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Drabbles por lady_shizu

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Notas del capitulo:

•Día tres «Escribir sobre el peor de mis malos hábitos».

•Día cuatro «Escribir comenzando con la frase "No te volveré a fallar, te lo prometo"».

 

III: Sueño 

Cuando Uruha llegó y lo encontró durmiendo en el sofá, con un brazo y una pierna colgando de éste, en ropa interior, y una taza de café sobre la pequeña mesa de la sala, supo que al menos Aoi se había esforzado.

El reloj de su muñeca marcaba las nueve de la mañana. Uruha podía jactarse de ser realmente puntual cuando de hacer algo importante se trataba. Caminó hacia Aoi, cerrando tras de sí con la llave que éste le había concedido meses atrás, cuando formalizaron finalmente su relación y la etiquetaron como «noviazgo». Recordar el rostro de Yuu cuando éste por fin había decidido rotular lo que tenían —cuando no era para nada adepto a los formalismos— aún provocaba carcajadas en Uruha.

La infusión dentro de la taza de café estaba fría, y Aoi odiaba el café frío. Uruha la levantó del asa, frunciendo los labios. Volteó hacia su pareja y lo observó a cuerpo completo, lentamente.

—Eres un completo desastre —murmuró arrugando el entrecejo.

Los posteriores dos minutos se pasaron con Uruha intentando despertar a Aoi, mientras él parecía haber ingresado a algún estado de coma inducido, por supuesto, por haber permanecido nuevamente en redes sociales hasta horas de la madrugada.

Entre bostezos, Aoi se colocó muy lentamente un pantalón, sin siquiera separar los párpados; Uruha llegó a pensar que estaba haciéndolo dormido y se preguntó si alguna vez llegaría a acostumbrarse por completo a la pereza que poseía el cuerpo de su novio las veinticuatro horas del día.

—Me levanté a las ocho —afirmó Aoi mientras se sentaba correctamente sobre el sofá—, te lo juro.

Uruha se sentó a su lado y lo miró serio.

—Estás durmiéndote —le dijo. Y Aoi, quien para ese momento ya había comenzado otra vez a caer víctima del plano de los sueños, se incorporó de un sobresalto.

—¡No! —Bostezó—. ¿Pero podríamos comenzar en cinco minutos más? —Con una sonrisa adormilada, dejó caer la mejilla contra el hombro de Takashima y se restregó a él—. Por favor…

Uruha lo miró con cara de pocos amigos.

—Debemos estudiar.

—Sólo cinco minutos más… —Otro bostezo—. Por favor, aún tengo mucho sueño…

Cinco minutos que luego se transformarían en dos horas o más, justo como venía ocurriendo desde hace más de una semana. Ni siquiera en fecha de exámenes, Aoi dejaba de postergarlo todo para «cinco minutos después».

Uruha lo miró detenidamente, sopesando los últimos acontecimientos para definir si Yuu merecía los «cinco minutos» de sueño que tanto anhelaba tener. Recordó que al llegar lo encontró durmiendo sobre el sofá, y eso, aunque ni siquiera llegó a vestirse, había sido un gran paso ya que no tuvo que sacarlo a patadas de la cama, como siempre. Incluso se había preparado su propio café antes de caer víctima de las consecuencias de no levantarse temprano nunca, a menos que él madrugara para obligarlo.

Entornó los ojos, ya había tomado una firme resolución.

—Termina de cambiarte —le dijo mientras se ponía en pie—. Iré a preparar café.

Mientras se dirigía a la cocina, escuchó los lloriqueos y quejas de Aoi. Uruha lo obligaría a madrugar a él también.

.

.

.

IV: Corazón Roto

«No te volveré a fallar, te lo prometo…»

Acostado a su lado, Uruha observó su dedo deslizarse por la espalda desnuda de Takanori; el tibio contacto naciente en la base del cuello, bajo las puntas doradas del cabello, y finalizado en la espalda baja. El movimiento se repetía incesante, con suavidad, tal como la piel de su acompañante, blanca, ahora notoriamente marcada.

Eran sus largos y gráciles dedos los que allí habían dibujado figuras amorfas, sus besos repartidos por doquier.

«Perdóname.» Reverberó nuevamente dentro de su cabeza. El inicio de las palabras crueles de Takanori. Crueles y tan dulces a la vez. Un bálsamo ardiente que curaba al mismo tiempo que abría la herida. Bilis ascendente que vomitaban sus dulces y apasionados labios mientras lo besaba buscando consuelo por su error.

Y Uruha había caído una vez más bajo el embrujo de sus labios repartiéndole besos por el rostro, de sus dedos acariciándole las mejillas, el cuello y el cuero cabelludo. De su voz susurrándole promesas, censurando una separación.

«He fallado, pero sólo te amo a ti.» Ilusamente buscó aferrarse a ello y a los fantasmagóricos juramentos que conllevaba. Quiso perdonarlo porque su amor por él, aun agonizando, se aferraba cruelmente a su cuerpo. Y en la vorágine de la desesperación y el dolor, intentó aplacar los sentimientos heridos dejándose llevar por aquel que, a partir de ese momento, a cada segundo lentamente moriría envuelto en la decepción.

Porque al despertar, la confianza ya no estaba allí.

Se levantó, dejando los fragmentos de su corazón roto en las sábanas, por siempre durmiendo junto a Takanori. Uruha se lo había entregado por completo, un corazón capaz de soportar miles de adversidades, pero que no logró anteponerse al engaño, a la confianza traicionada. Y al igual que los sueños que quería materializar junto a él, terminó destruido.

—¿Cómo sanas un corazón roto cuando la confianza muere? —le preguntó en un susurró mientras dejaba para siempre la habitación que compartía con quien pensó que sería su compañero hasta que la vida se le escapara del cuerpo.

Su primer amor.

Al cerrar la puerta, las palabras de Takanori resonaron una vez más.

«No te volveré a fallar, te lo prometo…»

Y esas palabras perdieron completamente su significado.

 

Notas finales:

•Drabble Tres: Soy muy vaga para levantarme temprano, lo admito (?). Y siempre postergo todo para después…

•Drabble Cuatro: 

Cosas como una traición, por más poco tiempo que lleve en pareja, o por más amor que llegue a sentir por alguien, yo no lo perdono.

Una vez que la confianza muere, nada puede volver a reconstruirse.

Fue lo primero que se me vino a la mente cuando leí la frase.


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