Robb se levanto lo más rápido que pudo para ir tras de Jon, nunca quiso hacerle algo como eso, sabía bien lo renuente que era con ese tipo de acciones y aún así no pudo controlarse.
—¡Jon!—Grito saliendo de la habitación, pero al intentar avanzar la imagen interrogante de su hermana pelirroja estaba enfrente suyo—Sansa…—la nombró aún buscando a Jon con la mirada, quien ya no estaba en el pasillo, al parecer se había ido lo más rápido que pudo de ese lugar.
—De verdad estaba molesto, ni siquiera noto que me acercaba cuando salió—Dijo Sansa entrando a la habitación sin ningún tipo de pudor, después de todo, ellos siempre estuvieron juntos de pequeños y como la maestra de susurros, nadie dudaría que estaba allí por un motivo importante. Y, al entrar, miro la habitación desordenaba, principalmente la cama y la alfombra donde Robb había caído por el golpe—si fuera nuestro padre probablemente te estaría castigando por portarte como un animal—Sansa camino por la habitación cerciorándose de que nada extraño hubiera ocurrido.
—No es lo que parece—Robb estaba apenado por que su hermana menor viera esa escena, especialmente de su parte. Sabía que ella misma había sufrido abusos terribles y no quería ser él quien mostrara ese tipo de lado vulgar y bestial a su familia—Sansa—Él la miro a los ojos cuando ella tomo un paño blanco dejado especialmente en las habitaciones junto a un jarrón lleno de agua que usaban para limpiarse la cara por las mañanas y empezó limpiar su rostro con cariño—Yo no lo lastimaría—Dijo dejándose cuidar el golpe para que este no se hinchara.
—Lo sé Robb, pero debes contarme que sucedió, quizá pueda ayudarte—Hablo con seriedad y elegancia digna de una reina. Ella había sido muy caprichosa cuando niña y la vida se lo había cobrado sumamente caro, ahora, si podía ayudar a sus seres queridos con un poco de la sabiduría lo haría sin pensarlo.
—Todos ustedes han madurado, se han convertido en todos unos lores y damas—Sansa le sonrió remojando nuevamente el paño en el agua clara y fría—Todo fue un malentendido Sansa…—iba a continuar pero la duda lo inundo, ¿Cómo él, el primogénito de la casa Stark, el mayor, el que debía protegerlos mostraba esa cara a su hermana pequeña?—Me avergüenza ser tan débil—Acepto bajando ligeramente el rostro, pero tratando de mantener la mirada en su hermana—todo empezó con una broma, pero él menciono a Jaime Lannister y no pude hacer otra cosa más que enfadarme—estaba tratando de explicar el mayor.
—¿Sir Jaime?—La pelirroja lo miro sin comprender su enojo—es verdad que no es del todo bueno, pero Brieen me aseguro antes de su muerte que era un hombre honorable—Robb hizo una mueca. Ninguno de sus hermanos lo conocio como él, desafiante aún en las condiciones más hostiles, capaz de asesinar a cualquier hombre o mujer con tal de lograr su cometido, un león feroz que se mostraba como un honorable felino cuando le convenía y como un depredador despiadado cuando lo necesitaba—¿Él hizo algo que te molestara?—preguntó para entender mejor.
—El mata-reyes no deja de insinuarse a Jon y él lo tolera por su amistad con la mano de la reina—Se quejó colocando el mismo rostro que había mostrado a Jon momentos atrás, disgustado, preocupado y para su desgracia, también celoso.
—¿Es por eso que quisiste probar un punto con Jon?—Sansa trato de adivinar lo que Robb había hecho, y la cara de Robb pronto paso del enfado a la vergüenza nuevamente—¿Qué le hiciste para que te golpeara?—Jon siempre desbordaba cariño por su familia, por cada miembro, y el mayor no era la excepción.
Robb tomo un par de respiraciones, no queriendo admitir lo pasado, era hombre…un hombre Stark, ¿Qué pensaría Sansa de ello?
—…Yo—la joven lo miro, a punto de hablar nuevamente para presionarle a contestar, pero decidió encararla a pesar de lo deshonroso de su acto—lo bese a la fuerza—Sansa hizo una mueca probablemente decepcionada o asqueada por sus acciones, o eso es lo que pensaba el otro—trate de disculparme en cuanto reaccione, pero…—Sansa suspiro al igual que él.
—¿Solo fue un beso?—Preguntó Sansa y asintió. No se atrevió a hacer nada más después de la mirada que Jon le clavo encima—¿Y al menos le dijiste lo que sentías?—Robb la miro con duda un tanto aliviado de ver que no se tomaba a mal nada del asunto.
—¿A qué te refieres?—Preguntó él, intrigado por la pregunta.
—¿Le dijiste a Jon que lo quieres?—Robb parpadeo un par de veces abriendo ligeramente los labios al comprender tardíamente a lo que se refería la pelirroja.
—No…yo, no lo quiero…no!, es decir…lo quiero, lo amo—Aclaro el castaño levantándose apresuradamente—por supuesto que si, pero no de esa forma, no de la forma en que lo estas pensando—Trato de explicar dando vueltas por la habitación.
—Tranquilo Robb—Sansa permanecía sentada en su lugar sin inmutarse por las acciones repentinas del mayor—no tiene nada de malo—Le aseguró con paciencia—sí, es un poco extraño—acepto aún con una tranquilidad que a Robb le inquietaba—pero no es algo que nos sorprenda—admitió sin mucho esfuerzo ante los gestos agitados de su hermano.
—¿De qué hablas?—Preguntó ofuscado.
—Pues…todos estuvimos enamorados de Jon, Bran, Arya, yo…pensamos que tu lo habías superado antes que todos…pero…creo que nos equivocamos—Robb pasaba saliva, ¿Es lo que sus hermanos pensaban de él? ¿Qué es lo que todos pensaban de Jon?.
—¿Estabas enamorada de Jon?—Preguntó atendiendo la información y sintiéndose mal un momento por el compromiso que había hecho, si lo hubiera sabido antes, ahora Sansa estaría en su lugar.
—¡No! Ya no—Aclaró sintiéndose igual que su hermano—lo que quiero decir…—ella pensó un momento, buscando las mejores palabras—Jon es un gran hombre y aunque era uno de nosotros, siempre estuvo esa sensación de que no era prohibido, de que podíamos acceder a él como algo más que un hermano, ¿Me entiendes?, siempre era bueno con nosotros, Bran también lo quiso, Arya igual, pero nos dimos cuenta que no éramos para Jon, ni él para nosotros—Robb no parecía mejorar su expresión con la explicación.
—No puedo creerlo—El hombre se sentó—¿Bran también?—se pregunto más así mismo que a ella, recordando las múltiples veces que el futuro maestro de cadenas se quedaba admirando a Jon mientras entrenaba—¿Arya?—Sansa le permitió un momento para tratar de asimilar todo—y tu…—Suspiro. Incluso ella, quien era la más alejada a Jon, quien se molestaba por su timidez y lo ignoraba cuando era preciso—¿Estoy tan ciego para no notarlo?—Preguntó enfadado por no darse cuenta de lo al parecer y por palabras de Sansa todos sabían a la perfección, provocando la risa suave y cortés de su hermana que ilumino la tensión del momento.
—¿Tú?—Ella se cubrió la boca con una mano—Eres tan ciego como papa lo era, tal vez un poco más—Robb no le vio la gracia—ustedes no podrían notar el amor ni aunque este se les parara enfrente, fue una fortuna que nuestra madre fuera tan paciente—Robb guardo silencio, había tantas cosas que el desconocia—tranquilo Robb, Jon es bueno, sabrá entender tus motivos—Dijo cariñosamente sentándose a su lado.
—No creo estar enamorado de él…—Se permitió pensar, aunque Sansa no contesto, parecía que había dicho eso solamente para él, convenciéndose de ello, pero llegándole la imagen qué poco tiempo antes le había ganado un golpe en el rostro, empezó a dudar. Si eso era cierto ¿Entonces por qué lo había besado?
—Habla con él, te perdonara—Sansa empezó a salir de la habitación después de esa pequeña pero reveladora charla. En un principio no supo porque Robb había decidido aceptar esa unión profana, supuso que se trataba de un acuerdo para unir sus casa, pero al verlos llegar y ver como Robb miraba a Jon, supo porque lo había hecho—y no tardes mucho, puede que él deba permanecer aquí, pero escuche que Tyrion Lannister le hablara pronto para que regrese a King’s Landing—Con esa última advertencia lo dejo solo en sus pensamientos.
Días después, las risas se escuchaban en uno de los patios del castillo. Jon había estado evitando a su hermano, sin embargo, las excusas y las caminatas fuera empezaban a agotársele.
—¿Te beso? ¿Por eso estuviste tan raro?—Por fin se había decidido a pedir consejo pero solo logro conseguir las risas de su amigo—Siempre dije que no te gustaban las chicas—Termino de burlarse y cerro el libro que había intentado leer antes de que Jon llegara.
—Gracias Sam, eso me ayuda mucho—El sarcasmo hizo que el castaño volviera a reír pero esta vez mucho menos a comparación del principio—…por qué lo hizo?—Jon mantenía el seño fruncido, pero no tanto en molestia, sino en una especie de berrinche y desconcierto, el quería a Robb, muchísimo, pero aquello no tenía razón alguna para suceder.
—Bueno, están comprometidos, en un futuro estarán…ya sabes, es algo normal en las parejas—Dijo Samwell con neutralidad—tal vez le gustas—Teorizo al aire haciendo que Jon se enojara por las últimas palabras.
—Por supuesto que no—Negó sin duda recordando las mujeres con las que había visto a Robb a lo largo de los años, sirvientas, campesinas…además de que el estuvo casado—A él le gustan las mujeres—dijo sin pensarlo demasiado.
—Bueno…a muchos hombres les gustan tanto mujeres como otros hombres…y tu eres…algo así como atractivo—Replicó haciendo que Jon, una vez más lanzara una mirada enfadada en contra suya. Él jamás había ocultado nada a Jon, ni siquiera en los momentos de más delicadeza había evitado ser completamente honesto, quizá por eso había recurrido a él en primera instancia.
—Pues a mi me gustan las mujeres—Afirmo Jon tratando de no dar vueltas al asunto y evitando así cualquier clase de historia imaginaria que pudiera formarse en la mente de Sam.
—¿En serio?—Preguntó Sam tranquilamente mirando todo a su alrededor—Jon, en toda tu vida, has estado con una sola mujer—Jon respiro tratando de calmarse, recordando a la hermosa pelirroja salvaje que había sido su primera vez—y con todo el respeto que Ygritte se merece—Aclaro Sam—ella técnicamente te obligo—Jon ladeo la cabeza como advirtiendo a Sam de sus palabras.
—Ella era fuerte, pero jamás podría obligarme—El de enfrente se quedo parado casi en el centro del patio llamando la atención de todo aquel que pasaba por el, mirando a Jon con las cejas levantadas—bien…puede que halla insistido, pero yo la quise—Sam asintió más satisfecho cuando el otro acepto sus palabras— y eso no tiene nada que ver con el asunto de Ro…con este asunto—Tomo del brazo a Sam y empezaron a caminar nuevamente cuando se percato de las miradas curiosas por las risas y el ruido.
—Jon creo que estas malinterpretando—Dijo Sam camino a la armería, pues al parecer su amigo no pretendía quedarse quieto en ningún lugar—¿No te obligo a nada más o si?—Jon negó rápidamente, incluso Robb parecía tan confundido como él molesto cuando termino de besarlo—Tarde o temprano tendrán que llegar a un acuerdo sobre su matrimonio—Sam hablo—podrían buscar mujeres para compartir, no creo que ninguna se negara—Dijo mirando de arriba abajo a Jon y recordando la sonrisa y presencia de Robb Stark—No, no creo que nadie se negara—Jon se agacho, cada día que pensaba que había comprendido algo, parecía como si al siguiente no supiera nada.
—Ni siquiera hemos empezado la ceremonia—Por un momento cualquier mujer por menos agraciada que fuera empezaba a parecerle una mejor opción que estar con Robb…sí, era guapo, encantador, varonil…pero ¡Ese era el problema!, el también era un hombre, no se imaginaba a Robb como una chica…y él, bueno, el tampoco lo era—¡Dioses no!—Gritó bajo tan solo pensando en la posibilidad de que Robb quisiera llevar es matrimonio más allá de un acuerdo.
—Tienes que pensar las cosas Jon, sino quieres comprometerte aún estas en tiempo de negarte—Dijo Sam como si hablara del mal clima en Winterfell, pero Jon parecía abrumado por cada idea que empezaba a pasarle por la cabeza—y más te vale que lo pienses rápido Jon—El moreno lo miro aún apesadumbrado por todo y Sam hizo un gesto para que volteara para atrás—tu enamorado viene para acá—Jon abrió la boca, ¿en serio tenía que verlo tan pronto? Ni siquiera había tenido tiempo de pensar en que decirle.
Jon paso saliva y quiso escapar, pero Sam le dio una palmada en la espalda, animándole a ser fuerte
—Siento interrumpir de esta manera—empezó Robb, quien aún con su presencia habitual de Lord de Winterfell parecía estar algo nervioso—¿Puede prestarme un momento a Jon?—Preguntó educadamente a Sam, quien miro a Jon y este pudo leer perfectamente su pensamiento “lo ves, no es tan malo”, es lo que lo que pensaba, seguro que sí.
—Adelante mi Lord, no veo el porque debería pedirme a su prometido—Recalco el castaño para que Jon entendiera que era su deber estar con él si este lo solicitaba. Y Sam admitía que era un poco inusual ver una unión diferente a la de una mujer y un hombre nobles. Pero, después de ver caminantes blancos, incestos entre salvajes, lobos gigantes y dragones escupe fuego ya nada le parecía tan impactante—Vamos Jon, podemos terminar esta charla después—Su amigo suspiro con pesar mientras miraba como Sam sacaba un pan de su bolsillo.
—Creo que me llevare esto—Dijo Jon arrebatándole el bocadillo y mordiéndolo en el acto, una especie de venganza por lanzarlo tan fácilmente al matadero sin haber dado un buen consejo—¿Quieres?—preguntó a Robb empezando a caminar y este solo negó, sonriéndole divertido por el acto tan infantil.
Ambos empezaron a caminar en dirección al bosque dentro del castillo, aquel donde los antiguos arboles tallados mantenían con vida a los viejos dioses de Winterfell. La obscuridad volvía los caminos tenebrosos, pero no para ellos dos, cuyas infancias habían sido bendecidas con el recuerdo de sus caminos y secretos.
—Parecen muy buenos amigos—Robb empezó con la mirada al frente, llegando al pequeño lago que se pintaba de rojo en el largo verano gracias a las hojas secas que caían en él.
—Lo somos, no era un guerrero, pero siempre me apoyo cuando estuve en la muralla—Contestó nostálgico mientras se sentaba en un viejo tronco junto al lago, ahora seguramente helado por el invierno apenas comenzante.
Ambos permanecieron en silencio un rato, Jon terminando de comer aquel panecillo que había tomado de Sam mientras se recargaba en un árbol robusto y fuerte con Robb de pie a su lado, esperando paciente que desapareciera la tensión en el aire.
—Jon…—Robb se acerco a él y se hinco para estar a su altura, mirándolo directamente a los ojos y preparándose para decirle lo que había pensado desde un principio—lo que hice estuvo mal, jamás en toda mi vida he obligado a nadie a hacer algo que no quiere y lamento mucho el haberlo hecho contigo—Jon suspiro haciéndose para atrás, incomodo por la charla tan rápida que Robb había sacado—jamás te haría daño a ti, lo sabes…verdad?—Preguntó sin quitarle la mirada de encima. Jon apenas se atrevió a tener el rostro al frente pero tan solo lo miro un segundo y noto la sinceridad y pesadez con que Robb hablaba. Estaba totalmente arrepentido de lo que había pasado.
—Lo sé Robb—Suspiro mirándolo a los ojos por la disculpa que estaba dando—Y estas perdonado—Coloco una mano en su hombro, dejando en claro que no tenía resentimientos por aquella acción tan precipitada que había tenido.
—Jamás se volverá a repetir si tu no lo deseas—Jon no pudo evitar el notar su frase, “si tu no lo deseas”…esas fueron las palabras de Robb ¿Acaso él estaba deseando que se repitiera?—Tratare de darte más libertad de ahora en adelante, ya no eres un niño después de todo—dijo sentándose a su lado, agradecido porque el más bajo no lo hubiera arrojando al lago helado—nuestros padres solían estar juntos en este mismo lugar—Cambio el tema tranquilamente, después de haberse quitado ese peso de encima.
Pero Jon, al contrario parecía serio, una pregunta le aquejaba desde la noche en King’s Landing y si no la sacaba de su mente en ese momento no se atrevería a hacerlo después.
—Robb…—Hablo suavemente, lento, haciendo que el castaño lo mirara, mucho más apacible y feliz que los días anteriores, tanto así que ofreció la capa de pieles para cubrir a ambos—¿Tu…me ves como algo más que a un hermano?—Preguntó haciendo que las orbes grises del contrario se expandieran y bajara las manos que acomodaban la capa, dejando un momento de silencio en el ambiente—lo siento—Se disculpo al no obtener una respuesta—fue una pregunta estúpida—dijo Jon tratando de enmendar el camino cuando no obtuvo la información que requeria.
—No, no fue una pregunta estúpida—Robb miro al lago, pensativo, aún no sabía lo que sentía por Jon, cuando Sansa se lo pregunto, el había estado seguro de que no era así, pero cuando el moreno lo estuvo evitando sintió un aguijón fuerte en su conciencia, extrañándolo más de lo que hubiese imaginado—No lo sé Jon…—Confesó casi se petrificando a su escucha. Jon esperaba negara todo alegando algún juego o equivocación—pero…si fuera así…—lo miro, pero esta vez no se sentía nerviosos, las palabras del castaño, tan lentas y turbadas no se lo permitían—¿Si yo te mirara con sentimientos más allá del amor de hermanos…tu me odiarías?—Pregunto Robb bajando ligeramente la cabeza.
Jon calló, notando que con cada segundo de silencio Robb parecía hundirse más en sus pensamientos, algo que no podía tolerar. Si lo hubiera visto así por alguien más, por el recuerdo de su esposa…lo comprendería, no podría evitarlo, pero jamás en toda su vida deseo o deseaba ver a Robb de esa manera por él
—No—La negativa fue una sorpresa para ambos—quiero decir…no podría odiarte nunca—Jon desvió un momento la mirada de la de Robb sin saber demasiado que hacer, incluso estuvo a punto de pararse para irse de aquel lugar, pero la cabeza de Robb se coloco en su hombro, apenas recargada.
—¿Recuerdas lo qué te dije? ¿Qué solo caminaras solo a mi lado?—El de ojos grises sintió como la tensión en el cuerpo de Jon regresaba, pero, a pesar de eso, y arriesgándose nuevamente a disgustarlo siguió recargándose más, no había logrado dormir más que un par de horas en el día, ya que las noches las había usado para pensar en las palabras de Sansa—no te vayas…solo estaré así un momento—Pidió cerrando los ojos y disfrutando del calor que Jon emanaba.
Poco a poco el castaño, si bien no lo sabía con certeza, parecía haberse quedado dormido recargado en su hombro.
—Te quiero Robb—Dijo Jon sabiendo que su hermano no lo malinterpretaría, colocando un brazo alrededor suyo y recargando su cabeza en la suya, al menos ese momento se permitiría estar de esa forma a su lado.