Capítulo 12
Ahora son míos
Para su sorpresa y satisfacción el moreno había aceptado rápidamente la idea de que él se hiciera cargo de su tripulación por un tiempo, el tatuado amaba el mar tanto como él, así que de cierta manera era lógico que al final iba a aceptar, se aseguraría de meter en cintura a la bola de inútiles que el moreno tenía por tripulante, el bicho ese estaba horrorizado por la decisión de Trafalgar y si era estrictamente sincero eso solo aumentaba su satisfacción.
Lo que sucedió después fue algo que ni él podía explicar, de alguna manera él y el ojigris acabaron besándose, un beso que realmente no pretendía nada… Simplemente sintió la necesidad de hacerlo… El deseo de probar de nuevo esos labios… De sentirse cercano al moreno… De tocarlo a él… De sentirlo, su respiración, su sabor… ¿Por qué lo hacía? ¿Qué sentía por el de cabellos negros? ¿Qué quería? ¿Qué esperaba? ¿Qué deseaba realmente de esa relación? Sus propias dudas se vieron reflejadas en las palabras del contrario.
Respondió por instinto… Simplemente fue sincero, no esperaba ver al moreno quebrarse… No sabía que hacer frente a alguien que lloraba, solo se atrevía a suponer que eran las hormonas, de verdad que comenzaba a sentirse inútil, lo único que atinó a hacer fue abrazarlo, apegarlo a su cuerpo delicadamente, lo sintió esconderse en su pecho y no lo apartó, al final el moreno estaba embarazado… Era lógico que se quebrará por cosas sencillas… Al final él estaba ahí para apoyarlo en esos casos, cerró los ojos dejándolo desahogarse.
Estuvieron un par de minutos de ese modo hasta que el maldito oso de mierda llegó a interrumpirlos de nuevo, se apartó del moreno, la situación que hace un momento era cálida se había puesto demasiado tensa e incómoda para su gusto, así que lo mejor era alejarse, siguió con la mirada cada uno de los movimientos del tatuado mientras se levantaba de la cama, había llegado el momento, probablemente el moreno no iba a aprobar lo que tenía en mente por eso le había dado largas con las explicaciones
-Ven aquí…- se acercó y lo tomo leve por la cintura haciendo que se apoyará en él –Sé que preferirías arrancarme la yugular de una mordida antes de dejarme llevarte en brazos así que por lo menos apóyate en mí… Harás menos esfuerzo así…- vio un ligero sonrojo asomarse en las mejillas ajenas pero no opuso demasiada resistencia y se apoyó en él.
-Gracias…- se sorprendió un poco por el agradecimiento ajeno, estaba muy pasivo ese día, no que se quejará de no tener que pelear de todo pero era extraño
-No es nada… Ya te lo dije… Yo estoy aquí para cuidarlos…- se había dado cuenta de que no podía seguir tratando al bebé y a Trafalgar como dos entidades diferentes… El bebé dependía de la salud del tatuado… Si quería cuidar de uno tenía que cuidar del otro… Al final el moreno no era una máquina, era el que más estaba sufriendo con todo lo que estaba sucediendo
-Gracias…- lo escuchó repetir suavemente y lo sintió aferrarse a él para caminar, el oso no dejaba de mirarlo mal pero lo ignoró olímpicamente mientras ayudaba al tatuado a caminar, pasó junto al animal despacio y se detuvo en la puerta un segundo
-Alguien me va a decir a donde putas tengo que ir ¿O tengo que recorrer la lata esta entera?- escucho al de ojos grises bufar una risa
-Ve al comedor Eustass-ya… ¿Ahí si puedes llegar no?- fue un movimiento automático, giró un poco la cabeza y le dio una pequeña mordida juguetona en su oreja
-No soy tan imbécil…- notó el poderoso sonrojo que se había apoderado de las mejillas ajenas y solo así cayó en cuenta de lo que acababa de hacer, casi sentía que estaba siendo asesinado con la mirada por el tripulante ajeno pero carraspeo un poco –Vamos de una vez…- gruño mientras hacía andar al moreno con un leve empujón.
Trafalgar no dijo nada y empezó a caminar despacio, el comedor no estaba nada lejos así que a pesar de la lentitud con la que tenían que andar no les tomo ni cinco minutos en llegar, el moreno se detuvo de golpe frente a la puerta, pudo sentir un ligero temblor, suspiró, eso debía ser increíblemente difícil para él, estaba a punto de ceder el control de su tripulación… El moreno estaba dando básicamente un salto de fe…
-Trafalgar… ¿Te sientes bien?- el chico aún se negaba a moverse, lo miro de reojo
-No es nada…- apenas si se le oía cuando dijo eso –No es nada… Entremos de una vez…- al parecer había podido recuperar suficiente voz para continuar, sentía la presencia del tripulante ajeno detrás suyo pero se negó a voltear, abrió la puerta con la mano libre la tripulación ajena no era muy grande así que todos cabían perfectos ahí, todo se había quedado en el más absoluto silencio cuando había abierto la puerta, todas las miradas se clavaron en ellos, no tardó en distinguir a sus dos tripulantes al fondo de la sala, suspiró un poco, al mal paso darle prisa –Se preguntaran el porqué de esta reunión tan acelerada…
-Ahora todos ustedes son míos- lo cortó a media oración, al demonio el ser políticamente correctos, sintió el aura asesina del moreno, iban a acabar peleando en cuanto estuvieran a solas, escuchó los murmullos y algunas quejas ahogadas, gruño y alzó un poco más la voz –Trafalgar Law y yo hemos formado una alianza- más murmullos pero los ignoró olímpicamente para seguir hablando –Y como por el momento Trafalgar no está en condiciones… El control es temporalmente mío y yo soy tan amable como él- su tono de voz no admitía quejas de nadie
-Eustass-ya…- el susurro amenazante del tatuado hizo que lo mirará un segundo antes de volver a poner su atención en el resto de su “amable” público
-Y al que no le parezca puede bajar en la siguiente isla, pero no voy a permitir una sola falta más a la persona que carga a MI hijo en su vientre- entonces sí el comedor exploto en murmullos y exclamaciones de la tripulación ajena –Y al primero que se atreva a hacer algo en su contra lo mato ¿Entendido?- había alzado la voz para hacerse oír sobre la expectación que se había levantado, con un poco de suerte, “alianza” y “bebé de dos supernovas” sería suficiente para mantener el control, si bien no por una lealtad hacía él, el miedo… La curiosidad por lo que se podía desencadenar… El ansia de ser los causantes de un cambio… Eran herramientas poderosas que esperaba jugaran a su favor por esa ocasión
Poco a poco las voces fueron disminuyendo hasta convertirse en murmullos hasta que se apagaron del todo, una mirada rápida le confirmó lo que esperaba, nadie haría nada… Él era bueno observando a la personas… Podía leer curiosidad y ansia más que otra cosa en todos ellos, eran fáciles de entender, probablemente ahora lo que todos querían saber era en que acabaría todo… Si realmente el bebé era suyo… Cuál era la relación que sostenía con su capitán… El por qué aparecía apenas… Sonrió de medio lado
-Serán mansos corderitos Trafalgar…- susurro en su oído con una sonrisa socarrona –De nada…- se separó ligeramente mientras el tatuado refunfuñaba algo que no alcanzó a entender, probablemente se estaba quejando de sus métodos –No hagas pucheros… Te dejaré desquitarte después… Puedes pedirme antojos a las tres de la mañana “princesita”- sintió como le pellizcaba la mano con la que lo estaba sosteniendo por la cintura
-No necesitaba tu permiso, lo iba a hacer de todos modos…- alguien se acababa de poner de mal humor, bufó una risa mientras jalaba de él con cuidado
-Debes volver a la cama…- susurró, todos estaban muy calmados se giró para mirar al oso polar –¡Hey tú! Lo voy a llevar a la cama… Si pasa algo házmelo saber…- lo hizo caminar despacio, la dichosa reunión había ido mucho más rápido y fácil de lo que hubiera esperado… Pero aun así sentía muy tenso el cuerpo del moreno –Ya paso…- susurro mientras lo sacaba de ahí –Se van a quedar tranquilos así que relájate de una vez… Te va a hacer daño…- sintió al otro apoyarse más en él, lo llevó hasta la habitación y a la cama, y sin embargo el moreno no lo soltó de inmediato, en cambio el otro se escondió en su pecho
-Solo… Solo un momento… Por favor…- suspiró y le acarició el cabello, el chico estaba raro, al parecer lo que acaba de pasar había sido mucho para él, la tripulación del moreno no iba a suponer un problema así que podía concentrarse en el contrario que estaba oculto en su pecho, en el joven que cargaba un hijo suyo en el vientre… En la persona que le estaba otorgando algo que creyó jamás podría tener… Lo rodeó con sus brazos, ambos sentados al borde la cama
-Gracias…- nunca le había agradecido a nadie en voz alta fuera del rubio de la máscara –Gracias por ceder… Y por este bebé que decidiste tener…- las palabras salieron solas, era como si de pronto su relación estuviera cobrando vida propia y los estuviera devorando, una emoción desconocida estaba floreciendo…