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Secretos en la Academia Hunter por Heartshaoi

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Notas del capitulo:

Holaaaaaa!

Hoy es domingo y como siempre ven estoy actualizando sin faltar a mi palabra. Estoy de vacaciones y talvez publique los sabados (?

Bueno hoy les traigo un capitulo más grande que el anterior. HOY HAY KILLUGON, se que es como un spoiler, pero no diré nada más.

¿Advertencias? Umm, no. Solo disfruten.

Saludos a todos los lectores y lectoras, anonimos y ocultos desde sus celulares :3

Pronto el tema central se acerca y ya no falta casi nada para que todo empiece a tener sentido. :)

Sin quitarles más tiempo...

¡A leer!

 

 

Cuando el día del festival llegó, la Academia Hunter parecía convulsionar de personas corriendo por todas partes.  Los clubs estaban organizándose a presión, batallando cada segundo con el tiempo. Eran las 9am aún no comenzaban a abrir, “el club de judo estaba paralizado”, la comida estaba lista, las mesas ordenadas al igual que el resto de la decoración, los cocineros trabajaban sin descansar, pero… no había más que mayordomos listos para atender ¿y las sirvientas? 
 
Un bullicio fuerte provenía de los cambiadores, todos tenían expresiones siniestras mientras esperaban a que salieran las maid, nadie quería dar el primer paso, nadie tenía el suficiente valor para siquiera asomarse por la puerta.
 
- Permiso, yo voy primero – la voz de Gon resonó en el ambiente. Las quejas se quedaron sin fundamento al ver al líder del club dirigirse a la puerta ¿podría dar mejor ejemplo? No. Mientras todos se escondían de las miradas juzgadoras, un niño de apenas 13 años estaba dispuesto a salir y dar todo de sí por el beneficio de común.
 
La puerta se abrió lentamente dando paso a Gon, su mirada seria dejó a todos sin palabras. Cuando caminaba su faldita daba pequeños rebotes dejando ver un poco más de piel, las blondas blancas debajo de la tela sobresalían levemente adornando sus piernas morenas, las medias negras se ajustaban por encima de las rodillas y un lazo rosado colgaba de su cuello, los zapatos tenían una pequeña plataforma como los tacos. El cabello de Gon ya no estaba parado anti gravitatoriamente, ahora le llegaba a los hombros adornando todo su rostro, la corona de tela blanca acomodaba sus mechones hacia atrás dándole un mejor aspecto, sus muñecas tenían lazos negros indicando que estaría bajo las ordenes de su amo. 
 
El chico más rudo de la academia, llevaba falda, aquel que era respetado por todos los líderes de club estaba dispuesto a ser una sirvienta dulce y tierna. Su apariencia había cambiado por completo, su cuerpo aún no desarrollado daba rienda suelta a la imaginación, sus piernas delgadas y firmes eran igual de perfectas que una chica, su delicado rostro lleno de inocencia se había convertido en un arma de doble filo. 
 
- ¿Qué creen que están mirando? Será mejor que comiencen a trabajar antes que ya no podamos controlar la multitud de personas – su voz firme como siempre reubicó a cada compañero, aunque se sentía avergonzado por la ropa que llevaba no lo demostraría.
 
- uhm… ¿Dónde estará Killua? – se preguntó antes de salir a buscar a su compañero. Caminó por los pasillos del edificio llamando la atención de todos los presentes, mujeres y hombres volteaban sin vergüenza para ver a la niña linda que pasaba. A Gon no le molestó para nada esa atención, en cambio estaba agradecido de que no lo reconocieran.
 
- ¿Es nueva? Nunca antes la vi – Deber ser nueva, una preciosidad no pasaría desapercibida – Seguro es tímida – 
Gon escuchó esas palabras que provenían de un lado suyo; al ver notó a tres hombres que conversaban de él, pero no le importó, hasta que empezó a sentir que lo seguían. Por más que quisiera detenerse y darles unos buenos golpes no podía, la violencia no estaba permitida ese día, si por algún motivo se armara una pelea tu club a cargo quedaría descalificado del concurso. 
 
Empezó a correr para perderlos de vista mientras buscaba a Killua, al ver que no podía quitárselos de encima, comenzó a usar su habilidad de rastreo, conocía el aroma del albino y para guiarse en dirección a él se arrodilló en el suelo olfateando muy concentrando. Todas las miradas estaban puestas otra vez en él, su falda no ayudaba mucho al ser tan pequeña…
 
En medio segundo se paró y empezó otra vez con la carrera, logrando perder a los acosadores. Se alegraba de que ya no debía preocuparse por eso, por lo que se dio cuenta de que Killua se encontraba en los baños del pabellón B. Corrió hasta llegar a la entrada y se detuvo en seco. Su corazón siguió con la carrera que ya había terminado y su estómago se estrujó, entonces decidió entrar rápidamente ¿por qué ha de tener miedo?
 
- ¡Killua! ¡Killua estás aquí! – su voz resonó en el lugar, pero no hubo respuesta. – uhm creo que me equivo- no terminó de habar por qué sintió una mano tocar su hombro.
- ¡Killua te estaba buscando! – habló aún más fuerte, por poco más parecía un grito.
 
- Gon… - la voz del albino no pudo salir más, su asombro demostraba lo mucho que le costaba creer lo que veía, su amigo vestido de sirvienta…
 
- Hey Killua ¿estás bien? – el ojimiel tomó de los hombros a su amigo y lo sacudió como si estuviese intentado reponerlo como un juego malogrado. 
 
- Sí… solo vámonos – el niño comenzó a caminar sin darle mirada a Gon, no quería hacerlo porque se sentía nervioso, por cada vez que lo hacia su corazón se volvía una locura, sus manos temblaban deseosas de ir más allá de su curiosidad, su mente empezó a jugarle malas pasadas imaginando como seria estar más cerca para oler el aroma del cuello de Gon.
 
 Al ojiazul no le pareció correcta su reacción, pero no lo podía evitar, la ropa que tenía puesta su amigo era muy demandante como para no imaginar cualquiera de esas cosas, además desde hace días que tenía curiosidad de no solo abrazar a su mejor amigo… ¿Tal vez por la edad no?, sí y especialmente porque no superaba inconscientemente su beso compartido, ya que últimamente por las noches lo recordaba y no sabia si algún día volverá a ocurrir. 
 
- Hey Killua ¿En qué piensas? – esas preguntas tampoco ayudaban mucho a mantenerlo calmado   Aunque el moreno también se sentía extraño por todo lo que estaba pasando ese día, no decía nada, le gustaba ver a su amigo vestido como un “pingüino” elegante. De vez en cuando le daba miraditas a su vestuario sin que el otro lo notase. 
 
- En las fotos que te tomaré y subiré a internet – contestó hábilmente, tenía que dar una respuesta como siempre incitando a un juego de palabras. 
- ¿Ehhh? Umm… ¿crees que me contrate una agencia de modelos? – empezó a reír fuertemente como si fuese de lo más normal estar con esa ropa, en cambio al albino no le dio gracia imaginar al ojimiel siendo expuesto ante muchas personas.
 
En ese momento le dio ganas de tomar por la fuerza a Gon y encerrarlo en un cuarto para que nadie más lo viese así. No comprendía ese deseo y eso lo asustaba, no sabía porque su pecho no se quedaba tranquilo después de un largo rato. Quería buscar respuestas a lo que le sucedía, pero… ¿a quién podía preguntar algo como eso? Tal vez a Illumi…
 
- Cuando se enteren que eres un cabeza de piña, te echaran a patadas – dijo sacando la lengua para irse corriendo como siempre escapando de la respuesta. 
 
- otra vez tú… - Gon también empezó a correr sin preocupación a que su falda se alzara, cosa que llamó la atención de muchos que veian el trasero bien formado de la supuesta niña, Killua también se dio cuenta de eso y poco a poco fue bajando su velocidad solo para ver como la faldita de su amigo rebotaba en su cuerpo dejando poco para la imaginación.
 
- ¿Qué haces Killua? ¿Por qué lo haces? – su mente empezó a cuestionarle, pero no le importó, su deseo de ver más allá de lo que debía lo estaba consumiendo, sin saber cómo y porque se encontraba de esa forma decidió no contenerse a esas sensaciones nuevas. 
 

 
Los dos niños llegaron al club y empezaron a trabajar, el albino prefirió alejarse un poco de su amigo, pero no lo logró, al ver que era constantemente acosado por las miradas de los varones optó por permanecer cerca si porsiacaso alguien se quiera pasar de listo.
 
Lo que más le molestaba al Zoldyck era ver a Gon ser amable con otras personas, escuchar que les diga “si amo” “como usted quiera amo”, aquello lo tenía jodidamente molesto porque no podía escuchar eso para él - No te debe preocupar esto, no seas tonto Killua, ese es su trabajo – se dijo solo para seguir observando como un espía desde su posición.
 

 
Las horas pasaron y todo era lo mismo, hasta que un trio de hombres entraron bruscamente pidiendo ser atendidos por la niña de pelo negro. A Gon le salió una venita en la frente, lo que menos quería era encontrarse con esos tipos otra vez. Killua pudo notar la incomodidad del moreno y comprendió rápidamente que eran acosadores con malas intenciones, se podía ver en sus ojos la perversidad con la que miraban al ojimiel; de pies a cabeza, seguro lo imaginaban a su merced dispuesto a todo. 
 
La sangre se concentró en la cabeza del albino, esperaría cualquier indicio para tomar cartas a actuar, él menos que nadie quería ver a Gon aguantar insinuaciones de otro tipo, mas que por el bien de Gon, lo hacía por él ya que sentía que no podría contenerse si seguía viendo esas escenas de coqueteo. 
 
Gon se acercó y haciendo una reverencia saludó a los jóvenes, sonrió tímidamente sin saber que eso era lo que más les gustaba, ver a una linda niña “indefensa” avivaba sus emociones. Tomó la orden y se dirigió a la cocina para entregar el pedido, su falda seguía rebotando sin consideración alguna, a Killua le faltaba muy poco para quitarle los ojos al grupito de chicos que miraban las piernas de su amigo, lo único que le impedía hacerlo era el deseo de Gon por ganar el concurso del festival.
 
- ¡Aghr! – su paciencia se perdió por completo cuando uno de ellos tomó del brazo a Gon con rudeza, sabía que el ojimiel no debía pelear, que ninguno de los presentes debía pelear, pero por acto reflejo agarró el hombro de aquel joven y lo apretó sin contenerse, fue tanta su fuerza que sus dedos tronaron. 
 
- Será mejor que lo sueltes – sus ojos no bromeaban, sus palabras fueron claras y la presión que su mano ejercía era evidente para todos. 
 
- Killua detente… - Gon se soltó del agarre opresor como si de una mosca se tratara, solo para demostrar que no era importante aquello y concentrarse en calmar a su amigo. Todos miraban la escena, sabían muy bien que eso era una falta de respeto por parte de los clientes, asi que invitaron a que se retiraran sin hacer problemas, nadie debía intentar tocar a las sirvientas o insinuar algo atrevido. 
Los hombres se fueron muy malhumorados con amenazas claras para el albino, este se rio ansiosamente, él más que nadie quería romperles la cara, pero no podía, no en ese momento.
 
-Gracias Killua – el albino volvió al mundo al escuchar esas palabras llenas de sinceridad. Él amaba esa forma como era tratado, la amabilidad de Gon le pertenecía, él era su mejor amigo y solo él tenía ese privilegio, pero esos pensamientos fueron remplazados por un gran dolor en su pecho, su corazón parecía no resistir ver por más tiempo a los ojos de su amigo, esas orbes miel lo estaban paralizando, antes lo podía hacer pero ahora le daba unos nervios que lo hacían descontrolarse. 
 
Voltio su rostro para no seguir con el contacto visual, hasta sentir que un brazo lo jalaba fuertemente haciéndolo correr, Gon lo tomó rápido y salió del lugar sin que los vieran. El Zoldyck recordó que exactamente eso había hecho su amigo en la oficina del Netero, así que se dejó llevar dándole total libertad de actuar con él todo lo que quisiese. 
 
El paso se detuvo cuando llegaron a la azotea.

 
- Ah… Necesito un descanso… - el moreno bosteaba mientras estiraba sus brazos por encima de su cabeza.
 Killua lo observaba atentamente, hasta ese momento no se había dado cuenta de lo atractivo que podía llegar a ser su amigo, especialmente por esas características delicadas y su ternura extrema.
Sintió un ligero cosquilleo en su vientre y dio un brinco por el susto que esa sensación le provocó, le dio vergüenza experimentar eso en una situación algo complicada, así que sin pensarlo se recostó en el piso para poder contemplar el cielo buscando cualquier pensamiento vago que lo hiciera olvidar el movimiento de la pequeña falda de su amigo. 
 
El rostro de Gon mirándolo no ayudaba mucho a concentrarse a otra cosa, el moreno lo observaba como si de inspeccionar se tratara, seguidamente se echó al lado de Killua extendiendo los brazos y cerrando los ojos, la sirvienta salvaje solo era un niño, así que se dejó llevar como siempre y abrazó al otro con delicadeza. 
 
- ¿Q- Qué estás haciendo? – el ojiazul casi pierda la compostura por ese acto y con un poco de miedo correspondió el agarre, no pudo evitar sonrojarse al ver las piernas de Gon, la tela de la falda se había alzado provocativamente como si lo tentara a seguir con el recorrido visual. 
 
- A veces nos abrazamos ¿está bien no Killua? – claro que estaba bien, para el punto de vista de unos niños estaba bien, pero el moreno no conocía la inquietud del otro, aunque él también se sentía raro al estar así de cerca con Killua, jamás descubriría que el sentimiento era mutuo. 
 
- Sí… solo no me mires de esa forma… - el albino ya no controlaba lo que pasaba, cada palabra parecía ser dicha propiamente por su boca como si esta tuviera vida.
Gon soltó el agarre y se sentó recostándose en la pared del cuarto del conserje, Killua lo imitó y se quedaron en silencio, un silencio ensordecedor para sus corazones…
 
- Killua ¿has tenido novia? – preguntó con algo de vergüenza. Esa interrogante solo volvía más difícil la situación, aunque el moreno no tenía intención de provocar a su amigo, lo había logrado. Killua se tensó y contestó sin pensar si estaba bien o mal decirle la verdad.
 
- No – Gon no podía darse cuenta de lo que estaba ocasionando con esas palabras y actitudes, esa mirada estaba matando a su amigo ¿Acaso no lo notaba?
 
- Ohhhh… yo tampoco, yo solo te tengo a ti… - dijo sonriendo ampliamente. Su particular inocencia dejó sin habla al albino, que lo miraba como si fuese un ángel. 
 
- ¿Y alguna vez has besado? – El Zoldyck amaba escuchar el “solo tú” “solo te tengo a ti” de Gon, se aprovechó de la conversación y siguió con preguntas que delataran a su amigo, de alguna u otra forma estaba en lo correcto. Gon ocultaba algo. 
 
- Sí, a ti Killua-chan – como balde de agua cayó esa respuesta, el moreno tenía razón, ellos habían compartido un pequeño roce de labios, nada comparado con las películas de adultos, pero al fin y al cabo un beso.
 
- Ya lo sé ba-ka – el niño ya no sabía que contestar. Cuando Gon acompañaba su nombre con el “chan” no podía evitar sentirse satisfecho. 
 
- Si querías saber su he besado a alguien más mi respuesta es “no”. Solo que no sé si es considerado un beso de pare- su boca se vio obstruida por la mano del otro. 
 
- No digas nada – su corazón ya no soportaba la presión, los impulsos estaban ganando y el instinto se apoderaba de él. Por más que quería comprender sus emociones no lograba dar con una idea razonable. Su mano apresaba los labios de Gon con sutileza impidiéndole continuar diciendo alguna frase que avivara su deseo de ir más allá. 
Gon se dio cuenta de que algo no andaba bien con su amigo, las facciones de su rostro eran muy obvias (recién se da cuenta este :v ) como para pasar desapercibidas, decidió entonces abrir su boca para morderle la mano, pero solo logró que este se tensara más, el albino sintió la lengua pasarle por la palma provocándole un temblor en el cuerpo. Cuando se dio cuenta sus mejillas le ardían, trató de ocultar su rostro, pero vio como Gon estaba igual de avergonzado que él.
 
Los segundos pasaron y Gon se atrevió a sentarse encima de las piernas de su acompañante a la vez que rodeaba sus caderas con las piernas, aunque tenía miedo quería dejarle en claro algo importante para él. 
Killua se contuvo para no estrujar el delicado cuerpo de la maid, lo peor era que esa vestimenta no cooperaba a concentrarse en otra cosa. Verlo que estaba sentado insinuadoramente lo estaba matando por dentro, a cada momento veía el recorrido de sus piernas hasta su rostro deteniéndose solo para observar su ternura.
Gon tomó la mano de Killua y la llevó a su pecho.
 
- Tú me haces sentir esto Killua – dijo en forma de confesión, esperando una respuesta, el corazón del moreno latía a mil por hora, demostrando que él sentía algo en particular, pero no sabía “que”. Su rosto poco a poco se fue acercando y rosándolo con la piel pálida de las mejillas ajenas se recostó en el hombro del mayordomo. 
 
- Te quiero Killua… eres mi primer y mejor amigo – le susurró en el oído mientras arqueaba su espalda para evitar juntar “ciertas zonas”. Aunque queria apegar su cuerpo entero no lo haría.
Las palabras sonaron como melodías en el corazón del Zoldyck, en un impulso imposible de contener abrazó a su amigo ajustándolo a su pecho para hacerle sentir que él también tenia el corazón acelerado.
 
Aunque le posición daba mucho a imaginar ninguno intentó algo descabellado, era incomodo abrazarse sin juntar todo el cuerpo, a Gon le molestaba las piernas por el hecho de tenerlas abiertas y dobladas. Killua también se sentía incómodo por ver al otro lejos de él, así que rodeó con sus brazos la cadera del ojimiel y lo atrajo hacia su cuerpo.
Gon se sentía avergonzado por chocar su trasero con las piernas de Killua y el problema es que estaba usando una falda, pero no dijo nada…
 
- No te separes de mi… Yo también te quiero – ¡exacto! Amor era lo que sentían pero no se daban cuenta que ese amor sobrepasaba una simple amistad, tal vez así estaba bien, que creyeran que todo era producto de su “amistad”. 
Estuvieron en esa posición un buen rato sin decir nada, Gon seguía oliendo el cuello del albino y lo abrazaba, Killua aprisionó su cintura y también se recostaba en el hombro del otro.
 
La falda se había alzado por completo causando que la piel desnuda del moreno se frotara directamente con las piernas del Zoldyck, el albino podía observar la ropa interior debajo de la tela y pensando la reacción que causaría rozó con sus dedos los músculos delgados de la pierna derecha, subía y bajaba desde la rodilla hasta donde cubría la tela, buscando hacer un reconocimiento físico, queriendo aprender y grabar el sutil contacto.  
Gon no lo detuvo, él disfrutaba la posición tanto como el mayordomo, quería más, más… pero no podía pedirlo, solo se mordía el labio inferior para evitar soltar cualquier tontería que arruinara el momento.
 
- Prométeme que siempre haremos esto Killua… - el moreno estaba feliz de experimentar eso con su mejor amigo, era tan ingenuo que desconocía si estaba bien o mal, tal vez si el albino se lo permitía era porque estaba en lo correcto.
 
- E-Esta bien… este será nuestro nuevo juego… - dijo en el cuello de Gon, por cada vez que hablaba sus labios hacían cosquillas al otro.
 
Gon sonrió tímidamente, si ese era un nuevo juego estaba bien, siempre y cuando lo jueguen para siempre, su rubor parecía que ya no podría aumentar más, hasta que ya no fueron unos dedos los que lo tocaban, ahora eran las manos completas de Killua las que apretaban sus músculos, el abrazo se decido para comenzar un agarre diferente, uno mucho más provocador y erótico. Killua se estaba dejando llevar más de lo que creía posible, el sentir el calor ajeno en un abrazo lleno de sentimientos le había inducido a perder la vergüenza por ese momento.
El moreno no se quedó atrás y queriendo continuar el juego, acomodó sus caderas y con algo de nervios se movió encima del otro logrando que su amigo soltara un quejidito por el frote de sus zonas.
 
-No hagas e-eso… - su voz parecía desgarrarle la garganta ya que eso no era lo que quería decir… realmente quería pedir más pero no se atrevería a ser tan desvergonzado.
 
-¿Por qué? Uhm… juguemos más ¿sí? Te reto a soportar lo que hago contigo – dijo moviendo sus caderas con descaro y aprisionando con sus piernas la cintura de su amigo. El calor empezó a concentrarse en su zona baja y le pareció esplendido, Killua también se sentía embriagado por lo que sentía; ellos no entendían porque debían detenerse si lo estaban haciendo con su mejor amigo, además era un momento perfecto...
Killua no contestó, solo se mordió el labio para evitar soltar algún sonido de placer, lo que hacia su amigo le gustaba sobremanera, sin entender su deseo decidió creer que era por su amistad, que nadie más debia tener de esa forma a Gon, solo él, simplemente recordar que hace rato un grupo de chicos acosaban a su amigo lo llenó de celos y por instinto empezó a chupar el cuello de Gon. 
 
El niño casi no se contuvo en la fuerza que imponían sus labios en la delicada piel, su lengua jugueteaba a mojarlo con miedo pero con mucha rudeza, no dejaría ningún signo de diferente color pero si lo marcaria con su sabor. El moreno era el que más en el mundo quería a Killua de esa forma, antes sospechaba que había algo entre ellos que los hacia diferente, pero no se dio cuenta hasta ese momento que era exactamente eso lo que anhelaba: ser tocado por el niño de ojos azules.
No resistió más y soltó un gemidito para hacerle saber a Killua que estaba disfrutando de aquello sin control. El albino al escucharlo solo apretó más el agarre de sus piernas y las juntó con su cuerpo creando un vaivén lento y continuo, insinuando otras cosas con algo de erotismo…
La posición en la que se encontraban era bastante sexual, lo único que separaba sus cuerpos era la odiosa ropa, si alguien los viera  crearía que están mal de la cabeza por andar jugando con sus cuerpos, pero sí lo estaban, estaban locos uno por el otro.
 
La sensación de las manos, la lengua de Killua en su cuello y el calor debajo de él lo hizo temblar, no pasó más de un minuto y Gon sintió que su miembro aun no completamente formado se despertaba.  Fue en ese momento en el que decidió detenerse, le asustaba que aquellos roces le causaran eso que los adultos hacían, pobre Gon, ni siquiera sabia que ya estaba excitado…
 
-¿Ya t-te cansaste? – la voz de Killua sonaba entrecortada, cualquier signo de cordura se había perdido en ese momento.
 
-Yo perdí, tú aguantaste lo suficiente – su respuesta tensionó más la ocasión, quería continuar pero no debía,  si solo hacían eso estaba bien, por ahora estaba bien…
El moreno se levantó y sacudió su ropa, aun podía sentir el calor de las manos apresándolo por completo; su corazón dio un vuelco al ver a Killua aún en el piso doblando las piernas y ocultando el rostro.
 
-Ve yendo, yo te alcanzo…- dijo sin mirar a su amigo, no tenia el suficiente valor para admitir abiertamente su estado físico. Gon se fue pidiéndole que no demorase y que esperara seguir jugando así con él.
 
El Zoldyck ya solo se tiró en el piso y comenzó a contar las aves que volaban en el cielo, simplemente no podía evitar recordar como su amigo se movía encima de él. No quería que Gon viera su erección, así que prefería estar ahí hasta que se le pasara. Sabia muy bien que esas cosas solo hacen las parejas pero no tenia ni idea de que pudiera suceder entre hombres y que le haya gustado le impresionaba aun más. Se alegraba de que Gon no haya mencionado nada de su bulto entre las piernas, si no, no hubiera sabido que hacer ante tal situación, tampoco sabia que a esa edad podría experimentar esas sensaciones, aunque pronto cumpliría 14 no esperaba a que sus hormonas estén así de encendidas…
 

 
 El maid café era un éxito, cuando Gon llegó todos se pusieron las pilas de nuevo, el niño sonreía como si hubiera ganado la lotería, muchos se percataron de algo nuevo en él. Ahora su bello rostro transmitía picardía y cierto grado de coqueteo, nadie podría sospechar el motivo de su actuar hasta que llegó Killua y las miradas cómplices y risitas los delataban. Si no fueran niños jurarían que habían tenido algo más allá que una simple amistad.
 
Pasó una hora más y pronto llegaría el jurado a inspeccionar el  trabajo de cada club, por supuesto Hisoka estaba en ese grupo junto a Netero. Todos los mayordomos y sirvientas se arreglaron el uniforme, peinaron su cabello y limpiaron sus zapatos. Los nervios se apoderaron del ambiente, el único tranquilo era Gon que buscaba dentro de su mochila algo que no era propio de él.
 
-¡Chicos! Traje un brillo labial – sonrió con orgullo como si hubiera encontrado un tesoro. Las sirvientas lo miraron con un aspecto siniestro. Nadie querría usar brillo en los labios, pero si eso mejoraría su presencia lo pensarían dos veces.
 
-Hey Gon ¿de donde sacaste eso? – Killua tenia muchas ganas de reír por la idea de verlo maquillarse.
 
-Mi tia me lo prestó ¿Qué cosa crees? – rio el moreno mientras se miraba al espejo y comenzaba a pintarse con cuidado.
 
-¿Qué mierda? – pensó Killua, empezó a reir sacándole la lengua e hizo bromas respecto a las fotos que subirá a internet para que lo secuestren. Todas las maid empezaron a echarse el labial y se iban corriendo para huir de las miradas de los mayordomos.
 

 
La puerta se abrió violentamente dejando entrar un aroma peculiar, el olor a perfume notablemente caro inundó las fosas nasales de Gon que reconoció rápidamente de quien provenía.
Hisoka entró solo con una libreta de apuntes y un lapicero, llevaba un terno negro que hacia juego con su reloj, su cabello rojizo contrarrestaba el tono pálido de si piel y sus aretes de estrella y lagrima le daban un aspecto vandálico. El administrador era temerario por su confidencia con Netero, su personalidad dejaba a cualquiera intimidado, claro, un experto en negocios y millonario no era común, hasta se podría decir que su éxito se debía a otra razón
¿Quién sabe?  Alguien de su categoría podría estar vinculado con el bajo mundo fácilmente.

-¿Gon? ¿Gon Freccss? – preguntó sentándose en una mesa y cruzando las piernas, su mirada penetrante  era imposible de sostener para cualquiera, excepto para…

-Aquí estoy Hisoka -san…
 
 
 
 
 
 
 
 

Notas finales:

Sí mis muchachos... Killua y Gon son unos traviesos ¿que podemos hacer? Nada, solo disfrutar xd

Hasta el sabado que viene!

(Yo se que quieren lemon :v) 

Abrazos al infinito!

Saludos!!!

 

-Heart


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