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Era una mañana tranquila en el reino. Todo mundo comenzaba con sus actividades diarias e incluso el rey de los demonios se encontraba realizando su rutina de ejercicios matutinos al lado de su padrino. Era una aparente calma que se había estado sintiendo desde algún tiempo atrás. El aire fresco de aquel día golpeaba el rostro sudoroso del rey demonio de una manera agradable, no se sentía frío en absoluto. Yuuri continuó con su trotar cuando una duda asaltó su cabeza.
-oye Conrad- le llamó deteniendo su trote, habían estado corriendo durante un largo rato y pensó que era el momento perfecto para hacer una pequeña pausa de paso, aplacar aquella cuestión que invadía su mente desde el día anterior – ¿En verdad soy un alfa?- se giro a verle con semblante curioso mientras su respiración desaceleraba –es decir…- hizo una pausa -…no soy una persona tan extraordinaria y aún pienso que todo ese tema es bastante extraño- comentó con sinceridad mientras rascaba su mejilla con su dedo índice y desviaba su mirada observando el amplio jardín que pertenecía a los terrenos del castillo.
-es natural que le resulte extraño puesto que fue criado en otro mundo- le respondió con una sonrisa el hombre de cabellera castaña –es usted un alfa, de eso no debe tener ninguna duda, sin embargo aún hay muchas cosas que debe saber sobre ello- Conrad pensó en pedirle al de cabello lila que terminase de explicarle, pero en vista de lo que sucedió el día anterior dudaba seriamente que lo hiciera. Gunter no le diría todo, quizá intentando protegerlo al hacerlo y dramatizaría como lo había hecho antes. El castaño soltó un suspiro, tendría que explicarle él mismo –lo que Gunter dijo ayer es verdad, sin embargo hay otras cosas, por ejemplo, los alfas ya sean hombre o mujeres pueden preñar a un omega de ambos sexos, esto se debe a que los alfas en caso de ser mujeres, poseen un órgano masculino que sólo se manifiesta durante el acto de reproducción-
-ya veo…espera ¿Qué? ¡¿Es en serio?!- abrió enormemente los ojos y ligeramente la boca al escuchar aquello, le resultaba inverosímil ese hecho –es decir que existen mujeres que tienen….- intentó terminar la oración pero la vergüenza y el shock que ello le había causado terminaron por opacar su voz y solo unos monosílabos inentendibles y bajos salieron de su boca.
-sí, algo así- afirmó con un asentimiento de cabeza interiormente divertido por las reacciones del menor –los alfas también poseen una especie de protuberancia en la punta de sus miembros masculinos que se hincha dentro del omega durante la eyaculación, a esto se le llama anudación, cuando sucede el alfa no puede salirse del interior del omega hasta que baje la hinchazón, esto es con la finalidad de asegurar una exitosa fecundación- sonrió con diversión ante la cara enrojecida del menor –se que todo esto lo avergonzará e incomodará pero es necesario que lo sepa si desea hacerlo en un futuro-
-ahora entiendo porque tenía esa cosa en la punta….- dijo aún avergonzado –pero ¿Tienes que decirlo aquí y ahora?- se encogió sobre sus hombros mirando alrededor por si alguien más escuchaba esa vergonzosa plática –y Sobre hacer… ¿A qué te refieres?- Yuuri no podía enrojecer más, no quería escuchar a que era lo que se refería su padrino.
-tener relaciones- respondió sin vergüenza alguna –ya sabe cuando usted y la persona que elija estén íntimamente relacionados y unidos de por vida-
-¿De verdad tienes que decirlo de esa manera?- preguntó en un tono bajo sin bajar su vergüenza, no podía creer que esta plática se llevará a cabo en pleno jardín. La había tenido hace algún tiempo con su padre y la vergüenza que sintió en su habitación durante ese momento no era comparable con la de la actualidad. Además, esto era algo sumamente nuevo y aún mas bochornoso.
El de cabello castaño asintió –debo decírselo ahora o después no tendremos tiempo o se olvidará- continuó mirándole con diversión, nunca olvidaría esa expresión en el rostro del rey –Gunter le hablo de la voz de mando, esta sirve para someter o hacer obedecer a los omega y suele percibirse ligeramente diferente a una normal- habló calmadamente sin dejar de observarle -otra cosa que debe conocer respecto a su raza es que, durante el acto sexual el alfa marca al omega mordiéndolo en el cuello debajo de la nuca, esta marca sirve para hacer una unión más fuerte entre ambos que se vuelve permanente y se complementa con la anudación, uno puede sentir las emociones del otro gracias al vinculo que se forma a través de esta, además otros alfas se mantendrán alejados del omega marcado ya que desprenderá un olor similar al de su alfa; el omega no podrá estar con otras personas después de ello ya que sufrirá mareos, vómitos, debilidad y malestar general. Es importante que elija bien a su pareja ya que el vínculo que forme con esa persona durará el resto de su vida, sobre todo si son una pareja destinada-
-¿Qué es una pareja destinada?- parpadeó con cierto interés en ello dejando de lado el bochorno que el tema le causaba - ¿No es algo extremo el morder a alguien para estar con él durante el resto de su vida? Además todo eso suena bastante complejo-
-Quizá lo encuentre complejo pero todo se trata sobre instinto, este le hará actuar sin tomar en cuenta sus pensamientos, terminará dejándose llevar por lo que él y su cuerpo desean-
-….entonces el instinto domina sobre la razón-
-es correcto- respondió sonriente –sabrá sobre ello cuando lo experimente por sí mismo-
Yuuri pensó en el pasado, en si había existido una situación donde pudiera sentirse dominado por el instinto para realizar una acción que normalmente no haría. Sus mejillas se colorearon cuando se recordó mirando en más de una ocasión a Wólfram. En varias ocasiones, mientras dormía a su lado había tenido la necesidad de tocarlo, de sentir su piel con sus propias manos. Sacudió su cabeza desechando su línea de pensamientos.
-No me has dicho que es eso de parejas destinadas- comentó desviando su mirada a un costado pensando que Conrad podría adivinar sus pensamientos si enfrentaba su rostro. Yuuri no podía dejar que él descubriera que por su cabeza había cruzado la idea de tocar o mirar al rubio de una forma diferente a una de amistad.
-Son parejas formadas por alfa y omega cuyo vínculo es más fuerte que uno normal, generalmente se reconocen en cuanto se miran por primera vez, ellos saben que están destinados a estar juntos desde ese momento, aunque no he conocido a ninguna pareja que afirme ser una hasta ahora; son casos poco comunes que ocurren una vez cada cierto tiempo- observó al de cabello oscuro que se mantenía en cierta forma interesado en el tema –dicen que este tipo de pareja son verdaderamente afortunadas ¿Ha conocido ya a alguien que le cautivase con una sola mirada?-
Yuuri pensó sobre ello e iba a asentir con su cabeza mientras el rostro de su prometido venía a su memoria; sin embargo, terminó sacudiéndola en una rápida negación –no...Yo no he conocido a nadie así- mintió tratando de sonar convincente para el otro y para sí mismo. De ninguna manera podría mencionar que el rubio causaba en él reacciones extrañas, no, no podía ser ni lo mencionaría. Guardaría en el fondo de su mente aquella línea de pensamientos y fingiría que nada extraño sucedía. Lucharía contra ese instinto si era necesario; así como venía haciéndolo durante todo ese tiempo.
-ya veo- Conrad pudo ver a través de la mentira evidente de su rey, le conocía muy bien para saber que se encontraba mintiendo, sin embargo no comentó nada sobre ello –sobre los betas no hay mucho que agregar a lo que ya se le mencionó, ellos pueden elegir libremente a sus parejas siempre y cuando sean betas como ellos, no es bien visto que estos se relacionen sentimental ni físicamente con un alfa o un omega- prosiguió al no ver duda en el otro por el momento –por ultimo los omega, como ya se le explico estos poseen épocas de celo en las cuales sus hormonas se incrementa y se vuelven sofocantes, irresistibles para los alfas que se encuentren cerca. El omega en celo pierde su raciocinio, su fertilidad aumenta y segrega su propio lubricante que le facilita la reproducción. Existen supresores que les ayudan a disminuir los síntomas del celo aunque deben evitar contacto con otras personas durante ese tiempo puesto que puede dispararse de un momento a otro y podrían terminar ligados a una persona que no desean-
-suena a que la pasan realmente mal con eso….- Yuuri trato de iamginar al rubio teniendo esos síntomas, la imagen de un Wólfram necesitado, deseoso por contacto físico era algo que no debía tener en su mente. Un pensamiento hizo que el sonrojo que invadía su rostro por la idea anterior desapareciera –un momento…. ¿Qué sucede cuando un omega no es…ya sabes…marcado?- volvió su vista a su padrino con preocupación.
Yuuri no planeaba marcar a Wólfram, no es que no sintiese aprecio por el rubio pero no podía tener una relación más allá de amistad con él. Pero si él no lo hacía ¿Cuál sería el destino que el rubio tendría cuando su relación fuese aclarada y terminara su accidental compromiso?
¿Acaso otro hombre marcaría a su prometido?
La idea de otra persona cerca del oji verde le causo un desagrado instantáneo que se reflejo en su rostro. La imagen de Wólfram siendo seducido y manoseado por un hombre desconocido invadió su mente y la pateó a una esquina de esta. No quería que su prometido estuviera con alguien más, sin embargo, tampoco quería marcarlo ni tomarlo como una pareja oficial. Era bastante contradictorio para sí mismo, incluso, era egoísta de su parte querer acapararlo pero sin tomar la responsabilidad de ello.
Yuuri pensaba que las cosas estaban bien así como se encontraban.
Mentiroso
Una voz en su interior se dejó escuchar contradiciendo sus palabras.
Solo tienes miedo.
Sacudió de nuevo su cabeza mandando lejos esa extraña voz junto a su egoísmo, en algún momento Wólfram dejaría de ser su prometido y encontraría a alguien más con quien formar la relación que tanto deseaba y que él no podía darle.
Él no estará con nadie, será sólo mío. No dejaré que nadie más lo tenga.
“¡Basta ya!” gritó en su mente ante esas palabras. Fijó su vista en el hombre que se encontraba a su lado y decidió concentrarse en lo que este decía.
-A pesar de que han cambiado mucho las leyes a través de los años, hay una que dice que todo omega debe ser emparejado a un alfa, sin excepción alguna al cumplir la mayoría de edad-
Yuuri parpadeó un par de veces procesando la nueva información -pero Wólfram tiene 82 años ¿Porqué no tenía una pareja antes de mi llegada?- no pudo evitar preguntar aquello, era bastante extraño que el rubio, siendo un omega (bastante apuesto por cierto) y con esa ley aún vigente se mantuviera soltero durante tantos años.
Conrad sonrió ligeramente, no podía responder aquella cuestión todavía –se me olvido decirle algo de suma importancia- desvió el tema esperando que el rey no volviera a preguntar aquello, él no era la persona indicada para responderle –tantos alfas como omegas son cambia formas-
-¿Cambia formas? ¿Qué es eso?- Yuuri quería insistir en lo anterior pero tenía curiosidad sobre este nuevo tema, más tarde le preguntaría a alguien más, incluso al mismo Wólfram si era necesario.
-Todos los alfas y los omega nacen con características especiales y según la genética de sus padres pueden tomar la forma de un animal; por ejemplo, Gwendal es un alfa cambia formas de tipo oso- explicó respirando aliviado interiormente porque no preguntase más sobre la situación de su hermano menor –cuando nacen toman esta forma por unos meses y con el paso del tiempo aprenden a controlar las transformaciones para manifestarlas a voluntad en una etapa adulta; aunque también pueden llegar a adquirirla cuando sus cuerpos se encuentran debilitados o se sienten una amenaza de peligro-
-… ¿Eso quiere decir que yo también soy uno?- preguntó incrédulo -¿Qué clase de animal se supone que soy? ¿Por qué no lo sabía hasta ahora? Debió manifestarse en algún momento de mi vida ¿No es así?-
-Usted fue cegado es por ello que nunca presentó ninguna cualidad fuera de lo común- respondió al instante y con seriedad –nació en un mundo distinto al nuestro y adquirir estas características podía representar un problema para usted y su familia; por lo tanto se ocultó su naturaleza suprimiéndola hasta hacerlo parecer un beta; su naturaleza real aparecería poco a poco cuando viniera a este mundo- terminó con una sonrisa –creo que es todo lo importante que debe saber-
-es demasiada información- diría analizando todo en su cabeza –y…no me dijiste que tipo de cambia formas soy-
-usted e…- Conrad estuvo a punto de responderle cuando una de las sirvientas se acercó a donde ellos se encontraban interrumpiéndole.
-Lamento la interrupción pero el desayuno está listo- la mujer que respondía al nombre de Doria hizo una pequeña reverencia al par de hombres que se encontraban frente a ella.
-Gracias, iremos enseguida- respondió el de cabello castaño, se giró a ver a su acompañante -¿Vamos?-
El rey de los demonios asintió para comenzar a tomar rumbo al interior del castillo, por ahora Conrad no había respondido a su pregunta pero la volvería a hacer más tarde. Sólo esperaba no olvidarlo.
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El resto del día había transcurrido con relativa tranquilidad. Yuuri había pasado el resto del día en su oficina, firmando varios documentos y dándoles su aprobación. No es que no quisiera ayudar a su pueblo ni ser un rey irresponsable, pero a veces el papeleo se volvía bastante tedioso y aburrido. Su mano llegaba a acalambrarse de tanto escribir.
Soltó un suspiro cansado e ingresó a su habitación. Esperaba que Wólfram se encontrara en ella ya que, siempre que le veía cansado le ayudaba a relajarse dándole un masaje en sus hombros o en su mano adolorida. Internamente agradecía aquel gesto del rubio; era como una bendición tenerlo en esos momentos con él.
Alzó su vista echándole una mirada a la habitación hasta posar sus ojos en la persona que deseaba ver en aquellos momentos. Wólfram estaba recostado en su cama vistiendo su típico camisón rosa y leyendo un libro con aparente interés. Yuuri caminó a su armario para poder cambiarse de ropa y acompañarle en la cama.
-¿Qué estás leyendo?- preguntó con curiosidad al mismo tiempo que retiraba sus prendas y se ponía su usual pijama de color azul. Quería recostarse lo más pronto posible.
-una novela- respondió el rubio fingiendo su lectura aunque en realidad se encontraba mirando de soslayo el cuerpo de su prometido. Le gustaba admirarlo en silencio y cuando este se encontraba distraído.
-¿Sobre qué?- una vez terminado de cambiarse, Yuuri acomodo su ropa de día en una silla cercana, cuidadosamente doblada, sabía que alguna de las sirvientas vendría por la mañana a llevarlas a lavar pero al menos quería dejarlas en una forma ordenada.
-el nuevo libro de Anissina- cerro el libro y lo dejó en el mueble que se encontraba por un lado de la cama –es bastante interesante-
-¿En serio? Nunca he leído uno- el joven rey camino a la cama que compartía con su prometido, retiro las cobijas y se metió dentro de ellas – ¡Al fin!- exclamo con júbilo al estar finalmente recostado, el día se había sentido realmente pesado para él
-¿Qué sucede con esa actitud?- enarco una ceja el de cabello dorado –pareces un viejo-
-estoy cansado, hoy fue un día agotador- respondió girándose en dirección a su prometido esperando que este entendiera el mensaje implícito en sus palabras “Me gustaría un masaje”.
Wólfram suspiró ante esas palabras –entiendo, siéntate- se incorporó el mismo para acercarse gateando hacia el otro, le daría un pequeño masaje como siempre lo hacía.
Yuuri se sentó dándole la espalda al otro conociendo la rutina de ello, cuando sintió las manos de su prometido en sus hombros respiró aliviado. Necesitaba eso y lo había extrañado durante esa semana.
-Oye Wólfram- le llamó sin moverse de su sitio
-¿Qué sucede?- el rubio prosiguió en su labor concentrándose en ello.
-hace días que no venías a la habitación- contesto con tranquilidad intentando iniciar una conversación -¿Estabas molesto? Pero no discutimos antes y sé que no saliste en una misión porque tu caballo estaba en el establo, le pregunté a Gwendal pero dijo que era algo que no era de mi interés-
-Yo…- el rubio pensó en sus palabras –estaba indispuesto- enrojeció ligeramente al recordarse unos días atrás cuando su celo llegó y él no hacía otra cosa más que tocarse y pensar en quién hablaba inocentemente frente a él. Wólfram paso esos días imaginando, fantaseando que Yuuri le tocaba, le marcaba y le hacía todo tipo de perversiones para poder calmar el calor de su cuerpo. Los supresores no surtían el efecto deseado desde la llegada del pelinegro y eso suponía un enorme tormento para él puesto que no podía hacer absolutamente nada con su prometido.
Yuuri lo había catalogado directamente como amigo a pesar de ser una pareja destinada y él no sabía que pensar ni cómo actuar con ello. Eso le recordó algo, esa plática que escuchó el día anterior en la oficina del pelinegro.
-¿Estabas enfermo?- giró su rostro un poco para mirarle de reojo -¿Fuiste con Gisela?- preguntó con cierto tinte de preocupación en su voz.
-Sí, no es nada grave- era una verdad a medias, si fue con Gisela pero solo lo hizo por supresores más efectivos y posteriormente se encerró en su habitación hasta que todo pasó.
-menos mal- sonrió aliviado el gobernante –pero pudiste decirme eso, te habría ayudado de alguna manera-
“Me encantaría que me ayudases de esa manera” pensó el rubio sonriendo ante la ignorancia de su prometido, eso era algo que le gustaba de él; lo inocente que llegaba a ser en algunas ocasiones.
-¿Sucedió algo mientras no estuve por aquí?- cuestionó conteniendo su curiosidad, esperaba que el otro le contase sobre la plática que escuchó a medias en su despacho.
-No realmente- pensó en que todo había transcurrido con calma hasta aquella conversación -….solo tuve una conversación con Gunter y Conrad- recordó el par de dudas que quedaron en su mente después de conocer aquel tema
-¿Sobre qué hablaron?- pregunto fingiendo desinterés, en el fondo esperaba que le contase todo -¿Era algo interesante?- indagó
Yuuri asintió levemente –algo así, no tenía idea de las enormes diferencias que existían entre un humano y un mazoku- notó que el rubio alejaba sus manos de sus hombros y en cambio tomaba su mano –todo esto resultó demasiado extraño-
-¿Porqué es extraño?- Wólfram masajeo con cuidado la mano del rey que usaba para firmar documentos dándole pequeños masajes circulares con la yema de sus dedos
-No tenía idea de que tú eras un omega y…ya sabes, que podías tener hijos- enrojeció al mencionarlo –no que no puedas es decir, eres hombre podrías con una mujer pero…quiero decir tú llevarlos dentro…- se puso nervioso, había tenido suficiente del tema por un día pero la curiosidad por saber más sobre ello era mayor.
-oh sobre eso- Wólfram le dedico una suave sonrisa y asintió con la cabeza –si puedo ¿Es tan extraño para ti?- alzó la mirada encarando fijamente a su prometido.
-Sí, es decir no, bueno un poco…- desvió su mirada un costado evitándola la del otro –….por cierto…- pensó en lo que realmente quería saber -…me dijo Conrad que hay leyes sobre los omega y que deben estar casados a cierta edad pero tú tienes más de 80 años ¿Tuviste alguna pareja antes?- se irritó internamente por su propia pregunta - ¿Estuviste…casado con alguien más antes de que yo llegara?- su entrecejo se arrugo con cierta molestia aún sin mirarle, no quería escuchar una respuesta afirmativa pero tampoco podía seguir con la interrogante.
Wólfram abrió un poco los ojos ante la pregunta y detuvo su masaje en la mano del gobernante –no- respondió con sinceridad observando sus manos sosteniendo la de su prometido –mi caso es diferente al resto-
Yuuri respiró aliviado en el interior al escuchar esa negación, sin embargo no quedo satisfecho con esa respuesta -¿Por qué es diferente?- alzó su mirada al rostro del otro.
-Shinou- respondió mirándole de vuelta –según Ulrike era la voluntad de Shinou el que yo no contrajera matrimonio antes-
-pero estas comprometido conmigo, aunque sea accidentalmente ¿Eso no va contra lo que Shinou dijo?-
-no- apartó sus manos de las de Yuuri –ya puedes dormir, he terminado- se separó para volver a tomar su lugar del otro extremo de la cama y evitando que el pelinegro siguiera interrogándole. Dio así por terminada la conversación.
¿Qué pensaría Yuuri si se enteraba de la verdad?
Era conocido por todos que el primer rey había elegido a Yuuri como gobernante desde hace mucho tiempo atrás. Sin embargo, así como había escogido al pelinegro para el puesto, Shinou le había elegido a él para ser el consorte de Yuuri. Esa era la razón por la cual había permanecido soltero durante tantos años.
Aunque durante ese tiempo Wólfram permaneció molesto. No quería casarse con nadie ni mucho menos ser el consorte de un rey desconocido. El solo hecho de pensar en ser marcado por un extraño le causaba repulsión; no entendía cómo es que el primer rey le había impuesto aquel mandato a la ligera. Le detestaba interiormente, a él, a todos, al futuro rey y sobre todo, a su naturaleza omega.
Sin embargo, con la llegada del nuevo rey, Wólfram fue capaz de entender el porqué Shinou había dispuesto aquello. Y lo agradecía profundamente.
A pesar de que su compromiso fuese un accidente debido a la ignorancia del nuevo rey, Wólfram sabía que sería cuestión de tiempo para que terminasen juntos. El destino, su instinto, Shinou y él mismo lo deseaban así.
¿Quién era él para negarse a ello?
Solo Yuuri parecía resistirse con todas sus fuerzas a que sucediese, pero estaba que cambiase de opinión pronto.
Se acomodó en la cama dándole la espalda al gobernante y espero a que este hiciera lo mismo para poder dormir. Sintió el movimiento de la cama y el aroma característico de Yuuri le aviso que este se había acomodado cerca de él.
-hueles muy bien-escuchó después de un par de minutos de silencio, su cuerpo se tensó al sentir el aliento cálido de Yuuri cerca de su nuca ¿En qué momento se había acercado tanto?
-… ¿Qué estás haciendo?- preguntó con nerviosismo sin moverse de su sitio, no era usual que Yuuri se acercara tanto a él por voluntad propia.
-nada, solo comente que hueles bien- la nariz de Yuuri tocó su cuello por la parte trasera causándole un escalofrió inmediato que recorrió su cuerpo completo. Wólfram comenzó a liberar feromonas a pesar de recién salir de su época de celo. De seguir así…
Yuuri hizo a un lado su racionamiento y se dedicó a olfatear el cuello de su prometido; ese que le incitaba a tocarlo, lamerlo, morderlo…marcarlo…
El pelinegro abrió su boca sacando su lengua para saborear aquella blanca y suave piel. Se deleito cuando la probó y sus sentidos se dispararon. Tenía que probar más y no quería detenerse. Depositó un par de besos alrededor y se incorporó sobre su codo para ir besando poco a poco su piel; lo hizo en sus mejillas y se aproximo peligrosamente a sus labios. Los ojos de Yuuri se nublaron cuando estos se encontraron con los de Wólfram.
Debía besarle, su instinto y su cuerpo se lo pedían. Quizá obtener más, mucho más.
Yuuri se relamió los labios con ansías y se aproximo lentamente a los labios del rubio. Fue un toque suave, apenas un roce que desató todos sus instintos. Lo repitió pero esta vez más profundo, más apasionado y que demostraba lo deseoso que se encontraba por saborear completamente esa boca. Fue entonces que su mano descendió por el torso de su prometido, le acarició por sobre la ropa que considero estorbosa en aquellos momentos y deseo con todas sus fuerzas arrancarla para tocar directamente a la persona debajo de él.
Wólfram soltó un gemido audible y fue en ese momento que Yuuri reaccionó. Sus ojos se abrieron desmesuradamente al notar lo que estaba haciendo. Estaba a punto de….
Se levantó con prisa apartándose del otro y alejándose lo más posible de él. Terminó por caer de la cama y cayendo de trasero sobre el frio suelo – ¡Lo siento!- se levantó rápidamente y corrió a la puerta abriéndola y saliendo de la habitación.
¿Qué había sido eso?
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