La vuelta a la rutina fue un paso tedioso de dar, nuevamente debían concentrarse en las tareas de la escuela, sobre todo los mayores ya que estaban próximos a graduarse.
Taekwoon revisaba por sexta vez su examen, fue una sorpresa que les dio el profesor de química al llegar. Como odiaba a ese sujeto. Trató de hacer memoria de las formulas de la pasada clase, se frustró al no recordar si el exponente era cuadrado o al cubo. Sus ojos pasaron de la hoja a la espalda de su mejor amigo, pequeñas gotas de sudor bajaban por su cuello y se perdían bajo su camisa.
Sus sentidos se alertaron pero pronto se dio cuenta que él también estaba sudando, la temperatura era sofocante dentro del aula. Vio por el rabillo del ojo a Minah abanicándose con la hoja de su examen, tal vez todos estaban transpirando de los nervios.
Dio un pequeño brinco en su asiento cuando Hakyeon se puso de pie y fue a entregar su examen, se veía completamente sereno pese a tener gotas de sudor corriéndole por el rostro. Se regresó sobre sus talones en busca de sus cosas y susurrando un suave “te espero afuera”, abandonó el salón a paso veloz.
Taekwoon se dio por vencido, estaba harto de que su mente no pudiera recordar un simple número. Se puso de pie tomando su mochila de una vez y entregó su examen, que se hiciera lo que Dios quisiera.
—¿Difícil? —Hakyeon estaba sentado en el inicio de las escaleras secándose el sudor.
—Algo así —confesó Taekwoon sentándose a su lado—. La fórmula era molecular, ¿no? —Hakyeon lo miró confundido—. Ya sabes, donde va el carbono con el hidro... —se quedó callado al ver los amplios ojos del moreno—. ¿N-No? Oh, la cagué.
Una escandalosa risa por parte de Hakyeon inundó el silencioso lugar, gracias a eso se ganó un fuerte golpe en el brazo por parte de Taekwoon.
—¡Agh! Woonie malo, eso duele —se quejó de manera infantil con un tierno puchero.
—Casi haces que me dé un infarto —regañó llevándose la mano a su pecho y reparando pesadamente.
—Perdón, Woonie —intentó secar la frente de su amigo con su pañuelo pero este se apartó con un pequeño salto.
Una extraña atmosfera los rodeó. Hakyeon concentró su atención en sus pies evitando la mirada de Taekwoon y el menor no soportaba eso, odiaba sentirse incomodo al lado de su amado. Inclinó su rostro cerca del de su amigo reprimiendo su nerviosismo, debía arreglar esa situación.
—Hazlo, es lo mínimo que puedes hacer luego de asustarme.
—Lo siento —susurró el moreno y procedió a secarle el sudor. Apartó los mechones y presionó el pañuelo contra la piel de Taekwoon, de forma suave lo hizo hasta estar completamente seco—. Listo… ¿Qué pasa?
Taekwoon lo miraba hipnotizado, eso hacía que se incomodara y su corazón latiera acelerado.
—Yeonie, ¿estás seguro que no dije nada? —los ojos de Hakyeon se abrieron sorprendidos, ¿acaso recordaba que se había confesado?—. Siento que me estoy olvidando de algo importante.
—¿Si? Creo que te estas confundiendo —la campana sonó sacándolo de esa incómoda situación—. Hyuk ya debió haber salido, ¡voy por él! —exclamó poniéndose de pie y huyendo de ese lugar, no era buen momento para estar con Taekwoon y menos cuando sus costillas dolían tanto por el incesante martilleo de su corazón.
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Wonsik contemplaba a Taemin desde la lejanía. Al parecer, muchas cosas habían cambiado en esos tres días que estuvo fuera. Su amigo se había aclarado el cabello, su sonrisa estaba más brillante y un anillo ocupaba su dedo anular.
Él también sentía que había cambiado algo, ya no sentía la ferviente necesidad de estar colgado de Taemin. Quizás eso era lo que necesitaba, alejarse y distraerse. Olvidar sus sentimientos por Taemin. No negaba que aún lo quería pero no como antes, su corazón se había resignado.
—Jonginie, creo que soy un grandísimo idiota.
—¿Todavía no superas a Taemin? ¿Todavía, Wonsik?
—Ya, no me regañes —se quejó, su amigo no servía mucho de apoyo en ese momento—. Es difícil, ¿ok? Pero creo que lo estoy logrando… un poco.
—¿Ya estas saliendo con Lee Jaehwan? ¡Ya era hora! —Ravi se ahogó con el aire mientras Kyungsoo, quien acababa de llegar, celebraba.
—¿Cómo se te ocurre? ¡Ken–hyung es casi un hermano para mí! —exclamó alterado.
—Ninie decía lo mismo de mí y míranos ahora —Kyungsoo entrelazó sus dedos con los de Jongin y besó su dorso, Ravi gruñó—. Wonsik, debes ampliar tus horizontes… o tal vez no, solo tienes que mirar a las personas que tienes al frente. Tal vez ahí está lo que buscas.
—Deberías escucharlo, Sikie. Kyung, usualmente, tiene buenos consejos —dijo Jongin tomando de su jugo.
—Si, así que mira frente a ti.
Kyungsoo tomó el rostro de Wonsik e hizo que quedara de frente al amplio patio, Ken y Sandeul caminaban animadamente a su dirección. Ravi pensó en lo bonito que se veía su hyung sonriendo, su perfecta sonrisa y sus ojitos soñadores.
Sacudió su cabeza y se liberó del agarre de Kyungsoo, no podía estar pensando esas cosas de su hyung. Nunca lo vio como algo más que su amigo, era inconcebible para él la posibilidad.
—Hola, chicos —los dos amigos llegaron a la banca donde los tres chicos se encontraban—. ¿Qué hacen?
—Nada, viendo la vida pasar... y ahora te veo a ti —Ken parpadeó al recibir un guiño por parte de Kyungsoo.
—Hyung, hoy estas muy guapo —señaló Jongin y ahora si Ken estaba aun más confundido.
—Oh, su novio debe tenerlo así.
—Ese novio tiene buena mano —secundó su pareja.
—Y–Yo no tengo n–novio —tartamudeó Jaehwan aferrandose al brazo de Sandeul.
—¿Entonces te gusta alguien? —preguntó Jongin sin perder de vista la expresion tanto de Ravi como de Ken, ambos estaban sorprendidos.
—¿Es Baro del aula C? Se nota que le gustas —Kyungsoo intentó sacarle provecho a esa situación.
—¿O es Hyuntae de su salón, hyung? Dicen por ahí que se le declaró, hyung —Jongin siguió el juego.
—¡No! ¡Nada de eso! —Ken exclamó alarmado, no entendia de donde sacaban eso.
Ravi se puso de pie y tomó la mano de Ken llevándoselo consigo, odiaba que hicieran sentir incomodo a su hyung. Escuchó las risas de su amigo y su pareja a la que se le sumó, segundos después, la de Sandeul.
—Espera, Larva —Ken lo detuvo a una distancia considerable dedonde momentos atrás estuvieron—. Me duele la mano —no se percató de que estaba ejerciendo mucha fuerza en la mano de su hyung, pero no lo soltó.
—¿Es cierto que ese tal Hyuntae se te declaró?
—¿Eh? Si… pero yo lo rechacé —aclaró rápidamente, se estaba sintiendo incomodo con la actitud de su menor.
—Hyung, no debes dejar que Ninie y Kyungsoo te hagan bromas sobre eso —dijo con una seriedad sorprendente—. Me molesta.
—Ya. Fue solo una broma, no hay porque molestarse.
—Si, cierto, no hay razón —Ravi rascó su nuca incomodo, se estaba comportando como un idiota—. Pero, ¿de verdad no te gusta el tipo?
Jaehwan puso los ojos en blanco y suspiró pesadamente.
—Larva babo.
Sungjae tuvo que sostenerse de la pared del cubículo en el que estaban encerrados, Minhyuk lo besaba con tanta pasión que creía que sus labios se iban a desgastar. Sus fuertes manos apretaban la carne por sobre la tela de la camisa, Sungjae estaba temblando.
Se separaron para poder respirar. El calor y la falta de oxigeno lo estaba mareando. Minhyuk sustuvó el rostro de Sungjae entre sus manos y delineó su mejilla con el dedo pulgar, el menor solo sonrió embobado.
—¿Y esa expresión?
—Es tu culpa, hyung. Me tienes bobo de amor.
Minghyuk soltó una tierna risa, adoraba a ese niño con toda su alma.
—Aun no me has respondido.
—¿Hay que hablar de eso en este momento? —Sungjae adquirió una expresión seria, era difícil tratar ese tema.
—¿No me quieres? ¿No puedes ni siquiera considerarlo? —Minghyuk sentía como su corazón se estrujaba dentro de su pecho, no podía soportar el rechazo de Sungjae.
—Claro que te quiero —besó los labios del mayor—. Te quiero más de lo que pensé llegar a querer a alguien, pero aun somos muy jóvenes. ¿Qué pasa si luego te arrepientes? ¿Si te cansas de mí? ¿Cómo crees que voy a vivir si tú me odias?
—Eres un tonto si piensas que voy a odiarte o aburrirme de ti. Escúchame bien, Yook Sungjae, te amo —el menor lo miró sorprendido por aquellas palabras— y nunca voy a dejarte aunque tu ya no me quieras.
—Yo también te amo —volvió a besarlo dulcemente—. Cuando sea viejo, recuerdame contarles a mis nietos que dije mi primer “te amo” en un baño de la escuela.
Ambos rieron ante la ocurrencia pero guardaron silencio al escuchar torpes pasos aproximarse, la puerta del cubículo adyacente fue abierta y cerrada estruendosamente, el sonido de respiraciones irregulares y besos salvajes inundó el lugar. Era increíble como alguien podía ser tan ruidoso al besar.
Un pequeño gemido acompañado de un murmullo se hizo escuchar.
—Yo conozco esa voz —susurró Sungjae para luego golpear la pared de metal que los separaba de la otra pareja—. ¡Váyanse a un hotel, calenturientos! —aquellos muchachos se llevaron un susto de muerte, los escuchó removerse y nuevamente abrir la otra puerta. Sungjae salió de su cubículo con su pose altanera enfrentando a la otra persona—. Hola, precioso, ¿me extrañaste?
—¿Por qué eres tan inoportuno? —se quejó el otro muchacho con cara de pocos amigos.
—Querido Hyuk, ese es mi don —sonrió para luego salir corriendo al ver las intenciones de su amigo en querer golpearlo.
Minhyuk abandonó el cubículo cuando aquellos alborotadores se fueron, se acercó a la otra puerta y tocó.
—Hakyeon, ¿estas bien?
—Si, solo… solo dame cinco minutos —escuchó un largo suspiro.
—Oh… esta bien… tomate tu tiempo…
Afuera, en otro lugar un poco más calmado, a la sombra de un gran árbol, Hongbin estaba perdido en sus pensamientos. Gongchan a su lado trataba de procesar todo lo que su amigo le había confesado, intentaba encontrar una razón coherente a sus palabras.
—Entonces… ¿te gusta Sanghyuk?
—¡Si! —exclamó saliendo de su trance—. Ya te lo he dicho como mil veces, ¡si! —empezó a morder las mangas de su chaqueta por culpa de la ansiedad.
—¡Es que es absurdo! ¡Son amigos! Y al principio se llevaban mal, por cierto.
—¿Crees que no lo sé? Me he estado matando la cabeza los últimos días pensando en como me llegó a gutar, por qué, algo que me saque de este agujero. No lo consigo. Simplemente cuando lo veo mis pensamientos se nublan y solo quiero besarlo, abrazarlo y lamerle los cachetes hasta gastarlos.
—Asco contigo —lo empujó haciendo que Hongbin cayera de lado y adquiriera una posición fetal—. Choco, basta. Quizás solo estas confundido por tu ruptura con Yura. Intenta tener una cita con alguna chica bonita y verás como toda esa confusión que tienes con Sanghyuk se termina.
—He pensado mucho esa posibilidad, ¿pero es suficiente? ¿Basta una ruptura amorosa para que mi sexualidad cambie tan radicalmente? Creo que estoy muy jodido para que eso pase.
—Al menos lo aceptas. ¿Choco? —Hongbin tenía la mirada perdida obnubilada, en un punto lejos de ellos, Gongchan siguió la dirección de su vista encontrándose con Sanghyuk atravesando el patio mientras perseguía a Sungjae—. ¡Choco! —tomó los hombros de Hongbin y lo sacudió—. ¡Reacciona! ¡No te vayas al lado oscuro!
—¡Me voy a volver loco, Chanie! —gimoteó. Por más dramático que sonara, la realidad era que por dentro estaba destrozado. Enamorarse de Hyuk fue un error, porque estaba con Hakyeon y lo amaba. Él era solo un extra que nunca llegaría a tocar su corazón.
Estaba siendo atormentado por una voz loca, maliciosa, que le decía a gritos que fuera por Sanghyuk y lo separara de Hakyeon. La otra voz, la racional, lo ayudaba a contenerse, a recordarse que se trataban de sus amigos y no unos completos extraños. Era una cruel batalla que se desataba en su interior y debía ponerle fin cuanto antes.
La campana sonó y todos volvieron a sus respectivas clases.
A Taekwoon poco le importó la clase de biología, ¿en que le serviría eso si él quería crear música? No prestó atención más de la necesaria, su mente intentaba recapitular los eventos de aquella noche de borrachera en la isla Jeju. No sabía porque pero no confiaba plenamente en la palabra de Hakyeon, algo le decía que había algo más.
Frustrado, tomó su lápiz y dibujó con el lado de la borra caracteres al azar en la espalda de Hakyeon. Vio como la espalda del moreno se estremecía, sabía que intentaba no reír por las cosquillas. Era su pequeña venganza por hacerlo pensar tanto.
Así pasaron las últimas clases, pensando de más y torturando a su pobre amigo.
A la hora de salida todos bostezaban y estiraban sus articulaciones dormidas, muchos de ellos no podían esperar a que las vacaciones llegaran. Hakyeon, Taekwoon y Minhyuk esperaban a que los demás salieran, acordaron irse juntos.
—Que calor tan infernal —exclamó Hakyeon.
—Sobre todo te está pegando a ti —dijo Minhyuk, con un marcado doble sentido. Hakyeon lo pateó—. ¡Auch!
Taekwoon se removió incomodo, odiaba esa clase de comentarios. La herida de su amor no correspondido seguía doliendo.
—¡Hyung! —Jaehwan se aproximaba a ellos acompañado de Wonsik, Hongbin, Hyuk y Sungjae—. Siento la demora, ya podemos irnos.
—¿Qué tanto hacían? —preguntó Taekwoon viendo de reojo como Hakyeon y Hyuk se fundían en un abrazo, sintió la vena de los celos latir, ya no podía ver esos abrazos con ojos inocentes.
—El profesor contándonos una de sus tantas historias de cuando estaba en nuestra edad y bla, bla, bla…
El grupo de amigos se dirigió hasta la estación del bus, para su suerte uno estaba llegando. Esperaron a que las personas bajaran para por fin abordarlo e irse a casa, ese día fue horriblemente agotador.
Hongbin se había sentado al fondo del vehículo junto a Ken y Ravi, desde allí tenia una vista perfecta de Hyuk y Hakyeon. Ambos se estaban secreteando, riendo bajito, lanzándose miradas dulces. Sintió el estómago revolverse, decidió llamar a Gongchan y así distraerse un poco la mente, para su mala suerte su saldo era insuficiente para realizar una llamada. Maldijo por lo bajo.
—¿Sucede algo, Bin? —preguntó Ken al ver su cara de frustración.
—Iba a llamar a Gongchan… olvidé algo pero no tengo saldo.
—Toma, llámalo de mi teléfono —le tendió el aparato y Hongbin le agradeció por ello.
Ravi empezó a juguetear con Ken haciendo que se movieran demasiado. Hongbin se deslizó hasta el lado contrario lo más alejado posible, no quería recibir alguna patada voladora. Desbloqueó el teléfono de su hyung y, para su sorpresa, estaba en la galería de fotos. Habían muchas del viaje a Jeju, eran muy buenas pero su vista se posó en una que brillaba ante sus ojos. La presionó y su mandíbula se tensó ante lo que veía, Taekwoon y Hakyeon besándose.
Sintió su corazón detenerse, la ira creciendo dentro de su cuerpo, la incredulidad reflejándose en su rostro.
¿Acaso Hakyeon estaba jugando con Sanghyuk?