Cuando la mañana llegó, estaba tan distraído que no esperé a Yuu-chan.
Cuando llegué seguía igual, pensando en sus susodichas hipótesis, quería saber lo que pasaba por sus mente.
—¡Mikaela idiota!, no me esperaste—, llegó y se sentó a un lado de mí.
—¿Lo siento?—levanté los hombros—. Estaba un poco distraído—, admití.
—Me acabas de dejar atrás—, hizo un puchero. No me resistí y piqué su mejilla.
—Oye, Mika. Hoy... ¿Quieres quedarte a dormir en mi casa?—preguntó sobándose donde había tocado.
—Humm... Claro, ¿me acompañas por mis cosas después de clases?
—¡Sí, gracias Mika!—Yuu-chan me abrazó, y me dio un beso en la mejilla. Sonreí por la sensación que eso me causó.
Las clases transcurrieron con normalidad, hasta que terminaron. Del camino del colegio a mi casa, tomamos nuestras manos.
Ambos sabíamos que Shinoa no nos veía todo el tiempo. A veces la veo, y siempre tiene su mirada en Yuu-chan.
No quiero que esto acabe.
Llegamos a mi casa, allí comimos e hicimos la tarea, después en una mochila puse una pijama, el uniforme del día de mañana, y demás cosas que necesitaría.
Mis padre siempre me dejan salir, ya que mis calificaciones son muy buenas, y cuando niño me portaba bien. A Yuu-chan no siempre le dan permisos, pero él hace caso omiso y sale.
Pero últimamente se los dan, tal vez porque ha estado cumpliendo. También ha mantenido su cuarto limpio. Yuu-chan ha madurado.
Llegamos a su casa, el maldito de Yuu-chan puso una película de terror, sabiendo que yo las odio.
—Te odio—, hice un puchero.
—Oh, vamos, solo son efectos especiales—rió por mi cara. Siempre intento hacerme el valiente, pero termino abrazándome a mí mismo implorando que esa tortura termine, Yuu-chan no suele quitar las películas y se ríe de mi. Aún así me parece adorable, y cuando terminan las películas intenta consolarme.
—Ugh, está bien. Ponla.
Íbamos por la mitad de esa cosa, a pesar de que no ponía atención, y solo comía de las palomitas, sentía miedo.
Extrañamente Yuu-chan no se ha reído de mí, y he notado que me mira mucho.
La noche había caído, o al menos el cuarto había oscurecido notablemente.
Entonces vi el televisor apagarse, di un brinco, me había sacado un verdadero susto eso. Esperen, esperen, esperen. ¡Y si ha sido un espíritu!, ¿y si se fue la luz? Joder, extraño a mi mamá, ah, moriré, no quiero tanta oscuridad, necesito unas velas, un estúpido espíritu vend...
—La apagué yo.
—¿Q-qué?
—La televisión.
Ambos estábamos sentados en la cama de Yuu-chan. Yo estaba en pose fetal hasta tocar la cabecera de esta mientras que Yuu-chan estaba en el otro extremo de la cama.
Gateó hasta mí, y se sentó a un lado mío. Sentí uno de sus brazos jalándome, haciendo que mi cabeza terminara en su hombro.
—Lo siento, siempre me había parecido divertido poder asustarte, pero creo que he perdido ese gusto. No pienses en eso, no volveremos a ver ese tipo de películas, ¿vale?
Asentí con la cabeza.
Yuu-chan prendió la lámpara al lado de él, y besó mis labios.
—Vamos a dormir.
—¿Dó-dónde dormiré yo?
—Humm... ¿Sigues teniendo miedo?
Asentí con la cabeza de nueva cuenta.
—¿Quieres dormir conmigo?
Sí, por supuesto que sí... sin embargo no sé si contestar con la verdad, tal vez a él le incomode.
—Pero si t-te molesta, no.
—Ya deja de pensar eso Mikaela, nunca me ha molestado nada de lo que haces—, me dijo con un poco de enojo.
Eso me sorprendió, y también el tono de voz que usó, me entristeció un poco.
—Lo siento, yo... es solo que no me gusta que pienses que me molesta todo lo que haces, me pareces un chico genial, no por nada.. e-eres mi mejor a-amigo...—noté un poco de tristeza en su tono al último; pero, creo que fue mi imaginación—. Como sea, hay que dormir.
Antes de cualquier cosa le pedí a Yuu-chan permiso para tomar un baño, así lo hice, después él me dijo que haría lo mismo. Mientras me quedé sentado en su cama observando cualquier cosa paranormal que pudiera ver o escuchar, hasta que sentí el cuerpo de alguien sentarse también, me asusté por un momento pero era Yuu-chan.
Yuu-chan se paró al segundo, y con su cabeza me dio señas de que yo también lo hiciera, así fue, y después destendió la cama para acostarse, me hizo otra seña de que yo lo hiciera así también, y obedecí.
Mantenía mi distancia con él. Si me preguntan, me gustaría abrazarlo, pero no quiero incomodarlo.
—¿Recuerdas cuando dormíamos juntos todos los fines de semanas?
Él me jaló un poco, y estuvo jugando con mi cabello un rato, mientras yo asentía.
Yuu-chan y la lámpara me habían hecho olvidar todo lo que habíamos visto en la televisión hace pocos minutos.
—Mika.
—¿Mmh?
—¿Puedes prometerme algo más?
—¿Qué cosa?
—Admito que... d-desde hace años extraño tus... t-tus cariñitos. Siempre me habían gu-gustado, pero lo que no me gustaba era admitirlo, m-me avergonzaba un poco. Así que, prométeme que... intentarás comportarte conmigo como hace años.
Sonreí ante las palabras de Yuu-chan, y asentí con la cabeza. Besé su frente.
—Buenas noches, Yuu-chan.
—Buenas noches a ti, Mika.
Antes de siquiera cerrar los ojos, Yuu-chan me dio un casto beso en los labios, y se durmió.
Esperé algunos minutos, y cuando escuché sus leves ronquidos, lo atraje a mí abrazándolo.
Me quedé dormido al instante.