista de los siete…—Hablo el septo en alto, mencionando a los nuevos dioses y Jon pudo sentir los dedos de Robb entrelazándose en los suyos, presionándolos con gentil fuerza—…y con el poder que me fue otorgado—ambos levantaron sus manos unidas, dejando que aquel hombre las rodeara con un lazo—Yo sello estas dos almas, uniéndolas como una sola por la eternidad—Jon, por extraño que pareciera, sintió alivio, algo en sus hombros dejaba de pesar y el recordar las palabras dulces de Robb momentos atrás, lo que había pasado entre ambos…tal vez…solo tal vez…lo hacía recapacitar sobre sus sentimientos, replantear lo que tanta duda le provocaba—ahora, mírense a los ojos y digan las palabras—Indico el septo con todos los presentes mirando la sonrisa de ambos lobos; cálida, cariñosa, como si entre ellos realmente existiera amor.

 

Padre, herrero, guerrero…—Las palabras salían de ambos con naturalidad y humildad, como si toda su vida hubieran ensayado para ese momento.

 

Madre, dama, anciana…—Ambos presionaron sus manos, sin observar el rostro de nadie más—extraño…soy de él y él es mío, desde este día hasta él último de ellos—Robb acerco su rostro al de Jon, mientras la luz rojiza del atardecer abandonaba sus rostros para darle paso a la obscuridad de la noche, sellado en un beso la primera alianza Targaryen Stark.

 

—Te amo Jon, no voy a rendirme jamás contigo—Robb se alejo lento después de haber susurrado aquellas palabras, admirando la sonrisa ajena, feliz, realmente feliz a pesar de todo lo que había pasado con anterioridad y pudo ver como Jon movía sus labios para contestar a sus palabra…pero, entre la obscuridad creciente y la multitud que ahora notaban. La delicada armonía se quebró.

 

El grito desgarrador de una mujer, una joven mujer, seguido de más gritos asustados y el caos de un fuego creciente hizo su entrada como el invitado de honor.

 

—¡Arya!—La joven estaba en el suelo en brazos de Jaime Lannister, con todo el mundo alejándose de ellos, corriendo de aquella sombra demoniaca que la había herido.

 

Robb de inmediato soltó la mano de Jon. Avanzando deprisa en auxilio de su pequeña hermana.

 

—¡Aléjate de ella!—Amenazó en alto notando la espada en manos del rubio y este solo miro a su alrededor, Jorah Mormont estaba a un lado de la reina, con la espada en mano dispuesto a asesinar a cualquier sospechoso.

 

—¡El no hizo nada!—Defendió Tyrion—¡El solo evito que muriera asesinada!—Jon estaba agachado, junto con Jaime, atendiendo la herida de Arya, ella apretaba los ojos de dolor, tocándose un costado herido, brotando demasiada sangre mientras intentaba no retorcerse en brazos del Lannister.

 

—¡Sam!—Gritó Robb alto cuando el maestro ya estaba allí, mirando la herida,—¡Mi espada!—Volvió a levantar la voz, pidiendo por ella, mirando a Theon correr en su dirección con armas en sus manos e incluso con un arco para él mismo.

 

—¡Robb…!—El Greyjoy se escuchaba agitado, se notaba que había corrido demasiado. Jon estuvo a punto de avanzar para encararlo e impedir que se acercara más, pero la mano de Jaime en su hombro y la negativa que le daba con el rostro lo impidieron, no era momento de pelear—…hay fuego, ¡hay fuego en el castillo!—casi le grito entregándole una espada afilada a Robb e incluso la suya a Jon.

 

—¡Sansa, que todos los hombres recorran el castillo!—Ordenó Robb a la pelirroja, ella solo lanzó una mirada de reproche a su madre y empezó a andar junto con la reina y Tyrion bajo el cuidado de Jorah—¿Cómo esta Arya?—Preguntó mirando a su hermana despierta, pero quejándose por el dolor en el costado.

 

Ella vivirá mi lord, pero debemos tratarla en el castillo, aquí no puedo hacer nada—explico el Tarly mientras Jon cargaba a su hermana con cuidado.

 

Hay que movernos—Robb empezó a avanzar con el moreno cargando a su hermana, pero el paso de ambos se detuvo, el arquero les impedía su camino—Theon…—gruño Robb al ver que este no se movía.

 

—…mi hermana, mi hermana desapareció, no la encuentro en ningún sitio—explicó con velocidad—mi gente dice que la vio entrar al bosque…Robb…te necesito…—El Greyjoy miro a Robb suplicante, sabiendo que no tenía el permiso de llevar a su gente dentro de ese lugar—Vamos Jon…ustedes pueden encargarse del castillo…es mi hermana…—Casi suplico el arquero y Robb se mordió el labio cuando había alegado a la compasión de Jon, sabía bien que Theon podría explorar el bosque solo.

 

—Robb, vuelve lo más pronto posible—Jon suspiro y se mordió el labio, sabía que ellos habían tenido historia juntos, pero no podía negar su ayuda, no como un capricho, mucho menos cuando Arya lo necesitaba.

 

 

En el castillo todo era humo y cenizas, el fuego era alto y bravo, sin embargo, solo en el patio central, no habían logrado encender los pasillos ni las habitaciones principales, al parecer el trabajo había sido de un solo hombre.

 

Estaré bien, no me miren como si ya estuviera muerta…—Dijo Arya tratando en vano de hacer sonreír a su madre y medio hermano.

 

—Es verdad, hemos parado la sangre—Sam hablo para consuelo de los familiares—la ropa es la que la hace verse tan mal—la castaña refunfuño por el comentario, escuchando aún el revuelo a lo lejos, todos trabajaban para apagar el fuego.

 

—¿Dónde están los demás?—Preguntó ella, en un principio había sido el Lannister mayor quien la había empujado para evitar al enemigo, seguramente estaba protegiendo a su hermano y la reina.

 

—No es necesario que te preocupes por eso—Dijo Jon, acercándose a la cama que alguna vez había compartido con Robb para tomar la mano de su hermana—solo descansa. Buscare ropa limpia para ti—Ella le sonrió apretando fuerte la mano aún con la mirada molesta de su madre encima de ella.

 

De acuerdo—Acepto la menor y Jon se puso de pie, pero una voz le detuvo. Lady Stonheart se paraba junto a él, con la clara intención de seguirle.

 

Yo te acompañare—Declaró saliendo de la habitación y avanzando lo suficiente para no ser escuchados, ninguno tenía la intención de buscar ropa para Arya—…iras a buscar a mi hijo no?—Pregunto la mujer cambiando de dirección, ella había adivinado sus intenciones.

 

—…el tenía un arco…—Se excuso de su comportamiento,no lo había deseado, pero la situación con Arya no le había dado otra opción más que dejar a Robb solo con el Greyjoy armado, ese que ya lo había traicionado una vez, preocupándole lo que pudiera pasar.

 

 

—¿Dónde fue la última vez que la viste?—Preguntó Robb avanzando por los espesos caminos de nieve y árboles, llevaban ya suficiente tiempo buscándola para haber logrado al menos tener un indicio, pero nada más que el humo era diferente en los paisajes.

 

—…No lo sé, ellos solo la miraron entrar en el bosque…—Contestó avanzando enfrente de Robb, camino al riachuelo que pasaba por allí, avanzando tan rápido que podía sentir algunos arañones por la maleza  resbalando por la cantidad de nieve que había en ese lugar, siguiendo su andar hasta que la mano fuerte de Robb le tomo del brazo.

 

—¡No seas imprudente Theon!—Dijo poniéndose delante nuevamente, impiendo que caminara hacia el agua congelada—La encontraremos—Hablo guiando el camino en el bosque, recordando los caminos por los que avanzaban, esos donde solían escapar juntos, no sabiendo si era coincidencia o simplemente que el Greyjoy no lo notaba.

 

—…Robb…—Theon se quedo quieto, mirando el flujo de agua avanzar, agradecido por las intenciones de salvarle—¿Por qué te casaste…?—Preguntó al aire y Robb bajo su rostro, no quería volver a hablar con él, no de eso, no en ese momento.

 

Theon por favor…—Pidió exhausto del tema, tratando de retomar su andar en lo que se suponía la búsqueda de Asha, pero viendo que el otro no avanzaba, tuvo que detenerse—no es el momento, no sabemos donde se ha metido tu hermana, tampoco si el enemigo esta aquí—El Greyjoy no pudo evitar sonreír. Robb seguía tratándole como a un aliado, dándole la espalda, preocupado por su seguridad.

 

Nunca fue el momento de hablar de nosotros—Robb presionó un puño, era el día de su boda, debía estar con Jon, no con él hablando del pasado, no buscando un enemigo en su propio hogar.

 

—Me case Theon—Pidió Robb casi amablemente que guardara silencio.

 

También aquella vez con esa mujer…cuál era su nombre?—Preguntó avanzando hacía a Robb, mirando la culpa en los ojos grises acumularse—¿Talisa?—Repitió el nombre de la difunta esposa del otro—dime…¿A ella también le dijiste que era un remplazo de Jon? ¿O a ella simplemente la engañaste?—Robb sujeto el cuello del hombre, levantándolo ligeramente del suelo, agredido por todo lo que decía, pero el otro ni siquiera se asusto, solo lo miraba con sus obscuros llenos de resentimiento y emociones que no alcanzaba a reconocer.

 

—No fuiste el remplazo…ninguno lo fue—Contesto Robb bajo, apenas audible sin soltar su agarre sobre el otro—Nunca lo fuiste Theon—Dijo aflojando cada vez más su mano, esa que no sostenía la espada, bajando también el rostro, sabía que en parte era mentira aquella declaración, pero no podía aceptar el hecho de haberse jurado a alguien que no amaba con totalidad.

 

—Entonces…por qué te casaste con ella?, ¿Por qué te casaste tan solo me había ido?—El Greyjoy no desviaba la mirada del cobrizo, mirando como a este le costaba cada vez más mirarlo a lo ojos.

 

—Me olvide de ti el mismo día que tu me traicionaste—Contestó Robb soltándolo por completo, bajando su mano—el día que me enviaron el cuervo diciéndome que habías intentado matar a mis hermanos, que habías quemado a mi gente, ¡a tu gente!—Explotó casi temblando de rabia, recordando como solo días antes de su traición había compartido el lecho con él—¡Ese día el fuego devoro todo lo que había entre nosotros!—Le gritó recordando lo que había sentido en aquel momento, como solo había sido una herramienta para escapar.

 

—¡Eso no es verdad!…si lo fuera…no me hubieras aceptado de nuevo a tu lado—Theon se acerco, mirando a Robb retroceder por primera vez, rechazando su tacto, pero mirando como no levanta ninguna mano para alejarlo—…me aceptaste porque aún sientes algo por mi…—Aseguro Theon tomando su rostro para depositar un beso que Robb esquivo—¿Por qué no me alejas? ¿Es culpa…o tal vez…?—Los labios de Greyjoy volvieron acercarse notando como Robb cerraba fuertemente sus ojos. ¿Era el humo del bosque lo que le impedía mirar?—Me sigues queriendo…—Afirmo besándolo esta vez sin ser rechazado, acariciando aquella fina barba que tanto le gustaba, disfrutando de cada momento, recordando el porque había sacrificado a su única y última familia por él.

 

—¡Robb!—El mencionado abrió sus ojos, aturdido ¿Qué es lo que acababa de pasar? Se separo rápido del rostro del Greyjoy, girando para ver a su madre gritarle justo a un lado de su ahora consorte.

 

—Jon…—Murmuro su nombre mirando como el de negro empezaba a andar en otra dirección sin decir absolutamente nada. A punto de avanzar para seguirlo hasta que su rostro fue abofeteado fuertemente por la propia mano de su madre, mirando la decepción en el rostro de ella.

 

—Otra vez has arruinado todo…—Dijo con tanta decepción que el horror se asomo en sus palabras. Robb había vuelto a faltar a su palabra.

 

Lo siento madre, yo no…—Robb no toco su rostro mirando Jon desaparecer en el bosque.

 

 

El cuervo, al mismo momento, caminaba de prisa, no sabía cuanto había corrido para haber alcanzado a Robb, miraba preocupado el humo y fuego extenderse por el bosque.

 

—¡Maldición!—Se quejo estrellando el puño contra uno de los arboles, tratando de avanzar torpemente hacía el castillo. Se sentía cansado de todo, adolorido—¡Es mi hermano!—Se quejo de si mismo recordando al Greyjoy besándose con Robb—¡Ni siquiera debía quererlo!—Se gritó para reprenderse, mientras sus piernas flaqueaban…

 

El amor suele ser cruel príncipe…—Jon trato de girarse, escuchando a la mujer con la que hizo el pacto.

 

—Tu…—Trato de analizar todo, pero el cansancio abrumador empezaba a transformarse en dolor—tu…tu hiciste esto…—Dijo tratando de retroceder. Intenciones inútiles cuando sus entrañas se comprimían en su interior—…aléjate de mi—Mascullo cayendo de rodillas mientras abrazaba su estomago, respirando cada vez más fuerte, mientras el frasco que había guardado esa misma mañana caía de su bolsillo.

 

—No, no, principe, yo no lo hice—Dijo la mujer caminando tranquilamente hasta agacharse junto a él, pasando sus manos por la espalda hasta sus brazos, casi como un consuelo—yo solo vine a terminar lo que tu empezaste esta mañana—Dijo ella empujando a Jon para acostarlo en el suelo. Él ya ni siquiera era capaz de mantenerse en una posición.

 

—Yo…no—Jon se sujetaba fuertemente encogiéndose, sintiendo como si un montón de agujas se clavaran en su piel.

 

Dormiste con él ¿verdad?—Dijo ella tocando sus labios, acariciando con parsimonia cada uno—Guardaste la semilla viva del rey lobo tal como te indique—Dijo ella acercándose a sus labios, tomando la mano tambaleante del Targaryen para llevarla a su vientre—El me debe una vida, la vida de su hija y tu aceptaste pagar su precio...—Gruño acercándose a su rostro, revelando la vejez esquelética que demacraba su cuerpo juvenil—aceptaste dar tu vida por el pago de él—Habló con una voz fantasmal depositando un beso en los labios fríos de Jon. Abriendo su boca hasta que las sombras en su interior se arrastraron por la garganta del Targaryen—Y ya es tiempo de que paguen—

 

 

Notas finales:

Hola nuevamente, este capitulo ah implicado mucho esfuerzo, µás del creí poner, no tanto por la escritura o el extenso, pero paso una breve historia que me dificulto subirlo mucho antes (tenía planeado subirlo el miercoles)

Es un historia de como el mundo conspiro para que este capítulo no puediera ser públicado, XD como abran leído en notas anteriores en mi trabajo se pusieron renegos con unas comprobaciones, era algo como "carajo damela ya" - "no" "por favor D':" "no" "Anda ya, de verdad lo necesito" "bueno ya" XD fueron días terribles en oficina XD jajaja.

Luego un "familiar" se entero que me gusta el yaoi, es chistoso,porque casi todos lo saben menos dos o tres familiares que preferiria evitar XD, bueno se entero  y empezo de "D: santo yisus, que cosas ves???, estas mal de la cabeza??" y yo de -_- dios... :( ya dejame. (Ya estoy grandecita pa que me hagan bully XD) jajaja.

 

Luego (mi culpa) dije hay qye actualizar la compu! :D suena tan prometedor! y no se que cosa se movio pero se trago 3 hojas de mi word cuando no me di cuenta de lo que llevaba!, no eran muchas, pero eran las últimas dije D: ... :( ...T___T...en esas caritas se resume lo que paso, hice un berrinche porque era el final de esta historia XD...creo que me salio un poco mejor que al principio  y que por algo pasan las cosas, pero esta vez si se pasaron jajaja.

En fin logre terminarlo, a pesar de la fuerza mistica espacial que no quería XD...

Espero les haya gustado, ahora si lo puedo confrimar! el MPREG SE ACERCA!

Nos vemos en el proximo capítulo! ;)  


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