Trataba de regular su respiración, su pecho le dolía mucho y sus ojos ardían de tanto llorar, se levantó con pesadez del piso y se dirigió al lavabo, se miró al espejo y lloró aún más, él sí amaba a Marinette, con todo su corazón, y ahora que tenía un noviazgo, era el mismísimo dolor para él.
Abrió el grifo y se lavó la cara, después se la secó con la manga de su chaqueta gris, estaba dispuesto a salir de ahí, pero alguien más entró y... Se paralizó.
Aquellos ojos esmeraldas y esa sonrisa burlona lo atormentaban, Nathanäel bajó la mirada, de todas las personas al único que no quería ver era a Adrien, no es que lo odiase o le tuviese rencor, sólo qué... ¿Cómo te sentirías si tuvieses al frente el novio de la persona que más amas?
-Y-yo... Estaba por irme - Habló Nathanäel incómodo, dispuesto a salir los más pronto de ahí.
Pero no contaba con que el rubio lo tomase del brazo y lo estampase contra la pared, pegando su cuerpo y dejando sus rostros tan cerca.
-¿Aún quieres a Marinette? - Preguntó de la nada el rubio, con el rostro totalmente serio.
Nathanäel lo miró desconcertado.
-B-bueno... A pesar de que tú ya tienes su corazón, me alegra que ella sea feliz c-contigo, aunque no sea conmigo... - Respondió sincerándome el pelirrojo.
Eso enfureció a Adrien ¿Aún la seguiría queriendo aunque no fuesen nada después de todo? No por nada había aceptado a la molesta peliazul, de otro modo, la hubiese rechazado.
Rápidamente se dirige al cuello del pelirrojo y lo empieza a lamer, degustándolo, Nathanäel se estremece ¿Pero qué está haciendo Adrien? El rubio mete su mano bajo la camisa del ojiturquesa y acaricia su suave piel, luego sube más hasta llegar a sus pezones pellizcando uno.
-¡A-ah!
Nathanäel se enrojeció como un tomate ¿Eso que soltó fue un gemido? Dios, se estaba muriendo de la vergüenza.
-D-detente, Adrien...
-No.
Continuó lamiendo su cuello para después dar varios chupetones, dejando a éstos de un tenue color carmín.
Se separó de Nathanäel, vio que éste tenía su carita roja, estaba jadeante, una vista bastante excitante según Adrien, se acercó a los labios del pelirrojo y tomó posesión de esos esponjosos labios, tan suavecitos como el algodón y tal dulce como el azúcar. Trataba de meter su lengua pero el pelirrojo le negaba el paso, así que, le mordió ligeramente el labio inferior haciendo que Nathanäel soltase un jadeo que fue rápidamente ahogado tras Adrien introducir su lengua.
Era un beso demantante, algo que Nathanäel nunca había experimentado, y jamás pensó que sería con un hombre, con el mismísimo Adrien Agreste.
El rubio se separó del pelirrojo, viendo cómo éste último jadeaba en busca de aire, luego sonrió, se separó y se dio la media vuelta dispuesto a marcharse, no sin antes...
-No me gusta repetir las cosas dos veces, así que te dejaré en claro que... Desde ahora eres mío, y no me gustaría que siguieses enamorado de Marinette ¿Sí? Me pondría muy celoso... Soy taaan posesivo - Dijo Adrien con una sonrisa para después salir de ahí.
Nathanäel estaba confundido ¿Qué había pasado? ¿Acaso Adrien lo reclamaba como suyo? No podía creer lo que acababa de pasar, y eso que no sabía lo que le vendría de ahora en adelante.