Louis miraba el dibujo de las pequeñas alas que siempre terminaba haciendo en sus cuadernos. Las acarició y sonrió. Hacia algunos días que no visitaba a Estefan. Lo había intentado varias veces pero no se sentía lo suficientemente valiente como para encararlo después de lo sucedido en el restaurante y en el auto.
Llevó una de sus manos a su cabello, se sentía frustrado. No había pensado bien las cosas. Lamentaba mucho haber aceptado esa cita con Jonathan. Era muy guapo, sí, pero no evitaba el hecho de que se sentía incómodo con ese alfa (aunque solo aceptó para que dejara de acosarlo en la escuela). Cuando él intentó pegarle en el restaurante sintió un terror inigualable. Se sentía avergonzado con Estefan no solo lo defendió y canceló la cuenta, también lo llevó a su casa. Pero lo que realmente molestaba a Louis era el simple hecho de que su alfa lo había visto flirtear con otro.
La campana de salida sonó alegrando y aliviando a los alumnos. Louis guardó sus cosas y salió del salón. El omega se apresuró a salir de clases antes de que cierto grupo de alfas lo interceptase. Antes de llegar a la salida de la escuela un chico fornido tiró de la capucha de su polera.
-¿A dónde vas? -preguntó el chico moreno de ojos oscuros.
Louis se encogió un poco ante la presencia de los mayores quienes desprendían un desagradable olor a alfa. Sintió como poco a poco el temor se apoderaba de él pero lo alejó no dejaría que notasen eso.
-Creo que Alejo te ha hecho una pregunta -dijo un chico rubio oscuro.
-Voy a mi casa -respondió bajito Louis apretando la correa de su mochila.
-¿No quieres venir a la mía? Escuché que tu cita con Jonathan salió mal -dijo Alejo.
-No y no es de tu incumbencia -dijo firme el chico.
-No creo que eso…
-¡Ustedes! ¡Dejen a Lulu en paz! -gritó una chica al otro extremo del pasillo.
-¡Mierda! Es Mónica -dijo un chico pálido.
-Alejo, dejalo ni que estuviera tan bueno -dijo el rubio.
-Michael tiene razón. No quiero tener problemas con esa chica.
Mónica llegó hasta ellos junto a otros dos chicos. Mónica era pelirroja, alta, pálida, con ojos de color verde y lengua viperina.
-Mónica Valdez -siseó Alejo.
-Inepto -respondió la chica con una sonrisa de lado-. Te he dicho más de una vez que dejes a Louis, comienzo a cazarme.
-Si tanto te gusta el omega marcalo de una vez por todas -dijo el chico pálido.
-Callate Nicolás, esto no es asunto tuyo -dijo el chico asiático que llegó con Mónica.
El mencionado le gruñó al chico consiguiendo que el otro acompañante lo abrazase posesivamente y respondiese la amenaza de Nicolás.
-Deja a Mitzuki -dijo el chico que abrazaba al omega de cabello color rubio platinado.
-¡Basta todos! -dijo Mónica autoritaria-. Ustedes largo, y si vuelvo a verlos merodeando a Louis me encargaré de ustedes.
El trio se fue de mala gana pero no sin lanzarle una mirada a Louis cargada de advertencia.
-¿Estás bien? -preguntó Mitzuki.
-Sí, estoy bien Tsuki -respondió Louis.
-¿Por qué no simplemente esperas por nosotros? -dijo el alfa de cabello color chocolate.
-Por qué ustedes se tardan mucho, Luka -dijo el castaño rodando los ojos.
-Me revienta que esos idiotas sean así de… ¡Arj! Alfas -dijo la pelirroja molesta.
-Te recuerdo que tú y yo somos “Alfas” -señaló Luka con una ceja alzada.
-Sí, pero tú y yo somos de una clase superior, de los que piensa que los omegas deben ser respetados y valorados y no tratados como simples pedazos de carnes -recalcó la chica.
-Sexys pedazos de carne -agregó Luka mirando a su omega con deseo.
-Aquí no -advirtió Louis tirando de una de la mejillas del asiático.
-A todo esto ¿qué querían? -preguntó Mitzuki sobando su mejilla.
-Lo de siempre, incordiarme.
-No es eso cariño… -dijo Mónica adelantándose a la salida de la escuela-. Alejo tiene escaso cerebro por lo tanto no sabe la forma correcta para conquistarte.
-Además, es tan idiota que no entiende que él no es mi tipo -dijo Louis alcanzado a su amiga.
Mónica sonrió y sin avisar se abalanzó sobre el chico para abrazarlo y apretujarlo.
-Eres tan adorable Lulu -dijo a la vez que tiraba de sus mejillas-. Si no te conociera de toda la vida jurarías que eres un lindo muñequito para jugar.
Louis se alejó a manotazos de la Alfa y sobó sus mejillas con una mueca indignada.
-¿Por qué siempre dices cosas raras de mí? -cuestionó el chico.
-Porque soy tu mejor amiga y ese es mi trabajo.
-Ambos son raros, de cojones -aclaró Luka -. Son los amigos más raros que he conocido.
-Como sea chicos, será mejor que me vaya y Luka se gentil con Mitzuki, no le tires muy fuerte del cabello, se lo acaba de pintar -dijo el castaño pillando a la pareja.
-Tú, ¡Maldito mocoso! ¡Te machacare! -gritó Mitzuki rojo como tomate.
Louis se despidió de sus amigos para ir a la parada del bus. Ese día Claudia no podía ir por él porque llevaría a Karen a control prenatal. Con aburrimiento el chico esperó el bus pero por suerte ese día llegó rápido. Pagó al subir y se sentó junto a la ventana. Sacó sus audífonos y su teléfono para escuchar música. Le dio a reproducción aleatoria y sonrió con tristeza al escuchar la primera canción que sonó “Sin miedo a nada” la canción que describía perfectamente lo que sentía. Metió las manos a los bolsillos de su sudadera sintiendo un trozo de papel. Lo sacó del bolsillo y descubrió uno de sus muchos dibujos de alas.
En ese momento pasó frente a una tienda de tatuajes y tuvo una idea. Se bajó en la siguiente parada que por suerte estaba solo a dos cuadras del lugar y se dirigió a la tienda. Miró el lugar desde la calle admirando las luces de neón, las fotos y dibujos de tatuajes. Tragó y entró a la tienda. Una música rock suave inundaba el lugar. Las paredes estaban repletas de dibujos y fotos. En el mostrador había varios libros sobre él. Las vitrinas contenían piercings y otros artilugios de interés.
Detrás del mostrador había una chica con el cabello de color rosa, con piercing y tatuajes llamativos. La extraña chica reparó en él, le sonrió y alejó su atención de la pc.
-¿Deseas algo?
La chica se levantó de la silla en la que estaba para apoyarse en el mostrador. Louis entonces reparó en el hermoso tatuaje que estaba en su cuello. El tatuaje era espectacular porque simulaba salir del lazo de unión. La chica sonrió genuinamente.
-¿Te gusta? -Louis asintió-. Mi alfa lo hizo. Se esmeró en hacerlo para mi. Ahora sí, deseas algo.
-Yo…
-No seas tímido, no muerdo -dijo la chica antes de simular morder el aire varias veces- a menos que me provoques.
-¡Hilary! -se escuchó en la tienda.
-Disculpa un segundo -dijo la chica antes de acercarse a la puerta que estaba al otro lado de la tienda y entrar.
A los pocos minutos regresó.
-Me preguntaba…
-Si… -animó la chica.
-¿Cuánto saldría hacerme esto? -dijo el chico entregando el dibujo.
La chica tomó el dibujo y lo examinó unos minutos.
-Todo dependería del tamaño en que lo quieres y si quieres agregarle algún color.
-No sería muy grande, me gustaría en los… tobillos. Así como esta, solo tinta negra.
La chica miró el dibujo nuevamente y luego a Louis.
-¿Significa algo para ti esto?
Louis se encogió de hombros y desvió la mirada.
-Tal vez, para mí no son las alas en sí, sino lo que puedes hacer con ellas. Volar, ser libre, sin ataduras llenas de preocupaciones y frustraciones. Si no puedo tener la marca que quiero al menos quiero una que yo decida.
Hilary sonrió con un poco de pena.
-¿Acaso te entregarán a un alfa? -Louis negó-. ¿Aun buscas tu pareja? -preguntó esta vez Hilary acariciando su lazo de unión en su cuello delicadamente con sus dedos.
-La encontré hace mucho pero no me acepta.
Hilary asintió. Ambos se sumergieron en un silencio. La chica lo entendía, hace tiempo pasó por lo algo similar, pero era algo que le sucedía a menudo a los omegas quienes en pocas oportunidad terminaban vinculados con quien realmente querían.
-Ten, aquí está toda la información que quieres -dijo la chica tendiéndole el dibujo con otro papel.
Louis miró el precio y sonrió podía pagarlo no le afectaría mucho su estado, bueno al de sus madres.
-¿Aceptas tarjeta de crédito?
-Sí.
Louis le entregó el bolso a la omega y dejó que ella lo guiara. Solo esperaba que Claudia no lo matase después de eso.
***
Eran casi las diez de la noche cuando Estefan sintió unos toques en la puerta de su departamento. Ignorando la ansiedad que nacía en su pecho se apresuró a abrir encontrándose a Louis con los ojos algo llorosos y una mejilla golpeada.
-¿Qué te paso? -preguntó en un gruñido.
-A mi madre no le gustó algo que hice. Puedo pasar Claudia me dijo que te visitara un par de horas mientras se calma y espera a Karen está en el departamento de su amiga Luisa.
Estefan dejó pasar al omega notando un olor que no conocía.
-¿Con quién estuviese? Hueles a alfa -dijo sintiendo un gruñido nacer desde el fondo de su garganta.
Louis se olfateó un poco y luego miró a Estefan con una ceja alzada.
-Alucinas.
-No, no lo hago -dijo cerrando la puerta detrás de sí.
Louis siguió por el departamento de Estefan y se tiró de largo a largo en el sofá.
-¿Por qué te molesta que huela a otro alfa? Si tu no me marcas debo cubrir mi olor con el de otro ¿no te parce justo?
Estefan en un dos por tres se posiciono sobre el chico.
-¿Qué dijiste?
-Lo que escuchaste -dijo el omega retándolo con la mirada.
-¿Qué estuviste haciendo?
-Nada que te importe.
-Louis… -dijo en tono de advertencia.
El mencionado giró el rostro antes de hacer un puchero.
-Hice algo que sacó de las casillas a Claudia ¡pero no me arrepiento!
-¿Qué hiciste? -dijo lento con una voz grave y molesta.
Louis se estremeció por el tono y su mirada se tornó brillosa.
-Besame y te lo diré.
-No, me dirás y yo tendré que besarte.
Louis sopesó los pros y los contras de la respuesta que tenía en mente.
“A la mierda, que valga la pena” pensó al final.
-Si no me besa no te diré que estuve haciendo esta tarde con Anthony -dijo con una sonrisa de lado.
Estefan gruñó antes de estampar sus labios contra los del menor en un beso demandante y posesivo. El castaño apenas podía seguir el ritmo del rubio. Estefan lo besaba con locura, con rabia y pasión. El mayor deslizó una de sus manos bajo la camisa del omega acariciando su abdomen ascendiendo por su pecho para detenerse en uno de los pezones y pellizcarlo sin piedad.
Louis gimió extasiado dentro del beso. Estefan rompió el ósculo y deslizó su boca por la piel de la barbilla de Louis hasta llegar a su cuello donde lamio, beso, chupo y repartió ligeros mordisquitos consiguiendo que el menor temblara como una gelatina entre sus brazos.
El mayor volvió a encarar a Louis pero la imagen que vio lo puso duro en un dos por tres consiguiendo que su alfa aullase excitado. Louis tenía la mirada brillosa y perdida, por su barbilla se deslizaba un hilo de saliva, tenía los labios entre abiertos y algo lastimados por la acción anterior, por ellos salían ligeros suspiros, la camisa la tenía sobre el pecho rebelando el abdomen y dos botoncitos rosas endurecidos.
-Ya te di tu beso, ahora dime que hiciste.
-Un… un… ta… un tatuaje -dijo apenas el chico aun ligeramente atontado por lo que había sentido por el beso tan ardiente que le había dado Estefan.
-¿Un tatuaje? -respondió suavemente Estefan.
-Sí.
-¿Y cómo coño te lo hizo para dejarte hasta la medula con su puñetero olor? -cuestionó disgustado.
-Yo que sé, pase horas hablando con Hilary, le caí bien a su omega.
Estefan sintió como sus hombros se des-tensionaban al escuchar “su omega”.
-¿Por eso se molestó Claudia?
Louis asintió con una sonrisa un poco más calmado. Sonrió le encantaba la posición en la que estaba, Estefan sobre él, sujetando sus brazos sobre su cabeza, sip amaba esa posición.
-¿Puedo verlo?
Louis medito unos instantes para ver que provecho podía sacar de eso y sonrió cuando una idea se le ocurrió.
-¿Me dejas? -preguntó con una ceja alzada.
Estefan al percatarse como tenía al chico se sonrojó avergonzado de sí mismo. Se sentó en el sofá y observó con curiosidad como el chico con paciencia se deshacía de los nudos de sus agujetas.
-No me digas que te hizo el tatuaje en… en tu… -dijo el hombre tratando de controlar su furia que nacía nuevamente.
-¿Mi culo?, nop -dijo Louis divertido y maravillado por la forma en que actuaba ese día Estefan.
El chico se sacó los zapatos y luego las medias.
-¿Y?
Estefan miró los pies del chico y frunció el ceño.
-Yo no veo nada.
-Cierto, así no puedes verlo -dijo el chico con una sonrisa que se suponía debía ser inocente pero la mirada llena de diablura lo delataba.
El chico se subió el ruedo del pantalón, subió los pies al sofá y se acostó nuevamente, tomó sus piernas por sus muslos y las alzó.
-¿Qué te parece?
Estefan miró los tobillos del chico pero el tatuaje no fue suficiente para retener su atención. El alfa deslizó su mirada por el las piernas del chico terminando en sus buenas nalgas.
-¿Por qué te hiciste alas en los tobillo? -preguntó tragando duro tratando de mantener la cordura.
-Pensé que se verían lindas junto a tu cuello -dijo el chico con un tono inocente antes de doblar las rodillas.
Si no hubiese ropa de por medio el espectáculo sería aún más erótico de lo que ya era. Pero Estefan era un hombre muy imaginativo y las palabras del chico más la sugerente posición no ayudaba a aclarar su mente.
-Será mejor que… que dejes de hacer eso a menos que quieras regresar con Claudia -dijo el hombre levantándose del sofá y poniendo distancia entre el omega y él.
Louis se sentó correctamente.
-Aguafiestas.
-Te terminaré violando y ni tú ni yo queremos eso.
Louis suspiró pesadamente antes de levantarse.
-Sigue diciéndote eso hasta que realmente lo creas. Eres bastante terco ¿sabías? -dijo acercándose poco a poco a Estefan.
-Louis, alejate o no respondo.
-No, tú responderás, como ambos queremos ¿no te gustaría lamer mis alas? ¿Comenzar desde ahí e ir subiendo poco a poco? ¿No te gustaría llegas hasta mis nalgas y morderlas? ¿No quieres morderme?
-Si -dijo Estefan gruñendo bajo.
Louis sonrió ampliamente antes de inclinar su cabeza dejando un gran acceso al lugar del vínculo.
-Adelante hazlo. Así seré tuyo para siempre -siguió Louis.
Estefan se acercó y tomó delicadamente el rostro del chico. Se inclinó y besó suavemente el lugar. Louis liberó un suave suspiro de satisfacción. Estefan abrió su boca y los colmillos comenzaron a alargarse pero cuando iba a morder al chico unos fuertes golpes en la puerta lo regresaron a la realidad. Empujó a Louis y salió como tromba a abrir la puerta.
Karen entró sin ser invitada con el ceño fruncido.
-Claudia ya me dijo lo que hiciste -dijo la omega con los brazos en jarra haciendo resaltar su prominente barriga.
-Mami yo…
-¿Qué estaban haciendo? Este lugar apesta a feromonas… ¡me da nauseas! -dijo la mujer haciendo unas arcadas, la ira la invadió de nuevo y miró furiosa a su hijo-. Te he dicho más de una vez que dejes de molestar a Estefan con tu aroma jovencito, estoy cansada de ver al pobre hombre mirarnos como si te hubiese matado. A mí no me engañas, sé que desde que lo conociste te la has pasado provocándolo ¿es lo que te he enseñado? -dijo la mujer acercándose a su hijo para tirar de su oreja.
-mami, eso duele -dijo el chico acercándose a su madre tratando de mitigar el dolor.
-mami nada, andando jovencito, tenemos que hablar. Más vale Louis Gael Hamilton Sharpie que esa cosa que te hiciste sea por lo menos decente o ya verás -dijo la mujer llevándose a su hijo de la oreja.
-Karen da miedo normalmente pero embarazada es de temer -dijo Estefan cerrando la puerta rápidamente antes de que la mujer decidiera volver para tirar de sus orejas-. Eso estuvo cerca.
Estefan pasó sus manos por el rostro entre aliviado y decepcionado. Aunque sentía un peso menos en sus hombros al ver que Karen no lo veía como un violador en potencia, aunque si Louis seguía así no dudaba en volverse uno.
Louis no solo lamentaba la locura del tatuaje sino el hecho de que estuvo muy cerca de ser marcado por Estefan. “pon a un alfa caliente y solo le funcionaran dos neuronas, bien, pero quien coño calma a mis madres” pensó con dolor mientras era arrastrado hasta su cuarto.