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El Coleccionista De Ojos por Aiden Gytany Feli Cane

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Notas del capitulo:

"entre hojas secas de bosque le vi venir, cubierta de lodo hasta las enaguas, su vestido manchado y roto, sus manos manchadas con tierra debajo de las uñas, una bella y radiante sonrisa en su cara sucia"

_Horrible KIDS_

(nada que ver con Set It Off)

End In Tragedy - Set It Off

El cielo gris remarcaba las brillantes plumas de los cuellos de los patos salvajes de la parvada. Mantenían la firme formación en flecha contra el viento viajando hacia los nidos valiéndose del instinto creado en miles de años, se rebatían con una corriente del sur para mantener el equilibrio en el aire, los viejos y experimentados patos del grupo apenas temblaban cuando la corriente se colaba bajo sus alas en cambio los jóvenes se sacudían rompiendo la formación cuando estaban por caer, graznaban asustados cuando sentían a la gravedad halarlos de regreso al suelo, eran ignorados pues los otros se concentraban en mantener su propio peso en el aire antes que en intentar socorrerlos. Cruzaron el punto brillante entre las nubes donde el sol luchaba por salir, el aro de luz creaba una moneda amarillenta difusa sobre los cielos mañaneros del prado de la familia Burell.

Rompieron la flecha bajo el eco de un mosquete, se dispersaron por el cielo aterrados por la detonación tan cercana a ellos perdiendo el sentido en que volaban todos juntos, unos subieron más hacia las nubes para perderse entre ellas y otros bajaron en picada ocultándose en arboles cercanos mas era inútil su intento por huir el cazador ya les había perdido interés pues había conseguido atinar a uno de ellos que se desplomo herido pero aún vivo, lucho un poco por volver a volar en la caída sangrando por el costado causándose más dolor muriendo al fin cuando toco el suelo.

Los años de práctica mostraban resultados para el joven Renán que tratando de impresionar a sus acompañantes había elegido dispara al pato más lejano de todos. El arma en su mano soltaba humo en una columna pequeña y estaba caliente cosa que no le pasó desapercibida pero si ignorada para poder mantener su imagen de cazador ideal. Alimentando su vanidad tomo la posee correcta de uno de los cuadros de caza que antes había visto Masamune, el arma recargada en el suelo sujetada por su cadera con ambas piernas semi-inclinadas al lado contrario. Miraba al horizonte donde había caído su pequeño trofeo y escuchaba los cascos de los caballos que se acercaban a su espalda. El aroma a pólvora le llenaba las fosas nasales cuando el primero llego a su lado - ¿un gran tiro, cierto?- después llego el otro

-simplemente un uso sin sentido de violencia – Frederick podría ser lo contrario de su hermano pues a su diferencia él no había sido entrenado por su madre, no la biológica. Era el hijo mayor del que ella no se pudo ocupar pues estaba ocupada calmando a los miembros de la familia que se ponían en su contra, una batalla dura que termino cuando el niño ya tenía la edad para creerse adulto. Solo creerlo pues solo recientemente había cumplido sus dieciocho años de vida, Masamune lo pasaba con diez años -¿tú que dices, Masamune?

El cuerpo del pato sangraba con el cuello torcido irregularmente, sangrante del pico amarillo y la herida mortal en su costado. Mantenía los ojos eternamente abiertos con terror final en ellos, se empezaban a secar – no se puede negar algo bien hecho, aun siendo considerablemente desagradable – Renán oculto su disgusto por no recibir lo que él creía merecía mas no tanto como imaginaba tenía en el rostro desilusión junto al disgusto y ninguno de sus hermanos dijo nada para reconfortarlo.

La caza es una actividad inglesa común para las familias ricas y nobles como la suya, incluso algunos plebes la practicaban como deporte o por necesidad. Kotoko considero apropiado que Masamune se acoplara primero a sus hermanos, salir de caza le pareció apropiado las convivencias más reales se hacían al aire libre como había comprobado por ella misma. Sus hijos podían opinar de forma similar sin embargo solo uno de ellos disfrutaba de la caza como deporte, Masamune solía cazar en Japón para conseguir todo más naturalmente como le gustaba sin disfrutarlo realmente cada que lo hacía, para su criterio la parte más terrible de elegir la libertad sobre la civilización, Frederick no era hombre de campo las comodidades de un lugar cómodo junto a la chimenea donde leer y estudiar eran sus diversiones más preciadas le habían ayudado a madurar por si solo mientras crecía. A diferencia de ambos Renán tan rápido como pudo caminar fue enseñado a disfrutar de la cacería y las salidas a eventos sociales. …l era el único hermano que lo disfrutaba realmente.

Renán recogió el cadáver del animal del suelo, en el pasto dejo una mancha de espesa sangre secándose, lo guardo en un saco que colgó de la silla de su caballo. Monto al animal cabalgando a la cabeza de los jinetes sus dos hermanos continuaron tras él hasta volver.

Los caballos quedaron en manos de uno de los criados y el mayordomo fue quien los recibió en la entrada, Kotoko había salido a atender asuntos con el doctor que atendía Gustaff según dejo entendido antes de salir. Asuntos por atender no había para ninguno de ellos, Frederick no pregunto y se fue directo a la biblioteca Masamune no vio porque no seguirlo y hacerle compañía un rato sería más fastidioso quedarse con Renán al que recientemente había encontrado como una copia masculina de su madre el no dijo nada quedándose solo en el vestíbulo también tomaba aire de estar con sus hermanos en su vida soportar a Frederick había sido un reto ahora tenía dos hermanos iguales mayores distantes de la socialización metidos en los incomprensibles pensamientos liberales.

Considerar siquiera que una biblioteca de las proporciones que ahora tenía frente a él estuviera en casa de su madre asimilaba ser una ilusión pues cuando vivían juntos su madre apenas se acercaba a los libros en el estudio de su padre siendo el y su padre en la habitación la mayor parte del tiempo otras veces solo era el leyendo alguna novela, el periódico incluso especialmente el Southern Literary Messenger que había empezado a llamar su atención hace poco cuando encontró una copia sobre el escritorio de su padre entonces le había pedido más ediciones del mismo, difíciles de conseguir en Inglaterra pues debían exportarse desde américa todo esto hasta enero de 1837 donde el escritor que provoco su interés se retiró de ese periódico. Ahora tenía frente a él múltiples estantes rebosantes de libros en una habitación de tamaño considerable. Veía cientos de títulos en idiomas diferentes con casi cualquier tema que el conociera y algunos que no ¿por dónde empezar?

Paseo la mano sobre el lomo de los libros del primer estante. Los forros de cuero remarcaban la parte en relieve de los títulos y nombres de autor que brillaban en letras hundidas pintadas de dorado. Las rugosas superficies fueron recorridas lentamente por las puntas de sus dedos, las hendiduras de las letras suaves y firmes también fueron apreciadas por él, tantos títulos, tantos autores, tantas palabras por descubrir en las páginas de los miles de libros las historias y los datos que esperaba por conocer. Quería tomarlos todos. La excitación ante la alegría de ver tantos libros como los que amaba reunidos hizo que perdiera su compostura seria de caballero, frenético sonrió decidiendo que libro podría ver primero más bien que fila podría terminar primero, que estante desnudar antes que otro con que palabras saciarse primero. Una elección difícil para él, más para Frederick que tantas veces había ido a esa habitación seria común leer una hora para estudiar y otra para entretenerse. Le hablo – espero que le vida aquí te agrade- tomo el primer libro sobre una pila en el escritorio frente a el – es aburrida libre de cualquier emoción fuera de nuestra calma constante e irritación recurrente a los enemigos familiares

-no soy precisamente de su familia- interrumpió retando a Frederick con la mirada de ojos café madera

- no lo ha sido en años, pero madre ahora opina diferente. No quiero empezar una discusión por algo así, Masamune- elocuente como era tomo el camino que parecía más pacífico, guardo silencio y se acomodó frente al escritorio con el libro en mano, entinto una pluma – disfruta de los libros mi compañía no estará disponible durante mi trabajo – el ánimo de conversación murió entonces. Masamune eligió un libro solo guiado por el título, “Estocolmo”, y tomo asiento en un pequeño banquillo forrado en tela roja. No le importo lo incomodo que podría ser después. El ego golpeado gracias a la madurez al tratarlo de Frederick fue suficiente como distracción que le hizo ignorar esos detalles.
Una silenciosa hora paso entre ellos dos. Un zumbido cruel corrió por los oídos de Masamune una y otra vez, metido en ese silencio tan pulcro de una casa donde la alegría solo venia de contar monedas sobre la mesa, la prisión perfecta de la que había buscado escape durante sus largos veintiocho años de vida. Limpios pisos blancos reflejaban cada figura paseante sobre ellos, las que se iban y las que se quedaban, paredes de tapizados hermosos indicaban que sentir en cada lugar, las plantas dentro hacían lo mismo que el tapiz. Se asfixiaba sentado en el centro del edificio, muchas voces creía escuchar, hablaban de él, desconocían su nombre en el árbol familiar, criticaban su vida, escudriñaban sus acciones buscando fallos menores que maximizar, llamaban su sangre bastarda con el de espaldas y reían cuando saludaba como un caballero. El hijo desgraciado de Kotoko estaba en casa a donde nunca debió llegar.

Odiando la vida que había tomado, desesperado por la corona que tenía que ponerse, ahogado en la sangre mestiza de un inglés y una japonesa, perseguido por los demonios del ayer y hoy, también los del futuro ¿Qué nos reserva el destino? sucesor talentoso de Mozart, la vida que nos escogieron o la que tomaron. Aun en esta decisión nada es correcto, ninguna tiene el destino donde se puede caminar descalzo, donde uno camina preocupado de pisar una piedra grande de la que la memoria nos salvara. Entonces niño perdido en el camino reza por una bendición, reza por el dulce día donde ya no pediste un poco más, reza a lágrima suelta hasta donde se vea el límite, niño bastardo buscas el final de tus días.

Estruendoso sonido detuvo los ojos de ambos mientras corrían sobre las letras. Renán empujo las puertas de la biblioteca estrellándolas con las paredes, libros temblaron sobre los estantes cada cosa que se pudo pensar en el momento fue detenida por las demandas de Renán una vez abrió la boca – elijan sus ropas más elegantes, hermanos míos. Madre me ha pedido que les informe que saldremos esta noche, la hija de Lord Beneath celebra sus dieciocho años de vida y será presentada a la sociedad. Como los más jóvenes de la familia Burell y amigo personal suyo tenemos el deber de asistir- silencio después del anuncio y después más palabras del hijo menor – Frederick le prestaras algo a Masamune, me retiro por ahora nos vemos en una hora- el hermano que ninguno deseo tener era el mismo Renán, interesado en todo lo que tuviese oportunidad de apropiarse lo que recientemente había sido el titulo heredado de la hija de los Beneath sería una mención conveniente pero no apropiada para los padres de ella, no con el niño de dieciséis de Burell tal vez con otro, uno con el que Kotoko también podría concordar.

Las puertas fueron dejadas abiertas mientras Renán se retiraba. Ambos hombres en la biblioteca permanecieron en donde Renán los encontró, los pasos duros sobre el lustroso piso continuaron su eco frio tomando distancia hasta donde ellos vieron a su hermano y aun después podían escuchar un leve golpeteo en esa casa vacía.

Hastiado con el drama frecuente del día Frederick puso el marca libros por entre las páginas donde fue interrumpido después de levantarse. Masamune entendió lo que debía hacer ahora, imito lo que hizo su hermano que lo esperaba en la entrada de la biblioteca. Frederick como él se notaba molesto por las decisiones que se tomaron sin consultarlos entonces pensó que quizá ellos dos podrían llegar a llevarse bien, el parecía más alejado, como el, de la extravagancia de la Inglaterra su compañía era tranquila y las conversaciones que había tenido con él, aunque muy breves, despertaron su interés gracias al gran conversador que era su hermano menor. Era culto e inteligente dotes que respetaba con admiración de por medio. Aun si no pudiese considerar a Frederick como su consanguíneo fácilmente podría ser amigo suyo o colega lo último ya no dependía de él sino del mismo Frederick.

A su vez Frederick también opinaba de Masamune, resumiendo en que eran las mismas opiniones uno del otro diferenciando que Frederick al principio pensó en Masamune de la manera que los demás miembros de la familia, para desgracia del propio Frederick que se despreció a si mismo por guiarse de lo que las pomposas personas como lo era su familia y amigos familiares. Aun así después de que no decidiera quedarse en la casa familiar se interesó. Como acto de cortesía y humildad le gusto el gesto mostraba que la educación dada no se había perdido en los bosques donde vivía. Gustoso mantendría contacto con él una vez se marchase – no te sientes ansioso por la reunión, Masamune? No se te nota puedo verlo, las mismas expresiones que las mías cuando madre venia personalmente a interrumpir mis estudios por asuntos tan banales como estos, ¡ho! Vaya parece que te sorprende un poco cierto, bien como habrás pensado antes nunca he seguido los intereses que mueven a la familia y aun siendo un heredero legitimo antes de tu llegada me ha importado nada tengo intereses que no se basan en contar las acciones de padre- quien antes habría llamado un chaval inteligente ahora lo sorprendía, era asombroso como un joven que apenas pasaba la adultez por un par de años era tan maduro, brillante y formal todo junto en un tipo de personas poco vistas en esos tiempos de avaricia.

Consternado pero calmado simplemente le dijo – no podría estar ansioso por algo que no tiene que ver con mi persona

-ya lo he notado hace poco, tienes un lenguaje basto y educación suficiente, sin embargo siempre eres corto de frases- probablemente si no hubiera sido esa persona quien le denotara ese detalle lo hubiese tomado como un insulto más era Frederick

-un defecto incorregible, dijo alguna vez madre- igual en su niñez cuando vivía en lo que él creía era un hogar había sido reprendido por varias institutrices que agrias como eran reclamaban el que nunca pudiesen mantener una conversación de muchas palabras con el joven niño. Su padre y madre consientes de la situación actuaron cada uno por separado con su propia solución, el padre comprensivo le dejo continuar como seguía la madre recurrió a las represarías estas no sirvieron de nada Masamune continuo siendo como era hasta ese día y ella termino rindiéndose.

Frederick estaba interesado en saber más sobre el tema que le mencionaba su hermano, su niñez en Inglaterra con Kotoko, el momento parecía propicio para decir algo he indagar un poco, sin embargo el mismo no se sentía cómodo con ello. Preguntar haría entender que podía ser tan entrometido como los otros miembros de la familia, apenas empezaba a ganar la confianza de su hermano mayor, acción semejante regresaría todo lo que había avanzado sin posibilidades de un regreso. Ambos odiarían algo así y guardaron silencio entonces.

Fuera de la casa una alondra cantaba oculta en el bosquecillo junto a la pradera. Los cascos de un caballo golpeaban el suelo impulsando una carroza a la casa Beneath. Dos personas viajaban en ella.
Notas finales:

~Aiden Feli Cane~


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