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Lo que él decide. por Adri6

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Buscar la felicidad se traduce en encontrarse a uno mismo, siempre hay algo que logra sorprendernos y nos obliga a seguir queriendo más. Bruce mantenía la vista en la ventana mientras que debía soportar que Kal le abrazase y le transfiriera su calor corporal por sobre lo normal. Sentía como este era dependiente de algo inexistente, Superman se estaba comportando mal y eso era algo que nadie le creería. Si divulgara lo que estaba sucediendo, tanto Batman como Bruce Wayne quedarían como mentirosos o peor, dementes.

Es así, que un simple mortal debe buscar la solución a un problema de un ser casi divino, es aquí, en donde Bruce debe lidiar con sus sentimientos y transformarlos en energía pura, está obligado a solucionar esta situación cuanto antes, lo sabe pero tal vez… solo tal vez… está esperando que “J” le venga a rescatar. ¿Estará vivo? Es una de las mayores incógnitas del universo, Superman nunca ha asesinado pero, quizás fue sea la primera vez. “¿Qué será mejor?, si esta muerto… sufriré pero deberé resignarme y seguir adelante, pero si está vivo me alegrare pero tendré que esperarlo”  –pensaba Bruce mientras no le queda más remedio que dejar pasar el tiempo.

“¿Planeas quedarte despierto toda la noche?”  –pregunto Kal rompiendo el silencio sepulcral entre ellos en medio de una noche cruelmente iluminada por una luna la cual dejaba al descubierto la verdad detrás de la verdad

“… ¿Qué haces en mi cama?, te dije que quería dormir solo” –vocifero molesto

“¿Dónde querías que pasara la noche?”  –pregunto de forma tranquila mientras disfrutaba cada segundo. Para el héroe de Metrópolis, estar así de cerca del Sr. Wayne era una maravilla de nunca debía tan siquiera acabar. Con cada delicado roce de sus dedos en aquella piel, podía confirmar a diario que Bruce era un ser único, un ser que nunca jamás alguien podría igualar y menos reemplazar.

“¡En tu casa!... ¡o de lo contrario en el mismo infierno!”  –grito Bruce mientras apretaba sus puños con frustración e impotencia.

El príncipe de Gotham siempre fue cautivo de una cosa y otra, sus responsabilidades siempre fueron aberrantes y poco a poco, se transformaron en demonios dependientes del dolor, si estos percataban que su dueño tenía un instante de tranquilidad, actuaban y le dejan pensar en lo mal que estaba eso. Transformaron a un humano en un gran héroe pero que al final del día, sangra y se fractura cuando los golpes son otorgados con una fuerza superior a la resistencia de músculos y huesos. Entones, en este momento sus demonios le dicen que ahora no tiene salvación, no al menos si no intenta algo desesperadamente aberrante para huir de este demente Kriptoniano.

“Vamos Bruce, merezco un poco de tu afecto porque así no puedo aseverar que somos novios si no me tratas como tal”  –sonrió satisfecho—  “…porque de lo contrario, todos en la Liga van a pensar que estoy mintiendo”  –susurro con una sensación de placer sobre la piel del cuello del magnate.

Bruce abrió los ojos de par en par, su corazón sufrió un fuerte golpe que le significo una derrota sin precedentes. Aquello le obligo voltearse lentamente y enfrentar el rostro de su ahora “nuevo novio”. Ver aquella sonrisa triunfal adornando e iluminando su vida, hizo que el destino de Bruce se ensombrezca aun mas porque aquel acto tan simple significaba su ruina total, ahora ya no podía esperar que ellos le ayudasen a salir de esto. Al quedarse sin palabras, Kal vio una clara oportunidad de confundir aun más al caballero de la noche.

“Además les dije que estabas tan avergonzado de tus sentimientos hacia mí, que no irías por un buen tiempo a Atalaya ¿sabes que fue lo mejor de todo?... me creyeron”  --Kal volvió a sonreír y esa acción fue tan decisiva que Bruce no se resistió cuando Kal atrapo su cintura y le atrajo contra él. Frente a frente, podían sentir cada contorno y prominencia, Bruce frunció el ceño mientras que Kal sonrió aun mas, sabía que estaba pasando y le divertía que su pareja se sintiese incomoda por algo que comenzaba a despertar entre sus piernas. Deseaba, le deseaba con desesperación, a cada instante, por eso había logrado un verdadero milagro el controlar sus impulsos y no tomarlo como sus fantasías le dicen que lo haga.

Mientras sus rostros estaban a tan solo centímetros, Kal sentía la dicha de que la piel de Bruce quedase a su completa merced y así, saciara en parte, todo un mundo de necesidad. Se acerco aun mas con la intención de susurrarle el golpe definitivo que le haría perder la fe: “Así que nadie… nos molestara”

“Eres un maldito”  –susurro Bruce mientras agachaba la mirada prácticamente rendido. No entendía cómo era posible que en tan poco tiempo se encontrara tan acorralado. Por el momento una capa acuosa y fina cubría sus ojos azules le impedía pensar con claridad, escapar hubiese sido fácil en otro tiempo, en otra circunstancia… idear planes es sencillo siempre y cuando la mente no se mantenga ocupada con temas que le competen solo al corazón.

“Tú eres encantador… eres perfecto, mi amor”  –volvió a susurrar mientras sus manos abandonaban la cintura y bajaban centímetro por centímetro por aquel cuerpo tan trabajado.


¿Quién impide que se cometan estos abusos de poder?, ¿quién protege a los débiles de los fuertes?, ¿quién escuchara la voz de los que no tienen voz?... antes ese rol lo cumplía Superman pero ahora, se había transformado en lo que antes detestaba. Todo eso ocurría mientras que Bruce, de pronto dejo de ser independiente y solitario, ahora era un gatito bajo la lluvia que de forma asustada observa a su alrededor buscando a alguien que le extienda la mano. Y así, todo lo que fuimos ha cambiado, ¿será permanente o podremos regresar por nuestros pasos y retomar lo que dejamos de ser?


“… ¿Qué quieres?... ¿qué esperas de todo esto?... ¿te estás vengando por haberlo elegido a él y no a ti?... ¿es eso?”  –frunció el ceño y volvió a levantar la mirada decidido a esperar por alguna respuesta que de seguro, no le agradara oír.

“En cierta parte, tienes razón… estoy molesto de que te haya tocado” –contesto sin detener el movimiento de sus manos, ellas no se conformaban con simples caricias de niños, era un hombre y como tal, quería tocar aquel cuerpo aunque eso signifique caer en el pecado—  “no sabes lo feliz y tranquilo que me siento al saber, que ese… no puede acercarse a ti nunca más en su vida”

“Te odio”  –le enfrento con la peor saña que podía tener pero no tuvo efecto alguno, Superman no respondió nada y sencillamente, se hundía cada vez más en su cuerpo. Sus manos buscaban el final de su columna para conferirle un toque sensual a una situación que es claramente estresante para Bruce. Y así, finalmente Kal le aprisiono tanto que ambos cuerpos ya parecían tan solo uno.

“No me gusta verte enojado y menos conmigo, amor… quiero que sepas que no puedes Ignorar lo que me haces sentir, rechazas ser mi dueño y que yo sea el tuyo… detestas saber que el objeto de mi deseo eres tú, pero aun así, no puedes controlar tus instintos, justo ahora… ni cuenta de has dado de como late tu corazón”  –susurro sobre los labios y sin más los beso. Cuando por fin sus manos alcanzaron aquellas nalgas y con el mínimo esfuerzo, le tumbo de espalda para posesionarse sobre él. Buscando no ser tan brusco, le abrió las piernas y se acomodo entre ellas, así, el roce se pelvis contra pelvis aun cuando ambas estaban cubiertas por el pantalón del pijama, no tenía otra descripción mas que “sensual”.

Desde ahí, Bruce entendió que estaba perdido, cerró los ojos con fuerza, lo hizo tratando de huir mentalmente de lo que ocurría y por sobre todo, iba a ocurrir pero su ex amigo se lo hacía imposible. Le horrorizaba que ni siquiera pudiera impedir que Kal le abriera la boca e introdujera su lengua, y peor aún, incluso aquel pedazo de musculo era invulnerable a la presión del intento de mordida que Bruce intentaba hacer. Era verdad, su corazón latía con furia, pero quería pensar que era por la rabia, y no por otra cosa.

“Soy demasiado curioso, sucumbo ante el misterio que ofrece tu cuerpo… por favor... Bruce”  –susurro sobre una piel ya afectada y sensible frente a cada tacto— “concédeme esto… seamos pareja y amémonos por el resto de nuestras vidas”

“No me toques”  –expuso con obstinación, a pesar de todo, su mente seguía siendo un laberinto con muchas puertas sin abrir, detrás de cada una de ellas existía la fe acérrima de vivir libre y no bajo el control de nadie.

“…Has cambiado mucho... ahora puedo ver perfectamente cuando mientes y cuando no”  –le miro fijamente y eso causo nervios en un alterado Bruce

“¿Qué quieres decir?”  –le miro sorprendido 


“…Yo te gusto… siempre ha sido así, pero como no dejas que tu corazón te controle, no permites que aquella atracción se transforme en algo mas”  –dijo de forma segura

“¡¿Qué?!... ¡jamás!”  –contesto molesto

“Bruce… quiero que entiendas que no quiero molestarte o hacerte daño, hago esto con el fin de que te des cuenta de que soy yo a quien en verdad debes aceptar como pareja”  –entrecerrando los ojos disfruto que ambos alientos se mezclasen en un gas volátil y peligroso

“Por supuesto… y esta es la forma más romántica que pudiste encontrar”  –comento con ironía

“Esto es algo extremo pero resulta bastante bien… tan solo míranos, a pesar de todo… ahora estamos juntos y eso es lo que importa”  –sonrió un segundo antes de capturar aquellos labios tan irresistibles.

Soportar el peso del físico de Superman no es fácil, a cada instante Bruce se quedaba sin aire y más aun cuando Kal le besaba profundamente y casi por toda una eternidad. Era extraño pero se sentía extraño ¿entienden?, cuando estaba con “J” las cosas fluían de forma diferente, era normal a pesar de que cualquiera que los hubiese visto, lo definiría como anormal. Villano y héroe, ¿en qué momento pasaron de una relación de odio al amor?... ¿en qué momento?

“Maldición”  –bufo Kal mientras se apartaba de Bruce, con el ceño fruncido expreso: “me necesitan en Metrópolis, volveré en seguida, amor”  –con un beso fugas a modo de despedida, se levanto de la cama, se arreglo cosa que le tomo segundos y se fue volando como si fuese un rayo cruzando el cielo nocturno

“Gracias a dios, Superman aun tiene sentido del deber”  –pensó Bruce quien se llevo la mano a su pecho y trato de sentir sus propios latidos.

Las horas que marcaba el reloj en su ausencia, fue un pequeño respiro para Bruce. Al llegar el alba, la habitación se ilumino poco a poco demostrando que estaba solo, su “novio” no había regresado aun, fue así que porque por un segundo sintió que su vida anterior estaba de vuelta, que paz era estar solo y no depender de nadie. Su credibilidad estaba intacta y así, podía recorrer el mundo sin problema alguno. Suspiro cansado y deseando que fuese lo que fuese que haya retrasado a Superman, fuese lo suficientemente grave para que continuara haciéndolo.

Pronto, muy pronto tendría que hacer algo para impedir que Kal se siga acercando como lo está haciendo últimamente. El tiempo se agota y la solución, no aparece por ningún lado, estaba solo, más solo que nunca, ni siquiera Alfred entiende, le entiende.

Mientras estaba sentado en la cama por horas, su mente estaba sumergida en sus más extensas preocupaciones que día a día, se volvían más peligrosas e irreparables, la vida que nunca quiso tener estaba frente a él, lo irónico es que nada alcanza a deslumbrarse como un final feliz. De pronto sintió que alguien le beso en la mejilla, al romper su introspección noto con miedo que Kal había regresado, pero no llego tal como salió a media noche, ahora lucia sucio y su traje no soporto la grave situación que de seguro debió enfrentar el héroe.

Así mismo, Kal se llevo los dedos a los labios en un gesto delicado y soñador, ver a un Bruce pensativo y con pijama era encantador. Cada vez que regresaba y lo vía, una enorme sensación de alivio le invade, cerciorarse de que aun está en la mansión y bajo su poder no tiene nombre ni precio. No entendía que le estaba sucediendo pero si tenía claro que aquel humano despertaba lo mejor de su maldad y en esta nueva faceta, no había ni el más mínimo espacio para el arrepentimiento, no cuando entre sus planes estaba crear un bello futuro como pareja, una solida pareja.


Para ambos, el campo de batalla no tenia favoritos ni un perdedor absolutamente declarado, esta guerra era sin duda una trampa mortal en donde sabían perfectamente que cualquier cosa podía pasar, si daban un paso en falso podían caer de rodillas para que el otro sin piedad haga el jaque mate tan ansiado.


Superman no podía esperar, comenzó a relatar con lujo de detalles su heroico actuar, pero mientras más se adentraba en su narración, notaba que no generaba ningún impacto en su pareja.

“¿Me estas escuchando?”  –pregunto Kal al ver la indiferencia de Bruce

“…No…”  –repuso suponiendo que le estaba increpando por su falta de interés

“Bruce… no me provoques, no te conviene” –reparó con la intención no de intimidarlo pero si de hacerle ver que su situación era vulnerable y sin muchas salidas disponibles.

“En eso tienes razón, no me convienes”  –se puso de pie y acercándose a la ventana, fue allí en donde su angustia se incremento de pronto, porque las rejas le impedían tan siquiera salir hacia el balcón. Aquellas barras de acero eran un cruel recordatorio de que en toda su vida nunca en realidad había conseguido ser libre, no de la forma que espero ni soñó.

“… No digas eso, por favor”  --se acerco por detrás y tomo su cintura para así, atraerlo hacia él. Tenerlo a su disposición era un mal necesario, capturar a Batman era una osadía que pocos, aunque en verdad, solo uno podía conseguir.

Bruce no dijo más nada, tan solo se dedico ver el nacimiento del sol en el horizonte, estaba perdiendo la batalla, estaba perdiendo la razón, se estaba confundiendo producto de la desesperación… lo peor de todo es que un dios se enamore de uno, aquello es malo porque no hay salvación. Bruce ya había hecho andar sus pensamientos analíticos y tácticos en busca de alguna respuesta, pero mientras lo hacía, se dio cuenta… de que tardaría mucho en tan siquiera encontrar algo que le sirva en verdad.

Sus cansados ojos azules, extrañaban todo aquello que no valoro, por ejemplo, recorrer el jardín era algo tan banal que ahora se había transformado en un verdadero lujo. Desde su actual posición, aquel paisaje era interrumpido por los barrotes y eso era algo que solo se merecía un delincuente pero no él. Nunca hizo nada en contra de quien no se lo mereciera, nunca espero ser feliz, no del modo que lo hacen los demás pero tampoco, espero ser tan desdichado como lo es ahora. Acercando su frente al frio de la ventana, suspiro de mal humor al sentir como Superman acerco su rostro sobre la piel de su cuello para susurrarle: “Necesito un baño… ¿quieres acompañarme?” Silencio, cualquiera lo interpretaría como un no, pero a Kal le daba igual, siempre es así.

Notas finales:

Gracias por leer!!

Besos!!


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