Se removió con un poco de dificultad en la cama, sentía un dolor punzante en la parte baja de la espalda y no había que ser muy inteligentes para saber la razón y el culpable de esta.
A pesar de la dificultad, logró sentarse y tomó sus cabeza con su mano derecha, no pudo dormir mucho a causa de lo que él y su amado novio habían estado haciendo en aquella cama hasta no hace mucho, se sorprendió además al notar que su cabello estaba más largo de lo que habría imaginado, recordaba que en secundaria lo llevaba corto, puesto que estaba en el club de boxeo y tener el cabello muy largo lo molestaría. Quién hubiera pensado que terminaría estudiando una carrera como la que estudiaba ahora…Biología, algo extraño pero que adoraba.
Al acostumbrarse un poco más a estar despierto, notó que la llave de la ducha se encontraba abierta por el sonido del agua al golpear el piso, alguien estaba bañándose y obviamente sabía de quien se trataba
Koyo Aoba, su amado novio…
Ryohei lo conocía desde hace mucho tiempo, desde la época en la que boxeaba y no pudo evitar reír al recordar que en aquel tiempo jamás hubiese pensado en terminar completamente enamorado y en una relación con el chico de cabellos verdes
“Sin duda impensable”
Le divertía el recordar cómo se habían dado cuenta los dos acerca de sus sentimientos, una pelea por ver quién era más fuerte, una caída y un fuerte sonrojo fueron suficientes… suficientes para que Koyo lo besara y le dijera que lo quería, simple…pero adecuado para personas simples como lo eran ellos dos
-En quien piensas que sonríes tanto
La voz de su novio interrumpió sus pensamientos e hizo que fijara su vista en él. Koyo llevaba una bata de baño mientras secaba su cabello con una pequeña toalla que se encontraba alrededor de su cuello
“Es tan atractivo”
-¿En quién más podría pensar?
Ryohei se paró de la cama y se abalanzó contra su novio, lo envolvió en un abrazo y aspiro el suave aroma a jabón, por la reciente ducha, que desprendía Koyo
-No me tientes de esa manera, ¿acaso no tuviste suficiente con lo de anoche?
Se estremeció al sentir la lengua de su contrario lamer su cuello mientras unos brazos lo apretaban fuertemente en un abrazo, allí reparó en que no llevaba nada puesto y su rostro se enrojeció de golpe
-I-Iré a bañarme, debemos ir a la universidad
Tenía que evitar de todas las maneras que Koyo perdiera el control, suficiente con todo lo que habían hecho en la noche y madrugada, su cuerpo no daba más
-Está bien, solo porque sé que lo hicimos muchas veces anoche y tu cuerpo no aguantará una ronda más
Se separó de su novio con el rostro enrojecido para luego de decirle un “idiota” y se dirigió rápidamente al baño, debía ducharse y limpiar “esa zona”, además de que las clases en la Universidad comenzarían pronto…estaba contra el tiempo
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Eran las cuatro de la tarde, llegó a la empresa donde trabajaba a medio tiempo y tras subir unos cuantos pisos con ayuda del elevador llegó a la oficina que le habían asignado
Si bien era un estudiante universitario aún, era tan excepcional en su trabajo que el mismísimo gerente de aquella corporación le había dado una oficina solo para él y un sueldo que normalmente no le darían a cualquier empleado
-Hoy es el último día, todos los empleados volverán el 2 de enero, conociendo tu popularidad seguro que la pasarás con alguna mujer ¿verdad?
Escuchó a la mujer de cabellos plateados, quien se sentó en su escritorio mientras lo miraba seductoramente
“Hoy no estoy de humor para salirme a divertir con alguien”
-No tengo planes, no me gustan las celebraciones
-¿Ehhh?- un puchero y un tono de lo más meloso se hizo escuchar en la oficina- si no tienes ningún plan… ¿Qué te parece si yo te acompaño mañana por la tarde?, es 24 de diciembre
Hibari miró un momento a la chica, era sin duda muy atractiva, de cabellos peliplata y piel clara, no sería malo jugar un poco, a fin de cuentas, se aburriría sin hacer nada en su departamento ya que ese día sus clases en la universidad se dieron por finalizadas
-Te veo mañana a las 4 entonces, cerca de “Sweet Fragrance”
No supo porque se le vino a la mente el café de todos los lugares, ¿sería por el chico castaño que allí trabajaba y que ese día había descubierto, estudiaba en la misma universidad que él?
-¿En serio?- una sonrisa surco el rostro de la joven- me haces muy feliz Hibari-kun
Se apoyó en el escritorio y rápidamente depositó sus labios en los del pelinegro, al fin la chica obtuvo lo que quería desde que el chico universitario comenzó a trabajar en la empresa
-Es mejor que vuelvas a trabajar
Sin inmutarse por la acción de la joven de nombre Ayame, Hibari la miró serio un momento para luego concentrarse en prender la portátil que yacía sobre su escritorio frente a él
-Sí, nos vemos
La secretaria salió de la oficina de Hibari con una gran sonrisa y la emoción mal contenida en su rostro
En la oficina, el pelinegro solo sonreía de lado mientras escribía en la máquina
“La semana pasada la vi con el encargado de la administración, sin duda hay mujeres a las que les gusta jugar tanto como a mí”- a su mente de pronto le vino la imagen del castaño riendo, así como lo había visto ese día junto al tal Gokudera-...me pregunto si a ti también te gusta jugar, Tsunayoshi”
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-Gokudera! Ya no aguanto más… me duelen
-A mí también Tsuna, las piernas me están punzando
Siempre que un día agotador como ese terminaba, sus extremidades inferiores les hacían recordar a los dos cuan duro es ganarse el pan de cada día
-Muchachos aquí tienen su paga de hoy, hay un extra por estar en estas fechas, en verdad les agradezco su colaboración
El dueño del café les sonrió y entregó a cada uno un sobre cerrado de color mostaza
-¡Gracias!- dijeron tanto Tsuna como Gokudera
-Como saben chicos mañana es 24 – explicaba el dueño- y habrá una paga aún mejor para los que gusten trabajar hasta las 6 de la tarde, que es la hora a la que cerraré el local; ya le avisé esto a los demás empleados y algunos aceptaron y otros no, quería saber su posición
-Acepto, mis clases acabaron hoy y aunque es duro es divertido trabajar aquí
-Pienso lo mismo, así que mañana vendremos a las 12, ¿está bien eso?
-Claro Gokudera-kun, Tsuna-kun, se los agradezco
-No hay de que, entonces nos vemos mañana
La sonrisa del castaño y un gesto de despedida con la mano fue lo último que vio el dueño antes de que Tsuna y Gokudera salieran del café
…
En camino hacia la estación…
-¿En serio te dijo eso por mensaje?, sin duda Yamamoto es un romántico jaja, ¿por qué no le das una oportunidad?
-Ehh?- su rostro colorado siempre contrastaba con las palabras que decía-¿p-porque debería?, a mí no me gusta ese Bakamoto
-No trates de engañarte Gokudera-kun, yo sé que él te atrae, se nota por el sonrojo que traes en este momento
El peliplata desvió la mirada y chasqueó la lengua
“Tan tsundere”-pensó Tsuna
-¿Y a ti te gusta ese amargado no?
Ahí estaba, toda acción confiere una reacción según Newton y en ese instante esa fue la reacción del italiano… recordarle a Hibari
-Claro que no Gokudera-kun, no puedo negarte que es muy atractivo…mucho, pero ni siquiera lo conozco- miró con una sonrisa al peliplata- además como te conté antes tiene novia, fue con ella al café; sin duda tiene buenos gustos, aunque la mujer parecía mayor que él, sin duda era hermosa
-Podría ser solo una amiga
-Puede ser pero se nota a leguas que no le van los chicos
-No puedes saberlo, puede ser bisexual al igual que nosotros
Tsuna sonrió y negó con la cabeza
-No lo creo, así que ya deja de fastidiarme con él y céntrate en Yamamoto ¿ok?
-Tsk…y justo cuando había cambiado el tema
La sonrisa del castaño se dejó oír mientras seguían caminando hacia la estación de tren.
De pronto el celular de Gokudera sonó, este lo tomó y tras leer durante unos segundos lo que al parecer era un mensaje, chasqueó la lengua en señal de fastidio
-¿Pasó algo malo?
-Si el que un idiota te invite a ver una película es algo malo pues sí
-Jajaja, no seas así Gokudera-kun, ¿sabes?- una sonrisa de lado se formó en el rostro de Tsuna- te envidio en buen sentido
-¿Eh?
La mirada de Gokudera mostraba confusión
-Sí, me gustaría algún día tener a alguien como Yamamoto, alguien que me quisiera de la forma en la que él te quiere, que se preocupe por mí, alguien- un suspiro interrumpió su voz- que sé que estará para mí cuando lo necesite
Gokudera abrió los ojos sorprendido, no entendía el porqué del tono tan lastimero de la voz de Tsuna al decirle aquello, ya que sin duda estaba seguro que el castaño era alguien sumamente adorable y muchas personas harían lo que fuese por llegar a ser cercano a él
-¿Por qué te noto tan triste Tsuna?
No pudo evitar preguntarle. Tenía mucha curiosidad por saber la razón de la cariacontecida cara de su amigo y esperaba este le tuviese la suficiente confianza para contarle lo que le afligía
-¿Triste?... espero que solo sea nostalgia y no tristeza, he luchado años por olvidar lo que sucedió y hace un tiempo di por hecho que lo había superado, espero no haberme equivocado-Tsuna sonrió algo divertido al notar el rostro lleno de interrogante que traía Gokudera- Te contaré luego, ya sabes, no debes hacer esperar a Yamamoto
-¿Yamamoto?
El mensaje que le había mandado el moreno hace unos minutos inundó su mente y recordó que aún no le daba una respuesta. Tomó su celular, escribió un par de cosas para luego darle “enviar” y guardó su aparato en uno de los bolsillos de su casaca
-Espero se diviertan mucho, y por favor Gokudera-kun, ya no te niegues a lo evidente y dale una oportunidad
Gokudera sonrió al notar como la alegría natural del castaño volvía a inundar su rostro
-Ya veremos
Llegaron a la estación y tomaron sus respectivos trenes, uno rumbo a una deliciosa cena preparada por su madre y el otro hacia su departamento, en el cual estaría poco tiempo para luego encontrarse con cierto chico pelinegro.
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-Ya estoy de regreso
La voz de Tsuna se dejó oír en la sala de su casa, mientras se quitaba los zapatos en la entrada y esperaba a su risueña madre ir en su búsqueda como todos los días
-Tsu-kun, ¿Cómo te fue hoy en el trabajo?
Nana llevaba un cucharón de madera en la mano derecha y vestía un delantal muy colorido, a lo que el castaño se alegró, pues había llegado a tiempo para ayudar a su madre con la cena
-Muy bien, me dieron una paga extra por las fechas- se acercó a su madre y dejó que esta le diese un beso en la frente
-Me alegro Tsu-kun, eso te servirá para la universidad
-Claro
Tsuna pensó en qué le gustaría a su madre como regalo de navidad, sin duda parte del dinero que había ganado lo gastaría en ella, que siempre estaba allí para apoyarlo en todo
-Mamá, y ¿mi tío Reborn?
Era extraño no haberlo encontrado tomado un café en la sala con algún periódico o con su portátil trabajando
-Fue de compras con Lambo
-¿De compras?
No podía creerlo, su tío odiaba ir de compras, no le gustaba estar mucho tiempo en lugares con mucho ruido y sumándole le época en que se encontraban, habría el triple, o quizá más, de personas en los centros comerciales
-Sí, no sabes cómo desde la mañana Lambo estuvo insistiéndole- Nana rió- me parecieron adorables los pucheros y berrinches de Lambo, no paró hasta que tu tío accedió y se fueron a eso de las 2 de la tarde, supongo regresarán muy pronto
-Ahora si entiendo, fue por Lambo
Cuando era más pequeño Tsuna pensaba que ninguna persona podría permanecer sentimentalmente a lado de su tío por mucho tiempo, era de carácter muy difícil y a medida que crecía se daba cuenta que para el de fedorra las relaciones no eran más que un simple juego
“Nunca llegará a enamorarse de verdad de alguien”
Eso pensaba Tsuna de su tío hasta que cierto chico de cabellos azabaches y ojos esmeralda apareció en la vida de Reborn. Lambo había hecho caer completamente al hombre, a pesar de que este tratase de ocultarlo
“Espero estén juntos siempre”
Pensaba Tsuna cada vez que los veía
-¡Se estropeará la cena!
Gritó de pronto Nana y fue prácticamente corriendo hacia la cocina, a lo que Tsuna intuyó que su madre, por ir a recibirlo, había dejado a todo fuego lo que fuese estuviese preparando
-Te ayudare mamá- dijo el castaño para luego dirigirse hacia donde antes su madre lo había hecho
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“Ya son las 2:15 pm, que acaso me hará esperar aún más”
Un irritado pelinegro se encontraba parado fuera de su coche esperando a su “cita” de ese día
-Gomene Hibari-kun, el tren se atrasó
La voz de la muchacha de nombre Ayame lo sacó de sus pensamientos e hizo que girara para verla.
Estaba bastante arreglada y llevaba ropa muy corta a pesar del frío clima
-No importa, ¿A dónde quieres ir?
Sinceramente no le importaba a dónde irían, solo había aceptado salir con ella por ese día por simple aburrimiento
-mmm- la chica colocó un dedo sobre sus labios- vamos al café, a pesar de que es muy famoso aún no he tenido la oportunidad de ir
-Está bien
Comenzó a caminar junto a Ayame mientras esta iniciaba una conversación, no tenía necesidad de usar su auto por la cercanía del café así que lo dejó estacionado en su punto de encuentro con la chica
Al llegar a “Sweet fragrance” entró con la peliplata y fueron atendidos de la misma forma que cuando vino con Natsuki.
“¿Lo veré hoy nuevamente?”
Estaba metido en sus pensamientos cuando una voz de tono dulce se dirigió a él y a Ayame, sonrió de lado y miro fijamente a la persona que amablemente los dirigía a una de las tantas mesas del lugar
“Parece que el destino nos junta de nuevo Tsunayoshi”
Por su parte Tsuna estaba que no se la creía
“¿Por qué tengo que verlo hoy de nuevo?, no quiero que me atraiga más de lo que ya lo hace”
El castaño los llevó hacia una de las mesas y los atendió como a cualquier de sus clientes, con amabilidad y recomendándoles lo mejor de la carta
“Debo ser yo pero siento que me mira fijamente… ¡deja de hacerlo por favor!”
-En seguida les traeré sus pedidos
Luego de lo dicho se retiró de la mesa y fue a esperar que los pedidos estuviesen listos para llevarlos nuevamente a donde se encontraban “el chico de mirada penetrante” y aquella linda chica
“Aquella chica no es la misma de la otra vez, entonces Gokudera tenía razón, no era su novia”
Se reprendió mentalmente al sentir un poco de felicidad con lo que acababa de descubrir, él sabía que no debía ilusionarse con otra persona, no de nuevo, y más con alguien que, como había dicho, se notaba a leguas no le iban los chicos… solo sufriría si seguía con esa tontería
Al estar los pedidos listos, los llevó hacia la mesa del pelinegro y les deseó un buen provecho con una sonrisa. Justo cuando levantaba la mirada para retirarse de la mesa su mirada y la de Hibari se encontraron. Se miraron solo por unos cuantos segundos, pero fue suficiente para que Tsuna se sonrojase y desviase la mirada, para luego retirase
-Esto se ve delicioso, ¿no lo crees Hibari-kun?
-Sí, definitivamente
El pelinegro sonrió de lado mientras comenzaba a probar el café expreso que había pedido y buscaba con la mirada al castaño
“La expresión que puso cuando me miró me da entender que no le soy indiferente”
…
Pasó una hora y ya era hora de marcharse del lugar, Hibari había logrado llamar a otro mesero cuando Ayame había ido al tocador y se enteró que terminarían de trabajar a las 6 de la tarde
“A las 6 de la tarde…tengo tiempo”
Ayame y él salieron del café y se dirigieron hacia el lugar donde había estacionado su auto
-Me la pasé muy bien conversando contigo Hibari-kun
-Digo lo mismo
Subieron los dos al auto y luego de colocarse los cinturones de seguridad Hibari arrancó
-Nee...Hibari-kun- Ayame tomó una de las manos que Hibari tenía sobre el volante y la llevó hacia una de sus piernas- ¿quieres divertirte un rato conmigo?- Hizo que la mano del pelinegro subiera un poco la minifalda que llevaba para luego sonreírle seductoramente
El pelinegro veía venir alguna proposición, pero no una tan atrevida
“Se ve que es experta en esto”
-Si digo que no estaría mintiendo
Fue lo único que respondió para luego cambiar la dirección del auto e ir rumbo al hotel de siempre
…
-Ahh!... ¡más!
Los gemidos de la chica se dejaban oír por la habitación mientras el hombre sobre ella la envestía fuertemente
-¿Te gusta esto verdad?
Hibari se divertía al ver la cara que ponían sus amantes cuando les hacía llegar al orgasmo
-¡Sí! nngh…me gusta
Las envestidas continuaron por unos minutos más hasta que el pelinegro sintió que se venía y salió del interior de la peliplata, sacó el condón de su miembro y se corrió sobre las sábanas de la cama
Luego de unos minutos de descansó el suspiro de la chica se dejó oír por la habitación, Hibari tan solo se levantó de la cama y fue en busca de su ropa y una toalla, quería ducharse antes de irse
-Eres tan bueno en la cama como me lo había imaginado- Ayame lo miró divertida mientras tapaba su cuerpo desnudo con una de las sábanas
-Aún no te he mostrado de todo lo que soy capaz- Hibari le sonrió divertido, esa chica era parecida a él respecto a lo sentimental, lo intuía
-Me encantaría, pero en dos horas debo ir a un lugar, será para otra ocasión
-Uhm… espero después no te lamentes si él no te satisface como quieres
Dicho esto el pelinegro fue hacia la ducha, debía apurarse o el tiempo le ganaría
Mientras el agua limpiaba todo el sudor que había sobre su piel por el antes ejercicio realizado analizó como habían sido sus relaciones en esos últimos años y todas sin duda habían sido “solo polvos”
Disfrutaba que las mujeres pidieran más cuando las llevaba a lo más alto del placer, sin duda la hacía, o al menos le gustaba, pero no entendía por qué últimamente la palabra “relación” rondaba por su mente
“el amor es una estupidez”
Lo había repetido desde siempre y estaba seguro de eso, así que no entendía el afán de su mente por hacerle llegar pensamientos “Y si…” “Tal vez…”
Él no era de esa manera, solo le importaba su carrera y satisfacer sus necesidades biológicas, y si las dos cosas iban de maravilla no entendía que era “ese algo” que no lo dejaba tranquilo, o bien sí lo entendía pero no quería ni pensar en eso
“No puedo estar volviéndome tan idiota como Yamamoto ¿o sí?”
Nunca lo aceptaría. No podía aceptar el hecho de que quizá su persona quisiese tener a alguien especial, a alguien a quien proteger y querer como nunca había hecho con ninguna otra…no, eso no era posible, no para alguien como él
“Yo disfruto de tener muchas amantes… nunca necesité ni necesitaré de un relación”
Tenía que convencer a su mente que dejase de mandarle pensamientos inútiles y si tenía que repetirse las mismas frases una y otra vez lo haría
Cerró la llave de la ducha, tomó la toalla para comenzar a secar su cuerpo y luego comenzó a vestirse
“Tengo que concentrarme en las cosas realmente importantes, no en cosas tan herbívoras como el amor”
Se supone que ese día había tenido un buen polvo y debía estar relajado, pero frente a todo pronóstico no lo estaba y eso le frustraba, tenía que distraerse de alguna otra manera…
“Por estar pensando en tonterías casi lo olvido”
Sonrió de lado y tras terminar de vestirse salió del baño, había demorado unos 10 minutos
-¿Ya te vas Hibari-kun?- Ayame lo miró un momento y luego volvió la mirada a su móvil, en el cual tecleaba rápidamente
-Así es, todo está pagado, puedes irte cuando desees
-Gracias- la chica dejó su celular sobre la cama para luego levantarse de esta con la sábana cubriendo su cuerpo acercándose al pelinegro-Nos vemos en la empresa-dijo para luego darle un beso al pelinegro
-Uhm, adiós…
Hibari sonrió divertido y salió de la habitación
Fue al estacionamiento del hotel y entró a su auto
“¿A ella también le atacarán esos pensamientos inútiles?, se nota que solo le gusta jugar…”
-Tsk... Es mejor que me apresure-se fijó en su reloj de mano y vio que aún eran las 5: 45 pm
“Llegaré a tiempo”
Pisó el acelerador y salió del hotel
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-Ya casi son las seis, al fin terminó el día de trabajo
Gokudera terminaba de acomodar las sillas del café y veía como Tsuna terminaba de limpiar el polvo del piso con su mente no muy concentrada en eso
-Sigues pensando en el tal Hibari ¿no?
No pudo evitar decírselo, quería ver la reacción de su amigo. Cuando notó que Tsuna hace unas horas estaba atendiendo al pelinegro y a su acompañante disimuladamente se fijó en el comportamiento de su amigo. Nervios, eso fue lo que notó en él y sin duda algo más que esperaba el castaño le dijese.
-¡¿Qué?! Yo… no
-Vi que lo atendiste hoy, dime, ¿él en verdad te gusta no?
-No lo hace Gokudera-kun, ya te lo dije- el sonrojo de Tsuna contrastó con su respuesta
-Si tú lo dices
El teléfono de Gokudera comenzó a sonar y el albino contestó
-Hola
…
-Estoy por salir, conoces mi dirección ¿no?, espérame fuera de mi edificio
…
-Tsk, idiota
Gokudera colgó la llamada y por el sonrojo en su rostro Tsuna supo de quién se trataba
-Pasarás la navidad con él, que romántico- el castaño sonrió y fue a guardar la aspiradora
-El idiota insistió, no pude negarme
-Si tú lo dices jaja
Se despidieron del dueño del café y tras recibir su paga se disponían a salir cuando Tsuna recordó que había dejado su celular enchufado en uno de los cuartos de servicio
-Yamamoto seguro te espera, así que mejor adelántate, pasa una feliz navidad Gokudera-kun
Tsuna abrazó al albino, este le devolvió el abrazo y tras desearle una feliz navidad salió del local
Afuera del café…
-Ya son las 6 pm, en cualquier momento saldrá
Hibari se encontraba en una esquina del lugar de trabajo del castaño, ciertamente no sabía qué hacía allí, solo sabía que quería ver nuevamente al chico de ojos caramelo.
“¿Qué se supone que le diré?”
Él no estaba acostumbrado a ir detrás de alguien, casi siempre eran las mujeres las que se le ofrecían y él solo si le interesaba seguía con el juego de cada una, era simple.
Las pocas ocasiones en las que utilizó sus grandes habilidades de seducción, eran contadas, solo cuando había otro hombre que compitiese por la misma mujer, y claro, siempre salía ganando.
Lo raro de esa situación era que Tsunayoshi ni era una persona por la cual competir ni mucho menos una mujer
“No he cruzado una palabra con él que no sea para pedir alguna orden”
Se mantuvo apoyado con los brazos cruzados en la esquina del café analizando la razón por la que quería saber más de ese chico
“Quizá solo sea curiosidad por tirarme a un chico”
Recordó al novio de su odiado familiar, el peliplata de nombre Squalo. Sin duda un hombre muy atractivo, con un cuerpo muy excitante. No negaba que si la situación se le presentaba podría tirárselo un par de veces sin problemas, pero no llegaría al extremo de esperarlo fuera de su trabajo solo por necesidad de sexo, si así fuese se buscaría una mujer mucho mejor y ya, puesto que no era gay
“¿Entonces…que tiene de especial ese chico?”
Escuchó la puerta del café abrirse y dirigió su vista hacia el chico que salía de este
-Ese es…
Gokudera caminó rápidamente hacia la dirección donde se encontraba Hibari, pero no se dio cuenta de este por lo apurado que se encontraba. Aunque no quisiese aceptarlo no quería hacer esperar mucho a Yamamoto fuera de su edificio
“¿Tsunayoshi seguirá adentro o ya se habrá ido?”
Unos minutos después la puerta del local volvió a abrirse. El pelinegro nuevamente dirigió su mirada hacia la persona que salía del café y sonrió ampliamente mientras observaba al chico de cabellera castaña cruzarse el bolso por uno de los hombros, tomar una cuantas bolsas que parecían de regalo en una mano y caminar hacia su dirección
De pronto una sensación desconocida para el universitario lo recorrió completo
“¿Que mierda me pasa?, ¿acaso estoy nervioso?”
Se reprendió mentalmente y esperó a que el castaño pasase delante de él, no sabía que le diría, le dejaría eso a su instinto de carnívoro
En el momento justo en el que el castaño pasó frente a él solo atinó a levantar la vista y hablar
-Sawada Tsunayoshi
Una corriente eléctrica recorrió toda su columna y lo hizo pararse en seco.
“Esa voz”
No podía ser verdad o ¿sí?, ¿Por qué aquel chico sabía su nombre? y peor aún ¿Por qué lo estaba esperando fuera del café?
Se giró con algo de temor y todas sus fuerzas escaparon de su cuerpo cuando lo vio
-u-usted
-Mi nombre es Hibari Kyoya
El pelinegro acortó la distancia entre los dos y sonrió seductoramente, de esas sonrisas que harían caer a cualquier mujer
El sonrojo en el rostro del castaño fue instantáneo y notorio
-P-Por qué usted…- Tsuna no pudo terminar la frase, los nervios lo consumían
-Quería conocerte Tsunayoshi- Hibari tomó una de las manos del castaño y simuló un saludo- eres el amigo del chico que trae por los suelos a un conocido, te vi ayer en el comedor de la universidad y me agradaste, es todo
El contacto de la mano del pelinegro con la suya se sintió tan bien que Tsuna se puso aún más rojo de lo que ya se encontraba
-¿Cómo sabe mi nombre?
-Yamamoto me lo dijo
El pelinegro trataba de actuar como lo haría cualquier persona al socializar, aunque se le hacía muy difícil tomando en cuenta su personalidad ermitaña
-E-Entiendo
No sabía qué hacer, todo había dado un giro demasiado brusco. Hace unas horas él estaba atendiendo a Hibari-san junto a su acompañante como cualquier cliente y ahora lo tenía frente a él diciéndole que quería conocerlo
“Dijo que le agrado… ¿pero cómo puede ser si ni siquiera me conoce?”
-Por lo que veo sales de trabajar, ¿te parece si te llevo a tu casa?
Esa propuesta sorprendió a ambos. Hibari nunca se había comportado de esa forma con nadie.
Tsuna no entendía siquiera las razones de Hibari para hablarle
-¿Eh?, no…no es necesario Hi-Hibari-san
La reacción tan tímida del chico y la forma de llamarlo fue algo que le encantó al pelinegro. Tan solo con hablar ese poco rato con él se había dado cuenta de que le interesaba no de una forma sana, y eso era muy raro para él
“Es la primera vez que un chico me interesa”
-No muerdo Tsunayoshi- Hibari dijo esto con una sonrisa divertida- acepta mi invitación, en el camino me puedes hablar un poco acerca de tu amigo, quizá así pueda ayudar un poco a Yamamoto
Mentía, lo sabía. A él no le importaba la relación de Yamamoto con el chico peliplata, pero solo eso se le ocurrió para que el pequeño chico no desconfiara
Tsuna lo pensó un momento. Hibari Kyoya estudiaba en la misma universidad que él. Además era amigo de Yamamoto, por lo que no era una mala persona. No lo mataría para vender sus órganos al mercado negro ni nada de eso
-E-Está bien
El pelinegro sonrió de lado al escuchar su respuesta y con un gesto le indicó al castaño que lo siguiera al auto que se encontraba estacionado frente a ellos
Le abrió la puerta a Tsuna y luego se dirigió al asiento del piloto. Cerró su puerta y cuando ambos se habían puesto los cinturones de seguridad arrancó.
-Tendrás que indicarme por dónde ir, yo no soy un acosador como Yamamoto
-Jaja- el castaño no pudo evitar reír por el comentario de Hibari- así que, Yamamoto le contó a Hibari-san sobre eso
-Sí-el pelinegro miró un momento a Tsuna y le sonrió provocando que el castaño se volviese a sonrojar-pero no me hables de tú Tsunayoshi, ¿no soy acaso de tu misma edad?
-¿Eh?...sí, lo lamento
-No te disculpes, ¿es por aquí?
El pelinegro señalo una avenida, en la cual dobló cuando el castaño asintió como respuesta a su pregunta
-Y dime, desde hace cuánto conoces a Gokudera
El pelinegro se sorprendía de sus palabras, era la primera vez en su vida que trataba de iniciar una conversación con otra persona que no tuviese que ver con algún trabajo de la empresa o la universidad
-Pues… “relájate tonto, es solo una conversación” desde el primer año de universidad, los dos estudiamos economía
-Es muy interesante, yo estudio negocios internacionales al igual que Yamamoto
-Sí, Gokudera-kun me lo dijo
-Oh, ósea que ya sabías de mí
Tsuna comenzó a temblar ligeramente de la vergüenza
“¿Cómo se me pudo escapar algo así?”
-Eh…yo…
-Dime, ¿trabajas desde hace tiempo en ese café?
Hibari se divertía con las reacciones que provocaba en el castaño, quería molestarlo más pero sabía que corría el riesgo de asustarlo y no podía permitir qu se alejase, así que optó por cambiar de tema
-Sí, es un lugar agradable, Gokudera-kun también…
…
…
…
-Llegamos Tsunayoshi
El pelinegro no quería que el viaje terminara, en todo el camino, el cual duró unos 25 minutos, habían estado conversando sobre el trabajo del menor, la universidad y alguna que otra cosas sobre el moreno y el peliplata; cosas triviales para Hibari pero que hacían que Tsuna dejase un poco su timidez para hablarle y sonreírle como había visto hacía con los demás, y eso le agradaba de sobremanera
-Sí, Gracias Hibari-san, espero volver a verte en la universidad
-Fue agradable conversar contigo Tsunayoshi, yo también espero verte pronto
-Ah…Etto… Feliz navidad- el sonrojo en el rostro de Tsuna contrastaba con el ya oscuro cielo de una forma hermosa
-Feliz navidad
Hibari le sonrió de lado y Tsuna lo hizo ampliamente
Tras unos segundos y tras un gesto de despedida con la mano por parte de Tsuna, el pelinegro se obligó a arrancar el auto y dirigirse a su departamento
“Es la primera persona en desarme feliz navidad hoy…Sawada Tsunayoshi, nos veremos pronto”
Tsuna busco las llaves de su casa en su bolso mientras trataba que su corazón dejase de latir tan rápido
“No puedes ilusionarte estúpido dame, no de nuevo… además quizá solo quiere ser mi amigo… el asiento olía a perfume de mujer…seguro de aquella linda chica, no tiene ni punto de comparación conmigo”
Encontró las llaves y abrió la puerta mientras se repetía “Deja de pensar en él”
-Ya regresé- dijo mientras entraba y cerraba la puerta tras de sí