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Meleth Nin por kazen_nova17

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Notas del capitulo:

MATENME DE VERDAD!

NO HABIA SUBIDO ESTE CAP POR DIOS!!!!!!!1

T-T estoy llorando we 

*se va a su rincon

 

Aquella reunión había tomado más tiempo del que imagino, la noche ya caía sobre el reino y el Rey por fin salía de unas extenuantes horas de debate. Iría cenar y luego regresaría a repasar algunos de los puntos que no le habían llegado a convencer del todo. Sin embargo sus pensamientos se vieron irrumpidos cuando vio a Haldir aparecer a sus espaldas.

 

 

─Buenas noches Rey Thranduil─

 

 

─¿Qué te trae ante mi capitán? ─

 

 

─Mi señor me ha mandado a buscarlo, si pudiese acompañarme─

 

 

Thranduil repaso en las cosas que tenía que hacer en lo que quedaba del día, no tenía planeado ver  a Celeborn.

 

 

─Él puede venir─

 

 

─ Por favor, mi señor lo espera ─

 

 

─ Espero que no tome mucho tiempo─

 

 

Haldir guardo silencio y comenzó a caminar siendo seguido por el monarca. A pesar de que salían del palacio Thranduil no protesto y solo siguió a Haldir en silencio.  Estaban cruzando el jardín principal en dirección  de los secundarios, si no se equivocaba. Mientras avanzaban pudo notar que el camino estaba iluminado por Simbelmynë, caminaron otro tramo más, Haldir se giró en su dirección.

 

 

─Pasando los grandes abetos encontrara a mi señor, solo siga las flores─  Y regreso dejándolo solo.

 

 

Lo acaba de dejar, el que suponía era su guía, estaba a punto regresarse, giro sobre sus pies dando el primer paso para regresar. Resopló derrotado volviéndose siguiendo las flores. Llego hasta los grandes abetos  había mucha más luz. Al cruzarlos quedo estático al ver todo  lo que se hallaba.

 

 

─Me alegra que hayas venido─

 

Una pequeña mesa con dos sillas se alzaba al centro, todo estaba decorado con las flores de Simbelmynë  dándole iluminación al lugar, desde el suelo, los árboles y jarrones, uno al centro de la mesa, esta tenía dos copas, un vino, un pomo con miel y una fuente con diversas especias. Celeborn le sonreía dándole aún más iluminación al lugar. Día un paso atrás con toda la intención de alejarse.

 

 

─ Por favor, no te vallas, esto lo prepare exclusivamente para ti─ Llego hasta el lado del monarca tomando una de las manos de este atrayéndolo hasta la mesa, movió la silla invitándolo a sentarse, Thranduil pareció dudar mas termino cediendo. Celeborn imito la acción sentándose frente a él.

 

 

─¿Qué significa todo esto? ─ Al fin cuestiono tratando de ocultar aquella sorpresa –y emoción- que  se implanto en su pecho.

 

 

─Es un detalle que quería hacerte. Como agradecimiento por la estancia en Mirkwood─ Busco las orbes contrarias ─  Y un gesto de mis sentimientos por su élfico ser─

 

 

─No tiene caso lo que hiciste─ Celeborn negó sonriente

 

 

─Tiene razón de ser mi amado elfo─ Thranduil frunció el cejo─  Lo hago para ti, el ser que amo, ese es suficiente motivo─

 

 

─No sé cómo logras sorprenderme, haces cosas vergonzosas unas tras otras─

 

 

─Soy todo un romántico ─

 

 

─Eres cursi Celeborn─

 

 

─Admite que te gustó─

 

 

─Ni en mis más profundas pesadillas─ Compitieron con las miradas para luego reírse de la situación. Celeborn tenía un don, le era imposible mantenerse enojado con él, esa estúpida sonrisa que adornaba siempre el rostro del teleri era como un sedante, no solo lograba hacer que olvidase el enojo sino que también lo relajaba, cierta tranquilidad –por no decir alegría- crecía en su pecho.

 

 

─Sírvete─ Ofreció el mayor aludiendo las especias mientras servía el vino.

 

 

─Ofreciéndome mi propio vino, ¿No te da vergüenza? ─

 

 

─De haber previsto este momento hubiese traído la más exquisita bebida de Lothlorie, espero disculpe mi negligencia─

 

 

─Al menos elegiste el mejor de mi reino─ Celeborn sonrió agradecido mientras cogía una pasa y le echaba un poco de miel. Thranduil no perdió detalle de ello ni de los movimientos de los  labios contrarios. ─ ¿Te gusta mucho la miel? ─

 

 

─Tengo una debilidad por los cosas dulces─ El monarca arqueo una de sus pobladas cejas ante aquella confesión. ─ Aunque tú eres una excepción  a ello─

 

 

Thranduil casi se atora con la pecana que acaba de comer logrando hacer reír al teleri.

 

 

─Soy sincero con lo que digo─

 

 

─Solo dices sin sentidos─ Rebatió el monarca abochornado.

 

 

─Brindemos─

 

 

─Por qué─

 

 

─Solo alza tu copa Thranduil─ Este entornado los ojos obedeció─ Brindo en esta velada, a los Valar por haberme permitido estar hoy donde estoy y con tan maravillosa compañía, por no hacer oídos sordos a mis suplicas. A ti Thranduil, bello rey de este reino, por no privarme de tu presencia,  de tu voz. El solo hecho de poder compartir más que un saludo regocija a mi corazón. ─  Thranduil estaba abochornado por las palabras descaradas del lord ─ Quiero que sepas, que todo lo especial que tengo para dar tendrá como único objetivo tu felicidad y por siempre mantener esa sonrisa─ Los ojos de Celeborn veían al menor con dulzura y destilaban amor.

 

 

─Siempre con tus cursilerías Celeborn─

 

 

─Brindemos por ello Thranduil, por mi cursilería, por el amor que te tengo y por el amor que me tendrás─

 

 

─Celeborn no─ Este negó levemente con la cabeza

 

 

─No niegues los inciertos, no sabemos que traerá el futuro. Vivamos el ahora─ Alzo su copa, Thranduil imito la acción, solo el sonido de sus copas se escuchó. Ambas orbes se conectaron, una con determinación y la otra destilando confusión.

 

 

** 

 

 

─El vino de Mirkwood sin duda es el mejor─ Las mejillas de Celeborn estaban ligeramente sonrojadas, los vapores de la bebida hacían mella en el señor elfo.

 

 

─Mirkwood es famoso por ello─ Contesto Thranduil dejando su copa ya vacía en la mesa. Habían tocado un sinfín de temas, desde política hasta astrología, el tiempo parecía no pasar en torno de los señores elfos.  Lentamente habían acabado con las especias y el vino. Solo la copa del Lord permanecía llena. Un pequeño sobresalto ataco al monarca cuando la mano que yacía sobre la mesa fue acariciada por la del teleri.

 

 

─Posees unas finas y bellas manos─ Trato de apartar la mano, acto que fue impedido por Celeborn.

 

 

─Gracias─

 

 

─Bailemos─

 

 

─¿Disculpa? ─  Celeborn sonrió coqueto, termino de tomar el vino y se levantó jalando de la mano al Rey, este tiro de la misma negándose a tan disparatada idea. ─ Estas ebrio Celeborn─

 

 

─Vamos Thranduil, solo olvida la ética y los morales que te atan como Rey y deja que tu espíritu se libere─ Volvió  tirar de la mano, un aura seductora rodeaba al teleri, tanta que doblego al sinda.

 

 

Estaban parados en medio del espectáculo de luces creados por las Simbelmynë, Celeborn entrelazo sus dedos con los de Thranduil mientras la otra la dirigía a la cintura del mismo. Este se sobresaltó, saliendo de aquel trance e intento alejarse, Celeborn lo trajo logrando que ambos cuerpos choquen.

 

 

─ Estas demasiado cerca─ Contesto notablemente molesto.

 

 

─Solo déjate llevar. ─

 

 

Celeborn comenzó a moverse en un suave  vaivén,  a son de la inexistente música. Se veía ridículo, eso fue lo que pensó Thranduil con gracia. Solo entonces dejo que la risa del lord lo transportara al pasado, cuando era simples elfos de alma libre que correteaban en los bosques. Se dejó guiar por el movimiento del teleri, se movían al mismo tiempo perdiéndose en las orbes contrarias. Hacia tanto que no se divertía como en esos momentos.

 

 

Thranduil se sintió liberado de las responsabilidades que caían sobre sus hombros,  al principio aquello que le parecía ridículo, ahora lo relajaba. Extrañamente ello le hacía sentir feliz, sabía que todo esto se debía a Celeborn. 

 

 

El señor de Lórien estaba poniendo su vida de cabeza en tan poco tiempo. No solo había dado un paso en falso, todo ese tiempo había caído en un sinfín de tropiezos.

 

 

Dieron unos cuantos giros, sus cuerpos se alejaron y se volvieron a unir, sus pies danzaban acompasados. Celeborn estiro su brazo haciendo girar el cuerpo del sinda, paso su brazo sobrante por la cintura envolviéndolo y atrayéndolo quedando ambos rostros cerca, dando por terminado aquel exótico baile.

 

 

─Te mueves muy bien─ Comento Thranduil ─ A pesar de tus años─ Celeborn rio cándido.

 

 

─Me siento alagado, debo admitir que no te quedas atrás─   Junto ambas frentes, sus narices se rozaban, ambos orbes se hallaban expectantes al próximo paso. ─Thranduil, ¿Puedo besarte? ─ Esto tomo por sorpresa al nombrado.

 

 

─¿Por qué después de tantas ocasiones ahora preguntas? ─

 

 

─No deseo arruinarlo, ni que intentes arrancarme la lengua─

 

 

─Ya lo estás haciendo, teleri ─

 

 

Sin esperar más, Celeborn asalto los labios del monarca, estos sabían al delicioso vino, solo volviendo placentero el beso. Thranduil disfrutaba de aquellas atenciones. Hacia tanto que se había rendido con aquellos detalles, detalles que Celeborn lograba realizar sorprendiéndolo en cada situación. Cada cosa que hacia este lograba agrietar de cierta forma su coraza.

 

 

Fue un beso lento, tan lento que diese oportunidad a cada sentimiento de fluir. Ambas bocas se movían acompasadas, sus músculos luchaban dentro de la boca del sinda, se dejaron arrastrar por sus deseos dejando de lado a la razón. Los brazos de Thranduil, como si tuviesen vida propia se aferraron a la espalda del Lord, las manos de este último acariciaban  la curva de la columna, las sentía temblar sobre la ropa haciéndolas irrechazables.

 

Thranduil era consciente de lo que estaba sucediendo, se estaba dejando llevar, Celeborn estaba entrando en su vida a pulso y por más que quisiese no podía impedírselo, no cuando se dejaba vencer por aquella mirada o por su conciliadora sonrisa, el teleri parecía invulnerable a su coraza y eso, muy a su pesar lo asustaba.

 

 

 

El  problema iba más allá de si le atrajo o no el teleri alguna vez, él estaba casado y entre los elfos las uniones eran una de las cosas más sagradas.

 

 

La idea de llevar algo clandestino con Celeborn no le sabia mal de todo, Celeborn lo estaba eligiendo por encima de la creía Noldor,  es que  no la soportaba, desde que la conocía por primera vez supo ver más allá de esa sonrisa que siempre mantenía, sabia las ambiciones de la elfa y que iba a por todo. No solo se quedó como señora de las tierras de Lórien, también se quedó con el único ser que quería.

 

 

Cuando abrió los ojos se encontró los  del teleri, fue entonces que se percató de que yacía sobre las matas de  flores y el mayor lo observaba con adulación.  Trato de incorporarse, más la mano sobre su pecho lo freno.

 

 

─Tranquilo, no voy a hacerte daño, solo apreciaba lo bello que eres, el brillo de las flores te ilumina con grandeza─ El monarca estaba de por mas abochornado, se había perdido tanto en sus reflexiones que no se percató del momento en el que Celeborn logro recostarlo. ─  Todo es tan pacifico ahora, el tiempo sería maravilloso si siempre se mantuviese en calma ─ La mirada del teleri  ahora no lo veía, era como si se perdiese ─ Hasta nosotros, los Eldar cometemos grandes errores en nuestro camino algunos de ellos con impactos que desencadenan largas consecuencias, sin embargo, nunca es tarde para redimirse ─  Lentamente se recostó al lado del sinda ─ Yo deseo redimirme de cada decisión equivocada que tome, quizá tan solo ser un poco más egoísta e ir primero por lo siento ─

 

 

─El pasado no puede cambiarse ─

 

 

─Por ello deseo cambiar el ahora antes que sea demasiado tarde ─ Los somnolientos ojos del teleri luchaban por no cerrarse, ello le causo gracia al sinda.

 

 

─Estas agotado ─

 

 

─Podría pasar la noche en vela admirándote ─ El aludido negó con la cabeza mientras veía como los ojos del teleri terminaban por cerrarse.  Se quedó un momento apreciando el maduro rostro de su “amigo”. Había pasado demasiado en tan corto tiempo.

 

 

Esa noche Thranduil no durmió, pensó en cada una de las decisiones que había tomado hasta ese punto y los que estaba por tomar.

 

 

 

**

 

 

 

Cuando Celeborn despertó espero encontrarse con el rostro del sinda, fue un sobresalto el que se llevó al percatarse que se encontraba en su cama, en su habitación. Se giró bruscamente en dirección de la puerta cuando la oyó abrirse, Haldir ingresaba con una fuente de comida.

 

 

─ Veo que al fin despertó mi señor ─

 

 

─ Haldir…qué… ¿Cómo llegué hasta aquí? ─

 

 

─ Se lo explicaré mientras almuerza ─

 

 

─ ¿Almuerzo? ¿Ya es tan tarde?  ─

 

 

─Bebió demasiado anoche, el Rey me comunico su situación y lo traje al palacio ─  Celeborn asentía a a narración de su capitán ─   ¿Cuánto tiempo más permaneceremos aquí? Si no partimos ahora el invierno puede caer en medio del viaje ─

 

─Partiremos mañana, que todos estén listos Haldir ─

 

 

─A sus órdenes ─

 

Celeborn apenas comió, cuando parecía que había tenido algo de progreso su presencia era requerida en su reino. Dejo el plato sobre la cómoda y se dispuso a empacar, mañana le esperaba un largo día.

 

 

**

 

 

Thranduil no había visto en todo el día al  teleri, pronto seria la hora de la cena y no había señales del Lord. No queriendo darle mucha importancia se encerró en su despacho ordenando documentos. Fue entonces cuando uno de sus sirvientes irrumpió en el lugar.

 

 

─Majestad ─

 

 

─Habla ─

 

 

─Los galadhrim fueron vistos ensilando sus corceles, se cuestionó el hecho de que salgan en alguna expedición pues ningún elfo del reino estaba con ellos─

 

 

─¿Estaba su capitán con ellos? ─

 

 

─Si majestad ─

 

 

─Puedes retirarte ─ El elfo con una reverencia se alejó dejando  pensativo al monarca. Haldir recibía órdenes de Celeborn, no queriendo armar teorías se levantó dispuesto a preguntarle del asunto al teleri, mas al abrir las puertas lo encontró tras estas a punto de tocarlas.

 

 

─Thranduil ─

 

 

─Que bien que llegaste, quiero hablar contigo ─

 

 

─Igual yo ─ El monarca ingreso sentándose en su cómoda silla, Celeborn cerró las puertas y se sentó frente al menor.

 

 

─Vieron a tus elfos ensillando sus caballos ¿Piensa ir a alguna parte? ─

 

 

─Nuestra estadía en Mirkwood fue muy acogedora y agradable, cada uno de los galadhrim está profundamente agradecido, sin embargo ha llegado una notificación de mi reino, hemos de partir antes de que el invierno caiga ─

 

 

─¿Y cuándo partirán?  Pueden llevar algo de comida─

 

 

─Partiremos en la madrugada ─

 

 

Un incómodo silencio se formó en torno de los monarcas.

 

 

─Oh, deben descansar temprano ─

 

 

─Thranduil ─

 

 

─Puedes pedir lo que necesites para el viaje ─ Se levantó evadiendo la mirada del teleri, camino elegantemente hacia la ventana.

 

 

─Te comunique con anticipación que partiría, por favor, espero no haberte hecho enojar ─

 

 

─Me lo dijiste, pero no especificaste el dia ─

 

 

─Permítame acompañarme en la cena ─ Celeborn se levantó acercándose al sinda ─ Permíteme pasar esta noche a tu lado ─ 

 

 

 

─ Conoces la hora de la cena ─  Respondió aun sin mirarlo

 

 

─Te veré ahí ─

 

 

Al escuchar la puerta cerrarse el sinda se permitió apartar la mirada de la ventana, el tiempo se había ido volando, demasiado rápido, todo ocurrió demasiado rápido para su gusto. No debería afectarle la partida del teleri, pero de cierta manera le molestaba, no le gustaba enterarse de las cosas a última hora, descuadraba su horario y sus planes.

 

 

Faltaba poco para la cena, por lo que decidió hacer a un lado sus pensamientos y bajar para cenar. Había tiempo de mandar a que preparasen algo para despedir al Lord.

 

 

**

 

 

Celeborn quedo sorprendido cuando, al bajar, encontró un bufet en la mesa. Se acercó lentamente. Thranduil estaba sentado en el extremo de la mesa con el rostro parco y la mirada fija en la mesa.

 

 

─Thranduil─

 

 

─Siéntate Celeborn, esta cena es una de despedida, siéntete libre de comer cuanto desees─  Celeborn se sentó frente a Thranduil, este tenía las manos sobre la mesa, sin embargo no se movió. 

 

 

─Me sentiría más a gusto si me acompañase en esta cena─ Este asintió y comenzaron a comer en silencio. La cena fue amena, ninguno hablo y comieron en total silencio.

 

 

A Celeborn no le gustaba la idea de irse sin antes haber hablado con el sinda.

 

 

─Muchas gracias, estuvo delicioso─

 

 

─Espero tu estadía en mi reino te haya sido grata─ Se levantó queriendo dar por finalizada la cena.

 

 

─Thranduil, necesito hablar contigo─

 

 

─Habla─

 

 

─En privado─ Acoto mientras miraba disimuladamente a los sirvientes que se encontraban el la puerta. El sinda pareció pensarlo ─ Por favor─

 

 

─Vamos a mi despacho─

 

 

Celeborn camino detrás del monarca, Haldir; quien había estado al lado de Celeborn, había optado por  terminar los preparativos para su viaje. Una vez dentro del despacho el sinda se desplazó con elegancia, movió unos cuantos papeles que se hallaban sobre su escritorio y  tomo asiento.

 

 

─Puedes hablar Celeborn─

 

 

─Thranduil, estas siendo indiferente conmigo─  Contesto este acercándose al escritorio.  ─ No quiero que todo lo que paso en este tiempo sea ignorado, tengo que partir, pero si por mi dependiese me quedaría siempre ─

 

 

─Sé los deberes que te atan Celeborn, yo también ejerzo un cargo y nada es más importante que tus deberes con tu reino─

 

 

─Thranduil─ Celeborn trato de acariciar la mano del menor, sin embargo esta fue apartada de la mesa. No aceptando tal rechazo Celeborn bordeo la mesa llegando al lado del monarca, atrapo ambas manos y se puso de cuclillas llegando a la misma estatura del sinda. Este lo miraba entre sorprendido y extrañado─ Prométeme que no olvidaras lo que pasamos ─

 

 

─Estás haciendo un drama Celeborn─ Contesto queriendo safarce del agarre

 

─No, trato de asegurarme de que todo lo que vivimos no sea olvidado, sé que logré llegar a ti, sé que lo sentiste─ una mano se aventuró a acariciar las tersas mejillas ─ No deseo que haya sido en vano n que pienses que todo lo que dije fueron palabras al aire, no mentí en ningún momento, lo reafirmare ahora y siempre, realmente no quisiera irme, estos días han sido los mejores y quisiera seguir teniéndolos, créeme señor elfo─ Ambas orbes se miraban , ambas perdidas en las contrarias. ─ Te amo─

 

 

Thranduil cerró los ojos por instinto, esperaba un beso que nunca llego, no en sus labios, este beso fue depositado en su frente, con tanta dulzura que sentía arder esa zona. Celeborn se alejó observando el rostro de sus más profundo sueños, junto ambas frentes repasando sus palabras y acciones, sabía que no recibiría nada a cambio, conocía a Thranduil, por ello trataba de dar expresiones de amor tan grandes que lograsen alcanzar al monarca.  Sintió la mano de este sobre su pecho, primero se poso solo en el para luego empujarlo.

 

 

─Se hace tarde, debes partir Celeborn─

 

 

─Tienes razón─ Se alejó con el corazón latiéndole con fuerza.

 

 

─Una comitiva te acompañara hasta la salida del reino─

 

 

─Muy amable de tu parte, gracias─ Con una última mirada salió de la estancia, suspiro con fuerza para luego encaminarse a su habitación, ya no había mucho tiempo, en cuestión de horas partirían.

 

 

**

 

 

Haldir lo ayudaba a montar a su corcel, estaban todos los galadhrim en la entrada del impotente reino de Mirkwood, la comitiva que los acompañaría ya estaba lista esperando la orden para salir. El capitán recibía la última cesta de comida entregada por las elfas del reino con respeto. El Lord miro por última vez la entrada, esperaba verlo sin embargo no había señales del monarca. Haldir entendía a su señor pero debían partir, subió a su corcel dándole a entender a Celeborn que ya era la hora. Este asintió y comunicándoselo a los sindar se movilizaron en dirección del denso bosque.

 

 

Thranduil yacía en su ostentoso trono, cuando uno de sus súbditos se acercó.

 

 

─Majestad, el señor de Lórien y la comitiva acaban de partir─  Asintió, el elfo se retiró dejando solo a su señor.

 

 

Celeborn había partido, las cosas volverían a su curso normal.

 

 

El sueño se le había disipado, sin embargo estaba cansado por lo que opto por una siesta. Vio por las ventanas que todos regresaban a sus hogares después de la despedida al Lord,   iba sumido en sus pensamientos, llego a su habitación, más el ramo de Simbelmynë al pie de este llamo su atención.  Las recogió notando un papel con un mensaje en ellas.

 

 

Volveré junto con la primavera.

 

 

Una disimulada sonrisa se atrevió a surcar los labios del monarca.

 

 

¿Acaso Celeborn nunca iba a dejar de sorprenderlo?

 

 

Ingreso a su habitación,  caminando al balcón, al contacto con las estrellas estas brillaron.

 

 

─Con la primavera ─ Fue lo único que murmuro el monarca.

 

 

A lo lejos Celeborn cabalgaba de camino a Lothlorie, con la promesa de regresar.

Notas finales:

RIP- la autora


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