Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fundashi-kun por FruttiKouki

[Reviews - 120]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola! Aquí la penúltima actualizaciónde la semana (la última es hoy mismo con el Fic "Te debo olvidar"), pero bastante feliz de saber que es du su agrado esta historia. 

Muchisimas gracias a aquellos que me dejaron sus comentarios. ¡¡Me animaron como no tienen idea!! literalmente. 

¡Nos leemos abajo!

- ¿Y cómo es tu familia? – preguntó Kagami dando una mordida a una de las muchas hamburguesas que tenía delante. Furihata había pedido un combo sencillo que llevaba un refresco, papas y la hamburguesa. En cambio, Taiga, optó por ordenar una ración increíble de hamburguesas con queso y un refresco grande.

- Bueno, vivo con mi mamá, papá y mi hermano mayor. Mamá es ama de casa, mientras que papá trabaja en un bufete de abogados. Mi hermano mayor estudia la universidad para ser ingeniero – respondió luego de comer una papa. - ¿Y tú? – el pelirrojo asintió, eso explicaba el porqué de que Kouki fuera tan tierno. Definitivamente tenía esa aura de hermano pequeño que te invitaba a protegerle.

- Mi mamá vive en América por su trabajo y papá tuvo que irse también luego de que me mudará a Japón. Se supone que viviría conmigo, pero por el trabajo no puede por ahora – informó tragando la hamburguesa. - ¿Cuál es tu materia favorita?

Furihata infló las mejillas haciendo que Kagami casi se atragantará con el refresco. – Eso no es justo, me tocaba a mí hacer la pregunta.

El pelirrojo río divertido y asintió. – Perdón, perdón. Lo olvidé, pregunta lo que quieras.

- Mmm… - Kouki se agarró la barbilla pensando en que preguntar y luego sonrió. - ¡Ah! ¿Tienes algún hobbie?

- Sí – contestó quitando el papel a otra hamburguesa y ganándose un puchero por su respuesta tan cortante. Cosa que le dio gracia. – El surf. Solía viajar en vacaciones de verano para surfear con algunos amigos. Cuando podíamos invitábamos a más, pero usualmente sólo éramos tres. ¿Tú?

- ¡Increíble Kagami! – contestó el otro con brillo en los ojos mientras le miraba con admiración. – No puedo creer que sepas surfear, eso es genial. De seguro eres muy bueno. Yo ni siquiera sé nadar – dijo un poco más triste.

- Yo te podría enseñar, si quieres.

- ¿De verdad? – inquirió el castaño con emoción recibiendo un “por supuesto” del tigre. – Sobre mi hobbie… Serían los ferrocarriles – rascó su mejilla un poco avergonzado. – Suena tonto, pero me gustan mucho en escala. Aunque leer también podría contar como hobbie, supongo que es lo normal.

- No suena tonto – interrumpió Taiga con una sonrisita. – Es algo que te gusta, así que no deberías decir eso. Sigo de preguntar – miró hacia la ventana por unos segundos pensando en qué preguntar, cuando a su mente vino la llamada que había recibido de Kuroko. ¿Sería buen momento para preguntar? - ¿Es verdad que… creías que Kuroko y yo éramos pareja?

Furihata alzó la vista la envoltura que hacia bola con sus manos. ¿Había escuchado bien? Se mordió el labio con nerviosismo mirando a un costado. – Amm… B… Bueno… sobre eso – sus mejillas tomaron un poco de color y con sus manos comenzó a jugar con la papa que le quedaba. – Eso era antes… ¡Pero sabía que no eran nada! – se apresuró a aclarar.

- Entonces, ¿era sólo porque… siempre estábamos juntos? – dijo el de ojos rojo mirando cómo Furihata asentía. – Pero ahora sabes que no es así, ¿cierto? – el rostro del castaño se encendió como foco navideño mientras volvía a asentir. Kagami tragó saliva, nervioso. - ¿Ahora me estás tomando en serio?

Kouki alzó la mirada para encontrarse con la de Kagami, titubeó por unos segundos y asintió con las mejillas rojas y bajando la mirada. Eso le tranquilizaba, quería que el castaño le viera como un pretendiente que iba en serio.

                                               *                             *                             *                             *

Las carcajadas de Kagami resonaban en la oscuridad de la noche y el tigre se sostenía el estómago mientras lágrimas de gracia se acumulaban en sus ojos. Furihata intentaba seguir su relato a pesar de que la risa le atoraba las palabras impidiéndole seguir hablando. Poca gente caminaba alrededor, pero aun así no les importaba a ninguno de los dos.

- Y Fukuda… Intentó detener a Kawahara para que no le dijera a la chica que le gustaba, pero por más que le dijimos que era mala idea se acercó – Kouki retiró unas cuantas lágrimas de sus ojos a la vez que reía. – Pero cuando le dijo a la chica lo que sentía, lo bateó diciendo que ni siquiera se conocían y que no se le volviera a acercar o llamaría a la policía – soltó una carcajada divertido.

- ¿Y qué hicieron ustedes?

- En cuanto la escuchamos gritamos ¡Home Run! Desde nuestra mesa – dijo Kouki haciendo un movimiento fingido de ver una pelota alejarse por el cielo.

Ambos explotaron en risas deteniéndose en la entrada de jardín del castaño, se doblaban de la risa sin contenerse. Durante el camino de regreso a casa habían estado contando anécdotas que habían pasado.

Un poco más tranquilos calmaron sus risas limpiándose los ojos. Sus respiraciones estaban agitadas por la acción anterior. Soltaron el aire dejando salir una que otra risita que se había quedado atorada en su garganta.

- Bueno – habló Kagami con una sonrisa en diversión por la aventura desamorosa de su compañero de equipo. – Aquí es donde nos despedimos – miró la hora de su celular distraído. – No es muy tarde, así que llegare a tiempo para ver la repetición del juego de la NBA que pasarán hoy.

- Te dije que no era necesario que me acompañaras hasta la casa – regañó el castaño, aunque agradecía internamente la amabilidad que le mostraba el tigre al insistirle que no podía andar solo por ahí. – Soy un chico, puedo cuidarme solo.

Taiga sabía que el menor tenía razón, pero quería pasar un poco más tiempo con él. – Lo sé, pero aún no quería despedirme.

Furihata abrió la rejilla blanca que estaba en la entrada para luego pasar y cerrarla. – En algún momento lo teníamos que hacer – ironizó sosteniéndose del metal que le separaba del pelirrojo. Le dedicó con una sonrisa, agradecido. – Nos vemos mañana.

El tigre asintió y se dio la vuelta para caminar por donde habían caminado antes, pero detuvo sus pasos para regresar. - ¡Furi! – le llamó antes de que el otro se fuera. Kouki le volteó a ver y sus ojos se abrieron cuando sintió como el mayor le daba un corto beso en los labios tomándolo completamente desprevenido. – Hasta mañana – susurró sobre estos para luego trotar hacia su hogar.

El castaño se quedó parado en la entrada con su rostro rojo hasta las orejas. << ¡oh por dios! >> pensó con su cuerpo completamente tenso sin permitirle moverse ni un poco. Con una de sus manos cubrió su boca dejándose caer de cuclillas en la entrada. En sólo un día había recibido dos besos de personas distintas y eso era demasiado para él. Su corazón latía rápidamente y se sujetaba de la rejilla para no caer por completo al suelo.

- Este es el momento en el que corres detrás de Kagami y le gritas ¡Te amo! Para que tengan un final feliz – le dijo Fukuda en burla mientras se acercaba con Kawahara. Furihata se sobresaltó para luego levantarse frunciendo el ceño.

- N… No digas tonterías – chilló con vergüenza provocando la risa en el pelo negro. - ¿Qué hacen aquí?

- Venía a devolverte los apuntes de biología – respondió Kawahara con una risita. – Pero no queríamos interrumpir el momento.

Furihata infló las mejillas en un puchero al mismo tiempo que arrebataba el cuaderno que le extendía Koichi. – Ya dejen de hablar de eso – dijo en regaño ante las risas de los otros dos. La puerta de la entrada se escuchó abrir dejando ver a la mamá del castaño, quien se sorprendió al verlos.

- Fukuda-kun, Kawahara-kun, no sabía que vendrían. ¿No quieren pasar a cenar? – invitó la mujer con una amable sonrisa.

- ¡Yo sí! – contestó de inmediato, Fukuda, alzando el brazo con entusiasmo.

- Muchas gracias, Furihata-san – agradeció Kawahara a la vez que entraban junto con el castaño.

 

                                               *                             *                             *                             *

¿Cómo había terminado todo de ese modo? ¿Cómo podría escapar?

Sentía las miradas de todos los de la mesa sobre él y la respiración del otro cerca de su mejilla roja por la vergüenza. Alzó la mirada para encontrarse con los ojos rojos de Akashi que invadía su espacio personal con una sonrisa divertida por la situación.

- ¡Hazlo, Sei-chan! – escuchó gritar a Mibuchi siendo seguido por las voces de las demás que los observaban. Una que otra tenía su celular a la mano grabando el momento.

Kouki contenía la respiración en completo nerviosismo, su barbilla era sostenida por la blanca mano del pelirrojo de Rakuzan que estaba al otro lado de la mesa, delante de él.

¿Cómo había terminado de ese modo? Se preguntaba una y otra vez. 

Notas finales:

(eue) ¿Qué tal? ¿Cómo creen que llegaron a esa situación? Pobre Furihata (xD) le pasa de todo. 

¿Akashi siente algo por Furi? ¿Reo lo tenía planeado? ¿Lord Kuroko hará su aparición? ¿Kagami volverá a besar a Furihata? ¿Los videos me los venderan las fujoshis? okno (xD). 

Bueno, bueno, esperaré con ansias sus opiniones (OwO). Por cierto, un pequeño comentario, me gustaría (si no es mucha molestia /w) que pudieran recomendar este fanfic medio alocado. ¿Razón? No sé (:D) Nah, mentira. Es que me gustaría comenzar a escribir más y pues así animarme. También porque me gusta saber que soy leída(¿?). 

Una pequeña aclaracion::: 

En cuanto al hobbie de Kagami. El surf si es su hobbie. Segñun la Wiki lo es, no me lo invente. Siempre trato de poner cosas no inventadas(¿?). Es menos trabajo (xD). 

Nos vemos en el siguiente capítulo OwO)/"

- ¿Y cómo es tu familia? – preguntó Kagami dando una mordida a una de las muchas hamburguesas que tenía delante. Furihata había pedido un combo sencillo que llevaba un refresco, papas y la hamburguesa. En cambio, Taiga, optó por ordenar una ración increíble de hamburguesas con queso y un refresco grande.

- Bueno, vivo con mi mamá, papá y mi hermano mayor. Mamá es ama de casa, mientras que papá trabaja en un bufete de abogados. Mi hermano mayor estudia la universidad para ser ingeniero – respondió luego de comer una papa. - ¿Y tú? – el pelirrojo asintió, eso explicaba el porqué de que Kouki fuera tan tierno. Definitivamente tenía esa aura de hermano pequeño que te invitaba a protegerle.

- Mi mamá vive en América por su trabajo y papá tuvo que irse también luego de que me mudará a Japón. Se supone que viviría conmigo, pero por el trabajo no puede por ahora – informó tragando la hamburguesa. - ¿Cuál es tu materia favorita?

Furihata infló las mejillas haciendo que Kagami casi se atragantará con el refresco. – Eso no es justo, me tocaba a mí hacer la pregunta.

El pelirrojo río divertido y asintió. – Perdón, perdón. Lo olvidé, pregunta lo que quieras.

- Mmm… - Kouki se agarró la barbilla pensando en que preguntar y luego sonrió. - ¡Ah! ¿Tienes algún hobbie?

- Sí – contestó quitando el papel a otra hamburguesa y ganándose un puchero por su respuesta tan cortante. Cosa que le dio gracia. – El surf. Solía viajar en vacaciones de verano para surfear con algunos amigos. Cuando podíamos invitábamos a más, pero usualmente sólo éramos tres. ¿Tú?

- ¡Increíble Kagami! – contestó el otro con brillo en los ojos mientras le miraba con admiración. – No puedo creer que sepas surfear, eso es genial. De seguro eres muy bueno. Yo ni siquiera sé nadar – dijo un poco más triste.

- Yo te podría enseñar, si quieres.

- ¿De verdad? – inquirió el castaño con emoción recibiendo un “por supuesto” del tigre. – Sobre mi hobbie… Serían los ferrocarriles – rascó su mejilla un poco avergonzado. – Suena tonto, pero me gustan mucho en escala. Aunque leer también podría contar como hobbie, supongo que es lo normal.

- No suena tonto – interrumpió Taiga con una sonrisita. – Es algo que te gusta, así que no deberías decir eso. Sigo de preguntar – miró hacia la ventana por unos segundos pensando en qué preguntar, cuando a su mente vino la llamada que había recibido de Kuroko. ¿Sería buen momento para preguntar? - ¿Es verdad que… creías que Kuroko y yo éramos pareja?

Furihata alzó la vista la envoltura que hacia bola con sus manos. ¿Había escuchado bien? Se mordió el labio con nerviosismo mirando a un costado. – Amm… B… Bueno… sobre eso – sus mejillas tomaron un poco de color y con sus manos comenzó a jugar con la papa que le quedaba. – Eso era antes… ¡Pero sabía que no eran nada! – se apresuró a aclarar.

- Entonces, ¿era sólo porque… siempre estábamos juntos? – dijo el de ojos rojo mirando cómo Furihata asentía. – Pero ahora sabes que no es así, ¿cierto? – el rostro del castaño se encendió como foco navideño mientras volvía a asentir. Kagami tragó saliva, nervioso. - ¿Ahora me estás tomando en serio?

Kouki alzó la mirada para encontrarse con la de Kagami, titubeó por unos segundos y asintió con las mejillas rojas y bajando la mirada. Eso le tranquilizaba, quería que el castaño le viera como un pretendiente que iba en serio.

                                               *                             *                             *                             *

Las carcajadas de Kagami resonaban en la oscuridad de la noche y el tigre se sostenía el estómago mientras lágrimas de gracia se acumulaban en sus ojos. Furihata intentaba seguir su relato a pesar de que la risa le atoraba las palabras impidiéndole seguir hablando. Poca gente caminaba alrededor, pero aun así no les importaba a ninguno de los dos.

- Y Fukuda… Intentó detener a Kawahara para que no le dijera a la chica que le gustaba, pero por más que le dijimos que era mala idea se acercó – Kouki retiró unas cuantas lágrimas de sus ojos a la vez que reía. – Pero cuando le dijo a la chica lo que sentía, lo bateó diciendo que ni siquiera se conocían y que no se le volviera a acercar o llamaría a la policía – soltó una carcajada divertido.

- ¿Y qué hicieron ustedes?

- En cuanto la escuchamos gritamos ¡Home Run! Desde nuestra mesa – dijo Kouki haciendo un movimiento fingido de ver una pelota alejarse por el cielo.

Ambos explotaron en risas deteniéndose en la entrada de jardín del castaño, se doblaban de la risa sin contenerse. Durante el camino de regreso a casa habían estado contando anécdotas que habían pasado.

Un poco más tranquilos calmaron sus risas limpiándose los ojos. Sus respiraciones estaban agitadas por la acción anterior. Soltaron el aire dejando salir una que otra risita que se había quedado atorada en su garganta.

- Bueno – habló Kagami con una sonrisa en diversión por la aventura desamorosa de su compañero de equipo. – Aquí es donde nos despedimos – miró la hora de su celular distraído. – No es muy tarde, así que llegare a tiempo para ver la repetición del juego de la NBA que pasarán hoy.

- Te dije que no era necesario que me acompañaras hasta la casa – regañó el castaño, aunque agradecía internamente la amabilidad que le mostraba el tigre al insistirle que no podía andar solo por ahí. – Soy un chico, puedo cuidarme solo.

Taiga sabía que el menor tenía razón, pero quería pasar un poco más tiempo con él. – Lo sé, pero aún no quería despedirme.

Furihata abrió la rejilla blanca que estaba en la entrada para luego pasar y cerrarla. – En algún momento lo teníamos que hacer – ironizó sosteniéndose del metal que le separaba del pelirrojo. Le dedicó con una sonrisa, agradecido. – Nos vemos mañana.

El tigre asintió y se dio la vuelta para caminar por donde habían caminado antes, pero detuvo sus pasos para regresar. - ¡Furi! – le llamó antes de que el otro se fuera. Kouki le volteó a ver y sus ojos se abrieron cuando sintió como el mayor le daba un corto beso en los labios tomándolo completamente desprevenido. – Hasta mañana – susurró sobre estos para luego trotar hacia su hogar.

El castaño se quedó parado en la entrada con su rostro rojo hasta las orejas. << ¡oh por dios! >> pensó con su cuerpo completamente tenso sin permitirle moverse ni un poco. Con una de sus manos cubrió su boca dejándose caer de cuclillas en la entrada. En sólo un día había recibido dos besos de personas distintas y eso era demasiado para él. Su corazón latía rápidamente y se sujetaba de la rejilla para no caer por completo al suelo.

- Este es el momento en el que corres detrás de Kagami y le gritas ¡Te amo! Para que tengan un final feliz – le dijo Fukuda en burla mientras se acercaba con Kawahara. Furihata se sobresaltó para luego levantarse frunciendo el ceño.

- N… No digas tonterías – chilló con vergüenza provocando la risa en el pelo negro. - ¿Qué hacen aquí?

- Venía a devolverte los apuntes de biología – respondió Kawahara con una risita. – Pero no queríamos interrumpir el momento.

Furihata infló las mejillas en un puchero al mismo tiempo que arrebataba el cuaderno que le extendía Koichi. – Ya dejen de hablar de eso – dijo en regaño ante las risas de los otros dos. La puerta de la entrada se escuchó abrir dejando ver a la mamá del castaño, quien se sorprendió al verlos.

- Fukuda-kun, Kawahara-kun, no sabía que vendrían. ¿No quieren pasar a cenar? – invitó la mujer con una amable sonrisa.

- ¡Yo sí! – contestó de inmediato, Fukuda, alzando el brazo con entusiasmo.

- Muchas gracias, Furihata-san – agradeció Kawahara a la vez que entraban junto con el castaño.

 

                                               *                             *                             *                             *

¿Cómo había terminado todo de ese modo? ¿Cómo podría escapar?

Sentía las miradas de todos los de la mesa sobre él y la respiración del otro cerca de su mejilla roja por la vergüenza. Alzó la mirada para encontrarse con los ojos rojos de Akashi que invadía su espacio personal con una sonrisa divertida por la situación.

- ¡Hazlo, Sei-chan! – escuchó gritar a Mibuchi siendo seguido por las voces de las demás que los observaban. Una que otra tenía su celular a la mano grabando el momento.

Kouki contenía la respiración en completo nerviosismo, su barbilla era sostenida por la blanca mano del pelirrojo de Rakuzan que estaba al otro lado de la mesa, delante de él.

¿Cómo había terminado de ese modo? Se preguntaba una y otra vez. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).