Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sincronía por Kura-chan

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Mis amores, otro capítulo para la pareja más tierna de este mundo.

Les invito a mi cuenta de wattpad, donde me encuentran como DianaJudith8, ahí verán más material y obvio estas obras están con portada e imágenes para ambientarse mejor.

ENJOY 

--¡Vaya, está delicioso! - Eiji saboreaba muy gustosamente un par de tostadas, acompañadas de mermelada de frutas, con una amplia sonrisa en su angelical rostro. Descuidado de varios restos de dulce en sus mejillas.

--¡Eiji! -

--¿Nya? - el mencionado se giró levemente, aun con el trozo de pan en su boca.

Oishi, quien se encontraba a su lado lo miró por un par segundos notablemente sonrojado. -Estamos muy tarde ¿podrías darte prisa? - olvidando la completa ternura que le transmitía su mejor amigo lo regañó, cruzando sus brazos mientras se erguía con la típica posición de madre enfadada.

--P-pero... -- Lo miró con ojos felinos y así aguardó varios segundos esperando doblegarlo. --¡Si no comes un buen desayuno, no te crecerá el cabello, nya! - terminó por burlarse.

--¡Eiji! -

--Hoi, hoi -

El alba los había tomado por sorpresa después de una corta noche de sueño y como era de esperarse un perezoso gatito no tenía muchas ganas de levantarse, ignorando el hecho de que se encontraba en otro lugar y además de que aquella mañana era indispensable llegar temprano a la escuela.

El sol era totalmente radiante y las calles se encontraban despejadas, por desgracia no había rastro de algún transporte público, naturalmente la manera que siempre elegían para llegar a su instituto era caminando pero a juzgar por los minutos, no era la mejor decisión.

--Eiji, tómalo, te he preparado un almuerzo extra. - la simpática mujer de largos y oscuros cabellos se encontraba ya en la puerta principal para despedir a la Pareja de Oro del Seigaku.

--¡Oh! - y al ver el tamaño del contenedor, sus característicos ojos felinos brillaron efusivamente. --¡Muchas gracias! -

--¡Eiji! - una vez más, Oishi lo reprendió con algunos metros de distancia.

--¡Gracias por todo! - el alegre pelirrojo alcanzó a su mejor amigo alzando y agitando su mano repetidas veces.

--Vaya, esto es realmente malo. - mientras corrían, Oishi le dio un rápido vistazo a su reloj de muñeca y paulatinamente a su amigo que se encontraba un poco más atrás de él. --¿Cómo te encuentras? - sonó un tanto preocupado al verlo moverse algo lento.

--Bien ¡muy bien! - le guiño el ojo y levantó su pulgar en señal de afirmación. --¡Eiji es muy fuerte! -

--No te sobre esfuerces. - lo miró con suma preocupación. -Apenas lleguemos, irás a la enfermería. -

--Pero... ¡Estoy bien, nya! -

--No lo estamos discutiendo. -

--¡Oishi es malo, nya! -

Y ante las expresiones siempre tan infantiles, no pudo evitar soltar un pequeña sonrisa y aunque sea por un momento olvidarse de todas sus preocupaciones.

Las calles no eran del todo extensas pero el número de curvas eran un tanto confusas por lo que también resultaba un tanto intolerable, si no fuera por la presencia de uno de sus compañeros del club de tenis que al parecer había tenido la misma suerte que ellos.

--¡Oh! Mira quien va por ahí. - manifestó Eiji mientras señalaba a alguien más adelante.

Y en efecto, era alguien con quien se llevaban bastante bien. Momoshiro Takeshi de segundo año de secundaria y uno de los talentosos titulares del club. Él, tan distraído por ir en su bicicleta a toda velocidad que no se percató de la presencia de sus sempais.

--¡Hey, Momo-chan! - volvió a gritar el chico de rasgos felinos.

--Eiji, déjalo. -

--¡Nunca, nya! -y sin dejar pasar un segundo más, saco su tan preciada raqueta de color gris así como la pequeña pelota de tenis.

--¡¿Qué estás haci...?! - dejándolo por completo sin habla, Oishi vio como la pelota fue golpeada con gran fuerza y además se dirigía exactamente hacia Momoshiro.

--¿Eh? - aquella acción no pudo ser ignorada por alguien tan perspicaz como él.

Un fuerte alarido fue escuchado no muy lejos de él así como el choque de la bicicleta en el concreto de la calzada.

--¡Te volviste loco! - protestó Oishi.

--¡Bingo! -celebró y se apresuró a tomar la mano del preocupado pelinegro. -Oishi, no hay tiempo que perder. -

--Eso me dolió. - de quejaba Momo mientras levantaba su bicicleta y volvía a acomodarse en ella. - No veo a nadie. - hizo una rápida inspección a sus alrededores. --¡Ahora si llegaré tarde! - exclamó nerviosamente.

--¡Arre, Momo-chan! - sin saber cómo ni cuándo, la pareja de oro se encontraba a las espaldas de su Kouhai muy cómodamente esperando que los lleve.

--¡Oishi- sempai! ¡Eiji-sempai! -

--Hoi, hoi. -

--B-buenos días, Momo - dijo Oishi un tanto apenado.

--Así que ustedes fueron quienes me lanzaron aquella bola. - Se vio un tanto enfadado.

--Eiji lo hizo. - Oishi no dudo en señalar a su mejor amigo.

--¡Oishi es un traidor, nya! - el de mirada felina protestó impacientemente. --¡Vamos, Momo-chan o llegaremos tarde!-

--Pero... Eiji-sempai. -

--¡Y rápido, nya! -

--No puedo llevar a más personas en mi bici, es en contra las reglas. -

--¡Cómo no! - dicho esto, Eiji tomó el control del vehículo y se acomodó rápidamente en el único asiento, brindándoles una sonrisa cómplice. --¿No van a subir? - los miró y aguardó expectante mientras palmaba el metal de la bicicleta.

Oishi y Momo permanecieron un tanto inseguros ante su llamado. -Eiji, no creo que sea buena idea... -- se manifestó Oishi con el entrecejo fruncido. -Además...--

La primera alarma del instituto se pudo escuchar desde la lejanía.

--¡Maldición! - Momo gritó y se lanzó a su único vehículo. --¡Rápido Eiji-sempai!-

--¡Hoi, hoi!-

--¡Chicos! Aún no creo que sea buena idea... -- Pero no tuvo de decir nada más, desesperadamente su kouhai lo jaló del brazo y lo obligó a acomodarse entre ambos improvisadamente. Con los nervios de punta y no tanto por ir peligrosamente a toda velocidad... es decir, todos sabían cuánto tiempo disponían después del primer llamado de la alarma del instituto.

--¡Tenemos aproximadamente cuatro minutos con treinta segundos! - Gritó, Momo mientras veía su reloj de muñeca así como se mantenía muy aferrado a Oishi, ambos tambaleándose peligrosamente de un lado al otro. Recibiendo el viento en sus rostros y despeinándose inevitablemente, con toda la tensión que siempre presentaban al momento de entrar en los esperados partidos, aquel inseguro viaje les resultó demasiado relajante. Momo y Eiji se permitieron sonreír afablemente ante su pequeña aventura.

No obstante, tenían un compañero que jamás parecía relajarse.

--Eiji ¿No me digas que tomarás la ruta de la ciudad?-Vociferó como más pudo, Oishi se asomó solo un poco para ver las calles que se encontraban más adelante. Tragó saliva.

--¿Eiji-sempai?-Reiteró Momo ante el silencio de su amigo.

Sus piernas se movían ágilmente a gran velocidad, acercándose cada vez más a la calle principal; varios automóviles se hicieron visibles.

Varios segundos más de silencio, a menos de un metro para entrar.

--No, tomaremos un atajo. - dijo Eiji mientras les daba un rápido vistazo y les guiñaba un ojo.

--¡¿Atajo?! -

A solo escasos centímetros de la calzada principal, ya se podía escuchar el escándalo de los autos y de la gente. Eiji se las arregló para girar al último momento y adentrarse a una especie de bosque que incluso tenía letreros de advertencia y varios barandales que impedían el paso, mas esto no fue un impedimento para elevar la bicicleta y perderse entre la vegetación tan espesa. Cayendo derechamente en una bajada muy pronunciada.

--¡Sosténganse, nya! -Advirtió Eiji aun peligrosamente animado, mientras el andar de la bicicleta cada vez era más rápido y las hojas de los árboles se desprendían para nublar su camino así como varias ramas parecían que en algún momento les iban a dar un gran golpe en el rostro. Momo y Oishi se abrazaron temiendo por su vida.

--¡Eiji-sempai, Solo tres minutos!-

--Eiji ¡¿Estás seguro de que es un atajo?!

--¡Puedo verlo, nya!-Y en efecto. Al final de la gran bajada se encontraba a solo pocos metros, su instituto.

--¡Sólo un poco más!-Por un momento los tres chicos sonrieron abiertamente al aproximarse cada vez más, sin importar el inestable camino sus ojos brillaron por saber que se librarían del castigo por no llegar a tiempo a la práctica de la mañana, la vegetación tan molesta ya no parecía un obstáculo, después de eso solo sería cuestión de ir en línea recta un par de metros y estaba adentro...

Solo que.

--Eiji, recuerda lo que dicen acerca de este bosque. - Oishi se acercó hasta quedar alado de su mejor amigo.

Pero en ese preciso momento terminaron de recorrer la bajada, la enorme concentración con la que iba no le permitió escuchar nada, después de todo solo quedaba ir en línea recta ¿verdad?

--¿Nya?-

Por un momento dejaron de sentir un terreno bajo su vehículo, si se habían liberado de todos aquellos árboles que les golpeaban el rostro ahora tenían un problema mayor. Al final de la bajada y a pocos metros de la calzada que limitaba su instituto se encontraba un pequeño pero visible barranco, Oishi y Momo se volvieron a abrazar aterrorizados y esta vez Eiji trató de mantenerse en el volante pero le habían tomado totalmente desprevenido como para sostenerse correctamente. Sin más, los tres chicos volaron y gritaron por el aire, cayendo en medio de varios arbustos.

Si, estaban muy cerca de no llegar tarde.

El sol era radiante como cada día del verano, las voces de los chicos que se apresuraban a entrar eran un escándalo y los barrotes de la gran puerta ya se encontraban deslizándose por el concreto para impedir el paso.

--¡WOW! - Momo salió de los arbustos con los brazos alzados. --¡Eso ha sido divertido!-Su bicicleta también se mantenía atorada entre los arbustos.

--De hecho, ha sido peligroso. - Oishi hacía lo posible por bajar de un árbol y no estropear un nido que había caído en su cabeza. -

Momo soltó una sonora carcajada solo de verlo, y verse. También estaba cubierto de varias hojas y ramas. -Oishi-sempai se ven muy cómodos deberías dejarlos. - Rio mientras desatoraba su bicicleta del arbusto continuo.

--Muy gracioso. - Finalmente dejando a salvo en el árbol al pequeño nido, Oishi bajó de un salto hasta el pasto, deshaciéndose de las hojas en todo su uniforme y recogiendo su bolsa. --¿...? - Volvió a ponerse algo tenso.

--¿Oishi- sempai? -Momo le vió confundido mientras se preparada para partir.

--Eiji... -- dijo primero en un susurro... --¡Eiji! - Lo llamó esta vez alzando su voz con suma preocupación.

--¡Eiji- sempai!-

Pero no hubo respuesta, la segunda alarma del instituto empezó a sonar y con eso ya se podía deducir que la puerta se cerraría en los próximos minutos. Ambos empezaron a inspeccionar el lugar rápidamente pero solo se encontraron con varios arbustos así como árboles.

--¡Eiji-sempai, llegaremos tarde!-Gritó, Momo sin dejar de cargar su bicicleta. -Si no sale, esta tarde nos invitarás a comer. -

--¡Oye Momo, la última vez me dejaron sin dinero!-Su juguetona voz se escuchó un poco distante. De inmediato un preocupado Oishi fijo su vista hacia donde se encontraba su mejor amigo.

--¿Estás bien, Eiji?-dijo mientras se aproximaba al verlo escondido entre algunos arbustos de abundantes hojas.

--Si, por supuesto. Nya. - Se puso de pie mientras se limpiaba el uniforme. -Siento mucho esto, pero... ¡ha sido divertido! - concluyó brindándoles una amplia sonrisa. La cual, Momo correspondió con la misma idea y molestó un poco a Oishi.

--¡Claro que no! -Alzó un poco la voz y frunció el entrecejo. Oishi miro a su amigo con una dura expresión. -Pudo haber sido más grave ¿Qué tal si nos lesionábamos? Estamos cerca de un importante torneo y no podemos permitirnos ser tan descuidados. -soltó por inercia.

Silencio.

--T-tienes razón-La expresión del pelirrojo se entristeció notablemente y su cuerpo se encorvó levemente como si tratara de encogerse y por qué no, desaparecer. Eiji desvió la mirada y se disculpó con un hilo de voz. -L-lo siento mucho...-- su voz se quebró. -Prometo ser más cuidadoso. -

Dejando a sus dos amigos un tanto apenados.

--Sempais...--Momo los llamó como para romper la tensión. -Tenemos que llegar a la práctica - Sonrió animadamente, disponiéndose a caminar. -Si tardamos mucho puede que Inui-sempai tenga una nueva bebida experimental para nosotros. -

--¡Es verdad! - Eiji, con la mirada aterrorizada también trató de salir entre los arbustos pero al primer paso aquel dolor del día anterior lo invadió despiadadamente. Ahogó por completo un quejido pero su expresión lo decía todo.

--Eiji...-- Olvidándose completamente de su enojo corrió para socorrerlo una vez más. Aquella sensación tan desagradable en su pecho le volvía a pesar. Como odiaba verlo así. Oishi posó una mano en el hombro de su amigo para estabilizarlo.

--¿Eiji-sempai? - Momo también se acercó preocupado. --¿Te lesionaste? - trató de ayudarlo.

--Pues...-- dijo Oishi con la intención de explicar al menos una parte de lo sucedido el día de ayer. -La noche anterior...--

--¡Estoy bien, nya!-Eiji alzó el puño efusivamente mientras sonreía abiertamente. -Pise mal, pero estoy completamente bien. - sacó la lengua juguetonamente y empezó a tomar distancia de Oishi. --¡Démonos prisa! -

--¡Claro!-Su ahora relajado kouhai empezó a correr hacia la calzada que los separaba del instituto con su bicicleta en el hombro, desde ahí ya se podía ver como el portero estaba cerrando la puerta de metal.

Y aún en el espacio verde, rodeado de arbustos y árboles, la pareja de oro esperó a que los dejaran solos.

--Eiji, ven. Puedes apoyarte en mi hombro. -

--Lo siento, Oishi. - Haciendo caso a las palabras anteriores, se dejó abrazar. --¿Me llevarías a la enfermería?

En la entrada del Seigaku, las últimas personas entraron en carreras mientras la alarma que da inicio las actividades de los distintos clubes se manifestaba estruendosamente. Aun así, uno de los titulares del club de tenis se encontraba aguardando la llegada de sus compañeros.

--¡Oye anciano!-A pocos pasos, Momo llegó a toda velocidad con la intención de no quedarse atrás de los barrotes.

--Ya no puedes entrar. - Le gritó también, el hombre de edad avanzada mientras lo veía acercarse, tomó la puerta de metal para evitar que lo moviera de alguna manera. -Una vez terminada la primera jornada de práctica te puedo dejar pasar. - se expresó firmemente, acomodándose los diminutos anteojos. Y atrás de él, Fuji se encontraba con su típica sonrisa, solo esperando.

--¡Ni hablar!-el rostro de Momo se tiñó de morado de solo pensar en el castigo que recibiría si llegaba tarde o peor aún, si no se presentaba. --¡Oye viejo! ¡¿Qué es eso?!-señaló al cielo tan efusivamente que hasta su compañero que se le consideraba un genio desvió la mirada para observar lo que sea que se empeñaba en mostrar.

Y tal como lo planeó, el portero se descuidó un par de segundos para mirar el cielo. Tiempo suficiente para que Momo saltara la puerta de metal y aun con la bicicleta, su agilidad le permitió caer de pie al otro lado ¡victoria!

--¡Oye chico, yo no veo nada!-Pero al regresar se encontró con la sorpresa, aquel alumno desapareció sin dejar rastro.

--¡Corre, corre, corre!-Gritaba Momo acompañado de su compañero, Fuji. Él, con una serena sonrisa se pronunció.

--Buenos días Momo. -

--¡Oh! Fuji-Sempai ¿No debería estar en la cancha?-

--Sí, pero esperaba la llegada de Eiji y Oishi... -- Se vio algo pensativo. -Pensé que vendrían contigo. -

--¡¿Qué?! - Y fue hasta ese momento en que notó que sus dos amigos no estaba atrás de él. -Vaya, si venían conmigo... venían-

--¿Estas son horas de llegar? ¡Holgazán!-La entrenadora Ryuzaki viéndolo desde la lejanía ya le estaba señalando el área donde empezaría a correr como castigo.

--¡¡Lo siento mucho!!- Como un rayo, Momo se perdió de la vista de Fuji, quien se detuvo cuando notó que su teléfono empezó a sonar.

--Hola...-- susurró apaciblemente mientras acercaba el aparato a su oído. -Sí, claro... --

--Gracias, Fuji... -- Expresó desde el otro lado de la línea con un tono mucho más relajado, después de cortar la llamada, Oishi soltó un sonoro suspiro afuera de la enfermería donde permanecía de pie, listo para cualquier noticia. Apenas llegaron a la entrada le pidieron al portero poder entrar con la excusa de ir a la enfermería, no era mentira. Ahora Eiji se encontraba siendo tratado por la doctora del instituto. Con todo y el ajetreo de la mañana, se le había olvidado hablarle del nuevo entrenamiento, otra vez.

Aquella mañana era indispensable llegar temprano, el nuevo entrenamiento que les mencionaron la tarde anterior, iba a empezar.

--Tengo que hablar con la entrenadora... -- se lamentó con la cabeza baja, no le gustaba la idea de dejarlo solo, pero por ahora su deber era ir al club.

Oishi se encaminó a la reducida habitación, con las paredes semejantes al durazno que siempre lograban darle un poco de paz en sus momentos de angustia. -Disculpe la intromisión...-- se pronunció con voz firme pero para su sorpresa no encontró a nadie en el escritorio de la entrada. Entonces continuó con su corta caminata hasta llegar al fondo donde una cortina casi transparente le obstaculizaba el paso, sabía que más allá de la fina tela estaría Eiji descansando. También tenía que avisarle a él.

--Eiji...-- lo llamó desde el otro lado con tono sereno.

Tampoco obtuvo una respuesta.

--Lo siento pero iré al club. - Continuó, esta vez tomando la tela y abriéndose paso al lugar de descanso. Además de la ansiedad por saber de su estado, su preocupación se esfumó al término del primer paso que dio.

Si, ahí estaba su mejor amigo.

La luz que se colaba del gran ventanal le llegaba al rostro y a juzgar por la posición en la que se encontraba, su cabello así como sus mejillas siempre coloradas, se veían brillar encantadoramente. Eiji, se encontraba sobre la cama cómodamente y entre las claras sábanas envuelto de forma descuidada tomando una profunda siesta. Con los brazos y piernas estiradas hasta donde se podía permitir, sin dejar de mencionar la media sonrisa con la que se mantenía.

Oishi al verlo no supo decir nada más, desde siempre su amigo le había causado alguna especie de sentimiento como ternura, pero casualmente, hoy le resultaba lo bastante cautivador como para no dejar de observarlo por el resto del día. Paseó su vista como si tratara de analizar cada centímetro de su cuerpo y además de notar el vendaje que se encontraba bien envuelto en la pierna derecha de Eiji.

--Estará bien. - La amable enfermera de largos cabellos rojos se asomó a las espaldas de Oishi sin siquiera emitir un solo sonido.

Haciéndolo brincar levemente.

--¡Profesora! - La miró nerviosamente, sintiendose inmensamente avergonzado. Es decir, hace unos segundos se encontraba admirando cada rasgo de Eiji con sumo cuidado ¿Cómo se le ocurrió hacer algo así? No podía dejar de pensar como lo iba a catalogar la joven ahora.

-¿Debes regresar a tu club, chico?-Ella, totalmente sin cuidado de su alrededor solo le brindó un cálida sonrisa. Encantadora y coqueta.

--Eh... sí, es cierto. -Oishi, tratando de mantener la compostura regresó para dar un último vistazo. -Se lo encargo mucho. -Y entonces se despidió con una rápida reverencia antes de salir corriendo.

--¡Diez vueltas! - Momo gritó de tal forma que el club entero regresó a ver.

--¿Veinte vueltas?-Su casi casi arrugada entrenadora lo miró desafiante, sin perder su postura dominante y mucho más, la figura atrás de ella...

--Mmm, este es mi nueva bebida mejorada - con voz sombría y en un tono casi perturbador, Inui se acercó con una expresión triunfal. -Yo la llamo "Súper Penalté" - Entonces fue cuando divisó a su indefenso compañero de segundo año.

Sonrío.

--Momoshiro Takeshi, titular de segundo año ¿Tendrías el honor de...?-

--¡A correr! -

Ha pasado apenas media hora desde que empezó el entrenamiento de la mañana, las canchas se encontraban en perfectas condiciones y el clima era bastante refrescante. Aun así, varios de los integrantes del club estaban realmente tensos. Ante la mirada de su estricto capitán, su arrugada entrenadora y si, su terrorífico compañero con su nueva bebida experimental.

--Parece que Inui ha preparado una nueva deliciosa bebida. - Dijo en tono sereno, Fuji mientras corría tranquilamente.

--Fuji- sempai ¿Por qué ha llegado tarde a propósito? - Momo se le acercó, siendo los únicos que se encontraban corriendo alrededor de la cancha como castigo.

--Te lo dije, estaba esperando a Eiji y Oishi... lástima se retrasaron--

--Pero... ¡Si no cumplimos las vueltas en el tiempo establecido nos darán esa bebida repleta de ese veneno!-Con solo hacer mención, su rostro se volvió completamente pálido.

--Oh, no hay problema. Me gustan mucho las bebidas que prepara Inui. - Fuji, tan calmado empezaba a ser desesperante.

--Entonces... -- Momo hizo brillar su rostro y se le acercó mucho más a su sempai, con un ínfimo rayo de esperanza. -¿Me dejaría ganar esta carrera...?-

Fuji ni se molestó en mirarlo y se adelantó varios metros, solo para regresar a verlo muy sonriente. -No - dijo juguetonamente. -Me gusta verlos sufrir... además, no soy el único del que deberías preocuparte. - el genio del Seigaku, nuevamente volvió a sembrar terror en sus compañeros...

--¿Me pregunto si me considerará un amigo? - Dijo para sí, Momoshiro mientras seguía pensativo.

--Kaidoh Kaoru ¿Te gustaría probar mi nuevo "Súper Penalté"?-

--N-no gracias... sempai...--

Y dicho esto último, es como apenas y pudo darse cuenta de que a solo pocos pasos de Momoshiro, su compañero y rival del mismo año se acercaba a toda velocidad, al igual que él, aterrorizado.

--Oh ¡Víbora! - Momo, empezó a reírse incontrolablemente. --¡Haz llegado tarde! dime ¿Qué te ha retrasado? ¡Ya sé!-Alzó su brazo emocionado. --¿Alguna chica linda? No, ¡A las chicas no les gustan las víboras feas! Entonces... --

--¡Cierra la boca, perdedor!-Como era costumbre de aquel par, donde sea y a la hora que sea empezaron a una nueva riña.

--¡¡CASTIGADO!!-

Y tal parecía que los gritos no iban a cesar aquella mañana, no muy lejos de la pelea de Momo, Kaidoh y la casi victoria de Fuji se encontraba la entrenadora Ryuzaki con una vena en la frente a punto de estallarle. - ¡Cuarenta vueltas! - ordenó, señalando las canchas.

--P-pero... déjeme explicarle... -- Lamentable para todos. Oishi había decidido llegar tarde en el peor momento.

--¿Cincuenta?-

--Oishi Shuichiro, titular de tercer año y sub capitán del club de tenis del Seigaku. - Inui, con aquel vaso de color siniestro y desprendiendo burbujas se acercó a sus espaldas. -Hoy tendrás el honor de probar mi nueva bebi... --

--¡Cuarenta vueltas a la orden! -Similar a un rayo, Oishi salió disparado hacia la cancha, arrasando con todo el pasto y alzando el polvo se acercó a Fuji, derribando previamente a Momo y Kaidoh. La sensación de escalofrío era la peor cuando lo castigaban. -Oye, Fuji... -- le susurró notablemente molesto.

--Buenos días, Oishi - El joven genio le regresó la mirada muy contento. -Que buen clima hace hoy ¿No crees? -

--¡Se supones que le explicarías todo a la entrenadora Ryuzaki, por eso te llamé!-

--Lo hice... --

El terror mezclado con ira no le permitió seguir con su faceta explosiva o era simplemente que Oishi no podía permanecer enojado mucho tiempo.

--Aun así me ha regañado... -- Ahora sus palabras reflejaban nerviosismo y mucho más al notar como sus dos compañeros de segundo año empezaron a correr y gritar. Inui, triunfalmente se encontraba atrás de ellos a una velocidad increíble.

--No sería divertido si no participamos todos... -- El polvo nuevamente empezó a bailar en el aire. -Si me disculpas. - Y Fuji tomó la delantera como si de un juego se tratara.

--¡Oye! espera... --

Lamentablemente, la primera jornada de entrenamiento se redujo a una pequeña sesión de castigos...

La campana volvió a sonar y las clases regulares darían comienzo en un par de minutos.

--¡Estoy exhausto! ¡Muero de hambre!--Cuatro de los titulares caminaban amenamente en los pasillos, ahora con el uniforme azul marino que era el regular de todos los estudiantes.

--Eso es porque te ha puesto a correr como cien vueltas al final de todo, Momo-sempai. -El más bajo del grupo se burló como era su costumbre.

--¡Cierra la boca, Echizen! - dijo Momoshiro mientras le revolvía los cabellos bruscamente. -No ha sido mi culpa, tampoco fui el único que llegó tarde. ¿Verdad, Víbora?-

--¡Por qué tengo que caminar con ustedes!-protestó Kaidoh mientras se retiraba su característico pañuelo de la cabeza.

--Por una vez en tu vida, agradece que no te dejamos solo... Víbora estúpida... -- Comenzó una vez más...

--¡Pues no necesito de tu miserable compañía!-

--¡¡Sempais!!-Ryoma se interpuso entre ambos chicos, lastimosamente no era suficiente.

--Para una buena recuperación, se necesita una buena alimentación y por supuesto uno de mis nutritivos jugos... -- Inui apareció en la mitad de ambos, como era costumbre... sorpresivamente.

--¡Inui-sempai!-

Solo bastó con aquella intervención para que todos se calmaran, volviendo a dirigirse al pasillo que les llevaría a la cafetería.

--Eh pensado ofrecer mis nutritivas bebidas en la cafetería... -- Dijo Inui con la mirada al frente. -Sería bueno que todos los estudiantes se beneficien de las propiedades que tienen... --

Silencio.

Incómodo y tenso silencio.

--¿No lo crees, Kaidoh? - Dicho esto, se acercó a su kouhai tomándolo por el hombro y acercándole el vaso de la burbujeante bebida a la mejilla. -Por supuesto, para los miembros del club siempre será gratis... -- sonrió.

Cada uno de los chicos sintió como la piel se les erizaba del terror y más aun, Kaidoh quien apenas vio la cercanía en la que se encontraba de una muerte segura, tiró un manotazo y empujó a Inui casi por instinto así como sin dejar ver su rostro salió corriendo.

Dejando al grupo un tanto extrañado.

--¡Oye Víbora!-Lo llamó Momo sin éxito, pues ya había desaparecido entre todos los estudiantes. -Que cobarde es. Obviamente no lo iba a obligar ¿O sí?- miró a su sempai nervioso.

--Pues yo creo que se fue más por la cercanía de Inui- sempai que por su bebida. - Sonrió, Ryoma por lo bajo.

--Datos... -- Fue la única respuesta del más alto del grupo y aun al paso de todos los presentes empezó a escribir en su libreta. -Este capítulo se llamará... el comportamiento extraño de los estudiantes del Seigaku. -

--¡O está enamorado! - Dijo Ryoma aun con su expresión burlona.

--Pobre, nadie se fijaría en él. - Le siguió la corriente, Momo.

--¿Qué opina Oishi- sempai?-Ryoma se dió la vuelta para dirigirse a su compañero que hasta entonces se había mantenido atrás de todos.

--¡Oye enano, no me ignores!-

No contestó.

Todos al regresar a ver se dieron cuenta como Oishi los ignoraba desde hace un buen rato, caminando apaciblemente pero con su típica expresión de madre preocupada, murmurando algo inentendible y con la mirada clavada en el piso.

--¿Oishi?-Inui se acercó y le topó la frente de manera brusca, haciéndole retroceder y finalmente, reaccionar. A la mirada de todos.

--¿Eh? - Oishi se sobó la frente de inmediato. --¿Se te ofrece algo? - Miró a sus compañeros, dudoso y sorprendido.

--Mmm, al parecer esa estúpida víbora no es el único enamorado. - Sonrió lascivamente Momo.

--¡Oishi-sempai! ¿Ya tiene novia?-Tan oportuno, Ryoma empezó a atacarlos de preguntas así como Inui se mantenía a la espera de nuevos datos con la libreta a mano.

--¡Eh!-Su rostro se ruborizó levemente. -No, no sé de qué me están hablando. - Ante las expresiones pícaras, Oishi no hizo nada más que ponerme más nervioso. -Será mejor que me vaya, t-tengo algo que hacer. - corrió, como si su vida dependiera de ello.

Una vez más, dejándolos perplejos y confundidos.

--Vaya, tenemos un nuevo caso por resolver. - Dijo Momo apremiante, alzando los puños al aire. -Echizen, tenemos una nueva misión. -

--No me interesa. - El menor estaba dispuesto a marcharse.

--¡Oh, vamos!-Gritó Momo mientras tomaba a su pequeño amigo por el cuello y empezaba a correr.

--Momo-sempai ¡Suélteme!-

El medio día llegó en tan solo un parpadeo. El sol estaba ocultándose muy lentamente atrás de grandes y esponjosas nubes, llevándose consigo el resplandor y la vitalidad del día completo. Tal parece que después del almuerzo empezará a llover.

El ambiente en los pasillos era el más pacífico, silencioso y ordenado, siempre y cuando los miembros del club más exitoso no pasaran por allí.

Y ahí estaba él, a solo unos minutos de la jordana de almuerzo. Caminando con algunas cajas de comida en sus manos y soltando suspiros como no ha dejado de hacerlo en todo el día. Oishi se dirigía a la enfermería... aparentemente solo.

--Cállate... nos va a escuchar... --

--Quiero irme... Momo- sempai. --

--Tómalo como una lección para cuando crezcas un poco, enano... --

Ambos chicos al parecer no tenían nada mejor que hacer que planear un espionaje para su compañero de tercer año. Momo, empezó a analizar cada detalle desde la lejanía. -Mira, Oishi-sempai lleva dos almuerzos y además... --

--¡Una caja de chocolates!-concluyó, Ryoma.

--¡Cállate, enano! -

--Así que esa clase de novio es... interesante. - La mano de Inui escribía a gran velocidad en su libreta que parecía tener un número infinito de hojas. -Ahora solo debemos saber quién es la afortunada chica. Esta información es imperdible- sus anteojos brillaron.

Los tres chicos observaron cómo Oishi caminaba algo inquieto y se dirigía hacia... ¡la enfermería! Entonces sus dudas fueron resueltas como un destello de luz, pues todo el mundo sabía qué hace menos de una semana la antigua enfermera había sido reemplazada por una joven. Desconocían su aspecto pero si llamó a atención de Oishi... pues.

--Seguramente esa mujer debe pasar de los cuarenta años si es de su tipo. - Dijo Ryoma con una mueca de disgusto.

--Si que eres un tonto, Echizen. - Momo lo golpeó en la mitad de la cabeza. -Oishi- sempai es muy popular entre las chicas, y él no ha mostrado interés en ninguna de ellas. Eso quiere decir que la enfermera es una mujer mil veces más hermosa que todas las niñas que hay aquí...--

--O es gay...-- Inui anotó muy concentrado en las hojas.

--¡¡Eso no puede ser!!-Ambos gritaron al unísono, desconcertándolo.

--Ha entrado a la enfermería... --

Oishi anunció su intromisión y se adentró a la habitación de paredes claras con la esperanza de ver a su mejor amigo ya despierto. Seguía con aquel sentimiento amargo por saber que se encuentra mal pero minutos antes de entrar se prometió estar siempre sonriente, sabía cuánto le gustaba a Eiji verlo así y nada le hacía más feliz. El escritorio estaba vació nuevamente, entonces intuyó que ella estaría atrás de las cortinas que llevaban a el lugar de descanso. Dónde estaba Eiji.

Apresuró su paso algo ansioso y con el entrecejo fruncido, apretó las cajas de almuerzo. Si en algo tenían razón sus compañeros era en que la nueva enfermera era una chica joven y si, muy hermosa. No tenía nada en contra de ella y la consideró muy profesional en su trabajo... solo que, decidió dejar de pensar en cosas fuera de lugar.

Se abrió pasó y llegó en un par de segundos, tomando la delicada tela y haciéndola a un lado.

Si, ahí estaban.

Pero en vez de anunciarse o al menos saludar, Oishi solo se quedó inmóvil en la entrada observando como Eiji y la coqueta enfermera reían a más no poder. Sentados en la cama, uno alado del otro, mientras ella se encargaba de frotar con mucho cuidado el tobillo de Eiji, no se percató en absoluto que alguien había entrado.

--Veo que estás mejor... -- Apenas avanzó a articular desde la entrada, sintiéndose como un intruso. Patético.

--¡Oh! ¡¡Oishi!!-Eiji tan pronto y escuchó su voz lo miró con ojos brillantes, las mejillas sonrojadas y una enorme sonrisa. Tan tierno y efusivo. Se liberó del tacto de la joven y no le importó no tener bien puesta la venda pues solo se demoró un par de segundos en saltar y caer en los brazos de su mejor amigo, dejando caer la tela de su tobillo al piso.

Ante la sorpresa de la pelirroja mujer.

--Tienes razón, está mucho mejor. - Ella, igual de contenta que Eiji soltó una fina risa. -Me alegro que hayas venido pues no ha dejado de hablar de ti en todo el día. - Se levantó y recogió el vendaje del suelo. -Eiji-chan debes reposar, estarás bien en un par de días pero hasta entonces será mejor que no asistas a las prácticas ¿De acuerdo? - Se acercó dejando al descubierto un par ojos verdes atrás de sus anteojos.

--¡Cómo ordene Yuko-chan, nya!-También le sonrió como si fuera su cómplice, todavía manteniéndose muy aferrado a Oishi.

Él mientras tanto solo los miraba nuevamente irritado, sabía muy bien que su amigo era alguien muy sociable y era de mucha confianza con todos, pero eso de llevarse tan bien con la enfermera en un par de horas. Le pareció algo incómodo.

--Vámonos Oishi... -- Hizo un puchero mientras se alejaba un poco y apretaba su estómago. -Muero de hambre. -

--Claro...

Aun metidos entre los pasillos. Momo, Ryoma e Inui se mantenían atentos a los futuros movimientos, ignorando por completo el hambre que tenían, no se veían dispuestos a moverse y mucho más cuando después de casi diez minutos vieron la puerta de la enfermería abrirse. Pero para su sorpresa los únicos en asomarse fueron Oishi y Eiji, siempre tan unidos.

--Gracias por venir por mí, nya -

--No hay problema... -- Ambos empezaron a caminar. -Veo que te llevaste muy bien con la enfermera. - dijo descuidadamente sin mirarlo.

--¡Oh!-Sus mejillas se tiñeron levemente. -Sí, Yuko-chan es muy amable y divertida. Se ríe de todo lo que digo. -

--Es el tipo de chica que te gusta ¿Verdad? - Oishi lo miró muy atento.

--¡Pero que estás diciendo, nya!-el joven felino se sonrojó a mas no poder pero su mueca de desagrado desmentía toda palabra dicha.

Provocándole una divertida sonrisa.

--Era broma. Ven, vamos a comer... --- Al término de su invitación le extendió su caja de almuerzo así como los chocolates.

Se alejaron rápidamente dejando varias dudas a sus espaldas.

--¡Oishi- sempai le dio los chocolates a Eiji-sempai! -Gritó Momo sin saber cómo más reaccionar.

--Tal vez era su intención desde un principio... -- Ryoma se molestó nuevamente.

--Aun así, sabemos que a Eiji le gusta la nueva enfermera... -- susurró para sí, Inui.

--¡Es cierto! Ella es una joven pelirroja y de grandes ojos verdes, además es del tipo divertida y despreocupada. ¡Igual a Eiji! - Fuji se pronunció en su escondite.

--¡¡Fuji- sempai!!-

--Además, sabemos que Oishi es muy bueno atrayendo chicas muy hermosas, no por nada muchas de las chicas de segundo y tercer año están atrás de él. - Alguien más lo acompañó.

--¡¡Kawamura-sempai!!-

--Taka-san, no sabía que estabas aquí. - Fuji le sonrió.

--Bueno, eso es porque los vi a todos reunidos y quise venir a ver. - El titular más fuerte del club se mantenía sereno cuando no se trataba de un partido.

--No, los datos son incorrectos. - Ahora Inui, interrumpió con voz firme y extrañamente serio. --¡Lo he descubierto!-Sus anteojos jamás habían brillado de tal manera.

Sin embargo, los cuatros muchachos solo aguardaron en silencio la conclusión final.

--¡¡Ambos están enamorados de la misma mujer!!- reveló regocijante.

--¡¡ ¿QUÉ?!!-

Todos se mantuvieron petrificados ante la sorpresiva declaración, pues no tenían forma de refutar lo que decían pero ¿Cómo puede ser eso posible? Creían conocer a la pareja de oro y sabían que no podían tener alguna disputa de ese tipo, ellos eran como los mejores amigos y el enfrentarse a una situación así no sería nada favorable y mucho más ahora que los entrenamientos han sido definidos... tal vez...

--¡Tiene sentido!-Fuji, por primera vez en el día abandonó su típica sonrisa y abrió los ojos, dejando al descubiertos su fascinante mirada azul. -Oishi si entró a la enfermería para darle aquellos chocolates a la nueva chica... -

--Pero al encontrarse con Eiji, la situación no debió hacer sido la más cómoda-continuó Inui. - Así que fingió que nada pasaba y salió acompañado con él para hablar en algún lugar privado, además según sabemos por la personalidad de Oishi, le dio los chocolates en señal de amistad... eso quiere decir... --

--¡Eso quiere decir!-Dijo Ryoma ansioso.

--Que a pesar de la delicada situación, quiere mucho a su mejor amigo como para herirlo. - Inui empezó a escribir en su libreta frenéticamente. -Oishi se mantiene fiel a la amistad que comparten pero eso no quiere decir que vaya a abandonar al amor de su vida... --

--¡Tan tenaz como un verdadero deportista!-Momo empezó a llorar mientras tomaba a Ryoma por el cuello. -Enano, dime que harás lo mismo cuando nos encontremos en una situación similar. - tocó su pecho, conmovido.

--Momo-sempai, dudo que alguien se enamore de ti ¡Suéltame!-El pequeño hacía lo posible por respirar un poco.

--Es como dos mujeres y un camino-Continuó lloriqueando Momo.

--¡Tonto! querrás decir una mujer y dos caminos... --

--Aun así... -- Fuji se adelantó hacia el pasillo, sin dejar de ver el lugar donde la pareja de oro desapareció. -Los necesitamos juntos, sería una lástima que se pelearan. -

--Y... ¿tiene algún plan genio?-Inui lo acompañó sonriente.

--Sí... ¡De ninguna manera esto afectará al nuevo entrenamiento!--

--¡¡SI!!-Todo el equipo alzó los puños totalmente dispuestos a ayudar.

--¡Pero primero! - Fuji volvió a su expresión serena y se dispuso a caminar. --Tengo algo que hacer antes. --

El nuevo entrenamiento...

--¡Gracias por la comida, nya!-En su rostro felino se podía notar la gran satisfacción que tenía, Eiji con los pasos algo lentos iba por el patio de la escuela, lleno de energías y completamente dispuesto a mover un poco su preciada raqueta. --¡Por cierto, los chocolates estuvieron deliciosos! - Se regresó solo para guiñarle un ojo a su mejor amigo. --¡¡A entrenar!!-

Y atrás de él, totalmente nervioso y preocupado iba Oishi sin saber cómo detenerlo. -Espera, Eiji. No hemos hablado aún de nuestro nuevo entrenamiento... no es tan simple, tenemos que... --

--Luego me lo dirás, primero calentaré un poco - Su hiperactividad crecía a cada paso que daba.

--¡La enfermera dijo que reposaras!-

--Llámala Yuko-chan, nya -

Se encontraban a solo unos pasos de los vestidores, donde extrañamente nadie se había presentado aún.

--Como sea, será mejor que descanses. ¡Eiji!-

--Solo utilizaré mis brazos, lo prometo. No te preocupes ¡Kikumaru Eiji es muy fuerte, nya!-dicho esto último, tomó la manija de la puerta metálica y la abrió como si no hubiera visitado el club por un año completo. Risueño, emocionado pero sobre todo descuidado. --¡hoi, hoi!-Agitó su mano ante la presencia de dos de los titulares. Todavía sin percatarse de su situación.

Sino hasta el momento en que Oishi lo alcanzó y notó con gran sorpresa a dos de sus compañeros en una situación algo comprometedora. Era su estricto capitán, Tezuka sin sus características gafas, con el cabello un poco alborotado y el uniforme desabrochado en una esquina de la habitación. No yendo muy lejos se podía ver como el mantenía sus brazos muy firmes mientras acorralaba a uno de sus compañeros contra pared, aquel muchacho algo sumiso ante Tezuka no era nada más que Fuji, el genio del club. Y él...

--Vaya, están sudando mucho - Dijo, Eiji sin enterarse de nada. -Está haciendo demasiado frío ¿vinieron a entrenar antes?-

--Eh... ¿Eiji? - Oishi trató de jalarlo, alejarlo y desaparecer ante todo lo que acababa de presenciar. -Volvemos luego ¿Si?-

--Pero... aun no nos mudamos de uniforme, no podemos retrasarnos ¿Verdad, capitán Tezuka? - lo miró sonriente.

--¡¡CASTIGADOS!!-

--¿Eh?-La pareja de oro no se atrevió a moverse un centímetro y aquel par de los vestidores tampoco abandonó su traviesa posición...

El sol finalmente cesó al cien por ciento y la espesa cortina oscura acompañada de los juguetones destellos, se tomaron el lugar por completo. La luna no era tan brillante como el día anterior pero eso no le quitaba la belleza que desprendía. Después de una tarde llena de lluvia y extenuante entrenamiento, todos los estudiantes se despidieron y salieron cada uno a sus respectivos hogares muy cansados.

Con excepción de una simpática pareja.

--¡¡Arre, Oishi!!-El joven felino no dejaba de maravillarse con la bella vista que tenía desde aquella altura, abrió los brazos para recibir toda la brisa refrescante. -Solo diez vueltas más. - Eiji lo alentaba de muy buena gana, mientras él iba muy cómodamente en los hombros de su amigo ya que según la enfermera, tenía que reposar, pero según su capitán que por cierto estuvo de muy mal humor toda la tarde, debía cumplir con el castigo.

Ahora solo era un exhausto Oishi cumpliendo todas la vueltas que le habían ordenado con su ligero amigo en los hombros, a juzgar por el aguante de su cuerpo al menos le serviría para tener mucho más resistencia, si antes de eso no moría.

--¡Es suficiente, Oishi!-desde la lejanía de la oscuridad de la noche, su arrugada entrenadora pareció tener algo de piedad. Después de todo, ella también se estaba muriendo de frío. -Dejaremos tu castigo hasta hoy, encárgate de llevar a Kikumaru seguro a casa. - Expresó apáticamente.

--Claro que sí, entrenadora Ryuzaki. - Oishi trataba de recuperar el aire y Eiji le frotaba la espalda, muy apenado. -Que tenga una buena noche, hasta maña... --

--Un momento. - Ryuzaki los detuvo bruscamente. -No me has platicado como irá el programa de su nuevo entrenamiento. - estiró la mano impaciente.

--¿Nuevo entrenamiento?-Eiji llevó una mano a su mentón. -No me han hablado de eso, abuela -

--¡Lo olvidé!- Dijo Oishi, aterrado.

--¡¿Qué?!-La cara de la arrugada mujer empezó a tomar color a pesar de la oscuridad que les rodeaba. -El programa debía estar listo hasta hoy ¡Cómo comenzaremos con el entrenamiento si no lo has hablado con tu compañero!-Una vena brotó de su frente, amenazante a estallar.

--E-espere puedo explicarlo... --

--¡¡CASTIGADO!!--

 

Notas finales:

Amo, poder imaginármelo. Son un amor total.

Continuaré pronto y bueno eh tardado por que perdí mi cuenta pero ahora que la he recuperado. Volaré para actualizar.

Los amo mucho ♥

Nos leemos

 

Kura-chan


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).