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Sombras y luz por Liyis

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Notas del capitulo:

Hola mazapanes. Aqui esta el capitulo inmediato que no fue tan inmediato pero que aqui esta de la historia. Gracias por los comentarios pasados.

Espero les guste.

Llegue a casa azotando la puerta pero con la esperanza de que mamá no se diera cuenta y me ignorara como era costumbre, fue suerte que al pasar por la cocina se encontraba leyendo una revista y lo único que hizo fue saludarme desde ahí, estaba bien, así no podría ver lo pegajoso que estaba mi cabello, mi rostro y mi ropa con la mancha de la coca, parece que me bañaron en ella. Subí hasta mi habitación y cerré las cortinas, esa ventana ya no era tan motivadora como lo era antes.

Estaba enojado, triste y deprimido, y es que no entendía porque me habían bañado en soda dietética que no importa que lo sea sigue siendo igual de pegajoso. Lo odiaba, ahora todos iban a comenzar a burlarse de mí, ya me imaginaba las risas y los nuevos apodos que recibiría cuando llegara a la escuela mañana y eso no era lo peor, lo peor era lo que me esperaba con la posible venganza que el capitán de Lacrosse estuviera planeando específicamente para mí, todo por un estúpido casillero.

Estaba dispuesto a tirarme en la cama y seguir alentando mis pensamientos deprimentes, pero recordé que tenía tarea. Era lo mejor para mí, me distraía y me gustaba esa idea de tener algo que hacer. Así que corrí a darme una ducha, para poder comenzar. Al final no fue tan malo, mamá subió a mi habitación y como cuando era niño me ayudo a hacer la tarea, ella leía y yo redactaba. Creo que había decidido acercarse más a mí desde la pelea que tuvimos, pero suponía que esto solo iba a durar unas cuantas semanas. Habíamos estado tan centrados en el tema de la geografía que de verdad sentía que iba a ser el mejor ensayo de la clase, de esas veces en las que todos te apoyan tanto que estás seguro de que lo vas a lograr, porque hay gente que confía en ti.

Eso me hizo sentir mejor, y rápidamente recupere mi confianza. Estaba acomodando mi mochila cuando mamá entro al tema.

—Luca, necesito que me hagas un favor.

—¿Qué pasa?

—Mañana tengo que ir a una cita con mi doctor y quería pedirte que le entregaras las invitaciones de la boda a las vecinas. —saco tres sobres blancos de su revista. 

—¿Eh?

—Solo a la señora Davis y a la señora Scott por favor.

—¿Quieres invitarlas a la boda? —pregunte incrédulo.

—Claro. Ellas me han estado ayudando mucho a instalarme aquí, quiero agradecerles. 

—Amm... —dude —De acuerdo. —ella se vio feliz.

—Gracias cielo. Ahora a dormir.

 

 

La boda iba a ser en el jardín trasero de la casa en dos semanas. Llegue a la escuela no sin que antes haya pasado por mi cabeza la idea de darle las invitaciones a sus hijos, pero no les había hablado nunca y la verdad pensaba que se sentiría extraño, pero tampoco quería regresar a la casa de Iván a que me cerrara la puerta en la cara. Mamá me había dado las invitaciones porque sabía que íbamos en la misma escuela, y con todos los arreglos de la boda y sus citas con el médico no le estaban dando tiempo.

Estuve las primeras horas de clase preguntándome en cómo me podría acercar para dárselas, en especial por el hecho de que parecía que siempre iban en manada.

Finalmente tuve la oportunidad antes de la clase de geografía, y la primera que tuve libre fue a Amy. Estaba conversando con una chica en los casilleros, pero al menos no estaba cerca de los del equipo de Lacrosse o de Iván. Ella seguía con sus cabella castaño y sus labios rosas y la manera en la que levantaba las cejas al hacer algún comentario era gracioso.

Me acerque con algo de sigilo por detrás y toque su hombro suavemente —Hola Amy. —dije cuando ella me volteo a ver. Trate de ignorar su mirada de desagrado, retrocedí un paso. —Soy Luca —intente sonreír —somos vecinos.

—Sí, se quién eres. —su voz salía melodiosa, pero con las peores ganas de querer hablarme.

—Yo... podrías darle esto a tu madre, es de parte de la mía. —le extendí el sobre blanco de la invitación mientras me sobaba la nuca con algo vergüenza. Ella lo tomo y le dio varias vueltas, luego sonrió, pero de esas sonrisas que no te hace sentir tan bien.

—Claro. —de nuevo melodiosa —Pero, ahora deja de molestarme. —se giró y siguió conversando con la chica quien rodo los ojos al verme. Giro con tanto esplendor que las largas puntas de su cabello castaño golpearon mi nariz he intentaron hacerme estornudar.

Teníamos la hora libre pero decidí entrar al salón, no tenía nada más importante que hacer. Pero a la mitad de mi camino fui detenido por el chico friki de los rulos. —¡Alto ahí! ¡Bum!

—¿Qué? —pregunte por su manera tan rara de llamarme.

—No puedes pasear por la escuela como si lo de ayer no hubiera sucedido. —mi mente lo había procesado tarde, lo de ayer, había olvidado por completo el accidente en la cafetería, realmente mis emociones cambiaban fácilmente y había entrado tan confiado a la escuela donde mi única preocupación era el cómo le iba a entregar a mis vecinos la bendita invitación. Probablemente, si me hubieran golpeado ni siquiera recordaría porque. —Tienes que postularte para ser el presidente de todo el colegio. —venía acompañado de una chica igual de friki que él, la cual asentía a todo lo que decía mientras mascaba un chicle.

—No… —mi respuesta fue inmediata —creo que sea buena idea, soy nuevo, no los conozco y después de lo que paso ayer...

—Viejo, ahora todos te conocen por lo que paso ayer, eres un éxito y más que eso eres la esperanza para derrocar al imbécil de Adam Walk y sus perros. Nadie ha sido capaz de gritarle como lo hiciste, también te has enfrentado a la bruja azul, ¡eres valiente amigo! —me alentaba y me daba golpecitos en el hombro, realmente me estaba dando confianza, pero comenzaba a pensar que no tenía sentido, no quería postularme para presidente.

—Déjame pensarlo. —era la mejor manera para sacármelo de encima.

—Puedes hacerlo, las postulaciones son en tres semanas.

Hizo un gesto con la mano, y la chica me guiño un ojo. Debía comenzar a aprenderme su nombre.

 

Retomando mi camino, saque mi celular para contarle a Megan sobre la idea de ser presidente de la clase, esperaba confianza de parte de ella, pero recibí más como un olvídate de la idea, fue simple, ella no lo veía como valentía, era más bien la idea de que no sabía con lo que me estaba metiendo, era nuevo en la escuela, era normal que me sintiera tan valiente. La escuela sí que tenía un problema. No quería ser nada de eso, Megan era mi conciencia.

Tome mi lugar en la segunda fila e inmediatamente Iván entro. Fue extraño, ya que acostumbraba llegar tarde y por ahora solo había unas cuantas personas en el salón. Se sentó detrás de mí y yo me atreví a seguirlo con la mirada, ya comenzaba a ponerme nervioso, pero no podía seguir así, armado de valor decidí girar para hablarle.

—Hola. —creo que fui algo tímido.

El me miro con una ceja alzada. —Hola.

—Amm... yo —tomaba el sobre entre mis manos y luego se lo extendí —es para tu madre, de parte de la mía, ¿podrías entregárselo? —trate de ser lo más amable posible, al parecer no nos había ido muy bien las últimas dos veces. Creo que iba a responderme cuando entraron los del equipo de Lacrosse. Venían entre risas que se callaron al vernos.

—Vaya Davis, —canturreo uno de los chicos —parece que los nuevos quieren contigo ¿he? —me quede mudo ¡¿qué?! —Pero que tierno, el renacuajo te escribió una carta de amor. —me sonroje excesivamente al escucharlo. Rápido baje la carta, iba a gritarle que se callaran pero fue interrumpido por Iván.

—No digas estupideces. —hablo tranquilo, lento y grave y fue suficiente para que los del equipo se callaran y comenzaran a tomar sus lugares. Luego simplemente me arrebato el sobre con los ojos cerrados y lo metió dentro de su mochila. Note que todos los del equipo seguían riendo y lanzado besos hacia nuestra dirección, era asqueroso. Iván se mantenía observando hacia la pared, yo estaba más apenado por lo que había pasado, me encogí y regrese a tomar la posición correcta. Volví a mirar a todos los chicos del equipo, hasta que me topé con la mirada de Adam, me observaba de la misma manera que en la cafetería. Me había dado cuenta de que no se había burlado de mí como el resto de sus amigos, pero eso solo significaba que planeaba algo malo.

 

Pasada la hora libre, trate de relajarme en cuanto llego la profesora, concentrando mi atención al tema de la geografía. Esta vez llevaba una blusa negra con piedritas en el cuello y unos ajustados jeans. Siempre se veía bien, y eso comenzaba a incomodarme.

—Buenos días chicos. Hoy veremos un nuevo tema. —comenzó a escribir en la pizarra. Esperaba que lo primero que pidiera fuera la tarea, pero parecía que se había olvidado, no era tan idiota como para recordarle y ganarme más enemigos como los jugadores del equipo. Así que solo decidí comenzar a anotar, pero apenas iba escribir toda la clase fue interrumpida por Blue.

—Profesora, espero que no se haya olvidado del ensayo que debíamos entregar.

Todos voltearon a verla… si las miradas mataran. Lo peor es que ella se mantenía con una sonrisa complacida, no parecía tener miedo de lo que los jugadores de Lacrosse le fueran a hacer, o todo el grupo, al parecer ella daba más miedo aquí.

—¡Oh! Es verdad, claro. Por favor, pasen a dejarlo en el escritorio.

Ella se levantó, nadie le puso el pie a la mitad del pasillo. Y dado a que ya la había pedido, yo también me atreví a levantarme para entregarlo, después fueron otros valientes. Deje la hoja sobre el escritorio, sin que la profesora me notara, esperando tener una buena calificación, no sin que antes Blue me mandara otra mirada asesina.

—No fueron muchos. Comenzamos mal esta primera semana. —continuo a explicarnos su tema y luego nos dejó un ejercicio mientras ella calificaba los pocos ensayos que había recibido. Yo me mantenía concentrado en mi cuaderno hasta que una bola de papel me golpeo y luego más risitas. Intente ignorar los constantes cuchicheos que me hacían los del equipo, hasta que llego el final de la clase. La profesora dio otro un anuncio.

—He terminado de calificar y estoy mediamente convencida con sus trabajos. Se han esforzado pero sigo pensando que podrían ser más y mejores, así que les daré oportunidad a los que faltaron de entregármelo el día de mañana. Y un aviso más, la próxima semana tendrán un examen, donde calificare un poco sobre su conocimiento de la materia y algunos temas nuevos que veremos. —las quejas no tardaron en aparecer, pero las ignoro dejándolo salir. Yo estaba confundido, o más bien preocupado. Me levante por mi trabajo. ¿Con todo lo que había dicho, quería decir que no lo había hecho bien?

Tome la hoja con una enorme D en tinta roja y una carita intermedia. ¿Qué mierda? Ahí era cuando todas las emociones se me juntaban, no solo el hecho de que nunca en mi vida había sacado una D, y de que merecía una calificación más alta porque podía comprobar lo que estaba escrito, pero el dolor mar grande venía con el hecho de que mi mamá se había todo el tiempo de ayudarme a hacerlo y con eso al menos le admitía una B, pero eso cambiaba mi enojo a algo de depresión. Ahora yo me sentía un retrasado.

La maestra no me había dado alguna razón de mi calificación o, aunque sea, me había volteado a ver. Note como Iván volvía a quedarse más tiempo con ella.

 

 

Cuando el día termino comencé a caminar de regreso a la casa, ahora tenía dudas de su prueba, porque si me había puesto una mala calificación en mi ensayo con lo más razonable que había probado a escribirlo, probablemente tampoco le vayan a gustar mis respuestas.

Iba a la mitad de la calle, no importaba mucho ya que no pasaba ni un solo auto, cuando llegue a mi casa así me detuve en el buzón y lo abrí solo para ver si es que teníamos algún correo, luego un olor peculiar me hizo toser y gire sobre mis pies para ver de dónde venía. Iván estaba sentado en la banqueta, del otro lado de la calle, mirando al cielo y fumando. Una picazón me entro por el cuerpo al ver el cigarro, pero al menos lo toleraba más, quería hablarle. Golpe con mis dedos varias veces la tapa del buzón y algo dudoso me acerque hasta donde él estaba.

—Hola... —evite toser de nuevo cuando el dejo salir el humo en todo mi rostro al verme.

—¿Qué haces aquí? —pregunto con el ceño fruncido.

—Yo vivo aquí. —señale la casa y el solo la miro con una ceja alzada, luego asintió y dio otra calada de su cigarrillo.

¡Hace apenas unos días le había dado galletas! ¡Era imposible que me olvidara! ¿O no?

—Amm... —aun así quería tener una conversación con el —y... ¿Cómo te fue con el ensayo de geografía? —era de lo único de lo que se me ocurría hablar.

—No lo hice. —fue directo y continuaba fumando.

—Oh... —conteste —¿Y se lo vas a entregar mañana?

—No lo sé. —se encogió de hombros.

—Podría ayudarte a hacerlo. —que gran idea —Hay que darle una buena impresión a la profesora.

—Sacaste D en tu ensayo. —menciono mientras apagaba su cigarro en el pavimento. ¿Cómo lo sabía? Era extraño, habían veces en las que sentía que ni siquiera me notaba y otras en las me salía con esto, como si estuviera detrás de mí.

—Por… eso es mucho mejor que nos ayudemos mutuamente. —sonreí y moví mis manos tratando de dar una imagen —puedo ayudarte con tu ensayo.

Me miro una vez más, estaba agradecido con que apagara el cigarro, pero ahora intentaba no morderme el labio por los nervios. Seria rechazado lo sabía.

—Está bien. —¿qué? Intente no sonreír, pero me había emocionado. Él se levantó de la banqueta y sacudió sus pantalones, estábamos muy cerca.

—¿Sera en tu casa? —la señalo.

—Sí. —le respondí y sujetando las correas de mi mochila camine hasta ella consiente de que el me seguía por detrás

Notas finales:

Espero les haya gustado.

Lamento las faltas de hortogaphia que encuentren. Y pues nos leemos.

Liby.


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