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Sombras y luz por Liyis

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Notas del capitulo:

Hola mazapanes!

Me tarde, pero este capitulo me costo mucho trabajo, no soy buena con el romance y tuve que pedir ayuda.

Gracias por ayudarme <3

En fin.

Espero les guste entonces.

La mirada de miedo que me echaba me hacía imaginarme cosas aún peores de las que pensaba. Cuando miro a las sábanas decidí atraerlo más a mi cuerpo y acariciar su mejilla apenas rozando mis labios con los suyos.

—No tienes que temer, puedes decírmelo.

—…E-es... es… Richard. Mi padrastro. —siguió mirando las sabanas hechas nudos. —Él es el que hizo todo esto, desde que murió mi mamá. Normalmente me deja solo. Pero... desde hace poco me golpea. —murmuro. Y mientras lo hacía, más fuerte sostenía mis manos.

No quería enojarme, para no asustarlo. —¿Por qué no se lo dijiste a nadie? —pregunte tratando de relajarlo.

—Es que yo... pensé que podría aguantarlo, solo un año… después estaría en la universidad y luego cumpliría los 18. —un año, como si un año no fuera nada. —Además… no tenía a nadie a quien decírselo.

—¿…Por qué te quiere?

—Es... una larga historia. Algo de... una herencia o un dinero de mi padre... no lo sé. No me importa. Solo no quiero regresar a su casa.

—No lo harás... no dejare que lo hagas. —susurre, abrazándolo más.

Luca estaba enamorado de mí. Era lo que podía hacer por él.

 

 

Converse con mi mamá un buen rato sobre todo el tema. Esto se salía de mis manos y ella no quería que me involucrara. 

Al día siguiente. Quede de encontrarme con Adam en el parque que está en el mercado. Con la nieve, los niños normalmente no están, ya que todo está parcialmente congelado. Ver a Adam me desconcertó tanto a mí como a él.

—¿Para que querías verme? —pregunto enfadado y con un gorro de los Patriotas de Nueva Inglaterra cubriendo su cabeza.

—Necesito que me hagas un favor. —me pregunto si el sabrá lo que paso con Luca. No creo que lo sepa. Lo que me pregunto es: ¿Debería decírselo?

—¿Favores para ti? ¿Al menos obtendré algo a cambio?

Lo observe desde el columpio en el que estaba sentado, mientras Adam se recargaba en la fuente. —…necesito que me ayudes a encontrar a alguien.

—¿Crees que soy tu asistente?

—Tu padre puede encontrar personas en segundos solo con una llamada. Y algunos datos.

El me miro como si fuera un idiota. —Yo no sé cómo lo hace. ¿Y para que quieres hacer eso? ¿Quieres saber si tu padre está vivo y llegara para Navidad? —su tono impertinente me era molesto, pero no podía golpearlo ahora aunque eso nos ayudaría a ambos a dejarnos de tonterías. Había cosas más importantes.

—Es sobre Luca. —en ese momento lo observe reaccionar diferente. No me había puesto a reflexionar sobre la relación que Adam tenía con él, entendía que a Adam le gustaba molestarme usándolo, pero no sé cuál sea su relación ahora.

—¿Qué pasa con él? —me miro inquisitivo.

—Está bien, solo… necesito encontrar a su abuela. Su nombre es Helena Brooks y vivía en Colorado hace apenas unos meses, no estoy seguro de si sigue ahí. Es una mujer mayor, creo que esta jubilada...

—¿Porque quieres que la busque? —me interrumpió —¿No crees que él puede hacerlo perfectamente solo? Que le escriba un E-mail. —frunció el ceño, se veía molesto.

—¿No lo ayudarías?

—No creo que quiera verme… —murmuro.

—Es que… Luca está enfermo. —mentí —Y estuvo en el hospital unos días. —bueno, fue la verdad distorsionada, pero no quiero que Adam se meta en mi casa con la excusa de querer ver a Luca —Ya está bien, está viviendo en mi…

—¡¿En el hospital?! —me interrumpió de nuevo. Y de repente tuve como un dejà vu del pasado. Se veía sorprendido y preocupado. Asentí. —Maldición… —murmuro de nuevo y se sentó en un columpio cubriéndose el rostro. —Debió estar muy solo… un momento ¿Que no lo odiabas? ¿Qué hace viviendo en tu casa? —de nuevo estaba enojado.

—¡¿Vas a ayudarme o no?! —grite. Ya no quería decirle más cosas.

—¡Quiero verlo primero!

—¡Pues no!

Al siguiente segundo ya nos estábamos retando de nuevo. Pero Adam acepto ayudarme cuando concluyo que no  me ayudaba a mí, sino a Luca. Vaya imbécil. La relación que tenía con el… al menos ya no era de puro odio. En el tiempo que Luca llevaba conviviendo con Adam, este había cambiado.

 

Después de mi pequeña reunión con Adam regrese a casa. Aunque sabía que Adam iba a querer ver a Luca algún día, y supongo que Luca también a él. Falte a trabajar y probablemente George se enfadaría conmigo. Pero tenía otro problema. Luca comenzaba a ser un problema para mí. Un problema del que no quería apartarme aunque quisiera. Y teniéndolo viviendo en mi casa y prácticamente en mi habitación lo hacía mucho más difícil. Esta noche, dormiré en el sofá.

Mi madre había decidido tener una sesión de psicología con él. Pero a esta hora esperaba que se hubiera terminado. Era tanta mi necesidad de no dejarlo solo que de nuevo olvide ir al acantilado. Por eso era un problema.

A pesar de que me había aclarado que el intento de su suicidio no fue precisamente por mí, no podía dejar que lo intentará de nuevo. Y como sabía que era feliz conmigo. Trataría de hacer todo lo posible para alegrarlo y darle algún sentido a su vida. Tenía que haber uno, su abuela tenía que tener un papel importante en esto.

Cuando entre a mi habitación Luca estaba mirando mis discos. En cuanto me vio se levantó y retrocedió un poco. Mi mamá estaba sentada en la cama observándolo de la misma manera en la que observa a las personas para analizarlas y sacar sus diagnósticos.

—Amm... yo... —murmuro de nuevo. No sé por qué tenía la sensación, de que lo que pasó ayer parecía un sueño.

—¿A dónde fuiste? —pregunto mi madre ladeando la cabeza.

—A trabajar... —murmuré.

—Saliste temprano. —me encogí de hombros. Sabía que mamá descubría mis mentiras muy fácil, y que querría la verdad después, porque ella, al igual que yo, sabía que esta situación se nos salía de las manos.

—Luca terminamos. —sentencio. Luca puso una mirada de duda. Suponía que la sesión de hoy fue verlo hacer lo que fuera y anotar cosas en su libreta. Tal vez, Luca ni siquiera sabía que lo estaba analizando.  

 

 

La siguiente semana, Amanda se mantuvo hablando por celular e investigando en instituciones y el internet algún modo de ayudar a Luca. Cualquier cosa. Adam no me había dado más detalles de lo que había estado buscando el por su cuenta. Y yo, yo me mantenía cuidando a Luca porque le había pegado un resfriado que lo llevara a visitar el cementerio, ahora se la pasaba en cama sin parar de estornudar.

Caminaba con un carrito por el supermercado. La Navidad en Hampton siempre era saturada. La gente se reencontraba con la familia olvidada, la cual se preguntaban porque habían dejado de verse y descubrían que no podían estar en una misma mesa sin comenzar a pelearse. Había muchos accidentes; tropezar con los bloques de hielo a la mitad de la calle, resbalar de la acera o caer de las escaleras por tratar de poner las series Navideñas. Y el exceso de gente era algo importante. La mayoría de las personas de la ciudad comenzaba a visitar el lugar porque  pensaban que era “turístico”, además el lago se congelaba con una dura capa de hielo y las filas eran tan largas… este año el lago del acantilado también se congelo. Otro punto de la navidad, es que te obligaba a dar obsequios, la cantidad de personas que llegaban a la tienda de discos comprando el álbum favorito de su mejor amigo era impresionante. Yo no tenía nada que regalarle a nadie, después de todo, no sabía que música le gustaba a Luca.

Conseguí una caja de té verde para mi madre, ese sería su obsequio. También compre velas y una manta enorme de felpa, esa seria para Luca. Los últimos días habían sido muy fríos, pero tranquilos. Y es que Amy me lanzo una bola de nieve en la cara antes de despedirse. Era Navidad y ella se iría a una playa tropical en el Caribe a pasar las vacaciones. Cancelaron el vuelo de mi Tías en Florida por lo que no vendrán este año y pasaremos las fiestas solos.

A veces, estar solo no era tan malo.

En mi caso, no creía necesitar a nadie más.

 

De camino a casa, me cole a la casa de enfrente por la puerta trasera donde la nieve comenzaba a acumularse  y me sorprendía que nadie haya entrado a robar. Pero en la última visita que di, recuerdo algunas cosas que a Ellie le gustaban cuando era pequeña y las señalaba desde su ventana. Eran linternas, de esas antiguas que servían con aceite o pegando velas con cera. Las encontré en una de las habitaciones que recolectaban el resto de objetos curiosos y antiguos. Era el primer ladrón del lugar.

La nieve se pegaba en mi pelo, y comenzaba a pensar que debería tener un gorro rojo como el de Luca, o el negro de los Patriotas de Nueva Inglaterra de Adam.

—Mamá, como Luca está bien... ¿Puedo llevarlo a dar un paseo? —pregunte una vez entre a la casa y la vi pegada a la televisión con Luca acurrucado a su lado. Probablemente, veían una de esas novelas tristes, Luca tenía la nariz roja, se le ponía así cada que lloraba, o quizás solo sea su pequeño resfriado.

Amanda me observó confundida. —¿Un paseo?

—Creo que le vendría bien. —me excuse. Luca me observo, probablemente preguntándose porque hablaba de él como si no existiera —¿Quieres venir? —le pregunte con una sonrisa y estirando mi mano.

 

 

—¿Porque me convenciste de salir? —pregunto media hora después de que llegamos donde se mantuvo calladito observando como encendía las lámparas con velas.

—Es bueno que te de él aire. —admití. Estábamos en él, ahora congelado, lago perdido. Saque los patines que guarde en el armario por mucho tiempo. Lo pies no crecen después de cierta edad. Y aunque los de mi hermana eran pequeños. Tampoco creo que a Luca le queden muy grandes —Es bueno para la salud.

—...No cuando hablamos de aire frío. —rodo los ojos.

Me sorprendí de que comentara algo largo por una vez. Le ayude a ponerse los patines blancos y gastados.

Se tambaleo suavemente sobre sus pies al tratar de caminar. Supongo que patinar era más difícil que estar convaleciente en una cama.

Me acerque a él antes de que intentara caer. Patinar no era malo. El aire golpeaba su rostro y volvía sus mejillas y nariz rojizas.

Yo me deslizaba sobre el hielo sin problema. Luca no podía ni sostenerse y me miraba hasta con algo que creo era envidia. Pero no quería que ahora se sintiera mal consigo mismo.

—Toma mi mano. —sugerí.

Luca tomo mi mano de inmediato. Tal vez solo era una reacción inmediata al miedo de no caer o era la necesidad de querer tocarme. Pero un momento era mejor que ninguno. Aun así, el mantenía la mirada en sus pies y en el hielo.

De repente deje de sentir el apretón de su mano y dio dos pasos hacia atrás, separándose de mí. Suspiro resignado y molesto. —Te veré en tu casa. —sentencio. Y dio media vuelta dispuesto a irse. Yo me quedé aún más sorprendido. Apenas y logre tomar la parte felpuda de su chamarra para atraerlo y no dejarlo irse, pero Luca perdió el equilibrio y cayó de sentón sobre la fría superficie. Un escalofrío le recorrió el cuerpo. Se abrazó a sí mismo. Y yo trate de no reír.

—Lo siento. —me incline a su altura. Luca levanto la mirada apenas un poco. Nuestras frentes chocaron. Yo lo miraba divertido y el de alguna manera, me observaba como si no supiera que estaba pasando. Cuando extendí mi mano de nuevo para ayudarlo, el cayó en cuenta, lo supe por su sonrojo y sin aceptar mi ayuda se levantó. Entonces lo agarre por los brazos y lo empuje hacia el centro del lago.

Gimió asustado, se quedó completamente quieto —¡¿Ahora qué hago?! —pregunto asustado, mientras ponía sus manos al aire. Reí.

Me acerque a él en un desliz.

Jugamos un poco. De vez en cuando sus piernas se separaban deslizándose por el hielo y haciendo que cayera nuevamente. Le ofrecí ayuda en más de una ocasión pero Luca se negó rotundamente a ser ayudado.

De acuerdo, parecía que quería hacerlo por sí mismo, pero cuando al fin se cansó de la situación, tomo mis brazos y logre colocarlo de pie. Trataba de mantenerlo en equilibrio.

—Dije que no quería patinar. —comentó, de un momento a otro ya nos estábamos sujetando de las manos, y mentiría si no sintiera un hormigueo producido allí donde nuestras manos se unían.

Sus piernas volvieron a fallarle. Supongo que por el hielo.

—Nos iremos hasta que puedas sostenerte solo.

Luca me miro con reclamó. Pero después se dio por vencido. Comencé a moverlo. Para que se deslizara un poco, pero en cada desliz tropezaba cayendo sobre mi pecho.

Fue a la tercera vez que le sucedió que me detuve y lo observe a los ojos.

¿Ahora que seguía?

Esto no tenía sentido. Podíamos besarnos. Luca podía levantarse de nuevo y besarme, como en una película de amor. En una de terror el hielo se rompería dramáticamente bajo sus pies.

Pero en la vida real, en esta vida, sólo quedaba el ahí. En un silencio tenso que siempre quedaría suspendido entre nosotros.

Y lo peor es que me sentía confundido. No se cómo explicar lo que quiero, cuando ni siquiera sé que es lo que siento. Y solo estaba esperando que fuera él el que hiciera algo. Tal vez yo lo deseaba.

Luca tropezó nuevamente. Rompiendo la vista, separando el contacto, y aunque trate de sostenerlo ambos terminamos cayendo al suelo.

Tal vez debía besarlo.

Tal vez debía olvidarlo.

Una vida donde el tal vez era una posibilidad era horrible.

Una sombra no podía aprovecharse tanto de una frágil luz.

Luca se levantó con un poco de dificultad. Y yo lo seguí inmediatamente cuando sentí que el frio aumento que cuanto se separó de mí.

¿Porque lo invite a venir? Tal vez no por animarle y hacerle sentir mejor. Tal vez quería que tuviéramos una cercanía más allá de lo que el sufrió, de lo que estuvo a punto de hacer y de la culpabilidad que me torturaba.

Tal vez… como empezaba a odiar esa palabra.

Tome su mano de nuevo. Sintiendo una chispa electrizante que esperaba el también la haya sentido. Esto era más que un escalofrío por los fríos vientos, esto era muy diferente a lo que solía sentir.

Y como soy un egoísta y una persona horrible. Decidí a provecharme de el por un momento. Sin arrepentimiento, sin haberme arraigado.

Observe sus ojos, parecían atormentados y tristes, pero él siempre me miraba de una manera diferente a los demás. Seguía enfermo. Enfermo de eso a lo que llaman amor.

Lo estaba ensombrecido con eso, porque yo, yo era la sombra que lo apagaba y no sabía cómo volver a encenderlo… y temía estar apagándolo por mi egoísmo de que se quede conmigo.

Tire de su chamarra para acercarlo más. Luca perdería el equilibrio y caería sobre mí, así que está vez me preparé para el impacto, sosteniéndolo entre mis brazos.

Luca me miró recriminándome por haber intentado hacerlo caer.

Entonces... lo besé.

Sintiendo como bajo mi tacto Luca se sorprendía y se estremecía. Como si fuera la primera vez que lo hiciera. Estaba tan frio y tan cálido. No tenía idea de que quería decirle con esto…

Después ya no hubo palabras entre nosotros.

 

La noche nos envolvió y caminamos de vuelta a casa. En cuanto llegáramos lo envolvería con la gran manta de felpa, para que su resfriado no empeorara.

Una vez durmiendo en el sofá con el abrigo y calor de unas cobijas observe el techo unos momentos. De pronto no podía dormir, porque me cuestionaba en la mente. ¿Qué hubiera pasado si lo hubiera besado en los labios?

Notas finales:

El primer beso puedes ser en muchos lados del cuerpo, y no todos los besos son en los labios.

Donde creen que lo beso?

Nos leemos. >.<

Liby.


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