Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amante prohibido por Haruka Eastwood

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Este fic tiene un poco de temática religiosa, si eres sensible a estos temas, te pido no leer y evitar ofensas.

 

Gracias

Notas del capitulo:

Fic dedicado a gen, ojalá te guste xD

 

Aviso que no tendra continuación, personalmente no me agrada Alois, así que esto fue todo un reto para mi, por lo tanto me seria imposible continuarlo.

 

Los personales de Kuroshitsuji son propiedad de Yana Tobosa y la historia ds completamente mia, escrita sin fines de lucro y para entretener un poco.

Titulo: Amante prohibido

Resumen: Todo pasa por algo, y el pecado se presenta nuevamente ante mi, esta vez se trata de un pequeño niño rubio, de resplandeciente sonrisa y maravillosos ojos celestes.

Categoría: Kuroshitsuji

Clasificación: Mayores de 16

Género: AU

Advertencias: Shota. Parafilias.

N° Capítulos: Único

Por: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~
Amante prohibido

Sebastián Michaelis Pov

Capitulo único: Dulce pecado

"Servir a Dios" normalmente es la respuesta más común cuando le preguntas a un sacerdote ¿por qué eligió serlo? En mi caso esa respuesta es incorrecta. "Estar más cerca del creador" y "Difundir su palabra" son algunas de las opciones, pero ninguna aplica, ni siquiera se acercan a mis verdaderos motivos. No niego que he dicho eso en más de una ocasión, ya que decir: "hubiera preferido ser maestro para estar cerca de niños, más específicamente varones, porque desde siempre he tenido una extraña fijación con ellos" no es correcto. Creo que la palabra que me define es pederasta...

Hace siete años, cuando solo tenía diecinueve, me enamore perdidamente de un niño, uno hermoso, inocente y puro. Su nombre era Ciel... digo era porque murió. Él solo tenía ocho años, en un principio me conformaba con mirarlo de cerca, tomarle fotos y regalarle dulces —ventaja de ser vecinos— pero un día eso ya no fue suficiente y le robe un beso. Dentro de su magnífica inocencia, solo se sonrojo y me miro con aquellos enormes y resplandecientes zafiros que tenía por ojos.

—Sera nuestro secreto —susurre antes de volverlo a besar.

Desde entonces, ya me interesaba convertirme en sacerdote y "alejarme del mal camino". Evidentemente no funcionó y Ciel no ayudaba mucho, debido a que sus padres trabajaban, yo amablemente me ofrecía a cuidarlo, y nadie desconfiaba del inocente Sebastián Michaelis, un lobo en piel de oveja. Así que durante ocho meses me dedique a darle todo tipo de amor, maravillándome con su expresión avergonzada o sus interminables pucheros. Desgraciadamente todo termino una fría noche de diciembre en donde salió a cenar con sus padres y un conductor ebrio impacto su auto. Creo que esta demás decir que nadie sobrevivió.

En cuanto a mí, me convencí de que todo pasa por algo, enfrascándome en mis estudios bíblicos, pero como todo buen religioso plagado de hipocresía, el pecado se presenta nuevamente ante mí, esta vez se trata de un pequeño niño rubio, de resplandeciente sonrisa y maravillosos ojos celestes. Cada domingo se presenta a misa en compañía de su abuelo, el Señor Trancy, un hombre mayor, viudo y con demasiados problemas, entre ellos está el pequeño Alois, su encantador nieto y el protagonista de mis mórbidas fantasías.

Al vivir en un pueblo pequeño, es imposible no enterarte de la vida privada de las personas, y la de Alois es de mi completo interés. Su padre abandono a su madre desde que se enteró que estaba embarazada, desgraciadamente ella era una mujer joven y enfermiza, por lo que no resistió el parto. El Señor Trancy no tuvo más hijos, e inmediatamente se convirtió en el único familiar vivo de Alois, actualmente es un hombre de setenta y cinco años, quien debe velar por el bienestar de un lindo niño de tan solo ocho años.

—Pueden ir con Dios —sonrío ladinamente, dando por terminada la misa. Es algo tan monótono que no hay necesidad de concentrarse.

Algunas personas se acercan y me saludan, otras simplemente se retiran para seguir con sus vidas. La iglesia está casi vacía, a excepción de dos personas que caminan lentamente hacia mí. Me es imposible no centrar la vista en el pequeño Alois, de delicadas facciones y actitud juguetona, quien sostiene fuertemente la mano de su abuelo. Luce contento, ignorando la latente preocupación de su único familiar, de igual forma, su encantadora inocencia le impide darse cuenta que está siendo acechado por un cazador, uno tan peculiar que desea tenerlo entre sus fauces pero no dañarlo, ya que el verdadero placer radica en la entrega voluntaria y sumisa, afirmando aun sin saberlo, que son de mi propiedad.

—Padre Michaelis —susurra el hombre con voz pastosa, demasiado cansada y preocupada como para ignorarlo—. Me gustaría hablar con usted...

—Sera un placer —de mi sotana saco un dulce que le entrego al pequeño Alois, atrapándome en un mundo de mórbidas fantasías al contemplar su sonrisa—, síganme por favor.

Caminamos hacia la pequeña oficina de la iglesia, mientras nuestros pasos hacen eco, dando momentáneamente un aspecto tétrico la casa de Dios. Al llegar, el pequeño Alois se quedó sentado en la banca de afuera y el señor Trancy entro tomando asiento frente al escritorio, claramente nervioso.

—No sé cómo decir esto —empezó con un semblante abatido—. Fui al médico por mis malestares y no me queda mucho tiempo... yo soy un viejo que ha vivido bien, pero mi Alois es apenas un niño —sus ojos azules se centran en los míos, como pidiendo una respuesta que me complacerá dar—, no quiero que vaya a un orfanato...

—Y no lo hará —sonrío de medio lado, viendo la duda en él—. Toda mi vida a estado dedicada a Dios, tristemente sé lo que es vivir en un orfanato, no niego que las personas son buenas, pero nada se compara a tener una familia... —con la mano derecha, tomo el crucifijo que adorna mi pecho—. Si usted me lo permite, me gustaría criar a Alois, y enseñarle la palabra de nuestro señor... será mi hijo, y un nuevo siervo de Dios...

***

Decir que el señor Trancy quedo encantado con la idea es poco. Hablamos y días después llevo a Alois a mi casa, la cual se encontraba en la parte trasera de la iglesia. Los primeros quince días lo visitaría cada tercer día, paulatinamente iría cada vez menos, para que el pequeño no resintiera tanto su alejamiento. Dos meses después, el señor Trancy iba una vez por semana, esbozando una sonrisa cansada al comprobar que Alois se adaptaba más rápido de lo que imagino. Hasta que un día dejo de ir, extrañado acudí al domicilio, descubriendo que aquel hombre había fallecido.

—¿Y mi abuelito? —cuestionó una noche que entre al dormitorio para arroparlo—. ¿Por qué no ha venido? ¿Ya no me quiere?

—No es eso —me agache a su altura, acariciando sutilmente sus mejillas ligeramente sonrojadas. Sus enormes ojos se cristalizaron, aun así se negaba a llorar—. Él ya no va a poder venir.

—¿Por qué?

—Porque esta con Dios.

—¿Cuándo va a regresar?

—No regresara, Alois... ¿sabes lo que es la muerte?

Delicadamente lo tome en brazos, yendo hasta la cama en donde me senté entre suspiros, colocándolo a horcajadas sobre mi regazo. Sus mejillas se tiñeron de un precioso carmín, empapándose con sus silenciosas lágrimas mientras asentía comenzando a sollozar.

—Cuando tenía seis años, mi tarántula Claude se murió —gimoteó con más fuerza—. ¿El abuelo se murió?

—Si —susurre despacio, casi confidencial—. Pero él quería que fueras un buen niño y obedecieras todo lo que digo —deposite un pequeño beso en la punta de su nariz, rosando imperceptiblemente mis labios con los suyos antes de separarnos—. ¿Serás un buen niño?

Movió lentamente la cabeza de forma afirmativa, logrando que sus mechoncitos rubios cubrieran sus ojos. Mis labios se curvaron en una sonrisa maliciosa y perversa porque... ahora eres todo mío... dulce Alois.

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~
Fin

Notas finales:

Si leyeron, gracias nwn c: 

No hay continuacion.

Lamento las faltas de ortografía.

Y nos estamos leyendo (?

Haruka Eastwood


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).