Continuación.
Me remuevo, siento mi brazo punzar mas de la cuenta, pero estoy muy cómodo, la cama en la que estoy es muy suave y cálida ¿Las sabanas huelen a frutilla? ¡Que extraño, pero muy agradable!
Oigo la regadera del baño correr de seguro debe ser el pequeño Chan, le encanta ocupar mis cosas.
¡Un momento!
Me levanto alarmado; lo último que recuerdo es estar en medio del bosque siendo perseguido por unos lobos, pero estoy en una espaciosa habitación, acostado en una enorme cama, a un costado hay una puerta, y en frente de la cama otra, hacia el otro costado se puede ver un enorme ventanal que abarca toda la pared, miro mi brazo y esta vendado, ya no tengo mi ropa manchada de sangre al contrario solo tengo una camiseta dos veces mi talla.
La puerta de enfrente siendo abierta me distrae de mis pensamientos, observo al chico qué sale de allí con una toalla rodeando su cintura ¡Lo recuerdo! Es el lobo que me ayudó, se detiene cuando se percata que lo estoy observado.
— Que bueno que ya has despertado — me sonríe mientras se acerca y se sienta a mi lado — La fiebre bajo por completo — dice chequeando mientras toca mi frente.
¡Su sonrisa es hermosa y su tacto me hizo sentir millones de corrientes por todo mi cuerpo!
— ¿E-en d-donde estoy? — me alejo un poco de el.
¿¡¡Acaso el huele a frutilla!!?
— Estas en mi casa — lo miro con desconfianza — Descuida que aquí no corres peligro — otra ves me sonría.
— Y-ya debo irme — intento levantarme pero solo logró caer de rodillas, mis piernas no responden — D-debo buscar a mis amigos — musitó desde el suelo.
— Hey tranquilo, no debes esforzarte — y como si fuese una liviana pluma me alza en sus brazos — Has estado dos días desmayado por la infección de la mordida y la fiebre.
— ¿¡Queee!? — no puede ser — M-mis amigos estaban conmigo en el bosque esa noche ¡Bajame debo ir a buscarlos! — me retuerzo en sus brazos para poder salir en busca de ellos.
— ¡Esta bien... te dejare ir pero no puedes salir así vestido a la calle, serias comida fácil para los demás lobos que viven en nuestra comunidad — me baja pero me sostiene de la cintura debido a mi tambaleo, sus tacto es muy suave y agradable aún cuando me toca por sobre la camisa.
— ¿H-hay m-mas lobos allí afuera? — tiemblo.
— Si — me sonríe despreocupado — Pero descuida, si estas conmigo nada te pasara — dice — Por cierto ¿No me... tienes miedo? es decir... soy un hombre lobo y la criatura que te hizo eso en el brazo fue un lobo también — puedo ver una mezcla de confusión y ¿Miedo?
— Uhmm... Bueno... Gracias a ti estoy con vida, me salvaste y eso te lo agradeceré toda mi vida — suspiro — A menos que me hayas salvado para comerme ahora — bromeo.
Lo miro.
Y es ahí en donde me doy cuenta de la cercanía de nuestros cuerpos me sostiene rodeando mi cintura con ambas manos, me saca una cabeza y media de altura; tiene un cuerpo firme y duro, su rostro es perfecto tiene una piel que a simple vista se ve suave y tersa; tiene un color muy peculiar que se asemeja al color de la canela es realmente linda, un solitario lunar adorna su mejilla izquierda, sus cejas son gruesas pero perfiladas y sus labios... Sus labios son de un hermoso rojo ni muy gruesos ni muy delgados ¿A que sabrán sus labios? ¿A frutilla? Agito mi cabeza para alejar esos pensamientos ¡¡No puedo estar pensando algo así en estos momentos!!
¡Mis amigos, debo buscar a mis amigo! Me recuerdo.
— Me alegra que no me temas — sus ojos me analizan, me hacen sentir extraño, me muero por apartar la mirada pero no puedo; algo me atrae de el, se aclara la garganta y desvía la mirada — Bien... Uhm ¿Quieres tomar una ducha?
— S-si p-por favor — eso me vendría bien para poder despertar, me ayuda a caminar hasta el baño y me sienta en el retrete.
— Espérame aquí te traeré ropa, allí en la despensa hay toallas — sale por la puerta, mi brazo duele, pero me paro para poder dar el agua de la ducha — He encontrado unos pantalones cortos y la polera mas chica que tengo, aun así te quedaran grandes pero es lo único que tengo — entra el chico ahora vestido y agradezco que la ropa cubra su cuerpo, es demasiado para mis ojos.
— Esta bien no te preocupes — me ha salvado la vida y sigue ayudándome — Muchas gracias... Uhm.
— Mingyu, mi nombre es Mingyu — sonríe.
— Muchas gracias Mingyu, el mio es Wonwoo — le devuelvo la sonrisa y me giro para ver la temperatura del agua esta perfecta y tibia — Bien Uhmm... ¿Podrías dejarme solo?
— ¡Oh Claro, Claro lo siento! — y con un gesto torpe sale del baño.
Mis movimientos son lentos, no me puedo mover con facilidad aun, es como si no hubiera comido ni bebido agua por semanas, el agua cae mojando mi cuerpo, he mojado la venda pero no me importa solo quiero sacar todo, mis lagrimas caen y se camuflan con el agua no puedo creer que un paseo de relajación haya terminado en esto, no me resigno a que mis amigos estén... ¡No! No lo están... Me niego.
Debo apresurarme no puedo seguir perdiendo tiempo, velozmente me lavo mi cabello y mi cuerpo para salir de la ducha, pero gracias a mi debilidad y dificultad para moverme, con torpes pasos tropiezo con mis propios pies y caigo fuertemente fuera de la ducha haciendo un ruido estrepitoso.
— ¡¡AAHH!! — ¡joder me he golpeado el brazo herido! — la puerta del baño es abierta bruscamente.
— ¡¡Wonwoo¡¡ — Mingyu se acerca a la despensa y saca una toalla y me cubre con ella antes de sostenerme entre sus cálidos brazos ¿Porque me siento tan bien cerca de el? Podría quedarme aquí entre sus brazos para siempre ¡Es extraño! — No debí dejarte solo, sabia que estas muy débil ¡Joder te has golpeado la herida! — se reprocha mientras delicadamente me deja en la cama, revisa mi venda mojada y manchada con unas pocas gotas de sangre — Voy a limpiar y cambiar tu venda ¿Si? — me mira estando arrodillado enfrente y muy cerca de mi, puedo sentir su olor a frutilla ¡Es adictiva!
Veo como se mueve por la habitación con movimientos rápidos, reúne gasas, vendas y todo lo necesario para hacer curaciones, con agilidad y confianza limpia y cura mi herida; la observo creí que seria una enorme y fea mordida pero no es así, para finalizar coloca con maestría la nueva venda que cubre la herida. Todo de él me hipnotiza no entiendo el motivo pero sin pensarlo ya estoy levantando mi mano y toco su rostro es suave como lo imagine, me mira aun arrodillado, paso mi pulgar por sus labios, sus ojos cambian de color; los que antes eran de un café oscuro pasan a ser completamente negros, su mirada me absorbe.
Mis dedos agarraron su cabello con fuerza, tirando de él bruscamente para estampar mis labios con los suyos oigo cómo un gruñido sale de su garganta, una explosión de sensaciones estallaron en mi boca.
Nuestros labios se tocaron una y otra vez, Nuestras lenguas jugueteando en una danza sumamente ardiente. Parecía que ambos competíamos por ver quién era más rápido, más profundo, más placentero.
Mingyu soltó un gemido y se separó unos segundos para coger aire.
Continuará...
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