—¿Pero qué demonios está pasando aquí? —preguntó a viva voz un muy sorprendido Ravi, simplemente no creía lo que estaba viendo.
—Wonsikie, puedo explicar esto... —dijo más que nervioso Hakyeon, aún tenía a Hyuk acorralado contra la pared—. Nosotros... bueno, es complicado... estamos...
—Estamos enamorados, Wonsik–hyung —dijo Sanghyuk separándose un poco de la pared y un poco de su hyung, no tanto—. Hakyeon–hyung y yo estamos juntos.
—Eso que dijo él —apoyó Hakyeon, agradecía que Hyuk fuese tan directo.
Wonsik dio una vuelta sobre el mismo lugar llevándose las manos a su cabeza, respirando forzosamente.
—Yo sospechaba que se traían ganas, siempre andaban juntos, pegados como sanguijuelas uno del otro, pero ¿esto?
—No queríamos que te enteraras así —dijo Hakyeon.
—¿Desde cuándo están juntos?
—Desde ese día que fuimos al bar y nos lo encontramos a él y a Sungjae.
—¡¿Tanto?! ¿Y no pensabas decirme? —Wonsik se sentía ofendido por la poca confianza que le tenían.
—No sabía cómo lo tomarías, como lo tomarían todos —explicó Hakyeon acercándose a Wonsik, Hyuk estaba tras él aferrado a la tela de su camisa—. Por favor, Wonsik. Te lo pido. No se lo digas a los muchachos, no aún. Deja que seamos Hyuk y yo quienes lo oficialicemos.
—Sigo sin creerme que ustedes sean novios —Ravi se paseaba de un lado a otro—. ¿Alguien más sabe de esto?
—Minhyuk–hyung y Sungjae —contestó Hyuk sin negar lo que había dicho uno de sus hyungs
—Debí suponerlo. Mejor salgamos de aquí y me cuentan TODO de lo que hay entre ustedes dos —apuntó su dedo de forma acusadora a la pareja.
Hakyeon y Hyuk se encargaron de informar a Ravi de su relación, omitiendo los detalles sexuales claro estaba. Trataron de ser lo más delicados y detallados de porque habían decidido estar juntos, aunque no dijeron que fue por causa de Taekwoon y Hongbin. Eso resultaría aún más incómodo, además eso le recordó a Hakyeon que había dejo a su amigo botado para ir corriendo por Hyuk.
Ravi lo tomó mejor, lo había digerido lo mejor posible y también prometió no contarle a nadie. No entendía porque la ocultaban, los chicos no se opondrían a su relación pero ellos tenían sus razones para no decirla aún.
—¿A quién le escribes tanto?
Hyuk había observado a Hakyeon textear con alguien desde hace rato, ya que esperaban a que Minhyuk trajera su auto.
—¿Seungho–ssi trabajará esta noche?
—Sí, ¿por?
—Entonces, eres mío esta noche —sonrió de oreja a oreja, sonrisa compartida por Sanghyuk.
Luego de haberse cambiado y posteriormente dar excusas de porque iban a dormir fuera esa noche, llegaron al club nocturno "Angel Kiss". Un local gay para ser precisos. Hakyeon buscaba con la mirada a una persona hasta que pudo encontrarla.
—¡Jackson!
—¡Hakyeon!
Ambos muchachos se saludaron con un efusivo abrazo.
—Pensé que no me llamarías nunca.
—Qué mala fe me tienes —tomó la mano de Sanghyuk y lo acercó más a él—. Ya conoces a mi Hyukkie —besó su mano—. Y ellos son Minhyuk y Sungjae, unos buenos amigos.
—Hola —dijeron la pareja tras ellos.
—Oh, hola. Y deja que te presente a mi Mark —un muchacho delgado de tez pálida y castaños cabellos se acercó a ellos.
—Es un placer, Jackson me ha hablado mucho de ti.
—Entremos. Por cierto —se acercó a Hakyeon y susurró en su oído metiendo una llave en el bolsillo de su pantalón—, ya está listo lo que acordamos.
Hakyeon sonrió ante lo dicho.
La música dentro del local estaba a tope, una mesa había sido reservada para Jackson y sus amigos. Todos se la pasaron de maravilla hablando de cualquier cosa, siendo ellos sin las molestas ataduras y prejuicios de la sociedad y de sus padres.
En ese instante estaban en la pista moviendo sus cuerpos al compás de la música, buscando un pretexto para tocarse el uno al otro. Hyuk no pudo evitar mirar a Jackson y Mark, sus muestras de cariño y deseo por el otro. Esas miradas que solo transmitían amor y devoción. Sintió envidia y felicidad por ellos, él deseaba ser el centro del universo para Hakyeon y que el mundo lo supiera con tan solo mirarlos. ¿Era mucho pedir poder amarse con total libertad?
Hakyeon envolvió los brazos a su alrededor captando rápidamente su atención, sus pensamientos solo giraron en torno a él. Juntó un poco más sus cuerpos, regalándose caricias y miradas de deseo. El mayor juntó sus frentes y robó un casto beso de los labios del más pequeño, a sus ojos era la criatura más hermosa en ese lugar.
—¿Deberíamos ir arriba? —susurró en la oreja de Hyuk.
—¿Arriba?
Hakyeon solo le guiñó el ojo y lo guió escaleras arriba.
El menor sentía su corazón martillear contra su caja torácica y las manos húmedas por el sudor cuando ingresó en una de las habitaciones sobre el local, era una vista preciosa a su parecer. La habitación estaba iluminada con lámparas de lava, una cama King–size adornada con sábanas de color champán y pétalos de rosas dispersos sobre estas. Incluso la habitación había sido aromatizada.
Los brazos del mayor se anclaron a su cintura, siendo apretado contra el pecho de este, sintiendo besos ser depositados en su cuello. No sabía que era lo que ese día tenía que lo hacía tan especial, que hacía que necesitara más de su Hyuk. Quizás y solo quizás, la intervención de Ravi tenía algo que ver. Quizás su relación se había hecho un poco más real al confesarse frente a él.
—¿Te gusta? —susurró con voz profunda contra su oreja. Hyuk asintió siendo incapaz de proferir una palabra, estaba mudo de la impresión—. ¿Sabes lo que va a ocurrir aquí? —asintió otra vez—. ¿Estás preparado?
Hyuk se giró sin romper el agarre de Hakyeon y le plantó un beso apasionado, deseoso. El mayor fue removiendo la ropa de su dongsaeng sin romper el beso, misma acción que llevaba a cabo el menor con él. Ambos cayeron a la cama, acariciándose y besándose. La boca de Hakyeon fue descendiendo por la piel de Sanghyuk, saboreando cada porción de esta con su lengua, arrebatándole suspiros a su menor.
—Lo tenías… ah… planeado… ¿n–no es así? —inquirió Hyuk disfrutando de las caricias del mayor.
—Algo así —contestó dejando de hacer su tarea para remover la última molesta prenda del cuerpo de Hyuk, ahora si estaba completamente desnudo y a su merced.
Se inclinó sobre él y extendió su brazo a un lado, donde una pequeña mesa ocupaba espacio al lado de la cama. Abrió la gaveta sacando un frasco de lubricante y un condón. Hyuk tragó el nudo en su garganta, su cuerpo se había tensado un poco al ver aquello que Hakyeon sostenía, pero no podía echarse atrás. Él había estado pidiendo aquello desde hace mucho, quería pertenecerle a su hyung y que él le perteneciera.
Abrió sus piernas para darle a Hakyeon más facilidad de prepararlo. Sintió el primer dedo lubricado de su hyung entrar en su cavidad haciendo que un siseó se escapara de sus labios, era incómodo y un poco doloroso.
—Shh… tranquilo, bebé —susurró el mayor en su oído, besó su frente, sus mejillas y sus labios. Eso lo relajó un poco.
Otro dedo entró abriéndose en forma de tijera para ampliar su estrecho orificio, luego un tercero. Hyuk podía sentirlo todo, desde la silueta de los dedos de su hyung hasta los movimientos de penetración que estos hacían.
—Hyung… cre–creo que ya… ya estoy listo…
—¿Seguro?
—S–Si…
Hakyeon se posicionó entre las piernas de Sanghyuk, dirigió su miembro hacia la entrada de este —no sin antes haberse colocado el preservativo—. Fue entrando pulgada a pulgada tratando de causarle el menor dolor posible a su niño, se detuvo esperando a que el menor se acostumbrara a la invasión. Sentía aquellos pequeños dedos presionar duramente sus brazos por el dolor que experimentaba.
—Muévete…
Hizo lo que le pidió y comenzó con vaivenes lentos, tortuosos. Escuchaba a Hyuk quejarse y eso lo mataba por dentro, no quería que su dongsaeng sintiera dolor pero no podía evitarlo. Sus embestidas se hicieron más rápidas al darse cuenta de que a Hyuk ya no le dolía aquel vaivén desesperante.
—Más… hyung… ¡Ah! —gemía Hyuk apretando las sábanas y hundiendo su cabeza contra la almohada—. Más rápido… ¡Hyung!
—¿Te gusta?
—Mucho… ¡Ah! Demasiado… hyung…
El moreno colocó sus brazos a cada lado de la cabeza de su dongsaeng apoyándose en sus brazos, quería ser testigo de la expresión que Hyuk pondría al llegar al orgasmo. Por nada del mundo quería perderse eso.
Dio fuertes y rápidas embestidas haciendo gemir más alto a Hyuk. El chico estaba perdido en el placer ya que su hyung había tocado un punto delicioso dentro de él, solo deseaba que siguiera haciéndolo. Se aferró a su espalda arañándola, adueñándose de sus labios, friccionando su desatendido miembro contra el abdomen del mayor.
Solo bastaron unas pocas estocadas más para hacerlo eyacular. Su espalda se arqueó, sus paredes internas se contrajeron apretando el duro miembro de Hakyeon, su rostro adquirió la expresión más erótica que el mayor haya visto en su vida. Segundos después, él también se vino dentro del preservativo.
Hakyeon se dejó caer suavemente contra el cuerpo de Sanghyuk, besó su cuello y fue subiendo hasta depositar un suave beso en los labios entre abiertos de su dongsaeng. Ambos se otorgaron una medio sonrisa. Estaban exhaustos, adoloridos, pero satisfechos. Al fin y al cabo, habían hecho el amor y todo eso lo valía.
******
Wonsik había soltado cuatro suspiros de frustración en menos de diez minutos, simplemente Taemin era un terco.
—Minnie, solo quiero lo mejor para ti —dijo el pelirrojo.
—Entonces, entiende que amo a Minho–hyung —dijo su mejor amigo—. Ravi, sé que estás preocupado porque él es mayor que yo pero es un buen chico, me ama y yo lo amo.
«Si supieras cuanto me dañan tus palabras, no dirías eso tan a la ligera», pensó con amargura. No importa cuando expusiera sus sentimientos o cuantas veces se mostrara vulnerable ante Taemin, él no iba a corresponderlo. Era más que consciente de ello y, aun así, su corazón se negaba a tirar la toalla por ese amor imposible.
La mano de Taemin se posó sobre la suya y miles de sensaciones diferentes lo recorrieron ante ese simple contacto. Estaba perdido.
—Sikie, sé que me amas y daría lo que fuera por corresponderte porque sé que me harías feliz, ¡Ya me haces feliz! —dijo echándole más sal a la herida—. Pero no puedo gobernar en mis sentimientos. Minho–hyung es la persona a la que amo y tú eres mi mejor amigo, siempre esperé que me apoyaras en esto. Siempre esperé a que eso que dices sentir por mi fuera pasajero, que alguien más vendría y me borraría de tu corazón.
—Mis sentimientos por ti no han cambiado —aclaró Wonsik dolido.
—Lo sé y me duele, duele saber que yo soy la causa de que ahora tengas una mirada tan triste y no pueda hacer nada —esta vez fue él quien suspiró—. Eres mi mejor amigo pero si es necesario separarnos, lo haré.
Wonsik lo miró casi con espanto, su amigo no podía estar hablando en serio.
—Minnie, no tenemos que ir tan lejos por algo así —dijo apresurado—. Podemos… podemos aparentar que esto no pasó…
—No puedo, Sikie. Ya no puedo aparentar que no sucede nada aquí ni que no me quieres más que a un amigo —se puso de pie y miró atentamente a Ravi—. Cuando estés dispuesto a ser solo mi amigo, ven a mí. Yo siempre voy a estar para ti en ese aspecto pero, por ahora, no me busques —se inclinó y depositó un suave beso en la frente del pelirrojo—. Hasta luego, Sikie.
Y lo dejó allí, solo en esa fría banca. Ya no había nadie en ese parque además de él. Se lo merecía, pensó. Se merecía haberse quedado solo, todo por su estúpida esperanza e insistencia.
Una cálida mano se posó en su hombro, sorprendiéndolo. Nadie debía estar allí. Miró a esa persona quien era nada más y nada menos que Ken. El chico tenía una chaqueta azul muy gruesa que le llegaba a mitad del muslo y su cabello estaba algo despeinado, unos pasos tras él se encontraba Taekwoon con su típica expresión seria ya que aún seguía molesto a causa de Hakyeon (quien lo había abandonado para buscar a Sanghyuk).
—Larva, ¿Qué sucedió?
—Nada, hyung —se puso de pie e hizo una media sonrisa que no convenció en nada a Ken. Wonsik solo agachó su cabeza—. Soy un caso perdido, un sin suerte. Lo arruiné todo.
—¿Qué hiciste?
—Taemin lo prefirió a él. Dice que solo me quiere como un amigo y que no lo busque hasta que este sentimiento desaparezca, hasta que yo también lo vea como un amigo —pasó su mano por sus cabellos y los alborotó—. Metí la pata horriblemente. Ahora, también, lo perdí como amigo.
—Ravi, ya sabias que él estaba enamorado de Minho–ssi. Debiste haberte rendido —dijo el mayor acariciando su espalda, tratando de confortarlo.
—Soy un terco, un estúpido que no sabe cuándo retirarse. Simplemente debo aceptar que el amor no es para mí.
—No digas eso, larva —golpeó su cuello como Hakyeon solía hacerlo—. Quizás él no estaba destinado para ti, quizás es otra persona.
—No creo que siquiera haya una persona para mí.
Ken chistó con la lengua y atrapó a Wonsik en un abrazo. El menor parpadeó confundido, desorientado, pero la calidez en el abrazo de su hyung le hizo darse cuenta de que lo estaba consolando. Jaehwan estaba dispuesto a ser su paño de lágrimas, esa mano amiga con la cual contar. Escondió su cabeza en el cuello de su hyung y correspondió su abrazo, dejó que silenciosas lágrimas escaparan de sus ojos.
Seguro era la escena más patética que alguien haya visto. Wonsik con el corazón herido a causa de Taemin, llorando por su amor. Jaehwan consolando a Wonsik cuando el mismo tenía el corazón lastimado por su causa, odiando el hecho de que el menor amara a otro y que él, Jaehwan, amara a Wonsik.
Taekwoon pensó en que así de patético se veía él cuando estaba con Hakyeon. El moreno nunca le pidió que lo consolara, nunca se vio lo suficientemente herido como para necesitar palabras de aliento por parte de Taekwoon pero el menor siempre encontraba otro medio para hacerlo sentir mejor o lo hacia el mayor.
Solo recordó un evento parecido hace unos años, cuando el moreno regresó de China. Se la pasaron todo el día juntos, Hakyeon no quería volver a su casa por una discusión con su padre y lo entendió. Tomaron el auto de su hermana y condujeron hasta salir de la ciudad, llegaron a una colina y se echaron sobre el capot del auto para admirar el firmamento. Recordó también la textura y frialdad de la mano de Hakyeon cuando la tomó.
—Si tienes algo que decir, estoy para escucharte —fue lo que le dijo.
Hakyeon solo se recostó de lado y buscó refugio en su hombro. Sus labios apenas se despegaron pero pudo oír un claro —Perdón —susurrado.
¿Por qué lo perdonaría? ¿Por revolotear todo el día sin descanso? ¿Por arrastrarlo a cada sitio que se le ocurría? ¿Por hacerlo huir en mitad de la noche hacia esa colina solo para observar las estrellas? No lo sabía y tampoco preguntó, simplemente envolvió el cuerpo de su amigo entre sus brazos, sus mejillas heladas reposaban una contra la otra con el único sonido de sus corazones latiendo. Taekwoon consideró que ese momento era perfecto, el simple hecho de tener a Hakyeon contra su cuerpo hacía de ese día algo perfecto.
—Te perdono —dijo en el oído de su moreno.
Aquella noche la atesoró como la mejor de toda su vida. Dejó que su mirada se dirigiera al cielo contemplando las estrellas, ignorando a los dos idiotas que se abrazaban como si sus vidas dependieran de ello. Se preguntó que estaría haciendo Hakyeon en esos momentos, si estaba al igual que él contemplando el cielo estrellado.
Sus suposiciones no fueron erróneas puesto que Hakyeon si observaba el cielo, pero desde la pequeña habitación de invitados en el departamento de Mark y Jackson. Minhyuk y Sungjae dormían en el sofá cama que habían traído de la sala para que no pasaran frío, Sanghyuk descansaba en la cama puesto que ambos habían tenido una noche agitada.
Recostó su cabeza del alfeizar de la ventana, sin despegar su mirada de las estrellas que resplandecían con intensidad. Pese a que su piel había sido marcada por otra piel y que su alma había sido abrazada por otra alma, la cabeza de Hakyeon se llenaba de pensamientos sobre Taekwoon. Todo sobre esa noche en que lo necesitó más que a sus medicinas, cuando pidió un silencioso perdón para calmar su turbia alma porque lo había traicionado, traicionó sus sentimientos pero Taekwoon nunca lo sabría.
Ya no sentía culpa o remordimiento alguno. Taekwoon no lo amaba y él tenía a Sanghyuk, sus caminos nunca tomarían ese rumbo.
«Amigo mío, perdóname por estos sentimientos que nunca debí sentir por ti. Solo espero que la persona de la que te llegues a enamorar te amé con la misma intensidad con la que yo te amé o más».
—Hyung —Hyuk se levantó de la cama con algo de dificultad y fue hasta Hakyeon, le molestaban las caderas pero no iba a quejarse—. ¿Por qué no vienes a la cama?
—Veo las estrellas.
Sanghyuk negó con la cabeza para luego tomar asiento entre las piernas de Hakyeon, el mayor rodeó su cintura y besó su cuello.
—Se ven hermosas.
—Brillan como tus ojos en este momento —dijo Hakyeon depositando otro beso esta vez en su hombro.
—Que cursi me saliste —se quejó el menor con un puchero.
Ambos soltaron una silenciosa risa. Hyuk entrelazó sus dedos con los de su hyung y se quedaron un rato más así, solo viendo las estrellas.