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¡Aquí se hablara de sexo! por himeko-san

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Notas del capitulo:

He aqui el capitulo cuatro! 
Ya saben. si quieren que siga actualizando asi de seguido deben de comentar, sino hay minimo dos o tres comentarios no actualizo! 
Espero les guste el cap! 
pd: un dato sobre mi como autora
Me gusta dar sorpresas a mis lectoras ^^ 

Capitulo 4: Clase de educación sexual I: Camus de Acuario.

Estaban en casi mitad de la nada, entre troncos, arbustos y mas vegetación. El caballero de pegaso no entendía la razón de tanto secretismo, no ayudaba que el francés hubiera mantenido silencioso todo el rato con su cara levemente sonrojada. Tal vez intentaba encontrar el valor de hablar o esperaba que el pony hablase primero. Pues eso iba a ocurrir, ya que la tolerancia de seiya era de mecha corta.

- ¿Que necesitas de mi Camus-san? - Pregunta al fin, alzando una ceja - No me diga que me dará un sermón de las buenas costumbres y la moral. Ya me sé todos, creame.

- No, no te equivocas. No debí juzgarte ni seguirle la corriente a mis compañeros, fue poco honorable. - Se excusa el santo de oro, alzando la mirada ya mas decidido hablar. - Te he pedido hablar a solas, por que deseo que... Q-Que me des consejos sobre Sexo - Y finalmente lo soltó, con un notorio sonroje y pena, pero lo soltó. -

- .... - Barrita de carga(?) - ¿Que? - fue lo único que llego a decir, después de analizar la pregunta.

- ¡No me hagas repetirlo! - El ambiente se pone un tanto mas frio, gracias al cosmos de el tempano de hielo. Toma aire, con un gran sonroje vuelve a retomar el tema. - ¡Quiero que me des consejos sobre sexo!

- ... - Si había escuchado bien. - ¿Que té de consejos...?, Camus-san, ¿Puedo saber el por que?

- Ve- veras. - El aludido baja la mirada, avergonzado completamente. - Y-yo me siento atraído por un hombre. He intentado por todos los medios ignorar estos sentimientos, pero no puedo. Siento una enorme atracción por este hombre y ... Muero por que él corresponda estos sentimientos carnales y desenfrenados. - En palabras menos educadas, se quiere revolcar salvajemente con uno de los santos de oro. - Pero, soy santo de oro desde muy niño. Mi experiencia en esto es Nula, completamente nula. No se como atraerle o como hablarle, por ello recurro a ti.

- Ya veo... - El pegaso suelta una ligera risa, quien diría que ahora se volvería consejero de vida. - Claro, le ayudare en todo lo que necesita Camus-san.

- ¡En verdad! - Se inclina suavemente agradecido. - Muchas, muchas gracias Pegaso. Disculpa si te quieto tiempo.

- Eh, relajate. - Sonríe algo nervioso. Camus era muy formal en algunas ocasiones, con suavidad se sienta en forma india en el pasto. Le mira con una sonrisa algo traviesa y le hace un ademan para que se siente a su lado. - Preguntame lo que quieras.

- B-Bien - murmura sentándose suavemente a su lado. - ¿Di-Dime d-duele?, Ya sabes cuando lo hacen por... Ahi.

- Bien, te seré honesto. Duele como el demonio. - le explica calmadamente. - Pero solo si es la primera vez, dependiendo de tu amante. Si él sabe como lubricarte y dilatarse, no te dolerá tanto. De resto sera muy placentero - le guiña un ojo causando algo de vergüenza en el santo de acuario.

- ¿Y como... Puedo Seducirlo? - Se atreve a preguntar, sin perder la vergüenza en su expresión.

- Depende de cada quien, pero te daré un pequeño tip. Invita a ese hombre especial a casa, sirve dos grandes copas de vino fino, toma un poco, relajate y suéltate. Conversen, rían y cuando sé de el momento besalo. Son los primeros segundos los que valen, si a los cinco segundos te corresponde ... Es que definitivamente el sentimiento es mutuo, tienes que arriesgarte Camus-san.

- B-bien. Me arriesgare. - Se levanta de forma suave elevando su cosmos creando un poco de escarcha bajo sus pies. - ¡Y si me rechaza, lo enterrare en hielo!

- Calma, bajale dos a tu caballito. - Bastante irónico que El pony diga algo así(?) - ¿Puedo saber, quien es el hombre que tanto te atrae?

- M-Milo... - Responde apenas en un murmullo bajando su mirada.

- Era obvio... - susurra bajo, mas que todo para si. - Estoy seguro de que Milo-san te corresponderá, no tengas miedo y recuerda: Debes de soltarte, dejarte llevar.

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Eran las diez de la noche, todo pintaba para una velada tranquila y elegante, con su amigo/interés amoroso el santo de escorpio. Ambos estaban sentándos en el sofá tomando su vino, el francés estaba nervioso. Muy nervioso, apenas podía saborear el vino. Intentaba conversar con Milo, pero cuando cruzaba miradas con el escorpión su corazón se aceleraba y le entraban unas impuras ganas de quitarle esa armadura, Pero no, debía controlarse por que no era de caballeros saltar encima de un compañero sin avisarle.

- Camus, gracias por invitarme. - ladea la cabeza hacia el francés, sonriéndole de forma un tanto apenada. - Me encanta poder tomar algo contigo como los viejos tiempos... Disfruto tu compañía. - Una mano indiscreta del griego, acaricia de forma discreta el dorso de la mano del francés.

- Ah... También disfruto tu compañía Milo. - Camus traga en seco, toma aire bebiendo su copa de un solo trago, voltea a ver al griego, encarándolo. - Milo... - Con todo el valor que pudo reunir en cuatro segundos, se va acercándose a su rostro sin dejarle de ver a los ojos.

- ¿C-camus? - Llega a susurrar antes de que el francés juntara sus labios. Camus espero pacientemente, contando los segundos. Cuando ya contaba hasta cuatro sintió la lengua del griego corresponderle. Fue ahí que respiro tranquilo, recordando los consejos del pony y con mas soltura comienza a besarle. Solo un francés, puede dar un verdadero beso francés, eso decían y milo podía certificarlo. Sus lenguas se enredaban, se saboreaban y exploraban cada parte cita de la boca del contrario mientras las manos impacientes de ambos buscaban la forma de quitarle la armadura al contrario. Acaricia la poca piel que quedaba expuesta. Para cuando se separaron por aire, el santo de escorpio estaba sobre el francés. Acorralandolo en el sillón. - Ah... Camus, juraba que seria yo quien diaria el primer paso. Esto fue una grata sorpresa,

- Milo... - El aludido toma la mano de quien iba a ser su mano, besando su palma sobre el frio metal dorado. - Quitémonos estas armaduras, nadie pasara por nuestras casas hoy.

- Y si lo hacen, usare mi Aguijón escarlata contra ellos. Espere mucho tiempo este momento.

Al ritmo de besos profundos, sonidos del choque de sus labios y lenguas dejando atrás varios pedazos de sus armaduras dispersos en el suelo. El griego deja un camino de besos por su cuello, pasando su lengua por la piel rosada del francés, dedicándose luego a los pezones rosados y suaves de su pecho. Chupándolos, mordiéndolos y jalándolos ligeramente con sus dientes. Acaricia sus costados presionando su miembro, masajeandolo de forma suave sus muslos y la parte interna de los mismos. El francés se arqueaba cada que sentía la húmeda lengua tan tibia sobre su piel fría, sus gemidos hacían ecos por las paredes de la onceava casa.

- Aahhh.... - Debido principalmente por el alcohol sus inhibiciones estaban un poco perdidas, cambian de posición rápidamente creando un perfecto sesenta y nueve, con el francés encima del griego. Cada uno tomo la hombría del contrario chupándola, lamiéndola y mordiéndola. - Ammm... Tu sabor, es mucho mejor que el sabor del vino. - Murmuraba el francés, mordiendo y lamiendo la hombría de el griego.

- Puedo decir lo mismo de tu sabor... - Murmuraba entre lamida y lamida, mientras mueve su cabeza de arriba y abajo, chupando toda la extención de su miembro. Traviesa desviá su lengua hasta la entrada, dilatándola y lubricando esa pequeña cavidad caliente. - Ahmm...

- Ahh... - El caballero de acuario se sienta sobre la cara del caballero de escorpión, casi como reflejo ante esa estimulación. Al parecer a su amante le gusto aquello ya que comenzó a chuparle mas rápidamente su miembro, lamiendo y saboreando su pequeña entrada cada tanto. La hombría de Camus estaba duras y palpitaba, derramando liquido presimital. - ¡Me corro, me corro! - gritaba mordiendo sus labios. - ¡¡Metelo ya milo, antes de que me corra!!

Dicho y hecho. Milo se separa de su miembro, colocando en cuatro al Francés, con suavidad comienza a meter su miembro. Camus soltaba quejidos de dolor y placer, cuando termina de introducir su miembro en esa pequeña entrada, la cual era bastante estrecha y caliente, tanto que Milo le costaba una vida no moverse, pero debía aguardar su amante soltaba quejidos de dolor y a pesar de la situación, seguía siendo técnicamente un amigo y se preocupaba por él.

- Si quieres puedo salir Camus.

- ¡Si sales te volveré un cubito de hielo, muévete ya!

Así comienza, el griego comienza a embestirle de forma continua y profunda, con un ritmo rápido y muy intenso. El sofá se movía de un lado a otro ante el movimiento constante. La onceava casa se llenaba de fuertes gemidos que hacían eco. Camus dejaba salir de voz libre de sus propias vergüenzas, cambian rápido de posición con el francés sentando sobre el regazo del griego, moviendo la cadera de arriba hacia abajo dando saltos rápidos moviendo sus cuerpos en sincronía perfecta. Milo hunde su cara en los pectorales de su amante, los lame y chupa sus pezones saboreando sus pezones, baja pasando la lengua por su abdomen tonificado disfrutando cada parte de ese cuerpo.

-AAhh... Nunca pensé, ¡Nunca pensé que te vería así Camus!

- ¡AAh Callate y muévete mas rápido!

El ritmo de las embestidas comienza aumentar, los resortes del sofá ya comenzaban a sonar de forma desenfrenada, el griego sube al rostro de Camus besándole de forma profunda sin para el movimiento de sus caderas. Sin percibirlo ninguno de los dos cosmos se elevan fundiéndose uno con el otro. No seria un problema, sino fuera que el piso, el sofá y las paredes comenzaron a llenarse de escarcha fría gracias al cosmos de cierto francés. Eso si, ninguno de los dos no estaban para notar pequeñeces como esa. El griego se había puesto de pie cargando con sus fuerzas al francés, el cual movía sus caderas de forma rápida. Al pobre milo le temblaban las pantorillas, pero milagrosamente se mantenía en pie.

_ Aahh... Me corro. ¡Me corro!

- ¡Igual yo, Camus!

Camus se arquea completamente corriéndose, abrazando el cuello de Milo, sin querer arrastrándolo con el cayendo bruscamente al suelo. Eso si no sintieron el golpe en el momento (y tampoco sintiendo el frio de la escarcha.) Milo da una embestida mas corriéndose llenando la pequeña entrada del francés con su entradas. Ya los gemidos se disminuyen y ahora solo resonaban las respiraciones agitadas de ambos, cuando recuperan sus sentidos se separan, el escorpión cae a un lado de su amante mirando el techo.

- Se sintió tan bien, Camus estoy muy feliz... - Desliza su mano, tomando la mano del contrario apretándola.

- Milo... - Murmura, se pone encima de él. Entrelazando sus dedos apretando su mano viéndole directo a los ojos, su mirada detonaba lujuria y placer. - Ahora me toca a mi, espero que estes listo Griego presumido.

- Eres muy enérgico, aún para ser Francés. - Ríe, tomando el rostro del contrario acariciándolos pasando sus dedos por sus labios. - Estoy listo~.

 

Notas finales:

MUCHAS GRACIAS POR LEER! 
Se les quiere ^^
recuerden comentar! 

bye bye <3 


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