“¿Quién dice que los sueños y las pesadillas no son tan reales como el aquí y ahora?”
Estaba oscuro, muy oscuro que no podía distinguir ni su propia mano, no sabía lo que sucedía, entonces se vio en una cueva siendo arrastrado por unos hombres, jadeaba por el cansancio y sentía un fuerte dolor en su pecho, todo estaba borroso no podía distinguir, pero sintió como fue recostado como en una cama, y de pronto un terrible dolor lo invadió, podía observar a un hombre que estaba usando un cuchillo mientras perforaba su pecho, no podía hablar por el dolor, solo podía gritar. “Basta” “Por favor basta” “Detente” “Ya no sigas” era lo único que pensaba mientras el dolor aumentaba. ¿Por qué le hacían esto?
Despertó sudado y jadeando, se tocó el pecho y no vio cicatriz o rastro de aquello tan horrible que soñó, quiso creer que era una simple pesadilla pero una parte de él, estaba seguro que era un recuerdo. Estaba confuso necesitaba saber la verdad, pero estaba seguro que nadie en la casa se lo diría. A pesar de que ellos creían que lo engañaban estaban muy equivocados, solo tenía amnesia no era estúpido y solo se había hecho el tonto en ciertas circunstancias para que todos conversaran y pudieran planear lo que fueran hacer. Miro el reloj que se encontraba a un lado de su cama, marcaba la 1:45 am se levantó y se dirigió al baño, era bueno que tuviera el suyo en su cuarto, se lavó la cara y después de secarse con una toalla regreso a su cama y se dispuso a dormir, tenía que descansar ya mañana vería para averiguar sobre ese sueño.
Se vio en la misma cueva, aun no podía distinguir a la persona que tenía enfrente.
-¿Tienes familia? –Tony no sabía de donde había salido esa pregunta.
-Sí, iré a verlos cuando salga de aquí. ¿Y tú, “…”? –Fue la respuesta del nombre, aunque no pudo escuchar la última parte.
-No.
-No.- le dio una sonrisa de forma compasiva pero no duro.- Entonces eres un hombre que lo tiene todo… y nada.
De pronto todo se volvió oscuro y la imagen cambio, ahora caminaba llevando un pesado traje de hierro, no entendía como y frente a él, estaba aquel hombre, encima de unos costales y gravemente herido.
-Levántate hay que irnos.- Hablo mientras levantaba su máscara.- Muévete tenemos un plan debemos seguirlo.
-Este siempre fue el plan “…” –hablaba de manera pausada, y poco a poco se ponía pálido.
-Levántate iras a ver a tu familia.
-Mi familia ya no existe, voy a verlos ahora “…” –El hombre notaba la mirada culpable de Tony. –Está bien. Está bien, quiero esto. Lo anhelo.
Quiso sonreír pero solo salió una triste mueca. –Gracias por salvarme.
-Aprovéchalo, no malgastes tu vida.
Esas palabras resonaban en su interior, simplemente vio como el hombre cerraba los ojos, mientras exhalaba su último aliento de vida.
Nuevamente todo se volvió oscuro, ahora se encontraba conversando con una mujer muy linda, y que se le hacía conocida.
-Me has apoyado todos estos años mientras me beneficiaba de la destrucción. ¿Y ahora que intento proteger a los que antes ponía en peligro, me vas a abandonar?
-Esto es un suicidio, Tony. No quiero participar. –Respondió la mujer entre asustada y preocupada.
-¿Por qué vivir si no tienes una razón? no estoy loco, “…”-El nombre de la mujer no pudo escucharlo, solo se oía una horrible sonido. – Es sólo que ya sé qué debo hacer y siento en el corazón que es lo correcto.
Después de eso, ya no vio ni escucho nada. Simplemente la oscuridad a su alrededor, entonces empezó a ver pequeños fragmentos de los recuerdos que ya tenía.
-¿Cómo te llamas? –Se veía un Tony de 25 años frente a una niña de cabello negro, ojos azules que no mostraban ningún sentimiento y estaba cubierta de sangre.
-Anya.
-Es un gusto.- Le mostro una sonrisa.
-¿No te doy miedo?
-Fenrir ¿estás seguro? – Un Tony de 32 años miraba a un pequeño rubio de manera preocupada.
-Si tío, estoy seguro. Me iré al extranjero a estudiar.
-Está bien, solo prométeme que te comunicaras conmigo cada vez que puedas.
-Claro.- Sonrió el niño de ojos verdes. – No creas que te desharás de mí tan fácilmente.
Se levantó, se encontraba desorientado y no sabía que pensar respecto a sus sueños, todo se sintió tan real, miro a través de la ventana y noto que apenas salía el sol. Ya no soportaba estar en esa casa se sentía como un prisionero, necesitaba pensar y aire fresco. Se cambió de ropa y de manera silenciosa salió de su casa. Esperaba regresar antes de que se dieran cuenta.
.
.
.
.
Frigga caminaba de manera presurosa para ver su esposo, aquel descubrimiento necesitaba que él lo supiera de forma inmediata. De pronto choco con alguien.
-Perdone mi reina, no fue mi intención.
-Descuide.- Noto que se trataba del mismo hombre que había estado junto al consejo el día de la liberación de Loki.
-No me entiende, mi señora.- Y sin que ella lo notara le clavó un cuchillo, la sujeto antes de que cayera. – No deseaba hacer esto, pero usted tuvo que interponerse.
-¿Por qué haces esto?
-Porque el reino de Asgard no necesitaba saber sobre la existencia de aquel sucio mocoso.- Hablo con desprecio y odio.
-¿Fenrir? –Fue lo único que pudo pronunciar ante de desmayarse.
Al ver el estado de la reina, la dejo tirada en el piso, y salió rápidamente del lugar, era una pena haberla matado, pero conociéndola hubiera sido un gran obstáculo en sus planes. Era hora de seguir con su siguiente plan, y para eso necesitaría ayuda.
“El peón es el más importante instrumento de la victoria.”