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Ángel de oro, Ángel de plata, Ángeles pecadores por L C Volkov

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Notas del capitulo:

Me internaron en un loquero por qué me dan ataques de histeria y problemas de agresion  e ira y no sé que tanto más, fueron solo dos semanas, pero no mamen, ases madres te arruinan más de lo que te arreglan, me tardo un chingo en recuperarme de los medicamentos (que cabe mencionar que ni los necesito en realidad), putos calmantes y puto Trump.

Decisiónes.
 
 
Zero estaba nervioso, bueno, más que nervioso estaba aterrado.
 
Frente a él se encontraban los hermanos Kuran, Cross e Ichiru (sacaron a Yagari y el séquito de los hermanos para “charlar” en privado), los cuatro se encontraban claramente furiosos.
 
-Ahm...¿Perdón?-murmuro, siendo sincero, solo quería salir corriendo a esconderse en algún rincón de la Academia, o donde fuera, solo quería huir.
 
-¡Qué perdón ni que nada!-chillo Ichiru, Zero pudo haber jurado que las ventanas se cuartearon.
 
Cross se aclaró la garganta.
 
-Tu padre no fue muy claro en la carta, esperamos que tu puedas aclararnos algunas dudas.
 
-No, no puedo, casi toda la infancia la tengo borrosa-mintió Zero, sonreía de forma tonta-¿ya puedo irme?, ya me voy-estaba levantándose de la silla cuando unas manos sobre sus hombros lo forzaron a volver a su lugar, al mirar se dio cuenta de quién era-¿Kuran?-murmuro, medio ido, quería llorar, enserio quería llorar.
 
-Por favor, no mientas-esa sonrisa no le daba confianza a Zero, enserio, era tétrica.
 
-“Todo estará bien Zero, no hay nada de qué preocuparse, yo voy a estar siempre cuidándote”, si como no, las mentiras de todos los padres, ahora me está llevando la mierda por su maldita culpa-pensó Zero, maldiciendo a su otro padre-¿Quieren la versión larga o la corta?
 
-La más fácil de entender-respondió Cross, sin quitarle la vista de  encima.
 
Zero se aclaró la garganta.
 
-Solo me sé una parte, así que hay un enorme hueco-aclaró, Ichiru rodó los ojos, Zero solo estaba retrasando el momento. Kaname lo dio un apretón en los hombros en son de advertencia, Zero río de forma nerviosa-Bueeenooo, ellos se conocieron en una noche mientras papá bagaba por un bosque,  Ichiru debía de tener como semana y media, por aquel entonces papá debía de estar haciendo su reflexión sobre la vida y todo eso, padre era un ángel solitario, solo contaba con su hermano y no es como si él fuera la persona más cariñosa, de echo demostraba su amor a golpes. Papá se extrañó mucho al conocerlo, padre es una persona extraña en sí, no comprende del todo a los humanos, o aún peor, no les entiende en absoluto. Padre estaba casando a un demonio y papá a un vampiro, se encontraron, pelearon y terminaron perdidos, supongo que se volvieron amigos  en el lapso de tiempo que se perdieron (casi tardaron un meses en volver a la civilización, no se ni como se salvaron), de la amistad saltaron al amor, la parte de mi nacimiento que te narra en la carta sucedió cuando tenias como seis o siete meses, mi nacimiento fue un año después* (créeme, fue poco), realizaron un rito de vinculación a Ichiru, aceleró mi crecimiento físico y mental, yo solo tengo como quince.
 
-¿Eres menor que yo?-murmuró Yuuki, Zero asintió-Ni-sama, eres un pedofilo, Zero aún es un niño.
 
-¡No soy un niño!-reclamo.
 
-“Yo solo tengo como quince”-citó el Kuran, moviendo su mano, incitando a Zero a continuar con el relato.
 
Zero bufo, se acomodó en su silla, intentó quitarse las manos de Kaname de los hombros (en vano, cabe mencionar), se aclaró la garganta y se trono los dedos.
 
-Cada que papá y yo desaparecíamos era para estar con padre, la rutina de “desaparecer”, entrenarme y reaparece siguió durante años y luego...llegó “esa” noche-Zero dejó de hablar, apretaba las manos en puños y no miraba a nadie en particular, tan solo un punto en la pared.
 
-¿Estás bien?
 
-Esa noche, yo le grité, le dije que era un inútil por no poder haberlos salvado, le dije que no lo necesitaba, que lo odiaba y aún así él prometió que seguiría cuidando de mi-Zero parecía a punto de llorar, su voz se había vuelto temblorosa.
 
-El amor de un padre es incondicional-comentó Kaname, pasaba los brazos sobre los hombros de Zero en un abrazo, al otro parecía no molestarle, aunque lo más probable es que se debiera al shock por lo sucedido hace años.
 
Zero mostró una sonrisa tétrica.
 
-El no es humano o vampiro, es un ángel, piensa de forma diferente a todos, en especial el, ni siquiera estoy seguro de que siga cuerdo después de dejarse expuesto a tantos demonios-su voz era hueca, esa extraña sonrisa aún permanecía en sus labios y sus ojos habían perdido brillo.
 
-Pero...¿Estás seguro de que el te odia?
 
-¡¿Quién?!-soltó Ichiru.
 
De un momento todo el despacho se había vuelto un completo caos, todos (a excepción de Zero, que conocía esa voz mejor que la propia) habían comenzado a buscar a quien había hablado y al cabo de un rato, todos los que esperaban fuera se unieron al desastre.
 
Zero, aprovechando el echo de que nadie le prestaba atención por buscar al dueño de la “voz-misteriosa-que-aparece-de-la-nada”, se levanto de sus silla y camino a la venta, cubierta por las gruesas cortinas que evitaban que la luz naranja del atardecer entera, parado de cerca le fue posible distinguir la silueta de una persona sentada en el alféizar de la ventana dejando ver su perfil. La persona en cuestión era pequeña.
 
-No sé si los hijos de Adán se vuelven más estupidos o no-soltó, todos detuvieron su desmadre para ver la ventana. Zero corrió la cortina.
 
Sentado, se encontraba una persona pequeña, no podía medir más de 1.60, el cabello rubio ondulado tan solo un poco por encima de los hombros, de rasgos finos o más bien, aniñados.
 
-Para mí, que más idiotas-soltó Zero, el muchacho sonrío, sus hermosos y enormes ojos dorados lo miraron fijos.
 
-El está preocupado, vio  a tu medio hermano furioso, al parecer si descubrió el secreto de Kuro, supongo que es hora de tu decisión-murmuro, hablaba con un tono de voz monótona.
 
-¿De qué está hablando?-preguntó Kaname.
 
El muchacho de la ventana sonrío.
 
-Si desechar el sello de forma definitiva o seguir viviendo como un hijo de Adán.
 
-Tío, yo...¿papá estar de acuerdo en que yo...?-el muchacho volvió a sonreír, al ver el nerviosismo (o miedo) de su sobrino.
 
-Estará encantado-soltó-también de que te cases, ¿Qué clase de excusa es esa de “no por qué no puedo darte un hijo”?, Bah, como si eso fuera cierto.
 
-¿Porqué ha mi familia angelical le gusta tanto cavar mi tumba?-Zero en definitiva se quería morir, en especial al sentir la sed asesina de la clase nocturna-¡Con el sello encima no es posible que tenga hijos, no era del todo mentira!-trato (mayormente en vano) de justificarse.
 
-Ay, ¿En serio? Pues más te vale que ya no pongas la misma excusa y aceptes de una vez el casarte conmigo-aunque la voz de Kaname era tranquila, Zero podía notar la amenaza en su mirar.
 
-Creo que mejor te quitan el sello ¿No?- aconsejo Yagari, Zer asintió, esa era la mejor decisión.
 
-Y si, también lo otro, Kuran.
 
Si, las mejores decisiones, solo esperaba que esto no le doliera, en cualquier sentido y por cualquier razón.
 

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