Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ese chico es un demonio por dark kirito

[Reviews - 16]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Magi pertenece a Shinobu Ohtaka-sama. Escrito en el móvil, errores son sin querer. Muchas gracias a Yayoi, Scardya,  Yume Lawliet y a todos los que leen.

Alibaba estaba aterrado. Nada más llegar el loco ese le atacó. Bueno, siendo Hakuryuu es probablemente su manera de saludarle.


-H-hola-dijo torpemente.


No recibió respuesta pero si una sonrisa perversa. Por eso no es de convivir con demonios, son tan apasionados, intensos, definitivamente aterradores.


-¿Cómo has estado onisan?


-Oh Aladdin-dono-se levantó ignorando a su víctima, sabe que le ha pegado un buen susto y con ello se da por satisfecho-pues bien. Este mundo no es peligroso. Al menos no para los seres que tienen magia. Además me he interesado en algunas cosas como cocinar. Tienen ingredientes maravillosos.


-Me alegra escuchar eso.


-Aunque pienso que perdemos tiempo valioso. Deberíamos asesinar a Arba cuanto antes.


-Precipitar los acontecimientos nunca trae buenos resultados-su primo.


-Supongo que tienes razón. Es solo que me frustra el hecho de no poder hacer nada. Aunque tampoco es que me guste andarme quejando como Alibaba-dono.


-¡Oye! ¿Por qué siempre me molestas?


-¿Vas a empezar? Que infantil.


-Ese eres tu-volvió a pasarle de largo.


-La comida está lista, si no se apresuran se enfriará.


-¡Oh es genial Hakuryuu-chan! Todo te queda delicioso.


-Pues vamos.


Todos caminaron en dirección al comedor a excepción del niño y el pelirojo. Aladdin permanecía clavado en el sitio como si temiera algo. Fue entonces que el otro se acercó a el y le miró frunciendo el ceño.


-¿No tienes apetito?


La pancita ajena emitió un curioso sonido que le hizo avergonzar y por lo mismo bajar la mirada.


-Pues si que lo tienes, ¿entonces cuál es el problema? ¿Te da asco lo que prepara Hakuryuu?


-No, nunca he tenido la oportunidad de probar su sazón.-el otro se cruzó de brazos.


-¿Entonces?


-No sé. Como que siento que no pertenezco a este sitio.


-Es algo obvio.


-Ungh.


-Eres un ángel, yo un demonio. El mundo humano no es lugar para nosotros.


-Ah-suspiró aliviado-no me refería a eso. Es más bien que no me siento cómodo en tu hogar.


-¿Por qué?-su tono fue bastante severo, lo que provocó el pequeño se tensara y pusiera nervioso.


-Ya sabes, se supone que uno invita a casa a sus amigos o pareja. Pero tu y yo no somos nada.


-¿Ah? ¿Qué eres un mocoso?


-Mmm técnicamente.


-Si claro, a mi no me engañas tramposo traga años. Eres mayor que Judal. Así que no te hagas el tonto conmigo.


-¡Ah pero yo no...!


El de orbes arándano le cogió de la cintura acercándole a su cuerpo y tomando la pequeña mano en la propia para besarla con ternura, pasión y respeto.


-No cabe duda de que eres un idiota.


El peli azul estuvo a nada de defenderse pero los labios de Kouen sobre los suyos evitaron que pudiera hacerlo. Se sonrojó pues le ha tomado por sorpresa, peor aún es la primera vez que tiene un contacto de ese tipo. Por fortuna el mayor lo notó así que fue más como un roce superficial. Kouen quedó embelezado con la carita inocente llena de emoción, espectante a lo que tenía que decir.


-¿Crees que de la nada platicaba mis más profundos temores contigo?


-Pero si nunca dijiste nada. Solo cosas como estoy de mal humor y te sentabas a mi lado mientras yo leía alguno de los libros que me regaló papá.


-En ocasiones no es necesario hablar para desahogar el alma. Tu siempre tuviste la paciencia y coraje necesario para soportar mi debilidad. El perder a Judal fue difícil, tu más que nadie eres consiente de lo mucho que me afectó. Deseaba morir en la guerra, pero tu no lo permitiste. Me obligaste a aferrarme a la vida. No te importó que eso pudiera hacerme infeliz.


-Si lo expresas de esa manera me veo como un abusivo desconsiderado.


-Es lo que eres.


-Ungh.


-Pero si no fuera por ti, no estaría donde estoy ahora. Así que tienes que hacerte responsable.


-¿Cómo?


-Sé mi novio.


El pequeño corazón se detuvo algunos segundos contrastando con el rubor que cubrió sus mejillas, se quedó en blanco por algunos segundos hasta que recordó la manera adecuada de respirar.


-¿Es enserio? ¿O es una declaración inspirada por la lastima? Porque no quiero algo así.


-¿Crees que soy masoquista?


-No.


-¿Entonces por qué pediría algo que no quiero?


-Amas a Judal.


-Así es, y nunca te he mentido respecto a ello.


-¿Entonces estas jugando conmigo?


Sus ojitos se llenaron de lágrimas, el otro le miró con intensidad pues está perdiendo la poca paciencia de la que es dueño.


-¿Siempre tiene que ser tan complicado hablar contigo? Deja de analizar y solo escucha. Si, estoy enamorado de Judal y es muy probable que eso jamás cambie. Pero es un sentimiento que guardaré en lo más profundo de mi corazón como un lindo recuerdo. Lo que siento por ti es distinto, no sé como llamarlo. Pero te aseguro que si ahora mismo me rechazas mi alma se destruirá.


El ángel tembló asustado para luego aferrarse al ropaje contrario.


-¿Puedo creer en ti?


-Los demonios no mentimos, y bien ¿cuál es tu respuesta?


-¿No me dejaras pensarlo?


-No. Si te tardas también me moriré.


-¿Es un chantaje?


-Claro, después de todo vivía en el infierno.


-Ja ja ja ja.


El hijo de Solomon comenzó a reír suavemente siendo una imagen encantadora.


-Creo que me enamoré de alguien perverso.


-Y yo de un idiota pero no me ves quejarme.


-Ungh.


-¿Y bien?-desesperado.


Aladdin notó su ansiedad y sonrió.


-¿Podrías acercarte?


El mayor hizo lo dicho y una vez sus rostros estuvieron de frente le fue robado un beso. Tenían que estar a mano, ¿o no? Pero al ser alguien con mucho más experiencia que el ser del cielo aprovechó el momento para hacer un contacto tal y como lo quería. Con sus reglas. Así se adentró de a poco en esa sensual boquita invadiendo como amo del lugar y jugando con la lengua ajena cuyo avergonzado dueño intentaba huir. Sonrió con perversidad, tener en su "poder" a alguien tan lindo e inocente le induce a realizar muchas cosas malas. Sorprendido algunos segundos después notó que el ángel se deslizaba con maestría siendo quien guiaba el movimiento, para luego romper el contacto, emitir un pequeño grito y enterrar el rostro en el pecho ajeno.


-¿Es un si?


No recibió respuesta pero si un leve asentimiento con la cabeza. Así, le tomó con fuerza entre sus brazos hasta que escuchó un ligero crujir.


-¡Por dios ojisan que me partes a la mitad!


No cambió su expresión pero si le liberó...un poco. Frunció el ceño de nueva cuenta. A buena hora se enamoró de alguien tan pequeño pero ya no hay vuelta atrás. Y tampoco es como que se arrepienta de algo. Es interesante y no descansará hasta encontrar el método adecuado para hacer de todo con él.


-¡En-nii! ¡Deja de manosear al niño mugriento y vengan a comer que se enfría!-desde el comedor.


-¡Kouha-kun!!!!


No solo será complicado para el mayor. El oji celeste no es del tipo que ande ventilando todo cuanto pase en su vida y es más que evidente que tras su amado hay una bola de metiches. Lo bueno de esto es que al menos le corresponde. Ni en sus más locos sueños imaginó que fuera posible pero lo agradece con el alma.


~_~_~_~_~_~_~_~_~_~_~_~


...


En casa del peli morado.


Suena el despertador y este nada más no reacciona, más pareciera muerto que otra cosa. Judal se aproxima desde la puerta luego de haber ido a robar algunos duraznos. Se acerca sobre el lecho deslizandose con la sensualidad y soltura de una serpiente que rodea a su presa con el cuerpo friccionando uno con otro para finalmente dar un potente zape que resonó en el lugar.


-¿Ah?-el menor confundido.


-¿Cuánto tiempo más dejaras que esa cosa me moleste?-haciendo alusión al aparato.


-Lo siento-lo cogió y presionó el botón que le silencia para dejarlo sobre el buró nuevamente-aaaaaah-un largo suspiro que tenía impresa su misma alma.


-No seas exagerado. Ni que estuvieras tan casado.


-Has exigido más de lo que mi cuerpo puede soportar. ¿Cuántos días hicimos el amor?


-Fueron unas horas.


-¿Qué día es?


-Martes, lo escuche de tu padre en la mañana.


-Ahhh.


-Óyeme imbécil deja de lamentarte, hasta parece que no te gusto.


-Me encantó, pero ahora que estas bien no puedo seguirte el ritmo.


-En ese caso-se levantó de la cama-supongo que será bueno hacerle una visita a mi suegro. No está nada mal-sonrió divertido.


El oji miel reaccionó enseguida, le cogió de la muñeca y tiró a la cama para tomarle entre sus brazos.


-Salvaje.


-No quiero que me engañes.


-Ja, como si pudiera hacerlo. Solo no quiero oír que te quejas de todo. Deja de lado esa actitud patética y arreglate. Mi esposo no faltará al colegio, me pondrías en vergüenza.


-En realidad te preocupa que puedan castigarme, ¿cierto?


-Nah.


-No es para tanto.


-Quizá si fueras responsable con tus tareas. Pero ni para eso.


-Me aburro.


-Eres un asco, pero ¿sabes?-se acercó para susurrar en su oído-amo que seas tan impertinente. Te vale completamente que Kouen pueda asesinarte literalmente. Eres tan..


-¿Intrépido?


-Estúpido, pero igual me encantas. A tu lado soy libre.


-Y siempre lo serás.


-Más te vale cumplir esa promesa. Porque no te lo perdonaría jamás.


-¿Alguna vez te he mentido?


-¿Ya se te olvidó como inició nuestra relación? Incluso intentaste asesinarme.


-Pero fue culpa de Arba, tu mismo me lo dijiste.


-Si, pero fueron tus manotas las que me estrujaron.


-¿Cómo ahora?


Le tomó de la retaguardia con fuerza ganándose un puñetazo en pleno rostro.


-No te quieras pasar de listo. Ahora mueve ese trasero a menos que quieras que le quite la virginidad con mi varita.


-No me parece mala idea. Es bueno experimentar.


-¿Enserio?-con un brillo perturbador en los ojos.


-¡Es broma! ¡Enseguida voy!


El peli púrpura se alistó con velocidad demoniaca. Una de dos o su marido le está pegando algunas de sus cualidades o el terror logra imposibles. Pasó al comedor solo para tomar una manzana para el y algunos duraznos para el otro pues se le ha hecho un poco tarde y un reclamo por parte de su pareja es lo que menos quiere. En una de esas le deja convertido en brocheta.


En el colegio.


-Uuuuh~ correr si que es cansado-el oji miel.


-No fue para tanto.


-Te hiciste invisible y venías flotando.


-Es tu mundo, no el mío. No tengo porque seguir sus reglas.


-Me encanta cuando quebrantas la ley.


-A la otra asalto un banco.


-Así ya no tendría que trabajar.


-Nada que no quiero un mantenido.


-¿Enserio?


-Si. Con tu carácter seguro te la pasas en la cama todos los días y hasta yo tengo un límite. Tienes un líbido monstruoso.


-Soy un joven sano-se excusó.


-Lo dudo-sonrió, bajó al nivel del suelo y se volvió visible.


-¡Sin!-el pecoso alegre a unos pasos de el.


-Oh la monja-divertido.


-¿Por qué rayos me dices así?-molesto.


-Te digo como se me da la gana. Es un apodo cariñoso.


El albino alzó una ceja contrariado pero le dejó ser. Está cansado de pelear con Judal. Quiere ser su amigo. Es un sentimiento sincero que nace desde el fondo de su alma. Si como no, si no estuviera de testigo la persona de la que se ha enamorado gustoso le partía la cara. Suspira y sonríe con amabilidad.


-¿No podemos convivir de manera más civilizada?


-Púdrete.


Jafar sintió la sangre hervir en su interior pero la paciencia es algo que se gana con los años, es todo un hombre de mundo con basta experiencia en la vida. Cosas tan insignificantes no lograrán sacarle de quicio.


-Entremos Sin, no quiero que nos regañen los profesores-ignorando al demonio.


-Oh así que ya no estas en tus días.


Colmado en su paciencia el pecoso se acercó con intención de golpearlo pero antes de llegar a su objetivo fue golpeado por la mochila de Sinbad que "pidió" prestada el demonio. Sacándole el aire a su víctima que cayó de rodillas dolido.


-¿Qué acaso...traes piedras?


-Precisamente-con orgullo.


-¿Eh?


El peli blanco la abrió encontrando rocas de considerable tamaño.


-¡Con razón pesaba tanto!-el de orbes dorados.


-¿No se te ocurrió revisar?


-Creí que estaba cansado por...ja ja ja-risa nerviosa.


-¡Nada de risitas tontas!-ya más recuperado-el maniático casi me asesina.


-Pero no pasó, así que deja de estar de llorón.


-Es todo. Me da igual que Sin esté presente. Alguien debe ponerte en tu lugar.


-¿Y ese serás tu?-con burla.


-Intenta detenerme.


-No será necesario.


-Pareces muy confiado.


-¿Qué te digo?


La sonrisa que muestra Judal es tan fastidiosa, le humilla con solo pararse frente a el. Al igual que le irrita como pocas cosas por no decir que nada en la vida. ¿Cómo es que le hace perder tanto el control? Se debate entre sacar o no una navaja que tiene escondida entre su ropa. Hábito de cuando pertenecía a una banda de delincuentes. Travesuras de niños que no tienen relevancia. Pero si lo hace mostrará su oscuro pasado a su amigo. Sinbad podrá tener un aura radiante y amable pero de eso a que le acepte hay gran diferencia. Y sin embargo está a nada de empuñar el arma. Sus ojos destellan fuego y se abalanza en contra del demonio. Solo da dos pasos cuando ve que todo le da vueltas y termina impactando de cara contra el pavimento.


-¡Por dios Jafar!


Su compañero estuvo a punto de auxiliarle pero fue detenido por el peli negro que se partía de la risa.


-¡Ja ja ja ja ja!-se agachó para ayudarlo a levantar ante la sorpresa del chico, y para decir en voz baja algo que solo el pudiera escuchar-no emplees cosas que no puedas controlar novato. Porque algo si te digo, el día que pongas al idiota en peligro por ello considérate hombre muerto-su puso de pie y tomó del brazo a su marido colgándose por completo de el-entremos que ya me dio flojera estar aquí.


-¿Eh?-sin ser capaz de decir que no, le siguió.


Jafar les miraba consternado desde el suelo.


«-¿Se dio cuenta de que planeaba atacarlo con la navaja? ¿Quién es? Como nunca parece tomarse las cosas en serio le tomé a la ligera pero sin duda es de cuidado.»-su mano se recargó a su costado, sintió frío por lo que miró-«-¿hielo? ¿De dónde ha salido? Tengo la impresión de que Judal está rodeado de misterio. Lo pensé desde que le conocí. Sin jamás habló de el y de buenas a primeras nos dice que incluso están casados. ¿Le tendrá amenazado? ¿O hay algo que estoy pasando de largo? Quizá sea buena idea hacer una visita a su casa. ¿Y si le pregunto a los padres de Sin?»


-¿Jafar?


-¿Yamuraiha?


-¿Qué haces sentado en el piso?


-Me caí, no le des importancia.


«-Desgraciado, si me iba a ayudar al menos me hubiera levantado del suelo, solo me pude sentar.»


-Pero si incluso tu nariz está sangrado. Deberías tener más cuidado-la chica se arrodilló, sacó un pañuelo y se dispuso a limpiar y sanar la herida.


-Listo-sonrió.


-Gracias.


«-Es increíble, no me duele nada. Juraría que me había roto la nariz. ¿Sería mi imaginación?»-observó el suelo-«-¿qué no había hielo? Creo que me estoy volviendo loco.»


-Si no nos apuramos llegaremos tarde.


-Ah si.


Los dos caminaban rápidamente al tiempo que escuchaban la campana del colegio. Y aunque el pecoso terminó por atribuir todo a su imaginación, lo cierto es que se había roto la nariz y Yamuraiha le ha curado con magia, es solo que finge demencia.


~_~_~_~_~_~_~_~_~_~_~_~


...


Durante la clase con Kouen.


Este miraba con intensidad al peli púrpura, aunque en más de una ocasión pareció ignorarlo pensando en algo mucho más interesante. Cierto niño ¿quizá? Incluso observar a Judal es soportable. Lo mismo se aplica a este aunque de que la situación es incómoda lo es.


-Bien, es todo por hoy. Pueden retirarse-siendo la última clase la mayoría escapaba como si no hubiera mañana, en una de esas tiene la maravillosa idea de dejar tarea y con el más parece tortura-a excepción de Judal y Sinbad, necesito hablar con ustedes.


El demonio no le dio importancia, el otro se sintió ansioso y sus compañeros les miraban como intentado guardarles en la memoria.


-¿Qué tal te va con el enano? ¿Ya lo destrozaste?-sonriendo con maldad.


-Soy del tipo que puede controlar sus impulsos.


-Te aseguro que no por mucho. Hasta yo pienso que es deseable.


-Aladdin es mío.


-Nah, ya tengo a Sinbad. Solo me burlo de ti. Es extraño que caigas en la provocación. Vaya que te pegó duro el amor.


-¿Te sientes celoso?-su esposo preocupado.


-Es curioso, pero no.


-Uf, menos mal.


-¿Quieres confiar en mi? No voy a meterme en su cama a la primera oportunidad.


-Ah, no lo pensé.


-Eres un cerdo-el aludido frunció el ceño-pero a veces eres increíblemente inocente.


-¿Seguiremos perdiendo el tiempo?-el pelirojo.


-¿Qué quieres? De una vez te digo que no me interesan los tríos.


-¿No sería cuarteto si incluimos al pequeño?-Sinbad.


-¿También se te antoja?-molesto.


-¡Claro que no! Si a ti te dejo ya sabes como a el seguro lo mato.


-¿Tenías que decirlo?


Y de esa manera dio inicio una pelea marital. Kouen se fastidió rápidamente así que en vez de perdirles amablemente que le acompañaran a casa. Optó por la opción más rápida: les secuestró.


-¡Aaaaaaa!-grito de Sinbad que al ser nuevo en eso del viaje dimensional cayó de sentón sobre unas matatenas-¡lo hiciste a propósito!


-Es obvio, me caes mal.


-Que maduro-el azabache.


-Y me lo dices tu.


-¡Ojisan!-el pequeño que llegaba corriendo con una enorme sonrisa-pensé que tardarían más en llegar.


-Este par de idiotas se pusieron a discutir, así que los traje sin importarme su opinión.


-Eres un patán-el otro demonio.


-Soy práctico.


-¿Y qué quieres? ¿Para qué tanta molestia?


-Es algo que tiene que decirles Aladdin.


El peli azulino se acercó observando con esos intensos ojos al humano que comenzó a sentirse nervioso.


-Si haces algo extraño te mato enano.


-No tengo dudas.


-¿Estas seguro?


-Es idéntico.


-¿Quieren dejar de hablar entre ustedes?-Judal.


-Ah lo siento. No es mi intención ser grosero. Es solo que miraba a ojisan, estoy seguro de que es el.


-Con un carajo, no te entiendo. ¿Quién rayos es?


-Ojisan.


-Has de querer que te parta la cara.


-Aladdin dice que Sinbad es su tío, el creador del infierno.


-¿Ah? ¿Siguen con eso? Ya les dije que ese sujeto es un mito.


-No Judal-kun. No tengo idea de porque no se le conoce ahí si gracias a el y al rey Solomon existe pero puedo asegurar que es muy real. Murió mucho tiempo antes de que yo naciera, pero papá me lo ha mostrado muchas veces con su magia. Y si bien es algo diferente el alma de ojisan despide el mismo tipo de energía.


-Tu si que estas loco. Sinbad es humano, no tiene sentido.


-Entiendo tu punto de vista, pero estoy seguro de que tengo la razón.


-¿Hay manera de comprobar?-el peli púrpura.


-Mmm, pues con el mismo hechizo que me enseñó mi padre. ¿Quieres intentar?


-No se pierde nada.


-Necesito un poco de tu sangre.


-¿Qué eres un vampiro?


-¿Qué es eso?-ladeó la cabeza.


-Son seres con habilidades paranormales en el mundo humano. Y ellos si que son leyenda. Se alimentan en su mayoría de sangre.


-¿Y sabe rico?


-¡Que asco enano!


-Ah-ofendido-pero si lo hacen es por algo, ¿o no?


-Luego te presto un libro. Es más importante comprobar si Sinbad es o no ese hombre.


-Cierto-le miró, el otro se tensó.


-¿Qué tanta necesitas?


-Una gota, es solo como mediador con tu alma.


-¿No será peligroso para ti? Si resulta ser el sus energías no serán compatibles. Podrías morir.-su novio.


-No, porque ojisan es un ángel. ¿Recuerdas que te dije que tomó el nombre de demonio por ser el gobernante?


-¿Estas seguro?


-Si. Además es de mi familia. Nada malo pasará.


-Espero que tengas razón.


-¿Y los demás metiches?


-En el cine, le pedí de favor a Hakuryuu y Kouha que distrajeran a Kougyoku y al idiota para que nos dejaran hablar con tranquilidad, es un tema delicado.


-Así que solo estamos nosotros.


-Pareces desilusionado.


-Tenía ganas de saludar a Hakuryuu y la vieja.


-Llegaran más tarde, así que no te preocupes. Entonces iniciemos con todo.


Fueron a la sala y una vez en el sitio Aladdin tomó un pequeño cuchillo para pinchar uno de los dedos de Sinbad pero este se negaba una y otra vez sintiendo que casi se lo cortaba. Hasta que fastidiado Kouen lo tomó y le hizo una pequeña insición de como...quince centímetros.


-¡Eres un maldito!


-No fue profunda. Deja de lloriquear.


El peli negro pasó sus labios cuidadosamente en la herida que sanó al instante.


-Ya no hay problema, ¿o si?


Sinbad sonrió pero los otros dos quedaron pasmados.


-¿Y ahora qué?


-Judal-kun...¿puedes utilizar magia curativa?


-Un poco.


-Yo diría que más que eso, cerraste la herida con mucha facilidad. ¿Quién te enseñó ese tipo de conjuro?


-¿Eh?


-Vamos, puedes confiar en mi.


-No es eso...es que no lo recuerdo. He podido hacerlos desde siempre.


-¿Es eso normal?-su pareja.


-No, a los demonios se les dan mejor los que tienen que ver con la destrucción. ¿Recuerdas lo mucho que le costó a Kouha-kun estabilizarle? Tampoco es que les sea imposible pero no sería tan, ¿cómo decirlo? Natural. Esa es más bien una característica de los ángeles.


-Pero Judal es un demonio, ¿cierto?


-Te lo dije, ¿o no?


-Mmm ahora que lo pienso...dicen que quieren derrotar a una tal Arba, ¿cierto?


-¿Qué con eso?


-Me pareció escuchar que es tu madre.


-¿Y el punto es?


-¿No mencionaste que eres...mmm el príncipe del infierno?


El chico abrió los ojos incrédulo. ¿Lo dijo? ¿En verdad lo hizo? Se supone que fuera un secreto para proteger su orgullo, porque no confiaba del todo en su marido y porque finalmente no quería ponerle en peligro. Y lo recordó, el momento justo en que las palabras escaparon de sus labios, y por un berrinche.


-Ah. Como soy idiota-se dió una sonora palmada en la frente que dejó esta enrojecida.


El oji miel besó la zona herida y sonrió.


-No tengo idea de porque no me lo dijiste. Y tampoco pretendo que me lo expliques. Solo quiero que entiendas que sin importar si tienes un título, un pasado triste, dinero o una familia aterradora para mi siempre serás tu. Te quiero por el ser que eres. El que se casó conmigo. Y siempre buscaré la manera de protegerte.


-¿Y si eso significa que te hagas a un lado?


-Esa sería la única petición que no podría cumplir. Si por mi fuera te mantendría atado a la cama, encerrado en un lugar donde nadie más pudiera verte.


-¿Lo dices enserio?


-Si, soy muy celoso.


-Mentiroso.


Se abrazó con fuerza notando de inmediato esa calidez que tanto ama y que tiende a fastidiarle porque le hace creer que es débil y patético. Solo en momentos como este es que permite que le den consuelo. Se liberó del agarre y observó decidido al pequeño.


-Ahora que lo sabe me parece justo quitarme la duda de si es o no ese jodido creador del infierno.


-Bien, entonces pongan mucha atención. ¡Halr-saika ganneza!


Ante ellos apareció una proyección con imágenes de lo que podría considerarse una vida pasada.


Inicio de la visión.


En el palacio del cielo.


Un niño de unos cuatro años corría animadamente en busca de su hermano mayor. Quería que le leyera una historia. Así primero fue a la biblioteca pero no le halló, a su habitación, a la propia, a la cocina, al baño y por todos lados pero no lograba encontrarle. Acalorado con semejante maratón decidió refrescarse en la fuente. Sus ojitos miel brillaron emocionados al toparse con él.


-Solomon.


El peli azulino sonrió con amabilidad incitándolo a sentarse a su lado.


-¿Qué lees?-interrogó curioso.


-No creo que te guste. Es el reglamento de los ángeles.


El menor arrugó su carita molesto provocando una ligera risita en el contrario.


-No tienes remedio Sinbad. Algún día deberías darle aunque sea una ojeada. Los conocimientos ayudan para que los seres vivos se entiendan mejor.


-¿No querrás decir que los ángeles y humanos?


-Oh no, también incluyo a otras criaturas. Las aves, las ranas, los peces, esta mariposa por ejemplo-señalando una que se poso en su hombro.


-¿Puedes hablar con ella ahora mismo?


-Dice que estaba cansada y necesita un poco de reposo.


-¿Hablas su idioma?


-No.


-¿Y como lo consigues?


-¡Con mi intuición!-con una enorme sonrisa.


Es justo por expresiones como esa que a pesar de que Solomon es trece años más grande que él no puede evitar mirarlo como un niño ingenuo y con ansias de conocer el mundo. Pero entiende que es alguien sumamente confiable y de fuerte voluntad, por eso lo admira.


-¿Quieres que te cuente una historia?


-¡Si!


El mayor colocó a su hermano en su regazo al tiempo que le mostraba imágenes con su magia y le contaba la anécdota.


-Esto no me dice nada-Judal.


-No seas impaciente-Aladdin-además ese niño tiene el mismo nombre y es muy similar a ojisan.


-Nah, para mi que parece idiota. Bueno, en eso si que son iguales. ¿Puedes saltarte el tiempo hasta algo interesante?


-No es una película.


-¿Puedes o no?


-Ah-suspiró-que remedio.


En la pantalla se veía un joven de unos diecisiete años y que para sorpresa de todos los presentes era la copia perfecta del chico de pelo morado. Este era el más incrédulo en todo el asunto.


-¡Ey Sinbad!-una peli rosa.


-Oh Sheba, ¿buscas a mi hermano?


-¿A ese patán? Se la pasa más pegado a sus libros que prestandome un mínimo de atención.


-Ja ja ja, no es bueno tratando asuntos del corazón. Algún día se dará cuenta.


-¡No me importa! ¡Eres igual de tonto que él!-sacó la lengua y se fue dejando al otro algo confundido.


«-Creía que era bueno tratando con las chicas. ¿Será que perdí el toque? ¿O la falta de tacto viene de familia?»


-Sinbad-una voz que denota autoridad a su espalda, se giró rápidamente encontrándose con su padre.


-¿Se le ofrece algo?


-Que te pongas a estudiar.


La sola palabra le hizo temblar como si fuera algún tipo de maleficio.


-No me gusta repetir las cosas. Si no lo haces te encerraré en la mazamorra.


-Ja ja ja ja-Aladdin-a ojisan le pasó lo mismo que a mi.


-No interrumpas enano, quiero ver.


El ángel cerró su boquita concentrandose de nueva cuenta en la historia.


El peli púrpura se retiró a su habitación con nulas ganas de leer. Nunca fue lo suyo, esa afición se quedó por completo en Solomon pues a el parece incluso provocarle urticaria.


-Aburrido~ -el azabache.


-Que difícil eres Judal-kun.


-Ya te dije que te saltes a lo importante.


-¿Y cómo se supone que sepa eso?


-Es tu magia no la mía. Así que no molestes.


El mayor hizo un leve movimiento con su mano saltandose algunas escenas por así decirlo.


El segundo príncipe estaba en su habitación fingiendo estudiar política cuando en realidad leía aventuras de varios héroes. Tocaron a la puerta y eso acabó con la poca concentración que tiene normalmente. Y es que sin importar lo buena que sea una historia. Siempre resulta más interesante de labios de Solomon.


-Buenos días-una chica de pelo castaño-mi nombre es Arba y desde hoy estoy al servicio del joven amo y suyo.


-¿Quién?


-Su hermano.


-Oh.


-Esa desgraciada de Arba se metió sin mayor problema al palacio. ¿Qué David no les investigaba ni un poco? Si lo loca se le nota en la cara.-el peli negro.


-Pero si tiene una linda sonrisa.


-Tu si que estas mal enano.


-Eso le hace especial-le defendía el pelirojo.


-Como digas-sin mayor interés, desvió la mirada fastidiado para observar la proyección.


-¿Necesita ayuda?


-Me gustaría más un padre menos severo.


-Lo hace porque se preocupa por su educación.


-Supongo-suspiró-pero me aburro. Aunque tampoco es que pueda quejarme mucho. Mi hermano la tiene más difícil al ser el heredero de la familia.


-El poder y los títulos confieren responsabilidades que no todos están dispuestos a cargar.


-En eso tienes razón, me gustaría más ser un espíritu libre.


-Estoy segura de que encontrará una manera para ungh...


Se dobló un poco sobre si misma asustando al príncipe que se levantó de su asiento para auxiliarle tomándole por la cintura.


-¿Estas bien? ¿Necesitas que vaya por ayuda?


-No es necesario, son tan solo los síntomas.


-¿Eh?


-Estoy embarazada.


-Oh muchas felicidades. ¿Y cómo se llama?


-Judal.


El trío espectador se sorprendió ante tal declaración, sin duda alguna es una enorme coincidencia. Aunque esta vez lejos de interrumpir continuaron con la historia.


De esa manera pasaron varios minutos admirando la relación amistosa que nació entre Arba y Sinbad, pues este último siempre le procuraba para que no tuviese problemas o sufriera algún desmayo. Aunque también aumentaba la duda en su ser pues sin importar cuantas veces se tocara el tema del padre del niño este simplemente era evadido, solo una vez le mostró una imagen con su magia pero no ahondó en el tema. Como si estuviera prohibido o fuera un mal recuerdo. Un hombre que le pagó mal seguramente, con lo amable que es la chica bastante seguro. El tiempo transcurrió lento pero con firmeza y el peli morado se centró más en su obligaciones. En parte por la oji avellana que es increíblemente convincente y por otro ese bebé. Le hizo creer que hay generaciones futuras que dependen del desempeño que tenga como miembro de la familia real. Su hermano es quien se convertirá en el gobernante algún día pero eso no indica que no necesite sus consejos o guía. Dos cabezas siempre piensan mejor que una.


-Mmm-mira confuso un pergamino-creo que no le encuentro mucho sentido. Lo mejor será preguntarle a Solomon.


Se levanta de su asiento y va en su busca encontrándole dormido en el suelo, tan descuidado y sin embargo tan poco común en alguien como él. Le removió por los hombros y este le miró algo cansado.


-¿Estas bien?


-Si, lo siento. Es solo que...


-Puedes confiar en mi.


-Lo hago-pensando-¿has revisado los registros de los nacimientos?


-Si, venía a preguntarte por ello. ¿Es mi imaginación o cada vez hay más almas?


-Así que no es mi imaginación.


-¿No se supone que hay un ciclo de reencarnación? ¿Qué está pasando?-el otro negó.


-Pero es una situación que no podemos pasar por alto. De continuar así...no habrá territorio suficiente para albergar a tantos seres.


-Deberíamos hablarlo con papá.


-...


-¿Solomon?


-Tienes razón. Cuanto antes mejor.


El par se encaminó al despacho del en ese entonces rey del cielo. Pero la seriedad extrema del peli azulino ponía de nervios al otro. Una vez ahí tocaron la puerta para anunciarse.


-Adelante-emitió con ese tono severo tan característico de él. Les miró por espacio de algunos segundos para volver a sus actividades-estoy ocupado.


-Lo sé-Solomón-pero tenemos que hablar de algo de vital importancia.


-¿Y es?


-Sinbad y yo creemos que están naciendo nuevas almas.


-Ya lo sé.


Le miraron anonadados pero disimulando lo mejor que podían.


-¿Eso quiere decir...?


-Si te piensas que no me preocupa estas muy equivocado. Pero por más que he buscado la razón me encuentro ante un callejón sin salida. Hay un solo ser en el universo capaz de algo así: Ill Irah, el creador de la vida misma. Nuestro dios. Pero jamás interactua abiertamente ni con el cielo ni con el mundo humano. No tiene razón para comenzar ahora.


-Si esto continua...


-¿Nos quedaremos sin espacio? Lo sé, pero no es algo que me estrese. No somos tantos ángeles.


-¿Y la tierra? Son muchos más humanos.


-Me tienen sin cuidado. Si terminan por destruirse entre ellos solo significará más territorio habitable.


-¡No estoy de acuerdo! ¡Encontraré una solución con o sin su ayuda!


El peli azulino se retiró molesto.


-Solomon es tan solo un mocoso que no tiene ambiciones.


-Estoy de acuerdo con mi hermano. Le apoyaré aún si se pone en nuestra contra.


-Jamás dije que lo estuviera-dejó de lado los documentos que leía-es como si no pudiéramos entendernos. Puede que no lo parezca o no sea muy afectivo pero son mis hijos y estoy dispuesto a todo con tal de proteger el mundo en el que viven.


-Destruir a todos no es la solución.


-Ustedes tienen sus métodos yo los míos.


Sinbad le miró con tristeza. Ciertamente no sabe si está ante un buen hombre complicado de entender o el mayor tirano con mejor disfraz.


-Con su permiso.


El mayor le ignoró como toda la vida. Las acciones dicen más que mil palabras y David no muestra interés alguno en su familia y si lo hace lo disimula magistralmente.


Así pasaron varios días en que los dos príncipes y su guardiana se la pasaban en la biblioteca buscando algún tipo de respuesta. Alguna leyenda, un texto antiguo, incluso un rumor sería bien recibido. Pero si este existía está claro que gozaba de mantenerse escondido.


-¡Ah!-alzó la voz el peli púrpura aburrido y con el cuerpo entumido-odio que después de tanto trabajo no lleguemos a nada. Parece una burla.


-No se altere joven amo-Arba.


-Lo lamento, no estoy...-removió su cabello fastidiado.


-Deberían dar un paseo-el mayor-les hará bien un poco de aire fresco.


-¿Y tú? Has trabajado aún más.


-No tengo inconvenientes. Me gusta mucho leer. Vayan, estaré bien.


Su familiar le miraba indeciso. Está hastiado hasta un nivel casi sicopata, pero relegar toda responsabilidad no le convertiría en alguien distinto de un hombre como David. Se dió una sonora bofetada que descolocó un poco a los otros para continuar con la labor, eso si; con el ceño bien fruncido.


-No vuelvas a mencionarlo.-dijo ofendido ganándose una sonrisa del oji celeste.


-Está bien. Confío en ti.


«-No importa lo mucho que busquen y revisen. Jamás hallarán la respuesta porque solo yo escucho la voz de nuestro padre. El mundo llegará a su fin y todos volveremos con él.»


Arba cerró un ojo debido al dolor que se hizo presente en su vientre.


«-Eres un fastidio. ¿Qué no puedes hacer como que no existes? Si no fuera porque te necesito ni siquiera estarías aquí. Es una suerte que tu padre haya sido un estúpido. Pero no me causará más problemas. Es tan afortunado. Ya está con nuestro padre. Pero tu y yo tenemos cosas que hacer mi pequeño Judal.»


Emitió con una sonrisa al ser que habita su cuerpo y que considera más una cosa que alguien con voluntad propia. La herramienta y sacrificio perfecto para el gran ritual.


~_~_~_~_~_~_~_~_~_~_~_~


...


Los príncipes estaban alterados por decir lo menos. Han pasado varios meses y se han estancado en su búsqueda. No avanzan ni para atrás ni para adelante. David pretendiendo que nada ocurre y Arba, tan confiable y cooperadora. Vaya que es toda una maestra en las artes del engaño.


-¿No necesitas descansar?-el oji miel.


-No-sonrió.


-Pero tu embarazo está muy avanzado. Estoy seguro de que el reposo te sentaría de maravilla.


-No deseo que se convierta en un pretexto para evadir mis obligaciones. Además...-su rostro perdió color.


-¿Qué ocurre?-su tono fue algo agudo llamado así también la atención de Solomon que luego de analizar cayó en cuenta de lo que ocurría.


-Dará a luz.


-¡Por dios!-alterado-¡Separa las piernas Arba que yo lo recibo!


La castaña rió ligeramente.


-Necesito ayuda de un profesional.


«-Si claro, como si fuera a aceptar ayuda de este idiota. Le creo más capaz de asesinarme por su estupidez. Además tengo que proteger el producto en mi interior. Pero ¡¿por qué debe doler tanto?! No quieras jugar conmigo mocoso, porque tienes todas las de perder.»


Se levantó para ir en busca de alguien capacitado con el porte que su orgullo le permite para perderlo al instante y casi caer al suelo siendo sostenida por Sinbad.


«-¡Me has hecho ver patética! No olvidaré jamás esta humillación.»


No le quedó de otra que resignarse a ser auxiliada por los príncipes que le llevaron inmediatamente con el médico real. Los cuatro estaban en una habitación esterilizada.


-El bebé viene en camino-dijo el médico con apatía.


-¿Qué hacemos?-el peli púrpura al punto de la histeria.


-Ayudaría mucho si se calma. Hasta parece que es usted quien dará a luz.


El hombre pidió que le asistieran un par de chicas mientras Solomon y Sinbad aguardaban en el lugar como apoyo moral.


-Puje señora.


Arba hizo lo dicho. El sudor en su cuerpo era notorio, un color rojo intenso se expandia por toda su piel, algunos fluidos abandonaban su cuerpo. Sinbad comenzó a sentir malestar en su estómago, seguramente culpa del estrés. Miraba y evadia la escena una y otra vez aterrado. Ver como se expande esa zona era tan...¿acaso es sangre? Vió algo que parecía una cabecita. Está acostumbrado a los bebés blanquitos. ¿Por qué rayos tenía esa impresión? Algunos sonidos un tanto perturbadores y más sangre, la cabeza le dio vueltas y finalmente cayó al piso cual peso muerto. Quizo ser de ayuda pero no contaba con que un parto era más de lo que podía soportar.


-Que valiente-dijo Judal.


-No es algo que cualquiera pueda contemplar-el pelirojo imperturbable.


-Tiene razón Judal-kun.


-¿Y tú qué? ¿No dirás nada Sin...?-le buscó hasta encontrarlo en las mismas condiciones de su doble-¡Sinbad! ¡¿Qué carajo te pasó?!-fue en su auxilio.


-Se desmayó-el otro demonio-te lo dije, no todos soportan algo así. Aunque el perdió el sentido casi al principio.


-¿Y por qué no le ayudaste?-con cierto deje de reproche.


-No iba a molestarme por una tontería. Además es tu esposo no el mío.


-Siempre has sido un patán.


-No es verdad-el peli azul molesto-es lindo y muy amable. Yo lo sé.


-Tu eres un masoquista, así que tu opinión no cuenta.


-Claro que si.


-Oh, ¿quieres pelear?


-¡Si es por defender su honor estoy dispuesto!


-¿Ah si?


Su puso de pie soltando el valioso tesoro en sus brazos, provocando que este se golpeara. Se acercó desafiante al peli azulino.


-No sabes con quien te has metido.


-Tampoco tu, no me subestimes.


En ese momento vaya que se veían decididos. Incluso Aladdin que normalmente es alguien tranquilo tenía una expresión aterradora. No es para menos, le hizo enojar que hablaran mal de su pareja. Y Kouen...contemplaba en silencio. Tenía la intención de intervenir pero ver a un ángel tan enfadado le pareció la imagen más sensual del mundo, así que le dejó ser. Aunque si la cosa se pone peligrosa sin duda les detendrá.


-Hasta aquí llegó tu insolencia enano. No solo me arrebataste a Kouen sino que además eres un engreído que dice entenderlo mejor que yo.


-El no es un objeto. Lo amo y no voy a tolerar que te refieras a el de esa manera.


-Luego no digas que no te lo advertí.


-Lo mismo digo.


El peli negro sacó su varita y disparó una gran lanza de hielo que su contrincante evadió fácilmente pero que se clavó a centímetros del humano.


-¡Eres un idiota! ¡No te muevas casi le atino!


-¡¿Por qué permitiría que me diera?! No me culpes de tu distracción.


-Bien, es todo-miró al pelirojo-dile adiós a tu casa-alzó su varita dispuesto a realizar el más grande hechizo que conoce pero quedó estático con expresión desencajada.


Pero para ninguno fue un secreto el porque de esa reacción.


-¿Qué hace aquí?-el peli azulino-algo anda mal, no tiene permitido abandonar el cielo, su trabajo es muy importante. ¿Te parece si posponemos esto Judal-kun?


-Nah, de cualquier manera te hubiera ganado-se cruzó de brazos.


Aladdin disolvió el conjuro que mostraba el pasado y que de cualquier manera ya habían ignorado, para luego ir corriendo a la puerta y recibir al visitante en compañía de los otros dos. Pero solo verlo le dio mala espina. Su semblante indica que noticias agradables es lo último que trae.


-¿Qué sucede Ugo-kun? ¿Hay algún problema con la seguridad en el cielo?-el mayor negó-¿Entonces?


-Aladdin, tu abuelo...


-¿Enloqueció?-preocupado-¿castigó a papá?


-El...murió...


-¿Eh?


Todo le dio vueltas al pequeño que sin poder soportarlo cayó al suelo de rodillas en estado de shock. Hace dos días estaba en perfecto estado y ahora...su diminuto corazón se rompió al escuchar semejante noticia. El destino parece burlarse de su existencia. Le da por fin el amor del ser que ama y le arrebata con crueldad al hombre severo que sin embargo le dedicó más de una amable sonrisa.


-Abuelo...


Se abrazó a si mismo llorando y temblando, deseando en lo más profundo de su alma que todo fuera un error. Era tal el sufrimiento que ni siquiera sentía el consuelo que su pareja ya le brindaba, ni las palabras que este le dedicaba. Y el suficiente para quebrar el alma del joven demonio que se dejó caer en el piso con dificultad para respirar. Puede que esté libre de la maldición de Arba pero siempre ha sido empático con los sentimientos angelicales aunque nunca entendió la razón. Y es peligroso para el más que nadie por el simple hecho de ser un ente del bajo astral. Tanto dolor y sufrimiento sin embargo provocó la sonrisa maldiciosa de una persona...

Notas finales:

Hasta la proxima!!!!!!!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).