—Y-Yuu-chan—, susurré.
—Me costó un poco de tiempo encontrarte.
—Humm... No noté cuando te sentaste al lado de mí—, intenté reír.
Él me veía seriamente.
—Si quieres llorar, hazlo, pero no mereces llorar ni sentirte mal.
—N-no quiero llorar.
—Dijimos que hoy no mentiríamos.
—Es verdad. Odio llorar.
Iba a pararme pero él me lo impidió.
—¿Recuerdas cuando tu perrito murió?
—Sí. Gracias por recordármelo—, reí, esta vez con naturalidad. Me relaja sentir a Yuu-chan acariciando mi cabello.
—Bueno, pues ese día creí que podrías llorar, pero no lo hiciste.
—Odio hacerlo.
—Sí, lo sé, pero odio verte triste.
—No es como si me gustara estarlo—, volví a reír.
—El caso es, me dijiste que me sentara. Estábamos en tu patio, y solo observabas el bulto de arena en el que habíamos enterrado a tu mascota. Entonces te acostaste en mis piernas, dijiste que así te sentías menos triste, y luego comencé a acariciar tu cabello y pusiste una linda sonrisa.
Sonreí sin darme cuenta ante lo que dijo Yuu-chan.
—Tal y como esa.
—¿Eso es lo que me querías decir?
—No.
—¿Y?
—¿Qué sientes por mí?
—Yuu, no me hagas decirlo, por favor...—intenté volver a pararme, pero Yuu-chan volvió a impedírmelo.
—No me digas Yuu—, hizo un puchero—. Quiero saberlo, no me mientas, Mika, por favor.
Cerré los ojos, y puse mi brazo sobre mis ojos.
—T-te... te amo.
No sé si me siento bien, o me siento mal de haber confesado lo que siento por él; a decir verdad las ganas de llorar seguían allí, pero Yuu-chan no había dejado de acariciar mi cabello; solo que el silencio que se formó me hizo pensar que tal vez Yuu-chan se sentía extraño por lo que acababa de decir.
—¿Desde... desde cuando?
—Yuu-chan, por favor, no me hagas decir esto. Si de por sí por mi culpa nuestra amistad ha estado arruinándose, por haberte dado ese consejo, que aún que funcionó, pude haberte dado otro.
—No pienses eso, Mika—, hizo una pausa breve, y después de que dejó salir un suspiro, siguió hablando—. Quiero que nuestra relación mejore, pero para eso necesito que respondas todas mis preguntas.
—Esas preguntas solo harán que tanto tú como yo nos sintamos mal.
—Solo déjame a mí hablar, no es como si quisiera alejarme de tu lado.
Eso me hizo sonreír otra vez. Bueno, al menos no quiere separarse de mí.
—¿Entonces...?
—Yuu-chan, por favor.
—No te voy a criticar, ni te voy a renegar, ni nada. Solo respóndeme.
—Desde siempre.
La mano de Yuu-chan dejó de acariciar mi cabello un momento, y el pánico se apoderó de mí por ese instante, pero luego volvió a acariciarlo.
—Eso sí no lo esperé.
Me atreví a ver el rostro de Yuu-chan. Estaba viendo a la nada, con una sonrisa dibujada.
—¿Lo anterior sí?
—Humm... ¿Recuerdas que te dije que nunca en mi vida había pensado tanto?
—Sí.
—Bueno, al principio de empezar con esto, no es como si pensara en algo en particular. Simplemente veía como si quisieras ayudar a tu mejor amigo. Después comencé a creer que Shinoa podría gustarte, no sé por qué creí eso; y bueno... el día del café... me sacaste de esa duda—. Hizo otra pausa—, luego comencé a dudar de mis sentimientos tanto para con Shinoa como para contigo. Después... analicé nuestra situación. Se supone que era una actuación, pero... tú lo hacías parecer real, y te sonrojabas muy a menudo. Algo en lo que también pensé mucho es en tu orientación sexual, y en esa persona que te rompió el corazón. Mika... ¿Esa persona fui yo?
No me atreví a decirle que sí, pero tampoco quería mentirle y decirle que no. Sí, me ha destrozado el corazón, sin querer claro está, unas cuantas veces. Pero nada que no pueda superar, con tal de ver una sonrisa en su rostro, me es más que suficiente.
—¿M-Mika?
—Solo necesitas saber que tu compañía me hace feliz.
—N-no... qu-quiero saber.
—Sí...
—¿Cuántas veces?
—No lo sé...
—Entonces fueron varias veces...—Susurró Yuu-chan con una expresión triste. No me gusta verlo así.
—¡Pero! Después hablábamos, nos divertíamos y olvidaba cualquier cosa—, sonreí.
Él sólo pasó sus brazos por mi cuello, y puso su cabeza en mi hombro, haciendo un abrazo—. Lo siento mucho, Mika. Fui un idiota. Si tan solo me hubieras dicho lo que sentías, entonc...
—Entonces abría arruinado nuestra amistad desde antes—. Le di palmaditas en su espalda—. No te disculpes, no sabías de mis sentimientos. No quería tampoco que te enteraras de ellos.
Él volvió a su posición inicial. Estábamos viéndonos el uno al otro.
—¿Alguna vez has llorado por mi culpa?
—Humm... no—. No es como si lo hiciera adrede.
—Mika, sé sincero—, puso una de sus manos en una de mis mejillas, haciendo caricias en esta.
—N-no me has hecho llorar.
—Bueno, cambiemos la pregunta...—me vio enojado, si no estuviera tan confundido y deprimido, podría estar riendo de su cara.
—¿Cuál?
—Bueno... humm... ¿Alguna vez, algo acerca de mi relación con Shinoa o alguien más, te hizo llorar?
Volví a pasar mi brazo por mis ojos.
—Si.
—¿Cuántas veces?
—Una y media—, reí.
—¿Eso es posible?
—Sí.
—¿Cuál fue la primera?
—Cuando comenzaste a salir con Shinoa. Lo siento, sé que eso fue egoísta de mi parte... el llorar por eso.
—No fue egoísta, al contrario, cuando te decía que me gustaba siempre ponías una sonrisa en tu rostro, y me dabas ánimos para conquistarla. Cuando salíamos, y te hablaba de ella, me escuchabas sonriendo, y me felicitabas por haber conseguido algo con ella. Inclusive hace un momento, Mika, eres alguien realmente maduro, y siempre piensas en mi felicidad antes que en la tuya. En serio que, jamás conoceré a alguien como tú, y tampoco es como si quisiera.
Volví a sentir amenazantes las lágrimas, así que me mordí el labio, si ponía un poco más de fuerza estoy seguro que habría salido sangre.