—¿Y... cómo te fue con Shinoa?
—Le dije todo lo que tenía que decirle.
—¿Q-qué fue?
—Por ahora olvidémosla, lo que tenemos que hablar es sobre nuestros sentimientos. Solo tú y yo.
Eso me tomó por sorpresa, a la vez que me hizo sonreír. Me gusta cómo suena eso... Solo él y yo.
—Bueno... ya sabes que... me enojaba cuando me hacías cariñitos, pero es porque me avergonzaba. Mika... en realidad me encantaba, me gusta aún, me gusta cuando me demuestras tus sentimientos.
—¿Tan obvio soy?
—Sí, pero soy demasiado idiota y no me di cuenta hasta hace poco.
Ambos nos reímos.
Sentí los labios de Yuu-chan en mi frente.
—Cuando te dije que eras un buen partido, ¿Por qué bajaste tu mirada?—Lo dijo en voz suave, mientras ponía una de sus manos en mi frente, y su rostro arriba de su mano.
—Porque no me considero un buen partido.
—Mika, hablando físicamente eres g-guapo... h-humm... demasiado. Y tus actitudes... eres tierno, listo, amable, comprensivo, y podría decir muchas cosas buenas sobre ti, pero me da pereza.
Reí por lo último.
—C-cuando... éramos niños, me gustabas... m-me has gustado siempre, aún cuando salía con ella, aún ahora me gustas.
En mi mente solo se repetía una cosa: a Yuu-chan le gusto.
—Cuando íbamos en secundaria pensé en decirte mis sentimientos, pero... habías dejado de tratarme con tanto cariño—, rió—. Por así decirlo, ya que también pensé que tal vez podría gustarte, pero habías dejado de hacer eso, y decidí olvidar ese gusto hacia ti.
—Joder, ahora me arrepiento de dejar de tratarte así—, sonreí. No me importa que no me hubiese dicho eso por mi culpa. Había admitido que aún es así, por lo que me siento realmente feliz.
—Sí, eres un idiota—, rió.
—No es mi culpa que seas tan explosivo, bipolar, y tímido—, reí—. Pero eso me gusta de ti. Tus cambios de humor repentinos.
Volví a mirar a Yuu-chan. Tenía un sonrojo en sus pómulos.
—C-cállate.
—Lo siento—, reí nuevamente—. Humm... ¿Así que te gustan mis cariñitos?
No dejé a Yuu-chan hablar, jalé su cabeza, mientras me sentaba, y cambiaba nuestras posiciones. Ahora él se encontraba acostado en mis piernas. Entonces besé todo su rostro, pero evitaba sus labios. Había sido más un impulso que cualquier cosa.
Me separé de su rostro, y bajé la mirada, medio acariciando mi cabello por lo que acababa de hacer.
—L-lo siento, no pensé las cosas...—No me atrevía a ver a Yuu-chan a los ojos; pese a que me había dicho que le gusto, no me ha dicho lo que siente por Shinoa. No quiero hacerme ilusiones, tal vez me dice todo esto porque no quiere perder mi amistad.
—T-te acabo de decir q-que me gustan tus caricias. No te disculpes.
Él se volvió a sentar, y con brusquedad volvió a acomodar mi cabeza como hace rato.
—Acuéstate.
Volvió con sus caricias en mi cabello, y cerré los ojos por un momento.
Sentí su mano en mi mejilla nuevamente, yo volví a abrir mis ojos y posé mi mirada en la suya.
Acercó su rostro al mío, estuve a punto de dejarme llevar, sin embargo cuando estuvieron a punto de rozarse nuestros labios, lo empujé con suavidad.
—¿Te molesta que te bese?—me preguntó un poco triste.
—N-no es eso... pero Shinoa...
—Este día es solo de tus sentimientos y los míos, dejemos de hablar de ella.
—Pero... sabes de mis sentimientos, y a decir verdad... m-me hace sentir ilusiones, Yuu-chan.
—Ilusiónate. Siempre piensas en lo peor de las cosas, tal vez te diga algo que quieres escuchar hoy.
—¿Y si no me gusta?
—Entonces estás en tu derecho de decirme lo que quieras.
No supe qué contestar. El silencio volvió por un largo rato hasta que Yuu-chan habló.
—Me daba miedo decirte que me gustabas, me daba miedo lo que tú y la sociedad pudieran pensar de mí; pero después dejó de importarme eso, y decidí que si seguías gustándome te lo diría, pero bueno, ya sabes. También, me he esforzado demasiado para no sentir más de un simple gusto por ti.
—¿Por qué?
—Porque nunca pensé que en serio te gustara yo.
Hubo otro largo silencio. No era incómodo, creo que Yuu-chan buscaba las palabras para decirme algo, pues parecía pensativo.
—Estoy haciendo esto demasiado largo, iré al grano... y-yo... Mika... c-como sabes, había estado intentando no enamorarme de ti, p-porque tenía miedo de que no sintieras lo mismo que yo, y no quiero alejarme jamás de ti, así que... En tan poco tiempo, en el que se supone que hemos estado actuando, y-yo... después de unos días también dejé de actuar... y, b-bueno, te... t-t-te... Joder, ¿Por qué cuando tú lo dijiste no te hiciste tanto bolas?, eso es injusto, agh—, volvió a alborotar su cabello, yo solo lo observaba. A decir verdad no estoy entendiendo nada.
—Aclara tus ideas que no te entiendes ni tú mismo—, reí.
—Agh, el caso Mika, es que... B-bueno te a-am... ¡Siento lo mismo que tú!
Después de escuchar eso, dejé de pensar, de ver, de oír. Me senté por impulso, y después sentí cómo mis lágrimas bajaban por mi rostro.
—Lo si-siento, n-no sé qué me p-pasa—, sollocé intentando inútilmente de quitar el líquido de mi rostro.
—Mika...—Yuu-chan me abrazó, y la verdad es que me di el lujo de llorar en su hombro; lloré más o menos cinco minutos, en los que Yuu-chan me daba palmadas en mi espalda y acariciaba mi cabello, diciéndome que estaba bien todo.
Cuando ya me encontraba sin un rastro de lágrimas, me separé de él, no podía evitar estar sonriendo desde que escuché a Yuu-chan decir que corresponde a mis sentimientos.
Pero luego recordé a Shinoa. Aún tenía una sonrisa, pero quería saber lo que habían hablado.
—¿Qué le dijiste a Shinoa?—cuestioné.
Él sobaba mis mejillas con sus pulgares, a pesar de que ya estaban secas.
—Le dije que no podía volver con ella porque me había enamorado de ti, y que si quería podíamos ser amigos.
Después de que dijo eso, sus mejillas se pintaron de un rojo intenso—. ¡E-es decir... B-bueno, si, te amo!, ¡ya, lo dije!—agachó su mirada avergonzado, y lo único que atiné a hacer es tomarlo del brazo, jalarlo y atraparlo en un abrazo.
—Yuu-chan, gracias, gracias, gracias—, y repetí eso una y otra vez hasta quedarme sin aliento.
Él se separó un poco de mí.
—Yo soy quien debería de agradecerte, Mika. Gracias por pensar en mí antes que en ti, gracias por ayudarme incondicionalmente, gracias por apoyarme, gracias por todo—. Jaló mi nuca y besó mis labios, en una lenta y suave muestra de cariño.
—¿Recuerdas quién fue el que pidió que fuéramos amigos?—cuestionó Yuu-chan después de separarse de mí.
—Yo.
—Ah, eso... quería ser tu amigo también pero tú te acercaste antes—, me sonrió y yo le di un beso en la mejilla.
—¿Recuerdas quién nos proclamó mejores amigos?
—Yo.
—Bueno, ¿no tienes algo qué preguntarme?—dijo—. Podría decirlo yo pero me tardaría demasiado—, ambos reímos.
Sonreía a más no poder.
—Yuu-chan, ¿Quieres salir conmigo?
—Sí—, y se lanzó a mí, brindándome uno de esos tan lindos besos que me ha estado dando estos días.
Fin