El día siguiente, a la hora del almuerzo, mientras me disponía a comer lo que ese día había llevado, Yuu-chan se acercó tan ruidoso como siempre a mí. Yo me encontraba sentado debajo de la sombra de un árbol, en el césped había puesto mi chamarra para no ensuciar mis pantalones.
—¡Mika, Mika, toda la clase ha estado mirándome!—, dijo levantando las manos, con una linda sonrisa dibujada en su rostro, y con mucha emoción, sentándose a un lado de mí sin importarle su ropa.
Yo también te miro todas las clases... Aun que no siempre lo notas, Yuu-chan.
—Eso me alegra mucho, Yuu-chan—, le sonreí con un poco de tristeza.
—Es gracias ti, tus ideas siempre son la mejores—, Yuu-chan pasó su brazo por mi cuello, pero en un gesto dando a entender que solo éramos amigos. Se sintió bien, pero también me hizo sentir un poco triste. Este tipo de acciones que tiene Yuu-chan para conmigo me alegran y deprimen siempre.
—No, yo solo quiero ayudar a Yuu-chan—. Todo por ti, Yuu-chan.
Haría cualquier cosa por él, inclusive mataría si me lo pidiera.
Tanto así lo quiero, pero por desgracia él solo me estima.
Y me pidió que volviera a hacer eso que habíamos hecho el día anterior frente a Shinoa, me pidió mas bien permiso para hacerlo él.
Yo le di ese permiso, en cierta forma eso es algo que siempre he deseado.
Cuando las clases terminaron, Yuu-chan tomó mi mano y me llevó fuera de la escuela.
Me abrazó, pero porque Shinoa estaba allí. Por suerte ella veia toda la escena. Parecía que solo platicábamos en aquel abrazo, ambos nerviosos, Yuu-chan temblando levemente.
—Muchas gracias, en serio Mika. No cualquier amigo hace eso por ti. Eres el mejor—, me susurró en el oído, causándome una sensación agradable al mismo tiempo que un escalofrío recorrer mi cuerpo, eso me causaba el aliento de Yuu-chan.
Cuando Yuu-chan me dice amigo, rompe mi corazón al mismo tiempo que lo cura. Una palabra que odio y que amo al mismo tiempo, pues con esa palabra sé que no tendré su amor jamás, pero que aprecia mi compañía.
—C-cierra los ojos, Mika...—me pidió después de comentarme lo anterior, y antes de que Shinoa se retirara a su hogar.
Lo hice, y después sentí sus labios temblorosos en los míos. Me debatí en si debía de corresponder o no. Al último no lo hice, al fin y al cabo mi primer beso era este y no sabía qué hacer.
Ese beso... En el que ninguno de los dos movió sus labios, fue muy duradero. Solo un choque de labios sin movimiento.
Cuando nos separamos, sentí mis mejillas un poco calientes a pesar de no saber si podía llamarlo eso un beso real, me maldije por ello y disimuladamente puse mis manos en estas para que no las viera Yuu-chan; por suerte él veía la silueta de Shinoa que se alejaba con notable enojo, e internamente deseé que a quien viera fuera a mí, y no a ella. Pero recalcando todo, solo es una actuación.
—¡Se ha quedado mirando!—me dijo mientras en su rostro se formaba una gran sonrisa, y un brillo especial que en sus bellos ojos aparecía.
—Es un buen avance—, sonreí también, pero sintiendo un gran peso en mi pecho.
—¿Crees que podamos volver?—Su expresión cambió notablemente a una mueca de tristeza, cosa que no me gustó en absoluto.
—¡Claro! Eres genial—, dije alborotando sus mechones oscuros, además, siendo sinceros, eso que dije es algo que en realidad pienso de Yuu-chan.
—Eso crees tú, pero no sé lo que piense ella.
—Bueno... eres muy despistado, pero dejando eso de lado eres una gran persona—. Cuando no presta atención a su entorno, Yuu-chan es realmente tierno.
Yuu-chan rió. Su risa es linda y contagiosa.
Después de aquella pequeñísima charla, ambos nos dispusimos a dirigirnos a ir a comer a mi casa. Llegamos, todo el camino estuvimos hablando trivialidades, y evitando hablar de nuestras actuaciones por ese momento.
Mi mamá hizo lo que comeríamos y nos pusimos a comer nuestros correspondientes platillos, y de vez en cuando soltábamos algún comentario sobre las clases. Me alegró el hecho de que casi no me habló de Shinoa, inclusive cuando la comida había desvanecido y la plática se hizo presente, no mencionó en ningún momento a su ex-novia.
La pasamos charlando, y haciéndonos pequeñas bromas el resto del día, pero Yuu-cha tuvo que irse a su casa, así que cuando él se retiró hice mis deberes escolares y mis deberes en la casa, para darme una ducha y al caer la noche, quedarme profundamente dormido, pensando en Yuu-chan y soñando con él mismo.