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FIRST LOVE por MhmPanda

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Notas del capitulo:

ME EXTRAÑARON, YO LO SÉ AYYYY

se viene spring day y not today y estoy colapsando porque estoy atrasada así, a cagar y tengo que escribir reflection, mama, awake y bs&t así pero yA, ANTES DEL 20 OHHHHH

tienen que leer con cuidado y como siempre, nunca sé si es necesario pero tomen sus pañuelitos¿ 

hay sorpresas, cosas que nunca pensarían ustedes que hubiesen pasado upa 

tiene referencias, spoilers textuales de la serie hyyh sobretodo i need you, dando respuestas a las dudas que quedaron referentes a las cosas que les suceden a los chicos-

bueno, cada oneshot es la respuesta a una duda y otra, la de este oneshot es la duda respecto a yoongi, jimin y jungkook ;-))))

las veo en el prólogo de reflection, niñas <3

Dejó salir un suspiro cuando se encuentra con el objetivo de sus deseos y añoranzas a su costado. Se ve tan precioso, tan brillante y pulido. Yoongi ha estado queriendo tocar con desesperación cada parte de él. Sentirle entre sus manos, escuchar sus dulces sonidos, apreciarle.

Desiste de ello cuando recuerda los miles de wons que cuesta su hermoso piano y sigue caminando. Si tuviese que describir lo que siente por el bendito piano, sería algo tan simple y con un significado tan grande como nombrarla su primer amor.

Cursilería barata, se dice Yoongi mientras camina sin mirar atrás.

Pensaba que algún día de estos terminaría por entrar al local y llevarse el piano a la fuerza. Costaría pero lo haría.

Mientras veía en una de las vitrinas un peluche de ese irritante dinosaurio -¿Dooly? No lo sabe, Yoongi nunca tuvo tiempo para cosas de niños-, recordó que hace un tiempo no veía a sus chicos. Ah~ ¿Cómo estarían Jungkook y Jimin? Sacó su celular y supo que debía apurarse para entrar a tiempo a su trabajo. Era part-time pero lo suficiente para poder permitirse hacer ahorros para comprarse el piano.

Corrió cuando vio que faltaban dos minutos para marcar su hora.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el trabajo, siguió su día sonriendo a cada cliente de la librería. Incluso le dio dulces a los niños tal y como la jefa le recomendó que lo hiciese. No te ves intimidante, Min. Sólo demasiado serio, le había dicho la señora Kang. 

Yoongi se dice que debe continuar regalando sonrisas al mundo y al futuro, aunque ese malestar en el pecho y su pasado no se lo permitiese de forma continúa.

Era perezoso así que no se levantó de la cama por el resto de la mañana. Fue cuando veía televisión que su celular sonó y resultó ser Namjoon.

—¿Hm?

Demonios, se me olvidaba que era tu día de descanso—, recuerda Namjoon al otro lado de la línea.

—Ya no importa, ya me distraje. ¿Qué se te ofrece?

En un rato iremos a la playa- tu sabes, todos juntos, yo y mi chico...

Se río flojo cuando notó la vergüenza en la voz de Namjoon. Estaba entrando a fase dos con Seokjin y el idiota parece virgen cuando se refiere a él de esa forma. —Seguro, campeón. Pero tengo unas ganas de no mover ni una mierda así que dile a Jin hyung que venga a buscarme.

Y así fue como colgó y trató de seguir viendo la televisión pero vio que apenas iban a ser las doce de la tarde y seguramente lo vendrían a buscar a las cinco. Decidió que una siesta más no era malo para pasar el rato.

Pero tenía esta sensación rara, no lo sabe... Cierra sus ojos y todo se siente tan calmo pero algo en su pecho evita que sienta esa paz invadir por completo. Lo que más quiere es que pase el tiempo, lo más rápido posible. Y así sucede. Golpes en la puerta lo despiertan de sus sueños y se levanta acariciando su cabello. No hay segundo piso, lo que es bastante beneficioso para el soso Yoongi, pues solo tiene que cruzar el pasillo, su living, la cocina al costado y ya tiene la manilla de su puerta apretada, abriéndola de par en par y encontrándose con Hoseok, Namjoon y Seokjin.

—Andando~—, avisa Seokjin entrando a su casa y apurando al chico a arreglarse.

No duran mucho en eso cuando Seokjin ya mueve su cabeza al ritmo de las canciones de moda mientras conduce, al igual que Namjoon y Hoseok se ve más sonriente. Es por eso que prefiere sentarse en la cabina de la camioneta junto al chiquillo; radia la felicidad que él nunca podría tener. 

—¿Cómo has estado, Hobi?

—Muy bien hyung, de hecho creo que las cosas de aquí a un tiempo más irán de viento en popa seguramente—, le responde Hoseok mientras acaricia la manta que le abriga del frío de la brisa y de los policías que no gustaban de pasajeros en las cabinas. Yoongi está maravillado con la sonrisa que su amigo le ofrece, viendo los rayos de sol golpeando suavemente el rostro de Hoseok. —¿No lo crees, Yoongi hyung?

Sonríe, alzando sus costados de los labios para acariciar el cabello revoltoso de Jung. —Ya veremos.

—Por cierto, no digas nada pero—; Hoseok se veía como un niño travieso, a punto de decirle a Yoongi donde tenía escondidos los caramelos. —Vi a Jimin en el hospital. No sé para qué pero tenía cita con alguien del pabellón neurológico. 

Frunce el ceño extrañado. Hoseok vuelve a su posición y Yoongi es un hombre lleno de dudas.

—Okay...        

El viaje no dura mucho hasta que Taehyung es recibido, que es donde se cambia a los asientos traseros. Se toma un tiempo para dormitar contra la ventana y pasando los minutos, Jimin se une, aceptando la oferta de Taehyung para que se sentase con Hoseok en la cabina. El muchacho se ve tímido, lo que se le hace raro, pues él no es alguien retraído en ese sentido. Lo dejaría pasar por hoy, se dice Yoongi. En algún punto, casi llegando a su destino, Jimin se había bajado y regresó al rato, más feliz y con cajas en las manos. Ya preguntaría por eso después junto a lo que Hoseok le había dicho.    

Cuando llegaron, Jimin fue el primero en bajar, según su punto de vista y él simplemente se estiró antes de bajar de la camioneta. 

—Ayúdame con las cosas ¿sí?—, le pide Seokjin bajando de su asiento predilecto y Yoongi, siendo un buen amigo, comienza a bajar las cosas. Comparte sonrisas junto a los demás, junto a Jungkook en la distancia y junto a Jimin desde cerca. Jimin se ve más bonito de cerca, debe reconocer y su corazón salta un par de latidos por los pocos segundos que lograron verse. 

Diablos.

Jimin se aleja con el rostro preocupado, algo que no pasó desapercibido ante sus ojos, mucho menos cuando Taehyung se veía tan esquivo ante todos. Jungkook estaba siendo arrastrado por el chiquillo de mejillas prominentes y sabe que todo está bajo control, pues Yoongi confía en Jimin como el hyung que debe ser para Jeon. 

Estaba recibiendo el calor de la fogata, unas horas quizá después, viendo a los chicos relajados y bebiendo felices. El atardecer estaba siendo precioso y estaba un poco harto de comer nachos así que le ofrece a Jimin, quien toma con sus puñitos un poco de la bolsa; sus mejillas rojas siendo tan encantadoras. 

—Taehyung...

Enfoca su mirada en dirección a la voz profunda de Namjoon. El moreno miraba a Taehyung, que trataba de hacerse más pequeño ante la intensidad de la mirada ajena. Sus labios se veían más rojos y lastimados a la luz de la fogata. El pequeño cuerpo a su lado se mueve, apenas un poco, notando lo tenso que estaba por el apretar de sus manos de reojo. —Tranquilo, ángel—, le aconseja por un susurro, moviendo su mano hasta el muslo tierno de Jimin. 

El chico bebió de su jugo y eso le calmaba más. Se pierde un momento procurando que Jimin estuviese más cómodo con el ambiente a su alrededor hasta que escucha a Namjoon abrir la boca una vez más. —¿Otra vez tu papá, Taeh?

—Que no es él, maldición—, le habló insolente Taehyung. Frunció el ceño sorprendido por el comportamiento rebelde del moreno, atreviéndose a manotear la extremidad fuerte que sujetaba su rostro para observarlo. 

No quiso seguir viendo. Recordó lo dicho por Hoseok y sus propias dudas así que se levantó, queriendo escapar unos segundos de los ánimos pesados y toma la mano de Jimin, ayudándolo a levantarse de su puesto. No avisó a nadie. Simplemente se giró mirando a los chicos y les sonrió, esperando que comprendiesen que no iban a hacer cosas malas junto a Park. Habían trotado un par de metros y la brisa marina limpió los hombros pesados de ambos.

—Caminaremos por ahí—, avisa mirando hacía la playa, las olas tranquilas y sus manos picando en ansías para entrelazarlas con las de Jimin y es lo que hace a continuación, tomando la mano ajena y sintiendo el calor correr por sus dedos y palma. 

Habían caminado un par de pasos apenas cuando Jimin habló sonando sospechoso. —¿Sólo querías que camináramos o querías decirme algo?

Se lo pensó de mil maneras, esas maneras sutiles para exponerle sus dudas pero simplemente le sale mejor ser directo. —Solo quería preguntarte como te fue en la consulta, supe que habías ido y me preocupé un poco...—, murmuro quieto Yoongi, sintiendo otra vez esa presión en su pecho, pero alejándola de inmediato cuando supo que su meta era no alterar a Jimin.

Pero, por más que haya deseado lo contrario, el chiquillo a su lado dejó de caminar de la nada, mirándose asustado y enfadado a la misma vez. —¿Quién te dijo eso?—, le había soltado Jimin con tono enojado. Estaba sorprendido; nunca pensó que Jimin se sentiría tan atacado por algo así. —¿Fue Hoseok hyung?—, continuó cuestionando el chiquillo.

—S-sí pero no me dijo que sucedió, sólo que te vio ahí y-

—Suéltame, ahora.

Escuchaba la respiración agitada de Jimin  vaya que lo estaba. El chiquillo comenzó a tironear su mano, queriendo que lo soltase pero ni loco lo haría. Veía que las lágrimas de Jimin caerían en cualquier momento y eso motivó a que apretase un poquito más fuerte, aún queriendo que no quedasen marcas en la piel de Jimin. —Por favor, escucha-

—¡No! Déjame por favor hyung, por favor—, se veía destrozado y parecía temeroso, desesperado en esconder lo que fuese que le abochornaba. Sintió su corazón romperse ante las primeras lágrimas de Park y simplemente lo atrajo a sus brazos, apretando suavemente contra él, acariciando su espalda y tratando de calmarlo con susurros. 

—No me mientas, no a mí—, dijo apenas pudo, tratando de oírse gentil e inofensivo, brindándole la confianza necesaria a Jimin. —Quiero saber que estás bien y si no es así, quiero saber qué ocurre.

Las olas chocaban con la arena y la brisa violenta del mar rozaban despiadadas contra sus oídos. Yoongi tuvo la oportunidad de escuchar la naturaleza marina por unos instantes antes de ver como Jimin se desmoronaba en llanto, resguardándose contra su pecho y Yoongi sintió por primera vez que deseaba algo más valioso que ese piano de la tienda.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Se habían sentado frente al mar, mirando el atardecer caer y Yoongi no despegó sus ojos de Jimin, quien parecía un niño indefenso a punto de ser regañado y castigado. Sonrió entre pensamientos fugaces y esperó paciente a cualquier cosa que dijese.

—A Hobi hyung le hice muchas cosas malas.

No demostró su extrañeza y escuchó atento. 

—Hubo un tiempo donde yo me sentía muy solo y tu no estabas bien tampoco, no quise molestar estando de esa manera—, comienza a hablar Jimin. Yoongi se reprendió por esos días donde se veía tan preocupado en ahogar su malestar en el pecho, esos malos presentimientos que le atormentaban. — Uno de esos días, encontré unas píldoras en casa y me las llevé, pensando que podría usarlas para después. Recuerdo que encontré a Hoseok hyung en la calle y se veía tan alegre...

—¿Te contó lo de Taehyung?—, pregunta cauteloso, sin dejar de mirar con ojos aprehensivos a Jimin. —Puede que haya estado feliz por eso.

—No lo sé hyung, probablemente.

Yoongi se quedó quieto, fijando su mirada a las orillas del mar, escuchando pasivo el relato de Jimin, tan estremecedor y temeroso como nunca antes habría de escuchar antes. Las visitas a miles de hospitales, la culpa de Jimin... El chiquillo escuchó las últimas palabras entrecortadas y no duda en sonreír orgulloso ante ello. Se estaba sacando las culpas y se veía arrepentido. Recordó las cajas que trajo en su mano camino a la playa y abrió sus brazos, atrayendo a Jimin y besando sus cabellos sueltos. —Lo superarás. Te ayudaré, cariño—, le dijo siendo inevitable el tratarle con ese afecto que necesitaba en su vida. —También ayudaremos a Hoseok ¿sí?

Jimin asintió llorando sus últimos lamentos y se quedaron así, dándose calma el uno al otro. Jimin se había separado solo un poco, no queriendo alejarse del calor que seguramente le brindaba su cuerpo. —Compré vitaminas antes. Son para Hobi hyung... ¿Crees que sirvan?

Se veía como un cachorro perdido, su nariz roja y húmeda al igual que sus ojos y Yoongi besó su cabello una vez más. Jimin se veía mucho más tranquilo. —Por algo se empieza, ángel.

Había pasado una hora para cuando volvieron y Jimin se había alejado corriendo hasta la camioneta. Se fue hasta su lugar sonriendo, sabiendo perfectamente lo que estaba a punto de hacer su ángel. Vio al casi dormido Hoseok en su camino y se preguntó si Jimin habrá sentido sus muestras de afecto. 

Cursilería barata, se repite.

Se sienta un poco alejado de todas las parejas y toma una lata de gaseosa. Es de naranja y la abre mirando a su alrededor. Jimin estaba instalado frente a él, frente a Hoseok y Taehyung, quienes se veían un poco a la defensiva. Seguramente Taehyung no tenía ni la más mínima idea de qué ocurría pero estaba en su derecho de ver así a Jimin. 

Vio movimientos cuidadosos, Jimin entregando la caja de vitaminas y al instante a Hoseok saboreando de ellas. 

—¡Es de naranja!—, escucha gritar a Hoseok y ríe, porque su bebida es de naranja también. 

Taehyung pidió una al parecer y se veían tan felices como niños con dulces. Sus ojos pasaron de ambos novios a la nuca de Jimin, mirando intensamente y desplegando una sonrisa que no supo hasta que Jimin giró, que era tan grande como el aura inocente de Jimin. 

El orgullo y la existencia de Jimin llenaban cada vena de su corazón y cuerpo.   


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fue cuando terminaba de limpiar la vitrina de la librería cuando recibió una llamada en su celular, con el apodo que le impuso a Jimin mostrándose en la pantalla. No estaba tan ocupado así que se aleja hasta salir por la puerta, sintiendo el frío besarle la cara. 

Era muy temprano y Jimin ya le estaba llamando. No le molestaba, por supuesto. 

—¿Ángel?

Hyung... Tengo algo que decirte.

Suspiró mirando al cielo. No sonaba como algo malo, el tono en que lo dijo no detonaba nada que le preocupase. Relaja su cuerpo y le pide que continúe. 

—Dime, pequeño.

Estoy a horas de ser internado. En ese hospital del centro de Seúl, el universitario.

Jimin era un actor de primera si se había propuesto no preocuparle con esa voz. Lo había dicho tan calmado y con ese toque de inocencia que no cayó en cuenta de lo que significaba esa frase. Jimin, su Jimin, estaba a punto de internarse en un hospital y él ni siquiera le había contado ni en la miserable fogata, ese día donde tuvieron su minuto de confianza. 

—¿Me estás jodiendo?—, pregunta calmo el mayor. 

N-No, hyung, no... Verás... Hoseok hyung...

Frunció el ceño cuando escuchó el nombre de Hoseok. ¿Qué tan involucrados estaban esos dos con el tema del hospital? —¿...Sí?

Hoseok hyung está internado conmigo. Fue a la mañana siguiente de la fogata. 

Por eso Taehyung ni Hoseok se presentaron a los días siguientes, pensó Yoongi realizando todos los hechos. Habían pasado semanas considerables desde la fogata, probablemente un mes, y no pudieron dar con Hobi por esos días. Taehyung había contado que Hoseok no estaba y que no lo esperasen hasta después. 

—Bien. De acuerdo, déjame procesar... 

Hoseok no regresaría por unos meses, eso era seguro. Pero le importaba, en este punto, Jimin. Tuvo esos segundos donde pudo pensar acerca de los sucedido en la fogata, esa cercanía que formaron o probablemente ya tenían de antes pero- Oh, Jimin estaba tan dispuesto a dejarse querer ese día de la fogata... No podía creer que luego de esos momentos, Jimin desaparezca meses. 

—Estás enterado de que iré a visitarte ¿verdad?—, fue lo primero que dijo apenas sintió las gotas de lluvia caer en su mejilla. 

¡Sería perfecto, hyung!—, dijo emocionado el chico al otro lado de la línea telefónica. —Sería bueno que visitaras a Hobi h-hyung, claro...

—Lo haré.

La llamada no fue lo que creyó que sería. Un par de palabras intercambiadas, Jimin diciendo que lo extrañaría y cortó. Yoongi tenía mucho que pensar ahora.

Estaba en el sofá al día siguiente. La casa de Jungkook estaba vacía como siempre lo ha estado desde que se conocen y ve la puerta abrirse y a Jungkook abrazando a Jimin con desesperación. A la mañana siguiente, Jimin partiría a la clínica a internarse allá. Resultó ser que el ángel llamó a las horas después a todos los chicos y es por eso que el menor de todos, se ofreció como anfitrión para la despedida del chiquillo. 

—Yah, Jungkookie~

No quería soltarlo y Jimin sonreía con tristeza. —Ese mocoso—, musitó desviando su mirada.

—Perdón, es que... todos se están yendo y siento que me dejarán solo—, escucha decir a Jungkook con esa voz quebrada suya. Aún le costaba realizar que Jimin lo abandonaría por unas semanas y su vida volvería a ser monótona. No quería amargarse de tan temprano.

Namjoon había llegado a interrumpir el abrazo de ambos menores, pensó, pero resultó que solo abrazó a Jungkook aún con los brazos de Jimin sobre él y besaba su cabeza con ternura. Frunció el ceño de inmediato cuando notó movimiento en Seokjin.

Yoongi solo es consciente de que esos dos estaban en algo pero no de manera oficial, y si lo eran, lo estaban escondiendo demasiado bien los idiotas- bueno, ahora Seokjin parecía a punto de armar una escena por lo de Jungkook pero solo se removió incómodo. 

Bah, relaciones.

Había bajado la mirada, viendo sus rodillas descubiertas por el pantalón como si fuesen la cosa más interesante de un museo o algo así. Aunque después vio a Jimin frente a él y no puedo evitar abrir sus brazos esperando el cuerpo cálido del chiquillo entre sus extremidades. Jimin corrió y se lanzó sin más sobre él, y Yoongi cerró sus ojos suspirando ante el contacto. No podía creer lo bien que se sentía al notar la unión de cuerpos entre ambos, lo adoraba.

—Hyung~—, chillaba Jimin con su rostro pegado a su cuello, su respiración haciendo cosquillas diminutas contra su piel.

—Mi Jiminnie...

Se permitió cerrar los ojos por unos segundos apenas, sin dejar de apretar el cuerpo de Jimin con sus brazos flacuchos. Cuando los abrió vio a Jungkook mirándoles, con los ojos abiertos con un brillito especial, ahí, frente a ellos. El chiquillo sonrió y alzó su pulgar, como si les estuviese diciendo que lo que hubiese entre ellos dos estaba completamente permitido.

Sonrió al chiquillo y volvió a perderse en el mar infinito que comenzaba a significar Park Jimin.

Y la verdad, es que no había pasado mucho. Sus únicos espacios eran la casa de Jeon y la tienda de turno, donde fueron más de mil veces pues siempre parecía que se olvidaban de algún ingrediente para hacer la pizza en la que se especializaban todos -comandados por Seokjin, obviamente-, luego de sus películas varías que trajeron cada uno y finalmente, la cuenta regresiva para que Jimin se fuera. 

Estaban todos durmiendo con mil mantas encima en el living, acomodado el sofá que daba a los ventanales. Su brazo protegía a Jimin del frío y no sabe cuando tiempo durmió hasta que sentía a Jimin removerse contra su cuerpo. El chico estaba sobre su pecho y cerró los ojos de inmediato, entre-abriéndolos solo unos instantes antes de sentir la mirada del chiquillo en él. ¿Qué estaba sucediendo?

Habían pasado minutos de silencio y comenzó a escuchar sollozos, pero no se alarmó. No aún. El cuerpo sobre él se arrastraba con lentitud y suavidad y una respiración temblorosa se acerca a su rostro. Su corazón late con rapidez y lo único que pide en estos momentos, es que Jimin no los sienta. 

Y fue cuando los labios tiernos y húmedos de Jimin tocaron los suyos- más bien, se reprende Yoongi de inmediato, la esquina de su boca. No fue algo duradero, pues siente a los segundos como el chiquillo se aleja por completo y al rato, él mismo cae dormido esperando por las palabras que nunca fueron dichas.

Había pasado un tiempo en monotonía. Los chicos estaban cada vez más alejados y el trabajo se le hacía aburrido. Sonreír hacia los clientes no estaba siendo de ayuda últimamente y simplemente la vida se volvía más fría.

No era extraño pero cada vez que esos pensamientos venían a su cabeza, Jimin aparecía unos segundos para bajarlo de su nube dañina. 

Debería ir a visitarlo, piensa cerrando la puerta de entrada de la librería en la oscuridad de la noche. No estaba tan frío como pensó que estaría esa noche así que en vez de acelerar el paso como siempre hacía, camino a paso lento. Metió sus manos en los bolsillos y sorprendido, las sacó con un encendedor en las manos. —¿Qué?

No recuerda haber metido esa mierda en su ropa pero mientras más tocaba el objeto, más cercano o familiarizado se sentía con él. Como si fuesen uno, piensa divertido. Lo abre y deja que su pulgar pulse en él y el fuego alumbra sus manos con fervor. Le gustaba. 

Y si hubiese encontrado algo distinto ¿qué hubiese pasado?; si las cosas hubiesen sido diferentes...

¿Día de visita?

—Por supuesto. Ahora debo cortar, tengo que ir a ver a Jimin.

Colgó el móvil maldiciéndose por darle pistas a Namjoon sobre el paradero de Jimin. Se levantó de la silla siguiendo a la enfermera de sonrisa amigable. Le había dicho que ya conocía a Jimin y que era su paciente favorito junto a otro chico de nariz respingada. —Sé que hoy es un día muy caluroso pero Jimin no sale al patio a estas horas—, le comenta la enferma.

—¿No sale?

—Motivos propios, dice él.

Siguieron caminando por pasillos blancos y largos, mirando los pequeños cuartos con los pacientes y sus visitas entablando conversaciones alegres. Al paso de los segundos, la enferma se detuvo frente a una puerta y la chica le sonreía. —¿Ya llegamos?—, pregunta confundido.

—Espere dentro, Jimin vendrá enseguida.

Y así como vino, la chica se fue. Yoongi se acomodó en una de las sillas que daba la espalda a la ventanilla. Se sentía un poco nervioso, por no decir intimidado. Jimin nunca le permitió que viniese a visitarle y había sido un milagro que pudiese encontrar una fecha para visitar a su ángel. Estaba tocado, demasiado agradecido por la oportunidad. 

¿Cómo estaría Jimin? No duda que igual de hermoso pero ¿estará aún más radiante que antes? Pudo jurar que divagó entre sus recuerdos junto al menor por unos buenos minutos para cuando la puerta se abrió y se giró dudoso, tanteando sus alrededores con sus ojos. 

—Yoongi hyung...—, escuchó a su ángel sollozar en el marco de la puerta, la enfermera mirando de reojo sobre el hombro ajeno.

Y no pudo evitarlo más: su corazón brincó como hace meses no lo hacía. —Mi ángel...

No recuerda la rapidez con la que se levantó del asiento, tampoco recuerda si lloró cuando apretó el cuerpo menudo de Jimin en un abrazo. Sólo quiere mantener la sensación de la piel dorada de su frente contra sus labios por el resto de su distancia con Jimin. —Te extrañé mucho hyung~

—Yo también ángel—; Jimin se ve tan hermoso, tan vivo... —No sabes las ganas que tenía de no hacerte caso y venir a verte, no sé cómo aguanté tanto.

—Eres fuerte hyung—, dice entre risitas Jimin. —También soy fuerte ahora.

—Lo eres bebé, lo eres.

Las conversaciones fueron amenas y tranquilas. La enfermera venía de vez en cuando ofreciendo bebidas y Jimin pidió manzanas. No estaba en contra, podía picar la manzana con su navaja y darle de comer a Jimin.

Y entre risitas tímidas, Jimin lo llevó al cuarto donde pasaba sus noches durmiendo. Ahí le comentó que compartía habitación con Hoseok pero que los turnos de ambos a los tratamientos no coincidían nunca, así que nunca se veían las caras. Era como cualquier hospital, debe decir pero tenía el toque de Jimin- no sabe dónde o en qué cosas pero lo sentía.

—He estado creando un baile estos días y quería que fueses el primero en verme hacerlo completo, hyung...

Sentado en la cama donde Hoseok supone duerme, mira a Jimin jugando con sus dedos. —Cuando quieras—, le anima.

Hay algo más que no puede comparar con su amor por el piano. Ese segundo donde Jimin se adentra en el personaje, mostrando diversas facetas... Lo ama, ama ese lado de él.

Nunca disfrutó tanto el hospital como lo ha hecho hoy.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

—Hyung...

—Dime...

Jimin aprieta su puño contra su camiseta y Yoongi suspira apretando su brazo alrededor de su ángel sin moverse de la camilla.

—¿Puedes hacerme un favor?

—Lo que sea...

—¿Puedes comprar vitaminas? Quiero dárselas a Hoseok.

—Bien, lo haré después de comprarme un auto.

Escucha la risa cantarina de Jimin, incrédulo de la seriedad con la que dice sus palabras. —¿Un auto?

—Claro, quiero tener mi propio auto. Y sacarte a pasear cada vez que quieras.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

A los días, Yoongi aprieta las llaves de su carro nuevo. O algo nuevo. Es uno de los clásicos. Le gusta, está bien mantenido, le llegó a sobrar dinero de sus ahorros y no es automático.

Se adentra en el auto y se deja estar.

—Hora de las vitaminas—, se recuerda y adentra la llave en la ranura, disfrutando el rugir sofisticado de su nueva adquisición.




 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El resto de la espera fue en la librería. De la librería a su carro, su carro yendo a la playa, de la playa a su hogar y de su hogar a la librería. Su fiel compañero, su encendedor, le seguía el ritmo iluminando frente a él.

Hoy era día de descanso durante su semana. Miraba la llama de su encendedor distraído mientras apoyaba su codo en sus piernas, su mano sosteniendo su rostro. Miró el calendario, sorprendido de ver el día.

Marcado con tinta roja, "Jiminnie" resalta. Por fin, luego de tantos días, Jimin salía de esa habitación monótona. 

¿Debía ir a buscarlo por sí solo? ¿Llamarían a su mamá para que fuera ella? Su celular sonó en medio de sus cuestionamientos y se sorprendió al ver el nombre de Jungkook ahí.

—¿Jeon?

—¡Hyung! ¡Debemos ir a buscar a Jimin hyung!

—¿Debemos?

Ah... E-Eso... Te lo explico en el camino, Ya vamos llegando a tu casa en la camioneta de Jin hyung, ¡Adiós!

Mocoso, pensó con molestía Yoongi. No fue mucho lo que tuvo que esperar. Después de quince minutos, la bocina de la camioneta de Seokjin inundaba los alrededores y tomó su chaqueta para correr hasta ellos.

Y estaba nervioso.

Ya llevaban casi la mitad del camino y solo estaban cantando canciones en la radio. Miró a Jungkook hablando con Taehyung a través de la ventana hacia el interior del carro y recordó la llamada. Golpeó el cristal y Jungkook la abrió confundido. —¿Pasa algo?

—¿A qué te referías con "debemos ir a buscar a Jimin"?

—Ah~ llamó la señora Park diciendo que estaba ocupada con Jihyunnie, aunque no sé con qué pero dijo que estaba fuera de la ciudad —, comienza diciendo el menor. —Así que me pidió que lo fuese a buscar. Sabía que irías tú pero el hospital tiene como número de prioridad a su mamá así que tú no ibas a saber la hora en la que saldría...

Vamos, a Yoongi le cuesta odiar a la gente. Pero ¿no era algo mínimo, algo que se debía hacer como el ir a buscar a tu hijo que estuvo internado? No puede evitar sentir la sangre calentarse en su cuerpo al escuchar lo que contaba Jungkook.

—Gracias, Kookie—; porque puede estar un poco enfadado, pero sabía que Jungkook es el causante de que él estuviera aquí. Era evidente que el chiquillo reunió a todos para ir a buscar a su amigo del alma. —De verdad, gracias.

Y el viento contra su rostro le calma toda rabia que llegase a sentir. Veía los edificios alrededor suyo, dando cuenta de lo poco que faltaba para llegar al bendito hospital. Y estaba aún más nervioso.

Cerró los ojos y respiró profundamente una, dos, tres veces. Le gustaría haber traído sus audífonos y escuchar un par de piezas clásicas o rap casual pero estaba demasiado ansioso en recuperar a Jimin como para haber recordado ese detalle. Se maldijo mentalmente hasta que escuchó la camioneta apagarse y el jaleo de Taeh y Jungkook adentro.

Oh, pensó. Ya llegamos.

Miró a su derecha y la figura de Jimin con los ojos abiertos de par en par le saludó. Estaba con sus cosas justo en la entrada del edificio y no pudo evitar sonreír con el corazón hinchado ante la imagen de los rayos del sol contra su persona.

Jimin le veía con quizás, mucha más adoración de la que él creía.

—Ve a buscarlo, genio.

Miró con el ceño fruncido a Namjoon apoyado desde su asiento con el torso fuera de la ventana y saltó de la cabina aún atontado con la situación. Jimin se levantó al mismo tiempo y con pasitos pequeños llegaron a los brazos del otro.

—H-Hyung...

Apretó su cuerpo aún más, convenciéndose que el pequeño estaba ahí, ya no se iría y estaba recuperado. —Mi ángel...

Para ponerse aún más a prueba, se alejaron apenas lo suficiente para que Yoongi se acercara a su rostro, besando delicado los labios que apenas percibió esa noche en casa ajena. Ahora que puede apretar los suyos contra los carnosos, sabe que todo lo que ha cambiado y siente, es más real de lo que pensó. Dios, mucho más.

—Te extrañé tanto—, murmura suspirando el menor, esta vez apretando sus brazos por el torso delgado suyo.

—Ya estoy aquí—, responde divertido, sacando risitas peculiares en Jimin.

—¿Ya terminaron sus muestras de amor o la fiesta tendrá que esperar?

Jimin sonríe por completo a Seokjin, quién le mira apoyado en su camioneta, justo a un lado de las puertas traseras. —Aún nos queda, pero, no hay que demorarse.

—Bien—; Seokjin abre la puerta trasera, Taehyung y Jungkook mirándolo curiosos. —Tonto y Tontín a la cabina, los asientos son para los tórtolos.










 

 

 

 

 

 

 

Una vez en la guarida con Jimin adormilado en sus brazos y el fuego calentando los cuerpos fríos de los chicos, Yoongi recuerda a su ángel hablar.

—Para cuando Hobi regrese, asegurémonos de hacer otra fogata aquí...


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un par de días después, Yoongi llega a la limpia conclusión de que debería secuestrar a Jimin uno de estos días para pasar la tarde y la noche dándole mimos en compensación por el tiempo lejos uno del otro.

Y es así como Jimin ríe viendo dibujos animados en la cama de Yoongi. Él recién llegaba de la tienda con golosinas y alcohol. —¿Disfrutando solo?

—Te estaba esperando hyung~

Ambos ríen y Yoongi se saca la chaqueta para lanzarse a su cama y acurrucarse con Jimin. Había traído consigo un paquete de gomitas y creía que era el momento perfecto para abrir el envase. —¿Quieres?—, ofrece agitando la bolsa.

Jimin asiente y con el paquete abierto, saca una gomita y la deja caer en la boca abierta de su chico. —Mhm~ hace tiempo no comía de estas...

—Creí que mis besos eran igual de dulces que las gomitas.

Jimin se veía notoriamente avergonzado con su cursi frase pero no lo negó. En cambio y para gusto de ambos, el menor se acercó a su rostro y dejó un beso en sus labios, riendo travieso mientras tomaba otro dulce y lo llevaba a su boca.

Parecía estar más activo que antes y lo supo cuando se acercó a sus labios una vez más con parte de la goma afuera. Yoongi no perdió tiempo y comió del dulce y comprobó que no había cosa a la cual deleitar más que el sabor de dulce y pegajoso de Jimin.

—M-Mañana sale Hoseok...

—Lo sé...

Sus besos viajaron al cuello dorado de Jimin y sus manos tocaban por sobre la ropa los lugares más deseados por sus instintos. —Si te preocupa lo que hagamos ahora—; Jimin le mira atento, acariciando su cabello rasurado de su nuca con su pulso acelerado. —solo tocaré un poco, una parte de ti, solo si no estás listo.

—Quiero prepararme más ¿sí?

Y en lo absoluto, a Yoongi no le molestaba que Jimin quiera eso. Iba a sacar sus manos del muslo de Jimin cuando él no se lo permitió.

—Pero quizás quiera que... que adentres algo, no lo sé...

—Pequeño sucio...

Ríen contra sus labios y su mano faltante se une al recorrido del cuerpo de Jimin.

¿El resultado?

—Y-Yoongi...

Aún recostados en su cama, Jimin sobre él, respirando agitado contra su cuello, libre de cualquier ropa que cubriese de cadera hacía abajo y sus dedos haciendo un trabajo increíble a su juicio dentro de Jimin. Su zurda acariciaba el miembro palpitante del menor y suspiraba satisfecho con los jadeos de su ángel.

No se preocupaba de si mismo, él solo se preocupaba de hacer sentir bien al ángel que reposaba sobre él.





 

 

 

 

 

 








 

El momento más incómodo de su vida probablemente haya sido hace unas horas.

Y ahora.

Taehyung estaba aburrido junto a Namjoon y Seokjin, que hablaban entre susurros y mirando en su dirección de vez en cuando. Sabía que Taehyung no estaba enojado con él ni con Jimin, pero estaba frustrado porque Hoseok estaba aquí, viendo el fuego y no con él diciéndole por qué diablos ellos sabían donde estaban y no él.

Taehyung era su novio, dios santo.

—Jung ¿No hablarás con Taeh?

—¿De qué?

Definitivamente el hospital lo dejó más atontado.

—Vinieron todo el camino a la guarida de besos en la boca y quizás tocaciones deshonestas y ahora que te pide una explicación del porqué no le dijiste que estabas en ese hospital ¿te haces de el que tiene amnesia?

—Necesita tiempo, Yoongi...

Hoseok se levanta para tocar repetidamente alrededor de si mismo, buscando algo. Lo encontró y apretó en su mano. Yoongi miraba curioso como Hoseok buscaba a Taehyung y lo posicionaba frente al fuego. Y cuando mostró lo que se hallaba en su mano, todos saltaron en alerta. 

—¡¿Hoseok?!—, gritó sorprendido Seokjin.

—¡Tranquilos!—, respondió el chico jugueteando con el frasco de píldoras en sus manos.—Pedí en el hospital que me las dieran porque quiero hacerme cargo de ellas...

Yoongi lo vio atónito sentarse nuevamente a su lado y le miró a los ojos. —Confías en mi, ¿verdad, hyung?

—Y-Yo-

Hoseok abrió el frasco y sonriendo, dejó caer las pastillas en el fuego y luego, con la satisfacción desbordando de su cuerpo, soltó el frasco diminuto de sus manos, admirando junto a los demás como las llamas se alzaban al contacto del plástico. 

Siendo honesto, Yoongi nunca estuvo más orgulloso de alguien más que no fuese Jimin y con las emociones a flor de piel, atrajo riendo a Hoseok y abrazó fuertemente al chico. Cuando lo soltó, Taehyung sollozó y saltó a los brazos de su amigo. Fue cuando supo que era momento de dejarlos solos. Jimin ya estaba casi llorando esperando por él y procuró tomar su mano brindando fuerzas para el ángel. —Hoseok también es fuerte, Jiminnie...

—A-Ahora lo sé—, dice con la garganta cerrada el menor. Le mira nuevamente y sus ojos rojos le dejan en evidencia. —¿Hicimos bien?

—De maravilla. 

Pudo haber hecho las cosas diferente... y si las hubiese hecho diferentes...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Deja caer la botella y escucha como rueda por el piso de la guarida. Hace unas horas estaba en casa de Jimin cuidando de sus heridas y moretones. Recuerda que Jihyun lloró cuando vio la herida abierta de su pecho. 

Jimin lloraba sin poder alzar su mirada, cubriendo su cuerpo con las mantas y Yoongi se sentía impotente. Su celular sonaba con mensajes y llamadas pero quería estar solo. No sabe si Jimin era uno de esos mensajes, a lo menos. Recuerda estar acariciando el cabello del menor mientras contaba qué pasaba, cómo su acompañante de esa noche estaba parado sin mover un dedo en lo absoluto mientras le golpeaban. 

Y comenzó a ver todo rojo cuando el nombre de Jungkook apareció en su cabeza en medio de sus recuerdos. —Maldito inútil...

Alcanzó otra de sus botellas y la abrió, bebiendo de inmediato mientras sentía el alcohol derramarse por su mandíbula y cuello. Escuchó ruidos cerca de la puerta y cuando vio quién era, gritó enrabiado y se apresuró torpe hasta Jungkook y lo lanzó contra la pared. —¡¿Por qué diablos viniste?!

—H-Hyung, yo quería discul-

—¡Eres un imbécil!

No sabe de donde sacó fuerzas pero Jungkook ya estaba en el suelo agarrando sus costados.

—Trato de cuidarlos a todos y ahora Jimin está depresivo como una viuda recién llegada y tu...—; Jungkook se veía asustado y más rabia se iba a su cuerpo. No quiere hacerle daño y no encuentra mejor reemplazo que los muebles a su alrededor. —¡Agh!

—¡Hyung, no!—; los brazos que le arrullan temerosos le enervan y empuja sin cuidado el cuerpo de Jungkook, escuchando el grito cuando lo ve golpearse contra el maldito mueble. Se escucha como un maldito enfermo cuando dice: —Ni siquiera sé si culparme por no prestarles atención o a ti por no defenderlo en el momento...

—P-Perdón, pero-

—Pero nada...—; sus manos pican, deseando enterrar sus puños en él. —¡Debes aprender a defenderte, niñato de mierda!—. Yoongi iba a dar el primer puño pero se detuvo cuando el de Jungkook llegó primero.

—Mierda...

Quiere volver a atacar, quiere sacarse la frustración de su cuerpo. Jungkook yace tan indefenso incluso cuando acaba de casi reventar su boca con su puño duro. Tan fuerte y tan dócil a la vez. El espejo le enfrenta y puede ver su estado deplorable junto a la cabeza gacha de Jungkook. No puede resistir más y corre con el corazón en la boca, empujando a Jungkook de su lugar. La silla es su compañera ahora y no puede tolerar verse. 

Los cristales caen y Jungkook se ve sorprendido. 

—No te puedo tocar un pelo mocoso- n-no es tu culpa...

Y junto a los llantos propios, Jungkook rompe en los suyos. ¿Qué tanto ha cambiado para que pasase esto? —H-Hyung-

—Pero no te quiero cerca... No sabré qué hacer si te veo después ¿de acuerdo?, no quiero hacer más daño.

Y Yoongi pudo mantenerse así por mucho tiempo. 

Disfrutó mucho esa velada con los chicos en el sitio abandonado de la gasolinera. Pudo ver lo mucho que maduró en esas semanas, preguntando si debería aprender a pelear, tratando de ocultar el hecho de que días después lo agarraron entre dos tipos en un callejón. No es que haya estado persiguiéndole, es solo que iba rondando en su auto camino a casa de Jimin cuando lo vio. 

El chico no pudo defenderse pero aguantó como un hombre. No iba a ayudarle porque debía aprender solo.

Si hubiese hecho las cosas diferentes... si las hubiese hecho...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era una de esas noches donde tocaba ir donde Jimin. Jihyun y él acordaron qué días podía venir ahora que la señora Park se la pasaba volviendo y regresando de Busan. Jihyun dejó las llaves de la casa bajo el tapete ya que el día anterior partió con su madre a la ciudad. 

Abrió la puerta y esperaba escuchar la televisión con los dibujos animados o la risa cantarina de Jimin. —¿Bebé?

El hogar de su chico estaba tan silenciosa que los escalofríos eran inevitables. Dejo sus cosas, la medicina y la comida en la mesa de la cocina y subió escaleras arriba, esperando escuchar la ducha correr en el baño o los siseos de dolor por las heridas en su cuerpo.

En cambio, el agua saliendo de la puerta del baño lo dejó helado. 

—Mierda, no, no—; la puerta del baño chocó contra su cuerpo, firmemente bloqueada desde el interior y Yoongi se apresuró a retroceder y patearla, quebrando la madera y entrando, sintiendo el agua correr por sus pies. —Diablos, Jimin... 

En la tina se encontraba Jimin, ningún movimiento que le demostrase que estuviese respirando. Lo sacó tomando entre sus brazos, viendo los labios morados y el cuerpo temblando, frío y mojado. Estaba vivo aún. —Y-Yoongi...

—¿Qué pensabas, eh? ¿Estás loco?—; Sentir que lo perdía era algo que no podría soportar ni con apoyo de los demás. Estaba tan agradecido de tener a Jimin en su vida que no podría dejarlo ir ahora. Jimin se ve tan hermoso a pesar de su pinta deplorable y- —N-No lo vuelvas a hacer n-nunca más ¿sí? No t-te atrevas a dejarme solo.

—¿Por qué q-querrías a alguien que sólo hace daño a los demás?

—Porque eres tú Jimin, no hay otro Jimin que se te iguale, no hay otro al que ame tanto c-como te amo a ti.

Sabiendo que sus lágrimas estaban en sus mejillas, alza el cuerpo de Jimin abrazándolo más hacía él, transfiriendo de su calor corporal mientras maniobraba la llave abierta del agua y el chico en sus brazos. 

Mientras acariciaba los cabellos húmedos de Jimin en la cama del menor, Yoongi comprendió que Park pudo haber superado una etapa de su vida y contribuyó a solucionarlo pero que comenzaba otra. Su chico estaba más allá de lo arrepentido por lo reciente con Jungkook y los fantasmas de su pasado con Hoseok le atormentan, dejándolo tan sensible y débil mentalmente. ¿Podría él, un pobre chico ayudar a tal ángel en sus brazos a superar lo que él denominaba depresión? 

Sólo sabe que Jimin no debe responsabilizarse más por algo así y Yoongi le haría abrir los ojos.

Y si hubiese hecho las cosas diferentes... si las hubiese hecho diferentes...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aceleró pisando a fondo, queriendo llegar lo más rápido que pudiese a dónde sea que su cabeza lo guiase. Podría estar durmiendo, soñando con un nuevo día si no se le hubiese ocurrido tomar el encendedor entre sus dedos y haya disfrutado de ver sus sábanas quemarse lentamente. Había despertado en medio de su accionar y temió por su actuar de manera espeluznante. Había corrido tomando un poco de agua y apagando de inmediato la llama que apenas comenzaba a propagarse. 

Había visto su reloj y eran las tres de la mañana con cincuenta minutos cuando decidió que necesitaba despejarse y tomó las llaves de su carro con destino incierto. La voz de la radio le avisaba que eran las cuatro con quince y apenas podía ver por la oscuridad de las calles. 

Quizás no lo quiera reconocer pero Yoongi tiene a preocuparse primero por los demás y luego de él mismo. Puede que ese detalle suyo sea el causante de sus noches de insomnio. Ha cometido un error, cree él, por tener de prioridad a Jimin por sobre todo y todos. Por sobre él. Lo ha hecho mal. Ha vuelto a soñar con poseer el piano de la tienda, tocando de él y volviendo a pensar que era perfecto a comparación de sus preocupaciones. Soñando en un mundo donde su ángel no existía y sólo eran él y las piezas de música clásica que escuchaba en las tardes esperando el día en que se reuniesen. 

Pero también tenía miedo de si mismo. No iba a transformarse en puto pirómano. 

Siente el volante en sus dedos y no sabe en que momento su vista se entorpece y escucha un grito, el sonido duro y resonante al interior del carro; como algo choca y cae del otro lado. Frenó apenas realizó lo que probablemente haya pasado.

Un accidente. 

Chocó con alguien.

Se asomó por el parabrisas delantero, sus luces iluminando a lo ancho del carro y sin rastros de alguien en plena calle pero le asusta la sangre salpicada sobre el cristal. Bajó del auto sudando frío y caminó lento hasta atrás de su auto y pudo ver su alma salir del cuerpo. 

—No p-puede ser...

Tomó el peso muerto de Jungkook y lo dejó reposar sobre sus piernas. Llorando, Yoongi se da cuenta de que era algo más lo que estaba entorpeciendo su vida. Algo del destino. Puede jurar que la mitad de la cabeza de Jungkook pudo haber desaparecido pero no quiere alarmarse al ver su rostro de rojo. Tomó su pulso asustado y tragó los sollozos desesperados cuando no lo sentía en sus dedos. 

Mató a Jungkook.

—D-De verdad no quería esto Kookie—, dice apenas respirando por los llantos, apretando la mano pálida del chiquillo en su regazo. —No debes morir, no, no, no tienes que hacerlo- e-espera—; sacó su celular de la chaqueta y llamó rápidamente a la ambulancia. Dio la dirección, lo que apenas pudo ver porque Yoongi está tan dentro de su pánico que apenas nota donde está parado. Demorarían veinte minutos si había tráfico, inservible como siempre, piensa nervioso.  —Lamento hacerlo, l-lo siento—, susurra dejando el cuerpo de Jungkook en la calle, tan solo, tan indefenso y tan fuerte a la vez. 

Era un vil cobarde. 

El rugir de su carro le alivia y lo envenena. No sabría como ver después las caras de los chicos luego de haber hecho tal daño. ¿Pudo haber cambiado?, piensa. Si hubiese tomado un camino distinto, piensa angustiado.

—Lo lamento tanto, mi ángel...

¿Qué había hecho mal antes? ¿No pudo haber sido egoísta, aunque sea un poco?

Si las cosas hubiesen sido distintas, tal vez Yoongi hubiese podido arreglarse a si mismo y sus errores. Ser digno por primera vez de una criatura como Park Jimin. 

Una criatura que le hacía daño.

Notas finales:

un review o nos vemos en wattpad, why not sdgfsd

x.


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