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Fundashi-kun por FruttiKouki

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Notas del capitulo:

¡Hola! Perdonen el atraso, he estado un poco distraída por varias cosas que pasan así que me ví un poco afectada (trataré de evitar que vuelva a pasar).

Bueno, el capítulo de hoy trata de AkaFuri sobre todo. Tuve un terrible bloqueo y le pregunté a mi sobrina cómo debería seguir, y ella me dijo que podría poner que Furihata se enojará. No obstante, creo que no sería el momento adecuado, lo haré, pero más adelante.

Muchas gracias por aquellos que me han dejado sus opiniones en los reviwes, me ayudan muchisimo. 

¡Nos leemos abajo!

- Que… ¿Qué haces? – preguntó con temor el castaño en la oscuridad que les rodeaba, sus ojos llorosos le parecían bastante atractivos y, por alguna razón, el temblor que embargaba el cuerpo Furihata le incitaba a apretarle más a él.

- Sólo trato de evitar que aquellos dos te tomen – susurró en respuesta con el tono autoritario que tanto lo caracterizaba. Desde hacía tiempo que deseaba volver a tomar el control de aquel cuerpo que llamaba suyo. Poco le importaba si no era el dueño original o que el propietario autentico se negará a darle espacio en su mente, lo único que anhelaba en ese momento era poder tocar la mejilla rosada que poseía Kouki. – No tienes que temer tanto, aunque debo decir que me gusta verte de este modo.

Furihata abrió los ojos con sorpresa ante tal declaración al mismo tiempo que su rostro enrojecía por las palabras bochornosas que le decía Akashi. Cuando percibió el toque de la mano fría del pelirrojo su cuerpo se sobresaltó originando que su cuerpo pegará a la pared del cuarto donde se hallaban encerrados.

- Y… Yo no… sé a qué se refiere, A… Akashi-san – murmuró con vergüenza para luego morder sus labios nerviosamente. – Pe… Pero creo que… encerrarnos aquí no ayudará.

Seijuro negó con una pequeña y casi imperceptible sonrisa. – No sólo por eso nos metí aquí – aclaró mirándole a los llorosos ojos castaños del contrario. Con lentitud, y ansiedad poco controlada, se acercó a los labios ajenos atrapándolos con los propios. Aferró su mano derecha a la cintura de Furihata, y con la otra acarició el cuello de aquel tembloroso cuerpo para llegar a instalarla entre la nuca y oreja. Con un poco de presión le acercó aún más haciendo que sus narices rozarán y que sus respiraciones calentarán con la exhalación la mejilla contraria.

¿Desde cuándo quería hacer eso? ¿Acaso sería normal sentir tanta atracción por alguien que acabas de conocer? No estaba seguro. Sin embargo, lo único que le importaba era el tener a Kouki cada vez más cerca.

Con sus dientes, jaló ligeramente el labio inferior de Furihata para abrirse paso dentro de la boca caliente que poseía el castaño. Con su lengua logró invadir aquella cavidad originando un sonido de choque de pieles cada que sus labios se separaban. Entre abrió los ojos, que había cerrado casi por inercia, y se topó con la imagen más bella, y erótica, que jamás pensó ver. Kouki tenía los ojos entre cerrados mientras sus mejillas, rojas en cada rincón, daban pequeños movimientos al compás de sus labios rosados correspondiendo el beso.

 Bajó su mano izquierda hasta la cintura de Kouki y, con lentitud, las deslizó suavemente hasta llegar a sus glúteos, donde presionó creando una fricción en sus entrepiernas que le hizo gruñir de satisfacción.

Furihata se mantenía sujetado de su camisa escolar, estrujándola ante el cosquilleo de placer que le daba en su abdomen bajo. - ¡Mn! – el diminuto gemido se quedó atorado entre la garganta de ambos haciendo temblar sus cuerdas bucales.

Todo lograba mirarlo y sentirlo de una manera tan directa que no pareciera ser él quien miraba la escena a distancia. No pareciera que fuera él quien observaba a su propio cuerpo tocando, de manera poco púdica, al de Seirin. Era como si, aparte de lograr observarlos sin intervenir por el shock, fuera él el que tomaba a Furihata en sus brazos; fuera él quien movía sus manos haciendo círculos sobre aquellas nalgas bien formadas usando sólo las yemas de sus dedos. No sabía que pasaba, pero de algo estaba seguro, su otra personalidad quería volver a tomar el control.

- A… Akashi-kun – escuchó que susurró su nombre con voz jadeante, anhelante a su parecer. – Por… Por favor… - suplicó mirándole con timidez. – Amo…

La mente de Seijuro se disparó con pensamientos poco decorosos, y a su mente volvió el recuerdo de la ocasión cuando Kagami y Kuroko hablaban de Furihata en un traje de sirvienta, la idea no parecía mala.

Abrió los ojos con cierto pesar por motivo del sol que se adentraba desde la ventana de su habitación. Miró a su alrededor intentando terminar de despabilarse del sueño, la puerta volvió a ser tocada desde el otro lado. - ¿Diga?

- Joven amo, el desayuno pronto estará listo – avisó la mujer, que seguramente desde hacía minutos estaba ahí.

Akashi soltó un suspiro con desorientación en su mente. ¿Qué había sido ese sueño? No estaba seguro de qué era aquel embrollo. Con ambas manos se restregó el rostro queriendo quitar el bochorno causado por el sueño anterior. Se removió en la cama para lograr sentarse, dándose cuenta de la humedad en su ropa interior. <<Debe ser una broma…>> se dijo dentro de sí mientras levantaba las cobijas para ver que, ciertamente, sus sospechas eran correctas.

Levantándose de la cama se dirigió al baño para ducharse. << ¿Cómo puede pasarme esto, cuando es otro hombre con quien sueño? >> se preguntó el pelirrojo y a su mente volvió el recuerdo del día anterior.

                                               *                             *                             *                             *

Las clases habían finalizado dando lugar al comienzo de los clubes extracurriculares. Mibuchi, a pesar de haber sido él quien dijera que hicieran lo que quisieran a los de Seirin, se encontraba con la angustia a flor de piel. Seijuro había indicado, en más de una ocasión, que no sucedería nada con Furihata, pero aun así pareciera que no le escuchaba.

- Sei-chan, creo que lo mejor será que vaya. No quiero que Kou-chan pierda algo valioso por mi culpa- propuso el pelo negro de Rakuzan con la mochila sobre el hombro. Akashi estaba completamente en contra de ello, era inconcebible la idea de qué le hicieran algo a Kouki.

- Eso no lo permitiré. Ciertamente, Kuroko ha sido irrespetuoso por la manera en la que te ha respondido, pero debo darle crédito cuando digo que no es algo que te concierna.

El mayor frunció el ceño con enojo, cosa que no pasaba desapercibida por la mirada atenta de sus compañeros. Reo apretó con fuerza la correa de su bolso, sabía que no era algo a lo que debía prestarle demasiada atención, pero eso no quería decir que dejaría a Kouki a su suerte.

- ¡Eso es cruel, Akashi! – interrumpió, Kotaro, con un poco de enfado al saber, vagamente, la situación. Seijuro alzó una ceja en desconcierto por tal comportamiento y el pelo rubio se cruzó de brazos. – Debemos ayudar al amigo de Reo-nee – declaró asintiendo – es importante para él. - Sin proponérselo, fue respaldado por Nebuya que asentía de la misma manera, mientras que Mayuzumi se limitaba a leer detrás de la bola de titulares que se dedicaba a hablar del tema.

- Lo ves. ¡Vamos, Sei-chan! – rogó el escolta uniendo sus manos en ruego. Sonrió cuando, de la boca del capitán, se alcanzó a escuchar un suspiro.

- De acuerdo, pero primero llamaremos para saber cuál es la situación actual – condicionó Akashi con cierto deje de frustración por dejarse llevar por sus compañeros, y por la impaciencia que afloraba en su pecho. Después de todo, quería evitar repetir la escena de hacía dos semanas cuando decidieron ponerse en huelga por haberles prohibido la entrada a los espectadores.

Sacó su celular para llamar a Kuroko y así evitar un viaje a Tokio sin sentido. Luego de tres tonos, y que Akashi llegará a la idea de colgar, respondieron.

- ¿Akashi-kun?

- Kuroko, ¿me podrías comunicar a Furihata-kun? – pidió con amabilidad bajo la atenta mirada de sus compañeros de equipo. Por petición de estos puso el teléfono en alta voz.

- … Ahora mismo no puedo hacerlo – respondió el pelo celeste, pero un sonido sordo le interrumpió haciendo sobresaltar a más de uno en el pasillo de camino al gimnasio. – Kagami-kun, deja de hacer tanto ruido, nos van a escuchar – se escuchó susurrar por parte de Tetsuya.

- ¿Puedo saber la razón?

- No. – la respuesta se escuchó de manera casi inmediata. – Ahora mismo estoy algo ocupado, Akashi-kun.

Mibuchi estuvo a punto de ordenar que le comunicarán con el castaño. Sin embargo, Seijuro le detuvo antes de que dijera cualquier cosa. – Comprendo. Me disculpó por haberte quitado tu tiempo.

- Está bien, Akashi-kun. Hablamos luego.

El monótono sonido que se escuchó, anunció el fin de la llamada. El pelirrojo bloqueó su celular con molestia no manifestada a los demás.

- ¿Qué haremos, Sei-chan? – cuestionó, inquieto. - ¿Y si le hacen algo sucio?

Tanto Nebuya como Kotaro se miraron extrañados al no comprender la situación. Mientras tanto Chihiro se mantenía al margen de la conversación, no podría importarle menos.

- ¿A qué se refieren con algo… sucio? – inquirió Eikichi con inocencia que quedaba fuera de lugar a comparación de su apariencia.

- Ah… - Reo miró alrededor buscando la manera menos traumatizada para explicar. – Me refiero a…

- Mibuchi habla sobre un tipo de cosas que no son lo suficiente relevantes como para hablar de ello – habló Seijuro guardando su celular en su bolsillo trasero. - Lo importante es que debemos detener a Kagami y Kuroko para evitar que hagan algo ilegal.

                                               *                             *                             *                             *

- Kou-chan no contesta – avisó Reo mientras bajaban del tren los titulares de Rakuzan. – Lo intentaré de nuevo – volvió a marcar el número del castaño.

- Debemos apresurarnos antes de que se vayan de la escuela.

- Si es que no lo han hecho ya – opinó Mayuzumi siguiendo el paso apresurado del grupo que le obligó a acompañarlos.

- ¡No seas tan pesimista, Mayuzumi! – le regañó Kotaro desde delante.

Trotaron hasta llegar a la escuela de Seirin, donde sólo se alcanzaban a escuchar los gritos del entrenador del equipo de futbol. Entraron al lugar rumbo al gimnasio donde seguramente estaría el equipo de baloncesto.

- ¡Hyuga, deja de querer hacerle frente a la altura de Mitobe y esquívalo! – gritaba la entrenadora del equipo. - ¡Alguien puede decirme dónde están Kagami y Kuroko!

Los jugadores titulares corrían de un lado a otro en su entrenamiento diario, mientras los demás jugadores buscaban a los mencionados por toda la cancha y uno que otro buscaba fuera, en el resto de la escuela.

- ¡Kou-chan! ¡¿Donde está Kou-chan?!

Notas finales:

¿Qué les pareció? Creo que Mibuchi está arrepentido por su comportamiento, ya que puso en peligro la virginidad de Furihata. Estoy pensando (milagro xD) en poner un pequeño acerecamiento entre Mayuzumi y Furihata (por alguna razón amo este crack), pero aún no estoy segura. 

Espero y puedan (si quieren obviamente) dejar sus opiniones y decirme qué les parece la idea. 

Nos vemos en el siguiente capítulo OwO)/"


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