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Secretos en la Academia Hunter por Heartshaoi

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Notas del capitulo:

Hola!!

¿Cómo han estado? 

Yo estoy contento de poder actualizar un domingo ;) (Aquí en mi país aun lo es)

Y bueno, la trama llegó al centro de la historia por fin... ¿Querré decir que ya estamos a la mitad? No, solo la trama, no el fic ;)

Espero que sea de su agrado.

 

¡A leer!

¿Todo bien? – no respondió ante el llamado de la mujer que estaba a su lado, ella se había levantado después de todo el ruido que había hecho Gon a tan temprana hora. La miró y la volvió a llenar de preguntas que no parecían tener lógica por su poco claro planteamiento.
- No te entiendo Gon…
 
- ¡Killua se fue!... yo- se sentía nervioso, por varios segundos estuvo lelo esperando escuchar su voz, pero nada, ¿A dónde fue? Se preguntaba tantas cosas en aquel momento que apenas y podía procesar lo sucedido la noche anterior.
 
Dejando a su tía corrió a su habitación para encerrarse y poder calmar ese mar de emociones que estaban carcomiéndolo. Sin embargo, no podía, sentía una corazonada con dolor en su pecho, no quería idear algo sin sentido, no después de lo que acababa de pasar.
 
Se miraba el cuerpo, él aún tenía puesta la ropa sucia que le traía recuerdos como flashbacks de esa escena poco creíble en la noche anterior, aquello era una prueba de lo que había sucedido y con vergüenza se ruborizó, apenado de no poder mantenerse firme ante el albino.
 
Llevaba un buen rato suspirando, dejando pasar los minutos envolviéndose en la sensación que aún conservaba en su cuerpo. Intentó dejar de pensar en que “lo ha abandonado” y se entró de lleno a la maravillosa agua fría para limpiar la saliva seca de su pecho y la viscosidad en su abdomen, no había pasado ni ocho horas y todo estaba fresco, el olor ajeno, el sabor de esos labios suaves y rosados, el sudor mezclado por el ajetreo, todo seguía en él.
 
Se dispuso a ir a la Academia deseando encontrarlo ahí “tal vez se olvidó algo” Con un poco de positivismo se despidió de Mito para irse corriendo a la estación. Extrañamente apenas salió de casa se sintió observado por alguien que sabía ocultarse muy bien, le pareció una amenaza cuando sintió su nunca ser expuesta ante el peligro. Dejó de darle importancia, no quería tener problemas con nadie en ese momento, solo quería encontrar a Killua, quería tenerlo con él una vez más. Se había cansado durante una larga hora de sentirse así, ya no toleraba sentirse acompañado y que no haya nadie a su lado. Su plan era ver a Killua y preguntarle por qué se fue sin él., comenzó a ensayar frases de posibles conversaciones, más que nunca sus nervios florecían nublándole la mente hasta hacerle renegar de su propio defecto. Cuando llegó a su destino corrió hacia todos lados buscándolo, queriendo saber de su voz, quería escucharlo, lo necesitaba, realmente lo necesitaba.
 
No lo halló, se sintió triste por no dar con él, pensó que estaría ya en clases, así que esperó a la hora del receso para encontrarlo y lamentablemente tampoco fue así
.
“¿Dónde? ¿Dónde estás?”
 
En el club lo vieron muy cabizbajo, ya no le importaba esa constante amenaza detrás de él a pesar de que con el tiempo había aumentado de intensidad. 
 
Le preguntaron por Killua y no supo que responder, su mirada sin vida sorprendió a muchos que lo vieron por primera vez así. Era especialmente observado desde el otro lado por ese tal joven con apariencia adulta que no pudo evitar sonreír maliciosamente, nadie lo vio cuando se dirigió a la entrada tomando su celular sin importarle abandonar la práctica. 
 
Al poco rato una llamado a la puerta del club distrajo a la mayoría que no esperaba a nadie, mucho menos Gon esperaba a alguien, sabía muy bien que no era Killua porque el albino entraría sin importarle pasar por encima de algún que otro compañero. El ojimiel pidió que siguieran entrenando y haciendo un intento forzado les subió los ánimos haciéndoles recordar que no faltaba casi nada para las regionales.
 
Abrió la puerta completamente para recibir a quien con formalidad pedía ingresar.
 
-Hola, Gon…
 
Le intentó sonreír y mágicamente dejó de sentirse observado, un peso salía de él cuando por fin dejo de sentirse amenazado.
 
- Hisoka – san ¿En qué le puedo ayudar? – dijo saliendo del umbral, ya eran más de las 4 y pronto llegaría la salida, previamente se había despedido del resto para no preocuparlos, era un viernes que daba paso al fin de semana que traía consigo la semana de eliminatorias, nadie se podía dar el lujo de faltar. 
 
- ¿Uhm? – fue el sonido que emitió para comenzar a ver detrás de Gon como quién buscando a alguien - ¿Y Killua? Es raro no verlo contigo – dijo el hombre en traje que comenzó a caminar en dirección a la salida, cruzando ese gran patio que durante muchas ocasiones había sido testigo de sus encuentros - ¿Qué esperas? Ven… - le dijo dándole una ultima sonrisa. Gon lo siguió en silencio a la vez que se llenaba de curiosidad por conversar con el mayor, era muy extraño que preguntara de su amigo, nunca lo había hecho y era algo digno de averiguar.
 
Cuando estuvo a su lado por fin pudo contestar con naturalidad, le contó que no lo había visto desde el día de ayer, no le diría que la pasaron en su casa, no podía mencionar siquiera algo al respecto porque se avergonzaba de tan solo ponerlo en su boca. 
 
No obtuvo respuesta inmediata, pero cuando alzó la mirada pudo ver su rostro en un gesto de felicidad y maldad. Le dio miedo su expresión perdida en la nada, podía ver como sus orbes ámbar se movían con rapidez de lado a lado como si estuvieran esperando algo.
 
- ¿Hisoka san?
 
El mayor reaccionó ante su voz – Lo siento ¿Decías algo? – y el cambio repentino de actitud lo puso en guardia.
 
- ¿Me necesita para algo? – dijo frunciendo el ceño al sentirse ignorado, ya habían llegado a la entrada principal y no había motivo para que sigan caminando juntos. 
 
Alzando su dedo índice como quien tiene una gran idea se agacho hasta su altura para verlo directamente a los ojos, esos ojos que tanto le gustaban – Tengo una sorpresa para ti, solo me tienes que acompañar.
 
Otra vez con misterio se adelantaba en distancia, no entendía qué realmente quería decirle, sabía que ocultaba algo, pero su curiosidad era más grande que su duda. No podía pensar en algo malo, veía al administrador como un tutor que podía seguir, era la primera figura masculina que tenía en su vida y hasta se podría decir que lo veía de forma fraternal.
 

 
Caminó en silencio a su lado esperando a que el otro iniciará una conversación, otra vez volvió a sentirse observado y con cada segundo lo sentía más cerca de él. no se había dado cuenta por andar metido en sus pensamientos, así que cuando captó su entorno el lugar estaba vacío, sin gente andando, era cerca de un basural, lo sabía por qué podía sentir el olor por todas partes. 
 

 
No pudo haber demorado más de un segundo, o si no, hubiera sido fatal. Fue un movimiento perfecto cuando su cuerpo reaccionó al sentirse presa de aquella terrorífica mirada detrás suyo. - ¡Hiso! – intentó avisarle que algo andaba mal, pero su cuerpo se movió más rápido que su boca, con dificultad cayó al piso sintiendo la mano del pelirrojo en su espalda, la fuerza con la que lo había hecho flaquear le dejaría represalias muy dolorosas. 
 
Intentó moverse, pero el sonido frio de un disparo lo dejó inmóvil – ¡Corre! – apenas se levantó solo tuvo tiempo para mirar al frente, si no fuese por la rapidez con la que se movió hubiese jurado ver una sonrisa en sus labios.
 
“¿Hisoka- san?”
 
Corrió sin voltear al callejón más cercano sintiendo su corazón desesperado por saber qué le sucedería al otro, otra bala sintió que se disparó y que por poco le daba en el hombro - ¿Quién intenta matarme? O ¿Será a Hisoka? – intentó voltear para ver si estaba bien, no quería huir, pero sabía que sería un estorbo, no tenía miedo de perder la vida, si no, de no poder ayudarle en esa situación. Lo que vio le congeló la sangre, su respiración agitada le envolvía los oídos, el lugar quedo en silencio y solo fue cuestión de segundos para sentirse terriblemente amenazado por esa mirada oscura y vacía que lo observaba con sed de sangre. 
Se cayó al piso cuando encontró un lugar seguro, lo había visto todo, sus manos tapaban su boca para evitar hacer ruido, no estaba lo suficientemente lejos e intentaba escuchar lo que pasaba. No habían sido ni 3 segundos pero lo captó rápido en su mente.
 
“Hisoka y otro hombre se apuntaban a la cabeza”
 
Cada segundo se le hacía eterno en su espera, no volvió a escuchar nada y al poco rato apareció un auto negro que se detuvo en la acera - ¿Qué está pasando? – se paró para volver a correr y no pudo hacerlo porque la mano del pelirrojo lo detuvo cargándolo contra su voluntad. La puerta se abrió rápidamente para que entraran y en un gesto nada delicado Hisoka tiró a Gon con fuerza dentro de esta.
 
- ¡Arranca ya! -el chofer piso el pedal y rechinando el asfalto dobló cambiando de dirección. El niño estaba totalmente confundido, cuando se reincorporó de la caída vio a su mayor con una línea de sangre cayendo por su boca, le preocupó y también le asustó su expresión de ansiedad.
 
Su cabello se había despeinado ligeramente y el traje estaba desarreglado. No podía borrarse la imagen al verlo con un arma como si de verdad fuese peligroso, realmente no le importaba si lo era, solo quería saber si estaba bien, todo había sido muy rápido y ni tiempo tenía de pensar. 
 
- Hisoka – san…
 
- ¿Estás bien? – el hombre se acomodó el cabello y al no escuchar una respuesta volvió a preguntárselo.
- Sí, pero usted…
 
- Ya veo… eso me alegra – le dijo dejando escapar un suspiro como si estuviera rogando escuchar aquello. ¿A que venia eso? Estaban a punto de matarlo y quería saber el por qué de toda esa escena.
 
- ¿Quién era él? ¿Él nos estaba persiguiendo verdad? – Gon casi gritando le dijo esto pensando en que de verdad pudieron haberlo matado, lo estaba regañando por no haberse cuidado y haberse dejado herir.
 
- ¿Tenias miedo? – una línea marcada en sus labios se formó cuando lo vio en ese estado.
 
- ¡No! Yo solo… estaba preocupado por usted.
 
Su sonrisa falsa se volvió una carcajada tan fuerte que logró cambiar el ambiente, Gon lo miró con rabia sin saber qué diablos le estaba pasando por la cabeza. 
 
- No más preguntas hasta que lleguemos.
 
- ¿A dónde vamos?
 
- A casa… Y esta es la última.
 

 
 Después de una larga carrera por lugares que Gon jamás había visto, llegaron a una zona residencial que estaba bastante lejos de su casa. Él intentaba ver quien estaba tras el volante, pero no pudo porque el hombre llevaba una máscara de conejo. Se había mordido la lengua durante más de una hora sin poder decir nada, no podía ni siquiera mirarlo para evitar recordar lo molesto que se sentía. Con algo de nerviosismo miraba su celular en cada oportunidad a punto de crear una gran molestia en su acompañante, quería ver si tenía algún mensaje de Killua, necesitaba saber de él en esos momentos, en serio que lo necesitaba. 
 
Cuando llegaron, casi no lo creyó, el lugar era gigantesco, el niño miraba por la ventana el lugar que cubría su vista entera.
 
“¿Será su casa?”
 
- Ya llegamos – vio que Hisoka se bajaba sin esperarlo, le siguió el paso y se detuvo a su lado, justo al frente de la decoración principal. 
 
- Te llamaré después – escuchó que dijo en dirección al conductor, solo podía confundirse más con cada palabra, pensaba: ¿Hisoka sabía lo que sucedería?, la luna polarizada descendió dando la nueva imagen de alguien que conocía perfectamente bien.
 
-  Nos vemos Gon… - dijo el joven con anteojos dando una última despedida con un gesto de amistad, yéndose, perdiéndose en lo lejano de la autopista.
 
“¿Por qué Leorio está ahí?”
 
Cada vez estaba menos seguro de lo que era real, se llegó a cuestionar si de verdad quien estaba ahí era Hisoka y no impostor, sin embargo, ya no podía hacer otra cosa más que seguirlo y lo hizo esperando a estar con el pelirrojo a solas para preguntarle qué quería de él.
 
Lo invitó a pasar, cuando pasó la mansión estaba completamente vacía, le pareció extraño y poco seguro, desde lo que había sucedido en la tarde ya no se sentía seguro de nada, y la confianza que tenía en Hisoka estaba desapareciendo.
 
- Fue un milagro que no saliera herido – pensó Gon a la vez que tomaba asiento en un sofá cama dentro de la inmensa sala de espera. Había ingresado primero que el otro, no, eso era lo que creía, se equivocaba, desde que habían cruzado la puerta los pasos ajenos se habían vuelto mucho más lentos, tanto, que lo había dejado atrás. Se había quedado tan perplejo de la decoración del lugar que no se había dado cuenta que Hisoka no estaba ahí. Voltio viendo a la entrada y ahí estaba el cuerpo del pelirrojo en el piso, dando alguna que otra convulsión producto de quién sabe qué cosa. 
 

 
Abrió los ojos con pesadez, el dolor en su cuerpo era tan fuerte que ni podía mantenerse dormido, lo único que pensó al recobrar la lucidez fue en el niño que yacía dormido a sus pies, lo pudo sentir cuando se movió. Quiso protegerlo, lo supo desde el primer momento, desde que lo encontró solo supo que corría un gran riesgo si lo dejaba, aquello era uno de los tantos peligros que tenía que correr por su estrategia.
 
Se reincorporó en la cabecera y se detuvo a verlo mientras en su rostro se formaba una mueca de dolor, sudaba frío por la alta fiebre que lo estaba matando, le pareció tan lindo tenerlo así que olvidó totalmente el gran problema que tenía en él.
 
Sabía que tenía una buena resistencia, aún así no debía jugar demasiado con ella – Despierta Gon… d- despierta – lo llamó sin ganas de querer quitarle el sueño – Es tan mono – pensaba al verlo abrir los ojos lentamente.
 
Cuando Gon se despertó a penas y pudo ponerse de pie ya que se había recostado en una mala posición y sus piernas se habían adormecido por ello. 
 
- ¿Se encuentra bien? – le dijo sentándose a su lado.
 
¿Cómo no quería que pensara otra cosa si lo tenía así? Hisoka le pidió ayuda para quitarse la ropa, lo obedeció asustado de volver a verlo en ese estado, se preguntaba si de verdad estaba bien hasta que vio la blanca tela de la camisa ligeramente manchada de sangre en el hombro izquierdo, el mayor con algo de fuerza desgarró la prenda dejando al descubierto su herida. 
 
Gon se descontroló, no sabía qué hacer ante esa horrible imagen, el brazo de Hisoka rompía con la escena, desencajando, arruinando la perfecta visión que tenia de su cuerpo. Parecía que se había podrido, estaba entre morado y verdoso, se había esparcido casi llegando hasta su codo y un poco había descendido a su pecho, sus venas hinchadas parecían estar a punto de estallar. 
 
- Maldito bastardo – murmuró apretándose la herida hasta hacerla sangrar otra vez, era solo un punto pequeño, tan pequeño como la picadura de una avispa. Intentaba sacar algo de adentro como si ya supiese que tenía ahí. 
 
Antes de comenzar a interrogarlo lo ayudaría con ese problema, a penas y supo que el botiquín estaba en el baño corrió a buscarlo y cuando llegó vio como una larga aguja salía de su musculo con dolor. Se quedó admirado de como trabajaba en él mismo, vio que se inyectaba directamente en el tríceps un líquido de un frasco negro.
 
Hisoka estuvo preparado para eso desde el comienzo, sabía que enfrentarlo no sería fácil y mucho menos podía pedir salir sin ningún rasguño porque tenía que proteger a Gon y eran ya casi las 7 de la noche cuando la fiebre dejo de molestarlo.
 
- Ves esto – le dijo observando la delgada aguja entre sus dedos – Podría matarte, el veneno es lo suficientemente letal como para terminar con un león.
 
- Hisoka – san ¿Ahora si hablará conmigo? Tengo que regresar a casa, ¿lo sabe? – ya estaba cansado de esperar a su antojo, no le había dicho a su tía que regresaría tarde así que estaba preocupado por lo que le haría al regresar. 
 
- Iré directo al grano, Gon – su voz se tornó seria como quien estuviera a punto de decir algo importante - ¿Quieres ver a Killua?
 
Se quedó impresionado por su forma de hablar ¿A qué se refería con eso? ¿Acaso Killua no volverá? Se levantó del piso y se fue a la puerta queriéndose ir – Hisoka -san, Killua volverá. Es una pena que solo me haya hecho pasar por esto.
 
- Oh… pensé que de verdad querías verlo…
 
- ¡Eso no tiene nada que ver con usted! – se supone que había ido para recibir algo, sin embargo, las cosas no habían sucedido como quiso, y justo después de creer que podía escuchar una explicación del tiroteo le sale con esas cosas, Gon era paciente, pero no lo suficientemente tonto como para nodarse cuenta de que algo estaba tramando el pelirrojo. 
 
- La verdad sí, sí tiene que ver conmigo y mucho…
 
¿Acaso Hisoka tenía que ver con la extraña desaparición de Killua? Ya estaba cansado de tantos rodeos, dijo que iría al grano, pero sabía que hacia todo lo posible por irritarlo, o al menos eso entendía al ver su sonrisa de póker perdida en la nada. 
 
- ¡Esta bien! ¡Sí! ¡Sí quiero verlo! ¿Qué tiene que ver eso con lo de hoy? 
 
- Lo sabía, ¿Son buenos amigos verdad?
 
- ¡¡Hisoka- san!!
 
- Entiendo, entiendo… Lo siento, solo que te ves divertido cuando te molestas.
 
Hizo un puchero y se sentó en el piso dándole la espalda, no podía actuar más como un niño, aquel gesto solo hizo que el mayor se riera otra vez de él. 
 
- L-lo sabes ¿no? – dijo intentando calmar su risa - ¿Sabes que es Killua? – su mirada seria fue tan dura que sintió escalofríos por todo su cuerpo, el ambiente se había cambiado a uno mucho más pesado con la simple presencia del otro.
 
- ¿A qué se refiere?  - puso toda su atención después de esa simple frase. Sabía muy bien que Killua era un asesino y que había trabajado haciendo cosas terribles, acaso… ¿Hisoka lo sabía? 
 
- Oh… vamos Gon, no me digas que no lo sabes… - él quería jugar con Gon, quería hacerle creer de verdad que su
postura no duraría mucho, no por mucho.
 
- No se nada – dijo cruzando los brazos como un acto de un mentiroso muy malo. No había ido a hablar de Killua, solo quería escuchar de una vez quién era el de la tarde y listo. – Hisoka -san, ¿Quién era ese hombre que intento matarlo?
 
- Pensé que eran grandes amigos…
 
- ¡Ya deteng!- 
 
-Killua, es un asesino.

 
Gon casi ni pudo responder -¿C-Como lo sabe? – a penas y podía articular una palabra - ¿Quién es usted?  Todo tenía sentido en ese momento, las armas, el tiroteo, Killua desaparecido y su extraño comportamiento.
 
-No sabes mentir muy bien ♥ Además no puedo responder a  todas tus preguntas ¿entiendes? Solo viniste por tu sorpresa.
 
Hisoka se levantó y comenzó a buscar en su gran closet un traje nuevo para usar, Gon lo miraba con extrañeza intentando unir sus indirectas.
 
- Puedo ayudarte a volver a verlo… Solo si tú quieres…
 

 
Eran las 4 de la mañana cuando llegó por fin a su casa. No había tenido la mejor conversación de todas, con Hisoka y su gran sarcasmo era difícil saber que estaba bien o no. 
 
Haciendo una pirueta subió por el árbol de su jardín hasta el segundo piso donde estaba su cuarto. No entraría por la puerta principal para encontrarse con la tenebrosa imagen de su tia esperándolo en la sala.
 
Solo escuchó el motor del auto prenderse y marcharse sigilosamente. Se tiró a la cama sin ninguna pisca de sueño, no podía dormir después de lo que se había enterado y que no quería aceptar. Según lo que le dijo Hisoka, Killua no regresaría nunca porque había vuelto a trabajar con su familia, no lo quiso creer así que el pelirrojo le contó acerca de su vinculo de negocios que tenía él y los Zoldycks. Cuando comprendió que aquella historia descabellada si podría ser cierta, se lleno de angustia. Le dijo gritando “Killua es mi amigo y volverá al lunes para el campeonato” SÍ, lo sabía, habían hecho una promesa que ninguno podía romper. 
 
No le importaba si Hisoka estaba metido en ese mundo o si corría el riesgo de salir herido. Era amigo de Killua y quería serlo por siempre sin importar que suceda con el resto. El niño estaba pensando de una manera muy egoísta sin pensar en el administrador que ofreció su vida por él. 
 
Sin embargo Hisoka sabía que aquello no duraría mucho, nunca intentó convencerlo, si no,  plantarle la idea y que solo vaya a él. Era tan calculador que no necesitaba forzarlo, sabía que pronto su resistencia caería ante la necesidad de saber del albino.
 

 
Esperó el fin de semana pegado al celular esperando un mensaje, él por su parte le enviaba uno cada 5 minutos contándole lo que hacía en el día. Fue lo más desesperanzador cuando fue ignorado al ver que en las redes sociales Killua había bloqueado sus cuentas.
 
“Killua no volverá”
 
Estaba cansado de recordar esa frase en su cabeza que solo avivaba su frustración. Era tanta su preocupación que no entrenó en el ultimo día de preparación, estaba terminando el domingo y el celular estaba explotando de mensajes de sus compañeros que preguntaban por él pero no ninguno era de Killua.
 
Llego el lunes sin fuerzas para nada, lo único que lo mantenía despierto era la idea de verlo ahí a su lado listo para ganar el primer puesto como lo habían prometido, pero no importó cuando tiempo lo esperara en los buses para sentarse a su lado, jamás apareció, se sintió fatal cuando el bus avanzó y no estaba esa linda melena blanca a su lado.
 
..
 
El campeonato terminó muy rápido, estaba molesto consigo mismo por ser tan ingenuo, había sido tanta su descarga que los otros contrincantes sintieron miedo de acercársele. Hisoka lo alentaba desde la banca con el grupo de porristas para que no se rindiera ante los golpes que recibía, Gon era el ultimo en participar, después que su grupo lo hizo llegar a la final no tuvo más opción que dar todo de sí.
 
Otro año ganaba la medalla de oro, los demás lo celebraban rodeándolo y luego cargándolo, hasta que comenzó a llorar en frente de todos, la mayoría pensaba que era de alegría por conseguir esa hazaña, cuando en realidad era por no poder ganarla al lado de ese ser tan especial.
 
Buscó con su mirada a Hisoka, recordó verlo en las bancas hace un buen rato, pero ya no estaba, volver a buscarlo por todas partes le trajo recuerdos de lo que había sucedido hace un año atrás. Gon ya no aguantaba más la presión en su pecho, quería saber de Killua, ya no le importaba que tuviera que hacer para ello, necesitaba encontrar una salida para ese gran pesar en su pecho.
 
Así que encontrando con la mirada a Hisoka se acercó a él.
 
- Hisoka – san, necesitamos hablar… - estaban en el patio trasero del estadio donde se hacían las practicas previas. 
 
- Oh Gon… pensé que demorarías más – dijo sacándole una foto con su linda medalla de oro colgándole del cuello.
 
- Esta bien…Yo, yo lo seguiré… yo haré cualquier cosa que me diga…
 
 
Cualquier cosa…
 

Notas finales:

Oh...

Ningun personaje en mi historia está por las puras, se dieron cuenta ¿verdad? SÍ. El tal Leorio que salió en el capitulo 4 acaba de hacer otra vez su aparición salvando a Gon y a Hisoka...

¿Qué será de él? 

Hasta el proximo.capitulo, gracias por tu tiempo querido lector! 

Anónimos, ustedes son más reales que mi OTP <3

 

-Heart


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