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Yo tú Rey, tú mí caballero...ó será al revés. por STRIK

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Notas del capitulo:

Con mucho carino.

 

El periodo de infancia y niñez son son lo mas explotados, es el momento que todo ser vivo anda curioso del mundo y quiere experimentar todo lo que este a su alcance sin saber los riesgos que lo rodean. 

Donde la inocencia y la alegría predominan, todos te tienen que perdonar las travesuras realizadas por que no eres aun consciente de lo bueno y lo malo.

Pero claro que esa eran las actividades cotidianas de un niño común y corriente, que disfrutaba de los placeres de vivir sin cargar responsabilidades; los cuáles sólo les corresponde en un futuro.

Les sera difícil de creer, pero eso no era el caso de un niño que 13 años, con su cabello pelirrojo oscuro lacio con hondas que le rozaba hasta el cuello, poseedor de unos hechizantes ojos color borgoña, suave piel de color canela clara; de estatura promedio solo le hacía resaltar sus facciones. 

Su nombre era Kaname Kuran, un vampiro sangre pura y príncipe o futuro líder de esa raza tan bella como peligrosa para los ignorantes humanos.

A pesar de ser muy joven, ya tenía la obligación de saber como gobernar a los suyos, estar al tanto de lo que sucedía y relacionarse como todo un aristócrata.

Desde antes de nacer ya tenia el destino escrito por otras manos; ajenas a lo que el quería. Igualmente de nada le serviría quejarse por algo que sus progenitores tuvieron que pasar sin decir o hacer contrario a lo estipulado por su mayores ( aparentemente ); y el no era la excepción.

Volviendo al tema principal, él rara vez tenia la oportunidad de salir al patio, leer un buen libro, jugar ajedrez, conocer niños de su edad, disfrutar de un descanso o un momento de juegos. Incluso los dos últimos, son lo mas cercano a una niñez normal .

Su amado y venerado padre: Haruka Kuran, actual líder del clan Kuran y aliado importante de la asociación de cazadores. Lo quería muchísimo.

Le consentía con cosas de su agradó y siempre que veía la oportunidad le decía lo orgulloso que estaba de tenerlo como hijo e incluso las veces que solía pasar en casa; eran solamente para estar con él.

Como justo ahora, mientras leía uno de sus libros favoritos.

 — Pssd... Kaname, ven rapido hijo. - el niño fue interrumpido de su lectura, alzó la mirada y diviso a su padre escondido detrás de una puerta oculta que solo el y su padre saben. 

Solo recurre a estas medidas con tal de verlo, ya que no desea cruzarse por nada del mundo con su madre.

Con una mirada le pide a su criada Isabel que lo cubra en caso de llegar su madre. Ella acepta en silencio y lo alienta a que vaya.

Ella junto con otro sirviente son sus fieles cómplices, ellos son los unicos que su madre no tiene controlados  y están dispuestos a morir por su felicidad.

Se apresura a meterse al escondite para al fin tener un tiempo de calidad padre e hijo.

Pero al ser el monarca de seres como ellos; lo necesitaba constantemente en el consejo de los ancianos, y por eso los días que se reunían  eran tan escasos que hasta los podía contar con los dedos; por eso  aprovechaba al máximo su tiempo con su progenitor.

Por otro lado su "madre": Juuri Kuran, la esposa del líder del clan y la hermana menor de esté.

Ella rara vez lo tomaba en cuenta o se preocupaba de su bienestar; tratado de excusar se de manera áspera que estaba agotada por las reuniones políticas ( fiestas ) con los demás vampiros. Lo cual no era cierto, y se molestaba de verdad que ella lo tratara como un ignorante.

Siempre que lo veía le respondía con un.

 — Ahora no Kaname,  que no vez que estoy cansada.- rápidamente ella se dirigía a su habitación para sacar cualquier evidencia de su delito. 

Una vez al regresar de temprano de esas dichosas "reuniones" le detectó el aroma a sangre de diferentes personas ( era humana ) sobre el costoso vestido que ella usaba.

 Le preguntó sobre ese detalle, pero en respuesta obtuvo una mirada severa de esta para luego amenazar para que no le diga nada a su papá, luego como si nada se despidió de él para ir se a dormir para la próxima "reunión". 

Con el único miembro familiar con la cual mantenía contacto casi siempre y le " conversaba " de sus pesares, era a su pequeña hermana Yuki de casi 3 años, la menor de los Kuran. 

Y por deseo de su madre su prometida, lo cual en secreto desaprobaba él y su padre. Solo no decían nada para ahorrarse un largo e infundamentado discurso por parte de la señora de la familia. La pequeña era la adoración de Juuri, más no del todo de su padre; ya que se corría el rumor de que Yuki no era su hija y el esperaba que sea haci, hasta el momento no a querido comprobarlo.

El siempre que entraba al cuarto de la menor era para distraerse de sus tareas como sangre pura, esta siempre lo esperaba con una sonrisa y se lo quedaba viéndolo mientras él hablaba de su día como si ella lo entendiese a la perfección.  

— Hola Yuki, que tal tu dia. No te imaginas como estoy de agotado, como quiera que todas se convirtieran en ceniza. - soltó un suspiro al terminar.

Aunque no entendiera nada su mirada estaba fija en el, a veces hacentia al lo decía o se reía  sonoramente como de lo que hablara fuera de lo más gracioso. 

Cuando se aburría de todo eso, se retiraba del dormitorio pero no contaba con que la bebé le pidiese de manera suplicante de que se quedara. Cuando veía que no servia de nada, se ponia a llorar tan fuerte que su pobre sentido auditivo amenazaba con explotar.  

Y en esos momentos agradeció silenciosamente que su madre lo sacara (casi a patadas) de la habitación.

— Como te atreves hacer llorar a tu hermana, pero que desconsiderado... Ya calmate cielo tu madre esta aquí. - mientras arrullaba a su hermanita le hace el ademán de que se retire del cuarto. Y eso haria sin chistar, sus oídos le quieren sangrar. 

En pocas palabras su vida se casi se podría definir en cuatro palabras: rutinaria, sola, fría y estricta. Nada que ver para alguien de su edad, lo que resultaría de eso es que su carácter y pensar fuera otra y no la de un niño. 

Guardar las apariencias con los aristócratas nobles que esperaban lo mejor de él, se volvió el pan de cada día, tratándolo como si fuese una cortesía barata.

No tenia que ser un genio para saber que ellos internamente querían aprovecharse de él, al ser "solo un niño" ; pobres ilusos. Así también los demás jóvenes nobles o sangre puras.

Su familia no era magnifica pero era todo lo que le importaba, lo demás era falso, nada variado e internamente deseaba cambiar por un momento eso y ser por un dia tratado como un igual.

Ser alguien normal, aunque sonase imposible. Tener un amigo sincero que pueda ver lo siempre, alguien que lo entendiera.

 

Notas finales:

Unos comentarios por favor.

Nos vemos en 2 semanas.


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