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El ángel, el cazador y el alce por Gabyyy_aion_muse

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Notas del capitulo:

Gracias por llegar al final!!!!! Este es mi primer fanfic, y si consegui sacarles una sorisa, cumpli mi objetivo. Gracias y ojala les guste el final.

Castiel y Sam estaban en un profundo shock, sus rostros de asombro y terror se iluminaban por los fuertes relámpagos.
Los tres grandes males se habían desatado por la muerte de un demonio, no, por la muerte de un humano poseído por un demonio. Y quién los había desatado fue Naomi, a través de una espada, de un conjuro y del cazador.

-¡¿Pero qué hiciste Naomi?! ¡¿Perdiste la razón?! ¡Sabías las consecuencias!- gritó Castiel furioso.
-¡Todo esto es culpa tuya Castiel ! ¡Si sólo me hubieras entregado la tableta ángel...

-¡DEJA DE USAR ESA EXCUSA!- gritó Castiel. -¡ADMITE QU… TODO ESTO FUE POR VENGANZA! ¡PARA VENGARTE DE MI Y DE ELLOS POR INTERPONERNOS EN TU CAMINO!-el ángel moreno estaba furioso, tan furioso que su gracia emanaba sola.

Naomi no lo demostraría, pero todo lo que Castiel dijo era completamente cierto. Ella pudo conseguir algo menos riesgoso para ella y mas eficaz si solo queria la tableta. Si queria recuperarla como sea, pero tambien quería que Dean Winchester y Castiel sufrieran. Que de verdad lamentaran tener ese vínculo. Qué Castiel viera a ese humano como el monstruo que, ella, siempre supo que era.
Castiel merecia sufrir todo esto y mucho mas por haber traicionado al cielo, a sus hermanos, y por desobedecerla. …l fue el unico ángel de quien perdio control en siglos, y todo por un insignificante simio. Y peor era saber que, ese simio, hizo algo que nadie jamás había podido hacer, se llevo por completo a una de sus mejores marionetas. Un simio se burlo de ella. Merecia sufrir tanto como esto y mucho mas. No había en Naomi, ningúna clase de culpa.
-Yo no me equivoque Castiel. Fuiste tú al elegirlo a él -señala a Dean - y a su hermano, antes que al cielo y a los tuyos.

-¡SOLO ME ARREPIENTO DE NO HABERLO HECHO ANTES!- gritó Castiel, con sus ojos iluminados por su gracia y con toda su determinación.

-No pensaras asi por mucho. - dijo sonriente. - Tyrfing, mata a Castiel -lo señala - de inmediato. - recito unas palabras de conjuro, los enrrojecidos ojos de Dean comenzaron a brillar, al igual que las marcas.
Castiel podía sentir los gritos de dolor de Dean, que gritaba por dentro, que luchaba por no obedecer.
Pero su cuerpo se comenzó a mover.
Sam intentaba acercarse, pero los demonios que estaban dentro de la mansión salieron, al ver a sus compañeros muertos, comenzaron a atacar, y el alce se vio rodeado, al igual que Naomi.

Castiel estaba agotado, sentia todas las clases de cansancio al mismo tiempo. Pero no se dejaría vencer por este. Veía como Dean se acercaba a el, empuñando la espada.

-¡Basta! ¡No! ¡Corre Cas! ¡Maldita sea! ¡Vete! ¡Debes irte maldición! ¡Cas!-gritaba Dean, mientras se veia a si mismo dirigiéndose hacia su ángel, que estaba herido, golpeado, cansado, y el lo notaba, estaba tan triste. Tan triste. Dean siempre odio ver esos ojos azules llenos de tristeza. Siempre le gustó verlos llenos de felicidad, inocencia, calma y seguridad. Pero ahora, carecían de todo eso. Y él no podía hacer nada para llenarlos con esos sentimientos, sino que iba a quitarles el brillo de la vida.

Sam repartía golpe tras golpe, puñalada tras puñalada, y el aire se le volvía denso. Se le hacía dificil respirar, y notó que a los demonios les comenzó a pasar lo mismo.

Y se dio cuenta, de que esto se trataba del tercer mal, estaban enfermando, y de seguir asi iban a perecer.
Así qué con todo lo que tenía, el corrió hasta que llego a Naomi, empujandola al suelo bruscamente.

-¡DETENLO! ¡O MORIREMOS TODOS, INCLUSO TÚ!- le gritó el alce mientras la sacudia con fuerza.

Naomi lo golpeó arrojandolo lejos.

-No te atrevas a tocarme ser repulsivo. Yo no corro ningún peligro. Ustedes son los que estan perdidos. - se disponía a irse, cuándo alguien la encerró en un circulo de aceite sagrado. Era Crowley.

-Disculpa la interrupción querida, pero me temo qué esto, sea lo que sea- dice señalando al cielo y a sus demonios- digamos que... No es de mi agrado. Si fueras tan amable de detenrlo..

-¡Jamás abominación! ¡Liberame ahora! - dijo furiosa.

-Oh - dijo poniendo una mano sobre su boca - Lo siento. Enseguida querida. - se pone serio. - ¿Podemos evitarnos las amenazas y acabar con esto ?

-¡Crowley si no la detienes todos bajo estas nubes moriremos! - le gritó el alce.

-Gracias por el dato alce. No se que haría sin ti. Bien, pongamos las cartas sobre la mesa, tu detienes esto y yo te dejo ir.

-¿Crees que negociare con un demonio ? - dijo sorprendida y ofendida.

-Yo no lo llamaría negoció viendo tu posición querida.- dijo haciendo gestos con las manos.- Diria mas bien que te hago un favor. Despues de todo, tu tambien moriras aquí - dijo señalando a su rostro.

Naomi llevo sus manos a su cara, sus ojos comenzaron a sangrar. No podría mantener el control sobre la espada por mucho, y si eso pasaba, no había nada que hacer.

-Creo que no te queda mucho tiempo para elegir querida. - dice cruzandose de brazos.

Sam observaba esto, hasta que se dio cuenta de lo que pasaba en la otra dirección. Dean dirigiéndose con espada en mano hacía Castiel.
¡Mierda! Habia olvidado la ultima orden de Naomi, debido a los demonios y a Crowley. Se dispuso a llegar allá, pero le costaba moverse, la enfermedad sumado a su debilidad por las pruebas. Aun así siguió adelante.

Castiel no sabía que hacer, ya estaba demasiado debil para huir, y matar a Dean no era y nunca sería una opción para él.
Dean se acercó hasta estar frente a él, y allí, lo golpeo, pero no con la espada, con el puño. Esto sorprendió al ángel, pero no respondió de ninguna manera.
Dean volvió a golpearlo con mas fuerza.
-Dean...se que estás ahí...- dijo el ángel mirandolo a los ojos.
Dean lo golpeó una, otra y otra vez, el ángel estaba en el suelo.
Se levantó con dificultad y le dijo.- Recuerdas que....somos famila..
Dean lo tomo del cuello y lo acorralo contra una pared.
-Me dijiste que.... me necesitabas- dijo con dificultad.
Dean lo golpeo en la cara. Castiel estaba tan lastimado y bañado en su propia sangre, qué no sabía como seguía consciente.
-Yo también te necesito....Dean - logro decirle, pues su boca sangraba.
Dean sostuvo la espada con intención de dar la estocada que pondría fin al ángel. La sostenia con tal fuerza, que su mano sangraba.
-Te....Te amo Dean... - dijo el ángel seguro de que esas serían sus ultimas palabras.
Antes de cerrar los ojos esperando la muerte, Castiel vio algo qué jamas pudo ver. Una lagrima recorrió el rostro de Dean, por dentro, su cazador estaba ahí, y sufría.
Castiel cerro los ojos, y Dean apuntó con la espada, estaba por clavarla en el pecho del ángel, cuándo algo, lo detuvo.

El tiempo se detuvo ahí. Castiel miró sorprendido, un hombre muy alto, con una armadura dorada, probablemente de oro, con cabello largo y negro, de ojos color miel, y al cuál le faltaba una mano, estaba detras de Dean, sujetandole el brazo. Al mirar con mas atención al hombre, Castiel pudo ver que tenia una runa grabada en el pecho de su armadura. Era la misma runa que sellaba la caja de las cadenas, era la runa tiwaz, solo podía tratarse de alguien.

- ¿El....dios... Tyr? - preguntó el ángel, deslizandose por la pared hasta quedar sentado en el piso.

- Asi es criatura, tu debes ser el ángel despeinado del que hablaba el enano Dyrin. Soy Tyr, un Aesir, dios de la guerra y la justicia.

Sam escuchó esto, se acercaba con lentitud y pudo preguntar. -¿Qué.....hace....aquí?

Tyr lo miró y dijo; - Y tu debes ser el humano gigante. Estoy aquí por esto. - dijo señalando a la espada.
- Esta espada fue forjada para un rey por los enanos, pero la bautizaron así en mi honor. Tyrfing, el dedo de Tyr, la asesina. Está espada no debió volver a ver a Sigel (diosa del sol) jamás.
El Aesir solto el brazo de Dean, y comenzó a recitar unas palabras. Al hacerlo, el cazador comenzó a gritar de dolor, com tal fuerza, que Castiel se cubrió los oidos para no escuchar. Era desgarrador escuchar al cazador gritar de esa manera, no quería que siga sufriendo. Su dolor era el dolor del ángel.


Naomi y Crowley observaban desde la distancia, el demonio dijo:
- Vaya. No se con que te metiste, pero creo que estas en problemas. - dijo burlándose antes de escapar.
-¡Liberame! - gritó Naomi, pero ya era tarde, el demonio se habia escapado de nuevo. Y no solo eso, sino que ella notó, que había perdido por completo el control sobre la espada. Su tiempo se acabó.


Las marcas en el cuerpo de Dean, comenzaron lenta y dolorosamente a retroceder, hasta regresar al mango de la espada. Sus enrrojecidos ojos, comenzaron a recuperar el color verde que siempre tuvieron. Y mientras seguía gritando, cuando Tyr termino de recitar, Dean soltó subitamente la espada. Sin embargo el cazador estaba muy herido.
Cayo al suelo, primero de rodillas y despues caería de cara al suelo, pero Castiel lo sostuvo y lo recosto contra él.

El ángel lo sostenia en brazos, tan frágil por fuera y tan fuerte por dentro, era algo que siempre le llamo la atención sobre Dean.
-¿Dean...?- preguntó susurrando. Pero el cazador no reaccionaba de ninguna manera. Intento curarlo con su gracia, pero ninguna de sus heridas se curaba. No podía estar pasando esto. Intento con todo su ser curarlo, pero sólo lograba agotarse a sí mismo, hasta casi desmayarse.
Al no poder hacer nada, el ángel miro al cazador, lo miró con calma, dibujando su rostro en su mente. Lo abrazó con mas fuerza, pego su frente a la suya. Y por primera vez en toda su existencia, comenzó a llorar, lloraba silenciosamente. Era un lamento tan silencioso, que solo Dean podria oirlo. Lo había perdido, lo dejo ir. No. Dejo que se lo arrebaten. Pero ya nada de eso era importante para Castiel. Ya no había nada por lo que seguir.

Tyr, tomó la espada del suelo, al hacerlo, la tormenta que azotaba comenzo a calmarse, el aire volvia a ser normal, y el cielo comenzaba lentamente a aclararse. Solo un dios era capaz de detener todo esto tan facilmente.

El Aesir parecía estar listo para irse, pero se detuvo al sentir que alguien lo tomó por la capa. Al darse la vuelta, vio que era Sam, que lo miraba con tristeza.

-Espere... Si es el dios de la justicia... debe salvar a mi hermano. - dijo con algo de miedo, pues la mirada de ése dios era como una espada presionando su cuello.

-¿Por qué lo haría?- dijo firme.

-Por que lo obligaron a usar esa cosa. Porque esa espada es su responsabilidad. Y porque si es el dios de la justicia, debe ver que esto es injusto. - no sabe de donde sacó coraje, pero lo dijo, era la vida de su hermano la que estaba en riesgo.

Tyr sólo miró a Sam un momento, y tocó su frente, Sam sintió que el dios estaba viendo todo lo que habian vivido. Todos sus recuerdos.
Finalmente lo soltó. Y Tyr, sonrrio.

-Ya veo porque lo quieres salvar. Ambos serían buenos guerreros en el Valhalla, como dijeron los enanos.

-¿Dyrin y Blyrin, le hablaron de nosotros?- preguntó confundido el alce.

-Esos dos demostraron mucho valor al venir a Asgard para convencerme de ayudar a un ángel despeinado y despistado, y a un humano gigante y con el cabello de Sif (esposa se Thor, con cabellera de oro), a salvar a su hermano de Tyrfing. Pero debía ver que era cierto todo lo que me dijeron.
Sam sonrio agradecido con aquellos enanos, quienes los habían ayudado tanto.

Tyr se dirigió hacia Dean y Castiel, se inclino poniendo una rodilla en el suelo y miró al ángel, que tenía lagrimas en el rostro. El Aesir tocó la frente del ángel y lo observó todo.

-Tu vida no ha sido facil criatura.- le dijo mirandolo fijo.

El ángel no respondio de ninguna manera, solo seguía abrazado a su cazador.

-Blyrin dijo que eras diferente a otros de tu estirpe, y estaba diciendo la verdad. Escucha ángel, no lo vuelvas a dejar ir. - dijo sonrriente.
Castiel lo miró con asombro e intriga
Tyr tocó al cazador y sus heridas comenzaron a sanar y el color regreso a su rostro. Al ser él dios de esta espada, el podía controlarla por completo, incluso revertir efectos causados por esta.
Castiel miró a su cazador con esperanza, con ansias, quería tanto que despierte.

-H....Hey ..Cas - dijo Dean abriendo despacio los ojos..

-¡Dean! -gritó abrazandolo, enterrando su cara en el cuello del cazador, que se sentó y le devolvió el abrazó.
Sam corrió hacia ellos y los abrazó a ambos.
.
-Esperen.. Dejen que respire ...- pidio Dean, pues seguía debil. Miro al dios Tyr con asombró y dijo. : - ¿Quién es el manco qué hace cosplay? - preguntó.
Sam y Castiel se aterraron al oir eso, temiendo provocar la ira de Tyr, pero para su sorpresa, el Aesir comenzó a reir.

-Eres muy gracioso humano, y pude ver por ellos que también eres valiente. Debo decir, soportaste la maldición y el poder de esta espada, por mas tiempo y con mucha mas fuerza que cualquiera de sus dueños anteriores.

-Gracias amigo, pero no vuelvas a perder tus cosas. - dijo riendo y Castiel le tapo la boca y Sam le dijo

- Dean. El es un Aesir, un dios mordico. Es Tyr, dios de la guerra y de la justicia.

-Ahh...- dijo Dean procesando el dato.- ¿Por qué le falta una mano?- preguntó a su pequeño hermano.

- Oh es una gran historia. Cuando Fenrrir logro liberarse de las cadenas Leding y Droma, los enanos y elfos crearon una cuerda irrompible Gleipnir, pero para dejar que pongamos la soga en su cuello, el lobo pidió que uno de nosotros dejara la mano en su boca como garantía de que no era una trampa. Como yo no le temia, me ofrecí, y cuando no pudo liberarse cerró su mandíbula y se llevo mi mano.- dijo Tyr sonrriente.
- Esperen, deben decirme ¿Quién liberó la espada y te obligó a usarla?

Los tres señalaron a Naomi que estaba encerrada en el circulo.

Tyr cambió su sonrisa por una mirada asesina, y se dirigió a donde estaba encerrada Naomi. Traspasó el circulo de fuego como si nada, hasta estar frente a ella, era varias cabezas mas alto que ella.

-Alguien de tu estirpe no debe meterse con un mundo ajeno al suyo. Ni con sus cosas. - dijo Tyr en tono amenazante.

Naomi no podía decir nada, era tan imponente el poder de ese dios, qué era incapaz de mover un dedo en su presencia.

-Como habia mencionado, soy el dios de la justicia, y tu mereces un juicio, te llevare a Asgard para decidir tu castigo.- termino de decir eso, salio del círculo y regreso con los chicos.

-¿Sería un problema qué regresé luego con los enanos? Ellos querían saber de ustedes. - dijo ahora con tono amistoso.

Los tres estaban asombrados de lo versátil que era este dios. Pero finalmente Dean respondió.

-No hay problema, yo quiero conocerlos. -dijo sonriente.

-Muy amable humano Dean, me llevare a la prisionera ahora, ah pero antes- tocó a Sam y Castiel, para curarlos - Asi es mejor. Bueno, qué Oddin padre de todo los favorezca.-cuando termino de decir esto desapareció al igual que Naomi.

~

Los tres finalmente tomaron aire, como si no hubieran podido hacerlo en mucho tiempo. Y nuevamente se dieron un abrazo estando el cazador en el centro. Se quedaron asi por varios minutos, querían asegurarse de que era la realidad, hasta que se dejaron libres.

-Iré a buscar el Impala, soy el que mejor esta de los dos- dijo Sam a su hermano. Pero los tres sabían que era para dejarlos solos un momento.

Por todo lo que habían pasado, ya no quedaba en Dean ninguna clase de duda respecto a lo que sentía, ademas, ver a su ángel estar al borde de la muerte tantas veces, le mostro con mayor evidencia lo mucho que lo quería a su lado. Asi que ya sin miedo alguno dijo sonriendo;
-Asi qué...¿Dijiste que me amabas?

-Dean..yo.. - el ángel estaba avergonzado. -¿Estas enojado?- preguntó inocente.

-Claro que no. Pero estoy intrigado. ¿Quieres saber qué respondo a tu confesión?- preguntó mirandolo a los ojos.

-Si, me gustaria saberlo. - respondio el ángel.

- Creo qué lo haré facil para los dos -dijo tomandolo por los hombros.- Cas. -dijo suavemente y, tomandolo ahora de las mejillas, lo besó.
No hubo mas nada que decir. Ahora ambos entendían la razón. La razón por la cual se cuidaban, se preocupaban, se protegían, por la cuál luchaban, por la cuál siempre regresaban con el otro. Era tan simple, y a la vez tan complicado entenderlo. Pero ambos sentían que, ahora podían finalmente hacerlo.

-Eso... Significa qué me amas también ¿verdad Dean? - preguntó inocente.

-Si. Eso significa Cas. - respondió alegre. -Pero no lo andes anunciando en radio ángel - le advirtió.

-¿Por qué no Dean?- preguntó intrigado.

-Ayy Cas - dijo sonriendo y dandole un beso en la mejilla. - solo callate y vamos con Sammy. -dijo mientras caminaba a la carretera.

-Espera Dean no lo entiendo. - dijo corriendo tras él.

~

Pasaron alrrededor de tres semanas desde entonces.
Era un sabado casi como cualquier otro, pero los Winchester y el ángel, tenian visitas hoy.

-Cas ¿Que rayos es esto?- preguntó Dean señalando un plato en el que habia una extraña pasta gris.

-Lo cocine yo mismo, con la receta tradicional para los invitados.-dijo sonriente.

-Muestrame el libro de recetas -le pidió Dean.

-¿No debes decir mas bien "me muestras el libro de recetas amor"?- dijo Sam llegando con bebidas.

-Callate perra. Esto no es contigo. - respondió sonrrojado.

-No me disgustare si me dices cosas así Dean - aclaró sonriente el ángel mientras le daba el libro.

-Gracias cari...Cas - dijo enterrando su cara en el libro.

Sam y Castiel intercambiaron una mirada y sonrieron.

-Cas este libro es de recetas nórdicas de hace siglos. - dijo intrigado - no me digas que los ingredientes son como los de esos hechizos raros.

-No. Son mas difíciles de conseguir.- aclaro sonriente. Dean solo se rió y puso su brazo alrededor del ángel.

-Nunca cambies Cas. - dijo sonriente.

-Ya llegaron chicos. - dijo Sam, seguido por Dyrin, Blyrin y Tyr.

-Es un palacio extraño el que tienen. - dijo Tyr. - Pero gracias por invitarnos mortales.

Señor Dean, es un placer conocerlo, el señor Castiel solo hablaba de usted cuando reuníamos ingredientes - dijo Blyrin estrechando la mano a Dean. Lo que dijo hizo a Cas ponerse muy rojo.

-El placer es mio chicos. Despues de todo, de no ser por ustedes yo...

-Ni lo diga humano, solo pasemos a la mesa y continuemos. - dijo Dyrin con una gran sonrisa.

Todos juntos se sentaron en la mesa a almorzar, Tyr contaba grandes historias y hazañas. Dean hacia chistes que solo Sam entendía, los enanos elogiaron las habilidades culinarias de Castiel.
Todos sin importar quienes y que eran, estaban pasando un agradable momento, que realmente necesitaban.

Al final, el ángel, el cazador y el alce, lograron superar una de las peores situaciones que hubieran vivido. Todo gracias a dos enanos y un dios manco que les tendió la mano.
Y no importaba qué sucediera, ni como, ni porque, solo importaba que ellos iban a superarlo. A superarlo y a permanecer juntos. Como la família que eran. Los tres. Hasta el final. Porque, si estaban juntos, eran felices. Y asi querían permanecer.

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