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Sin Miedo a Nada por Midori Uchiha Phantomhive

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Louis despertó, se estiró sobre la cama y con un bostezo se levantó para ir al baño cuando vio su reflejo en el espejo, sonrió con pena. Estaba pálido consiguiendo que sus, de por sí, marcadas ojeras resaltasen más. Su nariz estaba roja y sus parpados inflamados porque había pasado la noche en vela llorando por culpa de Estefan. El hombre había llevado a su departamento a una molesta omega la noche anterior. Decir que tuvo ganas de sacarla a patadas del edificio era poco porque en realidad quiso saltarle directo a la yugular. Esa clase de acciones de Estefan conseguían que Louis maldijese una y otra vez el día que él decidió mudarse al mismo edificio. Lamentaba aquel encuentro donde su omega lo reconoció como alfa.

Louis comprendía porque el hombre siempre negaba sus acercamientos y sus intentos por conquistarlo ya que alegaba argumentos válidos pero realmente quería que el hombre olvidase todo y simplemente se permitiese amar y ser amado de una vez por todas. Estefan aseguraba que lo alejaba para protegerlo pero lo que el alfa no entendía era que con eso solo conseguía lastimarlo. Quien más daño le hacía era el mismo Estefan y todo por su testarudez.

-¡Louis! -llamaron al otro lado de la puerta del baño.

-¿Sí?

-¿Puedo pedirte un pequeñísimo favor? -habló Karen desde el otro lado.

Louis se acercó a la puerta y la abrió.

-¿Qué deseas?

-Necesito que vayas a la pastelería que queda diagonal al edificio y me consigas un pastel de fresas con chocolate.

-¿Para qué? -preguntó el omega con una ceja alzada.

-¿Qué no es obvio? Este pequeño de aquí lo necesita y aún no he terminado de trabajar en mi libro y como tengo un hermoso hijo que es…

-Sin tanta zalamería, madre.

-Odioso -dijo la mujer haciendo puchero.

Louis rodó los ojos pero no pudo evitar sonreír.

-Deja que me arregle un poco antes de ir.

Karen sonrió satisfecha por conseguir lo que quería. Una vez solo, Louis, decidió tomar una ducha para salir. Salió del baño con una toalla enrollada en su cintura, fue a su armario y buscó entre su ropa. Tomó una sudadera gris y un pantalón negro que le quedaba como una segunda piel. Se colocó unas converse blancas corte bajo para poder lucir las alas de sus tobillos. Uso un poco de corrector para disimular las ojeras tomó una boina negra. Miró el estuche de sus lentes y resignado los sacó para usarlos, ese día no quería colocarse los de contacto, sus ojos ya estaban suficientemente irritados.

Antes de salir del departamento Karen le dio el dinero para el pastel y tras una breve despedida Louis salió del departamento. Con tranquilidad llegó al ascensor, saludó a una de sus vecinas que estaba saliendo del ascensor y entró.

Cuando llegó al recibidor el guardia de seguridad que trabajaba en el edificio lo saludó. Louis  notó que el alfa lo miraba con una ligera sonrisa y las mejillas sonrojadas, tratando de disimular en vano. Salió a la calle sintiendo como poco a poco los rayos del sol renovaban su energía y ahuyentaba las sombras que lo atormentaban. En poco tiempo llegó a la pastelería, se acercó al mostrador y le sonrió a la beta que atendía el lugar.

-Buenos días Louis, ¿qué te traé hoy por acá? ¿Otro antojo de Karen? -preguntó la beta.

-Sí, esta vez quiere un pastel de fresas con chocolate y para mi tiramisú de chocolate… sabes qué, mejor dame dos tiramisú  -agregó al final pensando en Estefan.

-En un instante.

Louis regresó la sonrisa y esperó con paciencia a que terminase de buscar su pedido. Una vez tuvo los postres en sus manos el chico fue a la caja registradora a pagar. Salió de la pastelería y regresó al edificio. El alfa que custodiaba la puerta le sonrió en señal de saludo. El castaño meditó por unos instantes, el alfa siempre lo miraba tímidamente, lo cual era raro en un alfa. Nunca se había atrevido a faltarle al respeto con algún intento vulgar de cortejo aunque no sabía si era porque podía perder su trabajo o el hombre verdaderamente tenía clase. Detuvo sus pasos y analizó al alfa: era joven, entre veintiuno y veinticinco años, alto, moreno, ojos claros, sonrisa de comercial.

-¿Cuál es tu nombre? -preguntó Louis.

El alfa se atoró un instante sorprendido por la acción de Louis, no pensó que le hablase. Cuando recuperó el aliento el moreno se sonrojó.

-Eli… Eliot -respondió una vez más calmado.

-Es un placer, soy Louis.

-Lo sé -se apresuró a decir el joven pero inmediatamente que lo hizo se arrepintió.

Las mejillas de Eliot se tornaron rosas, su expresión era de vergüenza y su sonrisa era nerviosa. Louis inevitablemente soltó una ligera risa. Le parecía agradable aquel alfa, por lo general los alfas que le pretendían eran masas de musculo llenos de testosterona sin nada de cerebro. Solo sus amigos, Estefan y su madre entraban en una categoría diferente de alfas.

-Me refiero a que lo se… porque trabajo aquí…

-Tranquilo,  no tienes por qué darme explicaciones. Pero debo dejarte… -dijo alzando la bolsa de la pastelería-. Mi madre me arrancará la cabeza si no le llevo esto, espero poder hablar contigo en otra ocasión.

-Yo igual… claro… si quieres.

Louis sonrió y se despidió con un gesto. Entró al ascensor y bostezó, comenzaba a afectarle la falta de sueño. Salió del ascensor y caminó mirando el piso, estaba perdido en sus pensamientos. Suspiró, se sentía un poco deprimido la poca energía que le había dado la luz solar comenzaba a desvanecerse a medida que el cansancio se hacía paso en su cuerpo. Regresó su mirada al frente solo para encontrarse la escena más dolorosa que sus ojos podían ver. Estefan se besaba apasionadamente con la rubia que había ido a  visitarlo la noche anterior, lo que significaba que había pasado la noche en el departamento del Alfa.

Como pudo Louis recogió sus emociones y resguardo como pudo a su omega que quería dejar salir sus instintos. Tenía orgullo no le rogaría amor a Estefan el mismo día que lo veía besarse con otra omega.

-Vaya, si sigues aquí significa que tu clase debe ser bastante baja, una omega de buena familia no hace tales demostraciones en público -soltó sin pensar.

Louis se maldijo a sí mismo. Olvidó morderse la lengua.

Estefan se separó de la rubia como si quemase y miró a Louis con una expresión de pánico.

-Esto no…

-Ahórratelo, me da igual -cortó Louis.

El castaño tenía una expresión neutra. A pesar de que su rostro no mostrase emoción alguna por dentro sentía que se rompía. Su omega solo quería refugiarse en los brazos de Estefan para sentirse mejor pero comenzaba a hartarse de la actitud egoísta del hombre.

La omega miró a Louis despectivamente.

-No piensas defenderme, Estefan -reclamó la omega con un molesto tono chillón.

Louis sintió que sus oídos dolieron.

-Vaya, aparte de… cualquiera, muda ¿no puedes defenderte sola, querida? -dijo el chico con una sonrisa torcida.

-Basta, Louis -reprendió el hombre.

El mencionado se encogió de hombros.

-Como sea -dijo el chico antes de entrar a su departamento.

Cerró la puerta con fuerza y cuando estuvo adentro se acercó a la mesa y dejó la bolsa en ella. Llevó una de sus manos al pecho y con la otra se sujetó la mesa conteniendo la rabia, el dolor, la vergüenza y las ganas de llorar. Su pecho quemaba y su omega sufría.  Miró la bolsa y se dio cuenta que había comprado un tiramisú para Estefan y decidió que no lo merecía. Con una idea en mente tomo dos cucharas y los tiramisús.

-¡Mamá! ¡Tú pastel está en la mesa!, ¡voy a salir! -gritó desde la puerta.

Salió del departamento e ignoró a la pareja que aún continuaba en el pasillo pero esta vez discutiendo con toda la discreción que podía. Louis para provocar aún más a la omega tonta dejó salir un poco de sus feromonas. Cuando ambos enmudecieron supo que tuvo efecto. Regresó al ascensor y esperó a que este llegase a la planta baja. Salió de él y con un poco de timidez se acercó al joven que vigilaba y que aún no se había percatado de su presencia. Cuando estaba a pocos pasos el chico al parecer lo notó porque lo miró sorprendido.

-¿Necesitas algo?

Louis negó solo dejó el tiramisú de chocolate y la cuchara en el escritorio de Eliot.

-Solo me preguntaba su te gustaría acompañarme a comer esto.

La sonrisa que nació en el rostro del alfa fue digna de mirar.

-Espero no te moleste sentarte aquí en el recibidor pero no puedo dejar mi puesto, aun no es mi tiempo libre -se apresuró a decir el alfa.

-No hay ningún problema -dijo el menor con una sonrisa más suave.

Eliot tomó el tiramisú y quito la tapa del envase con lentitud sumergió la cuchara y lo probó. Un suave jadeó escapó de sus labios cuando el dulce sabor del chocolate se propagó en el interior de su boca.

-Bueno ¿verdad? -preguntó Louis con una sonrisa antes de probar el propio.

-Lo es, nunca lo había comido ¿Dónde lo compraste?

Louis no pudo evitar pensar que Eliot era fácil de impresionar

-En la pastelería de allá -respondió señalando el lugar.

-Nunca he entrado ahí, parece algo… caro.

Louis se sintió un poco avergonzado, él por lo general no se preocupaba por el dinero. Karen era una importante y muy reconocida escritora y Claudia era medico en el hospital de la familia dentro de pocos años se volvería la directora del mismo.

-Ni tanto -dijo con timidez.

Eliot no siguió con el tema al notar que Louis no quería hablar de eso.

-¿Tu novio canceló algún plan?

Louis miró confundido a Eliot.

-¿Disculpa?

-Bueno, es que no entiendo que hace un omega tan lindo como tú comiendo tiramisú de chocolate en el recibidor de su edificio con el guardia de dicho edificio, en sábado.

Louis soltó una fresca carcajada.

-No tengo novio, soy un omega libre y sin compromisos. Además, como tiramisú de chocolate contigo porque así lo deseo. No tenía planes para salir y no pienso tenerlos.

Eliot sonrió enormemente y asintió a las palabras de Louis antes de seguir comiendo su postre.

-Por cierto, gracias -agregó Louis.

-¿Por qué?

-Por llamarme lindo -dijo Louis con una sonrisa relajada.

Eliot sintió sus mejillas arder pero antes de decir algo removió con su dedo pulgar un poco de chocolate de la comisura de a boca de Louis.

El castaño miró sorprendido a Eliot pero al ver chocolate en el dedo del alfa se relajó.

-¿Qué haces? -escuchó una voz un poco más atrás.

Louis miró al dueño de la voz y frunció el ceño.

-¿Disculpa? -preguntó el chico con una ceja alzada.

-Te pregunte que qué hacías -repitió Estefan.

-Platico con Eliot ¿qué no vez? -dijo antes de girarse y darle la espalda a Estefan para darle toda su atención al otro alfa.

-Louis si piensas que con esto…

El castaño alzó la mano mandado a callar al rubio. Suspiró pesadamente antes de levantarse del asiento frente al escritorio de Eliot para encarar a Estefan.

-Si no te importa, comparto un postre con Eliot y tu deberías regresar con tu… omega, ahora, dejame en paz.

-Escucha… -comenzó a decir Estefan mientras se acercaba pero Eliot se interpuso.

-Disculpe, señor Roth, pero el joven Sharpie le pidió que lo dejase tranquilo. Usted como alfa debe respetar la petición de un omega.

-¿Tu quién te crees?

-No me creo nadie, señor, solo señalo lo obvio.

Louis miró sorprendido como el alfa divertido y algo torpe actuaba de manera segura y altiva. El aroma de Eliot había cambiado totalmente ahora era fuerte, amenazador y muy atrayente.

Louis tomó el brazo de Eliot y le sonrió para calmarlo.

-Está bien, él es solo un poco testarudo. Pero creo que será mejor que me vaya, a la final si tendré que hacer planes con mis amigos.

Eliot sonrió abatido.

-Está bien, te veré cuando regreses gracias por el tiramisú.

Louis miró a Estefan con ira y sin advertencia se colocó de puntitas y besó la mejilla de un sonrojado y confundido guardia de seguridad. Le sonrió una vez más a Eliot y se alejó del par de alfas. Cuando estuvo fuera del edificio comenzó a meditar, necesitaba hablar con Mónica para salir de dudas, pero por el momento podía decir que Eliot le atraía a su omega de una u otra forma. 


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