Sus dedos tamborileaban sin poder detenerlos, sentía que la sangre viajaba a mayor velocidad que lo normal en sus venas. Reo observaba el reloj una que otra vez, impaciente por querer llegar a su encuentro en Tokio, pero le parecía que el tren viajaba demasiado lento, aunque en verdad lo hacía del mismo modo que siempre.
En su mente se repetía una y otra vez las palabras y expresión de Chihiro:
“No me malinterpretes, Mibuchi. No hubiera aceptado a cualquier persona, no porque tenga delirios de grandeza, sino porque mis padres tienen conocimiento de mis preferencias. Por eso mismo he aceptado el compromiso, sin embargo, no pienso obligarte, si tú no lo deseas, lo entenderé. Pero no quiero que culpes a tus padres, pues ellos no fueron quienes pidieron el trato, fui yo.”
Aún no podía creer que fuese verdad lo que había mencionado el pelo gris, su mente estaba hecha un caos y no deseaba seguir pensando en ello, aunque no podía evitarlo ya que la imagen de Mayuzumi hablándole le venía a la cabeza cada que intentaba pensar en otra cosa.
Recuerda que, luego de haberle escuchado, sintió su rostro arder en enojo pues no pareciera que Mayuzumi estuviera bromeando. Él se alejó sin decirle ninguna palabra, nada le llegaba a la cabeza, estaba completamente en blanco y, siendo sinceros, no deseaba volver a encontrarse con él.
Sacudió su cabeza ligeramente intentando olvidarse de lo que había sucedido, se levantó al notar que había llegado a la estación donde había quedado con Kouki, que tuviera una reunión ese mismo día ahora le parecía lo mejor, eso le ayudaría a olvidarse de los malos ratos que había pasado. Miró sus ropas, aún traía puesto el traje casual, pero elegante, que se había puesto para la llegada de los Mayuzumi, ni siquiera se había cambiado de ropa cuando salió disparado sin decir nada.
Bajó del tren y su teléfono celular comenzó a sonar y, luego de sacarlo, revisó la pantalla dándose cuenta que se trataba de su madre. – Dime – respondió cortante, pero sin llegar a lo grosero.
- ¿Dónde estás? Tu padre y yo estamos muy preocupados, inclusive Mayuzumi-kun se disculpó diciendo que se había pasado un poco con sus palabras. – Reo chasqueó la lengua, ahora se suponía que el otro tomaba toda la responsabilidad cuando había sido él quien dejó a todos plantados.
Soltó aire un poco antes de responder. – Perdón, mamá. Mañana llegaré a casa, hoy dormiré en casa de un amigo en Tokio o en casa de Sei-chan. Discúlpame con todos. – Su madre, que siempre comprendía de una u otra manera lo que le sucedía a su hijo, aceptó la decisión de Reo prometiendo que se disculparía con los presentes.
Aliviado de que, al menos, ese asunto se haya arreglado, buscó con la mirada al castaño de Seirin que le esperaba en el mismo lugar que la vez anterior. Sus preocupaciones parecieron desvanecerse al logra observar el acercamiento que tenía Akashi con este.
- Lamento haberme tardado, tuve unos asuntos que arreglar en casa. – Se disculpó haciendo un pequeño puchero a lo que Furihata negó diciendo que no había problema, mientras Seijuro le escudriñaba el gesto al mayor, seguramente adivinando cómo se sentía.
* * * *
- Kou-chan, quiero quedarme a dormir a tu casa – canturreó Mibuchi a la vez que abrazaba por la espalda al castaño mientras salían del lugar. - ¿Puedo?
Furihata le miró de soslayo mientras intentaba caminar con el mayor pegado a la espalda. – Por supuesto. – Respondió con una sonrisa que Reo sintió que le entibiaba en corazón. Pegó su frente a la cabeza del menor sonriendo débilmente.
- Eres muy lindo, Kou-chan. Deberíamos dejar a Sei-chan e irnos a tener una familia. – comentó con los ojos cerrados caminando sin soltar al otro. Sintió el sobresalto del cuerpo que sostenía y le pareció graciosa aquella inocente reacción.
- Yo… - el titubeó de Furihata solo le decía que se sentía nervioso, pero que no quería ser grosero al declinar su oferta.
- Lamentablemente, Mibuchi, Furihata ya ha quedado conmigo para salir esta tarde. – Interrumpió el pelirrojo dando a entender que no pensaba dejarlo llevarse al cachorro.
- ¿Eh? – Reo infló las mejillas enfurruñado. – No es justo, Sei-chan. Yo me enamoré primero de Kou-chan, así que es más mío que tuyo. – Soltó el abrazo con el que sostenía a Kouki y le volteó a ver a su capitán. El rostro del castaño se encontraba rojo hasta las orejas y su rostro demostraba el pánico que sentía. Akashi seguía caminando junto a ellos sin demostrar lo que pensaba.
- Pero al final, quien escoge es Furihata. – Era verdad, pero Seijuro sabía que Mibuchi no sentía algo romántico por el de Seirin, sino que sólo le miraba como un pequeño hermano, pero le parecía divertido seguirle la corriente al mayor. – Aunque dejaré en claro que no te la pondré fácil, Mibuchi.
El pelo negro rio al lograr ver la expresión de bochorno en Kouki, se sentía bastante a gusto con esos dos, las reacciones y personalidad de Furihata le hacían querer protegerle, mientras que la seriedad y madurez de Seijuro le hacía entender que respetaría todo lo que le dijera el castaño. Para él, ellos eran la pareja perfecta, su capitán era mejor prospecto que aquel par de Seirin que sólo asustaban al pobre.
- ¡Mibuchi! – el grito era casi inaudible, pero lo alcanzó a escuchar claramente, al igual que los otros dos. Los tres se giraron en dirección proveniente de la voz encontrándose con Mayuzumi que corría hacia ellos. Reo se sorprendió al verle ahí, parado y cansado, frente a él.
- ¿Qué haces aquí? – indagó entrecerrando los ojos, tratando de adivinar cuales eran las reales intenciones de su compañero.
Mayuzumi tomó un poco más de aire para recuperar el aliento, aun cuando era un jugador titular en su club de baloncesto, no podía decir que le fuera sencillo estar corriendo de un lado a otro pues su resistencia no era muy buena. – Te estaba buscando. Regresemos. – extendió su mano al pelo negro dando a entender que deseaba que la tomará, pero Reo frunció el ceño en desacuerdo.
- No iré a ninguna parte. -Refunfuñó cruzándose de brazos. – Me iré a la casa de Kou-chan a dormir. – Se giró para volver a abrazar al castaño, pero sus acciones fueron detenidas por él mismo al no ver rastro alguno de Furihata o Akashi.
- Ellos… se fueron hace un segundo. – informó el pelo gris, cosa que hizo enojar aún más Mibuchi. – Mibuchi, sé que no estás de acuerdo con lo del trato, pero no quiero que lo veas meramente como negocio, quiero hablar contigo para aclararte todo. – El pelo negro se giró a verle, estaba serio y parecía hablar la verdad, ¿podía confiar en él?
- Está bien, pero que sea rápido. – consintió Reo para luego seguirle el paso a Mayuzumi.
- Será menos tiempo del que piensas.
* * * *
Desde que su mano había sido jalada por el pelirrojo no estaba seguro de qué pasaba, su cuerpo se encontraba pegado a la pared del pequeño callejón que le obligaba a rozar respiraciones en el cuello de Seijuro, sus mejillas estaban un poco rojas por la cercanía y por el miedo de ser descubierto sin saber la razón del porqué se esconde.
Seijuro miraba por la orilla de la pared, observando al par que tenía por compañeros de equipo, una vez que estos se alejaron sonrió un poco por ellos, y es que Akashi desde hacía tiempo se había enterado de lo que pasaba por la cabeza de Mayuzumi, y por ello mismo le ayudó a idear un plan para lograr que se acercarán. Giró su vista hacia el castaño que tenía acorralado entre la pared y su pecho, de alguna manera le gustaba tenerlo de esa manera, pero sabía que no era correcto. Así que, sin muchas ganas, se alejó para salir del callejón.
- Perdona que te veas envuelto en esto, es solo que ellos necesitan un poco de tiempo. – Habló Akashi excusándose por la acción anterior, aunque en parte estaba previamente planeado el tener al castaño tan cerca.
- N… No hay problema, es solo que me sorprendí. – Furihata sonrió un poco, sentía como si hubiese compartido una travesura con el pelirrojo, algo completamente alucinante si le preguntaban. - ¿Acaso se han peleado?
La pregunta le llegó como balde de agua fría para Seijuro, y es que para él era bastante obvio lo que sucedía ahí, entre sus dos amigos, algo que él mismo se hallaba deseando pasar con Furihata. Soltó una pequeña risita que fue escuchada por el castaño, haciéndole avergonzar por haber sacado sus propias conclusiones. – No se han peleado, pero creo que pronto serán algo más que amigos.
Furihata, entendiendo un poco la explicación que le había dado el otro, cubrió su boca para tapar su asombro con forma de “O” en la boca. En su pecho albergó el sentimiento de felicidad por su amigo de Rakuzan, y es que para él todos merecían amor, no importando de quien sea. Estaba seguro que si Seijuro permitía que ellos estuvieran juntos era porque sabía que serían felices.
- Bueno – llamó su atención el pelirrojo. - ¿comenzamos nuestro paseo? – preguntó con amabilidad Akashi. Furihata, dejando a un lado los pensamientos hacia Reo, y confiando que tomaría la decisión correcta, asintió empezando a caminar a un costado de Akashi.