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Secretos en la Academia Hunter por Heartshaoi

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Notas del capitulo:

Hola!!

 

 

Hoy capitulo nuevo. La historia llega a tener más sentido en este punto y poco a poco se vuelve realidad el resumen del fanfic (?

Espero les guste...

¡A leer!

Nunca le había parecido tan malo su trabajo, siempre lo hacía con perfección a tal punto de parecer una bestia inhumana. El problema eran los días fríos que solo le hacían recordar a su hermanito, aunque la verdad era que todo le recordaba a él. Adoraba la humedad y la brisa que congelaba sus labios como si le robara un beso cortante, tan frío y muerto como él…
 
Illumi estaba caminando en medio de un charco haciendo sonidos extraños con sus pasos que parecían llevar la muerte a donde sea, en cada momento se encargaba de arrimar los cuerpos con sus pies, de todas formas, no tenía que huir, así que decidió quedarse en medio del espectáculo para respirar el aroma del líquido vital que estaba esparcido por todas partes como una pintura acuarelista. 
 
Se sentó en una pequeña piedra que rompía el terrorífico paisaje ¿A cuántos ha matado ya? Ni siquiera él lo sabe, siempre olvida cuantas agujas clava en sus víctimas y cuantas tiene que volver a hacer. Miraba el horizonte como quien espera a alguien, entre todos los cuerpos muertos, le parecía ver a uno que otro fantasma asomarse entre las sombras que ocasionaba el anochecer, pero aquello solo era producto de su imaginación a causa de la constante paranoia que tenía cuando hacia un trabajo.
 
El Zoldyck tenia la mente en blanco, tratando de no recordar a Killua, pero, la espesa niebla le recordaba a esa piel pálida que tanto le gustaba, la brisa que movía sus cabellos negros le parecía reconfortarle como si quisiera abrazarlo, y poco a poco se dejó llevar por su trance olvidando por completo el motivo por el cual seguía ahí. 
 
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- Espero no haberte hecho esperar – escuchó al lado suyo haciéndolo volver a la realidad, no se asustó ni nada, su rostro en una sola expresión seguía igual que siempre ya que inconscientemente esperaba la llegada de ese hombre. 
- ¿De qué querías hablar a solas conmigo? – contestó levantándose con aire de impaciente, tratando de rodear con sus palabras el centro de la conversación, no quería perder tiempo porque tendría que hacer otro viaje ese mismo día y tampoco le daría el lujo a Hisoka de ganar cualquier información de su boca.
 
- Siempre tan frío y cortante – rio fingidamente el pelirrojo que llevaba un saco y guantes de cuero, un estilo muy poco habitual de él. Llevaba un maletín de color ocre y en un ágil movimiento lo abrió y sacó un folder negro. Illumi observaba sus movimientos, nunca se había fiado de él, pero aun así aprendió a trabajar en equipo con Hisoka, claro, solo por conveniencia de la familia y para futuros tratos con su gente. 
 
- Como sabes ahora estoy trabajando con Netero en su academia – mirándolo fijamente tomó una bocanada de aire - aquí tienes todo lo necesario y el presupuesto… te pagará el doble que Chrollo… - dijo esperando algo positivo, pero sabía muy bien que eso no sucedería. Trabajo era trabajo después de todo y conocía a su padre, Silva Zoldyck, él no rechazaría una oferta como esa. 
 
- Ya veo – dijo recibiendo el folder y mirando con su infinito vacío al otro que no dejaba de sonreír como póker - ¿Eso es todo? – preguntó alistándose para irse, quería marcharse rápido y descansar, si tenía planes con Hisoka no era precisamente para ese momento, sabía que él podía ser una piedra en el zapato si se lo proponía, pero prefería mantenerlo como “un aliado”, en una relación donde ganaran los dos. 
 
- Um… quería saber cómo está Killua – preguntó inyectando veneno con sus palabras, sabía muy bien que decir para llamar la atención del moreno. El Zoldyck casi se descontrola al escuchar el nombre de su querido niño en boca de otra persona, sabía que Hisoka jamás tramaría algo contra el albino, pero no había pensado en que su estadía en la Academia Hunter podría ser una amenaza.
 
- Pregunté si eso era todo – contestó evadiendo la pregunta, controlando un ligero tic en el ojo, sabía que mientras Killua esté en ese lugar no correría riesgo por la culpabilidad de los asesinatos, quería creer que había tomado con su padre la decisión correcta de enviarlo ahí. 
 
- La verdad no. Quería decirte que deberías vigilar más a tu hermanito, cualquiera está al acecho con la carne fresca – dijo sonriendo con malicia, había logrado su objetivo, quería provocar al otro, ganarse su odio, pero no sería fácil, lo sabía y eso lo motivaba más… - Ahora sí, eso es todo – fue lo último que dijo antes de marcharse sin darle oportunidad de contestar, aunque tampoco podía, Illumi se había quedado entre sus pensamientos, analizando las palabras del mafioso, como queriendo descubrir la verdad de sus palabras. 
 
Hisoka se fue gustoso, tras esa penosa conversación había puesto la cuenta regresiva para ver el mundo arder en llamas y estaba ansioso de que todo ocurriera, que llegara el día cuando peleara con Illumi, pero sería paciente para disfrutar más ese preciado día…
 

 
Illumi regresó al hotel donde se estaba hospedando, por poco y estrangula a la recepcionista por no dejarle pasar rápido a su cuarto. Después de un largo día quería descansar sin ninguna molestia, había pasado 3 semanas fuera de casa y aún faltaban otras 3 para que regresara, sabía que tenía tiempo de sobra en su estadía, pero no se permitiría darles chance a sus impulsos e ir corriendo tras Killua cada vez que tuviera la oportunidad. 
 
Desde que se encontró con Hisoka estaba furioso por la conversación, pensaba en miles de cosas con respecto a su niño, antes de que el payaso ese le hiciera algo al albino lo mataría, lo juraba, juraba que lo mataría si ve cualquier mala intención de él, sabia de sus fetiches y mente retorcida, pero ¿un niño? ¿en serio?, pensaba que el pelirrojo no estaba tan loco, después de todo él amaba a Killua y no precisamente como a un hermano.
 
Trató de convencerse de que aquel comentario solo fue para provocarlo, así que dejó de darle importancia y continuó con su vida, dándole cabida a ese gran pesar en el pecho que tenía como otras tantas veces que extrañaba las sonrisas del ojiazul, aunque la mayoría de esas solo las haya visto desde lejos …
 
Antes de continuar con los informes y las cuentas bancarias que tenia que revisar, decidió bañarse. No podía evitar suspirar al entrar a la tina, aquella era muy pequeña y apenas se podía sentar.
Dejó caer el agua fría en todo su cuerpo desnudo mientras tocaba sus perfectos músculos que parecían dibujados por un artista. Le gustaba imaginar que aquellas manos eran las de su niño, siempre deseaba tenerlo y tocarlo, hacerle reír por siempre, para siempre…
Illumi empezó a reír abruptamente mientras se quitaba el cabello mojado de la cara.
 
- Mi Kil… - pronunció con la vista agachada observando el patito de juguete que flotaba en el agua. El hijo mayor de los Zoldyck realmente no estaba bien de la cabeza, pero, ¿Quién lo estaba?
 
Terminó rápido con el aseo, siempre salía renovado cuando tocaba el agua, así que decidió vestirse con ropa algo especial, aquella vestimenta que solo usa cuando frecuenta al líder de las arañas, su traje verde era extrañamente místico, los bordados dorados le daban un aspecto formal pero no llegaba a lo exagerado, más bien parecía un príncipe, un príncipe desterrado.
 
.
 
Solo en su habitación Illumi se sentó en la cama, la luz tenue no era molesta para su perfecta visión. Abrió el folder y leyó el informe detallado con lo que se haría en el trabajo, realmente se admiraba por el excelente trabajo de Hisoka – Ese bastardo es muy bueno – pensó dándole vuelta a la hoja para continuar su lectura. Llegando a la última confirmó la buena estrategia que se había creado, la nueva pantalla que se haría, un gran revuelo en medio de la ciudad donde intervendrían varias figuras públicas, aproximadamente para dentro de 3  meses.
 
Se tiró a la cama calculando el tiempo que le tomaría en hacer el próximo trabajo, seguro menos de 12 horas, lo sabía, pero aun así no podía volver a casa…
 
Antes de quedarse dormido verificó si eso era todo en el sobre entregado, no podía dejar pasar ningún dato o ¿quién sabe? Tal vez un chip de rastreo. A simple vista no encontró nada, aquel folder tenía un bolsillo falso, supo que tenía que doblarlo hacia afuera y así lo hizo.
 
Un papel algo grueso cayó, pudo reconocer que era una fotografía, pero la imagen estaba pegada al suelo. Al recogerla y verla su pulso cardiaco aumentó como si se hubiera inyectado alguna droga, la única diferencia es que no estaba alucinando y ¡Cómo hubiera querido estarlo  segundos después!
 
Apretaba con fuerza su mandíbula hasta hacerla notar y su mirada se oscureció aún más perdiendo ese brillo que le hacía humano.  Se levantó y salió a paso ligero, no podía quedarse quieto, no después de ver la fotografía de su hermanito abrazando cariñosamente a otro niño…


Sí, ahí estaba Killua tomando por los hombros a Gon que estaba riendo alegremente.
 
Illumi usaba su teléfono para enviar un mensaje de texto, se encontraba en el pasillo porque se sentía abrumado y confuso, empezó otra vez a imaginar las miles de posibilidades que había para que el albino se aleje de él y no era precisamente un hombre o una mujer, si no, un niño, aunque no podía confirmar nada, lo sabía, sabía que Killua estuvo ocultando eso ¿Eso qué? Eso que por alguna razón había creado distancia entre ellos. Pensó que no era nada grave, pero le dolía, le dolía como si alguna de sus agujas se hubiera clavado en su pecho, sufría porque veía feliz a su niño con otro ser que no era él. 
Siempre se esmeraba en sacarle una sonrisa, pero nada, nunca lo lograba, nunca con tanta emoción verdadera como en la foto.
Entre tantos pensamientos absurdos  solo pudo llegar a una conclusión “Killua tiene un amigo y me lo ocultó”, sabia que era inevitable que tuviera relaciones sociales sin embargo lo que no podía pasar por alto era el hecho de no haberlo sabido antes, y para colmo que tuviese que enterarse por Hisoka. 
Empezó a recordar como era su hermanito y que si tendría un amigo no sería tan importante para él, porque él es un asesino. Se tranquilizó con esa idea, de que no todo era tan catastrófico como creía – Es normal Illumi – se repetía a sí mismo para calmar esos celos que lo descontrolaban, si algo no se permitirá era no tener el control de todo, él se consideraba como el dueño de Killua y quería saber todo concierne a su vida. 
 

 
Salió del hotel llamando la atención de todas las personas por su extraña ropa, aunque seguía sospechando “algo” que no llegaba a comprender decidió enterarse por la propia boca de su hermanito lo que había descubierto esa noche. Al llegar la haría preguntas hasta saber la verdad, aunque lo único que quería escuchar era que aquella relación no era importante para él, sí, solo necesitaba eso, no le importaba si Killua estaba rodeado de personas, si podía escuchar que él tiene un lugar especial en su vida lo aceptaría, aceptaría a quien fuese su amigo…
 
Se dirigía al aeropuerto ya en su auto escuchaba música clásica, se pasó alguno que otro semáforo buscando la manera de tomar el primer avión a su nuevo destino, lo había planeado, terminaría con el ultimo encargo de su padre y regresaría a casa para ver a Killua, luego contactaría con Hisoka para confirmarle en persona su alianza en el próximo trabajo.
 

 
“Mensaje Recibido: Trabajaré contigo” BY: Illumi - Una sonrisa nació entre la oscuridad del ambiente. Hisoka estaba ganando.
 

 
- ¡Corre! ¡Corre! ¡Cor – otra voz se quedó sin aliento, sin terminar sus últimas palabras. La cara de horror del espectador era impagable, sus ojos desorbitados mirando la escena que había hecho Illumi le daban un aspecto tétrico, como una caricatura mal dibujada. 
Solo se escuchó el cuerpo del hombre caer, era el último entre los reunidos en esa habitación, una aguja clavada en el medio de sus ojos fue lo último que vio antes de desplomarse. 
 
Illumi había terminado el trabajo dejando otra vez un espectáculo digno de ser retratado, los cuerpos como carne de venta estaban colgados uno sobre otros como si fuesen cerdos, causándole gracia. Su misión era causar terror cuando encontrasen la escena, así que mutiló algunas extremidades del agonizante cuerpo del jefe. No acostumbraba mancharse las manos ni la ropa, odiaba la sangre de los “políticos”, así que con unos guantes tocaba la carne desgarrada de su víctima.
Terminó el asesinato tal y como su padre le ordenó, salió del lugar como si nada hubiera pasado, no hubo testigos ni menos, era como si cada vez que lo hace el mundo desapareciera literalmente. 
 
Ya en su auto cambió su apariencia, en una bolsa negra guardó la vestimenta anterior y se puso un traje más elegante que tenía listo en la maletera. Lucía un terno altamente costoso que resaltaba su figura esbelta, los detalles azules combinaban con su piel como si el color hubiese sido creado para él. 
 
No perdería más tiempo así que se detuvo en un lugar desolado e incendió la ropa que había usado, después continuó su camino otra vez al aeropuerto.
 

 
El Zoldyck se encontraba ansioso de regresar a casa lo más antes posible, quería ver a Killua y darle una sorpresa con su llegada, pero cuando llegó y pidió el vuelo más cercano, este demoraría 14 horas en llegar a su destino.
 
Calculó los horarios y dedujo que llegaría a casa cerca de la media noche. No lo dudó y subió a su viaje de primera clase, hace mucho que no se sentía nervioso al retornar, había aprendido a controlarse y a limitar sus deseos, pero en esa ocasión su corazón no dejaba de jugar en su pecho, tenía cierto grado de temor por las respuestas que obtendría, siempre se había fiado de su instinto y quería estar equivocado de sus teorías. 
 

 
El viaje no fue nada placentero para él, de vez en cuando un hombre se le quedaba mirando con ojos de pervertido, lo ignoraba, pero aun así podía sentir la insoportable mirada encima de él. En un intento poco planeado se levantó de su asiento fingiendo ir a los baños, calculó el lugar de aquel hombre y la distancia del pasillo, uno, dos, tres pasos silenciosos y estuvo frente al señor de aproximadamente 35 años.
 
- Hola – fue lo que dijo Illumi inclinándose hacia el rostro ajeno, creando un ligero viento con el movimiento de sus cabellos, dándole a respirar su peculiar aroma. 
El señor dio un pequeño salto en su asiento, no se dio cuenta del momento en que Illumi llegó a su lado, pero se sintió satisfecho, según él había llamado la atención de aquel joven bello y apuesto.
 
- Estaba a punto de preguntar tu nomb – se quedó mudo y un ligero temblor recorrió su espalda, Illumi había juntado sus rostros casi rosándolos y colocó su mano en la barbilla temblorosa del señor.
 
- Que te parece si después de esto – se detuvo y cerrando sus ojos le dio un beso en los labios, como quien deposita veneno en una presa – Te levantas y cometes suicido – terminó diciendo para separarse del hombre y limpiándose la boca con asco y repulsión se fue a los baños.
 
Si algo había que temer era la habilidad de manipulación del Zoldyck, primero debías estar emocionalmente ligado a él, ya sea por amor, por odio o quizás por algo sexual, esto último era más fácil porque tenía destreza en la seducción sin importar quien fuese su objetivo. Aunque nunca le importó, lo sabía, él era un conejillo de indias para su padre que lo obligó a aprender “cosas” que él no quería que pasara Killua. 
 
Nadie pudo ver el momento en que clavó una de sus agujas en el cuello del señor, su habilidad funcionaba como una droga de alto nivel que te hacia alucinar despertando en tu mente el auto convencimiento, en pocas palabras, las personas obedecían lo último que escuchaban antes recibir la poderosa dosis llamada “marioneta” 
 
Para él ese era uno de sus últimos recursos para conseguir sus propósitos, pero nunca lo había usado con su familia, no se le estaba permitido. Había tenido miles de oportunidades para hacerlo con Killua, pero jamás lo hizo y jamás lo haría, lo amaba y no lo llenaría de drogas como sus padres lo hicieron con él o por lo menos eso pensaba ahora. 
Se fue directo a los servicios higiénicos y se encerró recostándose tras la puerta. Poco a poco el bullicio fue aumentando, había ajetreo en el avión, un hombre se golpeaba la cabeza en las esquinas del umbral de la puerta causándose grandes daños y conmoción en el ambiente.
 

 
Extrañaba el olor fresco de la ciudad, no había dado aviso a su llegada, por primera vez pasó por encima de las reglas de su padre y no informó su regreso. Como ningún mayordomo lo fue a recoger, tomó un taxi fingiendo ser una persona común. 
 
La espesa noche le pareció extraña, no recordaba que estuvieran en invierno, según sus cálculos aún la primavera debería estar abochornando la ciudad. Illumi miró el cielo tras la ventana y miraba la lluvia caer con fuerza hasta empañar el vidrio. Podía reconocer algunos lugares que visitó con su familia, entre ellos la tienda de Chocorobots era su favorito, siempre que pasaba recordaba las incontables veces que sacó a Killua por la fuerza ya que siempre se escapaba por esos dulces.
Una ligera sonrisa se formaba en sus pálidos labios antes de desaparecer bruscamente al recordar el motivo de su llegada.  


Cuando llegó no pudo avanzar ni un poco, solo vio como el taxi se iba perdiéndose en la oscuridad. – Ahí voy Kil – desde que tiene memoria ha pasado por esos jardines, pero en esta ocasión se sentía extraño, como un intruso en la boca del lobo, no quería que lo descubrieran, así que se esmeró en ser lo más silencioso posible. 
 
Era media noche y las luces estaban apagadas, entonces solo se pudo ver una figura negra escurriéndose por las paredes perdiéndose en cada esquina. Los sonidos de la madera eran lo único que podían delatarlo, pero se perdían con el eco de la caída de la lluvia.
 
Illumi había llegado al cuarto de Killua, miraba la manija pensando muy bien que haría adelantándose a las respuestas de su niño, 60 segundos pasaron y el leve chirrido de la puerta le retumbó los oídos.
 
 
El hijo mayor de los Zoldycks ya estaba adentro de la habitación…
 

Notas finales:

Este es el momento en el cual decides si quieres o no continuar la historia...

 

 

Un abrazo para ti :)

 

-Heart


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