Llegaron al dichoso café, el pelinegro observó el lugar y no le desagradó del todo, era elegante pero sencillo a la vez, tomarse un café de vez en cuando en ese lugar no sería muy malo
Estacionó su lamborguini negro y entraron al lugar. Fueron recibidos amablemente, un chico se les acercó y Hibari no pudo evitar quedar estupefacto…
POV HIBARI
Vi su caminar delicado, sus ojos color caramelo brillaban de un modo inigualable, sus mejillas estaban algo sonrosadas, sus labios se curvaron para dar paso a una sonrisa, una sutil y dulce sonrisa, la cual hizo que mi corazón parase por un segundo. Nos dirigió hacia la mesa que ocuparíamos, jaló el asiento de Natsuki para que se sentase y nos dio la carta del lugar.
“Regresaré en un momento para que me digan su orden”-dijo con la más hermosa voz que haya podido escuchar jamás
Me reprendí mentalmente por pensar cosas tan herbívoras, yo no podía haberme impresionado por un chico así porqué si, “el estrés debe estar afectándome”-pensé para luego dirigir mi mirada a la carta
FIN POV HIBARI
POV TSUNA
Eran las 6 de la tarde, aún faltaban dos horas para que cerrásemos el café y ya estaba muy cansado. Los días son muy ajetreados puesto que llega mucha gente, eso en parte es bueno, hay más ingresos y la paga mejora, lo malo es que termino completamente exhausto a diario.
La puerta del café se abrió y me dirigí a entender al nuevo cliente ya que los demás mozos estaban ocupados. Al acercarme casi me quedo inmóvil al ver al chico frente a mí. Su mirada estoica, sus ojos color azul metálico, su cabello negro, su porte… todo, todo de él me parecía demasiado apuesto. Luche como pude para actuar de forma normal aunque sentí como mis mejillas se calentaban, supuse entonces que me había sonrojado… ¡Y como no hacerlo con semejante hombre frente a mí!
Guié a la pareja a una de nuestras mesas, sentí como me deprimía un poco al saber que aquel chico tenía novia. Retire el asiento para que la mujer pelirroja se sentara y pude observar el buen cuerpo y lo bonita que era, aunque no entendía porque el maquillaje excesivo, pues que pienso que sin el, ella se vería aún mejor. El pelinegro se sentó también y solo pude atinar a decirles las frase de siempre para luego retirarme de allí no sin antes darles las cartas respectivas.
FIN POV TSUNA
Una hora, tan solo una hora estuvo Hibari en “Sweet fragrance”, después de eso, como ya lo había imaginado, Natsuki se le ofreció descaradamente. Él solo la llevó a un hotel cercano su departamento…
-ahh!...Hibari…-la mujer gemía fuertemente mientras sentía como el apuesto pelinegro llegaba cada vez más profundo dentro suyo
-ngh…-el pelinegro la envestía fuertemente, era la cuarta ronda de esa noche, sin duda su apetito sexual era alto…lo único malo es que sentía que algo faltaba
-Ahhh!...-gimió la pelirroja al llegar al orgasmo, mientras que Hibari salía de su interior para quitarse el condón y terminar de una vez
-Me gustas tanto Hibari- Natsuki se acostó y se acurrucó junto al chico, quien se había sentado a su lado
“Fue un buen sexo… entonces ¿por qué no puedo estar tranquilo?”
De pronto un chico castaño le vino a la mente, su sonrisa, sus gestos, el cómo les llevó el expreso y cappuccino que pidieron él y la pelirroja, el roce de sus manos cuando el castaño les entregó la boleta de la cuenta…todo estaba tan nítido en su mente…y Hibari seguía preguntándose por qué seguía pensando en ese herbívoro
Estuvo una hora meditando, tratando de dar explicaciones a las interrogantes que agolpaban su mente cada 2 minutos y tras perder innumerables veces la batalla contra estas, decidió irse a su departamento
Se fijó en su reloj de mano, el cual descansaba sobre la mesa de noche al lado suyo, y notó que eran casi las diez
Hasta ese momento se dio cuenta que la pelirroja se abrazaba fuertemente a su brazo, se zafó como pudo del agarre impuesto a su extremidad superior y se paró de la cama
Fue al baño de la habitación, se duchó en 10 minutos, se colocó su ropa y se acercó nuevamente a la mesita al lado de la cama para colocarse su reloj, recoger su celular, billetera y llaves de su auto
-No pensarás en irte ¿verdad?- dijo la pelirroja sentándose en la cama envolviendo su cuerpo con las sábanas blancas que en ella había
-Lo hago, puedes quedarte aquí, todo está cancelado, pero yo debo irme- Hibari tomó su chaqueta y se dispuso a ir hacia la salida de la lujosa habitación pero una voz lo detuvo
-¿Por qué no puedes quedarte?, ¿qué acaso no acabamos de hacer el amor?... ¡cómo puedes irte y dejarme aquí sola!- la chica se alteró, a ella ningún hombre la trataba así
-Tengo trabajo que hacer… y te equivocas, yo no hice el amor contigo…no fue más que sexo, creí que lo tenías claro- Hibari la miró estoico para luego sonreir de medio lado- y no estuvo mal créeme- caminó hacia la puerta y alzó la mano en forma de despedida- adiós-dijo para después desaparecer de los ojos de la mujer, la cual obviamente quedó muy enfadada y tiró varias almohadas hacia la puerta
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Gokudera se encontraba en la sala de su departamento mientras veía una serie de zombis con una fuente de palomitas en su mano izquierda. Es más que obvio que un estudiante universitario como él, que trabajaba a medio tiempo como mozo, no podría rentar un departamento como en el que vivía y mucho menos comprarlo. La explicación era simple, la familia del albino era acomodada, la mayoría de sus familiares, incluyendo su padre, eran políticos influyentes.
Su madre era japonesa, mientras que su padre era italiano. El peliplata nació y se crió en Europa hasta los 18 años, siempre tuvo diferencias con su progenitor, así que se fue de su casa apenas cumplió la mayoría de edad. Al llegar buscó trabajo en lo que pudo, sobrevivió con los ahorros que tenía y su pequeño sueldo.
Luego de unos meses de estar incomunicado con su familia, lo lograron contactar. Sus padres viajaron a Japón, primero quisieron convencerlos de que volviese pero al notar la rotunda negativa del albino, le rogaron que al menos aceptara vivir en el departamento que ahora ocupaba, al principio se negó pero su gran debilidad, las lágrimas de su madre, lo hicieron cambiar de opinión.
Le prometió a la hermosa mujer de cabellos plateados, al igual que él, que iría a la Universidad y al menos una vez al año viajaría a Italia para visitarlos, no podía negarle nada a ella.
Tras casi un mes luego de la visita de sus padres, ingresó sin problema a la Universidad de Tokyo, a la carrera de Economía, allí conoció a Tsuna, se hicieron buenos amigos y juntos consiguieron trabajar en “Sweet fragrance”. A pesar de que no necesitara el dinero, ya que cada mes depositaban en su cuenta una gran cantidad de euros, él prefería trabajar como los demás, el dinero hasta la actualidad, seguía intacto en el banco creciendo cada mes aún más.
Ahora con 21 años, su vida hubiese seguido siendo prácticamente normal, como lo fue desde que llegó a Japón, si no fuese porque cierto friki de cabellos negros, su “acosador”, apareció para alterar su paz
Es más, el albino en este instante estaba viendo una película que fue rentada por Takeshi, el cual según las palabras del mismo moreno, “fue rentada especialmente para él”
“Tsk… idiota, mira que esperarme quién sabe cuánto tiempo a la salida del café solo para darme esta película, porque aunque me dijese que recién había llegado, sus manos estaban demasiado heladas y su nariz estaba enrojecida”…
El sonido de su móvil interrumpió sus pensamientos, lo tomó y al ver quién le había mandado aquel mensaje no pudo evitar sonreir levemente para luego claro, reprenderse mentalmente
*¡Hola!... me preguntaba si te gustó la película que renté para ti*
-Ese idiota- se dijo el albino para luego teclear algo en su móvil y luego presionar la opción “enviar”
*BakaYamamoto… la película está muy buena, pero no tenías que dármela hoy, ni esperarme afuera del café*
El albino espero un momento para luego recibir un nuevo mensaje
*Si te dijera que moría por verte…y que lo de la película solo fue una excusa… ¿te enojarías?*
Gokudera sintió como su corazón comenzó a acelerarse poco a poco
“Definitivamente algo me hizo ese maldito”
*¡Claro estúpido friki! ¿Acaso no piensas?, estaba muy frio el tiempo hoy como para que me esperaras… ¡baka!*
El rostro del chico se enrojeció mucho al terminar de enviar lo que había escrito, se arrepentía de sobremanera puesto que al releer el mensaje, se notaba claramente cierto tono de preocupación por el pelinegro…
“¡Y yo porqué tengo que preocuparme por ese idiota!”
*¿Estás preocupado por mí? Jaja ¿puedes imaginarte lo feliz que estoy ahora?…creo que no podré dormir*
Lo primero que se le vino a la mente fue la sonrisa que de seguro surcaba el rostro del moreno en ese momento, sus pensamientos lo hicieron desear verlo y eso lo aterró… nunca había sentido la necesidad de ver a alguien tanto como deseaba ver a su idiota en ese momento
“¿Mi idiota?, pero qué demonios pienso”
*No estoy preocupado baka friki, haz lo que quieras…adiós*
Después de contestarle tan honestamente a Yamamoto, el albino se paró del sofá, se dirigió hacia la televisión para desconectar el reproductor de video y guardar la película que tendría que devolverle al friki aunque no acabó de verla… pues el moreno y sus tontos mensajes lo pusieron de “mal humor”
Se había duchado una hora antes, así que se tomando su móvil del sofá se fue rumbo a su habitación, debía descansar ya que atender a tantas personas en el café eran muy duro
Al llegar a su cama, se sentó en esta y tuvo la intención de colocar su celular sobre su mesita de noche pero el aparato vibró en sus manos, dándole a entender que tenía un nuevo mensaje
*Sé que no eres honesto, pero esa es otra parte que amo de ti. Buenas noches, yo también dormiré pero solo lo haré porque quiero soñar con cierto mozo de cabello platinado que me trae loco, hasta mañana Hayato*
Se echó en la gran cama, tenía el móvil en sus manos y sonreía como tonto. Mentiría si no dijese que estaba muy feliz y que releía el mensaje una y otra vez como un niño pequeño. A la mierda todo, nadie lo observaba ni le oía en ese instante así que se permitió ser honesto por primera vez consigo mismo
-Amo tu parte idiota… espero verte mañana BakaYamamoto
Cerró los ojos y se dejó dominar por Morfeo, quien sabe si esa noche soñaría con cierto idiota pelinegro que lo volvía loco
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-La plática que tuve con Tsuna me hizo muy bien, seguiré su consejo pero primero iré a la Universidad, de seguro Colonello-sensei necesita ayuda
Ryohei, ya más animado, fue hacia su centro de estudios, le gustaba mucho ayudar a sus profesores y aún más si se trataba de su rubio profesor, él lo consideraba como un hermano mayor
Tras permanecer allí durante casi cuatro horas, realizando experimentos, revisando informes y ayudando a calificar exámenes de diversidad vegetal de alumnos que cursaban el tercer ciclo en biología, se despidió del rubio botánico y también de Skull-sensei, el cual se les había unido hace más de una hora
Contando el tiempo en la Universidad y la movilidad, llegó a su edificio alrededor de las 7 de la noche, en el cual se encontraba su departamento, uno que con ahorro de 4 años más la ayuda de sus padres logró comprar.
Entró y se dirigió rápidamente al ascensor, presionó el botón con el número 8 y esperó hasta que el característico sonido indicase que había llegado a su piso
Cuando la puerta metálica le abrió paso, salió del cubículo y caminó tranquilo a su departamento
“Debo ducharme rápidamente e ir a hablar con…”
Sus pensamientos fueron interrumpidos debido a la persona de chaqueta negra y pantalones color acero que esperaba fuera de su morada. Llevaba en una mano un cigarrillo mientras que la otra estaba oculta en uno de los bolsillos de su pantalón
-T-Tú…- el peliblanco no pudo decir más, a pesar de haber pensado durante toda la tarde, cuando ayudaba a su sensei que debería decirle a Koyo cuando lo tuviese frente a él, nunca pensó que al llegar a su casa lo encontraría frente a su puerta
-Ryohei- El peliverde se giró rápidamente al escuchar el susurro de su novio, tiró su cigarro al suelo, lo apagó con la suela de su zapato y corrió hacia el estudiante de Biología
Ryohei se quedó inmóvil y cuando se dio cuenta los brazos de la persona que tanto amaba lo rodearon posesivamente. Estuvieron durante unos minutos así, sin decir nada, solo transmitiéndose mutuamente todo lo que sentían…
Koyo fue el primero en separarse, observó los ojos de su chico fijamente y acarició sus cabellos algo largos con sus dedos
-Hay tanto que quiero decirte, ¿me escucharías?- los ojos del estudiante de arquitectura reflejaban arrepentimiento
-Yo también tengo que hablar contigo Koyo- Ryohei le sonrió y se separó del mayor para abrir la puerta del departamento e invitarlo a pasar
Ya en la sala del hogar del peliblanco Koyo se acercó nuevamente a este, tomó ambas manos de Ryohei con las suyas y lo observó fijamente
-Sé que fui un completo imbécil por todo lo que te dije y cómo me comporté ayer sin darte oportunidad a explicarte, soy un maldito celoso Ryohei… mis celos nublan mi mente, mi raciocinio… Antes de conocerte tuve algunas parejas pero con ninguna me comporté así, solo me pasa contigo…tengo miedo de perderte, el solo pensarlo me aterra y me hace hacer estupideces, quiero que me perdones por favor… no puedo imaginar una vida sin tenerte a mi lado- Koyo llevó una de las manos del peliblanco a su boca y beso su dorso delicadamente para luego ponerla sobre el lado derecho de su pecho
-¿Sientes como late por ti?- en ese momento el peliblanco ya tenía lágrimas desbordando por sus hermosos ojos grises- la única persona en la que pienso cuando despierto… durante el día y antes de dormir es cierto biólogo de sonrisa risueña que le da sentido a mi vida…te amo mi chico extremo...
Koyo apegó su frente contra la de Ryohei para poco a poco ir acercándose a su boca, el beso comenzó lento, como lo hacen las piezas musicales clásicas, para luego tornarse demandante y cada vez más pasional como estas mismas piezas al llegar al clímax
-Koyo…-suspiró el peliblanco al término del ósculo debido a la falta de oxígeno- te amo…también te amo- Ryohei comenzó a llorar con más fuerza y se abrazó al peliverde, el cual dejó que su novio reposase contra su pecho y acarició sus cabellos con ternura
-Perdóname por hacerte llorar, soy un idiota
El biólogo negó con la cabeza mientras se separaba del pecho del mayor- todo fue un malentendido, es cierto que fuiste un idiota al no escuchar lo que tenía que decir pero…los celos te hicieron actuar así, lo medité hoy mientras estaba en la Universidad… si yo te hubiese visto en la misma situación con alguna mujer u otro chico, no sé cómo hubiese reaccionado, probablemente de la misma forma…no lo sé…, lo que sí sé es que viniste por mí, te disculpaste y me dijiste lo importante que soy para ti…eso es suficiente
-Ryohei…-el peliverde volvió a tomar los labios del peliblanco y a su vez rodeaba el cuerpo de su novio por la cintura
-nngh…-gimió el biólogo al sentir la lengua de su novio rozar la suya, así como las manos de este apretar su trasero con desesperación
-¿Puedo hacerte el amor?...- dijo Koyo respirando de forma agitada mientras miraba los ojos del chico extremo luego de romper el beso
El rostro de Ryohei se sonrojó dulcemente, para luego asentir con vergüenza
-Quiero sentirte más… abrázame toda la noche Koyo- el peliblanco lamió suavemente el labio inferior de su novio, una escena por lo más erótica
-No puedo controlarme si haces eso- dijo el peliverde para tomar en brazos al chico y llevarlo a la habitación de este
Al llegar a la alcoba, Koyo depósito suavemente a su novio sobre la mullida cama, se colocó sobre este y comenzó a repartir pequeños besos por su cuello mientras se deshacía de su camisa y pantalones
-Ahh!...mmm…-gimió Ryohei al sentir las manos del peliverde recorrer el interior de sus muslos para terminar acariciando su miembro por sobre el bóxer
-Tu olor…- Koyo aspiraba el aroma que desprendía el cuerpo trabajado y erótico de su pareja- tu sabor…- recorría con su lengua el torso desnudo del peliblanco hasta llegar a los rosados y duros pezones, los cuales comenzó a succionar y morder- tu voz…
-ahh! ...¡K-Koyo! Nngh…- el biólogo se mordió el labio inferior tan fuerte, para evitar que su vergonzosa y lasciva voz continuase saliendo, que provocó que este sangrara
-…todo de ti me vuelve loco…- Koyo fue quitando lentamente el bóxer dejando expuesto el miembro de su novio- quiero escuchar tu voz, di mi nombre Ryohei…
-Ahh! ...K-Ko… ¡K-Koyo!... – el peliblanco gritó al sentir como era masturbado por su novio y movió sus caderas inconscientemente como buscando más contacto
-¿Estás impaciente ehh?...- el arquitecto colocó tres de sus dedos frente a la boca del peliblanco- ya sabes que hacer…
Ryohei tomó la mano de Koyo con sus dos manos y lamió sus dedos como si se tratasen de una paleta, mientras tanto el arquitecto se frotaba contra la entrada de Ryohei simulando embestidas, haciendo q este se arqueara aún con los dedos en su boca
-Me quieres aquí...nngh… cierto- Koyo gimió ronco mientras seguía simulando envestidas contra el cuerpo de su amado
-Ahh!... ¡no puedo!... ¡más!….Koyo... quiero sentirte más- el peliblanco se deshizo de toda cordura mientras sacaba los dedos del peliverde de su boca y se dejaba hacer por este
-Yo tampoco puedo contenerme más…- el peliverde llevó dos dedos a la entrada de su novio, para luego meterlos de golpe provocando que la espalda del chico debajo suyo se arqueara como signo del dolor y placer que sentía
-Ahh!..
-Succionas mis dedos tan fuertemente…- Koyo se acercó al rostro de Ryohei para besarlo a la vez que movía sus dedos de forma circular al interior de este para prepararlo
-nngh…- Ryohei rompió el beso tomó el rostro del hombre que amaba entre sus manos- hazme tuyo Koyo…- lo miró fijamente y le dedicó una gran sonrisa
El peliverde no pudo evitar quedarse inmóvil por un segundo, siempre las sonrisas de su novio había sido su punto débil, y en el sexo, no eran la excepción
-Ryohei…-el chico sacó sus dedos del interior del peliblanco para luego remplazarlos de golpe con su gran miembro
-Ahhh!... –gimió Ryohei por la intromisión para luego rodear con sus piernas la cintura de Koyo
-Quise ser suave, pero todo es tu culpa…- el peliverde comenzó a moverse fuertemente, solo escuchaba los gemidos de su novio y eso lo excitaba mucho más
-Nngh…Koyo!...ahh!...
-nngh… tan estrecho…- el peliverde levantó al peliblanco haciendo que este quedar sentado sobre él
-Me gusta… tan profundo…- Ryohei abrazó por el cuello a Koyo mientras se ayudaba con sus piernas y se movía de arriba abajo sobre el miembro de este
-Gime más…me gusta oírte…- Koyo succionó y mordió el cuello del biólogo haciendo que este gritara del placer, era seguro que esa acción por parte de su novio dejaría marca para el día siguiente
-Koyo… yo…
-Lo sé…
Luego de unos minutos más de fuertes envestidas y gritos que se escuchaban por toda la habitación, el peliverde se vino dentro de su pareja, y a su vez este lo hizo manchando ambos vientres. Ambos se recostaron en la cama mirándose fijamente para luego darse un cálido y significativo beso… uno que prometía una mayor confianza y que transmitía todo el amor que sentían el uno por el otro
“El perdón cae como lluvia suave desde el cielo a la tierra. Es dos veces bendito; bendice al que lo da y al que lo recibe”2