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Amor(?) 2.0 por RosaSalvaje

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Notas del capitulo:

Dejo el segundo capítulo.

Espero les guste.

 

**Ningún personaje aquí usado me pertenece, todos son propiedad de su respectivo autor**

Minos por su parte ingresaba a Judeica, la morada de Hades donde solían reunirse con él los dirigentes de las prisiones y los dioses gemelos. Como era su costumbre mostraba su seriedad a su señor, arrodillándose frente a él mientras se quitaba  su casco.

- Mi señor, Minos de Grifo,  Estrella Celeste de la Nobleza reportándose-.

El Dios del Inframundo observo con su gélida mirada al espectro. Pandora se encontraba a su lado en silencio, permitiendo a su señor hablar.

- Escuche que fallaste en tu misión. ¿Tienes algo que replicar en tu defensa Minos?-.

El juez levanto la cabeza enseguida topándose ambas miradas. El espectro solo informo lo que fue su logro en aquel lugar.

-No tengo nada que decir en mi defensa. Convertí la entrada al Santuario en mi salón de juegos y sé que teñí de negro ese mapa de las constelaciones que usted tanto adora ver. No pudimos llegar la Santuario porque encontré una marioneta que me resulto bastante interesante-.

Minos hablaba explicando cuantos Santos cayeron ante sus hilos invisibles, mientras que Hades lo veía complacido, pues aquel primer ataque al Santuario solo significa la declaración de guerra contra Athena. Cuando el juez terminó de hablar la deidad esbozo una ligera sonrisa.

- Minos, Minos. No me estas contando todo. Omitiste un pequeño gran detalle. Aunque no pudiste ganarle, mantienes a esa rata ateniense en tu poder. Sabes que eso puede traer complicaciones a nuestros planes?-.

- No permitiría jamás eso mi Señor. Sí usted me permite conservar a Piscis en  mis dominios lo mantendré bien vigilado-.

-¿Qué es lo que piensas hacerle a ese humano?, aunque eso realmente no me interesa, me has servido desde hace mucho tiempo, y por ello no puedo negarte esta petición. Además, dejaste una gran pérdida de guardianes en el Santuario e incluso llevaste a la salvación a algunos aldeanos. Así que podrás conservarlo. Ahora retírate. Debo seguir en mis asuntos-.

Minos sonrío socarronamente murmurando a su Dios.

-Gracias mi Señor. Este es un noble gesto de su parte-.

El juez espero a que la deidad se retirara mientras sonreía triunfante, había logrado que su Dios le permitiese quedarse con Albafika, eso significaba que esa alma no podría ser retirada de sus dominios ni por la misma Athena o algún otro Dios. Iba saliendo con un aire triunfal cuando se percató de ciertas presencias, cambiando esa expresión llena de satisfacción por una con mayor seriedad. Se trataba de los otros dos jueces que regían el Inframundo: Aiacos de Garuda y Radamanthys de Wyvern

-       Hemos escuchado hablar de tu fracaso, y todavía tienes el descaro de presentarte ante nuestro Señor Hades. Seguramente vienes a suplicar su bondad, ¿no es así?-.

Radamanthys fue el primero en hablar, la derrota de Minos ante el santo de Piscis le daba la oportunidad perfecta de molestar al juez favorito de Hades. Era bien sabido por todos que esa rivalidad siempre había existido entre los regentes de las prisiones y siempre había conflictos debido a ello pues la soberbia de cada uno era bastante y jamás se dejarían aminorar o humillar de alguna forma por el otro.

-       Al contrario Radamanthys. El señor Hades me ha felicitado por mi excelente trabajo, incluso me ha concedido un trofeo que luce esplendido en mis aposentos-.

Respondió enseguida el juez de cabello platinado, con una sonrisa ladina y una expresión bastante altanera. Aquella respuesta sorprendió incluso a Aiacos, pues era bien sabido que Hades era un Dios impulsivo, al cual no le importaba herir a sus espectros si estos cometían un fallo, para muestra el pobre Zeros, al cual siempre azotaban por sus continuas metidas de pata.

-       Nos estas mintiendo Minos. Nuestro señor jamás habría concedido eso-.

Musito enseguida el juez de garuda, más la sonrisa cínica de Minos le confirmo que no mentía, haciéndole hervir la sangre igual que a Radamanthys, pero a diferencia del wyvern, Aiacos solía mantenerse calmo, pues estaba convencido de que lograría hacer caer en la desesperación a Minos en algún momento con ese trofeo tan preciado por su  hermano.

Minos se llevó el casco nuevamente a la cabeza mientras avanzaba a la salida sin prestarles más atención.

-       Ya que no tengo nada más que hacer aquí, regresare a mi morada. Me parece que estaré muy ocupado por este día -.

Tras sus palabras fue retirándose de aquel recinto a paso firme, dejando a sus hermanos cargados de rabia y celos. Cumpliendo ahora doblemente con su cometido, encontraba divertido verlos de aquella manera..

 

Mientras tanto en alguna zona cercana al Cocytos una silueta de largos cabellos caminaba sin rumbo fijo. Estaba horrorizado ante los lamentos de las almas que penaban ante todo el lugar, sufriendo el castigo impuesto en aquel cruel reino por toda la eternidad. Por alguna razón cada vez le costaba menos andar, sentía más ligero su cuerpo y su fuerza regresaba, aunque su sangre venenosa no, pues ya había recibido los dones de Hades para ese momento. Obteniendo un cuerpo provisional para que así pudiese disfrutarlo de mejor manera Minos.

Cuando el pisciano decidió tomar un sendero como todas las almas que transitaban cerca sintió como cubrieron su boca y le jalaron hacia atrás. Trato de luchar pero aquella persona le susurró al oído.

-       Guarda silencio Albafica, o te encontraran los guardianes de las prisiones y te llevaran con su respectivo señor-.

El peliceleste enseguida supo de quien se trataba, cuando fue liberado de aquel agarre volteo para ver a aquel personaje.

-       No tenía .que hacer eso. Su hermano me ha enseñado a defenderme por mis medios, pero aun así le agradezco-.

El espectro de Dríades no pudo evitar sonreír, Albafika fue la adoración de su hermano Lugonis, y aunque le sorprendió verlo en el inframundo de aquella manera tan sorpresiva, opto por ayudarle y salvarlo de Valentine que rondaba  cerca.

-       Me sorprende un poco que tengas un cuerpo físico. Usualmente a los dorados no se les ve cerca de las prisiones, Athena les designa un lugar especial para proteger sus almas tras el juicio-.

Albafika suspiro y se llevó una mano a la cabeza.

-       Yo tampoco lo entiendo. Pero si de algo estoy seguro es de que debo alejarme de ese sucio espectro-.

Apenas Luko  comenzaría a interrogar sobre que espectro le retuvo cuando los hilos invisibles de Minos comenzaron a tensar el cuerpo de Albafika, apareciendo ante el par.

-       ¡Tú! ¿Cómo es posible que hayas escapado? Buen trabajo Luko, le has podido retener hasta mi llegada.-

El espectro se inclinó ante Minos sin decir más, comprendiendo todo a la perfección, sintiendo pena  por el cruel destino que tendría Albafika. Bien era sabido entre los espectros que Minos era un amante de la belleza, pero su amor era bastante retorcido, de todos sus anteriores trofeos ninguno continuaba en su morada, pues al aburrirse los desechaba tras días de torturas.

Albafika por su parte miro la expresión del pelirrojo llena de dolor, mientras que Minos le atraía hacia su cuerpo, siendo abrazado por él.

-       Suéltame sucio espectro-.

Dijo comenzando a patalear como podía, pero solo conseguía que aquellos hilos se tensaran cada vez más, comenzando a marcarse en su cuerpo. Minos con una sonrisa murmuro mientras comenzó a caminar alejándose con Albafika en sus brazos.

-       Ahora eres mío caballerito, así que deja de quejarte. Ah y despídete de tu querido tío. No creo que vuelvas a tener la oportunidad de escapar y verlo.-

Luko quiso levantarse y ayudarlo, pero sabía que aunque consiguiera golpear a Minos de nada serviría, solo pudo ver como su sobrino era llevado por su superior hacia su morada, sintiendo su alma romperse enseguida e imaginando el dolor de su gemelo al ver a su querido hijo en dicha situación. Se reprocho por un momento por no tratar de liberarlo y se fue de allí. Estaba seguro de que en algún momento podría ayudar a Albafika aunque le costase la vida.

 

Minos mientras avanzaba forcejeaba con Albafika, le encantaba la manera en que aquel ser se le oponía. Más llego el punto en que transportarlo se le dificulto un poco, apretando su garganta lo necesario con uno de sus hilos, dejándolo inconsciente por la asfixia de la cual fue victima Albafika. Observo así sus finos rasgos. La idea de tomarlo contra su voluntad le excitaba en demasía al noruego, estaba sumido en sus fantasías hasta que la voz de uno de sus hermanos le hizo volver en sí.

-       Vaya, así que ese es tu trofeo? Nada mal para alguien que se dejo vencer. Aunque si tengo éxito en mi misión quizás logre que mi señor me transfiera tu premio-.

Minos con su semblante impasible musito.

-       No sabía que ahora te interesabas por mis juguetes, no deberías estar ahora mismo de misión?-,

La garuda salto de entre unas rocas y hablo hacia su hermano.

-       Apenas partiré, solo he regresado a reclutar algunos de mis hombres. Pero ha valido la pena tomarme la molestia de venir tan lejos -.

Cuando Aiacos estiro su mano hacia Albafika para tomarle del rostro, la mano del grifo .se abalanzó sobre ella,  apretándola con fuerza.

-no deberías tocar cosas ajenas, y puedes dejar de fingir. Aquí no hay espectros bajo tu cargo. Ahora, lárgate-.

Minos no se andaba con medias tintas, así que hablo claro y directo. Clavo su mirada violeta en Aiacos quien con una sonrisa algo burlona alejo la mano y se retiro, dejándole con Albafika.

-       No te preocupes hermanito, disfrútalo tanto como puedas. por ahora-

El juez de garuda desapareció tras sus palabras. Dejando a Minos continuar con su andar de regreso a Ptolomea.

Cuando el grifo regreso a su recinto encadeno a Albafika para evitar que se escapara de nuevo. Dejándole por ahora pues debía retomar sus labores de juez, regresando a la sala del juicio mientras Albafika dormía sobre la cama de Minos nuevamente,

Notas finales:

Espero actualizar pronto n-n/

Hasta el próximo capítulo.


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